DELOS: Desarrollo Local Sostenible
Vol 1, Nº 1 (febrero 2008)

DESARROLLO SOSTENIBLE EN EL ÁMBITO DE LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL: CUESTIONES A CONSIDERAR EN LA DEFINICIÓN DEL DESARROLLO LOCAL
 

Mario González Arencibia
Universidad de las Ciencias Informáticas
mgarencibia@uci.cu

 

Resumen

El propósito del artículo es proporcionar un balance acerca de las sinergias y conflictos del término desarrollo sostenible en el ámbito de la globalización neoliberal. Se considera central el rol que están teniendo las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) en el desarrollo local, para la definición de políticas sociales y se alerta acerca del uso selectivo de las TIC, concibiendo que no se violen los principios de las soberanía tecnológica de los países latinoamericanos.

Palabras claves: Desarrollo sostenible, globalización neoliberal, desarrollo local, soberanía tecnológica.

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Introducción

Cada vez más ha formado parte de los analistas del término desarrollo la idea de que el desarrollo es un proceso integral, y que su concepción requiere interdisciplinariedad con una visión global. Ello ha dejado como saldo la tesis de que el crecimiento es condición necesaria para el desarrollo, pero no suficiente. Bajo esta concepción fue relevante en la década del 80´, el trabajo de la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, con el conocido Informe Brundtland (1987) bajo la denominación de “Nuestro Futuro Común”. Es en este ámbito en que se enfatiza con particular fuerza la tesis del desarrollo sostenible, cuya visión fue promovida desde el ángulo de los países capitalistas desarrollados, dejando fuera el análisis acerca de las posibilidades de los países subdesarrollados para alcanzarlo.

Es en esta dirección en la que pretende incursionar este trabajo, colocando la atención en las contradicciones del concepto a partir de la revisión del Informe Brundtland. El presupuesto teórico de este artículo, es que el concepto de desarrollo sostenible propuesto por el Informe Brundtland, expresa un conjunto de contradicciones que no siempre resultan evidentes, cuyo contenido crítico, es de particular importancia para trazar estrategias de desarrollo frente a los problemas que afectan a la sociedad en las interrelaciones global-local, en el ámbito de los países subdesarrollados.

Este trabajo coloca el punto polémico en la siguiente pregunta: ¿Hasta que punto la idea del desarrollo sostenible propuesta desde la perspectiva de los países capitalistas desarrollados constituye una alternativa o un destino que es posible alcanzar en las condiciones socioeconómicas en que se despliega la concepción de la globalización neoliberal?

En un intento de acercamiento a la respuesta de problema planteado este trabajo tiene como cuerpo teórico tres momentos: un primer análisis va encaminado a observar las contradicciones del Informe Brundtland en relación a su propuesta de desarrollo sostenible. Un segundo aspecto, dedicado interiorizar en el contraste Estado-Mercado a que se ve sometida la propuesta de desarrollo sostenible a fines del siglo XX. Un tercer momento va dirigido a repensar la idea sobre cómo instrumentar el desarrollo local.

Contradicciones del Informe Brundtland

El Informe Brundtland (1987) centra su atención en los “estilos de desarrollo”, y sus repercusiones para el funcionamiento de los sistemas ecológicos, subrayando, que los problemas del medio ambiente y por ende de las posibilidades de que se materialice un “estilo de desarrollo sostenible”, se encuentran directamente relacionados con los problemas de la pobreza, de la satisfacción de las necesidades básicas de alimentación, salud y vivienda, de una matriz energética que privilegie las fuentes renovables, y del proceso de innovación tecnológica.

En este marco de ideas el Informe Brundtland propone como alternativa la búsqueda de un “desarrollo sostenible”, dejando una definición que opera en relación con un destino, que implica responsabilidad intergeneracional, al plantear a este como “un nuevo sendero de progreso que permite satisfacer las necesidades y aspiraciones del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades.”

No obstante, el informe en su tentativa de superar los antagonismos entre desarrollo y medio ambiente, o economía y ecología, protección ambiental y técnica; economía de subsistencia e integración en el mercado mundial, recurre a formulas que han sido catalogadas por los analistas del fenómeno como insuficientes, al no indicar los costos que supone alcanzar el desarrollo sostenible, tampoco explica como distribuirlos, y con que estrategias responder a los diversos grupos de interés involucrados en el asunto, particularmente a los estratos sociales sumidos en la pobreza.

El informe carece de precisión en cuanto a la existencia de sujetos transformadores de la realidad al no identificarse los mismos. La exposición de la Comisión sugirió la existencia de un colectivo que se presenta como “humanity”, creando una colisión que no es claramente identificada, por lo que el desarrollo sostenible queda en el vacío al no depender de nadie, empleándose de manera pasiva el término, reforzando una impresión que provoca dificultades para describir el desafío que plantea.

El informe asume como verdad lo que tiene que ser demostrado, ello se hace evidente en como hay variados caminos que colocan puntos que imposibilitan su demostración, por ejemplo, el reporte reclama que el “presente” “necesita” prevenir las nuevas generaciones, sin embargo, el punto de discusión está en como podrían ser identificadas las necesidades de las generaciones futuras fuera del espacio de estas; ¿quiénes decidirán que un bien o servicio pertenezca a las “necesidades básicas” de estas?. Otra contradicción está en como actualmente es prácticamente imposible satisfacer y definir las necesidades de la inmensa mayoría de la humanidad, entonces la pregunta continua latente, ¿cómo poder conocer y planificar las necesidades de las generaciones futuras, si la tendencia es a la perpetuación de mecanismos de poder transmisores de desigualdades sociales?.

