Observatorio Iberoamericano de la Economía y la Sociedad del Japón
Vol 2, Nº 9 (septiembre 2010)

 

DE FESTIVAL TRADICIONAL ÉTNICO JAPONÉS A FESTIVAL PROVINCIAL: EL CASO DEL BON ODORI DE LA COLONIA JAPONESA JUSTO JOSÉ DE URQUIZA DE LA PLATA

 

Irene Isabel Cafiero (CV)
Profesora Adscripta Historia de Asia y África en la UNLP


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RESUMEN

El trabajo que se presenta a continuación intenta redefinir un festival tradicional japonés que en sus comienzos, hace varios siglos, nació del mismo mito y que se reactualiza en el tiempo a partir del ritual. Partimos de la información recogida a través de diferentes fuentes bibliográficas, recopilación de datos, fotografías, información periodística, folletería, programas y las entrevistas que aportan tanto detalles de la fiesta y de las danzas tradicionales como de su historia.

Comenzaremos por definir el Bon Odori, describiendo: el rito, el culto a los muertos, con su origen en el mito. Presentaremos elementos teóricos en conexión con el festival y su actual desarrollo.

ABSTRACT

Bon Odori is a traditional Japanese local celebration. When celebrated in other countries, in new cultural and geographic surroundings, it looses some original contents because of time, globalization, marketing and acculturation. Therefore, it is rebuilt exhibiting exotic traits. Bon Odori at Colonia Japonesa Justo José de Urquiza, Argentina, is becoming popular and was declared of municipal and provincial interest.

This work gathers photographs, newspaper articles, interviews, that give details of this festival, traditional dances and history and what it means to nisei (descendants of Japanese immigrants), and makes references to similar celebrations in the world, to make a comparison and find the differences they have developed in other Latin American countries, such as Paraguay and Brazil.

PALABRAS CLAVES: Bon Odori: Mito-Culto a los Antepasados-Rito.

KEY WORDS: Bon Odori: Myth-Ancestor’s cult-rite

Bon es una temporada festiva durante la cual se da la bienvenida a las almas de los ancestros. Es la tradición y práctica budista de honrar a los espíritus de los antepasados.

El término Bon está tomado de la sílaba final de Urabon, vocablo japonés que es la traducción del Ullamba sutra chino y Odori significa baile. Por lo tanto el Bon es el día de los ancestros muertos, y el Bon Odori es la danza que acompaña y consuela las almas de esos difuntos. Se celebra cada verano (entre julio y agosto en Japón , en cambio en países del hemisferio sur entre enero y febrero) y organizado localmente por cada ciudad o cada barrio. Siendo las fechas más significativas entre el 13 y el 15 de agosto. A este tiempo se lo llama Obon.

El Bon, se celebraba con algunos ritos religiosos desde la época Heian (794-1185 d.C.) pero no fue hasta la época Muromachi (1392-1568 d.C.) cuando se introdujo de alguna manera, el Odori, el baile con taiko (tambores) y canciones tradicionales.

El texto sutra narra la historia de un discípulo budista llamado Moruken, que en una de sus meditaciones observó a su madre hundida en el sufrimiento del Infierno de las almas hambrienta, donde cualquier alimento se convierte en llamas al intentar llevárselo a la boca. Conmovido, Moruken apeló al buda Shakyamuni para que salvase del sufrimiento a su madre. Shakyamuni pidió al discípulo ofrendas y plegarias durante 90 días, para purificar el alma de su madre. De esta forma, el discípulo reconoció el esfuerzo diario y el sacrificio de su progenitora al educarle. Cuando los días pasaron (siendo mediados de Julio), Moruken bailó y rió de gozo al soñarla, tanto a ella como a siete generaciones de antepasados suyos que eran liberados de su tormento.

En tiempo de Obon, se venera y se honra a los ancestros, apreciando todo cuanto hicieron por nosotros, su influencia y su perpetuidad en nuestra vida. Se inculca la disciplina de honrar a nuestros mayores y al amor por nuestros padres, reconociendo sus esfuerzos y cuidados.

. El matsuri es un festival tradicional japonés en honor a la deidad tutelar de cada región, provincia o pueblo. Hay distintos tipos de Matsuri y cada uno tiene sus músicas y danzas propias de cada región y se desarrollan a lo largo del año. El Bon Odori es uno de los Matsuri.

