Revista: Observatorio Iberoamericano de la Economía y la Sociedad del Japón
ISSN: 1988-5229


DEL BUSHIDO ESPIRITUAL AL BUSHIDO EMPRESARIAL: TRADICIÓN Y MODERNIDAD EN LA SOCIEDAD JAPONESA ENTRE LOS SAMURÁI Y LAS GRANDES EMPRESAS

Autores e infomación del artículo

Carlos Humberto Rozas*

Pontificia Universidad Católica de Chile

Carlos.h.rozas@gmail.com

Resumen
La presente ponencia analizará de manera reflexiva y critica a la sociedad del Japón desde el auge de los Samurai hasta los primeros años del siglo XXI dentro del contexto del “Camino del Guerrero” o Bushido y como este estilo de vida se transforma, desde algo espiritual y pseudoreligioso, a una forma de vida económica dentro de las grandes empresas de mediados del siglo XX y como esta filosofía milenaria logró, desde el punto de vista económico, el llamado “milagro Japonés” durante los años 60 y 70. También la ponencia colocará en discusión las transformaciones del Bushido durante el periodo de Post Segunda Guerra Mundial y como el cambio del colectivismo social tradicional japonés, se modifica a un individualismo propio del sistema económico neocapitalista que afecta significativamente el modo de vida y pensamiento de la sociedad de la Nación del Sol Naciente.
Palabras clave: Bushido, Samurai, Kokutai, “Milagro Japonés”, “Japón contemporáneo”

Abstract
This paper will analyze reflexively and criticizes society of Japan since the rise of the Samurai to the early years of this century in the context of the "Road Warrior" or Bushido and how this lifestyle is transformed from something spiritual and pseudo-religious, to a form of economic life within large companies and mid-twentieth century as this ancient philosophy did, from the economic point of view, the so-called "Japanese miracle" during the 60s and 70s. Also placed the paper discussed the transformations of Bushido during the Post World War II and as the change of Japanese traditional social collectivism, is modified to a individualism of neo-capitalist economic system that significantly affects the way of life and thought of society Rising Sun Nation.
Keywords: Bushido, Samurai, Kokutai, "Japanese miracle", “Actual Japan.”



Para citar este artículo puede uitlizar el siguiente formato:

Carlos Humberto Rozas (2016): “Del Bushido Espiritual al Bushido Empresarial: Tradición y Modernidad en la sociedad Japonesa entre los Samurái y las grandes empresas”, Revista Observatorio Iberoamericano de la Economía y la Sociedad del Japón (septiembre 2016). En línea: http://eumed.net/rev/japon/27/bushido.html


El origen del problema
El presente artículo, tiene como fundamento una metodología historiográfica, de búsqueda de fuentes, análisis, categorización y triangulación de los documentos, se investigaron fuentes primarias, secundarias. A la vez, esta investigación es fruto de un camino personal en que a partir de una serie de seminarios realizados anteriormente bajo el patrocinio del Instituto Chileno Japonés tales como la charla “Del Bushido Espiritual al Bushido Empresarial: Tradición y Modernidad en la sociedad Japonesa entre los Samurái y las grandes empresas” dictada para el seminario “Tradición y Modernidad de Japón” y la charla de la VII semana de amistad de Chile y Japón: “La espiritualidad japonesa y los símbolos religiosos en la música moderna del Japón”.
Del tema en cuestión se basarán varios objetivos dentro de varios puntos de encuentro y tensión reflexivos. En primer lugar, se identificarán los conceptos y características principales del Bushido como término filosófico y teórico, para luego revisar los principales cambios que ha tenido el concepto a lo largo del tiempo, desde los tiempos del periodo sengoku en el siglo XIII-XIV, pasando por el periodo Tokugawa (Bushido espiritual), A continuación se analizarán las transformaciones del bushido durante la restauración Meiji (Bushido nacional) y posteriormente, revisar los principales antecedentes de la segunda mitad del siglo XX, después de la Segunda Guerra Mundial, finalmente se analizará la inserción del bushido en la sociedad actual japonesa (Bushido Empresarial).

