DELOS: Desarrollo Local Sostenible
Vol 3, Nº 8 (junio 2010)


LA SOSTENIBILIDAD: UNA NUEVA ETAPA EN EL PERIODISMO AMBIENTAL Y EN EL PERIODISMO EN GENERAL

 

Rogelio Fernández Reyes
Sevilla, España
rogeliofreyes@hotmail.com

 

RESUMEN:

La situación de extralimitación de la especie humana con respecto al resto de la naturaleza genera la necesidad de abogar por la sostenibilidad. Dentro del cambio global, el cambio climático se está erigiendo como el principal motor. Esta realidad afecta al Periodismo Ambiental y al periodismo en general, por ser reflejo de la realidad biofísica y por ejercer un papel importante, como actor, en la construcción de la representación social tanto de la extralimitación, como del cambio global, del cambio climático o de la sostenibilidad.

En el Periodismo Ambiental hay un debate internacional en torno a la actitud de objetividad o de compromiso que ha de asumir el/la profesional. En el artículo se defiende que, ante el contexto histórico, es oportuno decantarse por la actitud de compromiso por la sostenibilidad, sin dejar de requerir un alto nivel de profesionalidad.

La sostenibilidad influye, por tanto, en el Periodismo Ambiental y en el periodismo generalista, redefiniendo el objeto y las directrices del ejercicio periodístico. Y abre una nueva subespecialidad: la del Periodismo de Sostenibilidad.

ABSTRACT:

The situation of overshoot of the human species to the rest of nature generates the need to advocate for sustainability. Within the global change, climate change is emerging as the main engine. This reality affects to Environmental Journalism and journalism in general because it reflects the biophysical reality and because it exercises an important role as an actor in the social construction of the representation of the overshoot, of the global change, climate change or the sustainability.

The Environmental Journalism introduces an international debate on the attitude of objectivity or commitment which must be assumed by the professionals. The article argues that, given the historical context, the Enviromental Journalism should opt for the attitude of commitment to sustainability, while requiring a high level of professionalism.

Sustainability affects, therefore, at Environmental Journalism and general journalism, redefining the purpose and guidelines of the practice of journalism. And opens a new subspecialty: the Journalism of the Sustainability.

PALABRAS CLAVE: Extralimitación – Sostenibilidad - Periodismo Ambiental - Periodismo de Sostenibilidad - Periodismo Verde - Cambio Climático

KEY WORDS: Overshoot – Sustainability - Environmental Journalism - Sustainability Journalism - Sustainable Journalism - Green Journalism - Climatic Change


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1.-CONTEXTO HISTÓRICO DE EXTRALIMITACIÓN

Estamos asistiendo a un contexto histórico de cambio global que genera una crisis socioambiental . Se trata de un reto para la humanidad, la cual aún tiene en sus manos parte de la intensidad del cambio que está provocando. El cambio global se relaciona con el Antropoceno . Se enmarca en el periodo histórico que va desde la Revolución industrial hasta la actualidad, si bien, el impacto del ser humano ha sido diferente a lo largo de este periodo. Las últimas décadas, y sobre todo los últimos años, de manera creciente, han sido los de mayor huella ecológica .

Entre las décadas de los 70 y de los 80 hay una fecha aún no valorada suficientemente por la sociedad. Se trata del momento en que la huella ecológica del ser humano superó la capacidad ecológica de la Tierra para recuperarse. Como muestra el gráfico , por primera vez en la historia del planeta, la demanda humana superó la capacidad de regeneración de la naturaleza. Este umbral se cruzó a finales de los años 70 , llegando a extralimitarse en un 20% en 1999.

La humanidad se encuentra ya en territorio insostenible, aunque la conciencia general de esta difícil situación es desesperadamente limitada . Será preciso un tiempo considerable o circunstancias especiales para invertir la tendencia imperante y volver a tener una huella ecológica por debajo de la capacidad de carga del planeta. Y más cuando la superpoblación y el sistema económico preponderante intensificarán la extralimitación en las próximas décadas si no se toman medidas estructurales.

¿No se está fraguando una etapa en la que se materializan las amenazas advertidas por científicos y ecologistas desde hace décadas? Las señales de extralimitación en los ecosistemas así lo muestran. Con un matiz novedoso: las alteraciones en los ecosistemas en este nuevo contexto histórico comienzan a ser más frecuentes, con mayor virulencia y, en muchos casos, irreversibles. Ello está generando una situación de prioridad del ámbito ambiental. Como expuso Carlos Martínez, siendo Presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, “la actividad humana está afectando de forma profunda a la mayor parte de los procesos que, conjuntamente, determinan el funcionamiento de la biosfera. La consiguiente concienciación que ello ha producido, junto con la consideración del posible incremento de las perturbaciones en el funcionamiento del planeta Tierra, conforman un desafío de proporciones colosales, que requieren del concierto de la comunidad científica, los líderes políticos y toda la sociedad” . Nos encontramos, pues, en una nueva etapa, que se ubicaría en estos últimos años, que se caracteriza por la extralimitación y por los “efectos socioambientales” , tanto para la especie humana como para el resto del entorno.

Entre los escenarios futuros se contempla la posibilidad de otra etapa caracterizada por el desequilibrio global, de colapso en la ecoesfera, provocado por alguno de los motores del cambio global, si los seres humanos no logramos invertir el impacto socioambiental. El cambio climático se está erigiendo como el principal motor del cambio global. La dimensión de este reto es lo suficientemente importante para aplicar el principio de precaución, el cual cuestiona todo proceso cuyo efecto sobre la salud y el medio ambiente pueda conllevar riesgos de daños graves e irreversibles.

