Las relaciones con el continente africano se han convertido en prioritarias para las autoridades chinas. Superadas anteriores estrategias[1], las relaciones entre estos dos actores de la escena internacional están cada vez más institucionalizadas. En el terreno político, es tradición que la primera visita anual al extranjero del jefe de la diplomacia china se efectúe a un país africano. Este año, Hu Jintao ha iniciado el 31 de enero una visita de doce días que le llevará a ocho países. El año 2000,  se creó el Foro de Cooperación China-África, que reúne a la casi totalidad de los países del continente y que ya ha celebrado tres reuniones al máximo nivel, la última, inaugurada en Beijing el 3 de noviembre de este año. Del interés de los países africanos por estas reuniones da fe el hecho de que asistieron 48 del total de 53 Estados que forman África, todos menos los cinco que reconocen a Taiwán[2], a pesar de que también fueron invitados. La representación de los países asistentes lo fue en su mayoría al más alto nivel: 40 Jefes de Estado o de Gobierno. Por último, no hay que olvidar que en enero de este año, China ha publicado su “libro blanco” (y sólo tiene otro, con la Unión Europea) sobre sus relaciones con los Estados africanos, el “Documento Oficial sobre su política africana”[3].

¿Qué intereses persigue China con esta política? Fundamentalmente, diversificar los suministros de recursos energéticos (especialmente petróleo) y de materias primas (minerales) que aseguren de forma estable su crecimiento económico al tiempo que abre nuevos mercados a la exportación de sus productos. En el plano diplomático, busca reforzar su papel en la escena internacional y aislar cada vez más a Taiwán[4].

Desde 1.993, China se ha convertido en importador neto de petróleo. Hoy es el segundo consumidor mundial y el segundo importador mundial de petróleo africano después de EE UU. África posee el 9’4% de las reservas mundiales y su producción es el equivalente al 11’4% del total mundial. China importa de África el 30% del petróleo que consume[5]. Razones estratégicas (creciente presencia de EE UU en Oriente Medio y  Asia Central) y económicas (condicionantes geológicos del país que dificultan el transporte de petróleo chino hasta la costa Este, así como el bajo contenido en sulfuro del petróleo africano que permite optimizar el rendimiento de las refinerías chinas), aconsejan la diversificación[6]. Además de petróleo, China obtiene en África materias primas, minerales[7],  productos agrícolas[8] y madera[9].

Además del aprovisionamiento estable de recursos energéticos y materias primas, otro objetivo de la política africana de Beijing es el incremento de las relaciones comerciales, todavía modestas: el continente africano es el destinatario del 2’4% de la exportación china y suministra el 2% de las importaciones[10] de este país. Pero este aparentemente poco significativo volumen de negocio no debe llevarnos a confusión. China ha encontrado un nuevo mercado para sus empresas (más de 800 tienen presencia en África), de 1995 a 2005 los intercambios comerciales se han multiplicado por 10, en 2005, supusieron 40.000 millones de dólares y para 2006, se espera que sean de 50.000[11]. Un mercado de 900.000.000 de potenciales consumidores donde ha sabido introducirse muy hábilmente. Ha ido posicionándose e invirtiendo en sectores económicos descuidados por las potencias económicas occidentales. Es un mercado donde China coloca sus productos que tienen un  fuerte valor añadido y donde puede “testar” esos productos con una clientela poco exigente con los estándares de calidad de los ciudadanos del “primer mundo”[12]. Existen sectores sensibles que están siendo penetrados por la tecnología china: centrales eléctricas (Sudán, Zimbawe), centrales hidroeléctricas (Sudán, Etiopía), la telecomunicaciones (Magreb, Madagascar, Mozambique, Djibuti), la aviación (Zimbawe), la energía nuclear civil (República Sudafricana)…[13]. A todo esto hay que sumar la creciente presencia de ciudadanos chinos, más de 130.000  en el continente. Por otro lado, China, a diferencia de los países occidentales no busca una rentabilidad a corto plazo, sino posicionarse estratégicamente para asegurarse de forma estable en el futuro el suministro de los recursos que necesita su pujante economía.

Un tercer objetivo es el diplomático. China se está introduciendo en el continente siguiendo su política de “poder blando” y es, en general, muy bien vista por los dirigentes africanos, sobre todo por aquellos que presiden regímenes autoritarios y poco respetuosos con los derechos humanos, que agradecen la política de “no injerencia” en los asuntos internos seguida por Beijing. China, en este mundo globalizado y unipolar es vista como una alternativa capaz de hacer negocios e invertir en infraestructuras, como “una potencia protectora y menos exigente en cuanto a las normas democráticas y al destino de los créditos concedidos”[14], que ofrece ayuda incondicionada China aparece como un fiel aliado capaz de utilizar su derecho a veto en el Consejo de Seguridad en la ONU en defensa de sus aliados[15]. China además, despliega toda una batería de gestos, desde la concesión de créditos a muy bajo interés, asistencia técnica, educativa y sanitaria o la condonación de la deuda de 31 países africanos por un importe de 1.380 millones de dólares[16]. Así pues, como dice Iris Mir[17], “la eficaz diplomacia china destaca por su capacidad de interactuar en países en desarrollo sin que se le vea como una potencia colonizadora”.

