Cuadernos de Educación y Desarrollo

Vol 2, Nº 12 (febrero 2010)

LA EVALUACIÓN COMO PARTE DEL APRENDIZAJE EN EDUCACIÓN FÍSICA


 

Justo Manuel García Sánchez (CV)
I.E.S “Alagón” de Coria (Cáceres), España
justogs@hotmail.com
 

 

RESUMEN DEL TEXTO:

La evaluación no es sólo un instrumento para calificar a los alumnos/as al final de un trimestre o curso, sino que es una parte más del proceso de enseñanza-aprendizaje y que bien utilizada guía al alumno/a en su formación.

Constituye una parte fundamental en los distintos decretos y en cualquier programación didáctica, no sólo para evaluar el aprendizaje de los alumnos/as sino también para valorar la propia actuación docente y la propia programación didáctica. Las distintas finalidades de la programación pasan también por adaptarse a alumnos/as con dificultades en el aprendizaje y prever mecanismos de recuperación, así como motivar y orientar a los alumnos/as en su formación.

Valorar en qué medida se han conseguido los objetivos propuestos es también parte del proceso de evaluación, para poder orientar la intervención didáctica hacia las características de los alumnos/as.

Por otra parte, la evaluación del profesor conlleva una mejora en la calidad de la enseñanza pero también un reconocimiento a su labor didáctica, muchas veces olvidada entre tanta burocracia y sobrecarga de funciones.

PALABRAS CLAVE: Evaluación, Finalidades, Enseñanza-Aprendizaje, Educación Física.

1. INTRODUCCIÓN

La evaluación es un elemento básico de la programación que nos permite controlar y encauzar todo el proceso educativo: alumno/a, medios, métodos, objetivos, etc.

La evaluación, aparece como pieza clave para que el profesor preste al alumno/a la ayuda necesaria y, en consecuencia, pueda valorar las transformaciones que en él se han ido desarrollando.

Cuando nos proponemos algo, debemos organizarlo antes por medio de unas estrategias que van implícitas en cada momento de las clases, tenemos que conocer si esas estrategias son válidas para conseguir unos resultados; si nuestra intención es esa, estamos ante un instrumento de investigación didáctica.

2. CONCEPTO DE EVALUACIÓN

La evaluación es una valoración que se emite sobre el proceso de E/A después de haber recogido una serie de datos relacionados con los objetivos e intenciones educativas que se pretenden conseguir.

Podríamos considerar también que es la etapa del proceso educativo que tiene por fin comprobar, de modo sistemático, en qué medida se han logrado los resultados previstos con los objetivos, especificados con antelación.

Para otros autores es la determinación de cómo se han alcanzado los objetivos propuestos. Por lo tanto, incluye la actividad del profesor, la disponibilidad de las clases, de equipos, la calificación, la investigación, el tiempo destinado a la programación, la participación de los alumnos/as y el cumplimiento de la programación.

3. LA EVALUACIÓN EN EDUCACIÓN FÍSICA

Son las actividades que sirven para constatar el nivel de los resultados de los objetivos; guardan relación con las actividades de aprendizaje, ya que no se puede evaluar lo que no se ha enseñado y aprendido.

Las actividades de evaluación han de ser programadas a la vez que los objetivos didácticos y han de inspirarse en los criterios de evaluación. No obstante, se puede programar alguna actividad útil para evaluar a los alumnos, para situar el nivel de enseñanza del profesor y para establecer el nivel de aprendizaje del grupo. También, y con respecto a los principios de evaluación. Se programarán actividades para valorar el nivel inicial de los alumnos/as y otras que permitan comprobar el resultado final del proceso.

Como la evaluación no consiste exclusivamente en cuantificar los resultados sino que habrá de analizar el proceso de enseñanza como consecuencia del desarrollo de las sesiones y de los aprendizajes que en ellas adquieren el alumnado, se considera de gran importancia su análisis al finalizar cada sesión y, como es lógico, cuando se haya terminado de impartir la unidad didáctica, al completo.

Si el proceso se ha desarrollado con normalidad, la programación de la unidad didáctica se mantendrá, pero si por el contrario la evolución no ha sido la prevista, se pasará al punto siguiente.