Puede que esta fase de alteración del equilibrio del ecosistema global surja tras un desastre de grandes proporciones o aparezca de manera imprevista. McNeill apunta que “la acumulación de muchas intensidades incrementadas puede girar algunos interruptores importantes y producir en la Tierra cambios muy fundamentales. Nadie lo sabe, y nadie lo sabrá, hasta que comiencen a ocurrir -si es que se llega a saber en ese momento-” .

Los autores de las varias publicaciones en torno a Los límites del crecimiento afirman que el mundo conocerá el colapso en el uso mundial de recursos y las emisiones. A la par, no cesan de defender la necesidad de un cambio fundamental y de creer que la corrección es posible y que podría desembocar en un futuro deseable, sostenible y suficiente para todos los pueblos del mundo. “El colapso llegará de forma muy repentina, en gran medida sorprendiendo a todos. Y tras perdurar algunos años, será cada vez más evidente que la situación anterior al colapso era totalmente insostenible. Después de más años de declive, pocos creerán que alguna vez vaya a tocar fin. Pocos creerán que volverá a haber energía abundante y pesca silvestre suficiente. Ojalá estén equivocados.” Ojalá los equivocados fueran los autores de estas frases, pero, ante la seriedad de su trabajo sistémico, más nos valdría enfocar la atención hacia el cambio estructural del sistema, hacia la revolución de la sostenibilidad. Sus conclusiones apuntan a la necesidad de una rectificación profunda para evitar el choque o el colapso, que podría ocurrir durante la vida de muchos de los que hoy estamos vivos . Así se refería Ricardo Díez Hochleitner, Presidente de Honor del Club de Roma , sobre el reto que se nos presenta:

“…Aún estamos a tiempo. Sin embargo no basta si antes no estamos predispuestos a afrontar cambios radicales y globales en nuestra convivencia y en la forma con la que nos relacionamos con la Naturaleza (…) La realidad de hoy se presenta tan llena de amenazas y límites como de esperanzas y posibilidades que, para hacerlas realidad, requieren de nuestra parte algunos compromisos personales y colectivos, sin los cuales de nada servirán los avances científicos o nuestras buenas palabras, ya que ambos -saberes y voluntades- resultarían totalmente inútiles si no actuamos con decisión a favor de una convivencia más respetuosa con la Naturaleza, más solidaria y equitativa con todos, además de ecológicamente más perdurable”.

Hoy el cambio climático se presenta como el principal reto socioambiental. El secretario general de la Naciones Unidas, Ban Ki-moon, lo calificó como “el desafío que define nuestra época” , unas declaraciones que luego han repetido varios dirigentes mundiales, subrayando la importancia de la necesidad de considerarlo en serio . Estas manifestaciones quedan en papel mojado, lejos de atender la emergencia planetaria, como lo muestran las actualizaciones de las investigaciones científicas frente a las medidas adoptadas. Los científicos señalan el aumento de 1,5-2,5º C con respecto a la época preindustrial, como umbral de riesgos significativos para muchos sistemas únicos y amenazados . Este umbral de 2º C es bastante posible que se rebase, según una encuesta de The Guardian que respondieron 261 expertos. Casi nueve de cada diez no creen que los esfuerzos políticos para restringir el calentamiento global de 2 º C tendrán éxito. Indican que es más probable un aumento promedio de 4-5º C a finales de este siglo .

Según el National Climatic Data Center (National Oceanic and Atmospheric Administration, NOAA) , la década 2000-2009 ha sido la más cálida desde 1880, con una temperatura superficial media global de 0,54° C (la anterior década fue de 0,36º C):

El calentamiento global durante el pasado siglo (1901-2000) se estimó en 0,6º C en el Tercer Informe de Evaluación del IPCC , publicado en 2001; en los últimos 100 años, hasta la elaboración del Cuarto Informe (1906-2005) la cifra aumentó a 0,74ºC . Según el mencionado NOAA, esta cifra subió a 0,77º C en 2009 en la superficie terrestre (medida diferente de la superficie media global referida en el Global Top 10), siendo de 0,48º C el incremento de la temperatura en los océanos.

¿Genera esta situación de extralimitación una modificación en el ejercicio del Periodismo Ambiental y en el periodismo general? Lógicamente, sí. Detengámonos en el primero.

El Periodismo Ambiental es un periodismo especializado que se encuentra entre los actores más visibles para la “construcción” de la representación social del cambio climático y del cambio global en general . Como apunta el profesor Pablo Angel Meira, los medios de comunicación siguen siendo la principal ventana de acceso a la problemática ambiental para la mayoría de la población . Hasta tal punto que “la representación (del cambio climático) se está construyendo más “en” y “desde” los medios que en la calle” . Y dentro de los medios de comunicación, el Periodismo Ambiental ha ejercido un importante papel en el avance de la información y sensibilización ambiental.

Por tanto, el Periodismo Ambiental ejerce -y ejercerá a buen seguro- un importante papel en la difusión de la realidad de la extralimitación y la apuesta por la sostenibilidad. Probablemente, en las próximas décadas alcance niveles considerables de reconocimiento. Nos encontramos en la era de la información . La información y el ámbito ambiental, por separado, son dos ámbitos prioritarios y protagonistas en este momento histórico. Por tanto, es previsible un potencial desarrollo de este periodismo especializado, con una marcada vocación de futuro. Los medios de comunicación precisarán hacerse más eco de la realidad ambiental, y el ámbito ambiental requerirá, con mayor ímpetu, estar presente en los medios.

Defiendo que el Periodismo Ambiental ya ha adquirido suficiente madurez para considerarse periodismo especializado. Cuenta con requisitos precisos: experiencia en la aplicación de una metodología periodística de investigación, asociaciones de profesionales, una función social importante y una demanda específica de la sociedad. Por tanto, sin dejar de estar ligado al Periodismo Científico, es preciso ya reconocer su entidad propia, independiente de su matriz.

