Cuadernos de Educación y Desarrollo

Vol 3, Nº 28 (junio 2011)

FORMANDO AL FORMADOR DESDE LAS POTENCIALIDADES QUE BRINDA LA COMUNIDAD EDUCATIVA RESIDENCIAL ESTUDIANTIL UNIVERSITARIA


María Margarita Santiesteban Labañino (CV)
UUCP “Frank País García”, Cuba
maria.santiesteban@ucp.sc.rimed.cu




RESUMEN

Uno de los cambios que se producen hoy en el Sistema Educativo Cubano de gran significado y trascendencia, lo es sin duda el surgimiento de la Universidades de Ciencias Pedagógicas (UCP) devenidas de los Institutos Superiores Pedagógicos .

La UCP define como objeto social la necesidad de la preparación constante de la formación del personal docente como condición esencial para lograr los éxitos que se quieren en el proceso formativo de los egresados de esta universidad y los aportes científicos que en esta dirección enriquecen, mejoran, perfeccionan los procesos que intervienen en la calidad del egresado, el trabajo investigativo, científico metodológico, al trabajo metodológico, la superación y la extensión. Es necesario por tanto estudiar, explorar, diagnosticar, las dimensiones, los espacios y las formas en que se forman y expresan los nuevos aprendizajes tanto desde el punto de vista cognitivo como de los modos de actuación de aquel que asumirá la formación a su ves de la niñez y de los adolescentes y jóvenes. Eso implica convertirnos en formadores de formadores y rediseñar las estrategias de formación a partir de los cambios en los que se encuentra inmersa las Universidades Pedagógicas como resultado de las exigencias que la sociedad les plantea hoy, son los nuevos retos y desafíos que tenemos que encarar.

El reto por tanto sigue siendo, enseñar a pensar, enseñar a aprender, aprender a convivir, prepararlos para que asuman y sean conscientes de su propio perfeccionamiento como paso previo a la inserción en la vida laboral marcado por la necesidad de que se constituya en un modelo de actuación capaz de ejercer influencia transformadora en sus educandos que son , por demás, personas que al encontrarse en franco proceso formativo y desarrollador, asumen desde los modos de desempeño de sus docentes elementos que nutren sus propias formaciones psicológicas y que condicionan su actuación en la vida cotidiana. Ir en busca de una conducta más culta, más responsable traería aparejado nuevas formas de convivencia traducida en la capacidad de autorregulación y autodirección consciente de nuestros jóvenes universitarios.

Siendo consecuentes con la necesidad de formar al futuro formador es preciso identificar cuales serían las dimensiones con mayor connotación dentro del proceso formativo y los contextos que mejor pudieran ser aprovechados durante la etapa de formación profesional.

La formación integral conduce a reconocer que las dimensiones del ser, hacer conocer y convivir se relacionan, actúan e interactúan, lo que significan que no se expresan de manera pura y aislada, sino que actúan como un todo de manera integral.

Por las características de la actividad rectora de los adolescentes jóvenes que estudian en la universidad es la dimensión del conocer una de las que mayores connotaciones tiene que unida a la dimensiona de convivir se manifiestan y tienen su expresión en el ser durante la etapa de formación intensiva poniéndolo en condiciones de desplegar con éxito las tareas de su práctica social responsable.

Todos los espacios en la universidad deben por lo tanto convertirse en contextos de formación pero es la residencia universitaria donde con mayor intensidad se expresa aquello de lo que es portador el sujeto que aprende. La residencia desde esta propuesta se visualiza como la comunidad educativa residencial estudiantil universitaria de los jóvenes que estudian su carrera profesoral, visualizándola como el contexto social, de la convivencia por excelencia de los jóvenes universitarios, donde se refleja simultáneamente los aprendizajes adquiridos y las relaciones interpersonales que se establecen con los demás y por ende el escenario donde con mayor facilidad se percibe el crecimiento personal que va adquiriendo el sujeto y la efectividad de las estrategias educativas y curriculares de forma integral.

La complejidad de esta labor radica en la necesidad de la integración de las dimensiones que mayor connotación se revelan dentro del proceso formativo, su expresión en los diferentes contextos, la identificación de aquellos que mejor pudieran ser aprovechados durante la etapa de formación del profesional y de los actores principales que intervienen en la misma por lo que su diseño debe lograrse desde las carreras, años, colectivos pedagógicos, departamentos y facultades y la sistematización de las experiencias de los procesos de cambios en los diferentes contextos donde esta se exprese.