La educación Física posee una serie de peculiaridades que deben tenerse en cuenta necesariamente a la hora de planificar la evaluación y de extraer las consecuencias que nos permitan situarnos en una posición concreta.

El carácter lúdico que la actividad físico-deportiva posee hace que los objetivos que nos propongamos sean, en gran medida, de satisfacción personal y no de búsqueda de aprendizajes utilitarios con vista a un futuro profesional, como suele suceder en otras asignaturas. La Educación Física implica un nivel alto de vivencias, es decir, de goce o disfrute, algo que parece antagónico con la idea tradicional de evaluación, asociada a la medición o el control. De ahí que el profesor sienta una necesidad y una preocupación por conciliar intereses de los alumnos con las finalidades educativas e institucionales. Es frecuente encontrar profesores obsesionados por la consecución de objetivos a corto plazo, olvidando la meta de nuestra materia, es decir, generar actitudes positivas y duraderas hacia la práctica físico-deportiva.

Es necesario tener presente la ausencia de un contenido estable, definido y uniforme que dé solidez a nuestra asignatura. Sin lugar a dudas, la actividad física es un objetivo cultural y, por lo tanto, motivo potencia de transmisión y enseñanza. La diferencia estriba en que no puede ser considerada objeto cultural en función de los conocimientos científicos que transmite, sino por su carácter de práctica social (algo similar ocurre con otras materias como la plástica, la música, etc.). Es decir, socialmente la Educación Física se justifica más por su carácter funcional, higiénico o compensatorio)

La funcionalidad de esta asignatura hace que la estrecha relación existente entre motricidad y desarrollo evolutivo oculte a veces los éxitos conseguidos por los profesores. Muchos avances del alumno/a, sobre todo los vinculados directamente con la condición física, pueden ser debidos más al crecimiento y desarrollo del niño/a que a las actividades realizadas en la sesiones de Educación Física.

Por otra parte hay que tener en cuenta las condiciones en las que se desarrolla la asignatura y, por tanto, la evaluación de ésta. El tiempo disponible, la necesidad de instrumentos o condiciones específicas y la imposibilidad de evaluar de forma masiva restan eficacia a la evaluación.

Por otra parte no debemos olvidar que la Educación Física no es una asignatura convencional de aula; tiene un carácter visible, es decir, que los progresos y manifestaciones de la persona son palpables, tanto para el profesor como para el alumno; la motricidad es visible de forma inmediata.

4. LAS FINALIDADES DE LA EVALUACIÓN EN EDUCACIÓN FÍSICA

Si entendemos la finalidad de la evaluación como una ayuda o mejora del proceso de enseñanza, será preciso especificar en qué aspectos concretos nos va a ser útil La evaluación de la Educación Física debe proporcionarnos lo siguiente:

Conocer el rendimiento del alumno

La comprobación del rendimiento era tradicionalmente la finalidad única de la evaluación. Se usaba casi exclusivamente para la atribución de notas. La aceptación de los principios de la educación personalizada nos llevará a valorar el aprovechamiento de cada alumno, su rendimiento en relación con el currículum por él desarrollado.

Al final de cada período de enseñanza-aprendizaje comprobaremos si el alumno posee el dominio suficiente de los “objetivos previstos” para abordar el siguiente.

-Diagnosticar

Por diagnóstico se entiende el primer momento del proceso de evaluación, que pretende determinar el nivel de una situación o de un individuo en relación con determinados parámetros.

En Educación Física escolar, el diagnóstico debe comprender tres modalidades.

El diagnóstico general, que debe realizarse al inicio del curso, con objeto de determinar el nivel de aptitud física y motriz de los alumnos y de recoger otros datos de información individual requeridos por la naturaleza particular del trabajo programado. De entre los parámetros que hay que valorar, S. Bañuelos (1986) destaca los siguientes:

Características somáticas

Condición física

Nivel de ejecución y experiencia previa en las actividades que se van a desarrollar.

