Observatorio de la Economía y la Sociedad China
Número 9- diciembre 2008

APUNTES SOBRE LAS RELACIONES CHINA-CUBA

 

Julio A. Díaz Vázquez
Centro de Investigaciones de Economía Internacional
Universidad de La Habana, Cuba

Artículo Publicado en el Observatorio de la Política China
 

 

Introducción

Al remontarnos al pasado encontramos referentes económicosociales y políticos que permiten escribir acerca de lo lejano de las relaciones entre China y Cuba. Bajo la dominación de España, los primeros chinos, “culíes”, arribaron en 1847; y la última llegada se registró en 1874. Así, unos 150 mil “contratados” que, en realidad suplieron a los esclavos arrancados de África, cuando el comercio y el contrabando negrero se tornaron regionales, en dependencia del lugar de origen. La Habana acogió al mayor número; se concentraron en el tramo más insostenibles, fueron incorporados a las labores agrícolas e industriales en la producción del azúcar. Este aporte de fuerza de trabajo tuvo un importante papel en el tránsito del “trapiche” a la etapa moderna, a la plena mecanización del ingenio azucarero.

 

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Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Díaz Vázquez, J.A.: "Apuntes sobre las relaciones China-Cuba" en Observatorio de la Economía y la Sociedad de China Nº 09, diciembre 2008. Accesible a texto completo en http://www.eumed.net/rev/china/



 

Al cesar el tiempo de “enganche”, la inmensa mayoría se integró a la sociedad constituyendo familias, además de participar en las actividades productivas en distintos sectores de la economía. Esta corriente humana contribuyó al desarrollo y crecimiento de la economía, y aportó elementos autóctonos al mosaico de costumbres y cultura que cuajaba en Cuba. Sin olvidar, su presencia en la gesta independentista del país, de la cual, dijo un patricio: “No hubo chino cubano cobarde”, “No hubo chino cubano traidor”.

La impronta de estos núcleos –cerca del 1% de la población cubana es de ascendencia china–, sirvió de enlace para mantener, de modo intermitente, los intercambios económicos chino-cubanos, así como conservar los gérmenes de la interrelación cultural. En el plano político debe señalarse que, al constituirse la República de Cuba, en 1902, se establecieron vínculos diplomáticos con el Imperio; continuados al constituirse la “República de China” (RCh), en 1911.

Entre 1902 y 1959 la llegada de inmigrantes desde China tuvo intervalos oscilantes; el último contingente (unos 10 mil) se remonta a los inicios de la década de 1950. En general, la colonia chino-cubana se agrupó en sociedades regionales, en dependencia del lugar de origen. La Habana acogió al mayor número; se concentraron en el tramo más céntrico de la calle Zanja. Los pobladores venidos de China tuvieron una sensible participación en las áreas hortícola, comercial, servicios, artesanía, gastronomía, etc; e incluyó la fundación de un banco por parte de los empresarios chinos en Cuba.

En la actualidad, la presencia de China se mantiene viva por los sobrevivientes de la colonia y sus descendientes, a través de sociedades y distintas manifestaciones. En el consumo de arroz y otras costumbres culinarias están vivos los aportes chinos, así como en el cultivo de las tradiciones culturales: el año lunar, fiesta del dragón, la charada china, etc. El gracejo popular conserva expresiones ancestrales: “lo engañaron como un chino”; a “ese no lo salva ni el médico chino”; no me digas nada, “tengo un chino detrás”.

Las diferentes uniones de inmigrantes y sus herederos están agrupados en la “Sociedad de Amistad Cuba-China” -la preside el General de Brigada, Moisés Siu Wong -, la que desarrolla eventos alegóricos destinados a la conservación de las tradicionales culturales y fomento de todas aquellas relaciones que acerquen a los dos pueblos. La “Sociedad”, canaliza la atención que la estructura estatal de China brinda a sus nacionales en el exterior.

