Cuadernos de Educación y Desarrollo

Vol 2, Nº 19 (septiembre 2010)

ANDRAGOGÍA VS. PEDAGOGÍA EN LA UNIVERSALIZACIÓN
 

Mayelín Sánchez Rodríguez
allan@ciget.vcl.cu

 

Introducción

La Universalización inserta a la universidad de forma revolucionaria y transformadora en la actual ‘Batalla de Ideas’ que libra el pueblo cubano. Caracteriza el sistemático proceso de transformaciones que tiene lugar en la educación superior. Este proceso se orienta a la ampliación de posibilidades y oportunidades para el acceso al nivel superior de educación a los ciudadanos cubanos. Así mismo, contribuye a la formación de una cultura general integral y al incremento paulatino de los niveles de equidad y de justicia social en la sociedad cubana (MES, 2004).

Con la Universalización, la universidad se ha afianzado en cada uno de los 165 municipios del país. Hoy todos disponen de las denominadas Sedes Universitarias Municipales (SUM) que acogen al estudiantado que ha matriculado en diversas especialidades en aras de alcanzar el tercer nivel de enseñanza. Los estudiantes se caracterizan por ser trabajadores en su gran mayoría. Es decir, están enmarcados en grupos de edades pertenecientes a la categoría de ‘adultos’, aquellos que ya no clasifican en las categorías de ‘niños’ y ‘adolescentes’.

Por esta razón, los métodos que han de rectorar la docencia en las SUM deben ser muy diferentes de los que caracterizan a la enseñanza de niños y adolescentes. En tales casos, se trata de aprendices que dependen de la conducción de un maestro, aquel que asume la plena responsabilidad para determinar: ¿qué se va a aprender?, ¿en qué momento va a ser aprendido un determinado contenido?, ¿en qué forma se va a aprender?, así como, la medida en que se ha aprendido.

En el caso de los estudiantes de la Universalización, aprendices adultos, lo que se procura es el salto de la dependencia a la independencia propia para agenciarse el conocimiento que necesiten en su vida profesional. Deberán tomar conciencia plena de la pertinencia de una superación continua y permanente a lo largo de toda la vida. Los métodos de la Andragogía se ajustan perfectamente a estos requerimientos. Es la Andragogía la disciplina educativa que trata de instruir y educar permanentemente al hombre en cualquier período de su desarrollo psicobiológico en función de su vida cultural, ergológica y social (WF, 2009).

Andragogía vs. Pedagogía

En el término Andragogía se articulan los vocablos de origen griego: ‘ἀνδρός’ que significa hombre o varón y ‘gogos’, relativo a guiar o conducir. Es la ciencia y el arte que, aún formando parte de la Antropología, está inmersa en la educación permanente del ser humano. Se desarrolla a través de una praxis fundamentada en los principios de participación y horizontalidad. Como proceso, orientado con características sinérgicas por el facilitador del aprendizaje, permite incrementar el pensamiento, la autogestión, la calidad de vida y la creatividad del participante adulto, con el propósito de proporcionarle una oportunidad para que logre su autorrealización (WF, 2009).

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) propone el concepto de Andragogía como un neologismo para designar la ciencia de la formación de los hombres, en sustitución del vocablo clásico Pedagogía, de manera que no se haga referencia a la formación del niño, sino a la educación permanente del adulto (Delors, 1996).

La génesis de esta ciencia de la enseñanza se halla en las postrimerías del siglo XIX. Ha evolucionado integrando las aportaciones teóricas de la Psicología y la Pedagogía. Sin embargo, ha despertado gran interés solo en los últimos cuarenta años y constituye el incentivo de numerosos estudios de consagrados especialistas de las ciencias de la educación en el mundo (Román G, 2003). Entre ellos destaca Eduard C. Linderman, eminente figura en la generación de conceptos de la educación para adultos y la formación del pensamiento de la educación informal. Este identifica, desde un enfoque sistémico, un esquema para este proceso en el que son claves las siguientes premisas (WF, 2009):

• Los adultos se motivan a aprender cuando tiene necesidades.

• La orientación para aprender se centra en la vida.

• Tienen necesidad de autodirigirse profundamente.

• Las diferencias individuales se incrementan con la edad.

