Miladis Fornaris Méndez(CV)
    Prof. Asistente. Universidad de Ciencias Pedagógicas
    Universidad de Ciencias Pedagógicas, Frank PaÃs GarcÃa, Cuba
	mfornaris@ucp.sc.rimed.cu
RESUMEN
El aprendizaje de la lectura y la escritura es uno de los aprendizajes más difíciles a que se va a someter el escolar de seis años, por lo que necesita de cierta madurez en diferentes áreas para llevar a cabo dicho aprendizaje. Si no existen las condiciones necesarias para enfrentarlo el escolar estará expuesto al fracaso, miedo, ansiedad, frustración que atentarán contra el éxito de su aprendizaje; no solo de la lectoescritura sino en el resto de las áreas de conocimientos. Exponemos en el presente trabajo un análisis de estos factores, teniendo en cuenta que el dominio de la lengua escrita constituye una herramienta esencial para el manejo del mundo por los seres humanos.
Palabras claves: adquisición, lectoescritra, nivel madurativo, percepción, lenguaje, psicomotricidad.
INTRODUCCIÓN
El lenguaje surge y se desarrolla en  el proceso de trabajo, producto de la necesidad que tuvieron los hombres de  comunicarse entre sí, es un fenómeno de carácter social. Su surgimiento y  desarrollo hicieron posible la generalización de la experiencia y la aplicación  de esta en la práctica, capacidad exclusiva del hombre, que le permite la  comunicación entre los individuos.
  Es el lenguaje, el que permite al  hombre alcanzar el peldaño superior del conocimiento, llamado peldaño del  conocimiento lógico, sin el cual el hombre se diferenciaría bien poco de los  animales.
  Los hombres se expresan, intercambian  ideas y son comprendidos en la mayor parte de los casos a través de la  comunicación oral. 
  La forma que históricamente apareció  después del lenguaje oral, fue el lenguaje escrito; que a diferencia del  lenguaje oral surge de forma consciente y en él que participan tres  analizadores: motor verbal, auditivo verbal y con gran importancia el  analizador visual.
  El lenguaje escrito supera al oral en  cuanto a funcionabilidad y complejidad, su base psicofisiológica es el  resultado de la reorganización del mismo sistema funcional.
  Está representado por dos procesos:  lectura y escritura, los cuales utilizan los mismos códigos, la grafía y ambos  aunque se diferencian se autocondicionan, permitiendo uno la realización del  otro.
  El lenguaje escrito al principio no  constituye (como el oral) un medio de comunicación, pues el niño dedica toda su  atención al dominio de la técnica de lectoescritura. Solamente después del año  y medio o dos años es que se utiliza como medio de comunicación, donde el niño  es capaz sus ideas mediante el mismo.
  Abordando la importancia de estos dos  procesos podemos ver, que el aprendizaje de los mismos ocupa un lugar  predominante dentro de las materias escolares, por ser la base del resto de las  enseñanzas que se imparten, permitiendo el desarrollo de habilidades y hábitos  fundamentales para la realización de los estudios que debe acometer el escolar.
  Para el aprendizaje de lectoescritura,  sucede lo mismo que con cualquier otro aprendizaje, es necesario que el niño  alcance una madurez, sin la cual no se puede iniciar dichas tareas. Esta  madurez sería  posible solo con la  actualización de los factores que intervienen en la adquisición y desarrollo de  lectoescritura. 
  Los maestros, en ocasiones cometemos  el error de llevar al escolar a enfrentarse al aprendizaje de la lectoescritura  sin tener las condiciones para acometer dicho aprendizaje, provocando problemas  al leer y escribir que contribuyen a la repitencia, al fracaso escolar y a la  desmotivación por el estudio, con repercusión desfavorable en el resto de las  asignaturas.
  De ahí la importancia de crear las  condiciones necesarias para acometer dicho aprendizaje, para lograr de forma  exitosa su adquisición y desarrollo.
DESARROLLO
El lenguaje oral se desarrolla como  consecuencia de la necesidad que tiene el niño de participar en la actividad  conjunta con el medio, para comunicarse en este; en la génesis del lenguaje  escrito no se encuentra este motivo social, pues su etapa inicial esta centrada  en la adquisición de la técnica lingüística, lo que ocupa la atención del niño.  A diferencia del lenguaje oral, que transcurre de forma automática y sin  análisis consciente de la composición de los sonidos, el lenguaje escrito  constituye desde su inicio una actividad organizada y voluntaria, con un  análisis consciente de los sonidos que lo forman.