Motivación e interés hacia la práctica de las actividades seleccionadas

El diagnóstico específico, elaborado para las diferentes unidades de trabajo e inmediatamente anterior a su desarrollo didáctico. Debería coincidir, con el número de unidades didácticas. Ciclos de actividades o bloques temáticos tratados por el profesor. Sabemos que, en la mayoría de los casos, esto es imposible de efectuar, y que no queda más solución que diagnosticar según otros criterios más intuitivos.

El diagnóstico de las debilidades de los alumnos/as. Para poder corregir cualquier deficiencia en el proceso de aprendizaje, la primera condición es descubrirla para estudiar las causas que la producen y poner los remedios apropiados

-Valorar la eficacia de la enseñanza

Si la mayoría de los alumnos/as no satisface las metas prescritas por los profesores, pueden aducirse dos justificaciones: o los objetivos no han sido los adecuados a las posibilidades de los alumnos/as, o lo métodos de enseñanza adoptados no son los más convenientes.

En cualquiera de los dos casos, la evaluación del rendimiento de los alumnos ofrece también al profesor un motivo de reflexión sobre el currículum elegido, las condiciones de trabajo y el procedimiento de enseñanza utilizado.

-Pronosticar las posibilidades del alumno/a y orientar

Es misión del profesor orientar y aconsejar a escoger actividades optativas que se ajusten, en la medida de lo posible, a los rasgos y características de cada individuo.

El pronóstico de las posibilidades de los alumnos/as se basa en el conocimiento de su rendimiento, de sus capacidades e intereses, de sus dificultades en el aprendizaje y de los factores personales, familiares y ambientales.

-Motivar e incentivar al alumno/a

Saber que logros son constados y que es informado de sus fallos y de sus éxitos constituye un estímulo para el alumno/a, que ve a su profesor/a atento a la marcha de su trabajo.

Uno de los procedimientos de motivación, es la proposición de tareas para que el alumno/a esté preparado, con el fin de utilizar el éxito como estímulo para la realización de tareas con mayor dificultad.

-Agrupar y clasificar

El sistema tradicional de agrupamiento para el desarrollo del proceso de aprendizaje, consiste en distribuir a los escolares en grupos cerrados, establecidos de acuerdo con un criterio, normalmente de afinidad. Sin embargo, y dada la complejidad del proceso educativo y las grandes diferencias entre alumnos de la misma edad, la investigación pedagógica no se conforma con ese criterio y fija niveles de homogeneidad de una forma mucho más objetiva.

La agrupación o clasificación de los alumnos/as según un criterio de homogeneidad que atienda a su eficiencia o habilidad motriz tiene por finalidad proporcionar a cada grupo niveles similares en la actividad en cuestión.

La evaluación ofrece los datos sobre los que se han de basar esas agrupaciones y el conocimiento de las capacidades de los alumnos., de su rendimiento e intereses; presta además, en este último caso, un especial servicio para la organización de cada curso.

-Asignar calificaciones a los alumnos/as

Su objetivo es dar información a padres y alumnos/as sobre el desarrollo de la formación. Es importante que esa información tienda a restar diferencias entre alumnos y disminuir la presión de los padres sobre los hijos.

-Obtener datos para la investigación

Uno de los servicios más importantes que los profesores de Educación Física pueden prestar a la práctica educativa, consiste en la recogida de datos a partir de los cuales podamos caracterizar la posición de los alumnos/as en relación con rasgos biológicos, físicos, psicológicos y sociales. Los datos recogidos pueden servir para la elaboración de cuadros o tablas, con ellos será posible mejorar la enseñanza, hacerla más científica y eficaz.

5. EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE DEL ALUMNO/A

En lo que respecta al alumno, la respuesta a qué evaluar, hace referencia a los contenidos y objetivos del currículo escolar. La triple consideración de los contenidos supone un avance considerable si la comparamos con la clásica identificación entre aprendizajes y adquisición de destrezas motrices.

En este sentido, la evaluación tiene por objeto valorar el grado de adquisición y desarrollo de las capacidades expresadas en los objetivos generales del área mediante indicadores asociados a los distintos tipos de contenidos que se hacen explícitos. Es la medida del éxito de la enseñanza en términos de conductas observable en los alumnos/as.