Por su parte, Malcolm Knowles, considerado el padre de educación de adultos, introdujo la teoría de Andragogía. Consideraba que los adultos necesitan ser participantes activos en su propio aprendizaje pues aprenden de una forma muy diferente a los niños.

El adulto como individuo maduro, a diferencia del niño, manifiesta ciertas características dentro de los procesos de aprendizaje, que precisamente caracterizan a la Andragogía:

• El autoconcepto del individuo.

• La experiencia previa.

• La prontitud en aprender.

• La orientación para el aprendizaje.

• La motivación para aprender.

En el caso de los niños y adolescentes es la Pedagogía la encargada de conducir el aprendizaje. En el más amplio sentido, la Pedagogía puede entenderse como un conjunto de saberes que se ocupan de la educación como fenómeno típicamente social y específico para el niño. Es una ciencia de carácter psicosocial que tiene por objeto el estudio de la educación con la finalidad de conocerlo y perfeccionarlo. A su vez, es una ciencia de carácter normativo, que establece las pautas o normas a seguir para llevar a buen término el proceso educacional (MS, 2009).

La Pedagogía es una ciencia aplicada que se nutre de otras ciencias como la sociología, la economía, la antropología, la psicología, la historia, la filosofía y la medicina. No obstante, el debate sobre su conceptualización como ciencia en la actualidad tiene plena vigencia. Existen autores, desde posiciones ambiguas, que prefieren valorarle como un saber o como un arte sin reconocer su naturaleza propia y objeto específico de estudio (WF, 2008).

En los últimos tiempos producto de la propia evolución histórica, la Pedagogía se ha ramificado en virtud del enriquecimiento teórico y de la consecuente especialización que se va operando en su estructura como ciencia. Prueba de ello, es la propia Andragogía, rama especial derivada del tronco común de la Pedagogía como ciencia matriz, tal como se ilustra a continuación.

La Pedagogía ha de sentar los fundamentos necesarios que permitan al individuo, una vez alcanzada la adultez, asumir su propia superación según la Andragogía. Esta última provee las formas educativas que responden satisfactoriamente a las características específicas, necesidades, limitaciones, ventajas e intereses de los adultos.

Con la madurez el individuo ha de vencer la dependencia de una conducción para asumir su propia autoformación de por vida. Toda educación es siempre autoeducación. No es posible educar sin la implicación activa del educando, pero por otra parte nadie puede desarrollar toda su potencialidad de perfección sin un apoyo externo porque “nadie se da a sí mismo lo que no tiene”. La autoformación no se vincula al estricto ámbito escolar sino que se ha arraigado un poco más a la formación continua laboral, que es uno de los objetivos a lograr. Además, supone poner la iniciativa del aprendizaje en el propio individuo que aprende, quien se erige en rector del ritmo y las circunstancias en que se lleva a cabo. (Sarramona, 1999).

Con la práctica el individuo desarrolla hábitos de autoformación. Sin embargo, no ha de suponerse que sean habilidades exclusivamente innatas para practicarlas. Más bien, se trata de todo lo contrario, cada programa formativo contiene elementos propios que motivan la autoformación. Éstos tienen pesos específicos en la medida que aumenta la edad y madurez del individuo. La Andragogía se orienta a la actualización de las formas tradicionales de enseñanza hacia otras más novedosas, de enfoques y métodos que articulan los componentes psicológico, biológico y social que manifiestan los adultos.

Mucho se ha debatido y polemizado sobre Pedagogía vs. Andragogía fundamentalmente desde una óptica que contrapone a ambas. Realmente de lo que se trata es de la sustitución de métodos clásicos por otros participativos sustentados en el entorno social en que se desarrolla el individuo. Ambas ciencias se refieren al mismo objeto que es el hombre, independientemente de las etapas de su vida: infancia, adolescencia o adultez, y al mismo objetivo que es su formación. Como praxis científicas especializadas difieren en las estrategias metodológicas que instrumentan para el aprendizaje (Hernández, 2007).