Por otro lado, desde el paradigma ecológico se cuestiona la división disciplinar, esto es, propugna la necesidad de tener en cuenta a los problemas para buscar los mejores enfoques posibles, y no tener un enfoque para luego buscar problemas que encajen en dicho enfoque disciplinar concreto. En este sentido, el paradigma ecológico invita a un nuevo modelo epistemológico. Y por ello, el Periodismo Ambiental no sólo es un periodismo especializado que aborda el ámbito ambiental, también es un campo, una herramienta, junto con otras, que se interrelacionan para el abordaje de realidades sociales y ambientales.

En este contexto histórico, el Periodismo Ambiental no deja de transformarse y actualizarse. Entre los nuevos retos se encuentran precisamente modificaciones de amplio espectro en ambos términos que lo componen: la extralimitación producida por el cambio global y las nuevas tecnologías en la era de la información (en la actualidad, sobre todo, Internet). En ese sentido, es razonable que la extralimitación afecte al ejercicio de este periodismo especializado.

2.- ¿OBJETIVIDAD O ACTIVISMO?

El Periodismo Ambiental ha evolucionado de distintas maneras en diferentes regiones del mundo. En el panorama internacional, concretamente en la Federación Internacional de Periodistas Ambientales (IFEJ), participan países que apuestan por un Periodismo Ambiental aséptico, y otros que se decantan por un Periodismo Ambiental comprometido. En el Código de Etica, aprobado por el Tercer Congreso Mundial de Periodistas Ambientales, organizado por la IFEJ en Colombo, Sri Lanka, en 1998, había alusiones de funciones más allá del ámbito exclusivamente informativo. Por ejemplo en el punto 2, decía: “A menudo, los medios de prensa son la única fuente de información sobre el ambiente. El deber del periodista consiste en aumentar la conciencia del público sobre las cuestiones ambientales y en esforzarse por ofrecer una pluralidad de opiniones al respecto”; en el apartado 8, exponía: “El periodista ambiental no debe dudar (…) en influir en la opinión pública mediante un análisis a la luz del desarrollo de los acontecimientos”.

“¿Objetividad o activismo?” es la pregunta que se formulaba Mónica Pérez, miembro en la actualidad del Consejo Administrativo de la IFEJ, como reflejo de un clásico debate en el ámbito de la información ambiental: “¿el periodista debe tratar de modificar comportamientos en orden a mejorar el estado del planeta o simplemente difundir información de lo más objetivamente posible?” . Para esta periodista ambiental, en el II Congreso de la Federación Internacional de Periodistas Ambientales, celebrado en Boston en 1995, se vio claro la existencia de dos posturas en el panorama internacional.

“Existen -propone Mónica Pérez de las Heras- dos tipos de periodistas ambientales: el informador que llega a los temas ambientales por casualidad, mandato u oportunismo; y lo que yo llamo “el ecologista que escribe”, es decir, el militante en estas cuestiones, que descubre en el periodismo una forma de ayudar a la ecología. Ambos pueden ser igualmente buenos profesionales del periodismo, teniendo cada uno sus ventajas y sus inconvenientes. Así, mientras el segundo estará siempre en la cuerda floja de la objetividad -porque lleva el ecologismo muy dentro-, cosa que no le ocurre al periodista, que sabrá mantenerse más distante, los conocimientos y la experiencia ambiental del primero -que vienen desde la infancia- no los tiene el segundo.”

En Latinoamérica prevalece el activismo, tal y como se refleja en la publicación encargada por IFEJ a periodistas ambientales de Uruguay, Argentina, Brasil, Colombia, Guatemala, Guyana y México. Como recoge su coordinador, Víctor L. Bacchetta, “la misión fundamental del periodismo ambiental es, precisamente, incitar a la sociedad y a los titulares de los poderes constituidos a emprender esas acciones necesarias para salvar el Planeta y a esta humanidad”.

¿Y En España? Yéndonos a la corta historia del Periodismo Ambiental, podemos diferenciar, principalmente, dos etapas: una primera, que se caracteriza por el trabajo de esta materia por profesionales de la información ligados al movimiento ecologista; y una segunda, en la que los/as profesionales se desvincularon del movimiento social para centrarse en la profesionalidad de la información. De hecho sobre por qué prevaleció, en esta segunda fase, el término ambiental sobre su más cercano competidor, el vocablo ecológico, el periodista Joaquín Fernández apuntaba que se ha tratado de una preferencia de los sectores técnicos, profesionales y organismos administrativos: “Lo ecológico, en cambio, resulta más conflictivo pues se asocia a ideología, compromiso, adoctrinamiento, dogma, militancia, lucha, etc. Es sin duda, un término cargado de intencionalidad y hasta de resonancias revolucionarias para muchos” .

Detengámonos en algunas reflexiones al respecto, mostradas en los Congresos de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental española (APIA). Por su parte, Patricia Nieto y Rafael Serra diferenciaban, en el primer Congreso de APIA, las revistas ambientales entre las “comprometidas” y las “sin compromiso” . En ese mismo Congreso, varios periodistas ambientales se decantaban por marcar los territorios: “No negamos que existan casos de periodistas militantes de la lucha ecologista, pero como “obreros de la información” nuestra obligación es mantener las distancias” . Arturo Larena, en el discurso de inauguración del III Congreso de APIA también apuntaba hacia la independencia y el rigor: “Los periodistas ambientales debemos asumir nuevos retos, desde la independencia y el rigor, a veces puesta en sospecha desde algunos sectores industriales y políticos que, erróneamente, tienden a ver en nosotros a ecomilitantes” .

Frances Cairncross, editora de medio ambiente de The Economist, planteaba, en el IV Congreso, una de las preguntas clave para cualquier periodista, esto es, si hay que militar -si hay que defender determinadas causas- o si lo correcto es ser imparcial: “Los periodistas deben ser testigos, no defensores. No se trata de vender un punto de vista. Deberían ser imparciales.”

