Cuadernos de Educación y Desarrollo

Vol 3, Nº 26 (abril 2011)

LA FORMACIÓN INICIAL DEL PROFESIONAL DE LA EDUCACIÓN EN VENEZUELA: CONSIDERACIONES SOBRE SU EVOLUCIÓN HISTÓRICO- SOCIAL
 

Mónica Válek de Bracho (CV)
uruzolana_41@hotmail.com
uruzolana41ster@gmail.com
Aleida Márquez Rodríguez
alemarrod@yahoo.es



RESUMEN

El presente artículo realiza un breve periplo a través de los diferentes periodos histórico-sociales en la formación inicial del profesional de la docencia en Venezuela. Realizando un énfasis especial sobre su motivación profesional y en particular aquella que le permite persistir en sus objetivos hasta el logro de los mismos, independientemente del reconocimiento social.

PALABRAS CLAVES: Motivación, motivación profesional, motivación intrínseca, motivación extrínseca, profesionales de la educación.

SUMMARY

The present article realises brief periplo through the different periods historical-partner them in the initial formation from the professional of teaching in Venezuela. Realising a special emphasis on its professional motivation and in particular that one that allows him to persist in its objectives until the profit of the same, independent of the social recognition.

KEY WORDS: Motivation, professional motivation, intrinsic motivation, extrinsic motivation, professionals of the education.

INTRODUCCIÓN

Es importante realizar un análisis concienzudo de la evolución histórico- social de la formación inicial del docente venezolano, tomando en cuenta ciertos indicadores que irán aportando coherencia al propósito del presente estudio, entre los cuales es pertinente destacar: propósito fundamental de la formación del educador, características del profesional de la educación y motivación profesional del mismo. De forma similar es propicio señalar que la presente investigación toma como referente el trabajo realizado por el Profesor Luis Bonilla Molina (2004), adoptando en líneas generales sus criterios de periodización (con algunas modificaciones de la investigadora), al tiempo de considerar ciertos hechos que destaca como relevantes, considerando que el trabajo y autor previamente referidos se adaptan a los propósitos que se persiguen.

Para los efectos de la presente investigación se describen tres periodos considerados por la autora, posterior a la revisión del importante trabajo del Profesor Luis Bonilla Molina (2004). El primero denominado Periodo de la Primera Reforma Educativa, el cual comprende desde el año 1941, hasta aproximadamente 1988. El segundo citado como Período de la Segunda Reforma Educativa, el cual transcurre desde 1989 y se extiende hasta el año 1997, espacio que se aprecia comparativamente breve con referencia al anterior, pero significativamente abundante en acontecimientos relevantes en el campo educativo. Culminando con el último, no por lo cual menos significativo, el designado como Período de la Revolución Bolivariana, que transcurre desde finales de 1998, hasta la actualidad.

ANTECEDENTES.

Con el encuentro de dos culturas contrastantes la indígena- americana y la española- europea, el territorio que se conoce como América estaba poblado según Bonilla (2004), desde entonces se emprendió una progresiva destrucción tanto de los habitantes autóctonos, como de su cultura, sometiéndolos a un proceso transculturación. Desde el punto de vita educativo for mal, se hace pertinente acotar que la primera escuela en Venezuela fue fundada en Coro a mediados del siglo XVI, y que la primera institución educativa formal fue fundada en Caracas en el año 1591, la cual se dedicada a enseñar a leer, escribir y contar. La Congregación de los Hermanos Jesuitas a partir del siglo XVII, son quienes se proponen instaurar la educación popular, es decir policlasista. Cabe destacar que desde el inicio, la educación se encontraba en manos de sacerdotes, tenía una orientación clerical.

De acuerdo con este criterio la educación debía ser impartida en primer lugar a los blancos peninsulares y blancos criollos. Los indígenas y pardos, considerados grupos étnicos inferiores, recibían otro tipo de educación orientada a su sociabilidad básicamente. Así mismo es importante señalar que el pedagogo del génesis de la historia educativa venezolana, así como de muchos países, era un sacerdote. Su motivación estaba guiada fundamentalmente a difundir las enseñanzas de su religión, transculturizando a la población autóctona y esclava, siempre por supuesto manteniendo la hegemonía y dominación de la clase imperante.