Conceptualización del Bushido
Para conceptualizar el bushido, estableceremos las definiciones y conceptualizaciones de Inazo Nitobe, en su libro “Bushido, el alma de Japón” (1900). Que en el primer capítulo del texto menciona :
El Bushido es, pues, el código de principios morales que los caballeros debían observar o que se les enseñaba a observar. No es un código escrito; a lo más consistente en unas pocas máximas transmitidas oralmente o debidas a la pluma de algún guerrero o sabio célebre. Suele ser un código no pronunciado ni escrito, ratificado enérgicamente por los hechos y por una ley escrita en las tablas del corazón. No se basó en la creación de un único cerebro, por capaz que fuera, ni en la vida de un solo personaje, por famoso que fuera. Fue un desarrollo orgánico de décadas y siglos de carrera militar. En la historia de la ética ocupa tal vez la misma posición que la Constitución inglesa en la historia política; sin embargo, no tiene nada que se pueda comparar con la Carta Magna o con la Ley de Habeas Corpus […]. [Nitobe, c1989, p16]

En este sentido, el Bushido se considera como un “código ético y consuetudinario de obligado cumplimiento legal, pero pensamos que es mucho más que eso, pues en el mismo se encuentra la quintaesencia del espíritu japonés” (Yamato Damashii, que significa “el alma del Japón”). [Rodríguez y Serrano, 2008, p623]

Y añade a continuación Nitobe:

“Sólo por cuanto toma conciencia en la época feudal, su origen temporal se puede identificar con el feudalismo. Pero el propio feudalismo está tejido con muchos hilos, y el Bushido comparte esa naturaleza intrincada. Así como en Inglaterra podemos decir que las instituciones políticas del feudalismo datan de la Conquista normanda, también podemos decir que en el Japón su aparición fue simultánea con el ascendiente de Yoritomo, a finales del siglo XII.”[Nitobe, c1989, p 17]

Con respecto al valor político y constitutivo de tradición japonesa, Rodríguez y Serrano nos mencionan que el Bushido al comienzo fue un código de transmisión oral y más tarde sus valores e instituciones se recogieron por escrito.

“En un principio eran códigos secretos (kakun) de los diferentes clanes o familias samuráis, y posteriormente -en la Época de Edo- se comenzaron a recopilar y difundir en obras como Hagakure (titulado en español como “libro secreto del samurái”) de Yamamoto Tsunemono (1659-1719) y Bushido Shoshintsu (titulado en español como “código del samurái”) de Taira Shigezuke (1639-1730), entre otras. De lo que se deduce que el Bushido era fuente del derecho feudal del estamento guerrero de los samuráis, en cuya cúspide de la pirámide social se encontraba el shogun”. [Rodríguez y Serrano, 2008, 625]

De esta manera, el Bushido se desarrolló por mucho tiempo robusteciendo sus conceptos en el tiempo hasta que desapareció oficialmente en 1868, cuando terminó el periodo feudal con la restauración de Meiji. Japón empezó a renacer como un país moderno y supo enfrentar la presión y amenaza de la ocupación de las potencias estadounidenses y europeas. Bushido fue la base espiritual y moral de los japoneses por unos 800 años. (Nakamura, 2009)
De las vertientes que sale el bushido se pueden apreciar tres. En primer lugar el  Budismo Zen que enseña que se confíe en la suerte y el destino, calmando la mente. Y se renuncie a la obsesión por la vida, cuando se enfrente un gran peligro o adversidad, en este sentido, se pierde el miedo a la muerte (Nakamura, 2009). En segundo lugar está el Shintoísmo. El Shintoísmo enseña la lealtad al Señor, el culto a los antepasados, el amor filial surge el sentido de obediencia y eliminación del resentimiento o la violencia iracunda. Según Nakamura, El concepto que tenía el samurái con respecto a la tierra se cambió también. “La tierra es no solamente donde se produce el arroz o el oro, sino también un lugar sagrado donde vive el alma de los antepasados” [Nakamura, 2009, p8]. La tercera fuente que influyó en el Bushido, fue el Confucionismo con sus instrucciones morales basadas en relaciones de género y jerárquicas.
El bushido, según cuenta Nakamura (2009), de Nitobe se pueden extraer los siete valores o virtudes del samurái, que son rectitud, valor, cortesía, sinceridad, honor, coraje y fidelidad/lealtad. La primera enseñanza es la rectitud y el valor. La rectitud según Nakamura (2009) es una decisión sin vacilación, siempre y cuando haya valor y honor. Esto significa que se debe morir cuando hay que morir. O que hay que luchar cuando se necesita luchar. Se enseña que cuando se ve una acción como cosa justa, hay que actuar y si no se hace nada, eso es falto de coraje. Sobre el concepto de la benevolencia, se enseñaba que ésta, dirigida hacia los débiles, inferiores, o perdidos era una virtud de los Samuráis. Sobre la cortesía, respetar lo que piensa el otro nacía de la cortesía y la modestia o humildad, siendo una virtud peculiar del samurái. Acerca de la sinceridad, las mentiras o excusas equivalían a cobardía. Por lo tanto a los Samuráis no les hacía falta firmar ningún documento al pedir dinero. Las promesas debían cumplirse siempre porque si no lo podía devolver, estaba listo para entregar su vida. El Honor era una de las máximas virtudes, era el alma del samurái, lo tenía su espada y su abdomen, y se conocía a través de la vergüenza, finalmente, debían sacrificar hasta su vida por la lealtad. La lealtad, comenta Nakamura, era justamente la base moral de la época feudal del Japón. (Nakamura, 2009)
En definitiva el Bushido es un sistema moral y ético, que promueve valores como la rectitud, la justicia, el coraje, la paciencia, la tolerancia, la benevolencia, la cortesía, la sinceridad, el honor y la lealtad. También nos habla sobre la educación y el entrenamiento de los Samuráis, el autocontrol, el suicidio que se llama Seppuku o Harakiri, sobre la espada como el alma del Samurái y sobre el papel de las mujeres. Nos señala la influencia del Bushido como sistema ético, cómo sobrevivió, y cuál es su futuro devenir.