Otros autores opinan, sin embargo, que la actividad profesional ha de ir acompañada de compromiso. Mónica Pérez citaba varios autores extranjeros: “Los medios están en una posición vital en la carrera para la salvación del planeta” de Mark Hertsgaard, editor de la revista Rolling Stone; (…); “No tenemos tiempo para educar profesores que eduquen a nuevas generaciones de estudiantes, porque no contamos con generaciones, sino con años. Los medios de comunicación son el único instrumento que puede educar a la escala necesaria y en el tiempo disponible”, de Lester Brown, del Worldwatch Institute; (…); “Si alguien puede salvar la Tierra, esos son los periodistas”, de Barbara Pyle, periodista ambiental de la CNN.

En la 35ª Asamblea Anual del Instituto Internacional de Prensa (IPI) se plantearon los problemas derivados del desafío informativo a raíz de las amenazas ecológicas. El periodista británico Jonathan Porrit pidió más compromiso y menos asepsia en la información ambiental.

También Luís Miguel Domínguez reivindicaba en el IV Congreso: “Ese toquecito panfletario que a algunos ponía tan nervioso, yo creo que no nos vendría mal, y no voy a hacer aquí demagogia facilona, pero tengo la sensación, ya me diréis luego vosotros, de que estamos en un periodo de sesteo, de sesteo intelectual, o de sesteo al menos en el terreno de lo ambiental”.

Al final, las lindes no siempre están claramente definidas. Para Joaquín Fernández, “no hay en esta especialidad más militantes o predicadores que en otros periodismos” . Concluyendo, como se refería Joaquín Araujo refiriéndose al I Congreso de APIA: “nos movimos, como no podía ser menos entre los periodistas ambientales, del uno al otro confín. Es decir, entre la especialización aséptica y la vinculación sentimental” . Lo mismo ocurre en el gremio. No obstante, en los últimos lustros, ha predominado la meta de la objetividad y, en cierta manera, se ha desdeñado el activismo como algo de menor profesionalidad.

Sin embargo, no tienen por qué estar reñida la objetividad con el activismo. “La objetividad es un cuento chino. El periodista debe ser honesto”, expresaba John Carlin en la inauguración de la 23ª edición del master UAM/El País . Esteve y del Moral especifican que no se debe confundir la objetividad con la imparcialidad: “Se puede ser plenamente objetivo sin renunciar a la posición ideológica ni a la toma de postura frente a unos acontecimientos. De ahí la necesaria pluralidad de opciones informativas” . Citaban como clarificador, en este sentido, el comentario de Rivadeneira: “Objetividad no es lo mismo que imparcialidad, aunque para ser imparcial primero tendrá que asumirse una conducta objetiva; sin embargo, la conducta puede ser objetiva sin ser imparcial, si por ejemplo, tenemos posibilidades de seleccionar elementos objetivos de un hecho, ignorando deliberadamente otros”.

Detengámonos a ver el abanico de posicionamientos, a través de numerosas categorías, que pueden ser útiles para analizar el Periodismo Ambiental desde dos prismas: el Periodismo Ambiental general y el Periodismo Ambiental verde.

3.- PERIODISMO AMBIENTAL GENERAL Y PERIODISMO AMBIENTAL VERDE

Partiendo de estas dos posturas, objetividad y activismo (o compromiso por la sostenibilidad), proponemos hacer una diferenciación entre ellas en un análisis del Periodismo Ambiental. El objetivo es ofrecer una observación donde apreciar un elenco de posibilidades desde dos lugares distanciados. Nos detendremos a ver las diferencias entre el Periodismo Ambiental en general y en la subespecialidad del Periodismo Ambiental verde en España. El primero contiene tanto la objetividad, como el activismo por la sostenibilidad o el activismo corporativista; en el segundo se apuesta abiertamente por el compromiso con la sostenibilidad. El primero es el más amplio y generalizado; el segundo es propio de soportes ecologistas.

La labor periodística depende bastante de los medios en los que se presten los servicios. Se trabaja en distintos planos de igualdad y competitividad en los medios públicos que en los privados. El periodista ambiental Luís Merino aportó información sobre el lugar de trabajo de los cerca de un centenar de socios y socias de APIA, la mayoría de Madrid. En 1999, cuarenta y tres trabajaban en plantilla en algún medio de comunicación, veinte eran colaboradores en medios o realizaban encargos puntuales para editoriales o tareas propias de gabinetes de comunicación, y la treintena restante formaba parte de gabinetes de prensa de ONGs, empresas, administraciones u otras instituciones . Un estudio más reciente, efectuado a los/as socios/as de APIA a finales de 2008 , mostraba también parte de su perfil. La encuesta fue contestada por 56 socios/as, un tercio aproximadamente del total. La mitad trabaja en un medio de comunicación; el 21,4 % en gabinetes de prensa de Administraciones, sindicatos, ONGs,…; el 17,8 % son autónomos; el 7,1 % en gabinetes de comunicación de empresas y un 1,7 % está retirado/jubilado.

En ambos estudios se percibe la estructura empresarial donde nos situamos los/as periodistas ambientales. Se abre un abanico entre el amoldamiento a las directrices ideológicas y empresariales, la autocensura y la plena libertad. ¿En qué grado? No es fácil responder. Pero sí se puede afirmar que hay mucho terreno que avanzar hacia la libertad plena.