Con el transcurrir del tiempo y en sintonía con las nuevas ideas republicanas, surge una corriente pedagógica claramente definida en Venezuela, la cual impulsaban Don Simón Rodríguez, el licenciado Don Miguel José Sanz y Don Andrés Bello, los cuales postulaban como principios: la formación de ciudadanos aptos para vivir en la República, fomento de valores éticos, liberación económica y robustecimiento de la independencia política, tratando de equiparar el nivel intelectual del país a los más adelantados del mundo.

Es preciso destacar que con la promulgación de la Constitución de la República de 1811, se establece en su Artículo 198, la instrucción pública de todos los ciudadanos, inspirado en los derechos del hombre y del ciudadano, recogida por los libres pensadores de la época. Entonces en 1819 durante el Congreso de Angostura, Bolívar ratifica que el Estado necesita la potestad de orientar a la infancia y la formación del espíritu de sus hombres, las buenas costumbres y la moral republicana. Referida ésta a la educación física y moral de los niños desde su nacimiento, hasta la edad de doce años. Sin embargo, a pesar de esbozar algunas ideas sobre la obligatoriedad de la educación no es concretada todavía.

Durante esta etapa signada por la reconstrucción nacional, la escuela primaria continuó respondiendo a las mismas características de privada y clerical. La legislación de 1821, según Mudarra citado por Bonilla (2004); disponía que los maestros debían enseñar a los niños los dogmas de la religión y de la moral cristiana. Destaca igualmente la Ley sobre Organización y Arreglo de la Instrucción Pública (1826), como primer esfuerzo según el autor previamente identificado, para estructurar el Sistema Educativo Venezolano.

Es pertinente destacar los esfuerzos de Simón Rodríguez, quien en un intento de democratizar la educación propone la creación de instituciones que enseñen artes y oficios manuales, buscando de esta manera dignificar la vida de los más desposeídos y convertirlos en ciudadanos consumidores y productores de bienes y servicios.

No obstante, el educador de la época priorizaba la fe religiosa y el “rescate de las almas”, antes que la instrucción y para ello era formado, debido a que el principal objetivo de la educación no era tanto instruir en sí misma, sino evangelizar. Por tanto se mantiene la clara intención de dominar al pueblo y mantener la sumisión de las clases menos favorecidas. Ese constituía el primer incentivo de los educadores, que como se ha señalado con anterioridad eran mayoritariamente sacerdotes, aún cuando hace tiempo se han ido incorporando pedagogos laicos y era frecuente en las familias aristócratas de la época los tutores privados. Puede deducirse en consecuencia que la motivación profesional de los mismos estaba orientada de acuerdo a impulsos muy particulares de dominación, sumisión y defensa de las clases dominantes.

De igual manera es pertinente destacar que el 27 de junio de 1870 durante la presidencia de Antonio Guzmán Blanco se promulgó el decreto de Instrucción Pública, y es a partir de la Constitución de 1874, donde se señala la tendencia centralizadora y endosa al Poder Público, la implementación de la educación gratuita y obligatoria, secularizándose ésta, según el Código de Educación promulgado en 1897. En este intento centralista se aprecia evidentemente la intención del Estado de ejercer una cierta tutela o coordinación del trabajo de quienes enseñaban, al instruirse la gratuidad de la educación igualmente se hizo necesario establecer un currículo común para quienes se dedicarán al ejercicio docente, surge entonces la sincronización de la tarea educativa y el Estado como empleador de los educadores, por lo cual el maestro se convierte en un asalariado al servicio del gobierno, y en reproductor de las ideas de la clase dominante, de la misma manera comienza gestarse su conciencia gremial.

Igualmente en 1912, con el Código General durante el mandato del General Gómez, adquiere el carácter de profesional la carrera del magisterio, estableciéndose deberes y derechos para quienes la ejercen.