Es por ello que insistimos en el presupuesto teórico de que la residencia universitaria no debe ser evaluada tan sólo como el espacio residente del estudiante que procede de municipios distantes, no debemos considerarla además como espacio independiente, desarticulado de los procesos que se desencadenan en la formación sino como parte importante del proceso sustantivo extensionista, declarándose intencionalmente las acciones que serán emprendidas desde los proyectos educativos de las carreras y facultades para que el estudiante sea cada vez mas responsable, mas autorregulado, mas autónomo, menos contemplativo, menos adaptativo, menos reactivo, con un modo de actuación coherente, consecuente con los fines de su formación, dentro y fuera de la clase, dentro y fuera del recinto universitario.

Asomarnos y sumergirnos educativamente en el contexto de la residencia estudiantil y su influencia en la formación de nuestros estudiantes, su integración y articulación dinámica en el proceso de enseñanza-aprendizaje, el valor que adquiere en los procesos retroalimentación y por lo tanto en el rediseño de las estrategias formativas y enriquecimiento de los proyectos educativos es el objetivo del presente material, sumándose por tanto a los esfuerzos que viene haciendo nuestra universidad para alanzar resultados favorables en la formación de los futuros profesionales de la educación y convirtiendo a la residencia universitaria en un espacio de convivencia educativa que favorece la formación de valores, ético profesional y cultural.

Palabras claves: Convivencia, residencia estudiantil, formación, formador, proyecto educativo.

DESARROLLO

El modelo de formación del profesional en su concreción cuenta con dos etapas esenciales:

1ra Etapa: De preparación intensiva.

2da Etapa: Etapa de ejercicio de docencia responsable.

La importancia de la etapa de preparación intensiva se refiere no solo a la cuantía y calidad de las adquisiciones que debe lograr el estudiante para poder estar en condicione de resolver los problemas más generales y frecuentes de la práctica pedagógica, en ella tiene que producirse, además una modificación sustancial de los recursos personológicos de un individuo que se encuentra a las puertas de una actividad social altamente responsable como lo es la formación de niños y adolescentes. Esto exige aprender a autorregular sus propios procesos cognitivos, a desarrollar un conjunto de habilidades y competencias profesionales para dirigir de manera exitosa la actividad pedagógica profesional a la par que otros aprendizajes que se derivan y construyen en el ejercicio de las relaciones interpersonales que se establecen en todos los contextos de actuación del estudiante de las universidades pedagógicas.

La práctica educativa sistemática en los centros de educación superior pedagógicos, ha relegado sistemáticamente las potencialidades formativas que se desprende de los procesos que se generan en la residencia estudiantil universitaria y que en esta modalidad de preparación intensiva adquiere especial atención.

La residencia universitaria es uno de los contexto o el contexto donde con mayor intensidad se pone de manifiesta las características personológicas del sujeto que aprende, donde afloran sus verdaderas motivaciones, aspiraciones e intereses y donde se manifiesta aquello que es resultado de la formación recibidas en contextos anteriores al que se encuentra, manifestándose formas de actuación y de pensamiento que no siempre se corresponden con el modelo que queremos formar. Tres razones son importantes a la hora de exponer estas consideraciones:

• Es un espacio más flexible, con mayores niveles de flexibilidad a diferencia del contexto académico.

• Es igualmente altamente dinámico, interactivo y abierto en los términos de la organización grupal, que resulta ser muy peculiar y desestructurada.

• Por las características antes mencionadas, el joven expresa más lo que siente que lo que piensa y establece un sistema de relaciones interpersonales afines que no siempre coinciden con las que se establecen formalmente en el contexto de la clase inclusive pueden llegar a ser mas estables, más influyentes y no siempre se corresponden con las expectativas que tienen los docentes apartir de las exigencias de la universidad.

Una convivencia más responsable, sana, culta del joven universitario exige tener presente:

1. La organización de los procesos que se desarrollan en la residencia desde la perspectiva de la articulación coherente de todos los recursos que disponemos, su preparación y el aseguramiento de las condiciones previas.

2. El diseño integral de las acciones educativas y su articulación sistémica de las facultades y la residencia creando espacios que se inserten en el sistema de trabajo e ir sistematizando las experiencias, determinando los cambios, su evaluación y su perdurabilidad lo que significa la internalización de las mismas su configuración en la personalidad de los jóvenes e irlas incorporándola de manera creativa a sus modos de actuación, a las normas éticas de la convivencia en cualquier circunstancia, enriqueciéndola con su práctica diaria.

3. El diagnóstico socio-cultural de los estudiantes y de sus normas de convivencia que portan consigo de los contextos educativos precedentes.

4. El diagnóstico de las motivaciones, intereses hacia la profesión como esenciales para orientar y regular la conducta del futuro profesional de la educación.

5. La sistematización de la experiencia como proceso que nos permitan evaluar los aprendizajes de vida y el rediseño de las estrategias formativas.