            Sin embargo, y aun aceptando que buena parte del 5’2% del crecimiento económico de África en 2005 puede deberse a la inversión china, se empiezan a alzar voces que  ponen en tela de juicio los efectos “benéficos” de la política africana de China. Además de la crítica por su apoyo a regímenes dictatoriales[18], se plantea que esa política puede llegar a frenar el crecimiento al favorecer una economía de renta. China importa recursos energéticos y materias primas, pero exporta a África productos manufacturados con alto valor añadido. La población del continente no se beneficia en gran medida. Pero es que además, China obliga a que el 70% de sus inversiones en infraestructuras se subcontraten a empresas chinas[19] que a su vez “utilizan en muchas ocasiones su propia mano de obra, mucho más barata, lo que además de no generar puestos de trabajo en el país receptor de la inversión, les permite concursar para grandes proyectos públicos a unos precios irrisorios, que ninguna otra empresa internacional puede igualar”[20]. Uno de los sectores donde más se están extendiendo las protestas (como en otras partes del mundo) es el textil. Según Lali Cambra, en Sudáfrica, los representantes sindicales responsabilizan directamente a China de haber aplastado la industria textil sudafricana, inundando sus mercados con productos muy baratos,  causando el cierre de 800 empresas textiles y el paro de 60.000 trabajadores[21].

Las relaciones económicas entre China y África deberían ser más equilibradas. Los frutos de esa cooperación deberían beneficiar a la población africana y no asus dirigentes. Quizás, como señala Lafargue[22], la competencia con otro país asiático, India pueda ayudar a ello. Este último país, se enfrenta al igual que China a una dependencia energética, pero como no puede rivalizar en términos financieros con las inversiones chinas, propone a sus suministradores de recursos energéticos una cooperación de tipo técnico (trasferencias de tecnología, medicamentos, etc.). Puede que esta competencia entre los dos países asiáticos sea favorable para el desarrollo africano.

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BIBLIOGRAFÍA 

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La Chine en Afrique : Anatomie d’une nouvelle stratégie chinoise

 

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García Encina, C. La política africana de Pekín: ¿oportunidad o amenaza? En www.realinstitutoelcano.org  Análisis 01-03-06

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Ríos, X La apuesta africana de China En Fride, 17-10-06

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Ríos, X África mais chinesa En AGN, 30-10-06

http://www.igadi.org/index.html

 

Rovetta, P La ofensiva diplomática de China en África En Carta de Asia-Economía, 08-11-06

La ofensiva diplomática de China en África

 

 

Sobre la Cumbre de Beijing del FOCAC

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http://www.china.org.cn/spanish/271853.htm

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http://www.china.org.cn/spanish/271466.htm

http://www.china.org.cn/spanish/271467.htm

http://www.china.org.cn/spanish/271472.htm

 

Documentos relacionados

 

Declaración de la Cumbre de Beijing del FOCAC

http://www.fmprc.gov.cn/fra/zxxx/t279402.htm

Programa de cooperación sino-africano para el desarrollo económico y social

http://www.fmprc.gov.cn/zflt/fra/zyzl/hywj/t168986.htm

 

 

ARTÍCULOS DE PRENSA

 

Le Monde Diplomatique (edición española) Mayo 2005

Jean-Christofe Servant  China a la conquista del mercado africano

 

El País

De José Reinoso, artículos publicados

26/06/06   y 04/11/06

De Lali Cambra,   dos artículos publicados

04/11/06

Sin autor, en la sección opinión (mirador), artículo publicado

06/11/06

 

Avui

De Iris Mir, artículo publicado

07/12/06

 

El Correo

De Xulio Ríos, artículo publicado

03/11/06

 

El Mundo

De Xulio Ríos, artículo publicado

02/05/06

 

La Vanguardia

De Rafael Poch, artículos publicados

29/01/04,   17/01/06,   01/05/06,   02/11/06,   04/11/06,   05/11/06   y  06/11/06

De Xulio Ríos, artículo publicado

01/11/06

De J. Ramón González Cabezas, artículo publicado

05/11/06

De Paddy Miller, artículo publicado

05/11/06

De Agencias, artículo publicado

25/10/06

Editorial del

04/11/06

 

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[1] En la década de los 60 y 70 del siglo pasado, las relaciones de China con África formaban parte de una batalla política e ideológica que perseguía contrarrestar la influencia de las grandes potencias en el continente.  Además de apoyar a los movimientos de liberación, China  ofreció asistencia técnica y construyó importantes infraestructuras en los nuevos países independientes. En los 80, muerto Mao, se abandonó el discurso revolucionario y se puso el énfasis en las relaciones comerciales. Un breve resumen de estas relaciones hasta la actualidad, puede leerse en García Encina, C. La política africana de Pekín: ¿oportunidad o amenaza? En www.realinstitutoelcano.org  Análisis 01-03-06

 

[2] Gambia, Burkina-Fasso, Liberia, Malawi y Sao Tomé y Príncipe. Recientemente Chad, ha pasado a engrosar la lista de países que reconocen a la República Popular como la única representante de toda China.

