Cuadernos de Educación y Desarrollo

Vol 1, Nº 2 (abril 2009)

CUERPO Y AUTOESTIMA: UNA ESTRECHA RELACIÓN EN LA ADOLESCENCIA A TENER EN CUENTA EN EL ENTORNO EDUCATIVO


Cristina Alemañy Martínez (CV)

cristialemany@hotmail.com

 

Resumen

En este artículo abordaremos dos conceptos muy estrechamente ligados en la etapa de la adolescencia: la autoestima y el cuerpo. Reflexionaremos en cuanto a los objetivos y contenidos que sería conveniente tratar con el alumnado esta edad.

Siguiendo el trabajo planteado de Rocheblave-Spenlée. Para la autora, la adolescencia se considera como una especie de “segundo nacimiento”, que podríamos definir como nacimiento “cultural”, frente al primer nacimiento biológico, sin olvidar que está estrechamente relacionado con procesos biológicos muy importantes.

El proceso de la adolescencia puede compararse a los procesos de la gestación y el nacimiento. De un ámbito de protección aún fuerte, casi completa, encarnado principalmente en la famillia, el adolescente debe salir a otro ámbito más amplio y costoso, que es la sociedad.

Este proceso será largo y duro: superación de duelos, alcanzamiento de la madurez para las relaciones interpersonales, logro de una identidad, etc. Al igual que en el nacimiento biológico, también aparecerán problemas de adaptación, frustraciones, existiendo un gran número de determinantes, no sólo internos, sino igualmente externos.

La sociedad se convierte en el condicionante externo más importante, y su influencia varía según la sociedad en la que el adolescente se desarrolla.

La adolescencia, universalmente, es un período intermedio entre la infancia y la edad adulta, y como tal, no es un estado definitivo donde el adolescente pueda quedar estancado. Siempre debe ser superada de una manera u otra. Ello, nos hace ver que no será igual en todas las sociedades, y dependerá en gran medida tanto de los roles que se establezcan culturalmente para el niño cuanto de aquellos que se establezcan para el adulto.

En todas las culturas se establece una lucha generacional, más o menos acusada. Siempre hay diferencias entre los padres y los hijos, de generación a generación, con las consiguientes distancias en los planos fisiológicos, psicosocial y sociológico.

Padres (realistas) apoyados en sus experiencias del pasado (conservadurismo, hijos proyectados hacia el futuro que no suelen aceptar las opiniones de aquéllos (contestatarismo). El futuro de los padres contempla la existencia de los hijos, cuando para éstos, el futuro debe comprender la muerte de los padres.

La adolescencia supone, el acceso a la genitalidad y a la capacidad de reproducción y a excepción de algunas culturas, suele distar un tiempo más o menos largo, entre la posibilidad de mantener relaciones sexuales y su consumación real.

La adolescencia implica asimismo la posibilidad de acceso al mundo del trabajo y el desempeño de ciertas funciones sociales de adulto.

Un pequeño conocimiento de las normas y valores que conforman las sociedades es requisito suficiente para comprender la existencia de varias adolescencias diferentes. La adolescencia es por tanto un hecho cultural, donde las normas y reglas establecidas así como el medio socioeconómico, influirán de manera decisiva en la vida y conductas adolescentes.

La familia se convierte en ese agente transmisor de las normas y valores que define la sociedad. Reproducirá unos modelos, pero interpretados desde la clase social en la que está inserta: ideas religiosas, éticas, políticas, etc...que inculcará a sus miembros y que ella misma sostiene, estrechamente unidas a su posición social.

Autoestima y cuerpo

Nos referimos a autoestima como la capacidad desarrollable de experimentar la existencia, la consciencia del potencial propio y de las necesidades reales; independientemente de las limitaciones existentes en la propia humanidad o de las circunstancias externas generadas por los distintos contextos en los que surge la interacción.