Una forma de manifestación del rito consiste en erigir un “altar de espíritus” (shōryōdana) frente al butsudan (altar familiar budista) para dar la bienvenida a las almas de los ancestros. Se suele pedir a un sacerdote que vaya y lea un sutra (tanagyō). Entre los preparativos tradicionales están: la limpieza de las tumbas y la preparación de un camino desde ellas hasta la casa y la provisión de caballos o bueyes de paja para el transporte de los ancestros. El fuego de bienvenida (mukaebi) encendido el 13 de agosto y el de despedida (okuribi) encendido el 15 de agosto tienen la intención de iluminar el camino. Según cuenta la leyenda, sólo en este día se les permite salir a los difuntos del otro mundo para que se reúnan con sus familiares. Se celebran ceremonias en honor de los ancestros, familiares y amigos fallecidos en el pasado y, en especial, durante el año. Es tradición ofrecerles varios tipos de comida: arroz, verduras, frutas, dulces y flores. Se encienden además los tradicionales farolitos (chouchin) de papel (característico de la Fiesta de los Farolitos en la tradición budista), con la esperanza de poder guiar a los espíritus de los difuntos hacia sus hogares. El Obon acaba con el toro-nagashi, otra forma de rito en el cual se hacen flotar cientos de faroles en los ríos o en el mar con la esperanza de guiar a los espíritus de vuelta al otro mundo, por tal motivo es común ver celebrar el rito en templos o santuarios que tienen acceso a ríos o al mar, o en sitios habilitados para la ocasión.

Otras formas de celebrar el Bon Odori son: uno recorre las calles de la ciudad mientras se va danzando o danzar alrededor del yagura (torre) en donde se toca el taiko (tambor), este último es el más difundido en Sudamérica.

El Bon Odori debe ser celebrado durante la noche debido a que se cree que las almas de los ancestros regresan cuando anochece. La música debe ser vivaz para dar la bienvenida a las almas de los muertos y la gente debe mantener el buen humor. Los participantes asisten vestidos con ropas tradicionales (yukata o kimono de verano) y se puede encontrar puestos de comida, juegos y pruebas para todas las edades. Culminan los festejos con un show de fuegos artificiales (hanabi). En la actualidad en Japón casi todas las oficinas y negocios terminan temprano o simplemente la consideran un feriado para poder asistir al festival.

El taiko (”tai” grande y “ko” tambor) es un tambor japonés, tocado con palillos de madera. Según la filosofía japonesa, todas las personas, elementos y materias tienen su propio espíritu divino, y los tambores también lo tienen. En el Japón tradicional, el taiko era un símbolo de la comunidad rural, visto como sagrado y usado para espantar malos espíritus y pestes que pudieran dañar los plantíos, elevando con su sonido las plegarias a los dioses. Se creía que al imitar el sonido del trueno, el espíritu de la lluvia se vería obligado a entrar en acción. En tiempo de cosecha era tocado alegremente en agradecimiento. En la guerra era usado con el fin de intimidar a los oponentes, elevar la moral de las tropas y ordenar al ejército en el campo de batalla en pleno combate, vinculándose en sus movimientos con las artes marciales tradicionales.

El taiko evolucionó tras la Segunda Guerra Mundial para convertirse en un importante instrumento musical. Hoy es un componente fundamental de los festivales de música, así como de algunas ceremonias religiosas, siendo en ocasiones el centro de atracción .

Tomando como base las definiciones que se han podido rescatar acerca de este baile tradicional nos adentramos en la relación que tiene con el rito, el mito y el culto a los antepasados.

Ante todo es muy importante el imaginario de una sociedad, la que logra que un mito o ritual trascienda, Scott Littleton (2004) sostiene que el imaginario es la imagen que un grupo o comunidad proyecta de su historia (territorio, creencias, rituales y lengua) en la construcción de su identidad étnica. Englobamos en el concepto de imaginario todo aquello que recuerdan los sujetos de su comunidad de origen (tradición oral, ritos, ceremonias, culto a los antepasados, mitos, música folclórica, religiosidad popular, rituales mortuorios etc)

Entendemos por ritual una secuencia estereotipada de actos que comprende gestos, palabras, objetos etc.…celebrado en un lugar determinado con el fin de influir en las fuerzas o entidades sobrenaturales en función de los objetivos e intereses de los que lo llevan a cabo (actores del ritual).

