Observatorio Iberoamericano de la Economía y la Sociedad del Japón
Vol 1, Nº 4 (enero 2009)

 

EVOLUCIÓN DE LA ECONOMÍA JAPONESA EN EL 2008. PERSPECTIVAS Y RIESGOS

 

Yunyslka González Vaguéz

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El actual contexto internacional de crisis financiera global, impone significativos retos al desempeño de la economía japonesa, sobre todo porque, durante los últimos seis años, ha estado inmersa en un proceso de recuperación que cada vez se hace más frágil. Sin embargo, si bien los efectos de la actual crisis financiera se han sentido en Tokio con mayor fuerza que en otros grandes países asiáticos, no es menos cierto, que Japón está lejos de perder su condición de primera potencia económica regional y segunda mundial.

No obstante, las probabilidades de que las condiciones negativas de la economía nipona continúen acentuándose, se hacen cada vez mayores, dado que, a diferencia de escenarios anteriores, existe una mayor interconexión comercial y financiera a nivel mundial, lo que facilita la transmisión de shocks de unas economías a otras, producto del proceso de globalización de la economía.

Atendiendo a ello, en el trabajo se aborda un análisis de la recuperación económica (2001-2007), la evolución de los principales indicadores económicos en el 2008 y finalmente las perspectivas y riesgos a los que está expuesta la segunda mayor economía del mundo.

Antecedentes: El comienzo de la recuperación económica.

Luego de la explosión de la burbuja financiera a mediados de la década de los noventa, causada por préstamos bancarios sin suficiente respaldo, la economía japonesa mostró los primeros síntomas de recuperación en el año 2002. El principal impulsor del crecimiento fue la demanda interna, que se vio favorecida por un aumento del consumo y la inversión. Asimismo, la fortaleza de las exportaciones contribuyó a que el PIB comenzara a aumentar después de toda una década de crisis.

El análisis de la reanimación, se remonta a las reformas que el ex – Primer Ministro Junichiro Koizumi (2001-2006) implementó con el objetivo de estimular la economía. Las mismas estuvieron dirigidas al saneamiento de las finanzas de los bancos y a mejorar la eficiencia de las empresas privadas. Igualmente, se llevaron a cabo reformas estructurales, principalmente, en el sector de las tecnologías y la información, obras públicas, seguridad social y las finanzas de las administraciones locales.

Aunque en el 2002 la implementación de estas reformas y una favorable coyuntura internacional, permitieron a diferentes especialistas hablar del inicio de un proceso de recuperación de la economía japonesa, el mismo se vio interrumpido a inicios del 2004, principalmente, por un debilitamiento de la demanda externa. Ello demuestra que, desde un principio, dicho proceso ha tenido cierta fragilidad.

La expansión se reanudó a finales de ese mismo año, siendo sus principales impulsores las exportaciones de bienes y servicios (sobre todo a China) y la inversión corporativa. Esta última creció gracias a un mayor dinamismo de las exportaciones, a la recuperación de la producción y las ganancias y a la disminución de los excesos de deuda. Asimismo, el consumo privado contribuyó a la expansión gracias a que las condiciones de empleo reflejaron una pequeña variación en comparación con años anteriores . De esta manera, algunos especialistas comenzaron a hablar, en el 2005, de un despegue económico, que permitió, entre otros elementos, al Banco Central de Japón (BOJ) poner fin a su política monetaria de tipos de interés cero, e incrementarlos a 0.25% en el 2006.

En el 2006, el crecimiento del PIB fue del 1.9% , debido al estímulo de la demanda interna -principal impulsor de la expansión hasta ese entonces-, el aumento de las ganancias del sector empresarial y una mejora modesta, pero firme, en las condiciones laborales y salariales, lo que permitió una reducción sustancial de la tasa de desempleo, que se situó en 4.1% a finales del año.