  El lenguaje escrito lleva al niño al  nivel más abstracto del lenguaje. Precisamente por esto L. S. Vigotski señaló  que el lenguaje escrito es el álgebra del lenguaje.
  Luria lo consideró  como un nuevo y poderoso instrumento del pensamiento, con más posibilidades en  ocasiones, que el lenguaje oral.
¿Cómo se lleva a cabo?
La estructura  psicofisiológica de la escritura y de la lectura, está representada por dos  niveles:
  I El nivel sensomotor  que garantiza la técnica de los procesos, o sea, saber leer y saber escribir.
  II El nivel  semántico que garantiza que el lenguaje escrito se convierta en una forma especial  de la actividad verbal, es decir, en un medio de comunicación.
Niveles de la escritura. El primer nivel está representado por diferentes eslabones:
En este nivel  se garantiza la copia y el dictado.
  El segundo  nivel, el semántico, es el que  permite la realización espontánea de la escritura, respondiendo a una idea o un  motivo surgido, haciendo uso de códigos semánticos, sintácticos y gramaticales.
  En este  aspecto se debe señalar qué papel desempeñan en el proceso de escritura, el  analizador auditivo, la articulación, la imagen visual de las letras  (analizador visual) y los hábitos motores (analizador motor).
  La escritura comienza  a partir de la tarea que se propone el mismo niño o le sitúa el adulto. En  estos casos el niño debe elaborar la oración, recordarla, conservar el orden  necesario no solamente conservar la idea en la memoria, sino también  convertirla en una estructura detallada en forma de oración y conservar  determinado orden en las palabras.
  Este análisis de la  composición sonora de la palabra es muy importante en la escritura, es  necesario distinguir las primeras sílabas y las que siguen, los primeros  sonidos y los que le suceden. Esto es más fácil en las sílabas directas, pero  es más complicada en las inversas y las directas dobles.
  El proceso de la  escritura necesita de la precisión de la composición sonora de la palabra que  se escribe, lo cual se logra mediante su pronunciación en voz alta o para sí.  La misma permite precisar la composición sonora de la palabra, diferenciar y  precisar el orden que ocupen los sonidos; es decir, que la pronunciación es el  componente motor del análisis sonoro.
La lectura comienza por la percepción del conjunto de letras, se realiza a través de la decodificación de los grafemas en fonemas y termina con el reconocimiento del significado de las palabras.
El primer nivel está representado también por eslabones:
Este nivel permite realizar al niño, la lectura de un  texto y solo se basa, hasta este momento, en el dominio de la técnica (saber  leer). Cuando este hábito se ha automatizado y el niño pasa al segundo nivel  (realización semántica), la lectura se convierte en una forma de actividad  verbal, en un medio de comunicación.
  La segunda operación está determinada por la correspondencia de los fonemas a los esquemas  gráficos visuales, es decir, a las grafías. 
  Luria A, R señalaba que esta actividad es vencida con  relativa facilidad por los escolares y solamente presenta dificultades en los  casos de letras parecidas en los cuales se requiere una correcta organización  espacial. (Figueredo Escobar, Ernesto, 1982)
  Al igual que la  escritura, la lectura es un proceso analítico – sintético. En las primeras  etapas del aprendizaje de la lectura, esta comienza por la percepción de las  letras y el análisis de su significación sonora, luego viene la unión de  sonidos y letras en sílabas y luego estas en palabras.
  El acto psicológico  de la lectura se modifica en la medida en que se automatizan los hábitos de  lectura. El análisis sonoro – grafemático de las letras aisladas y su unión en  sílabas, en palabras, en oraciones.
  El lenguaje escrito representa un  hecho sociocultural que sitúa al hombre en una dimensión social nunca vista, es  por tanto una herramienta formidable que lo conduce a elevarse como ser humano,  si no existen obstáculos que limiten el devenir de su desarrollo.
  El proceso de aprendizaje de  lectoescritura tiene lugar a partir de una serie de premisas básicas, por lo  que desde las etapas precedentes debe realizarse un trabajo preventivo que  garantice el desarrollo de un equilibrio emocional adecuado, para facilitar el  acceso a los códigos de las distintas etapas de aprendizaje.
  Se hace necesario la creación de una  serie de condiciones que permiten la realización de funciones sensoriales y  motrices imprescindibles para percibir los signos dispuestos ordenadamente de  izquierda a derecha, estableciendo la correspondencia entre sonido lingüístico  y grafemas, sintetizarlos en sílabas y palabras, abstraer su significado y  reproducir los signos mediante la actividad psicomotriz.