De la gráfica precedente se desprende que Pedagogía es enseñanza aprendizaje mientras la Andragogía es orientación aprendizaje. La función del andragogo es la de orientar, ayudar y sobre todo facilitar los procesos que tienen lugar en quien realiza el aprendizaje (Román, 2003). El que orienta dentro de la Universalización, será como un facilitador o un andragogo que garantice guías formativas para la formación y el aprendizaje del estudiantado adulto.

Universalización y Andragogía

La Universalización de la Educación Superior, como proceso, ha atravesado diferentes etapas. Una revisión de éstas permite conformar una idea del camino recorrido y de los saltos que ha dado la Revolución cubana en ese sentido. Desde el inicio del Triunfo de la Revolución, como punto determinante en las transformaciones emprendidas dentro del proceso, fue la campaña nacional de alfabetización quien erradicó definitivamente el analfabetismo en todo el territorio nacional. Este hecho sirvió de premisa al proceso de transformaciones en la Educación Superior que avanza y se fortalece gradualmente desde la Reforma Universitaria de 1962 hasta nuestros días.

Al triunfo de la Revolución la Educación Superior cubana presentó un panorama caracterizado por (Vila, 2007):

• La existencia de sólo tres universidades con una matrícula de apenas 15000 estudiantes.

• La pertenencia de la inmensa mayoría de los estudiantes a las clases sociales más adineradas.

• Primar el escolasticismo, la enseñanza repetitiva, memorística y alejada de la realidad económica y social del país.

• El distanciamiento entre los claustros de profesores y el estudiantado.

• El servilismo de las autoridades académicas a los gobiernos reaccionarios de turno.

• La falta de un verdadero desarrollo de las actividades científicas e investigativas.

La universidad de aquella época era un fiel exponente de una sociedad incapaz de enfrentar sus grandes conflictos políticos, económicos y sociales. Es importante dejar bien definido que todavía hay mucho por hacer en aras de lograr satisfacer las demandas socio-económicas de nuestro pueblo.

Hoy se han realizado importantes transformaciones que han surgido en el quehacer pedagógico de todas las universidades. Desde 1959-1975 se produjo una conceptualización y las primeras transformaciones, se realizó la construcción de nuevas instituciones de Educación Superior. Ya en 1976-1999 surge el Ministerio de Educación Superior (MES) y se crea un nivel total de instituciones provinciales. Las SUM creadas a partir del 2000-2004 contribuyó a una mayor cifra de estudiantes universitarios. Del 2005 hasta la actualidad la Universalización ha sufrido su mayor auge que ha logrado alcanzar altos niveles de ingreso con pleno acceso y pertenencia, así como graduados con calidad.

La Universalización de la educación superior a medida que ha venido desarrollándose, ha dado surgimiento a distintas modalidades de estudio: como en los años 60 a los cursos regulares diurnos, en los años 70 a los cursos regulares para trabajadores y por lo años 80 a la educación a distancia (Horruitinier, 2006). A estas modalidades de estudio se une a partir del curso 2001-2002, la denominada Continuidad de Estudio, en respuesta a los diferentes programas sociales que en esta última etapa se desarrollan en el país como parte de la Batalla de Ideas (MES, 2007).

Con la existencia de un espacio físico de una universidad en cada municipio, con un pequeño equipo de trabajo y con un apoyo de un claustro de profesores integrado mayormente por profesionales en ejercicio o jubilados, y bajo la orientación metodológica de la universidad madre, tienen la misión de asesorar y apoyar a las SUM (MES, 2004).

Antes se necesitaba de un fuerte trabajo y preparación pedagógica de los profesores, hoy resulta indispensable la ayuda de profesionales de nuestra sociedad como un profesor más al sistema universitario y eso conlleva a la plena preparación pedagógica de estos.

Todo profesional que posee una adecuada formación en el campo científico, tecnológico, y humanístico, combinado con una profunda madurez humana, puede ser un facilitador de adultos, que permita una relación con sus semejantes abriendo la posibilidad de transmitir sus conocimientos y motivar el crecimiento humano-personal de los mismos.

Entre las cualidades de este facilitador o andragogo, como también se le pudiera llamar, coinciden entre diferentes autores los siguientes: madurez emocional, comprensión de sí mismo, inteligencia y rapidez mental, estabilidad emocional, inquietud cultural y amplios intereses, buen carácter y sano juicio, capacidad empática, cultura social, confianza inteligente en los demás, liderazgo y la cordialidad que consigue que el participante se sienta en sintonía, bien visto, a gusto. Este factor intervendrá de una manera vital en el cumplimiento de los objetivos del sistema y mejor aplicado a los docentes de laS universidades. (Vago, 1998).