Es preciso destacar que como lo indica Mora (2004), que en 1936, con el Ier Plan de la Nación, del Presidente López Contreras, se diseñó un Programa de formación para la capacitación de maestros y profesores, para lo cual solicitó la intervención de misiones extranjeras. Insignes pedagogos de varias partes del mundo convergen en el país realizando valiosos aportes: de Costa Rica el eminente organizador de Escuelas Normales, don Joaquín García Monge; de México doña Elena Torres organizadora de Escuela Rurales, quien había hecho relevantes contribuciones en Estados Unidos; de Chile una delegación formada para primaria por Daniel Navea (Jefe de Escuelas Normales), para secundaria, Julio Heise, Armando Lira, Oscar Martín, Humberto Parodi y Horacio Aravena; por último desde Uruguay, Salvador Fuentes para las Escuelas Experimentales. Estas delegaciones encuentran como fuente de inspiración epistemológica la teoría de la Escuela Nueva y el pragmatismo de Jhon Dewey.

En esta época de renovación de la carrera magisterial y la incorporación de la escuela venezolana a la corriente de la Escuela Nueva, supone por un lado la revisión completa de todo cuanto la reglamentara anteriormente, y lleva implícita al mismo tiempo la resistencia natural que genera en el hombre el cambio. Se aprecian los esfuerzos de darle coherencia al sistema educativo que había regido hasta entonces, no es arriesgado deducir también la variedad de reacciones entre quienes apoyan la idea y quienes la adversan, máximo si se toma en cuenta que todos estos modelos han sido por años “importaciones” o “adaptaciones” de otros experimentos a la realidad nacional. Venezuela durante años se negó a confiar en sus potenciales intelectuales y se dedicó a ser una serie de “injertos”, ocasionalmente divorciados por completo de la propia realidad.

De forma similar esta época se caracterizó por el debate entre el Ministro Arturo Uslar Pietri y la propuesta de Luis Beltrán Prieto Figueroa, cuyos puntos neurálgicos fueron: Educación de Élites o Educación de Masas, Educación Privada o Educación Pública, Educación de Castas o Educación de Masas. Así mismo se instauró formalmente el Estado Docente, lo cual significó que la educación se constituyó en una función esencial del Estado, y se buscó dignificar al profesional de la educación para lo cual además de su profesionalización, se realizó un aumento significativo desde el punto de vista económico.

Durante el lapso anteriormente descrito, la formación del profesional de la docencia se realizaba en instituciones especialmente propuestas para este fin, se va reglamentando la formación de este profesional específicamente destinado a la docencia. No obstante, es preciso señalar como Betancourt, citado por Mora (2004)…”Esto no basta era necesario dignificar al magisterio, para elevar la tónica espiritual de la docencia. Incorporando como factor respetable y respetado a las actividades todas del país” (s/p). Es a partir de entonces cuando se encuentra un indicativo de la intencionalidad política de apuntalar la motivación del educador. Sin embargo no hay evidencia de un propósito firme en la formación motivacional del educador, puesto que los incentivos externos solo representan un pequeño aspecto de la misma.

PERIODIZACIÓN

Con la llegada de la segunda mitad del siglo XX, la educación en el país, tal como sucedió con otros aspectos de la vida nacional, enfrenta una serie de cambios importantes que traen como valor agregado la evolución de la vida nacional. Desde todo punto de vista Venezuela se ha trazado su inserción en la modernidad, por tanto la educación es punta de lanza. En este sentido puede estudiarse su progreso atendiendo a los siguientes periodos, los cuales son un análisis al trabajo del Prof. Bonilla (2005) realizado por la investigadora, y posteriormente se comentarán los hallazgos en atención a los indicadores previamente señalados: propósito fundamental de la formación del educador, características del profesional de la educación, motivación profesional del mismo, entre otros.

En ese sentido podría identificarse un Periodo de la Primera Reforma Educativa. A partir del año 1941 entra en vigencia la Ley de Educación, presentada como proyecto el año anterior, con la finalidad de adecuar la norma al avance pedagógico. Sus principales objetivos estaban referidos al logro de la formación moral de los educandos, mayor coherencia e integración de los planes de estudio y la orientación del hombre en beneficio de la sociedad. El magisterio venezolano plasma entonces su aspiración de vincular la educación en general al mundo del trabajo. Dicha aspiración deja claro la conexión del docente con la realidad del país, la necesidad sentida y captada por ellos de adaptarse a la modernización que se vivía en Venezuela y en el resto del mundo.