En el Informe está presente la idea de que el crecimiento y el progreso tecnológico no entren en conflicto y para ello propone una política de ingresos para las naciones subdesarrolladas, suponiendo en su modelo un país de bajos ingresos donde: a) 50% de la población vive por debajo del límite de la pobreza absoluta; b) la mitad de la renta nacional se queda en el 20% de los hogares más acomodados, y c) con una estrategia de desarrollo sustentable, 25% del incremento de los ingresos de los ricos se distribuye por igual entre las 4/5 partes restantes de la población. El tiempo necesario para que la población que vive por debajo del límite de pobreza disminuye de 50% a 10% sería de 18 a 24 años si los ingresos per cápita crecieran 3%; 26 a 36 años, si aumentan 2%, y 51 a 70 años si lo hicieran 1%.

Tales premisas no liberan las desigualdades garantizan una mejor distribución a favor de los ricos y de otra parte, mantiene presente el umbral de la pobreza, dado que no toma en cuenta los mecanismos de esparcimiento de la pobreza al considerar esta como algo inevitable. El informe trasmite una esperanza sin fundamento empírico, al exagerar la importancia del crecimiento económico, suponiendo un incremento anual mínimo en los países desarrollados de 3% o 4% y de 5% y 6% en los países pobres. Para ello toma como hipótesis el lugar que podría desempeñar el progreso tecnológico vinculado a medios que no dañen el medio ambiente, sin embargo, la carencia de datos factibles sobre la posibilidad de la transformación productiva y social en el “sur” hecha por tierra tal esperanza en la práctica.

La otra debilidad fundamental del informe radica en que no distingue entre una integración tradicional pasiva y una activa y selectiva de los países subdesarrollados en el mercado mundial. Con ello no considera que las estrategias de Industrialización sustitutiva de Importaciones aplicadas en América. Latina, aisladas del contexto mundial, promovieron una inserción pasiva en la economía mundial, ya que sólo se aprovecharon las ventajas comparativas estáticas, quedando marginadas en la economía mundial. Por consiguiente, el informe no trasciende los modelos tradicionales de desarrollo, dando la impresión de que asume los parámetros del modelo de crecimiento exportador de materias primas, lo cual contribuye a la degradación ecológica.

En suma, el informe define las relaciones entre medio ambiente y desarrollo y propone un programa global para el cambio, pero no toma en cuenta las tareas para su implementación práctica, y que realmente le podrían colocar en una posición realmente transformadora entre ellas se podrían indicar: a) comprender como la gente y las sociedades se interrelacionan con su medio ambiente. b) desafiar los modelos simplistas que la ideología dominante reclama para ser la única manera de interpretación de los fenómenos económicos, c) localizar el concepto de crecimiento, que sea distinguible histórica y culturalmente, y que ello identifique los mecanismos adecuados para hacerle frente al enriquecimiento y la exclusión. c) aplicar mecanismos de integración activa y sostenida en el mercado mundial mediante productos y servicios de creciente calidad con un grado cada vez mayor de valor agregado por la industria y el agro nacional, ello permitiría reducir el uso de recursos naturales y crearía las condiciones para introducir tecnologías no contaminantes y de bajo consumo energético. De esta manera, se desvincularía el crecimiento productivo de las exportaciones de consumo de recursos naturales, reduciéndose en términos absolutos la contaminación ambiental.

Desarrollo sostenible en el marco del contraste MERCADO-ESTADO

Otro punto del debate sobre el desarrollo sostenible y las aristas propuestas podrían estar en el análisis del contexto en que asume importancia, a lo cual, podría adelantarse la interrogante siguiente: ¿Hasta que punto el desarrollo sostenible constituye una alternativa o un destino que es posible alcanzar en las condiciones socioeconómicas del mundo actual?

Al igual que las etapas anteriores esta concepción aparece en condiciones de crisis, en medio de un profundo contraste entre el mercado y el Estado, donde se tiende a privatizar la naturaleza bajo el supuesto de que la crisis ecológica radica en la ambigüedad de los derechos de propiedad sobre los recursos ambientales, y a estimular conforme a ello, por parte de los centros de poder mundial, la anulación del Estado como referente teórico práctico para la propuesta de acciones frente a esa crisis.

A partir de aquí se propone su sustitución por las fuerzas del mercado, así como, la subordinación a organismos supranacionales lidereados por las principales potencias imperialistas. Se plantea además, en medio de un proceso de transición de la historia, que tiene como punto bisagra el “derrumbe del socialismo como sistema mundial”, es decir en condiciones de cese de la llamada “guerra fría”, lo que ha significado para la mayoría de las economías del tercer mundo entre otras muchas cosas, una reducción o anulación en algunos países, de la llamada “ayuda oficial para el desarrollo”.

El prestigioso investigador Roberto P. Guimaräes, - con el cual coincide el punto de vista de este trabajo- pensando en la interrogante y en el contexto anteriormente descrito, destaca la idea de que la mantención del stock de recursos y de la calidad ambiental para la satisfacción de las necesidades básicas de las generaciones actuales y futuras, requiere de un mercado regulado, y de un horizonte de largo plazo para las decisiones públicas. La disgregación está en que los gestores y variables referidos a “generaciones futuras” y “largo plazo”, discrepan con el mercado, cuyas supuestos esenciales responden, a la asignación óptima de recursos en el corto plazo, -(bajo el supuesto keynesiano de que “en el futuro todos estaremos muertos”)- a políticas de ajuste, combinadas con recortes de los gastos sociales y a la desarticulación del Estado como garante económico y social.