Del Bushido Samurái al Bushido pre Segunda Guerra Mundial
El bushido, como bien se menciona anteriormente, es el camino del guerrero, nace de dos palabras, “bushi” que significa guerrero y “do”, que significa camino. Este concepto tan arraigado en la sociedad japonesa, quizás desde principios del siglo XI se ha mantenido constante durante toda la Historia de Japón, no como una palabra que tiene como acepciones distintos significados, sino como sentimientos, patrones de sociedad e incluso, representaciones occidentales acerca de lo que significa ser japonés. En este sentido nuestro análisis se basa principalmente en la transformación del concepto a medida que avanza el tiempo, desde un bushido eminentemente espiritual, en donde los samurái tenían gran responsabilidad del honor y valentía, pasando por un bushido nacional, o un Kokutai 1 de la era Taisho y Showa, para terminar, por lo menos hasta la actualidad, en un bushido de corte económico empresarial, en donde las virtudes del bushido se trasladan desde el campo de batalla samurái, hacia el mercado y las distintas industrias que compiten en archipiélago japonés
El samurái, durante el periodo sengoku a mediados del siglo XIV hasta la gobernación de Toyotomi Hideyoshi a mediados del XVI, experimentó un auge dentro de los sistemas sociales, distinguiéndolos por el uso de las armas, fue así que a los samuráis se les dio un rango aparte, un estatus de mayor jerarquía y honor que los campesinos, puesto que a diferencia de estos, el samurái podía portar armas en la vía pública y los campesinos no. En aquellos tiempos, las siete virtudes del bushido se expandieron hacia los propios campesinos, impregnando el sentir samurái por todo el llamado “ser  japonés”. Las siete virtudes del bushido se mantenían como ley intrínseca por todos los habitantes (Gaskin & Hawkins, 2008) durante este periodo, hasta la llegada de Tokugawa Ieyasu, el primer Shogún de la era Tokugawa, quien lentamente con sus sucesores, comenzó a socavar el poder de los samurái, relegándolos a ciudadanos comunes y corrientes, eliminando tradiciones centenarias como el llevar su “Katana” en la vía pública, o implantando armas de fuego a los soldados de bajo rango llamados “Ashigaru”, a quienes Oda Nobunaga ya había entrenado parcialmente durante el periodo sengoku, perjudicando tradiciones samurái como la batalla cuerpo a cuerpo, el acto noble del seppuku o Hara Kiri, o la jerarquía de batalla, al dejar que todos peleasen contra todos. Este periodo fue una bisagra de las tradiciones o patrones del Bushido en la sociedad japonesa, ya que tuvo que acostumbrarse a los cambios producidos por el shogunato, hasta mediados del siglo XIX.
Antes de 1858 y la llegada del Comodoro Matthew Perry a las costas de Japón, los japoneses habían mantenido una política de estricto aislamiento respecto a las influencias extranjeras. Desde los comienzos del periodo Tokugawa, a principios del s. XVII, los japoneses no habían participado en guerras en el extranjero, y pese a que habían mantenido guerras intestinas y algunos atisbos de Oda Nobunaga con los mercaderes holandeses que no habían tenido éxito, en el interior de Japón todo estaba en relativa calma. Cuando llegó el Comodoro Perry con los llamados “Buques Negros” (Hane, 2003; Bruun, c1993; Delgado, c2008), los Daimyos, o jefes provinciales, algo parecido a los señores feudales y el Shogún, jefe militar y quien gobernaba de facto Japón, debieron someterse a abrir los puertos y dejar que comerciantes de muchos confines del planeta tuvieran que comerciar con los pescadores japoneses.