1959: Nueva etapa en los vínculos China-Cuba

Cuba, mantenida en la órbita de la política exterior de Estados Unidos, no reconoció, al proclamarse en octubre de 1949, la República Popular China (RPCh). Al triunfar la Revolución, en 1959, el nuevo poder heredó los vínculos diplomáticos con la RCh trasladada a la isla de Taiwán. Al aprobarse “La Primera Declaración de la Habana” (2-9-1960), fue anunciada la ruptura de los enlaces con la Isla, así como su oficialización con la Nueva China. El 28 de septiembre de 1960, un Comunicado Conjunto, marcó el naciente rumbo en las relaciones sino-cubanas.

Los intercambios económicos entre los dos países toman cuerpo con la visita a China, en 1961, del Comandante Ernesto “Che” Guevara. Este primer contacto encontró reflejo en la firma del primer “Acuerdo de Cooperación Económica y Tecnológica” así como en el otorgamiento de un crédito por 40 millones de dólares, sin intereses, a utilizar en la adquisición de equipos y otras mercaderías. Lazos económicos que son establecidos cuando el bloqueo económico decretado por los Estados Unidos amenazó la propia supervivencia de la Revolución. Además, a fines de ese año, el Presidente Osvaldo Dorticós Torrado, fue el primer mandatario de América Latina que visitó China.

Los vínculos comerciales China-Cuba, además de los intercambios en esferas como las culturales y otras, se estrenaron después del acuerdo negociado por el “Che”. El desarrollo de las relaciones económicas mostró un modesto ascenso hasta finales de 1965. En 1964, se firmó un convenio anual que, era provechoso para ambas partes; tendía a potenciar las ventajas comparativas de las dos economías: el canje de arroz por azúcar. Pero, los reiterados intentos propagandísticos para involucrar a Cuba en las divergencias chinas con la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y subordinar, a esos fines, el compromiso comercial contraído, redujeron las relaciones entre los dos países a espacios económicos puntuales.

En tanto, las relaciones políticas entraban en una etapa de “enfriamiento”, los intercambios económicos se mantuvieron mediante el canje de azúcar – entre un millón, y 800 mil toneladas -por un amplio surtido de mercancías. Los precios en ambas direcciones seguían el curso del mercado mundial. El Banco Popular de China abría una cuenta por el importe del azúcar entregado por el país, y contra este fondo se efectuaban las compras cubanas. Hasta 1985, entre otros productos, la lista incluyó, arroz, tejidos, grupos electrógenos, alambre de acero, productos químicos, papel, medicamentos, materias primas farmacéuticas, herramientas y bienes de consumo.

En contrapartida, para el año 1989, lo exportado por Cuba estuvo determinado por el predominio de la producción de la industria azucarera, representó más del 73% del total de los giros comerciales, el resto se concentró en sínter de níquel, tabaco, cítricos y otros rubros menores.

Mientras, en 1983, con la visita a China, del Ministro de Comercio Exterior (Ricardo Cabrisas), comienzan a perfilarse renacientes nuevas sendas en las relaciones China-Cuba. Al mismo tiempo, desde 1984 son reiniciados los intercambios de delegaciones en la esfera comercial, de colaboración, en la salud pública, agricultura, ciencia y técnica, y transporte, entre otros. En 1988, la establecida “Comisión Mixta Intergubernamental para las Relaciones Económicas y Comerciales” (CMIREC), desarrolló su primera sesión de trabajo.

La Comisión, ha rendido positivos frutos como instrumento que, en mucho ha contribuido, a la ejecución de proyectos de cooperación económica que contaron con financiamiento chino, a promover y desarrollar las asociaciones económicas, a estimular el conocimiento y la realización de inversiones recíprocas, así como insuflarle nuevos aires a las relaciones entre los dos países. Asimismo, el trabajo conjunto propició que se buscaran nuevas formas de realización del comercio bilateral y que se iniciaran los estudios para la introducción de los productos biotecnológicos cubanos en el gigante asiático.