En este contexto existen variados aspectos que escapan de la acción del mercado, como el equilibrio climático, la biodiversidad o la capacidad de recuperación del ecosistema. Según esto, la contradicción está en que estamos ante una alternativa, cuyo destino resulta ser una simple apariencia, la segunda disyuntiva está, en el soporte de los mecanismos actuales lidereados por la ideología neoliberal, los cuales no funcionan globalmente, de acuerdo con el enfoque alternativo del desarrollo sostenible, constituyéndose, por consiguiente, en una proposición carente de cualquier contenido social trascendente, quedando fuera de los límites de una sociedad que pueda perdurar políticamente de acuerdo a los aspectos sociales del desarrollo.

De ello se deriva la necesidad de delimitar las potencialidades reales de la transformación, es decir, el contenido sectorial, económico, ambiental y social del desarrollo. Y su sostenibilidad está en la viabilidad social de los elementos que interactúan en cualquier sistema. Sólo así, las propuestas del desarrollo sostenible podrán constituirse en alternativas compatibles con las actuales y futuras generaciones en una dimensión espacial y temporal de corto y de largo plazo.

Las deficiencias del Informe y la definición planteada han suscitado variadas preguntas en torno a su nivel de concreción, siendo común entre los investigadores del tema, el criterio de que tiene un carácter ambiguo, bajo la óptica, de la necesidad de avanzar en su delimitación para visualizar los mecanismos que permitirían operativizarla. La concientización de este fenómeno llevó a investigadores de ECODES, (término con que se conoce la Estrategia de Conservación para el Desarrollo Sostenible de Costa Rica) a trabajar en lo que ellos denominaron “definición integrada del desarrollo sostenible” concibiendo esta como:

…”un proceso dinámico en el que el manejo de los recursos naturales, la potencialización del ser humano, los mecanismos de concientización y participación ciudadana, el enfoque del desarrollo científico y tecnológico, la formulación de nuevos esquemas legales y administrativos, la orientación de la economía y la opción de principios éticos de responsabilidad ambiental, fortalezcan las opciones para satisfacer las necesidades básicas actuales, sin destruir la base ecológica de la que dependen el desarrollo socio-económico y la calidad de vida futuras”.

Cuestiones a considerar para la definición del desarrollo local: hacia una política global-local

El balance de ideas anteriormente esbozado permite observar que hasta ahora el desarrollo sostenible ha estado teñido de múltiples contradicciones en el ámbito de la globalización neoliberal, cuestión a considerar con particular fuerza en cualquier estrategia para definir el desarrollo local.

Una pregunta que no debe faltar en el marco de la definición del desarrollo local es aquella relacionada con el uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Ante esta situación se abren una serie de interrogantes que incluyen variadas preocupaciones:

¿Hasta qué punto la introducción de las TIC puede constituir un arma de doble filo para la definición del desarrollo local en los países subdesarrollados? ¿Cuáles son las bondades y cuáles los peligros que representa plegarse incondicionalmente al uso de los avanzados sistemas de información?

¿La adaptación a esos cambios como solución informativa y soporte educacional, supondrá el sometimiento a los centros de poder transnacional? ¿Cambiará nuestras costumbres y cultura?

a) ¿Asumir las TIC como fuente de desarrollo social?

Esta realidad amerita un profundo ejercicio de reflexión crítica que observe que la implantación de las TIC, ligadas a la globalización, constituye un fenómeno cultural, en lo que hay que pensar también que la globalización, vinculada a la denominada sociedad digital, ofrece también opciones de falsa universalidad; por lo que debe concebirse de dónde provienen esos adelantos, cómo poderlos utilizar en función de las mejoras y el progreso social, sin que su uso acentúe la relación de dependencia y sumisión que ha caracterizado al mundo subdesarrollado.

Al igual que todos los fenómenos sociales, este proceso debe ser analizado de forma histórico concreta. Si bien no es posible, ni deseable, escapar de los avances científicos y tecnológicos, es importante no incorporarlos acríticamente, sino necesariamente como resultado de un proceso de endogenización que haga posible la participación creativa y desarrolladora del receptor y que lo prepare para poder participar e identificar las condiciones de esa participación, de modo que haya equidad en el acceso a la información y en la producción de materiales, que no desvirtúen la función que compete a los formadores de los educandos.

Resulta evidente que en aquellos países donde no se ha logrado un desarrollo tecnológico e industrial propio, la transferencia de tecnología puede resultar fuente de contradicciones sociales tales como: divorcio entre las necesidades reales y las tecnologías importadas; creación de tecnologías contrarias o sin una relación raigal con el contexto social en que se promueve. Es por ello indispensable tener en cuenta que las transformaciones se adapten a las necesidades y condiciones específicas de cada sociedad, en proporción a su desarrollo social y promoviendo soluciones originales y autóctonas.