Los rituales pueden tener carácter estacional llevándose a cabo en un momento de cambio en el ciclo climático o de comienzo de una actividad estacional tal como la siembra o la recolección o bien pueden tener un carácter contingente: esto es para hacer frente a una situación de crisis individual o colectiva.

El Bon Odori se encuentra enmarcado dentro de los rituales de ciclo vital ya que los bailes simbolizan a través de la secuencia de los movimientos la cosecha o la pesca.

Existen también rituales como las ceremonias llevadas a cabo para asegurar la salud y fertilidad de los seres humanos, animales y cosechas que van acompañadas de ofrendas de comida a los dioses, a los espíritus de los ancestros o a ambos. En general en este festival se espera a los antepasados con alimentos que los motiven para que a modo de techo protector divino aseguren un año fructífero.

Como sucede en todas las sociedades cambiantes, algunos rituales son prestados. También cabe la posibilidad de que surjan algunos nuevos y otros desaparezcan. Sin embargo, según palabras de Víctor W. Turner (1995: 2), la mayor parte de los nuevos rituales pueden considerarse como variantes de los antiguos, lo que ha permitido a los antropólogos interesarse en el estudio de estas variaciones.

En este trabajo podemos mencionar que la variación esta marcada por el correr del tiempo y por la reinterpretación que se le puede dar en países alejados con respecto a Japón, que mantienen la conexión del rito gracias a los aportes de los inmigrantes y de las nuevas generaciones que rescatan su origen pero con connotaciones propias de su tiempo e inclusive de lo que pueda resultar de interés en la comunidad donde se manifiesta. Por ejemplo en Estados Unidos después de los atentados del 11 de septiembre el Bon Odori tiene un carácter hasta esperanzador para los familiares de los fallecidos o también sirve para rendir homenaje a héroes nacionales.

Para Turner el ritual no es tan sólo un lenguaje simbólico sino también un conjunto de acciones llevadas a cabo por los participantes (actores) que están afectados por el rol que desempeñan en la representación del ritual. El ritual no es sólo una concentración de referentes acerca de valores o normas, ni una guía práctica del conjunto de paradigmas para la actuación en cada caso. El ritual es también una fusión de los poderes que se creen que son inherentes a los objetos, personas, relaciones, hechos e historias representadas por los símbolos del ritual. Los objetos, los actos, en el proceso ritual no son meras cosas abstractas sino que participan de los poderes y virtudes que representan. Cada símbolo representa muchos temas y cada tema puede ser representado por muchos símbolos. El tejido cultural está construído por una gran variedad de símbolos y temas. Esta trama de símbolos y temas constituyen un almacén de información no sólo sobre la percepción que tienen los actores en el ritual sobre su entorno natural sino también sobre sus valores éticos, estéticos, legales e incluso lúdicos.

Tomando como referencia los símbolos de Turner, analizamos las tres dimensiones significativas en relación con el Festival Tradicional:

I- Exegética: consiste en las explicaciones que los participantes en el ritual dan al investigador, por lo que infiere como los participantes perciben el ritual y qué piensan sobre el mismo. Con referencia a esta dimensión al Bon Odori en Colonia Urquiza lo han rescatado cómo un patrimonio y año tras año ha crecido no sólo el interés de la misma comunidad sino también el de los que se relacionan con la misma, por ejemplo los habitantes de la Ciudad de La Plata; lo podemos comprobar con el acrecentado número de notas periodísticas que se suman año tras año.

II- Operacional: el investigador compara el significado del símbolo con su uso. Es decir se observan gestos, expresiones y todos los aspectos no verbales del comportamiento de los actores a fin de descubrir los valores que representan por ejemplo hasta el movimiento del cuerpo. En el Bon Odori, durante el baile, la gestualidad tiene un rol sumamente importante con el movimiento de los brazos que representan las figuras de la cosecha y de la pesca.

III- Situacional: el investigador encuentra en el contraste de un símbolo determinado con otros símbolos una fuente importante del significado total. En el Bon Odori, el taiko fomenta un llamado al baile, pero gracias a la tecnología la música puede dar un ritmo cíclico sin interrupción, ni silencios de modo que el ritual para propiciar un año próspero no tenga fin.