Esto socavó el espíritu japonés desde el punto de vista nacionalista, ya que debido a las luchas entre señores de la guerra, el periodo sengoku y los intentos de unificar Japón no tenían la lógica total, sino más bien local, el sentimiento japonés o nacionalismo nunca se desarrolló con intensidad (Benedict, 2011).
La revocación de la política de aislamiento, provocó que se exaltara una facción nacionalista japonesa, que paradójicamente no estaba en contra del extranjero, sino del clan Tokugawa, quienes habían permitido tal ofensa de ser gobernados por otros seres ajenos a las islas japonesas, Esto era una clara demostración de debilidad. La incapacidad del gobierno de impedir la intervención extranjera fue vista por muchos como una prueba de que el Shogun era débil, incompetente, e incapaz de salvaguardar la soberanía japonesa. Dentro de este contexto surgió el desarrollo de las Guerras Boshin con el lema “Viva el emperador, fuera los extranjeros” y la posterior restauración del imperio, encabezado por el Emperador Meiji en 1868.
Al instaurarse el periodo Meiji, se acentuó el nacionalismo japonés por tres razones, La primera es que al peligro constante y latente de las potencias europeas, se necesitó una fuerza de equilibrio, esto quiere decir, un poder local sobre lo global, o en otras palabras, un nacionalismo arraigado en la alteridad con el otro, quien es extranjero, europeo en mayor medida y con una ideología imperialista que era necesario revertir con instituciones como el emperador. La segunda razón es que la sociedad japonesa debía mantener la jerarquía vertical de poderes, es por esta manera que el Emperador Meiji estableció su reinado como algo divino, ligado directamente de los dioses, o mejor dicho, de Amaterasu, diosa Shintoísta y pilar fundamental de esa religión autóctona de Japón, siendo o autoproclamándose como su descendiente directo , llama a todos los japoneses a unirse en su pensamiento, valorando su poder, venerando su sabiduría y por sobre todo, uniéndose con un fin común, que era vencer con sus propias armas a los occidentales. Quizás la frase anterior quedó un poco difusa, pero es principalmente de este carácter el sentimiento japonés de aquella época (y en numerosas ocasiones en la actualidad), es decir, con las armas propias japonesas, la colectividad, la estricta disciplina, el orden, la dedicación y el dar todo por el todo en las distintas tareas, sumado con las armas occidentales, la tecnología, la economía y el imperialismo del siglo XIX, deberían vencer a los occidentales y así generar un sentimiento nacionalista y patriótico, el cual tendría sus primeros frutos en las guerras sino – japonesa y Ruso – japonesa de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, muy pocos años antes de establecer el proceso de restauración Meiji. La tercera gran razón del surgimiento del nacionalismo japonés, la menciona Patterson, el cual dice:
“El sistema ético del Bushido se unió con la práctica física de las artes marciales desarrolladas por los samuráis, y no podría haberse trasmitido más allá de esta clase elitista sin una expansión simultánea de dichas artes marciales. Las artes marciales sirvieron como un vector mediante el cual el gobierno podía enviar su mensaje ultranacionalista (encarnado en el semi-mítico Código del Bushido) a través tanto del ejército como del sistema educativo.” [Patterson, 2008, p10]

Lo que menciona Patterson es significativo, en virtud que el bushido se hace presente, ya no como algo explícito del samurái, quien ya estaba siendo relegado hacia el olvido y cuestionado como persona, pero si como un sentimiento de nacionalismo en lo tradicional japonés, las artes marciales, las costumbres y en la relación jerárquica, que en los tiempos del bushido espiritual, era la de su daimio con sus samuráis, ahora se convertía en la del emperador Meiji con todo Japón.
El periodo Meiji fue de una occidentalización brutal por parte de Japón, se excluyó completamente a los Samurái, se estableció un ejército profesional y se compraron gran cantidad de armas occidentales para preparar a las tropas entrenadas sistema norteamericano y británico. Se estableció una nueva constitución de carácter conservador en los términos políticos y comenzó a producirse el fenómeno del Kokutai, que tendría un auge en la era Taisho y Showa. El Samurái se convirtió en campesino, sabio, jardinero, estudiante de las artes occidentales o en viajeros que fueron a Estados Unidos y Europa a copiar las tecnologías y mejorarlas en el Japón del siglo XX. Los frutos de todo este esfuerzo fueron producidos en la guerra Ruso Japonesa de 1904-1905, en donde Japón ganó de manera sorprendente y destrozó espiritualmente a los Rusos, provocando la revolución de 1905, antecesora de la gran revolución de 1917. El Bushido había funcionado para Japón en sus conflictos con China y con Rusia, y se aprestaba para dar el gran golpe.
En 1939 comienza la Segunda Guerra Mundial y con ello, el kokutai japonés se expandió por toda Manchuria, gran parte de la costa de China, la isla de Formosa o Taiwán, la Indochina, Malasia, Singapur, Indonesia, la península de Corea y las islas Kuriles de propiedad Rusa. El siguiente paso era conquistar el Pacífico en el que encontró a su némesis, Estados Unidos. El resto de la Historia es conocida por todos, Japón perdió la Segunda Guerra Mundial, siendo el último país en caer ante los aliados, y cuyas consecuencias de esto provocaron la muerte de millones de personas con solo tres días de distancia en Hiroshima y Nagasaki.