No obstante, para 1949 es derogada la citada ley, siendo sustituida por el Estatuto Provisional de Educación, para el año 1951, se crean y organizan las Superintendencias Regionales de Educación y en 1955 se promulga una nueva Ley de Educación. Es importante destacar que a partir de 1958 se inicia el plan de masificación de la educación. En este sentido el Sistema Educativo Venezolano, tal como lo señala Mora (2004), tuvo una marcada influencia epistemológica las tesis Desarrollistas y la Teoría de la Dependencia.

En consecuencia se crean instituciones tales como CORDIPLAN en 1958; en 1959 la Oficina de Planeamiento Integral de la Educación (EDUPLAN) las cuales se encargaban de supervisar y dirigir los ensayos educativos llevados a cabo por el Ministerio de Educación, de suerte que estas dos instituciones resultaban entes de planificación económica con fines educativos.

Durante el año 1960 con el ejecútese de la Reforma Agraria, se dimensiona también el papel de la Educación Rural, creándose en un corto plazo cuarenta Núcleos Rurales. La Constitución Nacional del año 1961 contenía los principios fundamentales, descritos en los artículos 78 al 83, que rigen la educación hasta 1998. A través del articulado referido, se planteaba la obligatoriedad del Estado en la formación de todo ciudadano, además de la profesionalización del personal docente.

Resulta clara la necesidad del Estado plasmada en los referidos artículos, de la formación de sus ciudadanos a propósito de sus intereses como orientación político- económica, en defensa del estatus quo. Dicha defensa y particularidad, significó a lo largo de estos años que se llevaran a cabo innumerables ensayos educativos traídos de otras latitudes y aplicados aquí. Muchas veces no solo sin las adaptaciones necesarias, sino irrespetando las particularidades especiales de las regiones, de las etnias y sus tradiciones

En tal sentido dicho instrumento legal en su Artículo 80, señalaba que “La educación tendrá como finalidad el pleno desarrollo de la personalidad, la formación de ciudadanos aptos para la vida y para el ejercicio de la democracia, el fomento de la cultura y el desarrollo del espíritu de solidaridad humana. El Estado orientará y organizará el sistema educativo para lograr el cumplimiento de los fines aquí señalados”

De forma similar el referido documento en su Artículo 81, señalaba que “La educación estará a cargo de personas de reconocida moralidad y de idoneidad docente comprobada, de acuerdo con la ley”... No obstante, es preciso señalar que la idoneidad no se decreta, es una característica muy ambigua, y se presta a interpretaciones subjetivas. De suerte que aunque la intención sea válida, es necesaria una planificación intencionada, con objetivos precisos, que no deje al azar la preparación docente.

Mientras tanto en los años 1970 y 1971, se incorporan al programa educativo las áreas de exploración y orientación vocacional. Para el año 1975 con el Decreto 1574, y modificado en 1980, el cual reglamenta los Institutos y Colegios Universitarios como instalaciones educativas encargadas de proporcionar formación básica y multidisciplinaria, para capacitar el recurso humano en todas las áreas de interés para el desarrollo integral de la nación, así como satisfacer las exigencias propias de las regiones.

Es preciso señalar que el Subsistema de Educación Básica es promulgado en 1980. Este mismo año surge un acuerdo entre los partidos políticos, para la aprobación de la Ley Orgánica de Educación vigente hasta hace poco. De forma similar en 1986, es promulgado el Reglamento General de la Ley Orgánica de Educación. Muchos de estos supuestos cambios, de cierta forma no tomaban en cuenta las características locales de las regiones, por ello el maestro tuvo que encargarse de realizarlo, a fin de garantizar que las hermosas tradiciones de los pueblos no se disiparan, transformándose en defensor del acervo cultural patrio. Esto se evidenció claramente en el proceso de transculturación de este periodo, donde de igual manera el profesional de la enseñanza de cierta forma defiende desde su aula la cultura local, regional y nacional; cuando para la generalidad lo nacional era “obsoleto” y solo aquello importado garantizaba su calidad.