  La doctora María Luisa Nieve en su  trabajo titulado Entorno a los procesos de lectura y escritura plantea que:
“la adquisición de la técnica de la lectoescritura exige del desarrollo en el niño de una serie de capacidades y habilidades mentales, sensoriales y motrices que en su mayoría no se desarrollan suficientemente de manera espontánea y que ofrecen considerables dificultades aún cuando su desarrollo se produzca de forma dirigida a través de un proceso de aprendizaje y ejercitación especialmente organizados”.
Es conocido que para lograr la  correcta ejecución de los actos de leer y escribir, deben desarrollarse  previamente en el escolar capacidades para la discriminación visual y auditiva,  la percepción de las formas, la memoria visual y auditiva, la atención  voluntaria, la pronunciación, la resistencia a la fatiga, el control muscular,  el aspecto léxico-semántico del lenguaje oral a un grado tal que permita  relacionar la palabra con su significado y con un considerable desarrollo  mental, fisiológico general, muscular y óseo.
  Pensemos en las series de factores que  debe desarrollar un gimnasta para el dominio de una técnica o para el dominio  de uno de los aparatos típicos de este deporte (caballo de salto, barra de  equilibrio…). No se le ocurre a ningún entrenador  comenzar el trabajo en uno de estos aparatos  sin antes no haber logrado el desarrollo de ciertas habilidades, sin la cual no  se garantiza el éxito del mismo.
  A estos momentos óptimos, en que el  individuo desde el punto de vista evolutivo, posee todos los requisitos que le  permitan realizar fácilmente el aprendizaje, se le denomina nivel madurativo.
  ¿Qué se entiende por nivel madurativo?
  En un proceso mediante el cual se  adquiere un cierto nivel evolutivo, que facilita la actualización de una  función (en este caso la adquisición y desarrollo de la lectura y la escritura)  que se va a desempeñar.
  Al principio el concepto de maduración,  era puramente biológico, pero se ha analizado   que este solo explica procesos fisiológicos. Sin embargo, existen otros  procesos que encierran principalmente un componente psíquico, rebasando por  tanto el concepto biológico y analizándose una maduración  biopsicosocial (biológica, psicológica y  social).
  Con respecto al aprendizaje de la  lectura y la escritura, es necesario que el escolar alcance una madurez, sin la  cual no se pueden iniciar dichas tareas, y esta madurez sería posible solo con  la actualización de los factores que intervienen en la adquisición y desarrollo  de ambos. 
  Como analizamos anteriormente, no se  puede iniciar ningún aprendizaje sin que las condiciones que lo hacen posible  presenten el nivel madurativo necesario para ello.
  Cuáles son las condiciones o factores  que se deben desarrollar para alcanzar el nivel madurativo para la adquisición  y desarrollo de la lectura y la escritura.
  Tenemos en cuenta el desarrollo de 5  factores
- Lenguaje.
  - Nivel  mental.
  - Perceptivo.
  - Psicomotriz.
  - Factores emocionales. 
Cuando exista un desarrollo adecuado  de estos factores, se estará en presencia del nivel madurativo necesario para  la adquisición de estos procesos.
  Por  consiguiente ninguna enseñanza deberá comenzar antes de haberse conseguido  dicha madurez, ya que supondría un esfuerzo por encima      de las posibilidades reales del escolar, lo que podría provocar  frustraciones, así como rechazo a las tareas escolares. Desde las etapas precedentes debe realizarse  un trabajo preventivo que garantice el acceso a los códigos del lenguaje  escrito.
  Aunque son aspectos distintos, su  evolución no se produce de un modo aislado, sino que se dan simultáneamente,  existiendo una interrelación entre ellos.
  A continuación abordaremos cada uno de  estos factores.
El lenguaje escrito  significa la conquista de un segundo lenguaje, más difícil y que exige un mayor  esfuerzo que el lenguaje oral. El saber leer y escribir supone del conocimiento  de una serie de signos y símbolos, el lenguaje oral, que es básico y esencial  para la adquisición del otro. 
  Cuando se quiere  expresar una idea, hay que saber articular los sonidos que lo hagan  comprensible a los demás, cuando se oye una serie de sonidos articulados hay  que saber captar su significado. Sin este requisito no se puede aprender que a  cada sonido le corresponde un signo gráfico que lo representa.
  El aprendizaje  inicial de la lectura y la escritura presupone un determinado nivel de  preparación del lenguaje de los escolares.