Del bushido espiritual al Bushido Empresarial
Las bombas atómicas habían cambiado el panorama en Japón, millones de personas muertas debido al impacto y radiación posterior, ciudades completamente devastadas, sistemas de energía cortadas y lo más importante, comunicaciones y rutas de acceso a los puertos, minas, fábricas y ciudades completamente inutilizables. Los aliados dirigidos por el General Robert Mc Carty desde 1945 a 1953 anexaron el territorio y comenzaron una serie de reformas políticas, económicas y sociales que transformaron completamente al ciudadano japonés.
La destrucción post guerra, su panorama desalentador y la recuperación económica  se convirtió en una prioridad no solo para el gobierno, sino para toda la nación. La economía y la recuperación económica iba a ser lo principal y el primer pilar fundamental del nuevo Japón el progreso económico será considerado como una “virtud” de la sociedad, y determinara en cierta medida los cambios en la identidad cultural del país. El objetivo de los ganadores y Mc Carty para con Japón sería abrir completamente el Estado japonés a Occidente e insertarlo en la dinámica liberal, bajo la bandera de una “verdadera modernización” (Hane, 2008), que sería la bisagra para el cambio social, ya que en esta ocasión la penetración de la influencia occidental tanto en el ámbito político, económico como cultural seria pobremente controlada por el régimen.
En materia económica, durante la década del 50, Japón vivió un momento de desarrollo económico sumamente fuerte debido a la Guerra de Corea gracias a los gastos militares americanos en Japón. A partir de este momento se inició un rápido proceso de crecimiento económico sostenido desde los 50 hasta la crisis asiática del año 1997-1998, creciendo en las décadas del 50 y 60 a un 10%, la del 70 a un 5% y la del 80 a un 4% aproximadamente, convirtiéndose en una nación desarrollada a finales de los 60.
Este crecimiento económico marcó  una profunda transformación socioeconómica que haría necesaria la creciente incorporación de Japón a la dinámica liberal, incentivada  por Occidente, y que traería consigo la inmersión de la nación en el proceso de globalización, que con el tiempo sobrepasaría la esfera económica impactando incluso la identidad cultural japonesa. (López, 2009). Las transformaciones político económicas se pueden resumir, a grandes rasgos, en tres: la primera gran reforma fue la  abolición de los Zaibatsu2 Tanto estos grandes grupos empresariales como las grandes compañías comerciales eran vistos por los aliados como culpables del militarismo por su influencia, y por lo tanto como un fuerte obstáculo a la democratización. Los Zaibatsu fueron desmembrados en diferentes empresas independientes lo cual aumentó el grado de competencia de la economía. La segunda gran reforma fueron las laborales, estableciendo leyes sindicales que establecían el derecho de organización sindical, el derecho de huelga y la participación en la negociación colectiva, así como condiciones laborales mínimas. La última gran reforma fue sobre la tenencia de tierras, o mejor dicho y en virtud del comienzo de la alianza para el progreso, una reforma agraria, la cual prohibía la tenencia de tierras si el propietario estaba ausente de ellas permanentemente, permitía la expropiación de grandes terrenos y la venta hacia sus labradores a bajos costos, permitiendo que la mayoría de los campesinos fueran propietarios de aquellas tierras, convirtiendo al pequeño agricultor como la punta de lanza del sistema agrario japonés

El periodo que va de la década de 1960 hasta la primera mitad de los 1970 se caracterizó por un rápido crecimiento económico de Japón, el comité olímpico recibió con muy buenos ojos a Tokio como la sede de los juegos olímpicos de 1964, y para ello todo el esfuerzo del pueblo y el gobierno se enfocó en el progreso económico, dejándose de lado los conflictos de orden político e ideológico, que por un lado afectaban el desempeño económico y social, y por el otro limitaban el poder del grupo gobernante, se hicieron grandes obras públicas como el shinkansen o el tren bala, que conectaba todo Japón en variadas líneas y que dejó perplejos a los occidentales debido a la avanzada tecnología, se construyeron estadios completos y se reestructuró la industria inmobiliaria debido a la cantidad de turistas, tanto japoneses como extranjeros de tal magno evento y eso acrecentó el dinamismo económico y catapultaron la solvencia japonesa, no solo entre ellos sino al mundo entero.