En esta tarea es fundamental la formación de una intelectualidad científico-técnica capaz de lograr la conjugación orgánica entre un alto nivel científico tecnológico y los problemas de la realidad social en que tiene que desplegar su actividad. Por lo que siempre y cuando no se afecte la identidad cultural y ello favorezca el mejoramiento integral de la vida de los ciudadanos, la cooperación internacional y el logro de la integración cultural del mundo subdesarrollado, bienvenido sea el desarrollo tecnológico.

Pensando en los retos que implica la introducción de las TIC como fuente de desarrollo social, se podrían plantear que los proyectos de introducción de las TIC solamente tendrán un éxito propagado en los países subdesarrollados si existen todos los elementos necesarios para su integración real en la sociedad. La organización Bridges.org lo denomina tener "Acceso Real a la TIC", y en sus propuestas examina variados factores que interrelacionados determinan como las TIC podrían emplearse eficientemente en función del desarrollo social denominando variados requisitos para su introducción en la sociedad, entre ellos se destacan los siguientes:

• Acceso físico: ¿Está la tecnología a disposición de la gente y de las organizaciones y tienen estos accesos a la misma? En este ámbito la socialización de la informática es vital para el desarrollo social.

• Tecnología apropiada: ¿Corresponde la tecnología disponible a las necesidades y condiciones locales? ¿Cuál es la tecnología apropiada con respecto a cómo la gente necesita y desea usarla? Es importante que la tecnología responda al contexto socio-cultural donde se inserta.

• Costo: ¿Está la tecnología al alcance del poder adquisitivo de la población? El factor económico es esencial en la inversión, el Estado podría actuar como garante económico de la transformación.

• Capacidad: ¿Tiene la gente la capacitación y las destrezas necesarias para utilizar eficazmente la tecnología? ¿Saben cómo utilizarla y conocen sus usos potenciales? La educación en TIC es relevante para su uso.

• Contenido pertinente: ¿Se dispone de un contenido localmente pertinente, especialmente en lo que respecta a idioma?

• Integración: ¿Representa el uso de la tecnología una carga en la vida de las personas, o está integrada en la cotidianidad?

• Factores socioculturales: ¿Está limitada la gente en su uso de la tecnología por razones de su sexo, raza u otros factores socioculturales?

• Confianza: ¿Tiene la gente confianza en la tecnología y conoce las implicaciones éticas de su uso, por ejemplo en lo que respecta a la privacidad, seguridad o delitos cibernéticos?

• Marco jurídico y regulatorio: ¿Limitan las leyes y los reglamentos el uso de la tecnología? ¿Se necesitan cambios para crear un entorno que fomente su utilización?

• Entorno económico local: ¿Existe un entorno económico local favorable para el uso de la tecnología? ¿Forma la tecnología parte del desarrollo económico local? ¿Qué se necesita para que forme parte del mismo?

• Entorno macroeconómico: ¿Está limitado el uso de la tecnología por el entorno macroeconómico del país o la región, por ejemplo, en términos de desregulación, inversión y cuestiones laborales?

• Voluntad política: ¿Existe en el gobierno la voluntad política para hacer lo que sea necesario para integrar la tecnología en la sociedad, y apoyo público a las decisiones que adopta el gobierno?

• Utilidad: Es importante identificar las aplicaciones, contenidos y servicios indispensables para la actividad a desarrollar, en idioma nacional y extranjero.

• Accesibilidad financiera: El uso de la tecnología debe ser asequible para las empresas, y el empleo de las TIC y financieramente viable.

• Integración: Las tecnologías deben ser integradoras de toda la dinámica empresarial, y acelerar, abaratar y simplificar las operaciones, en vez de representar una carga de trabajo adicional.

• Político: Debe considerarse de manera permanente el entorno político observando los cambios en la correlación de fuerzas en el contexto de aquellas regiones que van a la delantera en la producción de software y hardware en el plano internacional.

• Ideológico: Requiere estar alerta de la proposiciones permanentes que se realizan para construcción del ciberespacio desde un sesgo neoliberal.

De los puntos planteados se extrae como conclusión lo siguiente: La idea es contar con una política global-local de comunicación e informática aplicable a las estrategias de desarrollo y a la toma de decisiones relativas a la educación y a la cultura. Esta política debe ser concertada e integral, abarcando los aspectos políticos, económicos, jurídicos, sociales, éticos, culturales y técnicos. Lo que no excluye la necesidad de organizar estudios sistemáticos en torno a las TIC en los ámbitos nacional, regional y mundial, para conocer sus interrelaciones y tendencias y, en particular, profundizar en las posibilidades de su empleo en los marcos de los países subdesarrollados, de manera que ello contribuya al progreso de estos y se preserven lo valores propios, la identidad y la ideología.

b) Buscar sostenibilidad

La realidad del desarrollo local deberá concebir el cambio de los valores relativos a lo público y lo privado; la estabilidad de las instituciones; la participación de ramas que tradicionalmente fueron líderes en el proceso de crecimiento económico y que son reemplazadas por nuevos sectores; el reemplazo de un paradigma tecnológico por otro; de la modificación de las preferencias sociales en la forma de organización colectiva o de la legitimidad y el peso asignado al Estado frente a las diversas organizaciones que integran la sociedad civil.