¿El sistema mediático y el sistema económico actual son estructuralmente capaces de informar adecuadamente y de afrontar el reto de la extralimitación o del cambio climático con eficacia? De informar adecuadamente tan sólo en parte; de afrontar el reto de la extralimitación o del cambio climático coincido con el periodista científico Ferrán P. Vilar en que no , al menos hasta el presente. Nicolás Sosa, Catedrático de Etica Ecológica de la Universidad de Salamanca, reflexionaba en el I Congreso de Periodismo Ambiental si no se estaría reforzando “lo que hay”:

“La sociedad de la información generó -y genera todavía en profesionales y personas del común- muchas ilusiones. Pero si analizamos quién y desde dónde se controla la producción de la información, y para qué se están utilizando las revolucionarias “nuevas tecnologías”, tal vez tengamos que concluir que a lo que asistimos es a un reforzamiento de “lo que hay” (en todos los sentidos); es decir el mantenimiento de la estructura de poder material -nacional e internacional-, estructuras cuyas “realizaciones” son, precisamente, la causa del grave desequilibrio ecosistémico que provoca todo el problema, el discurso y la información.

¿Se va a cambiar el ethos de la “maximización de la ganancia”, de la obtención del beneficio material a cualquier precio, etc.? Y, si se va a cambiar, ¿contribuye la información ambiental a ese cambio? Una posible respuesta: si los medios de comunicación pretenden -como parece lógico- “vivir” dentro del contexto de “lo que hay”, parece evidente que hemos de responder que no” .

Cabría otra conclusión: si los/as periodistas ambientales pretendemos -como es lógico- “vivir” dentro del contexto de “lo que hay”, es evidente que no es fácil apostar por modificar la estructura del sistema, tal como requiere la apuesta por la sostenibilidad ante la extralimitación de la especie humana.

Lo que hoy no hay lugar a dudas es que el cambio climático está relacionado con el aumento imparable del consumo de recursos. Y los medios de comunicación reflejan modelos de estilo de vida e incitan, sobre todo a través de la publicidad, a patrones contrarios a la sostenibilidad. Este impacto conlleva una responsabilidad de los medios de comunicación que se debería reflejar en una voluntad ejemplificadora en la sociedad requiriendo “una consideración especial en la adaptación de sus códigos deontológicos” . En la obra conjunta de Duarte se pone como ejemplo el Estatuto de RTVE , el cual indica que el Consejo de Administración es responsable de dictar normas reguladoras del contenido de los mensajes publicitarios. Dice así un apartado del Estatuto “…se concibe como vehículo esencial de información y participación política de los ciudadanos, de formación de la opinión pública, de cooperación con el sistema educativo…” (Ley 4/1980) ¿Se cumple? En este aspecto de la incitación al consumo evidentemente no, aunque esta cadena pública, en solitario, ha dado un paso recientemente con la eliminación de anuncios publicitarios.

A día de hoy, la sostenibilidad tiene una presencia paupérrima en la Universidad y en los planes de estudio de los/as periodistas. Menor aún que el Periodismo Ambiental, que presenta las siguientes características en el ámbito académico: no ha logrado un sitio en la estructura de la Universidad; se encuentra en una fase inicial de introducción en los planes de estudio; existe una carencia de profesorado universitarios especializados en esta materia; el proceso que conlleva Bolonia desplazará la especialización hacia los cursos de doctorado y master; se avanza en la inclusión de asignaturas optativas, mientras que las obligatorias dentro del pregrado lo tienen más difícil; es preciso más investigación, más tesis doctorales sobre Periodismo Ambiental; y se requiere profesorado especializados en información ambiental . Si el Periodismo Ambiental se abre paso muy lentamente, la sostenibilidad requerirá dos o tres décadas, al menos, para que cuente con una presencia notoria en la Universidad. Quizás demasiado tiempo para la emergencia planetaria.

A continuación observaremos las dos modalidades que mencionábamos dentro del Periodismo Ambiental: el Periodismo Ambiental en general y el Periodismo Ambiental verde. Cada una tiene sus fortalezas y sus limitaciones. La diferenciación que sigue tan sólo es una aproximación con cierto reduccionismo ante la riqueza de la realidad. Lo justificamos por la utilidad de su diferenciación.

Interdisciplinariedad: Los contenidos ambientales tienen una vinculación directa con otras áreas informativas y otras disciplinas, tales como la biología, la química, la política, la sociología, la economía, etc. “Esta característica -apuntaban Esteve y Del Moral- tiene como elemento positivo el enriquecimiento de la información, pero, por otra parte, puede introducir elementos de confusión al tratar la información bajo determinados enfoques olvidando u obviando otros” . El matiz diferenciador entre el Periodismo Ambiental en general y el Periodismo Ambiental verde es que el segundo utiliza las disciplinas sociopolíticas y económicas con más frecuencia, y lo hace con un matiz ideológico expresado, que no tiene por qué manifestar el primero (aunque por ello no deje de tenerlo de manera intrínseca).

Secciones fijas y horizontalidad: Ambos aspiran a contar con espacios fijos y a estar presente de manera horizontal en otras secciones. El Periodismo verde quizás tenga más pretensiones: no sólo desea estar presente de manera horizontal, sino que además persigue una postura ideológica en la aplicación de las otras disciplinas.

Periodistas o expertos: Desde el Periodismo verde se da más cabida a menos periodistas y a expertos afines ideológicamente de otras disciplinas que en el Periodismo Ambiental, que cuenta con más periodistas y que abre el abanico ideológico.

Postura ideológica: Desde el Periodismo verde se opta abiertamente por una línea ideológica ecologista, lo cual no tiene por qué estar presente en los contenidos del Periodismo Ambiental. Sin embargo, se puede afirmar que el Periodismo Ambiental en España, sea de manera manifiesta o solapada, es mayoritariamente ambientalista.

Sucesos y procesos: Tanto el Periodismo Ambiental en general como el Periodismo verde abogan por trabajar la información ambiental como proceso. Quizás cabe afirmar que el Periodismo verde, por tener una perspectiva sistémica, y por tener a la crisis socioambiental como referencia, tienda a tenerlo más en cuenta.