Después de la mitad de la década del 60 hasta 1973, en el mercado interno y mejor dicho, en la sociedad, el desarrollo económico provocó la acumulación de riqueza material, no solo en las áreas urbanas sino también en las zonas rurales. Este enriquecimiento permitió a los japoneses satisfacer necesidades individuales cada vez más variadas, dando como resultado el crecimiento del mercado interno que estimularía el desarrollo económico, pero que también promovería el valor de poseer bienes materiales y la necesidad de trabajar para conseguirlos, de manera que el trabajo estaba perdiendo su valor como virtud, y se convirtió en el camino para obtener bienestar económico es decir, la fase del capitalismo de productividad y fuerza de trabajo estaba dando sus frutos, ya que las empresas antiguas japonesas basaban su poder económico en el colectivismo del grupo de trabajo, perdiendo terreno ante las empresas que tenían costumbres occidentales de competencia entre trabajadores, cumplimiento de las cuotas y metas o también el salario por desempeño.

La transformación de los valores empresariales lentamente fueron aclimatándose al estereotipo de obrero o administrativo japonés, y valores como el honor, coraje, cortesía y lealtad fueron mezclándose con competencia, desempeño, metas de producción y objetivos anuales, el cual dio como resultado que la economía japonesa fuera una de carácter desarrollado a mediados de los 70, posterior a la crisis del petróleo. ¿cómo pudo producirse tal cambio?, la respuesta puede basarse en la mixtura de caracteres que trae la tecnología con lo tradicional, según López (2009), el campo estaba modernizado y había alta tecnología, habiendo un equilibrio entre el obrero urbano y el campesino, lo cual daba a entender que las tradiciones campesinas y rurales como el respeto, la lealtad, fidelidad y en gran parte las enseñanzas del bushido, se habían traspasado de generaciones sin perder su esencia, ahora los hijos de campesinos tenían un mejor pasar y podían ir a la ciudad con una dinámica completamente occidental, pero con un espíritu de sobriedad y ligada a las virtudes del bushido, como por ejemplo, la lealtad irrestricta hacia las empresas por parte de sus trabajadores, las ganancias por partes iguales si había beneficios, y el trabajar duro y de manera ardua para generar la mayor cantidad de beneficios posibles y así tener una mejor calidad de vida, dentro de los marcos del sistema económico capitalista, es decir, pese a que se desvirtúa el trabajo como virtud, ahora la virtud pasa a ser la productividad, mientras más productivo sea el Japón y sus habitantes a mediados de los 60 hasta gran parte de los 70, mejores beneficios para la empresa, sus trabajadores y , mejor dicho, más “honor” dentro de la familia o de sus círculos de relaciones. El bushido pasa a ser empresarial.

Durante la década de los 80 y 90, la masificación de consumo fue, sin duda alguna, una transformación radical, la globalización había traído a Japón gran cantidad de productos, los hábitos alimenticios se diversificaron, las tecnologías se hicieron más sofisticadas y además, en el ámbito crediticio, los japoneses dejaron de lado lo tradicional y comenzaron a vivir plenamente la burbuja comercial occidental y el marketing anglosajón, siendo el primer país cuyo centro de ganancias y parte importante del desarrollo económico eran las exportaciones e importaciones, y que, comparado con el resto de los países asiáticos a mediados de los 80, China que recién estaba abriendo económicamente al mundo con las ZEE, Corea que no tenía un plan económico sino hasta 1988 con los juegos Olímpicos de Seúl e India que era un país subdesarrollado con altas tasas de pobreza y desnutrición, Japón era el líder económico más influyente en Asia, llegando a ser la segunda economía del mundo desde los 70 hasta finales del siglo XX

A mediados de los 80 hasta 1997, el bushido empresarial se complementó con variadas formulas occidentales, comenzó el proceso de apertura del país y el gobierno dio el paso definitivo hacia la globalización no solo de su economía, sino de la nación en general. Esto repercutió directamente sobre la percepción de la identidad cultural, por la pérdida de control de las instituciones tradicionales, así como por la gran cantidad de influencias globales que influenciaron a los movimientos culturales y artísticos de la sociedad japonesa (Lopez,2009), por ejemplo, en la música, la utilización de estéticas propias de occidente daba paso a una lucha intestina de grupos musicales para establecerse en un mercado europeo u occidental, las letras de las canciones se hicieron más legibles y entendibles para los occidentales, el estudio de los idiomas se diversificó por todo Japón y las bandas musicales de occidente llegaron a sus primeros conciertos masivos al archipiélago con más de cien mil personas coreando sus canciones, tales como Michael Jackson, Madonna, Iron maiden, entre otras..

