Contribuciones a las Ciencias Sociales
Julio 2014

Cuando Los Mundos Convergen, terrorismo, narcotráfico y migración post 9/11. Nashira Chávez. FLACSO, Ediciones Abya Yala. 2008. ISBN 978-997822817-3, pp. 220



Maximiliano E. Korstanje (CV)
maxikorstanje@arnet.com.ar
Universidad de Palermo



Nashira Chávez presenta su libro Cuando los mundos convergen, terrorismo, narcotráfico y migración post 9/11. En este valioso trabajo se establece una relación directa entre el 11 de septiembre como un evento fundante en el discurso de los Estados Unidos respecto a lo que representan sus amenazas principales. En parte, los perpetradores del atentado contra las torres gemelas gozaban de una residencia legal dentro del país, su estatus de migrantes ha convertido a la migración en uno de los problemas más importantes del gobierno estadounidense. En ese mismo eje de debate, la construcción de la seguridad nacional apela a un estado que en su carácter de entidad justa debe intervenir en los destinos del mundo entero. Si bien, Chávez explica, el narcotráfico había sido denunciado por el gobierno estadounidenses y sus numerosas agencias no fue hasta después de este suceso que conforma la matriz de amenaza a la seguridad de la nación.

Los Estados Unidos construyen sus relaciones geopolíticas centrados en la idea de un destino manifiesto que les confiere la autoridad ético-moral para expandir su civilización a otras naciones no democráticas. El mundo exterior es para los americanos conservadores un espacio hostil e inestable.  Aun cuando la agenda Reagan y los neo-conservadores habían establecido una red de intervenciones en política internacional, no menos cierto ha sido que los gobierno sucesivos, intentaron establecer formas de dominación menos coactivas vinculadas ellas al comercio y el consenso voluntario. Gran parte de los neo-conservadores no solo migraron a la presidencia del George Walker Bush, sino que hicieron del 9/11 su oportunidad para volver a plantear la idea de intervención infinita.

Centrada metodológicamente en lo que se llama constructivismo, Chávez plantea la necesidad de comprender el discurso de seguridad nacional americano a través de la imposición de asimetrías en donde estados nacionales declaran el conflicto a grupos particulares. “La construcción de la seguridad estadounidense parte de la idea de que existe una amenaza hacia la vida de los ciudadanos norteamericanos y hacía la estructura física (ya sea el cuerpo financiero, instituciones del gobierno u otras instituciones de interés de Estados Unidos) del estado norteamericano. En las políticas post 9/11 tales amenazas se expresan en actos inminentemente de carácter no estatal” (p. 37-38).

En efecto, lo que el texto anteriormente citado cuestiona es la necesidad de monopolizar el sentido de un evento para nomenclar, demarcar y señalar a ciertos grupos o situaciones como hostiles al gobierno y sus ciudadanos. Ello propone cambios sustanciales en la manera de monitorear y controlar la migración y el narco-tráfico. El discurso neo-conservador, en este sentido, va a des-estructurar la legislación vigente en materia de soberanía de naciones autónomas y derechos humanos por considerarla ineficiente a sus propósitos e intereses. De espaldas a los organismos que Estados Unidos había creado, la administración Bush va a tomar una serie de medidas unilaterales que se explican por el sentido de la urgencia y la prevención.

La ideología de Bush y los neoconservadores puede explicarse de la siguiente manera, “la apreciación del gobierno presenta al terrorismo y a los estados malhechores como actores que utilizan mecanismos de acción que violan las reglas de juego internacional, y como actores extremos cuyas acciones apuntan a personas inocentes. Las acciones de estos grupos se perciben como destructoras, las cuales pueden llegar a implementar armas de destrucción masivas. De tal manera, el gobierno de Bush percibe que las acciones de los terroristas y los estados que apoyan supuestamente el terrorismo promueven acciones hostiles no guiadas por las normas de guerra convencionales. Por tal motivo, la Estrategia de Seguridad Nacional promulga el ejercicio de medidas anticipatiorias las cuales serán hechas a través de intervenciones en los  lugares que se consideren alberguen al terrorismo” (p. 58)