  La formación del  lenguaje oral es un acto inconsciente: a los 3 meses el niño emite sonidos  articulados distintos al llanto (juego fonético y va dominando gradualmente el  aparato de fonación), a los 9 meses emite sonidos que varían según el ambiente  exterior (papá-mamá), va imitando y adquiriendo un valor representativo  (proceso intelectual) al año o año y medio puede expresarse de 10 a 15 palabras  de forma aislada. A los 2 años nombra objetos del medio. A los 3 años, el  vocabulario aumenta rápidamente para alcanzar un promedio de casi 1.000  palabras y tiene lugar el desarrollo del lenguaje comunicativo (se incorporan  pronombres, participios y gerundios). Hacia los cuatro o cinco años, ya su  lenguaje se enriquece significativamente; pero el niño no conoce los medios que  utiliza para producir su lenguaje, el estudio de las estructuras gramaticales,  esto lo comienza a conocer cuando adquiere el lenguaje escrito. 
  La percepción  auditiva le permite le permite captar e ir discriminando los estímulos acústico  de la estructura fonemática del lenguaje que se oye en su entorno. Ya en la  tercera o cuarta semana de vida, en el niño aparece la precisión auditiva no  solo al estímulo sonoro fuerte, sino al lenguaje del adulto. Sin embargo, es  evidente que la existencia de esta capacidad sensorial para la percepción de  los sonidos es insuficiente para la comprensión   del lenguaje debido a su estructura extremadamente compleja. Al  principio el niño percibe el lenguaje por la vía de la captación rítmica melódica  de las palabras, son capaces de dar respuesta al colorido emocional, ya hacia  el final del segundo año es capaz de discriminar palabras que se diferencian  por un fonema. Sobre esta base tiene lugar la asimilación del vocabulario  activo y la pronunciación correcta de las palabras. En el lenguaje desempeña un  gran papel el desarrollo del oído fonemático. El desarrollo de este asegura la  pronunciación exacta, clara y correcta de todos los sonidos de la lengua  materna.
  Por  otro lado, A.R Luria y otros investigadores señalan que el desarrollo del  lenguaje condiciona un nivel superior en la formación de las representaciones  fonemáticas, lo que a su vez sienta las bases para el aprendizaje de la lectura  y la escritura.
  El  alto grado de desarrollo del oído fonemático primario no implica que el niño  sea capaz de solucionar tareas que impliquen formas superiores de análisis, de  forma espontánea. El oído fonemático tiene como función el análisis y  síntesis  de los sonidos verbales, y  sobre la base de ellos se diferencia una palabra de otra. Esta es una habilidad  a desarrollar de forma dirigida a partir de los 5 o 6 años de edad según la  mayoría de los investigadores. 
  El  desarrollo del análisis sonoro de las palabras en la edad preescolar es una  condición importante para lograr un aprendizaje exitoso de la lectura y  escritura.
  El  desarrollo del lenguaje,  tiene una gran  importancia al comienzo de la vida escolar  y una gran responsabilidad en el aprendizaje  de la lectoescritura; pues lo que se expresa por escrito no es más que aquello  que se conoce, piensa o supone, y se hace de la forma y con las palabras que se  dominan. Un buen desempeño en la lectoescritura no solo depende de un buen  control muscular y de la capacidad de reproducir las formas y rasgos en el  papel, sino de que se tengan suficientes recursos para expresar una idea, una  pronunciación correcta redundará en una buena expresión escrita y la riqueza  del vocabulario permitirá un buen desarrollo de su pensamiento.
Se plantea que la edad mental adecuada  para que el niño aprenda a leer y escribir está comprendida entre 5 – 7 años.
  La inteligencia de un niño pequeño al  principio es de tipo práctico, fundamentada en su actividad psicomotriz. Con la  imitación posterior, aparece un pensamiento representativo y ya a los 4 años es  capaz de evocar y representar acciones; el lenguaje le ayuda a estructurar su  pensamiento y poco a poco su inteligencia adquiere un carácter operativo, que  no depende de circunstancias y situaciones concretas.
  Esta adquisición será lenta y  fundamental para la enseñanza de la lectura y la escritura, pues en ella intervienen  operaciones fundamentales de análisis y síntesis, generalizaciones y  abstracciones. Sólo a través de la actividad   analítica podrá descomponer los elementos que componen las palabras  hasta sus elementos básicos  (fonemas y  grafemas) y de éstos volver a la síntesis   de sílabas y palabras.
