Cuadernos de Educación y Desarrollo

Vol 1, Nº 10 (diciembre 2009)

LA IMPORTANCIA DEL JUEGO Y DESARROLLO EN EDUCACIÓN INFANTIL


 

Ana María García Gómez (CV)
anagargom12a@hotmail.com

 


RESUMEN:

En este artículo podemos apreciar lo primordial que es el juego en estas edades tan tempranas, ya que se está jugando desde que nacen prácticamente hasta que se es consciente de que es el juego y lo vital que es en nuestras vidas. También nos cuenta en este artículo que es el desarrollo en educación infantil y lo ligado que va al aprendizaje de cada niño. El juego siempre es interesante y significativo para el niño, ya que si se pierde interés la actividad deja de tener significado y el juego muere como tal. El juego tiene motivación y esto lo convierte en una poderosa herramienta de crecimiento y desarrollo personal.

Por último veremos los diferentes juegos, que según Piaget, son fundamentales que el niño experimente, estos juegos son: el juego sensoriomotor, simbólico y el juego de reglas.

PALABRAS CLAVES: Juego, niño/a, desarrollo, aprendizaje, motivación, lúdico, actividad, simbólico.

1. LAS NIÑAS/OS PEQUEÑOS EN LAS ESCUELAS INFANTILES:

La escuela infantil es un tramo del sistema educativo que comienza a ser considerado como un período de educación peculiar y de mucha relevancia. Desde el comienzo de la escolarización obligatoria, la escuela ha sido entendida como un lugar donde se aprenden conocimientos y habilidades específicos que la sociedad valora útiles para la integración en el mundo social, así como un contexto de desarrollo y progreso personal.

Con la incorporación de la mujer al trabajo y los cambios en la vida doméstica las sociedades industriales se han planteado estudiar y atender a la Educación Infantil. Hasta hace poco la familia eran los depositarios de la responsabilidad del desarrollo de los niños, su función educativa se concretaba en lograr que los niños conocieran y dominaran hábitos de conducta dentro de los propios procesos de crianza -motricidad fina, control de esfínteres, etc.-, además del proceso de desarrollo del lenguaje -muy relacionado con las actividades de la escuela en lo referente a la adquisición simbólica-, la adquisición de capacidades de comprensión y comunicación social, desarrollo y dominio psicomotor, hábitos de atención y respuesta a las demandas de los adultos, interacción personal compleja ya que unos padres están más bien formados que otros, etc.

Otro aspecto relevante dentro de la familia son las prácticas educativas que pueden influir tanto positiva -haber ayudado en su desarrollo personal- como negativamente -haber limitado potencialidades que el niño tenía al nacer-. Por tanto es fundamental la educación de los niños/as desde los primeros años de su vida.

Con esto no se quiere decir que la Educación Infantil deba ser un corrector de determinadas situaciones familiares, sino que se debe atender socialmente desde el principio la educación de los niños/as e incorporarla adecuadamente al sistema educativo y para ello debe existir un lazo de unión entre familia-escuela.

Una característica de la educación Infantil es la necesaria armonía y la buena comunicación que debe existir entre el contexto familiar y el centro educativo. El niño pequeño por su propia inmadurez y heteronomía no puede ser comprendido fuera de su contexto ya que este nos da las claves de la personalidad y la disponibilidad educativa del niño/a. Para ello hace falta conocer y comprender los sistemas de crianza, valores, hábitos y costumbres de las familias de los niños/as y así poder interpretar sus características, necesidades y posibilidades.

La escuela infantil debe asumir la cultura del contexto social inmediato, sólo así encontrará armonía y coherencia en el contexto educativo escolar.

Un aspecto importante dentro de la Educación Infantil, y que no presta atención el sistema educativo, es la incorporación al mundo de los afectos, emociones y la vida de relación social. Esta hace referencia a las relaciones interpersonales, al progreso de la vida afectiva y la búsqueda del equilibrio emocional.