El derrumbe del socialismo europeo y la desintegración de la URSS, en 1989-1991, además, de cortar bruscamente los lazos económico-políticos que el país tejió durante 30 años, hicieron recrudecer el bloqueo político-económico a Cuba, por parte de los Estados Unidos. Así, el escenario mundial a delinearse desde los años 90 del pasado siglo, halla a China inmersa en profundos cambios económico-sociales y, al igual que Cuba, buscando potenciar su reinserción en la economía internacional. Estas circunstancias le imprimieron especial connotación a las relaciones China-Cuba en el presente, y en el futuro predecible, sobre todo, en momentos que el “coloso asiático” consolida su posición como potencia regional y de alcance planetario.

Sin embargo, parece útil una necesaria acotación. Las transformaciones gestadas por la “reforma y apertura” en China; y la “renovación” en Vietnam; los “ajustes en la economía” que se implementan en Cuba; y en menor medida, perceptibles en la República Democrática Popular de Corea, sugieren la formación de otros “modelos socialistas” alejados de la teoría y la práctica del “socialismo real”. El avance en la creación de “modelos propios” en la “construcción socialista”, refuerzan las tendencias en la pluralidad de las experiencias que afloran en cada país, en dependencia de las cambiantes realidades que están marcando los derroteros geopolíticos del siglo XXI.

Comercio, finanzas e inversiones, colaboración

Los vínculos comerciales China-Cuba tienen en la CMIREC el mecanismo organizativo supremo de los nexos bilaterales. En este nivel se presentan y discuten los diferentes convenios y acuerdos que rigen, de manera particular, las relaciones entre los dos países. Entre 1990 y el 2007, aconteció un amplio intercambio de delegaciones que abarcaron prácticamente todos los sectores de la economía. Además, estos eventos se vieron acompañados de un recípocro y crecientes visitas de alto rango político y gubernamental, factores todos que, en general, hicieron posible un inapreciable incremento de las relaciones bilaterales.

En 1995 se modificó la tradicional forma de intercambio comercial, aplicado desde la década del 60 del pasado siglo, basados en convenios comerciales y de pagos quinquenales y protocolos anuales mediante el cual Cuba, exportó azúcar, a cambio de mercancías chinas por igual valor. Desde 1999, a tono con las reformas aplicadas en la economía y el comercio exterior de China, todas las operaciones del intercambio mercantil, entre ambos países, transcurren en moneda libremente convertible, a través de créditos y los mecanismos de pagos que acuerden las partes contratantes.

La composición de las partidas principales que entran en el comercio comprenden exportaciones chinas de: maquinarias de diversos usos, equipos electrodomésticos, bombillos ahorradores, manufacturas textiles, vehículos y otros medios de transporte, calzados y alimentos, entre otros. Cuba, exporta a

China, en lo fundamental: níquel, azúcar, mariscos, cítricos, chatarra, tabaco, productos de la biotecnología y ron.

Para el país caribeño, el mercado chino tiene relevancia especial, entre otros, permite: adquirir equipos imprescindibles para reanimar sectores de la economía muy deprimidos, como el transporte, desarrollar otros, como las telecomunicaciones, créditos en condiciones ventajosas, así como acceso al mercado en expansión más grande del mundo.

El flujo mercantil de bienes entre los dos países conoció de ritmos decrecientes como resultado de la caída de la economía cubana entre 1990 y 1995. En la primera década del nuevo siglo, experimenta un alza permanente, lo que ha convertido a China en el segundo socio comercial de Cuba. En el 2007, el intercambio comercial ascendió a 2 mil 700 millones de dólares, según fuentes chinas. Esta evolución puede apreciarse en la Tabla 1.

Un primer análisis que se desprende de los anteriores datos destacaría que, los montos totales, se han multiplicado por 3,8 veces, a un ritmo de más del 15% anual; los saldos crecientes favorables a China, así como una mayor diversificación de las exportaciones del país asiático. Estructura que reproduce los desequilibrios presentes en el intercambio entre las áreas desarrolladas y subdesarrolladas. Igualmente, es muy diferente la importancia relativa de ambos socios comerciales; China constituye para Cuba el segundo proveedor internacional. Mientras, la Isla, sí bien es relevante para China en el contexto del Caribe, con respecto a la región Latinoamericana ocupa un lugar modesto.