Este proceso de internacionalización de Japón hizo que para la segunda mitad de los 80 las estructuras y prácticas de la administración japonesa se exportaban a muchas partes del mundo, países como Brasil, México, Estados Unidos intentaban replicar la gestión japonesa. Con respecto a la internacionalización, López menciona que:

“(…)esta internacionalización no sería del todo positiva para la tradición, pues el creciente empoderamiento ocasiono al país mayor presión del exterior, y la sociedad se involucro mas en el proceso de globalización, a través de actividades como: la migración; la expansión del sector turismo; y la adquisición de productos de moda en Occidente. Quedando atrás la sociedad aislada de las influencias culturales globales.” López, 2009, p100
Los noventa en Japón se llaman regularmente como “La década perdida” (López, 2009), pero esta instancia de poco crecimiento económico, dio paso a un crecimiento sostenido en la tecnología, la cual llegó a todas partes del mundo, para muestra un ejemplo, los juegos de arcade, en grandes estructuras de madera pasaron a un segundo plano, cuando a finales de los 80 llegaba el Nintendo a los hogares no solo japoneses sino occidentales, en los 90 el Súper Nintendo y a mediados de esta década, su competencia nacional, Sony lanzaba la consola Play Station con millones de ventas. Quizás la macroeconomía había dado quiebres importantes, un crecimiento promedio del 2%, pero en el ámbito tecnológico ningún país podía contra Japón, quizás hasta mediados del siglo XXI y con ello, la confirmación de que el bushido en las empresas era un factor importante en el desarrollo y crecimiento de aquellas y con ello a todos sus trabajadores.

El presente siglo, marca sin duda alguna un proceso de bisagra del bushido empresarial hacia otro tipo de relación de valores en Japón la globalización se consolido como el fenómeno que por excelencia determina las decisiones y acciones de los Estados, al tiempo que les resta primacía en la definición del comportamiento social (López, 2009, Hane, 2008, Delgado, 2008, Donoso, 2013, Rozas, 2013), tanto en el ámbito económico, político como cultural, generando un sin número de manifestaciones y protestas y cuyos protagonistas, “los indignados” demandan más participación en la toma de decisiones que comprometen una localidad más que la globalidad.

Los años del siglo XXI tienen un cariz de desarrollo económico moderado hasta el año 2011 del terremoto en Tohoku, se realizó el Mundial de Futbol de Corea y Japón el cual trajo consigo varias consecuencias, la primera es el impulso final de Corea hacia occidente y su rápida expansión tecnológica y comercial que mermó a Japón en empresas como Sanyo, Panasonic y Sony con la línea de televisiones en desmedro de las surcoreanas LG y Samsung. La segunda consecuencia es que se consolidó el poder tecnológico de Japón, llegando a tener una densidad robótica de 300 robots por cada 10.000 obreros, en comparación con solo los 85 que posee estados unidos.3 La ultima consecuencia, es que el mundial pasa a ser el motor de la economía, elevando el crecimiento económico, pero es más que eso, mostrando que Japón es, nuevamente, uno más que el resto e igual en esencia que occidente, es un occidental más, no obstante su esfuerzo y sacrificio comenzaron desde las virtudes propias de los patrones culturales japoneses y de ahí se impulsaron hacia conquistar ya no territorialmente sino económicamente al mundo. El bushido pasó a ser, de empresarial, a un recuerdo y un alma que está esperando la siguiente transformación.

Conclusiones: El Bushido en la sociedad actual
Nakamura menciona en su conferencia que, aunque el Bushido desapareció del escenario histórico, sobrevive generación tras generación en el corazón de los japoneses, no porque haya una explícita manifestación en la cultura, pero si hay un arraigo en las manifestaciones modernas de la sociedad que necesariamente vienen de mucho antes, en este ámbito, desde la época samurái. Nakamura menciona que “Los combatientes empresarios japoneses tienen su Señor que se llama su compañía. Ningún país puede vivir sólo. Todos los países dependen uno del otro en la comunidad internacional. Esto es Budismo” Nakamura, 2009, p9  
Lo mismo pasa con el Bushido en otros ámbitos de la vida. En la era de la globalización y el marketing, el capitalismo y el neoliberalismo han marcado una tendencia casi totalitaria en el cómo llevamos nuestra vida y que influencias debemos sortear día a día, en este sentido, el bushido se ha adecuado a las coyunturas presentes en el tiempo, desde la conformación de los Samurái en el siglo XI – XII, pasando por las guerras intestinas y de unificación, el periodo de descubrimientos europeos, el periodo sengoku, Toyotomi y Tokugawa, hasta el XIX con la revolución Meiji, el kokutai de la era Taisho, la guerra mundial de la era Showa y finalmente, la aclimatación política y económica del periodo Heisei. No obstante esto, al estar inmerso en  la globalización y convivir con diferentes identidades culturales, Japón siente de igual manera una necesidad de buscar su propia identidad, una identidad ligada a los antepasados, la Historia gloriosa y en mayor medida, al honor y lealtad. El bushido no se elimina, solo se transforma, igual que el concepto de lo moderno y contemporáneo.
Bibliografía
Libros