Algunos antropólogos han argumentado que mito y ritual están estrechamente relacionados de forma que cada ritual es la reconstrucción de un mito. En este caso el Bon Odori año tras año recrea con el rito el mito de que los antepasados, casi dioses o dioses propician bienaventuranzas.

Los mitos según Scott Littleton (2004: Prefacio) son espejos mágicos en los que podemos contemplar el reflejo no sólo de nuestras ilusiones y nuestros temores más profundos, sino también los de los pueblos primitivos que nos precedieron. Presentes en las raíces de gran parte de nuestra literatura, arte y religión, los mitos constituyen el legado del imaginario universal. Para la Colonia Urquiza desde hace apenas unos diez años el festejo del Bon Odori ha hecho que la comunidad japonesas tenga en el marco de la comunidad platense un valor de importante rescate de una tradición milenaria.

Como sostiene Mircea Eliade (1991: 6), el mito es una realidad cultural extremadamente compleja, que puede abordarse e interpretarse en perspectivas múltiples y complementarias. Más bien para los que observan desde afuera a la colectividad japonesa el mito del culto a los muertos, resulta algo exótico y fascinante que provoca la necesidad de conocer más sobre el mito, el ritual y de esa manera se constituyan en difusores fervientes de esa festividad y su contenido cultural. Vivir los mitos implica una experiencia verdaderamente religiosa por cuanto se distingue de la experiencia ordinaria, de la vida cotidiana. Así es como el día del Festival es esperado con ansia por sus visitantes, muchos asisten con atuendos comprados para la ocasión y desde su ingreso al evento se los ve fascinados y emocionados con la experiencia.

Como dice Nadia Julián (2008: 9), mitos y símbolos son indisociables y constituyen un vínculo similar entre el mundo invisible y el mundo visible que aprehenden a diario nuestros sentidos. Hablan en un lenguaje esotérico, el de nuestros remotos antepasados que ha ido sedimentando poco a poco en el depósito de la memoria que Jung llamó el “inconsciente colectivo”, fondo común de toda la humanidad, herencia rica y preciosa en la que podemos sumergirnos para extraer de ella, tal vez, el conocimiento y la sabiduría de los antiguos.

Hernán di Nucci (2007: 234) comenta que “cada pueblo ha transmitido y enseñado sus mitos de generación en generación, de forma que las mitologías van ampliándose y transformándose con el correr del tiempo.” Lo vemos plasmado en que los inmigrantes japoneses e hijos conserven y divulguen su festival año tras año.

Para Raffaele Pettazzoni (1948: Prefacio) mito, en particular, no es sólo la forma, sino la sustancia, y sostiene que nosotros podamos entenderlo siempre que encontremos la forma de revivirlo como sus inventores lo vivieron” Es preciso aclarar que la celebración en las colectividades de inmigrantes se ha ido transformando y vaciándose del contenido estrictamente religioso que caracteriza a este ritual en Japón. Pero aunque el sentido profundo del origen del Bon Odori no es actualmente patrimonio de todos los integrantes de las comunidades latinoamericanas, sí debemos reconocer que las familias conservan en su intimidad el culto a los antepasados que es el espíritu que originó el Bon Odori.

Considerando las definiciones de mito y rito podemos llegar a decir que el culto a los antepasados es la razón por la que en el mundo oriental especialmente y en la actualidad se mantenga viva esta manifestación étnica del Bon Odori y que trascienda las fronteras a través de las migraciones.

El culto a los antepasados, reverencia a parientes fallecidos que según se cree, se han convertido en poderosos seres espirituales o, con menos frecuencia, que han alcanzado la categoría de dioses. Se basa en la creencia de que los antepasados son miembros activos de la sociedad, y todavía están interesados en los asuntos de sus parientes vivos.

Este culto es bastante común, aunque no universal (se ha documentado en forma especial en China y en Japón). En general, se tiene la creencia de que los antepasados ejercen gran autoridad, y que cuentan con poderes especiales para influir en el curso de los acontecimientos o controlar el bienestar de sus parientes vivos. La protección de la familia es una de sus principales preocupaciones. Se les considera intermediarios entre el Dios Supremo o los dioses, y las personas, y pueden comunicarse con los vivos a través de sueños y mediante la posesión. Si se les descuida, los antepasados pueden traer desgracia y otros males. La propiciación, la súplica, la oración y el sacrificio son las diferentes formas mediante las cuales los vivos pueden comunicarse con los antepasados.