Las exportaciones también jugaron un rol importante durante este período, destacándose las ventas a China. En el 2006, el total del volumen del comercio japonés ascendió a 1.230.000 millones de dólares, de los cuales 215.488 millones, nada menos que el 17,5%, correspondieron al comercio con China. En general, las exportaciones a esta nación crecieron un 21,2% , lo cual fue consecuencia de la debilidad del yen respecto a otras monedas como el euro o el dólar estadounidense.

En el 2007, la economía creció un 2.1% . Aunque este crecimiento superó el del año anterior, se caracterizó por la inestabilidad en el desempeño de los principales indicadores macroeconómicos, que lograron recuperarse en el cuarto trimestre del período.

En resumen, el período 2002-2007 fue escenario del comienzo del proceso de recuperación económica más largo que ha tenido Japón desde que terminó al Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, este proceso nunca ha sido lo suficientemente fuerte, pues se ha caracterizado por la inestabilidad de sus principales indicadores macroeconómicos, que en varias ocasiones han logrado recuperarse dada la fortaleza de la demanda interna y las exportaciones. No obstante, el desempeño de la economía nipona en el 2007, conllevó a que diferentes especialistas pronosticaran una recesión en el 2008, lo cual se confirmó al cierre del tercer trimestre de este año.

Evolución de la economía japonesa en el 2008.

Después de tres trimestres consecutivos de contracción del PIB, se han cumplido las predicciones de muchos especialistas, de una recesión en la segunda mayor economía del mundo. Esta situación no ha sido sólo resultado de los problemas internos del país. La fragilidad de la economía nipona ha ido en aumento a la par de la agudización de los problemas de la economía estadounidense y la consecuente crisis financiera global. Asimismo, los altos precios del petróleo y de otras materias primas, han sido parte de esta realidad, dado que Japón es un país de escasos recursos naturales.

Algunos elementos que demuestran el deterioro de la economía nipona son: en primer lugar, de abril a junio se contrajo el PIB un 0.6% y un 0.9 % en el segundo trimestre, la mayor en siete años, lo cual avivó los temores de un período de recesión. En el tercer trimestre el PIB cayó un 0,1% en comparación con el trimestre anterior, lo que dio lugar a que el Gobierno declarara la economía de Tokio en recesión, dejando atrás las expectativas del mercado de un débil crecimiento del 0,1%. De esta manera, la economía japonesa bajó a una tasa anualizada del 0,4% en términos reales en el trimestre julio-septiembre, por debajo de la expectativa promedio de una expansión de 0,3% .

Asimismo, el saldo de la balanza comercial se contrajo durante los tres trimestres del año. La disminución de las exportaciones y el aumento de las importaciones en mayor proporción, recortó el superávit comercial en junio a 138 600 millones de yenes (1280 millones de dólares) , representando una caída anual del 88.9% . Durante el tercer trimestre, la demanda externa disminuyó 0,2 puntos al PIB, luego que las importaciones excedieran a las exportaciones, las cuales subieron 0,7% .

Igualmente, las ventas hacia los Estados Unidos (EE.UU.) han estado disminuyendo debido a la contracción de la demanda de ese mercado y porque Tokio ha decidido reorientar sus exportaciones ante el empeoramiento de la situación de la economía norteamericana. Ello ha propiciado que Washington haya dejado de ser el máximo importador de Tokio y China lo haya superado.

También la inversión pública ha estado disminuyendo, por el elevado endeudamiento y déficit presupuestario. Asimismo, cayó la inversión empresarial y el mercado inmobiliario experimentó un recorte inesperado del 3.4% , al finalizar el segundo trimestre. De igual modo, en el tercer trimestre el gasto en capital de inversión de las empresas cayó 1,7%, debido al freno de las exportaciones del país.

Otro elemento que ha caracterizado el año fiscal en curso es el aumento de la inflación. En octubre de 2007, el país registró el primer valor positivo de este indicador desde diciembre de 2006, como consecuencia, principalmente, del aumento de los precios del petróleo. Es importante destacar que, a partir de las medidas implementadas para superar la gran depresión de los años ´90, Japón cayó en un proceso deflacionario del cual aún no se ha salido completamente, según opinan algunos especialistas.