Todo lo anteriormente debe conducir intencionalmente a la búsqueda de redes de apoyo que contribuyan a la formación de los jóvenes en los diferentes contexto por lo que pueden aportar en el acompañamiento de la formación, estableciéndose nexos que con determinada sistematización enriquezcan los aprendizajes, despierten las motivaciones y los intereses.

Un diagnóstico preciso, exacto de las potencialidades, de los logros y las debilidades que porta el sujeto que aprende y de los entornos de donde procede, garantizaría estrategias formativas más cercanas a los cambios que se aspiran. Esto requiere que se cumpla con una exigencia determinante: que la selección del profesor guía del grupo y del sujeto individual sea el más preparado y de mayor experiencia, que pueda llevar adelante el diagnóstico preciso, exacto, continúo y sistemático a través de la observación y otras técnicas que revelen las verdaderas motivaciones de la actuación del estudiante, registra fielmente los cambios y esté en condiciones del rediseño permanente de las estrategias grupales e individuales, movilizando integralmente todos los elementos que interviene en el proceso formativo e integrando de manera activa y creativa logrando establecer redes de apoyo : la familia, las comunidades de donde provienen los estudiantes, las direcciones municipales de educación de procedencia, los territorios así como otros agentes que intervienen en el cambio y que por la labor que desempeñan ejercen también una acción formativa, logrando una verdadera comunidad educativa, que se articula y pondera al desarrollo cultural, profesional y ético.

La residencia universitaria como espacio estratégico de formación adquiere en esta propuesta una significación especial por ser allí donde se manifiesta con gran intensidad la personalidad de nuestros estudiantes, conductas, sentido de responsabilidad, hábitos de convivencia y determinadas distorsiones que no son compatibles con el profesional que se desea formar. Es por tanto el espacio por excelencia para evaluar y enriquecer el diagnóstico integral de los estudiantes, evaluación y rediseño de las estrategias formativas y para el desarrollo de actividades extensionistas en correspondencia con las necesidades del futuro profesional de forma articulada.

Si queremos retroalimentar el impacto de las estrategias formativas, este es uno de los espacios que mas tributa ha este objetivo. De ahí la importancia del vínculo dinámico, interactivo y creativo de las facultades y la residencia universitaria en el cumplimiento de las expectativas mutuas de la formación de nuestros estudiantes y en la búsqueda de modelos educativos más completos, donde cada uno de los elementos que lo integre desempeñe roles significativos en la formación integral del estudiantes.

En dos meses de trabajo intenso, el equipo de dirección de la residencia utilizando la observación participante, las entrevistas grupales e individuales, ha podido diagnosticar desde las reflexiones anteriores que al estudiante que nos ingresa se caracteriza por:

1.- Falta de motivación hacia las carreras pedagógicas.

2.- La mayoría de los estudiantes proceden de diferentes contextos educativos y son portadores de normas de convivencias que necesitan de ser mejoradas en correspondencia con los objetivos de su profesión.

3.- Gustan de la música alta, bailes y las excursiones, con dificultades para la organización del tiempo libre y la organización de sus proyectos de vida.

4.- Vociferan, hablan en voz alta, reflejando en la cotidianidad carencia de formación cívica.

5.- No siempre el uso correcto del uniforme es internalizado como una exigencia que ayuda desde el punto de vista educativo a la identidad profesional.

6.- Dificultades en utilizar y articular de manera correcta y coherente las formas cultas del habla.

7.- Escaso desarrollo socio cultura que influyen en los procesos de aprendizaje.

Estos elementos nos sirven de análisis para reflexionar en la urgencia del mejoramiento de la formación de los estudiantes. Las estrategias formativas deben tener presente la diversidad de las fuentes de ingreso y la influencia que genera cada contexto específico sobre el individuo y como al insertarse en la universidad, el estudiante accede a un nuevo contexto social trayendo consigo un conjunto de normas, valores y antivalores que en ciertas oportunidades lo colocan ante situaciones de conflictos con otros compañeros o con las normas y reglamentaciones propias de este nuevo contexto.

Cabe preguntarnos entonces sobre cuales elementos se debe redimensionar este proceso formativo, sobre cuales elementos que ejercen influencia educativa podríamos incidir de manera que el futuro formador pueda insertarse de manera ajustadas a los requerimientos del nuevo contexto. Estamos acostumbrados ha encontrar las respuestas desde la concepción de un sistema de influencias externas al propio estudiante, con resultados no siempre exitosos al respecto.

Por otro lado es necesario reconocer lo abrupto que resulta el paso de un contexto formativo previo, hacia nuevos contextos de mayor grado de complejidad, cuando en una gran parte de ellos median espacios temporales muy breves y al respectos existen ritmos individuales de reacomodos de los procesos internos, ritmos de aprendizajes diferentes que no podemos dejar a un lado en las nuevas exigencias.