En los giros mercantiles, los contratos convenidos de níquel, entre el 2005-2009, por parte de empresa “Cuba Níquel” para la venta al consorcio “Minmetals”, de 20 mil toneladas de sínter a razón de 4 mil toneladas anuales, fueron incrementados hasta las 10 mil toneladas, a partir del 2006. En tanto, los embarques de azúcar cubana han oscilado, entre las 300-400 mil toneladas, como resultado de la caída en el cultivo de la de producción de caña de azúcar.

En la esfera de los servicios, siguiendo la línea trazada en la intensificación de la cooperación económica, China, mediante la firma del correspondiente convenio, otorgó a Cuba el carácter de “Destino Turístico de Gobierno”. Categoría y requisito indispensable, según las leyes de la nación asiática, que permiten organizar la acogida de contingentes de turistas chinos en Cuba. Entre 1999 y el 2005 el registro de visitantes solo representó una cifra total cercana a los 35 mil turistas. No obstante, existen las premisas para integrar la variante del multidestino dentro del Caribe con viajeros procedentes de China.

Finanzas e Inversiones. En realidad, pudiera plantearse que, el crédito y las relaciones financieras, en general, constituyen una de las facetas más importantes de los vínculos económicos China-Cuba, en particular, si tenemos en cuenta las limitaciones del sector externo cubano. El gobierno chino, ante la compleja situación económica que enfrentó Cuba en los años 90, otorgó financiamientos comerciales, satisfizo las entregas de sus exportaciones y concedió facilidades para la liquidación de la deuda acumulada.

En 1995, el gobierno chino facilitó un crédito para cubrir el desbalance comercial a largo plazo, con bajos intereses. También, la parte china aseguró financiamiento en condiciones de precios favorables y de pago para potenciar la recuperación de la industria azucarera cubana, mediante el Seguro al Crédito a la Exportación, a través de la compañía de Seguro de China. En el 2001, el país recibió otra línea de créditos por unos 6,5 millones de dólares, sin intereses, por cinco años, para el sector educacional.

En el 2004 se implementaron variadas medidas que señalan el nuevo matiz que adquiere la profundización de los vínculos China-Cuba. Rige un Acuerdo de

Cooperación Económica y Técnica. Además, mediante un canje de Notas fueron amparados créditos del Gobierno chino al de Cuba por algo más de 12 millones de dólares, para adquirir suministros para la salud pública. También, se rubricaron otros 16 importantes documentos que, de modo enfático, proyectan la profundidad y alcance que toman las relaciones bilaterales.

Los acuerdos (9) firmados en esa fecha cubren la cooperación económica y científico técnica en la educción, salud pública, fitosanitaria, acuicultura, equipos de rayos X para inspección, servicios meteorológicos, petróleo, turismo, ferrocarriles, puertos, etc. Otros dos convenios cubren la continuación del uso del crédito recibido por Cuba, de 200 millones de dólares para las ampliar las telecomunicaciones; y el financiamiento por 150 millones de dólares para un programa para producir televisores. Mediante un canje de notas fue aplazado por 10 años, sin intereses, el pago de los créditos recibidos por Cuba en 1990-1994.

Este último financiamiento hizo posible que la “Empresa China “Haier”” y el “Grupo de la Electrónica” de Cuba, comenzaran la producción conjunta de un millón de televisores a color, en un plazo de dos años, de la marca “Atec-Haier” para el uso en programas educativos, la población y la exportación. Tendrán diseño y algunos elementos cubanos, mientras que los componentes electrónicos serán chinos, y pantallas de 21 y 29 pulgadas. Cabe señalar que, a partir del 2003, se han venido cumpliendo rigurosamente los pagos y compromisos suscritos con China, por el lado de la parte cubana.

Mientras, en el año 2006 fue suscrito un “Memorando de Entendimiento” por parte del Gobierno de Cuba y un grupo de grandes consorcios de China, que otorgaron un techo financiero para cubrir operaciones de corto, mediano y largo plazos, por un monto de mil 800 millones de dólares. La realización de los contratos concluidos, en los marcos de los acuerdos firmados, está permitiendo el desarrollo de amplios programas de reanimación de la economía y sociales.