En dicho documento además de las finalidades y principios correspondientes, el Sistema Educativo Venezolano queda estructurado en los siguientes niveles: Educación Preescolar, Educación Básica, Educación Media Diversificada y Profesional y, la Educación Superior; todos ellos articulados mediante el currículo y la unidad administrativa, además de sus niveles correspondientes. De esta manera se evidencia que el sistema educativo venezolano adquiere una cierta coherencia, ya que se van perfilando sus propósitos tendientes a garantizar la formación de profesionales que cubran las vacantes de empleo que según los criterios de la época eran necesarias.

Resulta claro entonces que el profesional de la educación se enfrenta de cierto modo a un cambio significativo, que comprende la novedosa división del Sistema Educativo Venezolano, con sus respectivos niveles, sus propósitos y finalidades especialmente diseñadas. Las divisiones en los diferentes niveles del sistema educativo, tiene como efecto que la formación profesional del educador deba ser especializada, para atender a cada uno en particular. El profesional docente debería estar a la vanguardia de las transformaciones educativas vividas en el país, de la misma forma en constante estudio y preparación de sus potencialidades pedagógicas, decidido a enfrentar los retos propuestos.

Es lógico deducir una cierta resistencia a los cambios generados en ese entonces, lo cual traerá consigo que su motivación profesional se vea afectada negativamente, debido a la natural tendencia humana de resistencia al cambio. En contraste todas las oportunidades de preparación, de mejoramiento salarial, de retos en general, debió significar para cada educador una influencia decisiva en su motivación profesional, puesto que en ningún momento puede perderse de vista que esta característica profesional tan importante, surge de lo más íntimo del individuo y se ve influenciada por los factores externos e internos que lo afectan.

Resulta preciso entonces a fin de lograr subdividir este perfeccionamiento de la educación venezolana, destacar un Período de la Segunda Reforma Educativa. Es importante destacar durante este periodo dos hechos resaltantes. En este sentido el primer acontecimiento la Descentralización del poder. Se inicia con la elección directa de Gobernadores, durante el segundo gobierno del Sr Carlos Andrés Pérez (1989- 1993) que se creó un impacto directo sobre la educación. Con la descentralización se estableció un abanico de nuevas propuestas y experiencias al respecto.

Entre estas propuestas surgidas de la descentralización conviene destacar los Proyectos Pedagógicos de Plantel (PPP), es preciso entonces señalar que la metodología por proyectos tiene su principal antecedente en Kilpatrick (1871), discípulo de Dewey, considerado por muchos como iniciador del método por proyectos. El método de proyectos procura, en principio, desarrollar los máximos niveles de convergencia entre vida y educación. Es una forma de promover la descentralización y desconcentración de funciones hacia los Estados y Municipios, apoyando la gestión autónoma de los planteles. Para ello, se considera indispensable fomentar las acciones colectivas, el trabajo en grupos y la interacción entre todos los actores, a fin de transformar progresivamente a la institución escolar en una verdadera comunidad, es decir, en un grupo de ciudadanos con metas comunes en relación a la enseñanza, al aprendizaje, la escuela, la comunidad y la sociedad.

En este sentido según Cárdenas (1995) "Un Proyecto Pedagógico de Plantel se basa en un conjunto de acciones planificadas de manera colectiva por los docentes, directivos y miembros de lo comunidad educativa, las cuales se orientan a fortalecer los aciertos de la escuela y a resolver los principales problemas pedagógicos de la misma." (s/p)

Con referencia a la Reforma Curricular de este periodo, adopta modelos con un marcado matiz ecléctico, al tomar ideas de diversos paradigmas para explicar la coherencia teórica entre los mismos. Es conveniente acotar que no es sino hasta 1988 cuando se consolida el nivel educativo de Educación Básica en todo el país, mediante la elaboración y divulgación de instrumentos pedagógicos como los Programas de Estudio y Manuales del Docente para el sector urbano, rural, indígena y de fronteras, profundizándose en el periodo anteriormente mencionado.

