Cuadernos de Educación y Desarrollo

Vol 2, Nº 14 (abril 2010)

EL VALOR MORAL RESPONSABILIDAD CIUDADANA COMO CONTENIDO DE APRENDIZAJE Y ELEMENTO INALIENABLE PARA LA FORMACIÓN DE COMPETENCIAS EN LOS EDUCANDOS DE LA ENSEÑANZA MEDIA SUPERIOR


 

Noel Aranda Rodríguez
Profesor de la Enseñanza Media Superior
Master en Ciencias de la Educación
Profesor Asistente, Maestro Primario
Profesor de Secundaria Básica y Licenciado en Historia y Ciencias Sociales
msalas@ciges.inf.cu

 

 

RESUMEN

El presente trabajo versa en que los valores constituyen guías generales de conductas que se derivan de las experiencias de las cuales se apropia el individuo como ser social, le dan sentido a la vida, propician su calidad y fomentan el bien de la comunidad y de la sociedad en su conjunto. La formación de la competencia del valor moral responsabilidad ciudadana en los discentes de la enseñanza media superior desde un enfoque constructivista, se sustenta en la apropiación del saber ser y convivir para con sus semejantes, por cuanto, asumir una conducta responsable tiene un significado armónico con los valores construidos en el plano individual y social, teniendo en cuenta todas las esferas de la vida y direccionado hacia qué queremos en cada una de ellas, con el aprovechamiento de las capacidades intelectuales y personales desarrolladas en un determinado contexto .

PALABRAS CLAVES: competencias ciudadanas, valor moral responsabilidad, construcción de significados y sentidos.

DESARROLLO

El aprendizaje debe ser una construcción activa del conocimiento por parte de los alumnos, y el papel del profesorado es el de orientar, motivar y asesorar dicha construcción. El alumno se muestra activo cuando pregunta, observa, se cuestiona, participa con otros para solucionar un problema, pide apoyo a un adulto o a otros compañeros para contrastar su punto de vista, etc.

El alumno de la enseñanza media superior realiza una acción mental intensa, realizando acciones no arbitrarias, sino pertinentes y valiosas tanto cultural como personalmente, entre lo que conoce y pretende aprender, de esta forma el conocimiento se construye mediante un proceso personal, sin embargo, la actividad que el alumno realiza en la construcción de los conocimientos no puede llevarse a cabo de manera solitaria sino gracias a la interacción con los otros, que les ayudarán en el proceso de representación o atribución de significados.

La educación tiene por función enseñar todas las dimensiones relevantes del conocimiento, y dentro de ellas se encuentra el valor moral responsabilidad, a través de la cual el estudiante sienta la necesidad de desarrollar un conocimiento profundo y significativo y de la misma manera el profesorado pueda planificar intencionalmente la enseñanza.

La postura constructivista nos permite reflexionar que el alumno no solamente necesita aprender referentes teóricos, sino que es igualmente importante entre otros, aprender a construir y modelar el valor moral de responsabilidad que le permita desenvolverse adecuadamente en su contexto social.

En la UNESCO los cuatro principios que son la base de la educación y que constituyen los saberes que dan pauta a la construcción de los contenidos escolares (saber que, saber hacer, saber ser y saber vivir juntos). En este caso particular nos referimos al valor moral responsabilidad que emerge de la lógica que se da entre los conocimientos y las habilidades que el educando como un todo debe construir para la formación de su competencia.

Analizando las consideraciones pedagógicas de Álvarez de Zayas existe relevancia por cuanto considera el valor como una dimensión del contenido. El contenido es el componente del proceso docente educativo que expresa la configuración que este adopta al precisar, dentro del objeto, aquellos aspectos necesarios e imprescindibles para cumplir el objetivo y que se manifiesta en la selección de los elementos de la cultura y su estructura de lo que debe apropiarse el estudiante para alcanzar los objetivos. (Álvarez C, 1999).

El proceso de formación de valores, el contenido del proceso docente educativo constituye un núcleo que orienta la conducta, pues estamos considerando que el valor no existe al margen del contenido.

El profesor tiene que ser capaz de en cada contenido delimitar la información fundamental y básica para que el estudiante pueda realmente establecer las relaciones de ese contenido con la vida en correspondencia con sus necesidades e intereses, por cuanto, en el nivel medio superior es donde comienzan a gestarse los compromisos más importantes de los adolescentes y jóvenes para la vida adulta, y la esfera de los valores y su educación alcanzan un papel trascendente en su desarrollo personal.

A los efectos de este trabajo la responsabilidad ciudadana como el cumplimiento del compromiso contraído ante sí mismo, la familia, el colectivo y la sociedad, así como sus modos de actuación están dados en:

 Desarrollar con disciplina, conciencia, eficiencia, calidad y rigor las tareas asignadas.

 Asumir la crítica y la autocrítica como poderoso instrumento de autorregulación moral.