La propuesta para la formación del futuro formador desde nuestra experiencia está en que toda actividad que se desarrolle como parte de las estrategias educativas tienen que conducir ha ubicar al sujeto en el centro del proceso de formación y donde el mismo intervenga de manera activa y protagónica en los procesos de cambio, lo que exige del educador una excelente preparación sustentada en la necesidad de:

 Retomar al colectivo como el protagonista principal en el ejercicio de ejercer influencia educativa donde las organizaciones estudiantiles revelen y ganen su espacio protagónico bajo la mirada atenta, orientadora y acompañada de los profesores.

 El respeto a la personalidad del que aprende como una condición indispensable devenida desde el diagnóstico permanente y continuo que garantice el rediseño de estrategias cada ve más compleja en la medida que este aprende y se modifica.

Sobre la base de estos principios, estamos proponiendo determinadas acciones que modifiquen la convivencia de los estudiantes como expresión de el desarrollo que se alcance en su formación, buscando que se acerque cada ves más a lo que se aspira en lo que a formación se refiere y por lo que tributa a una conducta que cada ves sea modelo a imitar, por lo que de ciudadanía aporta y por lo que en su labor como futuro profesional y en su práctica responsable debe lograr.

Ser consciente de esta realidad, conduce a que todas las estrategias de formación del futuro profesional, deben partir de identificar los principales actores, los principales agentes de cambios y de establecer la oportuna coherencia entre dichos agentes y las redes de apoyo al estudiante para acompañarlo en una etapa de trascendental importancia de sus vidas.

Todo lo anteriormente expuesto conduce además ha tener en cuenta otros elementos no menos importantes como son:

1.- Explicar a los estudiantes el modelo del profesional para que asuma el compromiso individual y colectivo, trazarse metas para ser alcanzada a corto, mediano y largo plazo, demostrando que es posible, lo que debe estar acompañado de un sistema de actividades de orientación profesional, despertando el interés hacia la futura profesión.

2.- La articulación y diseño de acciones estratégicas conjuntas del grupo de dirección de la residencia y facultad para el abordaje de los problemas educativos, el diseño de acciones integradas desde las carreras y año, tornándolo más dinámicos, coherentes, intencionados y sistematizados.

3.- El trabajo permanente, coherente e intencional con los líderes estudiantiles, su acompañamiento para que asuman responsablemente sus roles y ejerzan su liderazgo, aprendiendo desde estos espacios a dirigir procesos y sujetos que intervengan en los mismos.

5.- El vínculo con la familia de manera individualizada y colectiva, de manera sistemática y permanente a través de un programa de orientación a la familia de las nuevas exigencias del contexto universitario como parte de las redes de apoyo que por lo íntimo de las relaciones interpersonales logren un acompañamiento de sus hijos, a través de diferentes formas, que van desde la reunión con los padres, la orientación individualizada, las visitas a los hogares a aquellos estudiantes que así lo requieran , talleres de orientación familiar .

6.- Revitalizar y dinamizar los espacios creados para la orientación y tratamiento a los problemas de tabaquismo y alcoholismo que sufren algunos de nuestros estudiantes como resultado del diagnóstico y pesquizaje de salud.

7.- El diseño de acciones con agencias comunitarias a través de las cátedras honoríficas de la universidad, manteniendo un vínculo importante que ayude a que permanezcan en ellos los aprendizajes adquiridos en estos espacios, aprovechando las potencialidades que los mismos brindan en el mejoramiento de la disciplina, la convivencia, el orden, la constancia, la voluntad y en el propio sistema de enriquecimiento cultural y profesional por un lado y estableciendo vínculos de retroalimentación que ayuden a intensificar la formación en estos espacios de los elementos que son determinantes en la formación del futuro educador.

8.- La creación de espacios reales de articulación con la dirección de extensión universitaria buscando que la residencia sea un espacio por excelencia para las actividades extensionistas que tributen a la cultura de nuestros jóvenes creándose opciones reales donde se manifieste, se incentive y se ocupe de manera útil todo el tiempo libre de que disponga el estudiante reforzando intencionalmente los aprendizajes que se adquieren desde la clase.

Extender el horario de la vida universitaria constituye una necesidad estratégica en tanto favorecen al desarrollo de un ambiente más académico, más culto, más educativo, mejora la convivencia, las normas de conducta, las motivaciones, los intereses y el sentido de pertenencia hacia la universidad y sus carreras.

La vida universitaria no debe reducirse al horario puramente docente, una vez que este concluye debe dársele continuidad a toda una serie de opciones articuladas intencionalmente, bien ubicadas que culturicen y por lo tanto humanicen los procesos con los que estamos comprometidos

BIBLIOGRAFÍA

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5.- Santiesteban Labañino, María .Proyecto educativo Una convivencia mejor es posible, UCP Santiago de Cuba, 2009


 

 
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