La adoración a los antepasados es una fuerte indicación del valor que se da al hogar así como de los estrechos lazos que existen entre el pasado y el presente. Las creencias y las prácticas conectadas con el culto ayudan a unir a la familia, alentando el respeto por las personas mayores. Algunos eruditos también lo han interpretado como fuente de bienestar individual, armonía y estabilidad social.

Según palabras de Beatriz Sarlo (1994, capítulo 3:114): muchas comunidades han perdido su carácter territorial, las migraciones trasladan hombres y mujeres a escenarios desconocidos, donde los lazos culturales, si se reimplantan, lo hacen en conflicto con restos de otras comunidades o con los elementos nuevos de las culturas urbanas.

La fuente de un patrimonio simbólico no está sólo en aquello que los sujetos han recibido y considerado propio (a través de la cultura vivida, familiar, étnica o social) sino de aquello que van a convertir en material conocido a través de un proceso que implica, en la misma apropiación, una dificultad y un distanciamiento (Sarlo, B: 125). Pero también podemos vislumbrar que cuando el Bon Odori sale de sus fronteras “los viejos símbolos son vueltos a usar en nuevos contextos culturales o geográficos, - siempre siguiendo a Beatriz Sarlo (pag.115)- , donde los mitos y los rituales sufren una degradación”. Este término no es utilizado aquí con su carácter peyorativo sino en el sentido de que pierden parte del contenido primigenio, además de que sufren el paso del tiempo que los erosiona, asociado al avance de la globalización económica, el marketing y su aculturación. Así lo vemos reconstruido pero con un halo de exotismo, llamativo, y curioso, que se difunde de boca en boca y se hace popular y que adquiere incluso valor político al ser reconocido por decreto como de “Interés Municipal” e “Interés Provincial”.

También como producto de la investigación que se llevó a cabo y fruto del aporte periodístico, o de Internet, se ha podido vislumbrar el significado del rito como aporte cultural para los nisei (descendientes de inmigrantes japoneses ), quiénes como ya se ha mencionado antes, han rescatado tradiciones para resignificarlas en un contexto de búsqueda de orígenes.

Al realizar nuestra investigación comprobamos que La Colonia Justo José de Urquiza y otras colonias o comunidades japonesas radicadas en otras partes de la provincia de Buenos Aires (la Colonia El Peligro (La Plata), comunidades japonesas de José C. Paz (Sarmiento), de Castelar, o la que opera en el Jardín Japonés de Buenos Aires) anuncian su festival y han logrado un consenso de modo que los actos no se superpongan para que los miembros de cada una de ellas o Asociación puedan participar de las diferentes festividades.

Al analizar lo hallado en la búsqueda por la web hemos podido observar que el Bon Odori presenta características diferentes en los diversos países latinoamericanos tal como lo habíamos dicho anteriormente por ejemplo el Bon Odori también puede formar parte de una presentación si llega una personalidad sumamente importante al país como el Príncipe y no respeta la fecha indicada como tradición, solo cumple un rol de baile, como sucedió en Brasil ; para algunos significa una kermés donde no sólo hay platos típicos japoneses sino que también hay ventas de productos que no son orientales cosa que viene sucediendo en los Bon Odori de la Provincia de Buenos Aires; que incluyen otros espectáculos como muestra de danzas o muestra de taikos o fiesta de disfraces (como la que se realizó en Encarnación, Paraguay) . También es común ver cuando se organiza la semana o el mes del Japón que se incluya el Bon Odori como parte de la programación, en carácter de muestra folklórica o tradicional y totalmente alejado del contexto ritual, tal como se anuncia en las propagandas de la Semana del Japón en Paraguay.

A modo de conclusión.