 Propiciar un clima de compromiso, consagración y nivel de respuesta a las tareas asignadas.

 Conocer y respetar la legalidad socialista y las normas admi¬nistrativas establecidas.

 Promover un modo de participación democrática, donde los individuos se sientan implicados en los destinos de la familia, la comunidad, su colectivo estudiantil, laboral, y el país.

 Respetar, defender y fomentar la propiedad social sobre los medios de producción.

 Cuidar el medio ambiente.

Al asumir una conducta responsable el educando se representa idealmente su conducta a seguir, a patir de la necesidades que le mueven a la acción, su concientatización en forma de intereses, la precisión de objetivos y la búsqueda de las condiciones y los medios que favorezcan dicha acción.

El proceso de toma de decisiones debe estar en armonía con los valores aprehendidos y considerar tanto el presente como el futuro. Construir un proyecto realista significa tomar en cuenta todas las esferas de la vida social, por cuanto, la educación ciudadana exige del conocimiento de la necesidad de las tareas, permitiendo así el porqué de los actos y para qué se realizan, a partir de un compromiso moral consciente.

La Formación Basada en Competencias (FBC), es conocida en la literatura internacional como OutCome Based Education y considerada como uno de los cambios más importantes para el siglo XXI.

El ICFES (2005) declara que las competencias ciudadanas están definidas como un conjunto de habilidades (de tipo cognitivo, emocional y comunicativo), conocimientos y disposiciones que de manera articulada posibilitan al ciudadano, por un lado, a contribuir activamente con la convivencia pacífica, la pluralidad y el respeto de las diferencias; y por otro, a participar responsable y constructivamente en los procesos democráticos.

Le Boterf (1993) apunta que la FBC significa formar “para una combinación de conocimientos, capacidades y comportamientos que se pueden utilizar e implementar directamente en un contexto de desempeño. En esta conceptualización, las nociones de combinación y de contexto son esenciales. La competencia no es la simple suma de saberes y/o de habilidades particulares. La competencia articula, compone, dosifica y pondera constantemente estos recursos diversos y es el resultado de su integración”.

Este mismo autor en el 2001 enfatiza que “las necesidades de competencias no existen por sí solas. Son el resultado de una diferencia entre las competencias requeridas y las competencias reales. Por tanto, es necesario disponer de una referencia de las competencias requeridas para identificar la necesidad de las mismas”.

Valverde (2001) plantea que la formación basada en competencias, permite que se establezca una relación directa entre las competencias requeridas y los contenidos de la formación.

Vargas y col., 2001 recrean que el “proceso de enseñanza- aprendizaje que facilita la transmisión de conocimientos y la generación de habilidades y destrezas, pero además desarrolla en el participante las capacidades para aplicarlos y movilizarlos en situaciones reales de trabajo, habilitándolo para aplicar sus competencias en diferentes contextos y en la solución de situaciones emergentes”

Lo anterior permite constatar que el abordaje del valor moral responsabilidad ciudadana y su formación en la enseñanza media superior, con un enfoque de competencia resulta de gran complejidad, al dar cuenta de un discente comprometido, flexible y trascendente, que reúna capacidad de análisis y argumentación, así como con los conocimientos requeridos para asumir posteriores desempeños eficientes, eficaces y efectivos, lo que le conferirán capacidad transformativa humana para el autoaprendizaje, la creatividad y la construcción de nuevos significados y sentidos.

BIBLIOGRAFÍA

1. Álvarez, C., La escuela en la vida, Didáctica, 3ra Edición, La Habana, Pueblo y Educación, 1999.

2. ICFES (2005). Guía de orientación prueba censal 2005. Disponible en http://200.14.205.63:8080/portalicfes/home_2/rec/arc_4483. pdf [07/04/06]

3. MEN (2004). Estándares básicos de competencias ciudadanas. Formar para la ciudadanía... ¡sí es posible! Lo que necesitamos saber y saber hacer. Bogotá: Ministerio de Educación Nacional. Disponible en http://www.colombiaaprende.edu.co/html/mediateca/1607/articles-70789_archivo.pdf [07/04/06]

4. Le Boterf, G. (1993). Cómo gestionar la calidad de la formación. Barcelona: Aedipe.

5. Le Boterf, G. (2001). Ingeniería de las competencias. Barcelona: Gestión 2000.

6. Valverde, O. [Coord.] (2001). El enfoque de la competencia laboral. Montevideo: Cinterfor/ OIT.

7. Vargas, F; Casanova, F. y Montanaro, L. (2001). El enfoque de la competencia laboral: manual de formación. Montevideo: CINTERFOR.

8. Barba, B. (2001): “Experiencias formativas en el desarrollo moral”. En: Educación y valores, Tomo l, Guernika, México.

9. Baxter, E. (2001): La formación de valores. Una tarea pedagógica, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, Cuba.


 

 
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