Como indicadores para la evaluación de capacidades y sus relaciones con los contenidos fundamentales del área aparecen los criterios de evaluación de etapa, expresados en la legislación, así como aquellos otros que surgirán de los Proyectos Curriculares de Centro. Los criterios permiten ser observados mediante numerosas tareas, de tal forma que el desarrollo de una capacidad no se vea limitado a un solo aspecto concreto y que el alumno/a pueda demostrar el desarrollo de la misma en otra u otras tareas.

Los criterios de evaluación de etapa son prescriptivos para todos los centros educativos, con el fin de garantizar al alumnado unos aprendizajes homogéneos, mínimos e indispensables para su propio desarrollo. Su elaboración responde a una selección de las capacidades consideradas como básicas en esta área, así como de los contenidos más relevantes en relación con el desarrollo de dichas capacidades. Cada Centro deberá formular en su PCC las adaptaciones de los criterios de evaluación del currículo oficial como los criterios de evaluación que se añadan, por responder a otras capacidades consideradas también necesarias por el centro docente.

Dentro de este apartado no debemos olvidar los informes de evaluación, que son los instrumentos de los que se sirve el docente para dar información precisa a los padres y a los alumnos a cerca de la evolución de éstos en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Se trata de un instrumento con carácter individualizado. La frecuencia de los informes no tiene que estar prefijada, aunque sí es conveniente establecer un número mínimo a lo largo del curso escolar, teniendo presente que este número podrá ser mayor en función de las necesidades. Aun en los casos de alumnos con resultados negativos, en el informe de evaluación se deben destacar también los aspectos positivos, a ser posible de forma equilibrada.

6. EVALUACIÓN DE LA INTERVENCIÓN DIDÁCTICA

La evaluación del proceso supone el examen intencional y sistemático de la propia acción didáctica. Esto implica, que todas las fases de la acción didáctica deben ser objeto de evaluación, es decir:

-Evaluación de los objetivos didácticos

-Evaluación de las situaciones de enseñanza.

-Evaluación de la realización.

a) Evaluación de los objetivos

Varias cuestiones aparecen como relevantes en la evaluación de los objetivos:

-La continuidad entre los objetivos generales y los específicos. Se trata de saber si los objetivos específicos son instrumentales en función de la consecución de los objetivos generales.

-La actualidad de los objetivos propuestos: en qué medida los objetivos propuestos responden a las necesidades actuales.

-La vinculación o relación objetivo-contenido, que corresponde hasta qué punto los contenidos han sido apropiados para la consecución de los objetivos, bien por su relación directa, bien por transferencia.

b) Evaluación de las situaciones de enseñanza

Las situaciones de la acción didáctica están constituidas por los componentes siguientes: contenidos, actividades de enseñanza, formas de trabajo didáctico y formas de agrupar a los alumnos.

Los siguientes aspectos que deben ser tenidos en cuenta en esta evaluación:

-La continuidad entre los objetivos y las situaciones didácticas.

-La coherencia interna entre los componentes de la situación didáctica, es decir, la armonía entre los diferentes componentes.

-La continuidad entre la situación de la acción didáctica y el nivel inicial de los alumnos.

c) Evaluación de la práctica.

Se trata de comparar las previsiones realizadas por el profesor antes de realizar la acción docente y la realidad surgida con los alumnos. Los elementos que se han de considerar en esta evaluación son:

-La congruencia entre los objetivos previstos y los conseguidos.

-La congruencia entre el nivel previsto de los alumnos y el nivel.

-La congruencia entre la situación didáctica prevista y la que realmente se aplica.

7. EVALUACIÓN DEL PROFESORADO

La evaluación del profesorado tiene varias finalidades:

-Mejorar su formación permanente.

-Conseguir una auténtica calidad de la enseñanza.

-Mejorar la función docente.

-Estimular el reconocimiento de su labor.

-Permitir que su trabajo-acción pueda ser sometido a un proceso de reflexión crítica que se convierta en uno de los elementos de su formación y perfeccionamiento.

8. Bibliografía.

Blázquez, D. (1992). Evaluar en Educación Física. Inde. Barcelona.

Sánchez Bañuelos, F. (1986): Bases para una didáctica de la Educación Física y el Deporte. Gymnos. Madrid.


 

 
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