Específicamente, docentes de la Universalización, en su función de orientador en profundidad, fundamentalmente en el ámbito afectivo de las actitudes y emociones, y utilizando los términos andragógicos deben cumplir los siguientes valores, definiéndose mediante ejemplos concretos:

• Informar y explicar las posibilidades y ventajas de la modalidad educativa a distancia y estimular a los participantes a que se integren a él.

• Evitar que los participantes se sientan solos, porque la sensación de soledad predispone el desaliento.

• Ayudar a los participantes a relacionarse con los recursos y metodología de la educación a distancia y fomentar el trabajo independiente. Debe lograr que ellos aprendan a aprender.

• Fortalecer los niveles de democracia, respetando y aceptando las actitudes de orden intelectual o emocional del grupo.

• Organizar otras vías de aprendizaje que ayuden a alcanzar las metas propuestas.

• Ofrecer una enseñanza personalizada, que se ajuste al ritmo y a las necesidades del grupo.

• Elaborar técnicas de evaluación diferentes, que favorezcan la serenidad en los participantes.

• Comunicarse de una manera personal con cada uno, evitando que de la conversación salgan actitudes autoritarias o muy permisivas, que puedan distorsionar la relación.

Dentro de las actitudes positivistas que ha de ejercer el facilitador o el docente se encuentra, las actitudes de respecto, de profesionalidad, de confianza. Mientras, las actitudes negativas se deben evitar como el paternalismo, las actitudes sexistas, así como las discriminatorias (Vago, 1998). Tanto las positivas como las negativas, son patrones que marcan de particular manera el proceso de enseñanza – aprendizaje del ser humano dentro de la Universalización, por ello, el facilitador debe estar atento y continuamente haciendo una retroalimentación de comportamiento ante el grupo.

El andragogo, también debe crear habilidades para implementar en sí las técnicas andrágogicas dentro de la Universalización, dentro de ellas (Vago, 1998):

• Una apertura a la formación constante, tanto en el área cognoscitiva-cultural, como en la del manejo de la gente y los grupos.

• Dominio de sus sentimientos y reacciones, ya que en casos de tensión, presión o incomodidad, las acciones tomadas podrían ser desfavorables para el grupo. De la misma manera ha de saber lidiar con los mismos inconvenientes en los participantes.

• Ha de ser una persona que inspire la comunión, haciendo posible un sentimiento de reciprocidad en las relaciones con los participantes. Así como ha de tener una buena dedicación y cercanía con cada uno en una manera sana y ordenada.

• Ser de una apertura ilimitada en cuanto al respeto de los puntos de vista ajenos, que pueden ser radicalmente opuestos a los propios.

• La capacidad de introducirse en el sentir y pensar de cada uno y de todos, para mantener un clima verdaderamente bien claro y orientado.

• El ser capaz de propiciar el contacto y unión en y del grupo, con el fin de facilitar el normal y muy buscado accionar humano en hermandad.

• Hacer posible la localización de su postura entre las dos partes: orientador y a la vez miembro del grupo. Así le será más fácil la comprensión y la integración al mismo.

• Debe mantener una actitud receptiva y buen humorada en todo momento.

Se hace necesaria una manera nueva de entender la categoría de profesor y de estudiante muy ajeno a cualquier concepto elitista y discriminatorio, se incluye a todos los actores de éste trascendental cambio.

Ante el crecimiento desmedido de la matrícula educativa, debido principalmente a la fuerte presión social y económica existente por obtener un título que permita el acceso a mejores oportunidades y, específicamente, en el caso de miles de personas adultas que deciden regresar al ámbito académico, la andragogía se ha convertido en un tema actual y de suma importancia para la educación.

La incorporación de los diferentes objetivos que contempla la andragogía dan una buena idea del porqué de la incorporación de ésta en cualquier programa de educación para adultos, donde la Universalización no puede quedarse fuera. Dentro de estos se destacan los siguientes (Cruz del Angel, 1997):

• Adquirir una comprensión madura de sí mismos: entender sus necesidades, motivaciones, intereses y capacidades, aceptándose y respetándose objetivamente por lo que son y luchando por ser mejores.