No obstante, en junio Japón mostró la mayor inflación en dos décadas: 1.9%, lo cual es clave para explicar la ralentización económica no solo desde el punto de vista de los costes de producción. En efecto, el costo de vida registró un aumento de 2.3% en los últimos doce meses , con lo cual la tasa de inflación se está acercando al tope del límite aceptable en los países desarrollados.

La escalada de los precios también ha recortado la demando interna, pues los consumidores han reducido sus compras. Además, la lenta generación de ingresos refleja un deterioro en los términos de comercio, que también pueden pesar potencialmente en este indicador. Asimismo, esta contracción ha sido una de las causas de la disminución de la producción industrial japonesa.

Lo que ha ocurrido con la producción industrial es que, por una parte, se ha frenado la inversión empresarial por el aumento de los costes de las materias primas y el petróleo; y por la otra, ha disminuido el consumo de los hogares en un 0.5% , debido a la caída del índice de la confianza del consumidor. A su vez, este índice llegó, en julio, a un mínimo récord de 31.4% , dada la preocupación sobre el debilitamiento de la economía, las condiciones de empleo y salariales y, por supuesto, el aumento de los precios de los alimentos. Por otra parte, el índice de confianza de los principales industriales manufactureros reflejó un saldo negativo del 3% en el tercer trimestre, contra una cifra positiva de 5% en el trimestre anterior . Ese nivel es el más bajo registrado en los últimos cinco años.

También los mayores costes y menores ventas propiciadas por una menor demanda en Europa y EE.UU., han frenado la producción industrial nipona. Elemento, que en otras ocasiones, ha precedido recesiones en la segunda economía del mundo.

En cuanto a la política fiscal, el Gobierno decidió llevar a cabo la ampliación del presupuesto del Estado para el año fiscal, que en un inicio respondía a una disposición de aliviar los daños provocados por el alza de los precios. Esta vez, será modificado para amortiguar los daños causados por la crisis financiera.

La propuesta incluye un recorte de 2 billones de yenes en el impuesto a la renta y un plan para recapitalizar los bancos, incluyendo los más grandes. Sin embargo, la mayoría de los analistas consideran que los "mega bancos" japoneses, relativamente ilesos por la actual crisis crediticia, no necesitarán tales inyecciones de capital. No obstante, Tokio ya ha compilado un paquete que establece un gasto público de casi 1,8 billones de yenes para hacer frente a una desaceleración de la economía aún mayor.

La baja impositiva de 2 billones de yenes podría ser cuestionable, si se tiene en cuenta que, en primer lugar, solamente impulsaría la economía en un 0,1 ó un 0,2%; según la opinión de algunos expertos y, en segundo lugar, Tokio no está en condiciones de permitirse un gran recorte tributario debido a la delicada situación presupuestaria que tiene, donde la deuda pública es equivalente a un 150% del Producto Interno Bruto .

En cuanto al sistema financiero, luego de que la economía comenzara a recuperarse de la crisis financiera local de la década de los ´90, las instituciones financieras se han reestructurado y hoy, en su mayoría, presentan una mejor situación económica. También son dirigidas más eficientemente y, sobre todo, cuentan con más fondos. Igualmente, los bancos nipones han mejorado su habilidad de controlar el riesgo del crédito evaluando el valor justo de los recursos del préstamo y estableciendo sistemas de dirección de riesgo más sofisticados; así como el uso de innovaciones tecnológicas financieras para fortalecer sus lazos con las compañías de finanzas y empresas.

Las perspectivas de expansión del mercado interno, que son bastante escasas dado el lento crecimiento de la actividad económica local y el progresivo envejecimiento de la población, así como, la delicada situación financiera de los EE.UU., han impulsado a muchas empresas japonesas a realizar adquisiciones y fusiones en los mercados externos, donde, además, la fortaleza del yen les permite concretar negocios a precios de liquidación.