Una parte de los créditos recibidos por esta vía, ha posibilitado, en la esfera del transporte, ejecutar convenios con la “Zhengzhou Yutong Group Co. Ltd”, (provincia de Henan) para la entrega de 5.348 vehículos, a un costo de 370 millones de dólares. Ruedan en el país miles de ómnibus para el servicio interprovincial y urbano, y circulan las primeras 12 locomotoras para el trasiego de cargas vitales para la economía, valoradas en 16 millones de dólares. Además, prestan servicios los equipos y material técnico para reparar y atender la modernización de la red de distribución eléctrica del país. También fue adquirido material rodante para la recogida de basura y ómnibus para el transporte urbano.

Por otro lado, en la esfera de las inversiones mixtas funcionan 9 empresas chino-cubanas; 5 de ellas en China; y 4 en Cuba (Ver tabla 2). Cubren actividades en la agricultura, telecomunicaciones, industria ligera, turismo, biotecnología y la salud. Las inversiones chinas se estiman en unos 50 millones de dólares; las de Cuba, en unos 40 millones de dólares. La “Corporación Nacional de Petróleo de China” (CNPCh) y “Cuba-Petróleo” (Cupet) firmaron un acuerdo, para la exploración y búsqueda de hidrocarburos en la plataforma marina de Cuba, en dos bloques, en aguas del Golfo de México.

Cubanacán 2002

Es destacable que el proyecto de la rama del turismo comprendió la iniciativa de crear la empresa mixta “Cuba-Shanghai”, donde participan, en mayoría, la Corporación Cubanacán S.A., y la compañía Suntime International, de China. Cubanacán, levantó un hotel de 5 estrellas, 28 plantas y 685 habitaciones en el distrito de Pudong, (Shanghai). Además, estableció el centro gastronómico “La Gloria Cubana” en esa populosa urbe del sur de China.

Otra esfera promisoria para el desarrollo de inversiones chino-cubanas, lo constituyó la empresa mixta “Biotec Pharmaceutical”, fundada entre el “Centro

Internacional de Ciencias, de China, y el “Centro de Inmunología Molecular” de Cuba. Se especializa en la investigación, producción y venta de anticuerpos monoclonales usados en el diagnóstico y el tratamiento del cáncer; y de otra destinada al desarrollo, producción, registro y comercialización de vacunas y proteínas terapéuticas recombinantes, con tecnología cubana. El bioproducto cubano PPG (anticolesterol) se registró en China, exportándose 0.6 millones de tabletas en los últimos 6 años.

También, es destacable el ejemplo de la entidad mixta “Gran Kaimán”, asociación entre el “Grupo Electrónico”, de Cuba, y la corporación de telecomunicaciones de China, “Gran Dragón”, que produce equipamientos para el mercado nacional y el de América Latina, así como el de “Hongda-c-Kure” entre el “Centro de Salud Animal”, de la Isla, y el grupo corporativo de alta tecnología chino “Hongda”.

Igualmente, está planteado que los dos hospitales de excelencia, situados en Xining, en la provincia de Quinhai, y en Zhijiashuang, en la provincia de Hebei, especializados en oftalmología, progresivamente sean acompañados de una cadena de hasta 50 centros de igual categoría.

A la vez, China y Cuba, han creado las bases jurídicas para cubrir acciones inversionistas en las dos direcciones. En 1995 se firmó un “Acuerdo para la Protección Recíproca de las Inversiones (APPRI); documento que fue renegociado y actualizado en el 2007. Además, está vigente un convenio para evitar la doble tributación desde el 2001. En los marcos de la CMIREC fue creado, en 2005, el “Grupo de Inversiones”.

Al mismo tiempo, tanto China como Cuba, tratan de estimular la creación de empresas conjuntas y canalizar inversiones por parte de las empresas chinas; propósitos que fueron recogidos, sobre todo, en el “Memorando de Cooperación” suscrito en el 2005. Documento que prioriza en términos de inversiones los sectores de Turismo, Industria Ligera, Minería y Petróleo, Derivados del Azúcar, Siderurgia, Pesca y Electrónica.