La Educación Infantil debe actuar como contexto en el que el clima socio-afectivo sea corrector de déficit, además de contribuir a que el crecimiento intelectual no evite el desarrollo armónico de los sentimientos positivos como la solidaridad y la conducta prosocial.

2. EL DESARROLLO, UN OBJETIVO DE LA EDUCACIÓN INFANTIL:

Los objetivos de un proceso educativo no son sólo la transmisión de conocimientos, sino el desarrollo de la autonomía personal, potencialidad cognitiva y maduración socio-afectiva. La educación y el desarrollo no son procesos separados en ningún tramo del sistema, deben estimular y optimizar las posibilidades de progreso personal.

Una concepción importante en la Educación Infantil es la relación existente entre aprendizaje y el desarrollo, hoy consideramos que el aprendizaje es el motor de desarrollo y que todo desarrollo lleva implícito un aprendizaje. El aprendizaje y el desarrollo personal debe constituir la preocupación dominante con variadas actividades, tareas, ejercicios y juegos; todas ellas que se deriven de un sistema de comunicación y convivencia para que los niños/as tengan experiencias enriquecedoras en su vida.

EL DESARROLLO PSICOMOTOR

El niño necesita desarrollar su cuerpo como fundamento de su crecimiento y como dominio de su propia situación en este mundo. Cuando el niño se convierte en un escolar, no domina aún muchas habilidades motoras y de expresión corporal que necesita desplegar. El contexto espacial, que debe ser sensible a las necesidades, y las rutinas diarias se convierten en escenarios para poder expresarse y donde la maduración psicomotora debe recibir una continua estimulación. Por ejemplo, se debe contar con un espacio amplio y dotado de materiales que permita desarrollar retos psicomotores -motricidad fina (arrastrarse, saltar, balancearse, etc.) y gruesa (manipulación, equilibrio, etc.)- que son estimulantes para el niño/a.

Hay que tener en cuenta otros elementos aparte del niño, como son los educadores, el centro, el clima, la actividad, la metodología, el tiempo, el espacio, etc. Todos estos factores se articulan entre sí y se hacen realidad en la vida cotidiana del centro, constituyendo una Institución que tiene rasgos específicos.

3. EL JUEGO COMO FACTOR DE DESARROLLO:

El juego es una actitud ante los objetos, los otros y ante nosotros mismos que marca la situación de tal forma que decimos que "estamos jugando". Es una actividad natural, un comportamiento en el que el uso de los objetos y las acciones no tiene un objetivo obligatorio para el niño, es decir, supone un "hacer sin obligación" de tal forma que esta capacidad de hacer refleja para el propio niño y para los que les rodean la dimensión humana de la libertad frente al azar y la necesidad. Es un factor de desarrollo que ejercita la libertad de elección y de ejecución de actividades espontáneas y eso proporciona al ser humano la dimensión de ser libre, activo y seguro.

El juego deja de ser adaptativo y se convierte en un proceso simbólico de comunicación social; a través de él, el niño logra el autodominio y la precisión de movimientos que requiere para sentirse integrado en su medio a la vez que autónomo y libre en sus desplazamientos. El juego psicomotor modela y regula la capacidad perceptiva del niño al verse capaz y libre de actuar en un medio, que reconoce como propio, porque lo explora a través de su movimiento.

El juego simbólico, según Piaget, ingresa a los niños/as en el mundo de las ideas, en el mundo de la verdadera inteligencia humana. Con esto los niños/as comienzan a aprender reglas que prescriben las actividades y los procesos humanos. La regla es el conjunto de normas internas de una actividad lúdica, que la define y diferencia de cualquier cosa.

Estar jugando presupone atravesar la línea divisoria que separa lo que no es juego de lo que sí es. Juego nace de la realidad que rodea al niño, de la cual toma sus elementos y nunca se aleja de ella más allá que lo preciso para volver a ella de nuevo, recrearla y enriquecerla.