Catástrofe y catastrofismo: La consideración de catástrofe contiene una apreciación subjetiva en la que puede influir la ideología. Quizás ayude el diferenciar el suceso (catástrofe ocurrida), del proceso (catástrofe en potencia), porque en esa percepción de la peligrosidad en potencia es donde se distancian las connotaciones. Desde el Periodismo Ambiental en general se aborda la información como catástrofe, principalmente, una vez ocurrida. Desde el Periodismo verde hay una identificación de todo suceso en un marco de relación con un horizonte de colapso ambiental. Por ello puede considerar catastróficos sucesos que en sí no presentan elementos definitorios de la catástrofe. En cuanto al catastrofismo ambiental, el Periodismo Ambiental en general está más lejos de considerarlo acertado que el Periodismo verde.

Agenda: El Periodismo Ambiental se apoya en los acontecimientos, en la agenda de los medios y en la opinión pública en cuanto a la información generalista. En los casos de información corporativa, se apoya en directrices marcadas. El Periodismo verde, además y sobre todo, se basa en su propia agenda ideológica.

Coherencia: El Periodismo Ambiental se mueve entre la coherencia profesional en los medios generalistas y la lealtad empresarial; desde el Periodismo verde se aboga por la coherencia ideológica principalmente.

Posicionamiento económico: El Periodismo verde opta por la economía ecológica, el decrecimiento material y la autocontención; mientras el Periodismo Ambiental en general no tiene por qué decantarse, aunque se ejerce, mayormente, en un contexto neoliberal que aborda el ámbito ambiental desde la economía ambiental.

Posicionamiento ético: El Periodismo Ambiental aborda la información, mayormente, desde el antropocentrismo moderado, frente al biocentrismo al que tiende el Periodismo verde.

Elemento educativo: El Periodismo verde asume un componente formativo, educacional, como una de sus funciones directas, mientras que el Periodismo Ambiental, cuando lo acepta, lo hace como una función indirecta.

Matriz: El Periodismo Ambiental se ubica dentro del Periodismo Científico; el Periodismo verde, además de encuadrarse en la matriz del Periodismo Científico, tiene un fuerte componente sociopolítico, lo cual le puede llevar a ubicarse, de manera complementaria, dentro del Periodismo Social. El Periodismo Ambiental puede ser más afín a las disciplinas convencionales que el Periodismo verde, que aboga por un cambio epistemológico desde el paradigma ecológico.

Posicionamiento científico: El Periodismo Ambiental se encuadra dentro de la ciencia normal, mientras que el Periodismo verde también tiene en consideración a la ciencia posnormal, fomentando la función social de la participación ciudadana en el proceso científico.

Fuentes: Hay un tamiz ideológico manifiesto en el Periodismo verde a la hora de nutrirse de las fuentes que no tiene por qué estar presente en el Periodismo Ambiental.

Activismo: Desde el Periodismo verde se apuesta abiertamente por el compromiso hacia la sostenibilidad; mientras que en el Periodismo Ambiental, en general, se divide entre la mirada aséptica y la del compromiso (este compromiso se enfoca hacia la sostenibilidad en ocasiones y hacia el corporativismo en otras).

Emociones: Desde el Periodismo verde quizás existe una mayor apertura y trayectoria a trabajar la información implicando los sentimientos con mayor facilidad que en el Periodismo Ambiental en general.

Responsabilidad ambiental: Desde el Periodismo verde se persigue con más intensidad la responsabilidad ambiental con un propósito de intencionalidad que no tiene por qué tener el Periodismo Ambiental.

Periodismo de servicio: El Periodismo verde tiene unas claras intenciones de utilidad y servicio a los sujetos receptores proponiendo referencias éticas y exhortando a la modificación de conductas, más allá de la pretensión informativa, lo cual no tiene por qué estar presente en el Periodismo Ambiental.

Perspectiva temporal: El Periodismo Ambiental quizás se centra más en la información de actualidad enfocado hacia el futuro; mientras que el Periodismo verde trata la información bajo el crisol de la crisis socioambiental. Por tanto, el futuro tiene una considerable presencia en ambos, aunque con matices diferentes.

Incertidumbre: Frente a otros periodismos donde abundan las evidencias, ambos coinciden en afrontar realidades complejas con incertidumbre.

Diferente evolución: Si bien ambas nacieron en el seno de culturas alternativas, el Periodismo Ambiental en general ha ocupado un nuevo lugar, más profesionalizado, mientras el Periodismo verde se ha mantenido con una propuesta sociopolítica.

Destinatarios: El Periodismo Ambiental va dirigido a toda la sociedad, mientras que el Periodismo Verde se dirige, principalmente, a los/as ya iniciados/as.

Podemos concluir que existe cierta dialéctica entre el Periodismo Ambiental en general y el Periodismo Ambiental verde. Ambas modalidades pueden aprender y enriquecerse mutuamente una de la otra . Cada profesional se ubica, en los diferentes ítems, en uno o en otro lugar. Existen multitud de visiones y es arriesgado proponer recetas sobre la profesión. Al fin y al cabo, el periodismo es algo personal y su ejercicio depende de muchas circunstancias y condiciones que sólo hasta unos ciertos límites es posible generalizar y clasificar . También depende de otros factores tales como el género periodístico, el formato, el soporte comunicativo o, muy importante, la estructura empresarial en la que los/as periodistas estemos trabajando y el tipo de servicios que preste.

No obstante, defiendo que la extralimitación está demandando un giro de tuercas hacia el activismo de la sostenibilidad, a la par de requerir un alto nivel de profesionalidad.