Por su importancia en el aprendizaje  de la lectura y la escritura, abordaremos la percepción visual, auditiva,  espacial y temporal.
  En la edad preescolar la percepción  infantil se caracteriza por falta de los detalles y saturación emocional. Es en  este periodo donde ocurre un desarrollo intenso y existe un perfeccionamiento  de su orientación en las propiedades y relaciones externas de los fenómenos y  objetos en el espacio y en el tiempo.
  Cualquier actividad intelectual exige  una comprensión del significado de la interrelación existente entre el espacio  y el tiempo, la lectura y la escritura se desarrollan en un tiempo y un espacio  determinado. En la percepción espacial, las  primeras representaciones sobre las direcciones del espacio asimilados por el  niño están relacionados  con su propio  cuerpo. El niño de edad preescolar  una vez que tenga el conocimiento de su esquema corporal, podrá organizar las  relaciones entre los objetos exterior a él, estas relaciones se dan en grupos  opuestos: alto – bajo, delante – detrás, cerca – lejos, dentro – fuera, derecha  – izquierda. Este espacio es la hoja de papel, donde estos elementos necesitan  dominarse para su ejecución. 
  Según Piaget  (el niño entre los 5 y 8 años acabará de  reconocer su izquierda y su derecha, entre 8 y 11 años las considerará desde el  punto de vista de los otros y de su interlocutor, pero sólo entre 11 y 12 años  llegará a considerar una izquierda y una derecha en las mismas cosas).
  La percepción temporal, es la que más tardía aparece en el niño. El  fenómeno es subjetivo y solo en los primeros años de escolaridad se logra  comprender. Se tendrá en cuenta la sucesión de los días, de los meses,  contribuyendo esto al desarrollo de la lectura y la escritura, pues estas se  basan en un ordenamiento temporal, según el plano del papel siguiendo una  dirección determinada (izquierda – derecha) y una sucesión de letras y  palabras. 
  De todo lo anteriormente analizado,  radica la importancia que tiene el desarrollo adecuado de la percepción y  estructuración espacio – temporal, para el aprendizaje del lenguaje escrito,  pues este se fundamenta principalmente en una actividad de tipo perceptivo –  motriz.
  La percepción visual (forma – tamaño –color), en las primeras etapas  aparece la percepción del color, formas, tamaños, sonidos.
  La percepción auditiva, abordada anteriormente, la diferenciación de  sonidos. El desarrollo de los procesos fonemáticos constituidos por el oído  fonemático y la percepción fonemática, ambos procesos son fundamentales para la  asimilación del aspecto sonoro del lenguaje. Las dificultades que se presenten  en el desarrollo de los procesos fonemáticos y de la atención auditiva, inciden  negativamente, en la iniciación del aprendizaje de la lectura y la escritura,  ya que traen consigo dificultades en la pronunciación, lo que repercute en las  actividades de análisis fónico ya que para este, se necesita de una correcta  pronunciación de los sonidos y palabras.
  La distinción y conocimiento de letras  exige el dominio de estas percepciones elementales como base para su  aprendizaje.
Jean Piaget, aborda  la importancia de la psicomotricidad durante  el desarrollo del niño en sus primeros años de vida. Afirma que la inteligencia  se construye a partir de la actividad motriz del niño y en los primeros años de  su desarrollo no es otra que la inteligencia motriz.
  La esfera motriz constituye uno de los  factores fundamentales en el desarrollo del niño. Teniendo en cuenta las  características del desarrollo psicomotriz del niño hasta los 3 años se  establecen los siguientes estadíos:
  -Estadío de impulsividad motriz: los  actos son simples descargas
  -Estadío emotivo: las primeras  emociones se manifiestan por el tono muscular o función postural.
  -Estadío sensoriomotor: aparece una  coordinación mutua de las diversas percepciones (marcha, formación del  lenguaje).
  -Estadío proyectivo: la movilidad se  hace intencional orientada hacia un objeto.
  En el periodo de 3 a 6 años las  adquisiciones psicomotrices más importantes son la toma de conciencia del  propio cuerpo y afirmación lateral, con la orientación a sí y al mundo  exterior.
-Toma  de conciencia del propio cuerpo.
  El descubrimiento del propio cuerpo es  el primer paso del proceso evolutivo que termina con la representación de sí  como persona, esto no depende únicamente del desarrollo cognoscitivo de la  percepción, sino de los aportes del lenguaje que le ayuda a precisar los  conceptos; estableciendo la distinción entre su yo y el mundo exterior.