Ejemplo de ello son: Nomura Holdings, la principal firma de brokerage del país , ha hecho una oferta por las operaciones de Lehman Brothers en Europa, Medio Oriente y Asia. Asimismo, el grupo financiero Mitsubishi UFJ (MUFJ) está negociando la adquisición del 21% del paquete accionario de Morgan Stanley Japonese Securities en unos 9.000 millones de dólares . De concretarse esta fusión, se crearía la firma mayorista de valores más grande de Japón.

También el Norinchukin Bank invirtió 300 millones de dólares en la compra de acciones del Credit Agricole de Francia a efectos de formar una alianza empresarial para realizar inversiones conjuntas en Asia y Europa . El Norinchukin, fundado en 1923, es un importante inversor institucional que cuenta con fondos masivos proporcionados por cooperativas agrarias de todo Japón. Este acuerdo ayudará al banco francés, que presta servicios financieros a cooperativas de agricultores, pescadores y forestadores, a reforzar su posición crediticia y estabilizar el valor de sus acciones.

Como parte de las medidas concertadas entre los principales bancos centrales del mundo, el BOJ procedió a hacer su primera inyección de dólares norteamericanos, en septiembre. Asimismo, la entidad lanzó una convocatoria para prestar a los bancos 30 mil millones de dólares por espacio de un mes .

De esta manera, la principal autoridad monetaria del país ha estado inyectando dinero en su sistema financiero reiteradamente , con el objetivo de reducir los costos de los créditos a corto plazo en el negocio interbancario y así instar a los bancos a prestarse mutuamente más fondos. Ello, es una respuesta al aumento de los costos de los créditos bancarios, dado el debilitamiento de la confianza en estas instituciones.

Asimismo, el último aporte de liquidez del BOJ al mercado hasta finales de octubre, estuvo valorado en 600 000 millones de yenes (5 988 millones de dólares). La institución realizó dicha operación después de haber llevado a cabo su primera absorción de capital, valorada en un billón de yenes (9 871 millones de dólares). EL BOJ decidió absorber dinero por considerar que había un exceso de fondos, dado que el Nikkei subió repentinamente, aunque días después cayera nuevamente Wall Street. Para esta fecha, ya el BOJ había inyectado al mercado 36.1 billones de yenes (360 585 millones de dólares) , lo cual comenzó a hacer a partir de la quiebra del banco de inversión estadounidense Lehman Brothers en septiembre.

La bolsa de Tokio ha caído los últimos meses a los valores más bajos en cuatro años. El índice Nikkei, el principal de su tipo en el país, se había derrumbado el 11.4% en la primera mitad de octubre y ha continuado descendiendo, sobre todo después de hacerse pública la recesión de la economía japonesa a mediados de noviembre, lo cual provocó que se desatase una venta masiva de acciones, aunque posteriormente algunos inversionistas se apuraron en aprovechar oportunidades, provocando una subida de 1,17% de este índice.

Asimismo, los mercados han sido perjudicados por la apreciación del yen, lo que amenaza con reducir el valor de las ganancias de las empresas exportadoras. A ello se unen los temores de los inversionistas a que los distintos planes de rescate no eviten la severa recesión de la economía de los EE.UU.

Por otra parte, la política monetaria de Japón no ha estado exenta a los efectos de la crisis financiera. El BOJ decidió bajar las tasas de interés a cero, como parte de las medidas implementadas en respuesta a la depresión de los años ´90, las cuales incrementó por primera vez, en octubre de 2006, a 0.25%. Seguidamente, en febrero de 2007, la institución decidió aumentarlas nuevamente hasta 0.5%, esperándose que a finales de ese año llegaran al 1%.

Sin embargo, el comportamiento inestable de los principales indicadores macroeconómicos durante ese año, unido a la situación de la economía mundial y en particular de los EE. UU, conllevó a que dicha entidad mantuviera los tipos de interés invariables hasta noviembre del 2008. De esta manera, recientemente, el BOJ decidió recortarlos nuevamente hasta 0.25%, sin importar que este elemento se ha convertido en un factor de fragilidad financiera global, dado que son las tasas de interés más baja del mundo desarrollo.