4.- UNA NUEVA ETAPA DEL PERIODISMO AMBIENTAL

Decía Calvo Hernando que las sociedades del tercer milenio iban a necesitar un nuevo tipo de comunicador que, sin dejar su papel fundamental de informar, “fuese capaz de valorar, analizar, comprender y explicar lo que está pasando y, dentro de lo posible, lo que puede pasar, especialmente en aquellos campos que, hasta donde puede preverse hoy, serán los escenarios decisivos de la transición a la nueva sociedad” . Todo apunta a que los escenarios previstos en materia ambiental, bien sea del cambio climático en particular o del cambio global en general, forman -y formarán- parte, de los campos perentorios. Lo mismo ocurre con el escenario comunicativo. Además, las palabras de Calvo Hernando adquieren más fuerza ante la irrupción de Internet, donde fluye una ingente cantidad de información no contrastada, y donde el papel del periodista cobra valor.

La información ambiental es -y será- un indicador de un cambio cultural de amplia dimensión. Como afirma Antonio Cerrillo, la información ambiental, en muchas ocasiones, lleva aparejada un cambio cultural que no siempre somos capaces de percibir pero que entronca con un interés vinculado a las nuevas preocupaciones que marcan nuestro futuro: “En realidad, la información ambiental, más que un ámbito informativo, también puede ser considerada como un punto de vista transversal que nos ofrece una nueva perspectiva y una nueva manera de enfocar la realidad: una visión transversal que incluso me atrevería a decir que deja entrever un cambio cultural” . Dentro de la información ambiental, como hemos apuntado, el cambio climático se erige como el reto más importante dentro del cambio global. Es probable que sea el que inicie una gran transformación en el comportamiento humano de buena parte del planeta para con su entorno.

El Periodismo Ambiental, por tanto, ha sido, está siendo y será un buen barómetro del cambio en la cosmovisión de la mayoría de los seres humanos. Y decimos mayoría porque existen culturas entre los países que denominamos “no desarrollados” que disponen de una experiencia milenaria en el respeto al entorno natural que pueden ser, en algunos puntos, modelos para los que nos consideramos “desarrollados”. Quizás no se trate de copiar estos testigos de la sensatez ecológica, “pero sí dejar que su ejemplo inspire nuestros experimentos, que hinche nuestras velas y nos lleve consigo, mientras examinamos en profundidad otros modos de vida también sensatos aquí mismo, en el mundo occidental” .

Convergiendo los epígrafes “¿objetividad o activismo?” y “una nueva etapa del Periodismo Ambiental”, mi particular conclusión es que la extralimitación provocada por el cambio global en general, y el cambio climático en concreto, está generando un contexto histórico que demanda en el Periodismo Ambiental una opción de compromiso por la sostenibilidad en el marco de la profesionalidad. Es lógico que, tras la primera etapa del Periodismo Ambiental en España, vinculada a los movimientos sociales, hubiera otra de alejamiento para situarse en un lugar propio. ¿No es hora de coger lo mejor de cada etapa y optar, siempre que se pueda, por un Periodismo Ambiental profesional comprometido con la sostenibilidad?

Soy consciente de que, como apunta el profesor de Periodismo Científico, Mariano Belenguer, hablar de ideales y vocaciones profesionales en una sociedad pragmática y competitiva resulta casi irrisorio. A ello se le suma el mal momento laboral de profesionales de la información ambiental que se encuentran en el desempleo o con precariedad, y que a pesar de ello no pierden ese “gusanillo” que suele inocular esta hermosa especialidad. En el contexto de la globalización mercantil, el periodista comprometido parece un anacronismo. Lo que da dinero es el periodismo de espectáculos o arrimarse al poder político y económico, y convertirse en sus portavoces y propagandistas. En la sociedad del “gran espectáculo” la invitación es a conectarse y consumir . Mientras, los países pobres pagan ya el precio más brutal por el cambio climático .

Concluyendo, creo que sí, que nos encontramos en una nueva etapa del Periodismo Ambiental. De hecho, se viene fraguando desde hace tiempo -al menos ese es mi parecer- en nuestro país, con buenos/as periodistas ambientales que ya reconciliaron la profesionalidad con la búsqueda de la sostenibilidad.

Cabe, por tanto, retocar la definición de Periodismo Ambiental. Con anterioridad proponía el ejercicio periodístico o periodismo especializado que atiende la información que genera la interacción del hombre o de los seres vivos con su entorno, o del entorno en sí. . Ahora propondría el ejercicio periodístico o periodismo especializado que atiende la información que genera la interacción del ser humano o de los seres vivos con su entorno, o del entorno en sí, participando activamente en el logro de la sostenibilidad.

5.- PERIODISMO DE SOSTENIBILIDAD Y UNA NUEVA ETAPA EN EL PERIODISMO EN GENERAL

Nos decantamos por el término sostenibilidad frente a sustentabilidad considerando que se trata del mismo contenido, aunque hay autores que matizan alguna diferencia. Si la sostenibilidad está modificando el Periodismo Ambiental, ¿de qué manera puede estar modificando el Periodismo en general?

En la evolución histórica del periodismo se reconocen varias etapas que se han sucedido o que han coexistido. Angel Benito, en 1973, se refería a tres etapas bien definidas desde 1850: “Periodismo ideológico, periodismo informativo y periodismo de explicación. Esta clasificación, que responde a los últimos estudios de prensa comparada realizados en el mundo, se funda en la consideración de los fines que en cada uno de estos tres períodos se han propuesto los profesionales de la información” .

Además del periodismo ideológico, el periodismo informativo, y el periodismo de explicación o de profundidad, otros autores añaden una cuarta etapa como la de periodismo de servicios, o la del periodismo global. Casasús y Ladevéze se refieren al periodismo social como una nueva etapa conformada por los siguientes rasgos y factores: consolidación de las ideas profesionales universalistas; incremento de los contenidos relacionados con el interés humano, los servicios, el bienestar social y la vida cotidiana; profundización en las técnicas profesionales del periodismo de precisión y del periodismo de evaluación; aparición de nuevos géneros periodísticos; configuración de un nuevo modelo de diario, el diario de servicios .