De forma similar una concepción de sociedad y democracia, en tal sentido el concepto de Sociedad Civil, nace para dar respuesta según cambios surgidos a lo largo de la modernidad, lo cual deviene en el rol que debe cumplir el Estado y como podrían construirse las políticas públicas de interacción entre la sociedad y Estado. Así mismo qué papel cumple la ciudadanía y qué tipo de democracia se desarrolla a partir de esta articulación y el resultado de esta relación. El concepto de sociedad civil emerge en la historia como ruptura con un poder absoluto y es expresión de la pluralidad, la diversidad y la diferencia en las sociedades. Está ligado al surgimiento de la era moderna y la complejidad de las sociedades que se hacen urbanas, esto adaptado a la escuela significa compartir decisiones y responsabilidades dentro de la vida escolar. Los aspectos anteriormente señalados reforman la vida escolar en todos los ámbitos posibles, no obstante por ser estas adaptaciones provenientes de otras latitudes, sumadas en conjunto con la crisis política y económica que atravesaba el país fueron un elemento más de incertidumbre para la población en general.

El siguiente hecho, podría generalizarse en la Gestión de la Revolución Bolivariana. Con el Caracazo el 27 y 28 de febrero de 1989. En este lapso las estadísticas relacionadas con la educación marcan una reducción del analfabetismo, no obstante, la formación se realizó a espaldas de las exigencias sociales y lejanas a los cambios que se estaban produciendo, aún cuando se habla de una masificación en la educación en Venezuela, también resultaba relevante la deserción en los tres primeros y tres últimos años de la Escuela Básica.

Es igualmente pertinente acotar la brusca caída de la matrícula escolar a partir de 1988. En este sentido algunos estudios como lo cita Bonilla (2004), revelan el divorcio palpable durante este lapso, del trabajo de las diferentes instituciones que atienden la demanda educativa, con las aspiraciones que a este respecto demanda la sociedad, reduciéndose en todos los niveles de la educación no solo la matrícula, sino la oferta que realizan a la población; dedicándose más en cierta medida, en el caso particular de las universidades, a la investigación.

Otro hecho que vale la pena resaltar durante este periodo es la promoción docente. En 1991, se promulga el Reglamento del Ejercicio de la Profesión Docente. De forma similar se revisan los planes de formación y capacitación docente, lo cual incide de una forma directa en la calidad del proceso educativo, ante lo cual la Universidad Pedagógica Libertador, creada en 1983, es sobre quien descansa la responsabilidad de generar los correctivos necesarios para generar profundas reformas internas que tuvieran como consecuencia la ruptura de las limitaciones pedagógicas.

A este respecto durante los años 1994 al 1999, con la segunda presidencia del Dr. Rafael Caldera se intentó la promoción de la participación de los actores sociales en el proceso educativo, promover los liderazgos compartidos por el colectivo social y aumentar el acceso a la información del colectivo. Además de tratar de mejorar la calidad del sistema educativo desde una perspectiva integral; igualmente se pretendió formular una política integral que atendiera al docente desde el punto de vista de su formación, actualización y perfeccionamiento. Lo cual trae como consecuencia directa la revaloración de la profesión, su mejoramiento socio-económico, la estabilidad laboral, su participación y responsabilidad en el proceso educativo, todos estos cambios se traducen en aumento en la demanda de estudiantes aspirando dedicarse a la docencia y el fortalecimiento de la motivación profesional de los docentes en ejercicio.

Como complemento se buscaba fortalecer la formación orientada hacia la valoración del trabajo como capacidad creadora, integradora y asimiladora de procesos desde la perspectiva de la solidaridad; destacando las ventajas de cada cultura, sociedad, economía y sistema de producción para ser partícipes de los distintos escenarios a nivel nacional e internacional.