Sin embargo, el problema no está en las transformaciones tecnológicas que se operan, sino en sus direcciones y en sus resultados sociales. La sostenibilidad del desarrollo local no sólo se garantiza por medio de la preservación y/o formación de las condiciones del medio ambiente; el bienestar de las presentes y futuras generaciones sólo se podrá lograr y sostener si tomamos en consideración los siguientes elementos:

Una cultura que se despliegue sin violentar la naturaleza, promover un crecimiento sin violentar el costo de la vida, sin desmejorar las condiciones de vida de las personas, es no enriquecer a un grupo y empobrecer a otros; es pensar en políticas gubernamentales que no afecten o atenten contra la naturaleza, es no vender la soberanía nacional en aras del turismo; es proponer proyectos que logren la igualdad de géneros y la educación ambiental; es contribuir a erradicar la pobreza y la violencia en todo los ámbitos, es pensar que las políticas económicas no estén desfasadas de lo social; es en síntesis el respeto a la conservación de los valores, costumbres y modo de vida autónomos de los pueblos.

El cumplimiento de este complejo sistema de intervinculaciones del desarrollo sostenible en el marco de lo local requiere de: Un sistema político y cultural que asegure una participación efectiva en el proceso de adopción de decisiones; un sistema económico capaz de generar excedentes y conocimientos técnicos sobre una base autónoma sostenida; un sistema social que facilite soluciones para las tensiones resultantes de la falta de armonía en el desarrollo; un sistema de producción que respetase la obligación de preservar la base ecológica del desarrollo; un sistema tecnológico que pueda buscar continuamente nuevas soluciones; un sistema internacional que promoviese estructuras sustentables del comercio y las finanzas; un sistema administrativo flexible con capacidad de autocorrección.

En las circunstancias explicadas es conveniente tomar en consideración los aspectos de la globalización cultural en el diseño de políticas de desarrollo sostenible. El desarrollo de la cultura se manifiesta cuando el hombre por un lado crea un mundo variado, crea las bases materiales y espirituales de su existencia.

Ello en primer lugar requiere de promover variaciones en el contenido y enfoque de las políticas culturales, lo que no debe significar la mera adopción directa del mundo de los conocimientos, modos de vida o experiencia de una región; es necesario tomar en cuenta que el desarrollo local, nacional y regional este en relación con sus valores y con su cultura propia.

c) Preservar lo nacional

Otra dirección en la que se debería concentrar la definición del desarrollo locas es mantener y crear una verdadera diversidad, asignando un lugar a la racionalidad nacional en todos los ámbitos posibles, garantizándole un poder de iniciativa equivalente por lo menos al poder de integración del sistema mundial, debido a que el espacio nacional, es el lugar de transformación de los impulsos externos con arreglo a procedimientos específicos, y está ligado en gran medida al exterior y por ende al sistema mundial.

d) Política activa del Estado

Involucrar al Estado en el desarrollo local, una política estatal correcta también es de importancia crítica en el desarrollo local. El Estado puede desempeñar un rol fundamental en la creación de un entorno que fomente el uso de la tecnología y estimule la inversión en la infraestructura, el desarrollo y una fuerza laboral experta para el empleo de las TIC.

La gestión del Estado es importante también para extender los beneficios de la tecnología a toda la sociedad, y los gobiernos tienen el poder y el mandato de equilibrar las necesidades de sus ciudadanos para el crecimiento económico a largo plazo y la prosperidad social. Sin embargo, no es fácil traducir una perspectiva del futuro a medidas prácticas que se ajusten al contexto local. Los líderes deben tener un conocimiento realista de lo que las TIC pueden - y no puede - hacer en beneficio de sus países y comunidades, y deben liderar eficazmente y fortalecer la confianza que el público tiene en el camino que adoptan.

Algunos gobiernos en el ámbito de los países subdesarrollados han adoptado estrategias electrónicas promulgadas por entidades externas, pero a nivel práctico carecen de la voluntad política para promover el cambio debido a que su planteamiento sobre la TIC no cuenta con un apoyo público amplio. Muchas veces esto se debe a que los funcionarios del gobierno no involucran a las partes interesadas cuando trazan las estrategias electrónicas, y por lo tanto no tienen la aceptación del público de sus planes a largo plazo. En algunos casos el gobierno se asocia con los sectores empresariales y civiles del país para fomentar a nivel popular el desarrollo hecho posible por la TIC, pero los varios grupos interesados carecen de la experiencia y los recursos para contribuir eficazmente.

Los elementos planteados indican, que los cambios en la cultura política de la sociedad requieren transformaciones en el papel del Estado, por lo que según las particularidades de la gran mayoría de los países subdesarrollados, de lo que requiere este proceso es de un fortalecimiento del liderazgo del Estado en la gestión del mercado, incluyendo los elementos del sector público y privado. Ello supone colocar barreras a la hegemonía del capital, de manera que este responda a los intereses del pueblo, evitando el carácter injerencista del capital.

La política exterior del Estado debe ser dinámica frente a las corrientes homogeneizadoras externas en los distintos planos del desarrollo social, construyendo prácticas viables y legitimas de conducción del proceso, que se sustenten en el respeto de la unidad y la diversidad de situaciones nacionales para emprender con éxito las transformaciones económicas, políticas, y culturales.

Definir y aplicar una política cultural eficaz, es otro de los retos del Estado, lo que implica encontrar nuevos métodos para mantener la cohesión en los diferentes sectores de la sociedad. Por lo que la política cultural precisa de nuevos medios para estimular la creatividad en el campo de la política, de la tecnología, de la industria y el comercio, de la educación, de las artes, y del desarrollo social y comunitario.