Los juegos infantiles pueden ser serios, en el sentido de exigir y provocar actitudes rigurosas en los niños/as, sin que por ello dejen de ser juegos. Por eso, no hay que confundir toda actividad infantil con juego; los niños son perfectamente conscientes de cuando están jugando y cuando no, hay que ser respetuosos y partir de que no todo acto puede ser un juego ni todo acto está fuera de juego.

El juego siempre es interesante y significativo para el niño, ya que si se pierde interés la actividad deja de tener significado y el juego muere como tal. El juego tiene motivación y esto lo convierte en una poderosa herramienta de crecimiento y desarrollo personal.

Vigotski define la actividad como un núcleo central para explicar la naturaleza sociocultural de muchos procesos psicológicos y especialmente el entramado de relaciones, sentimientos, percepciones y conocimientos que constituyen los microcontextos en los cuales se produce el aprendizaje y el desarrollo de los niños. El entramado de relaciones interpersonales que rodea toda actividad humana le proporciona su sentido sociocultural. Hay actividades que tienen un solo sentido lúdico y placentero, pero están tan bien incorporadas a los sistemas de vida que les damos pleno sentido cultural y espiritual. Son también de esta categoría las actividades de diversión, de tiempo libre, artísticas o culturales.

Los niños/as perciben la actividad incluida en un contexto de relaciones interpersonales que es lo que le da verdadero sentido social y personal a la acción. Toda actividad en la que un niño está incluido proporciona un campo de intereses que pueden ser explorados a través del juego.

El juego proporciona recursos suficientes para participar en muchas actividades sin un despliegue económico muy grande. Algunas requieren la presencia de determinados objetos y materiales, un espacio concreto y un tiempo determinado, pero hay otras que utilizan muy pocos recursos -estas son las que en la vida real tampoco los precisa-.

Si permitimos el juego libre y espontáneo entre los niños de la clase, aparecerán juegos de reproducción de actividades humanas que constituyen el gran banco de centro de interés de los que debemos partir en la intervención educativa. Lo que debemos hacer es potenciar y permitir que los niños las realicen de forma lúdica en los rincones de juego.

La organización espacial y temporal del aula y el centro debe ser flexible y permitir que los niños aporten en el día a día a través de sus juegos sus temas de conversación y sus intereses cognitivos mediante los procedimientos que utilizan cuando están solos y se hace propuesta de juego.

El juego adquiere la fuerza necesaria para que el sujeto se implique en ella como cosa propia y subjetiva, y así se convertirá en una actividad significativa. Cada niño "se juega" sus ideas, sus intereses y sus motivaciones.

Un factor importante es la afectividad infantil en el juego, este es un factor de equilibrio emocional que proporciona a los niño/as una gama de sensaciones y emociones personales que les resultan benéficas. Las experiencias del juego constituyen una historia de placer y autosuficiencia que permite asociar juego-felicidad y juego-alegría.

Los niños relacionan el juego con los estados de bienestar emocional y con momentos de comunicación afectiva con sus seres queridos. La participación constante entre niño-adulto en diversas situaciones va creando una línea de conciencia sobre el juego que lo convirtió en un escenario privilegiado para la satisfacción y la autocomplacencia. Muchas emociones son practicadas por los niños en sus experiencias con los adultos y con otros niños.

El juego es una caja de emociones positivas que el niño aprende desde que comienza en situaciones y experiencias lúdicas con sus cuidadores. Es importante que los centros ofrezcan situaciones diarias donde puedan practicar la alegría y desplegar un estado emocional de plena satisfacción social y personal.

También se harán presentes en escenarios lúdicos abundantes conflictos personales, sin embargo la resolución de conflictos interpersonales es una vía importante para la maduración afectiva y el progresivo equilibrio de las emociones.

4. CLASES DE JUEGOS:

Piaget descubre el papel del juego dentro del sistema de desarrollo que él establece y describe las formas que adquieren los juegos espontáneos y los identifica con las formas que adquiere las capacidades infantiles.