De cierta manera y para dar un espaldarazo definitivo a la educación, se puso en marcha la Beca Alimentaria, el Bono de Cereales, Bono Lácteo, la Dotación de Uniformes y Útiles Escolares, lo cual representa una notable inversión en beneficio de un importante número de estudiantes. No obstante todos estos beneficios no llegaron a la población de forma masiva, haciendo más penosa la sobrevivencia de los sectores sociales mayoritarios, lejos de poder elevar su calidad de vida, como resultado de la crisis estructural y cultural que sacudía el país.

En este contexto se firmó la II Convención Colectiva, en un aparente ambiente de paz laboral y con un marcado protagonismo de las bases magisteriales, de esta forma el docente consciente de su papel protagónico, se muestra cada vez más motivado profesionalmente. Los cambios en los cuales es protagonista no obstante pasan por alto que la motivación profesional no solamente proviene del exterior, sino que es primordial cultivarla internamente.

No obstante esta época de mejoras sustanciales en cuanto al ejercicio de la profesión docente, los estímulos mediante los cuales el profesional de la educación en ejercicio provenía del exterior, no hubo un claro y sostenido esfuerzo por cultivar dicha motivación desde el punto de vista interno del maestro, ni mucho menos en hacerlo de forma intencionada.

Así mismo para cerrar con broche de oro estos cambios, se convoca a una Asamblea Nacional de Educación. Durante el año 1997 el Consejo Nacional de Educación adscrito al Ministerio de Educación de Venezuela, por intermedio de la Asamblea Nacional de Educación (1998), trabajó más de un año en una consulta orientada a precisar las políticas educativas básicas para la reforma educativa en los niveles de preescolar, básica, media diversificada y superior.

En resumen dicho documento tuvo como objetivos centrales, mantener y ampliar el acceso a un mayor número de venezolanos, atender a la población no inserta en el sistema regular de estudios y mejorar la calidad de los estudios ofertados, simultáneamente surgieron políticas educativas tendientes a lograr dichos objetivos, entre las cuales estaba la revisión del currículo nacional, la implementación del Programa Alimentario Escolar, implementar los concursos docentes, entre otros.

De la misma manera se pretendía establecer una dignificación del profesional de la educación, un piso salarial apetecible, que pasaba por la evaluación constante del desempeño docente, la modificación de la capacitación profesional del educador con la finalidad de adaptarla a los requerimientos del país, la creación de redes interactivas entre los maestros en ejercicio, lo cual propicia el intercambio de saberes y experiencias, promoviendo un sindicalismo moderno y cargado de valores morales y éticos.

En este sentido uno de los puntos críticos de dicha Reforma lo constituye la necesidad surgida de una Asamblea Constituyente, como un paso necesario para conformar una salida democrática a la crisis del país. De todas formas la reestructuración del Ministerio de Educación desde todo punto de vista se llevó a cabo, otorgando mayor autonomía a las regiones y una mayor participación de la sociedad civil.

Cabe destacar que el largo periodo de bonanza económica está llegando a su final, la crisis social y económica que atraviesa el país hace mengua entre sus habitantes y se vive una cierta incertidumbre ante la vulnerabilidad que experimentan sus ciudadanos, los educadores deben asumir en este tiempo retos que conllevan múltiples sacrificios, es de la opinión de la investigadora que el divorcio entre los propósitos de la educación y la sociedad, originaron cierta inconformidad entre los educadores y la incertidumbre generada causó efectos negativos en su motivación profesional, a pesar de todos los incentivos externos anteriormente mencionados.

Con respecto a este periodo, la formación del educador ya era desde 1982 un estudio de tercer nivel (universitario), se requería del mismo una mente amplia para asimilar y acomodarse a los cambios propuestos por las autoridades en materia educativa, la constante continúa siendo hacia los cambios en la educación (justificados o no), de la misma manera con la descentralización se observa un fenómeno que prevalece hasta el presente, que es la interpretación y conveniencia de las políticas educativas, de acuerdo a los diferentes grupos de poder imperante en cada uno de los estados.