La política cultural significa también atribuir nuevas funciones a las TIC para que contribuyan a reducir la distancia que crea la brecha digital. La política cultural incluye también la idea de ofrecer funciones más importantes a los jóvenes, que son portadores de lo que será la cultura en las próximas generaciones, lo que implica un enfoque nuevo y diversificado del patrimonio cultural.

e) Rol de la educación como trasmisora de tradiciones

Para viabilizar el desarrollo local y enfrentar la brecha digital y aplicar la TIC en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas, los países y las comunidades deben estar "preparados electrónicamente" en términos de infraestructura, acceso, capacitación y un marco jurídico y regulatorio que fomente el uso de esta tecnología. Para que se pueda reducir la brecha digital, es necesario que se aborden estos temas con una estrategia coherente y factible adaptada para satisfacer las necesidades locales.

Es de particular importancia la preservación de la identidad cultural y los valores nacionales en lo que deviene la estrategia martiana de que "el único modo de ser libres es ser cultos". Esto indica la necesidad de crear programas educativos, ya que no es posible enfrentar los retos culturales de la globalización digital con la gran suma de analfabetos y subescolarizados que tiene el mundo subdesarrollado.

Es importante destacar que la educación no debe ser vista solo como un elemento transmisor de conocimientos, sino también de tradiciones culturales, esta representa también una vía para el cultivo de tradiciones que contribuyan al desarrollo de raíces sociales con las que se identifica cada proyecto, cada sociedad.

Estos atributos son importantes en la determinación de la concepción del mundo de los individuos de la sociedad de que se trate, quienes imprimirán una manera específica al despliegue polifuncional de la cultura en cada ingrediente de las fuerzas productivas, las relaciones sociales de producción y la superestructura que la representa.

f) Rescatar la historia

La concepción planteada supone rescatar y desarrollar los elementos de la historia local, regional y nacional poniéndose en función del proceso de creación de valores; supone la interpretación dialéctica del mundo de manera que se asuman los aspectos inéditos de la cultura universal y su incorporación a lo que identifica la realidad nacional de cada país.

En la medida en que las poblaciones estén dotadas de mayores grados de conocimientos de sus raíces, así crecerá el desarrollo autóctono y formativo cultural, el resultado podría ser, una paulatina disminución de la capacidad de manipulación de los "grandes centros culturales" del mundo desarrollado sobre las culturas del Tercer Mundo.

Las experiencias empíricas muestran que mientras la capacidad del Estado para intervenir por la vía de políticas culturales disminuye, la identidad de las nuevas generaciones se construye más por la lógica del mercado que por los símbolos patrios de naturaleza histórica y regional.

Si un país quiere circular por las sendas del desarrollo sostenible debe crear su ventaja comparativa en términos de capacidades científicas y culturales. Debe dar prioridad a la historia nacional, a la ciencia, la tecnología, y a su cultura, desarrollando estrategias vinculadas a los nuevos escenarios de información y comunicación para construir un sitio a sus relaciones externas y conectarse así con el mercado mundial. Los recursos humanos, la educación y la formación son básicas en este vínculo.

g) Acercarse al mundo

Resulta además, conveniente poner en práctica, políticas de acercamiento y colaboración con otros contextos culturales, lo cual en la estrategia de desarrollo que aborda Martí para América Latina se conoce bajo el legado de "Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas".

Esto tiene su base en el argumento de que "la cultura del desarrollo parte del desarrollo de la cultura y para que perdure el modelo de desarrollo tiene que afirmarse en la identidad y en los valores autóctonos".

Cuando se plantean nuevas formas de organización, la cultura se dibuja como mapa para orientar la tarea de reconstruir los acontecimientos del mundo, lo que indica ir hacia los significados que guían la acción racional que coloca como centro al hombre.

h) Participación democrática

Un proyecto alternativo a los problemas que confronta el mundo de hoy en el ámbito de la sociedad digital, no puede ser viable si no se apoya en nuevas maneras de hacer política cultural. Para construir una nueva sociedad es necesario sustentarlas en nuevas formas de participación democrática, donde el trabajo comunitario debe ocupar un lugar privilegiado, creando los mecanismos que puedan hacer reales y efectivos los derechos individuales y sociales.

Esto exige crear una integración social que comienza por la organización social de los consumidores de los habitantes de una región, donde el hombre y sus organizaciones se transformen en protagonistas; asegurando la existencia y reproducción de una diversidad de circuitos culturales con sus variadas formas de operación es decir, con participación de diversos agentes sociales organizados según sus instancias institucionales.

i) TeleSur frente al discurso único sostenido por las grandes corporaciones

Una vez planteada la pregunta acerca de qué hacer frente a los desafíos culturales de la globalización, resulta importante destacar la iniciativa latinoamericana del desarrollo de la nueva televisión del Sur, denominada como teleSur. Esta por definición, representa una alternativa al discurso único de las grandes cadenas informativas, al tiempo que se erige como herramienta al servicio del ideal de integración de las naciones y pueblos latinoamericanos.

Con base en Venezuela, teleSUR, la nueva televisión del Sur, nace de una evidente necesidad latinoamericana: contar con un medio que permita, a todos los habitantes de esta vasta región, difundir sus propios valores, divulgar su propia imagen, debatir sus propias ideas y transmitir sus propios contenidos, libre y equitativamente.

Frente al discurso único sostenido por las grandes corporaciones, que deliberadamente niegan, limitan o ignoran el derecho a la información, se hace imprescindible una alternativa capaz de representar los principios fundamentales de un auténtico medio de comunicación: veracidad, justicia, respeto y solidaridad.