Clasifica los diferentes juegos en tres apartados, dependiendo de la relación que tienen con el cambio del niño a lo largo de la vida: sensioriomotor, simbólico y reglado.

* Juegos Sensoriomotores: estos implican la puesta en acción de la capacidad de los niños de construir y operar desde los estímulos que en él provoca el entorno físico, los objetos y su propio cuerpo, elaborando respuestas complejas de carácter motórico-manipulativo, es decir, utilizando su cuerpo. Un ejemplo de este juego son los espontáneos. A través de estos, el desarrollo se va encontrando con su aprendizaje.

* Juego Simbólico; son todas las actividades representativas que se realizan dentro de un marco no estrictamente serio o de comportamiento acomodativo. Un ejemplo de juego simbólico son las imitaciones de movimientos, acciones, etc. Las actividades que los niños/as realizan entre tres y seis años son actividades simbólicas de carácter lúdico.

Para Piaget, el juego se diferencia de la actividad seria porque en él los niños/as no se preocupan mucho de que lo que hacen sea exactamente lo que se espera de ellos y lo que deben hacer, ellos se relajan y se olvidan de la necesidad de ajustar su acción.

Para él, el juego simbólico es más una dimensión de expresión que un instrumento de aprendizaje.

* Juego de Reglas: Es el único juego que Piaget lo consideró de naturaleza social, este juego se refiere a un cambio en el concepto de necesidad interna que tiene todo proceso mental. Los niños/as no son capaces de pensar en forma lógica y operar razonadamente, por lo que no podrán comprender los juegos de reglas.

Los niños se pueden incluir en juegos ricos e interesantes sin tener dominado completamente las normas, esto les va a ayudar en el progreso de sus capacidades mentales, físicas y motoras.

La clasificación de los juegos de Piaget relaciona el juego y el desarrollo cognitivo, por tanto comprende la actuación de los niños dentro de los juegos, pero no es muy práctica para analizar la relación entre el juego, el desarrollo y el aprendizaje.

VALORACIÓN PERSONAL

Considero que el juego es una actividad fundamental en la educación infantil ya que nosotros como educadores tenemos que educar a los niños a través del juego. Con este hemos aprendido que se puede estimular, fomentar en el niño actitudes de respeto, de participación, de tolerancia, etc…

Creo que el juego forma parte de la vida del niño porque es lo que le ayuda a hacerse y a descubrir el entorno que le rodea, por eso hay que potenciarlo desde edades muy tempranas. Hay padres que ven el juego como juego en sí y no como aprendizaje, considero que esas personas que creen eso no conocen las funciones que genera, piensan que deberían de enseñarles mucha materia y así es cuando los niños no aprenden nada.

Como define muy bien Escudero y Jiménez en una de sus obras , "el juego contribuye a la formación de la persona ya que responde a necesidades del proceso evolutivo".

Para concluir considero el juego una actitud activa que implica en su totalidad al niño y que refleja en este un compromiso emocional, físico e intelectual con respecto al mundo que le rodea.

La tarea que tiene que desempeñar el niño de estas edades es jugar, jugar con sus compañeros, con los maestros y con su familia. Un aspecto importante que considero es que los padres tienen que jugar con el niño y divertirse con él, deben de reprimir la sensación de estupidez y volver a ser niños otra vez. Considero que si vuelven a su niñez ayudarán en el aprendizaje de los niños.

BIBLIOGRAFÍA:

• ANCÍN, M.T. (1989): Cuerpo, espacio, lenguaje. Ed. Narcea. Madrid.

• ARRANZ, J.D. (1995): Juegos al aire libre. Educación Infantil y Primaria. Ed. Escuela Española. Madrid.

• GUTIERREZ, R. (1997): El juego de grupo como elemento educativo. Ed. CCS. Madrid.

• OPPENHEIM, J.F. (1990): Los juegos Infantiles. Ed. Martínez Roca. Barcelona.

• SPENCER, Z.A. (1976): 150 Juegos y actividades Preescolares. Ed. CEAC. Barcelona.


 

 
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