[3] Un resumen analítico de este documento se puede leer en Girard, P Diplomatie: La Chine abat ses cartes En  www. marianne en-ligne.fr 19-01-06

http://www.marianne-en-ligne.fr/dossier/e-docs/00/00/59/B8/document_article_dossier.phtml?cle_dossier=22974

 

[4] Los 48 Estados africanos que mantienen relaciones con la República Popular, suponen el 25% de los votos en la Asamblea General de la ONU. ¿Qué papel habrán jugado, por ejemplo en la elección de un chino de Hong Kong al frente de la Organización Mundial de la Salud?

 

[5] Ver García Encina, C. op. cit, y  Braud, P-A, La Chine en Afrique: Anatomie d’une nouvelle stratégie chinoise en  www.iss-eu.org/new/analysis/analy124.pdf -   octubre 2005

La Chine en Afrique : Anatomie d’une nouvelle stratégie chinoise

 

[6] Ver Braud, op.cit y Woets, L. Les enjeux de la puissance chinoise en Afrique  En www.strategic-road.com  Enero 2006 http://www.strategic-road.com/pays/pubs/enjeux_puissance_chinoise_afrique.htm

 

[7] En 2004, el 20% de los minerales extraídos en el continente africano se exportaron a China. Braud, op. cit.

[8] “El 37% del territorio chino acusa los efectos de la degradación de la tierra y de la deforestación y sus áreas de cultivo soportan un uso excesivo de pesticidas y abonos químicos. Dado el crecimiento de la población, y la pérdida de tierra para la agricultura cedida a la industria, Pekín se ha introducido en el sector pesquero de Gabón y Namibia y en el sector agrícola de Zambia, Tanzania y Zimbabue.” García Encina, C. La política africana de Pekín: ¿oportunidad o amenaza? En www.realinstitutoelcano.org  Análisis 01-03-06  http://www.realinstitutoelcano.org/analisis/920.asp

 

[9] El 60% de la producción maderera africana tiene a China como destinataria. Woets, L. op. cit.

[10] Woets L. op.cit.

[11] Reinoso, J. “El País”, 04-11-06

[12] Lafargue, F La Chine, une puissance africaine En Perspectivas chinoises, nº 90 Julio-agosto 2005

http://www.cefc.com.hk/fr/pc/articles/art_ligne.php?num_art_ligne=9001

 

[13] Woets,  L. op.cit

[14] Lafargue, F. op.cit

[15] Ejemplo paradigmático es la amenaza de hacer uso del veto en resoluciones condenatorias a Sudán en relación con la política seguida por el gobierno sudanés en Darfur, donde por cierto, operan compañías petrolíferas chinas.

[16] Reinoso, J. “El País”, 04-11-06

[17] Iris Mir, “Avui”, 07-12-06

[18] Los 48 Estados africanos que mantienen relaciones con la República Popular, suponen el 25% de los votos en la Asamblea General de la ONU. ¿Qué papel habrán jugado, por ejemplo en la elección de un chino de Hong Kong al frente de la Organización Mundial de la Salud?

[19] Millar, P. “La Vanguardia”, 05-11-06

[20] Cambra, L.  “El País”, 04-11-06      Un ejemplo muy claro lo aporta   Woets, L. op. cit “Lorsqu'elle décide d'investir dans le secteur pétrolier d'un pays, la Chine procède selon le modèle suivant : elle commence par monter une joint-venture avec une entreprise locale pour s'assurer une partie des droits d'exploration et d'exploitation. Elle procède ensuite à une importation d'ouvriers chinois qui sont en partie des prisonniers de droit commun afin de construire rapidement les oléoducs et infrastructures nécessaires à l'exportation du pétrole vers la Chine.”

[21] Cambra, L. op. cit.    Otro ejemplo de la presión sobre la industria textil es el que narra Yves Ekoué. Las mujeres comerciantes de Togo, se lamentan dice él, de que apenas han acabado de proponer ideas para un modelo de prenda  textil, cuando en tres semanas, ese modelo ya se ha exportado desde China hacia el mercado africano. Ekoué Amaïzo, Y. Pour un nouvelle coopération Afrique-Chine: Des erreurs à ne plus reproduire  En Afrology.com Dossiers econòmie (sin fecha)

www.afrology.com/eco/pdf/chinafrique.pdf

 

[22] Lafargue, F. op. cit.