El arquetipo de un mundo en crisis es presentado bajo palabras como “incertidumbre”, primacía o eje del mal. Todas ellas tienen como función legitimar no solo la intervención sin evidencia de que la amenaza sea real, sino además la justificación de dicha política. En una segunda fase, Chávez explora las políticas y discursos de los gobernantes ecuatorianos quienes aun con sus diferencias respecto al gran coloso del Norte, adhieren voluntariamente su doctrina de seguridad. El caso colombiano donde la guerrilla es subvencionada con parte del dinero de grupos narcotraficantes, se transforma en la excusa perfecta para la Secretaría de Estado quien no dubita en señalar que el tema del narcotráfico siempre estuvo históricamente ligado al terrorismo. Apoyar a Colombia en su lucha contra el narcotráfico no es un objetivo indisociable de la lucha Estadounidense contra el terrorismo, admite el discurso neo-conservador.

El libro de referencia por momentos logra cautivar al lector desmenuzando con agudeza las formas discursivas del estado respecto a lo que considera seguro y aquello a lo cual pondera como un peligro latente. En forma clara y elocuente, Chávez establece dos axiomas principales. El primero de ellos es que el 11 de Septiembre representó un cambio radical en la forma de comprender la migración en un mundo altamente globalizado. El significado del movimiento de trabajadores y del narcotráfico tomaron nuevos ribetes luego de este evento. Segundo, por un lado emergieron ciertos elementos “seguritizadores” que en esencia no cambiaron la forma en que Estados Unidos ve el orden en el mundo, pero que a la vez, reforzó un nuevo discurso en donde los intereses del estado se sobreponen a la jurisprudencia y a la esfera de la ley internacional. De esta manera, se ha instalado un discurso que por vías legales como el Acta Patriótica, puede ser violatorio de ciertos derechos fundamentales. Entre sus limitaciones encontramos un débil marco teórico (u orientado desde el paradigma de las relaciones internacionales) que precisamente nos explica que es y como opera el terrorismo dentro de los sistemas democráticos, y segundo una descripción diacrónica de cómo se articula el terrorismo moderno dentro del Estado nacional.

Como bien explican Korstanje y Skoll (2013), el terrorismo nace del mismo sistema capitalista que expulsa a los colectivos anarquistas afuera de sus fronteras. Empero al mismo tiempo, se reserva para sí parte de su ideología y la legaliza en formas establecidas de poder, los sindicatos. Producto de la migración europea, los primeros inmigrantes de origen socialista y anarquista establecieron una política de oposición, confrontación y por último de agresión al poder político capitalista, en ocasiones poniendo bombas o intentando asesinar a personas de gran importancia para la sociedad. Gran parte de ellos fueron encarcelados, asesinados y/o con suerte deportados como “terroristas”.  Como Alqaeda en la actualidad, el gobierno estadounidense veía en los líderes socialistas una verdadera amenaza.

No obstante, otra vertiente del mismo movimiento se orientó a organizar a los trabajadores en sus reivindicaciones laborales. Una mirada más cercana nos muestra que las huelgas sindicales y los ataques terroristas contienen elementos similares enraizados en la necesidad de cautivar rehenes para negociar con un agente más fuerte (los consumidores), el efecto sorpresa, y la extorsión como mecanismo de diálogo. El terrorismo es a los márgenes del estado, lo que la huelga es adentro. Prestando atención al proceso, la lucha sindical encuentra en el lujo y el consumo del ocio las respuestas de un Estado debilitado desde lo simbólico. Pues, fue que las mejoras en materia laboral que ganaron los trabajadores en el siglo XIX y XX permitieron una domesticación de la ideología anarquista. Su parte más virulenta e indisciplinada fue expulsada del sistema social hacia sus fronteras. En parte porque el terrorismo es la organización laboral por otros medios.   Por ese motivo, no solo las estrategias del 11 de Septiembre pueden ser comparables a las tácticas de un manual de Management financiero, sino que gran parte de los perpetradores habíanse educado en las mejores universidades occidentales (Skoll & Korstanje, 2013; Korstanje & Skoll, 2013).

Referencias
Skoll, G. R., & Korstanje, M. E. (2013). Constructing an American fear culture from red scares to terrorism. International Journal of Human Rights and Constitutional Studies1(4), 341-364.

Korstanje, M. E., & Skoll, G. (2013). Discussing concepts: terrorism and tourism in the spotlight. Turismo y Desarrollo: Revista de Investigación en Turisme y Desarrollo Local6(14).