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Artículos de Revistas

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  • Patterson, William (2008), El papel del Bushido en el auge del nacionalismo japonés  Revista de Artes Marciales Asiáticas  3(4), 2008, pp. 8-21
  • Monetta, Carlos (1989) Relaciones comerciales y financieras de América Latina con Japón y Estados Unidos: el papel del comercio, la asistencia y los flujos financieros, en: Revista Integración Americana, Abril,  pp11 – 23
  • Horisaka, Hotaro (1990) La nueva situación económica japonesa y América latina y el Caribe, en: Revista Integración americana, Enero, pp. 35 – 54
  • Rodríguez Asien, E. (2012)Las reformas de Koizumi y su impacto en la economía japonesa actual" en: Observatorio de la Economía y laSociedad del Japón, septiembre 2012. Texto completo enhttp://www.eumed.net/rev/japon/
  • González Vaguéz, Y.(2009) “Evolución de la economía japonesa en el 2008. Perspectivas y riesgos" en Observatorio de la Economía y la Sociedad del Japón, enero 2009. Textocompleto en http://www.eumed.net/rev/japon/
  • González Vaguéz, Y. (2010) “El impacto de la crisis mundial en la economía japonesa" en Observatorio de la Economía y la Sociedad del Japón, enero 2010. Texto completo en http://www.eumed.net/rev/japon/

Presentaciones y seminarios

  • Nakamura, Kasuhiro ( Junio 2009) Conferencia “Bushido: el origen de la virtud japonesa” Embajada del Japón en Cuba en ocasión de las actividades por el 80 aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas Japón- Cuba, auspiciada por la Cátedra de Estudios Japoneses del Instituto Superior de Arte (ISA) el día 4 de junio de 2009 a las 14:00 horas.
  • Rozas, Carlos Humberto (Junio 2013) Conferencia “Del Bushido Espiritual al Bushido Empresarial: Tradición y Modernidad en la sociedad Japonesa entre los Samurái y las grandes empresas” en el seminario “La Sociedad Japonesa, Tradición y Modernidad” Impartido por el Instituto Chileno Japonés, 16 de Junio 2013 a las 12:50 hrs.
  • Rozas, Carlos Humberto (Julio 2013), Conferencia “La espiritualidad japonesa y los símbolos religiosos de la música moderna de Japón” en la VII semana de la Amistad Chile y Japón, organizado por la Universidad de la Serena y la Embajada de Japón, Chile, 3 de Julio a las 18:00
  • Rozas, Carlos Humberto (Marzo – Mayo 2012) Curso de relaciones internacionales de Japón con Chile y el mundo, curso impartido en el instituto chileno japonés, material inédito.

Entrevistas

  • Donoso María Paz (25 Abril de 2013), La bisagra de Asia a Latinoamérica, relaciones internacionales en el siglo XXI, entrevista a Carlos Humberto Rozas, en Revista Empresas y poder

* Magister en Educación, Mención Evaluación de Aprendizajes, Licenciado en Historia, Educación y Profesor de Historia y Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Chile; con especializaciones en Relaciones Internacionales y Educación. Actualmente es Profesor del Magister de Educación de la Universidad de Arte y Ciencias Sociales ARCIS, en Chile y Profesor del Instituto Chileno Japonés de Cultura sobre Geografía de Japón y Relaciones Internacionales de Japón con Asia Pacífico y Chile. Además de los artículos de Historia de América publicada en revistas de Argentina y Colombia, se especializa en las relaciones Internacionales de Japon y China. Ha publicado en la Revista SudHistoria (Chile), Revista de paisajes Áridos y Semiáridos (Argentina), Universidad de Tunja (Colombia), por las ediciones del Ministerio de Cultura en Chile, Revista Alma Histórica (Chile) y en la revista Empresas y Poder (Chile)

1 Kokutai o nacionalismo japonés, se inspiró principalmente por la deidad del emperador y en el imperialismo colonialista, el kokutai era la filosofía del ejercito y con ella pudo conquistar a gran parte de asia en muy pocos años, hasta la Segunda Guerra Mundial.

2 Es un gran conglomerado de empresas que abarcan a todos los ámbitos de la vida, principalmente es formada por una familia.

3 La imagen de http://identidadgeek.com/wp-content/uploads/2009/01/data02.gif da muestra de lo importante que es la robótica en Japón, llegando a doblar a Corea del Sur y Singapur, triplicando la cuota alemana y norteamericana.


Recibido: Septiembre de 2016 Aceptado: Septiembre de 2016 Publicado: Septiembre de 2016

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