Por lo tanto en mayor o menor grado, el poder central delegó en los estados su autoridad en este sentido. Desde esta perspectiva el educador mejora su preparación a nivel pedagógico, mejora su estatus económico, pero es el centro de una serie de cambios que lo influencia desde todo punto de vista. Los hechos anteriormente descritos marcan el fin de un espacio temporal caracterizado por la expansión de la educación a todos los niveles, que se inició con la Constitución de 1961.

Es importante en este momento resaltar otro período de máxima importancia, en el cual se encuentra en pleno desarrollo, el cual ha sido denominado Período de la Revolución Bolivariana. A finales de 1998 recibe el mandato del pueblo soberano el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, y a partir de este momento se inicia una era de Revolución Pacífica y Democrática en todos los ámbitos del quehacer nacional. En este sentido valiosos voceros educativos en conjunto con el nuevo Presidente de la República, se ocupan de profundizar la Reforma Educativa, lo cual se concreta a través del Programa Educativo Nacional (PEN)

Entre los aspectos más resaltantes el PEN propone la reforma del Estado Docente, lo cual a su vez genera un tipo de educación capaz de adaptarse a los requerimientos de la refundación de la República con características más humanistas y cooperativas, lo cual a su vez trae como consecuencia que los planes y programas sean elaborados con un carácter más democrático. Para lo cual entre sus primeras propuestas está una Asamblea Nacional de Educación, atomizada a lo largo y ancho de todo el país, con la finalidad de atender las críticas y sugerencias que en materia educativa realizara la sociedad civil.

En cuanto al aspecto docente, el PEN se dirige hacia la transformación de la formación inicial y permanente del educador, desde su perfil académico, hasta su vocación y su rol de promotor social. Para lo cual no es suficiente con una reforma curricular a nivel universitario, sino una vinculación más estrecha de la teoría, con la práctica y de una manera firme se reivindican los saberes, en contraposición con el conocimiento disciplinar.

De forma paralela la creación de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), en Julio de 2003, contiene indicaciones precisas de intervención en cuanto a la formación docente, y es a partir de 2005 cuando se comienza con el Programa Nacional de Formación de Educadores y Educadoras (PNFE).

Por lo anteriormente expuesto esta experiencia redunda en la formación del personal docente idóneamente capacitado para la conducción de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes que el país demanda. Sin embargo el documento que sustenta esta propuesta nombra únicamente el término de motivación profesional, sin observarse que haya intenciones serias de trabajar este aspecto tan importante, desde una perspectiva sistemática y organizada.

Resulta evidente que la educación en Venezuela estuvo en manos de la iglesia en primera instancia, para posteriormente pasar a manos del Estado, que ha recibido importantes influencias de otros países. No obstante en la actualidad escribe su propia historia, cargada quizás de equivocaciones, pero lo más importante es el esfuerzo sostenido que se evidencia, de atender la diversidad cultural y particular de cada grupo de beneficiarios de la misma.

CONCLUSIONES

El Estado venezolano siempre ha estado comprometido en la formación de sus educadores no obstante, en la actualidad, con el desarrollo de la tesis del Estado Docente esta función se hace más evidente. Un aspecto importante a resaltar sin embargo, es la ausencia encontrada en cuanto a la generación de una motivación profesional del docente desde el punto de vista intrínseco, dado que hasta el momento los motivos siempre se ha encontrado enfocados desde el punto de vista externo: mejoras salariales, ascensos y promociones, mejoras en el ámbito laboral, cursos de mejoramiento profesional, entre otros. Por lo tanto se detecta una necesidad de sembrar la motivación desde un punto de vista de su satisfacción personal, y es la que está relacionada con su “yo” o su “autoestima”.

En este sentido, bien valdría la pena el esfuerzo sostenido para lograr transversalizar la motivación profesional en el futuro educador, lo cual sin lugar a dudas, redundaría en un profesional digno defensor de las políticas educativas emanadas del Ministerio del Poder Popular para la Educación, capaz de estar a la altura de los compromisos encomendados y consciente del altísimo compromiso social que asume cuando decide educar; compromiso que trasciende a sus propias capacidades y limitaciones y se encumbra definitivamente en la certeza de un mañana esperanzador.

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