• Desarrollar una actitud de aceptación, amor y respeto hacia otros: esta meta involucra aprender a distinguir entre la gente y sus ideas y a cuestionar sus ideas sin amenazar a las personas. Idealmente, esta actitud trascenderá hacia la empatía y el sincero deseo de ayudar a otros.

• Desarrollar una actitud dinámica hacia la vida: en este punto es importante aceptar el hecho del cambio y de que todas las personas cambian, adquiriendo el hábito de mirar cada experiencia como una oportunidad de aprender y volverse más hábiles durante este aprendizaje.

• Aprender a reaccionar ante las causas, no los síntomas ni la conducta: las soluciones de los problemas se encuentran en sus causas no en sus síntomas.

• Adquirir las habilidades necesarias para desarrollar su potencial personal. Cada individuo tiene capacidades que, si se descubren, contribuirán a su bienestar y al de la sociedad. Adquirirlas requiere habilidades de muchos tipos –vocacionales, sociales, recreativos, cívicos, artísticos, etc.-. Una meta de la educación debería ser proporcionar a cada individuo estas habilidades para que cada uno haga uso total de sus capacidades.

• Entender los valores esenciales de la experiencia humana: familiarizarse con el conocimiento humano, las grandes ideas, las grandes tradiciones del mundo en el que viven, entendiendo y respetando los valores que conservan juntos a los hombres.

• Comprender a su sociedad y dirigir el cambio social: saber suficiente sobre su gobierno, economía, política internacional y otros aspectos de orden social para tomar parte en ellos inteligentemente.

Otros supuestos básicos de la Andragogía, como son las condiciones que la caracterizan, consideran que la misma resulta ser un enfoque teórico de la educación del hombre y la mujer adultos. Ciertamente existen vínculos con el proceso que se lleva dentro de la Universalización y que resulta importante que se valoren estas características.

Uno de ellas, es la confrontación de experiencias en la actividad andragógica: desaparece la diferencia marcada entre educado y educando, ambos son adultos con experiencias, igualados en el proceso dinámico de la sociedad que muchas veces el profesor es el que aprende. La racionalidad que lo combinamos con estos estudiantes adultos de la Universalización que poseen elementos de juicio para reflexionar en sus justos términos sobre los contenidos que se le suministran. La capacidad de abstracción del adulto con un pensamiento lógico, que tiene conciencia lógica y dialéctica, sabe por qué estudia y puede fácilmente apreciar en forma inductiva o deductiva las consecuencias del acto educativo. El adulto promueve su educación, la planifica y la realiza en función de necesidades e intereses inmediatos y con vista a consolidar su porvenir. Y por último la integración y publicidad (Gutiérrez, 1997).

Se trata entonces de organizar el proceso de enseñanza aprendizaje en cualquier nivel educativo, teniendo en cuenta lo que el individuo ya sabe, para determinar qué y cómo enseñarle, para que el nuevo conocimiento se estructure sobre el viejo, mediante la selección de los métodos y procedimientos que garanticen aprendizajes significativos, con el empleo del modelo andragógico, y atendiendo al desarrollo de la asimilación razonable, consciente, abstracta y sólida que nos proporciona éste.

Conclusiones

Revisar a fondo las praxis científicas pedagógicas y andragógicas dentro de la Universalización, para que se inicie un proceso de innovación de los principios fundamentales que sustentan a las ciencias correspondientes. Con este cambio no se intenta derogar los principios sustentados y aceptados, sino que lo que se quiere es reubicarlos en el cambiante cuerpo teórico que considera las semejanzas y diferencias que caracterizan al hombre inmerso en una situación educativa permanente.

El docente de la nueva universidad al desempeñarse como pedagogo, por lo general, pasa por alto la condición adulta de sus estudiantes y como el proceso educativo universitario está inmerso en el contexto de la educación de adultos, es necesario que en la Universalización se utilice el modelo andragógico que es el más adecuado para guiar el aprendizaje de los adultos.

Referencias Bibliográficas

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