Si asumimos que la sostenibilidad será el motivo de cambio cultural generado por el cambio global, el ethos de un cambio de la estructura del sistema, y si asumimos que la sostenibilidad se trata de una revolución tan profunda como las revoluciones agrícola e industrial , es previsible que la sostenibilidad conforme una nueva etapa del periodismo o sea un factor nuclear del ejercicio periodístico. Por un lado, cabe esperar que el periodismo general se impregne de ella, como un tema horizontal, y por otro, se puede hablar del Periodismo de Sostenibilidad como una subespecialidad .

Criterios sostenibles han existido siempre, y por tanto también se ha generado información sobre la sostenibilidad. Pero en la actualidad la información sobre la sostenibilidad tiene la novedad de referirse al ámbito global. Es previsible que tenga mayor auge en los próximos años, conforme se acentúen la tensión entre el ser humano y el planeta, y conforme la creatividad del ser humano vaya consolidando nuevas formas de vida más acorde con su entorno.

En el ámbito académico no tenemos constancia de que se hable aún de Periodismo de Sostenibilidad, pero sí se aprecia un incipiente nacimiento en el ámbito profesional, sobre todo en lengua inglesa . Una muestra de ello es la Alianza de Comunicadores para el Desarrollo Sostenible , COM+, una asociación internacional de organizaciones y profesionales de la comunicación comprometidos, desde diferentes sectores, con el uso de la comunicación para el avance hacia una visión del desarrollo que integre las ópticas económica, social y ambiental. Como plataforma global de comunicaciones, su objetivo es colocar el desarrollo sostenible más cerca de la ciudadanía.

¿Cuál sería la diferencia esencial con el Periodismo Ambiental? El Periodismo de Sostenibilidad vendría a definirse de manera parecida a la de Periodismo Ambiental. Representaría el ejercicio periodístico o periodismo especializado que atiende la información que genera la interacción del ser humano o de los seres vivos con su entorno, o del entorno en sí, desde el punto de vista de la sostenibilidad. En el Periodismo de la Sostenibilidad, ésta sería el sujeto, mientras que en el Periodismo Ambiental sería el objeto. El Periodismo de la Sostenibilidad se diferenciaría, principalmente, en que aborda no sólo la información ambiental, también de otros ámbitos (económico, social, político, personal, cultural, etc.) que afectan a la disponibilidad de los recursos de las generaciones futuras. Incluso puede no tratar la información ambiental. Se nutriría de numerosas disciplinas, no sólo de las propias del Periodismo Científico.

En cuanto a la sostenibilidad en el ejercicio periodístico en general cabe esperar que lo impregne de manera horizontal y transversal. En los contenidos es posible que logre incluirse como una meta en los objetivos de las agendas; en las empresas periodísticas cabe esperar que éstas tiendan a adaptarse a una estructura y funcionamiento donde estén presentes los criterios de la sostenibilidad.

Dentro del apremio de la sostenibilidad, el cambio climático ejerce -y ejercerá- un papel primordial por ser el principal motor del cambio global. Una muestra de esta influencia se mostró en una iniciativa el 7 de diciembre de 2009 ante la Cumbre de Copenhague, que supone un hito sin precedentes en el Periodismo generalista: 56 periódicos en 45 países decidieron dar el paso de hablar con una sola voz a través de un editorial común. “Lo hacemos porque la humanidad se enfrenta a una grave emergencia”, exponían.

“Si no nos unimos para emprender acciones decisivas, el cambio climático causará estragos en nuestro planeta y, con él, en nuestra prosperidad y nuestra seguridad. Los peligros son evidentes desde hace una generación. Ahora, los hechos han empezado a hablar por sí solos: 11 de los últimos 14 años han sido los más calientes que se registran, el casquete polar del Ártico está derritiéndose y la increíble subida de los precios del petróleo y los alimentos el año pasado nos ofrece un anticipo del caos que se avecina. En las publicaciones científicas, la cuestión ya no es si la culpa es de los seres humanos, sino cuánto tiempo nos queda para limitar los daños. Y, sin embargo, hasta ahora, la respuesta del mundo ha sido débil y desganada (…)

Ése es el ánimo con el que periódicos de todo el mundo hemos firmado conjuntamente este editorial. Si nosotros, con puntos de vista nacionales y políticos tan diferentes, podemos ponernos de acuerdo sobre lo que hay que hacer, seguro que nuestros dirigentes también son capaces de hacerlo.

Los políticos presentes en Copenhague tienen el poder de determinar cómo nos juzgará la historia: una generación que vio un reto y le hizo frente, o una tan estúpida que vio el desastre pero no hizo nada para evitarlo. Les rogamos que tomen la decisión acertada.”

Concluyendo, la sostenibilidad, como respuesta a la extralimitación, está llamada a influir de manera directa y notoria en el ejercicio periodístico. El cambio climático está catalizando la atención mediática como reto principal y es posible que acapare gran parte -si no la mayor- del cuestionamiento social sobre la relación del ser humano para con su entorno, originando una apuesta por la sostenibilidad que repercutirá en el sistema mediático.

Los medios de comunicación, por su parte, reflejan -y son actores decisivos- la representación social de la sostenibilidad. Por tanto, pueden jugar un importante papel facilitando la resolución de los retos que genera la extralimitación. Una de las nuevas funciones del ejercicio periodístico, por tanto, es la de colaborar en la emergencia de toda una nueva cultura basada en la sostenibilidad. Y aquí, el Periodismo Ambiental, sin más pretensiones que las que puede abarcar, tiene por delante una labor apasionante.

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