También el BOJ y la Reserva Federal de los EE.UU., suscribieron en septiembre un acuerdo “swap” válido hasta el 30 de enero de 2009, sobre un máximo de 60 mi millones de dólares . El acuerdo swap permite que dos bancos centrales se presten recíprocamente liquidez, a corto plazo, cuando uno u otro lo necesitan para estabilizar su sistema financiero.

Además, como parte de las políticas para contener el impacto de la crisis en la región asiática, los países pertenecientes a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), unido a China, Corea del Sur y Japón, han acordado crear un fondo de capital conjunto, para responder ante una posible falta de liquidez en el sector financiero del área. Asimismo, el Banco Mundial se ha comprometido a aportar 10 mil millones de dólares a este fondo, el cual tiene entre sus fines, la capitalización de instituciones financieras y empresas privadas con problemas de liquidez.

En general, el impacto de la crisis financiera en los bancos nipones no es tan urgente como lo podría ser en el próximo año. Durante la primera mitad del año fiscal 2008, los seis principales bancos japoneses reportaron un ingreso neto de 1,0 trillones de yenes, suma superior a la reportada en igual periodo del año anterior . Estos resultados se explican, sobre todo, por la inversión realizada por parte de algunos de estos bancos, en valores de EEUU con respaldo hipotecario.

Por otra parte, las reservas de divisas extranjeras de Japón, que son las segundas mayores después de China, continúan bajando a causa de la rebaja de la estimación del valor de los activos del euro. Estas reservas, que a finales de agosto bajaron 851 millones de dólares, quedando en 995.890 millones de dólares en septiembre , se componen de activos y depósitos denominados en monedas extranjeras, reservas y derechos especiales de giro del FMI y oro.

En general, Japón contaba con 864.220 millones de dólares en valores extranjeros, frente a los 862.290 millones de agosto. Sin embargo, los depósitos en divisa extranjera en septiembre fueron 105.010 millones de dólares frente a los 108.970 millones del mes anterior. De estos depósitos, 6.210 millones se encuentran en bancos centrales extranjeros, 76.250 millones en instituciones financieras de otros países y 22.550 millones en bancos nipones .

Asimismo, el país asiático contaba a finales de septiembre con 1.480 millones de dólares en reservas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y 3.050 millones en derechos especiales de giro del FMI. Además, Tokio poseía a finales de septiembre, oro por valor de 21.760 millones de dólares, frente a los 20.490 millones de agosto .

Perspectivas y riesgos

Las perspectivas para los próximos meses no son nada alentadoras, sobre todo porque ya se declaró oficialmente que la economía japonesa entró en recesión. Lo cierto es que el panorama económico mundial es cada vez más sombrío y, por ende, desfavorable para Tokio. A ello se une la debilidad de los principales indicadores macroeconómicos, como por ejemplo, las exportaciones, la producción industrial y las ganancias corporativas y, además, las cada vez más preocupantes contradicciones políticas al interior del Parlamento nipón.

Se pronostica que el PIB no crezca en el año fiscal 2008, sino que se contraiga un 0.3% . Igualmente, se espera que la caída de la inversión se acentúe, entre otros motivos, por el derrumbe de las bolsas. Por su parte, el retroceso de la producción industrial también se hará más evidente en la medida que continúe la desaceleración de las ventas al exterior. Aunque

En el 2009 la situación de la economía podría empeorar de agravarse la situación en Estados Unidos y Europa, y por ende, continúe desplomándose la demanda internacional de los vehículos y artículos electrónicos de Japón. Además, la continua apreciación del yen ante el dólar ha llevado a un número cada vez mayor de pequeños y grandes exportadores a disminuir sus proyecciones de ganancias, ventas y gastos. No obstante, algunas fuentes indican que podría haber un pequeño crecimiento en el próximo año .