Colaboración. La cooperación científico-técnica y ayuda en programas de desarrollo ramales, sobresale por el sostenido incremento experimentado, en particular, desde 1995. Para Cuba, entre otras acciones, han resultado beneficiosos los progresos obtenidos en los proyectos relacionados con el cultivo de arroz, soya, sorgo y maíz, la obtención de semillas mejoradas, el pronóstico de sismos, la explotación y utilización de la energía solar y la biotecnología.

Vale destacar que los acuerdos de cooperación extendidos al área cultural, educacional y de ciencia y tecnología han promovido e impulsado el intercambios en distintas esferas, así como incluido los de carácter deportivo.

En la educación se implementa el”Programa de estudio del idioma chino y de español para chinos”. En el marco del proyecto, más de 100 jóvenes caribeños se preparan en China, y más mil estudiantes chinos perfeccionan el dominio del español, en Cuba. En la zona de Tarará, cerca de La Habana, se restauran y rehabilitan instalaciones para la sede del programa. Además, esta previsto abrir el “Instituto Confucio”, en Cuba.

En lo cultural, influyen las raíces heredadas de la centenaria presencia china en Cuba, para profundizar en dichos vínculos. Además, por parte de las instancias estatales de China, se brinda apoyo organizado a los descendientes que viven en la Isla, para la conservación y desarrollo de las costumbres y tradiciones.

Asimismo, la cooperación ha incluido diferentes donativos, entre otros, uno por 6.1 millones de dólares, para adquirir tejidos destinados a la confección de los uniformes escolares; y otro de casi 4 millones de dólares para la compra de materiales generales y ejecutar proyectos de cooperación técnica. Además, el proyecto “Thrips Palmi”, ejecutado por los gobiernos de China y Cuba, facilitó la puesta en marcha, en la provincia de Matanzas, de una Planta de Fermentación de Bioplaguicidas, única de su tipo en el país, para la cual China donó 2,9 millones de dólares en equipamiento de laboratorio y tecnología. En la rama energética se construyen y remodelan pequeñas centrales hidroeléctricas con tecnología facilitada por China.

Finalmente, en el transcurso de la XVIII sesión de la CMIREC, Cuba-China (Beijing, 12-2005) fueron concluidos varios convenios, entre los que cabe mencionar, el de la cooperación bilateral en la esfera de la biotecnología para los próximos 3-5 años, e inició sus actividades el “Grupo de Trabajo” para la colaboración en el sector biotecnológico. Entidad que fomenta el estudio para establecer empresas mixtas y desarrollo conjunto de proyectos de investigación de interés mutuo.

En resumen, las relaciones China-Cuba ganan en extensión y profundad en los campos políticos, económicos y sociales. Los acuerdos de colaboración económica y tecnológica cada día abarcan nuevas esferas y sectores de interés mutuo. En la consecución de esos objetivos ambas partes han ido conformando mecanismos encaminados a sistematizar las consultas entre los dos Partidos y Gobiernos, funcionan regularmente los comités y las comisiones mixtas comerciales, económicas y científico técnicas. Escenarios todos, donde se discuten y encuentran soluciones las principales líneas que marcan la creciente y favorable evolución de los vínculos sino-cubanos.

A modo de reflexiones finales

Ante todo, en los últimos 15 años se han reiterado acontecimientos de hondas repercusiones en los tradicionales vínculos y coincidencias políticas e ideológicas en la hermandad Cuba-China. En dos ocasiones (1995-2003) arribó a Beijing el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz. Igualmente, el General Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y Ministros y Segundo Secretario del Partido, en el 2005, visitó China invitado por el Partido Comunista de China (PCCh).