Esa alternativa es teleSUR: Constituida como una sociedad multiestatal y conformada por una red de colaboradores provenientes de cada rincón del continente, teleSUR pone el talento y la más avanzada tecnología al servicio de la integración de las naciones y pueblos de Latinoamérica y el Caribe. 24 horas de programación, transmitida por enlace satelital desde Caracas, Venezuela, apuntan a la concreción del ideal bolivariano.

"Este es el primer proyecto contra-hegemónico de comunicación que conozca Suramérica en materia de televisión", anunció el periodista uruguayo Aram Aharoniam, director general de la compañía Nueva Televisión del Sur SA, diseñada como una multinacional venezolano-argentino-brasileño-uruguaya con sede en Caracas. Las transmisiones de 24 horas comenzarán con tres bloques de ocho horas y una programación básica de noticias y documentales alimentada por corresponsales en Estados Unidos, México, Bogotá, Caracas, La Habana, Lima, Buenos Aires y dos en Brasil.

La futura competidora de CNN, Univisión y demás cadenas hispanohablantes sintonizadas en América Latina, le saldrá al paso a las grandes corporaciones mundiales de noticias en una gesta mediática del tipo David y Goliat, comparable a la que libra Al Jazeera en el mundo árabe y funcionando "bajo estrictos criterios de rentabilidad, competitividad y comercialización", dijo Aharoniam, a Blanche Petrich, de La Jornada de México.

La participación inicial de cuatro países imprime el carácter multinacional de la sociedad, que tiene como principales accionistas a los gobiernos de Venezuela y Argentina, además de la participación no accionaria de instituciones brasileñas y la incorporación de Uruguay, que se concretó en un convenio firmado en marzo del 2005.

El objetivo de teleSur es cuestionar la realidad cultural en que se desenvuelve Latinoamérica, primero para pagar esa histórica deuda informativo-cultural con los pueblos latinoamericanos y también con el pueblo de Estados Unidos, tal vez el más desinformado del mundo. Dar a conocer la historia del continente.

TeleSur no será sólo una emisora, va a formar una red de televisoras comunitarias, universitarias, educativas, públicas, las regionales que quieran, los productores independientes, los comunicadores que tengan una cámara. Esta iniciativa contra-hegemónica tiene una naturaleza social, va a estar en un satélite que cubre desde la Patagonia hasta el Polo Norte, una parte de Europa y el norte de África. La señal es gratuita.

Se puede acotar parcialmente que esta iniciativa es una muestra de lo que pueden desarrollar los países latinoamericanos en un ambiente de integración frente a la hegemonía neoliberal de los medios de comunicación que hasta ahora han predominado en la región sobre todo con fines lucrativos que han contribuido a desfigurar la realidad cultural de América Latina y el Caribe.

j) Un mensaje para América Latina y el Caribe

El mensaje podría ser, que en la medida en que se diseñen políticas culturales que contribuyan al desarrollo cultural, teniendo en cuenta lo universal de los procesos, así se podrán enfrentar los efectos nocivos del proceso de globalización en lo económico, político, ecológico y cultural.

Para ello globalización cultural y desarrollo sostenible deberán convertirse en la práctica real en una unidad dialéctica, teniendo como centro al hombre y su entorno. La relación entre la globalización cultural y el desarrollo sostenible debe convertirse en un elemento estratégico. A través de ella, se pueden abordar respuestas a importantes problemas sobre las presentes y futuras generaciones al tomar en consideración a la cultura como el barómetro de la calidad del desarrollo.

Esta unidad dialéctica requiere de acciones constantes, proceder afirmativamente en los programas que se propongan, dándoles el contenido y los recursos necesarios para que se ejecuten eficientemente; en ello reside el carácter sostenido del desarrollo.

Sin embargo, este será sustentable cuando se logra consolidar desde la perspectiva temporal y espacial. Pero más que nada será sustentable cuando confiemos en él. Cuando exista una conciencia clara del horizonte en el pasado, presente y futuro, en los marcos de una racionalidad que perdure política, económica, ecológica, cultural y socialmente.

Hay que partir de un factor decisivo, y es que en última instancia lo determinante es el factor económico, sin el cual, no se puede sustentar ningún proyecto social. No se debe ignorar que sin "economía sólida todas las aspiraciones políticas y sociales se convierten en un sueño utópico".

El desarrollo sostenible requiere de tecnología y creatividad humana de manera que se globalice una nueva ética que involucre la justicia social y enaltezca la vida en todos sus órdenes en lo que se debería tener en cuenta lo siguiente:

"El poder no reside únicamente en el saber técnico, sino en la apropiación de la capacidad social y técnica reunidas, en la acumulación de recursos culturales para usar esta apropiación y en la formación de vínculos entre lo local y lo mundial. Se ha logrado pasar con éxito del sistema "global" al "local" cuando los factores culturales han sido tenidos en cuenta explícita y cuidadosamente. Esas transferencias requieren innovación técnica, económica y social conforme los pueblos recuperan la iniciativa. Por lo tanto, hay que prestar especial atención al saber que cada cultura ha aportado al patrimonio intelectual del mundo".

k) Defensa de la identidad nacional

Lo anterior sugiere que la defensa de la identidad nacional no es la incomunicación, sino una mayor y auténtica apertura hacia lo universal. Sólo se puede preservar lo nacional si esta se abre a todo lo legítimamente culto que no es nuestro. Esto supone un proceso de autocreación incompatible con las formas culturales importadas, donde los valores culturales deben ser interpretados y actualizados por los grupos que participan en ellos.