Podríamos considerar la autoestima como esa imagen o actitud hacia uno mismo. La evolución de cada uno a lo largo de la historia de su vida determina el grado de autoestima e incluye tres componentes a considerar:

- Cognitivo: Lo que uno piensa (autoconcepto), sus opiniones y creencias.

- Afectivo: Lo que uno siente, su valoración positiva o negativa personal y la sensación de sentirse a gusto o a disgusto con la valía de uno mismo.

- Conductal: Lo que uno hace (autoafirmación) intención y decisión de actuar, y el esfuerzo por alcanzar reconocimiento ante nosotros mismos y ante los demás.

El concepto del Yo y de la Autoestima se desarrolla durante importantes etapas de nuestra vida:

El recién nacido: esperimenta sensaciones físicas y sentimientos de bienestar o incomodidad cuando es atendido por sus padres.

En la 1º infancia: Comienza la sensación de autonomía con el desarrollo motor y del lenguaje, poseen cierta conciencia de ser una persona y no un apéndice del padre y de la madre. Necesita ser aceptado y amado y buscará respuestas positivas en sus familiares más cercanos.

En el colegio: amplía sus experiencias con la salida del ámbito familiar. Empieza a pensar por sí mismo. Puede defenderse de las críticas si ha sido educado para pensar por sí mismo y de forma positiva.

La adolescencia: es uno de los períodos más críticos para el desarrollo de la autoestima. Conseguir una identidad propia en esta etapa es bastante complicado debido a los procesos psicofísicos y a la presión social que todo adolescente experimenta.

En este período es fundamental la opinión y el sentido de la propia valía que se haya adquirido durante la infancia.

Por cuerpo consideramos no sólo un conjunto ordenado de vísceras, órganos, vasos, etc. Es la presencia de nuestra persona, el cuerpo es lenguaje, y habla a los otros y nos habla a nosotros mismos. En este sentido el cuerpo es especial en la adolescencia en el sentido que en la vida de muchos adolescentes, su cuerpo juega un papel importante y negativo. El miedo al rechazo y a la no aceptación que tienen muchos adolescentes, lo viven de forma patológica. Invierten tantas energías en aparecer aceptables para los demás que se pierden a sí mismos, y entran en una dinámica que tiene gran dificultad para ser reales y ocuparse de otras cosas.

El cuerpo es también presencia social y tiene gran importancia la dimensión social del propio cuerpo. En la mayoría de los casos la percepción vivencial del propio cuerpo se halla mediatizada por su efecto social, o la imagen especular que le devuelve el entorno. A muchas personas les es imposible apreciarse a sí mismos en cuanto al cuerpo de forma independiente del efecto social, la presión del grupo social al que pertenezca. En el caso de los adolescentes, y en especial las chicas la percepción de su cuerpo se halla muy influenciada por los sistemas culturales y ambientales de referencia, y derivan en desarrollar conductas peligrosas para su salud (Corral MI 1988 ) que terminan en el grave problema de la anorexia y la bulimia.

El cuerpo es el lugar de expresión de toda la vida. Y nos encontramos con adolescentes con mucho miedo a desagradar, a no ser como el otro quiere que sean. De tal manera que no tienen una idea clara de su esquema corporal, y esto influye muy negativamente en sus conductas y en su desarrollo personal.

La autoestima y el cuerpo son dos conceptos muy estrechamente ligados en la etapa adolescente principalmente. Si entendemos la autoestima como la suma de la confianza y el respeto, ambas integradas, que una persona siente hacia sí mismo, es fácil comprender que la autoestima y el cuerpo tengan una relación significativa. Sobretodo si se tiene en cuenta que la primera apreciación que todo sujeto tiene sobre si mismo proviene de la realidad ínter subjetiva, de su ingreso a lo social a través del contacto con el cuerpo de los otros significantes que ven, esperan, y reclaman de ese sujeto.

Una de las actitudes que conforman la base del aprendizaje de conductas saludables consiste en sentirnos seguros de que valemos. Tener autoconcepto de uno mismo será esa capacidad de responder a quiénes somos.