A su vez, los Secretarios Generales del PCCh y Presidentes de RPCh, Jiang Zemin (2001) y Hu Jintao, (2004) fueron huéspedes del Partido y Gobierno de Cuba. Intercambios que sirvieron para profundizar las relaciones económicas bilaterales, constatar las compatibles apreciaciones en diversos asuntos de la escena internacional, así como valorar la identificación política entre países que construyen el socialismo de acuerdo con sus características.

En los intercambios sostenidos entre los más altos dirigentes del PCCh y del Estado de China, y las Delegaciones presididas por los dignatarios de Cuba, fue subrayado el papel solidario que llenaron los créditos y préstamos del Gobierno y empresas chinas, en los momentos que el país enfrentó un “doble bloqueo”. Recursos que facilitaron la compra de alimentos materias primas para la industria y adquirir materiales y otros suministros para la educación.

En el examen del acontecer político internacional ambos países toman parte activa en el “Grupo de los 77”; coinciden en la necesidad de preservar el papel de la “Organización de las Naciones Unidas” (ONU); trabajan por el respeto a la “Carta” de la ONU y el acato de los principios del Derecho Internacional. Asimismo, manifiestan el firme rechazo al empleo de la fuerza o recurrir a la guerra para resolver los contenciosos entre países, así como reafirman la voluntad de luchar por conservar la paz y defender el multilateralismo.

Entre los dos países no sólo hay estrechas relaciones políticas, de colaboración y de solidaridad; China, además, se ha opuesto al bloqueo norteamericano contra Cuba; rechazó las manipulaciones del tema sobre los derechos humanos por parte de Estados Unidos en la disuelta “Comisión de Derechos Humanos” de la ONU, en Ginebra. Cuba defendió la razón china de organizar los “Juegos Olímpicos”, del 2008, así como denunció las campañas contra China, vinculas al Tibet, para empañar la imagen de la cita olímpica; apoya firmemente el principio de una sola China.

Sin embargo, una mirada al devenir de las relaciones económicas China-Cuba, evidencia que los dos países tienen ante sí desafíos que exigirán ingentes esfuerzos, comprensión y mucho trabajo de ambas partes. Se impone la necesidad de perfeccionar los mecanismos de promoción, ejecución y control de la actividad económica, científico-técnica, estimular las inversiones conjuntas, avanzar en el dominio de las realidades mutuas, en la preparación y la profesionalidad de los factores que intervienen en los arduos procesos de negociación, así como en la selección de las modalidades y adecuados socios.

Una barrera a superar, concierne al enriquecimiento de la estructura de los bienes que la Isla comercializa en el mercado chino. Resultaría positivo que los incrementos habidos en las ventas de níquel, se acompañaran con la elevación de la cuantía y ampliación de los rubros del corto surtido actual. Esto puede ser extensible a las exportaciones de azúcar. La reanimación que experimenta el cultivo de la caña y eficiencia de la industria azucarera, avizoran alentadores pasos para recuperar los niveles previos a 1990.

Al mismo tiempo, los promisorios logros en la presencia de renglones de la rama de la biotecnología en el mercado chino, abren nuevos caminos para que sean incrementados los montos de lo exportado por Cuba. Aumentos en los volúmenes de las ventas y acrecentar el muestrario de las exportaciones cubanas, son decisivas para alcanzar el progresivo equilibrio en la balanza comercial entre los dos países.

Por otra parte, de manera harto evidente las grandes corporaciones de China están incursionando en los mercados internacionales. Para Cuba, en tanto, los intercambios comerciales registran crecientes y positivos índices; una de las debilidades presentes en las relaciones económicas entre los dos países, están asociadas, hoy, a la ínfima llegada de inversores chinos a la Isla.

Si tenemos en cuenta que, para el 2010, de China, unos 30 millones de ciudadanos visitaran países extranjeros; el turismo, es sin dudas, una rama que puede ofrecer halagüeñas perspectivas para el inversor chino. La modalidad del “multidestino” –otros países del Caribe recibieron la categoría de “Destino Turístico de Gobierno–, constituye una variable que hace atractiva y digna de estudio, de posibles iniciativas en la esfera turística.