En tal sentido, la formulación de políticas culturales, no debe ser exclusiva de los Estados o de la iniciativa privada, sino que debe incluir a educadores, profesionales, trabajadores de la cultura, asociaciones; capaces de generar ideas, alternativas, proyectos socioculturales, que conduzcan al fortalecimiento de la identidad y al enriquecimiento de la pluralidad de nuestros pueblos.

En conclusión, para los países de América Latina y el Caribe en realidad no se trata de elegir entre la autarquía y la apertura. De lo que se trata, es de elegir entre el sendero hasta ahora seguido, de aceptación pasiva y sin reservas de todo aquello implicado en la globalización, o un sendero diferente, que implique el despliegue de capacidades en distintos niveles -(comunitario, territorial, regional, nacional, continental, en lo económico, político, ecológico, cultural, es decir social etc.)- para asumir o rechazar las tendencias globales y colocarlas en función de un desarrollo multidimensional.

Asumir las reglas del debate en cuanto al proceso de globalización cultural en la era digital, implica el reconocimiento objetivo del fenómeno. Este proceso involucra la creación de una "sociedad global" que no representa meramente la suma de Estados nacionales.

La globalización es una poderosa realidad creada por la división internacional del trabajo, y la cultura de una economía de mercado, la misma en el presente predomina por encima de las sociedades nacionales. Por lo tanto no puede ser ignorada, de lo que se deriva entonces interiorizar e identificar cuales son las oportunidades que ofrece este proceso para el desarrollo. El problema consiste en la visión que pudiera tenerse del mismo.

Tal es lo que ocurre con las gigantescas fuerzas de la globalización y el mercado, mientras haya resistencia a comprender su naturaleza y su carácter, estas fuerzas actuaran de manera opuesta. “En cambio,- parafraseando a Engels - tan pronto penetremos en su naturaleza esas fuerzas en manos de productores asociados, se convertirán de tiranos demoníacos, en fuerzas sumisas”.

A modo de conclusiones: se puede plantear que la concepción del desarrollo en el contexto de la globalización, se ha hecho más interdisciplinaria. En su conjunto esta deja ver que el desarrollo, no es sólo crecimiento económico, sino, cambios estructurales, económicos, tecnológicos, políticos y ecológicos, que deben colocar en su esencia al hombre como sujeto y objeto histórico de transformación de su entorno, en una dimensión espacial y temporal que incluya interrelaciones, de carácter global, regional, territorial y local.

La forma de pensar el desarrollo sostenible en sus orígenes se basa en experiencias del mundo desarrollado, al igual que la mayor parte de la teoría del desarrollo, ello ha sido influenciado por el pensamiento globalizador. Por lo que su pretensión de validez universal, debería ser rechazada, ya que una teoría universal, supone la unidad de lo diverso, reflejando las experiencias de diferentes sociedades en correspondencia con las exigencias que demanda el desarrollo en su sentido social.

El pensamiento sobre desarrollo ha progresado desde un enfoque con objetivos exclusivamente centrados en los resultados económicos, o calificada como la “noción opulenta del desarrollo”, a una concepción que entiende el mismo como un proceso, que abre el marco de posibilidades del hombre, como objeto y sujeto de transformación, y donde la cultura se complementa dialécticamente bajo el pensamiento de que esta es clave para el desarrollo. Por lo que el desarrollo humano sostenible es exigente con los fundamentos de la diversidad como fuente de riqueza y condición misma de sostenibilidad.

Vale reiterar que en la concepción del desarrollo es posible observar una modificación sustancial en los paradigmas creadores de conocimientos que la explican. En su acepción económica se tuvo en cuenta la noción de sostenido, ligada a un crecimiento que no percibía límites biofísicos, y generalmente interpretado desde el lado de la demanda, siendo esto ubicado con fuerza tanto en la lógica del mercado, como de economías centralmente planificadas, con la particularidad de que estas últimas priorizaban el carácter social del proceso de desarrollo.

En cambio el concepto de desarrollo sostenible, se enfoca desde el lado de la oferta ambiental, bajo la óptica de obtener rendimientos firmes, es decir, una productividad básica, de acuerdo a la capacidad que pueden suministrar los ecosistemas. Otra distinción es que el contexto desde donde se enfoca el desarrollo tiende a ser diferente. De un ámbito nacional a uno global, que se asienta en interrelaciones globales y de naturaleza local.

La evolución del pensamiento sobre el desarrollo, en términos históricos, se ha dado en el marco de luchas sociales, a través de la pugna entre el capitalismo y el socialismo, entre la clase obrera y el capital y el pensamiento humano y las fuerzas de la naturaleza. A lo largo de las últimas 7 décadas (30s-90s) del siglo XX, el concepto de desarrollo se ha expandido y enriquecido, pero también se fragmentó.

La experiencia sobre los impactos del factor externo en el desarrollo indica la necesidad de combinar políticas nacionales con los retos internacionales, bajo la visión de lograr pasar del desarrollo autocentrado en la nación a la localización de ventajas competitivas a escala nacional, regional y global de manera que reporten beneficios sociales para los habitantes del país, en el caso de los países subdesarrollados ello deberá implicar una participación activa del Estado.

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