Finalizamos diciendo que el Bon Odori tiene un origen ancestral donde el rito y el mito se relacionaban estrechamente con el culto a los antepasados y que las generaciones precedentes han conservado y le han otorgado una nueva significación para vivirlas en el presente dentro de una dualidad de conservación de tradiciones y de “negocio” que se plasma no sólo para la comunidad que lo organiza (que puede ser con un fin cultural educativo recaudando fondos para la escuela japonesa, como sucede con Nihongo Gakko de La Plata, de la Colectividad japonesa de Justo José de Urquiza), sino también para el entorno, para la comunidad platense o bonaerense, donde el público participa activamente, en primer lugar atraídos por la curiosidad hacia la cultura japonesa, o por los estereotipos que tienen acerca de esa comunidad (el respeto a los mayores, la vida familiar etc) y en segundo lugar como avance de la globalización económica, el marketing y la aculturación que se encuentran bien presentes a través del consumo, de la compra, de la divulgación y de la venta. Vale mencionar que a raíz del paso del tiempo, la degradación, la pérdida de parte de su origen, del surgimiento del ritual y del mito, logra en nuevos contextos culturales y geográficos redefinirse, con una reconstrucción anual exitosa a los ojos de los que participan, envueltos en el exotismo, y produciendo en la sociedad un reconocimiento político- cultural.

Notas

Colectividad japonesa de inmigración tardía. Se ha instalado en el distrito sureste de la Provincia de Buenos Aires y pertenece al Partido de La Plata, desde 1961 aproximadamente, año en que arribaron al lugar las primeras familias. Actualmente esta comunidad agro- floricultora cuenta con unas doscientas familias y 600 individuos según el último censo local, hecho por la Asociación Japonesa La Plata en el año 2001.

2 El Bon Odori tiene una función anual en Japón, muchos son transmitidos del odori-nembutsu que originalmente nació del Nembutsu-hijiri. Actualmente en algunas áreas del Japón, el Bon-Odori es cambiante según se tenga un fallecido muy cercano en la familia en el año o del año anterior para lograr a través de su intervención que sea próspero el siguiente año, o también se hace extensivo a los dioses. Tal es así que según las prefecturas en el Japón van tomando diferentes nombres como: en Kyoto el Jira-Nembutsu-Odori, el toroo-odori, el Hanazono-odori, el Daimoku-odori. En Nara el Kyoki-Nembutsu-odori. En Shikoku el Namoode-odori (originalmente Namu-Amida-Odori). En Prefectura de Ibaraki y Chiba, Tendo-Nembutsu-odori, en el Distrito de Tokio y la Prefectura Saitama el Kasai-Nembutsu-odori o Hosai-Nembutsu odori. En Fukushima el Yuten-Nembutsu-odori…El Nembutsu odori data del Período Kamakura (1185-1333). Hori, Ichiro: Folk. Religion in Japan. Continuity and change. Edited by Joseph M. Kitagawa and Alan L. Miller. 1980. EE.UU. Pág. 137-138

3 Kodansha. Japan an Ilustrated Enciclopedia (1993). Pág. 533.

4 Si se compara este mito oriental con el mito occidental por ejemplo el de Eurídice, la única similitud posible es la de aliviar del tormento del infierno a un ser querido, en el primero, el relato de un joven tiene un final positivo, donde con sacrificio logra dar paz al difunto, su madre, y a siete generaciones anteriores y lo festeja con bailes, en cambio en el segundo, sumido en un carácter negativo, ante la desesperación de Orfeo, su esposa retorna al Inframundo sin posibilidad de volver a la vida y su música se torna lúgubre provocando que todo se marchite en derredor.

5 En la actualidad, en Japón, son cerca de 4.000 los grupos de taiko. Los tambores se presentan en diferentes tamaños. Desde los pequeños Shime-Daiko, un tambor tensado con cuerdas, o el Hira-Daiko, un tambor liso más ancho que alto, hasta el O-Daiko un instrumento enorme que puede llegar a los 1,8 metros de diámetro y a los 500 kilos de peso.

6 En Colonia Justo José de Urquiza el taiko y los fuegos artificiales han pasado a ser símbolos de la fiesta y son tan importantes como la fiesta misma. Consulta en Izumi, Masumi: “Una Breve historia del Taiko.” Primera Parte. Traducción Michael M. Brescia: www.discovernikkei.org/es/journal/2010/3/15/taiko/