Sin embargo, no puede perderse vista que, sí bien las corporaciones chinas son incentivadas por el Gobierno, para que incrementen su salida a la economía internacional; a la vez, deben regirse por directivas que, incluyen, entre otras, dar prioridad a las inversiones en las ramas: energéticas, de materias primas, las industrias de servicios, actividades de I+D, e infraestructura.

Los propósitos para invertir siguen el patrón de obtener: mercados, elevar las ganancias, satisfacer demandas internas no satisfechas, exportar a terceros países, hacerse de marcas de prestigio, acceso a tecnologías, ganar puntos en la competencia. Para ello, aplican los criterios: acogerse a políticas de privilegios, que las inversiones sean las menores, abundancia de fuerza de trabajo y tierras baratas, así como proximidad a las fuentes de materias primas.

Las anteriores razones, en alguna medida, pueden ayudar a la compresión de lo poco exitoso y magro de la cuantía de la inversión procedente de China en Cuba. A lo que pueden agregarse, entre otros factores, la pobre e incipiente experiencia empresarial acumulada e imperante en Cuba, en la década de 1990. Cuestiones que, parece, influyeron en la selección de los posibles socios chinos; o la estrategia negociadora desarrollada no fue la más idónea. Sin contar los problemas que sobre el financiamiento y otras cuestiones operativas dependientes de las empresas chinas pudieron estar presentes.

No obstante, un factor positivo para potenciar las opciones que presenta el mercado de la Isla, en el futuro próximo, así como desbrozar las barreras presentes y abrir nuevos cauces a las relaciones China-Cuba, surgen dentro de los temas que agitan el quehacer económico-político de la sociedad cubana, en particular, después del llamado a “introducir los cambios estructurales y conceptos que resulten necesarios (…) con sentido crítico y creador, sin anquilosamiento ni esquematismos”.

Los replanteos en estudio acerca de los “ajustes” necesarios a introducir en el funcionamiento de la economía cubana que, contribuyan al remonte de las escaceses, superar las ineficiencias presentes en el desempeño empresarial e insuflar mayor dinamismo al desarrollo económico del país, tienen un lugar para las inversiones extranjeras. Pero, la aparición, del inversor foráneo, estará acompañada de políticas bien definidas que eviten los errores del pasado.

Esta orientación resulta oportuna, y es una coyuntura favorable para despejar las trabas que, de una u otra forma, han planeado en el pobre desembarco del inversor de China, en Cuba. Sin embargo, parece oportuno recordar que las medidas que lleven a “introducir los cambios estructurales y conceptos necesarios”; no pueden identificarse – así, piensan algunos economistas; y también lo hacen observadores externos -, con ver en el “modelo chino” la solución para las imprescindibles correcciones económico-sociales que emprende, en la actualidad, Cuba.

Finalmente, en este orden, parece válido ilustrarse sobre lo acontecido en China en lo económico-social, en los últimos 30 años, tanto en lo positivo como negativo. Observación que también es extensible a lo que acontece en Vietnam. Lo sensato y lúcido radica en estudiar, aprender, experimentar, antes de generalizar cualquier solución –y así, se trabaja–, en el país, con el espíritu de “cambiar todo lo que deba ser cambiado”. Ello, sin perder la perspectiva: “Las relaciones entre China y Cuba constituyen hoy un ejemplo de transparencia y colaboración pacífica entre dos naciones que sostienen los ideales del socialismo”.

Para concluir, en el plano histórico y económico-político encontramos que, China y Cuba, poseen puntos e intereses comunes: sufrieron la subyugación y el pillaje extranjeros durante un largo periodo, arrastran las secuelas heredadas del colonialismo, comparten los objetivos de ser países en vías de desarrollo, enfrentados a la tarea de fomentar la economía nacional y mejorar el nivel de vida de los dos pueblos. Coinciden en trabajar por un orden social interno e internacional estable y libre de conflictos, se afanan por fortalecer la cooperación económica y tecnológica sobre la base de las ventajas mutuas.

Bibliografía

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Julio A. Díaz Vázquez, profesor titular del Centro de Investigaciones de Economía Internacional de la Universidad de La Habana.



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