Los principales riesgos a los que está expuesta la economía nipona son:

1. Un empeoramiento de las condiciones de la economía norteamericana, que acentuaría la desaceleración de la demanda externa, de la cual Japón tiene una gran dependencia para impulsar las inversiones productivas y, por consiguiente, afectaría, entre otros indicadores, al empleo y los salarios. Ello tendría un impacto aún mayor posteriormente, dado que las ventas al exterior han descendido durante los tres trimestres del año.

2. En este sentido, de persistir la debilidad del dólar y apreciarse el yen más de lo esperado, las exportaciones niponas se verán seriamente afectadas. Podría decirse que, un ajuste brusco en el sector exportador ocasionaría la pérdida de competitividad de las exportaciones al apreciarse la moneda, y además, la previsible desaceleración económica mundial, afectaría la demanda de los productos exportables nipones y con ello, las ganancias empresariales y el crecimiento, en general, de la economía.

3. Por otra parte, un mayor aumento de los precios del petróleo y el resto de las materias primas sería muy desfavorable para la economía nipona, dado que continuarían subiendo los precios internos y también se encarecerían las importaciones. Este elemento es de vital importancia dado que Japón importa alrededor del 90% del combustible que utiliza.

4. La acentuación de la situación presupuestaria del país también es un elemento a tener en cuenta, sobre todo ahora que se está hablando de hacer modificaciones en el presupuesto del Estado y en el recorte de la carga impositiva.

5. La inestabilidad política es otro elemento que no se puede obviar, sobre todo porque la probabilidad de que se convoque a elecciones anticipadas se hace cada vez más real y la economía necesita de la constante implementación de medidas para evitar un mayor impacto de la actual crisis.

Reflexiones finales

1. En estos momentos la economía japonesa se enfrenta a múltiples incertidumbres: la inflación crece vertiginosamente, mientras las exportaciones y el consumo interno van a la baja. Con ello, se prevé que el PIB decrezca de este año en 0.3%, lo cual confirmaría el fin del período de recuperación más largo que en los últimos 60 años ha tenido Japón.

2. El impacto de la crisis hipotecaria de los EE.UU y la consecuente crisis financiera global en la economía japonesa, se ha traducido en caídas bursátiles; pérdidas en el sector bancario y empresarial, y disminución en las previsiones del crecimiento, pues se han visto afectados el consumo, las exportaciones y la inversión.rincipal exportador e importador a nivel mundial y tanto la mitad de las exportaciones de bienes y servicios, como 1/3 del comercio de valores en los mercados financieros internacionales, se realizan en dólares. Ello le imprime mayor inestabilidad al sistema financiero de la nación asiática.

4. El aumento de los precios del petróleo y el resto de las materias primas, han provocado que, luego de varios años de deflación, Japón esté experimentando los niveles más altos de inflación de las últimas dos décadas y que se desacelere el crecimiento en la mayor parte de los sectores de la economía.

5. El impacto en la banca nipona no ha sido tan grave, a pesar de tener inversiones en valores de EEUU con respaldo hipotecario, ya que la extensión de préstamos ha sido baja, si se compara con la sólida evolución de los depósitos. Asimismo, las condiciones del sector bancario son muy diferentes a las de los años ´90 y los primeros tres años del siglo XXI, pues las reformas implementadas han permitido, entre otros elementos, que los préstamos irrecuperables hayan mejorado ostensiblemente .

6. Aunque Japón esté tratando de llevar a la práctica una política fiscal expansiva, mediante la reducción de la carga impositiva, no es menos cierto que, la delicada situación presupuestaria que tiene el país constituye una restricción significativa al crecimiento, en un contexto en que la economía necesita de constantes políticas de estimulación.

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Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

González Vaguéz, Y.:  “Evolución de la economía japonesa en el 2008. Perspectivas y riesgos" en Observatorio de la Economía y la Sociedad del Japón, enero 2009. Texto completo en http://www.eumed.net/rev/japon/

 

 

 

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