Por un lado no es fácil tener un Autoconcepto que haya salido de la crisis de la adolescencia, nos recuerda García Monge, J.A (1988).

Por otro lado tener un Autoconcepto claro es más cuando tenemos rota o trastornada la comunicación mente-cuerpo y nuestra imagen distorsionada del cuerpo condiciona el concepto que tenemos de nosotros mismos.

“El Autoconcepto es importante para experimentar autoestima, necesitamos saber que nuestro Autoconcepto es bueno y valioso, es decir, que la persona que somos, nos provoca confianza en nosotros mismos y que nuestra identidad nos invita a sentirnos seguros en nuestra personal valía”. García Monge (1997).

Sin propia Autoestima los adolescentes difícilmente se abren a su experiencia propia, su cuerpo, su sexualidad, sus deseos, sus necesidades…

Los tres pilares básicos para el desarrollo personal saludable son:

- El aprecio por uno mismo.

- La aceptación

- La autoconfianza.

Se hace necesario replantear el estudio del cuerpo humano. Lo que significa lo que representa, es decir la integralidad de la persona si queremos educar para una vida saludable. El nivel de salud también depende decía Tittarelli de nuestras relaciones con nosotros mismos y con el entorno. Si nuestras relaciones son de desprecio de marginación hacia otros difícilmente podremos aprender a vivir saludablemente las actitudes y palabras de adolescentes y profesores se convierten en fuente de sufrimiento para personas diferentes. La auténtica prevención se encuentra en la relación y en la capacidad de comunicación.

Estudiando el cuerpo con toda su repercusión fisiológica, emocional, vivencial, social, relacional, y enseñando la riqueza cultural y social que supone la pluralidad de cuerpos diferentes y aprender a disfrutar con ellos, ese es el gran reto de Salud de la Institución educativa.

La propia personalidad va formándose a través de los deseos y opiniones de aquellos otros importantes para cada quien. También en ese modelo armado se incluye la propia relación entre la autoestima y el cuerpo de los modelos en los que cada sujeto se refleja y constituye. A lo largo del crecimiento estos rasgos tomados de los otros significantes, son rectificados y asimilados como la propia valoración del sujeto sobre sí mismo. Y en esta valoración de la autoestima y el cuerpo influyen luego, en la adolescencia, la posibilidad de inscribir y conceptualizar la experiencia única de cada sujeto con el medio a través de la interacción, transformando lo heredado en original y posibilitando el cambio.

Por todo esto es fundamental supervisar la constitución de la relación entre la autoestima y el cuerpo en los adolescentes. Es necesario que los adultos permitan y promuevan una alta valoración del propio cuerpo en los adolescentes. Que se trabaje sobre los verdaderos orígenes de los conceptos de belleza en la época actual y sobre la importancia y la necesidad del respeto y la aceptación de la no masificación de los estándares corporales que se asocian a posibilidades de éxito y triunfo.

Es importante que se remarque en el adolescente la resistencia a los pensamientos negativos sobre el propio cuerpo. Mostrar el camino hacia las opciones alternativas y no pasar por alto sus logros. Evitar la comparación siempre será positivo en la adolescencia, periodo en que su concepto de si mismo se encuentra en proceso de formación y de alta vulnerabilidad a las opiniones de los mayores importantes para el.

Gestos que alteran la autoestima

En la casa: Las humillaciones, golpes, mensajes sin salida, abuso sexual, abuso físico a otros miembros de casa, falta de cobertura de necesidades primarias, humillación al cuerpo, ausencias prolongadas, amenazas, depresión de los padres, alcoholismo y drogas…

En la calle: La falta de mirada, la ausencia de grupo protector, los insultos, el desprecio, la violencia de la autoridad, la soledad frente a necesidades de salud o cuidado, la ausencia de contacto y mirada…

En la escuela: Sistema de calificaciones, sistemas de castigo, educación no personalizada, jerarquías rígidas y distantes, ausencia de tutor, vergüenzas y humillaciones, permisividad en la escuela para el abuso de pandillas o grupos a alumnos que no pertenecen a las mismas, indolencia frente al abuso, no tener ubicados a los líderes, distancia profesor alumno…

Papel del profesor en la autoestima del alumno

La escuela tiene una significativa influencia sobre la imagen que los alumnos se forman de si mismos. Los años que el alumno permanece en la escuela condicionan la Autoestima, sobre todo en el plano académico.