7 El mito cuenta una historia sagrada; relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los acontecimientos. Los mitos describen las diversas, y a veces dramáticas irrupciones de lo sagrado (o de lo sobrenatural) en el Mundo. Es esta irrupción de lo sagrado la que fundamenta realmente el Mundo y la que le hace tal como es hoy día. Más aún: el hombre es lo que es hoy, un ser mortal, sexuado y cultural, a consecuencia de las intervenciones de los seres sobrenaturales. Al conocer el mito se conoce el origen de las cosas y por lo tanto uno puede llegar a dominarlas y a manipularlas según la propia voluntad; no se trata de un acontecimiento que uno vive ritualmente, bien sea narrando ceremonialmente el mito, o bien efectuando el ritual al cual sirve de justificación; de una manera u otra, el mito es vivido, en el sentido de que el hombre se muestra sobrecogido por la potencia sagrada, exultante por los acontecimientos que rememora y reactualiza a través del mito. Esta síntesis del pensamiento de Mircea Eliade (Mito y Realidad: 1991), ha sido tomada en cuenta en el escrito y aparece también mencionada en "Aproximación a una definición" en Bonnefoy, Y.: Diccionario de las mitologías, vol I, Destino, Barcelona, 1996, traducción castellana (Primera edición, París, 1981): 59-60. Consulta en: webpages.ull.es/users/fradive/historiacomparada/6mitos/tema6.html (marzo 2009), citada también en Historia de las Religiones por el Profesor Doctor Francisco Diez de Velasco.

8 En la Provincia de Buenos Aires, El Bon Odori, fue declarado por decreto municipal y provincial como un Festival de interés cultural, con carácter de patrimonio no solo de la colectividad japonesa que la organiza sino de toda la comunidad platense y bonaerense.

9 Para la inmigración japonesa en Argentina es la segunda generación la que ha buscado reactualizar tradiciones, en cambio para los inmigrantes sudamericanos del Perú, Bolivia, Brasil, las terceras, cuartas generaciones son las involucradas, y esto tiene que ver con la entrada inmigratoria anterior a la que presenta Argentina.

10 Se consultó páginas de Internet para recoger información a cerca de Bon Odori en la región, por ejemplo: nadaenespecial.com.ar/2005/02/12/fotos-bon-odori-de-Sarmiento; otros ejemplos en el mundo: blogs.clarin.com/elmgrante/2009/07/15/bon_odori_2009_madri; www.ibike.org/ibike//salish/islands/1-seattle.htm; www.matsuritime.com/matsuri.htm; ateneamythology.wordpress.com/category/japon/

11 Consulta: www.terra.com.pr/noticias/artículo//htm/act1288704.htm

12 JICA. Los 70 años del Aniversario de la Inmigración Japonesa al Paraguay, (2006) Hace referencia a la historia de la comunidad, sus progresos paulatinos en especial en el rescate de su cultura a través de eventos ya no esporádico, cada vez más intensos y de gran convocatoria. Consulta: federación.hp.infosek.co.jp/asociacion/asuncion/aso_asuncion_e.html

Bibliografía

Bonnefoy, Y (1996): Diccionario de las mitologías, Vol. I, Destino (ed.). Barcelona.

Eliade, Mircea (1991): Mito y Realidad. Labor (ed.) Traducción Luis Gil. Barcelona.

Julián, Nadia (2008): Enciclopedia de los mitos. Swing (ed.). Barcelona.

Littleton, Scott C. (2004): Mitología. Antología ilustrada de Mitos y Leyendas del Mundo. Blume (ed.). Barcelona. Traducción: Jorge González Battle y Cristina Rodríguez Castillo.

Nucci, Hernán di (2007): Diccionario de Mitología. Pluma y Papel (ed.). Buenos Aires.

Pettazzoni, Raffaele (1948): Miti e leggende. I. África, Australia. Unione Tipográfica. Editrice Torinese. Torino.

Sarlo, Beatriz (1995): Escenas de la Vida posmoderna. Intelectuales, arte y videocultura en la Argentina. Ariel (ed.). Buenos Aires.

Turner, Víctor Witter (1995): “El Proceso Ritual: Estructura y Anti-estructura”. Aldine, reprint edition 230 pp. ISBN 0202011909 consulta www.scribd.com/doc/35961/EL-PROCESO-RITUALVERSION-DEFINITIVA (marzo 2009). Traducción por Fernando Sáez Blasco. UNED CENTRO ASOCIADO DE MELILLA.
 


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Cafiero, I.I.:  “De festival tradicional étnico japonés a festival provincial: el caso del Bon odori de la Colonia Japonesa Justo José de Urquiza de La Plata" en Observatorio de la Economía y la Sociedad del Japón, septiembre 2010. Texto completo en http://www.eumed.net/rev/japon/

 

 

 

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