-Afirmación  del predominio lateral.
  Es el resultado del predominio de un  lado del cuerpo sobre otro, clasificándose en: Diestro (predominio del lado  derecho), zurdo (predominio del lado zurdo), ambidiestro (cuando no existe  predominio y se utiliza indistintamente).
  El niño al nacer no presenta un  dominio lateral determinado, comienza a marcarse el dominio de un lado sobre  otro entre los 18 y 24 meses; hasta los 5 años se va definiendo la lateralidad  y solo a los 6 años el niño está lateralizado (en algunos casos).
  En la adquisición de la lectoescritura  el niño debe integrar los complejos mecanismos el desarrollo psicomotor que  incluyen el manejo del lápiz, la reproducción de los rasgos de las letras, el  movimiento de los ojos de izquierda a derecha y viceversa, la coordinación  óculo-manual. 
  El desarrollo adecuado de estos  mecanismos tiene como base la integración de la coordinación visomotriz y la  dinámica del movimiento. La coordinación ojo-mano comienza a desarrollarse  entre los 2 y 4 meses. Así empieza una etapa de práctica llamada "ensayo y  error", que sucede al ver los objetos y tratar de agarrarlos con las manos.  A los 5 años, están  preparados para cortar, pegar y trazar formas. Sus dibujos tienen trazos  definidos y formas identificables. Al  final del 7 año de vida se observa ya un ritmo normal en todos los movimientos  y una precisión de los gestos y movimientos finos en general.
  Los elementos de la psicomotricidad se  desarrollan paralelamente a las funciones afectivas e intelectuales (pensamiento,  lenguaje, memoria, atención).
  Podemos precisar que una evolución  normal de la psicomotricidad, influye de forma decisiva en todos los  aprendizajes de tipo manipulativo,  y de  modo marcado en el aprendizaje de la lectura y la escritura. Un  adecuado desarrollo psicomotriz le entrega al niño la facilidad de conocer el  mundo y su propio cuerpo, esto le otorga la capacidad a futuro de poder ejercer  la escritura y la lectura más fácilmente puesto que posee un dominio del  ambiente donde se desenvuelve.
Conjuntamente a la evolución física se  da la evolución afectiva. El niño pasa por una serie de etapas madurativas a  través de las cuales se va configurando su personalidad.
  En los primeros años se destacan dos  rasgos fundamentales: inseguridad y ansiedad.
  El niño vive una relación parasitaria  con la madre. Pero a medida que crece, por un lado va necesitándola menos y por  otro su desarrollo intelectual también lo va separando.
  Hacia los dos años y medio viene una  fase de oposición (el niño hace lo contrario de lo que le dicen) se vuelve  caprichoso, terco, difícil de manejar. A los tres años el niño se da cuenta de  que su madre tiene existencia propia. Entre los tres – cinco años el niño  aprende a querer a su madre sin confundirse con ella. Va integrándose a un  ambiente escolar.
  Su misión principal debe ser la  habituación social y la etapa preparatoria para la integración escolar. El  papel de la motivación es en este momento importante, pues hará que el niño  emprenda un nuevo tipo de actividad con una disposición afectiva desfavorable o  favorable, lo que marcará con un signo u otro su enseñanza.
  Los seis años, es el momento idóneo  para iniciar la escolaridad básica desde todos los puntos de vista, el niño  está en las mejores condiciones para emprender una serie de aprendizaje de modo  sistemático, ya el niño ha terminado el proceso de  identificación con los padres por lo que   goza de una cierta tranquilidad. 
  Cuado todos estos factores  anteriormente analizados adquieran un adecuado desarrollo, estaremos en  presencia de las condiciones óptimas para emprender al aprendizaje de la  lectura y la escritura.
    
  CONCLUSIONES
El aprendizaje de la lectoescritura  constituye uno de los contenidos del proceso de aprendizaje de la educación  infantil que mayor trascendencia para la vida de un niño. No aprender a leer o  tener dificultad tiene un efecto negativo no solo sobre el aprendizaje del  resto de las materias, sino también sobre el desarrollo integral, pues le  impide apropiarse del conocimiento y la cultura que están plasmados en las  mismas. 
  Contar para ello de las condiciones  necesarias para su adquisición, es condición indispensable para lograr éxito en  su desarrollo.  Estos factores deben ser  desarrollados en períodos anteriores, que permita alcanzar un nivel madurativo,  para llevar a cabo dicho aprendizaje.
BIBLIOGRAFÍA
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