Todo lo que recibe de los demás: valoraciones, crítica, informaciones, van dejando una huella en él. El rol del centro educativo y de los profesores es de máxima importancia para el desarrollo del autoconcepto y la autoestima de sus alumnos.

El profesor en el aula desempeña una importante función y tendrá parte determinante en el desarrollo de la autoestima del alumnado. Así , como pautas a considerar en su comportamiento cabe destacar:

- Los profesores que poseen una relativa confianza en sí mismos y se sienten seguros, tienen una idea clara de sus actuaciones y de los objetivos que son importantes para ellos.

- Es mejor no pretender controlar y dominar en el aula, sino preocuparse de crear un ambiente que facilite el aprendizaje.

- Ayudar al alumnado a desarrollar y potenciar la confianza en sus propias capacidades.

- El profesor que se acepta a sí mismo, acepta a los demás con sus dotes, limitaciones y problemas.

- Ayuda a sus alumnos a que interpreten sus experiencias de manera positiva.

- Ser respetuoso con sus alumnos/as.

Algunas maneras de mejorar la autoestima del alumnado serían:

- Asegurarse de que el alumno/a sabe que es importante, tanto si es competente como si no. Por ejemplo, dirigirse a él por su nombre.

- Prestar atención a la evidencia de baja autoestima. Autoestima no es lo mismo que presunción, por lo que si necesita deleitarse con sus éxitos, probablemente tiene una autoestima baja.

- Ayudarles a construir una imagen honesta de sí mismo. Pasar por alto sus debilidades no sirve de ayuda, pero es importante evitar juzgarlo. Que acepte sus defectos y sus cualidades.

- Ayudarles a descubrir sus cualidades únicas. No hay dos personas iguales, hay que darle la oportunidad de conocer muchas actividades e intereses.

- Proporcionarles un ambiente de confianza en el aula. Si puede confiar sus emociones, éxitos, o fracasos, posiblemente tendrá menos problemas de autoestima.

- Asegurarse de que la imagen que reflejas a los alumnos/as no está distorsionada por los propios deseos o desilusiones. No hay que enviar el mensaje de que no se acomoda a tu estándar.

- Apreciar cualquier cosa de tu alumno/a no solamente las cosas especiales o importantes.

- Aceptarles como son. Mantener la disciplina, pero sin usarla como venganza y sin traicionar su confianza.

Bibliografía

Castilla del Pino, Carlos. Teoría de los sentimientos. Tusquets Editores, Barcelona, 2000

García Monge, J.A. Treinta palabras para la madurez. Desclée de Brouwer. Bilbao1997

García Monge, J.A. “Autoestima y Salud”. en Serrano González, M.I. Educación para la salud el siglo XXI, Comunicación y salud.

Greenberg, Leslie Emociones, una guía interna. Desclée de Brouwer. Bilbao, 2000

Laín Entralgo, Pedro. El cuerpo humano. Espasa Calpe, Madrid, 1991.

Laín Entralgo, P. Cuerpo y Mente. Espasa Calpe, Madrid, 1991.

Martín Requero. M.I. “La autoestima: clave del éxito, la salud y el bienestar”. Revista A Tu Salud. Nº 29, año VIII. Marzo 2000

Rocheblave-Spenle, A.M. El adolescente y su mundo. Herder, Barcelona 1972.

Tittarelli M. “El grupo, un instrumento para aprender educación para la salud” revista A Tu Salud, año IV, nº 13, 1996.

 


 

 
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