Contribuciones a las Ciencias Sociales
Julio 2014

EL SOCIALISMO Y SU TRANSICIÓN



Yasmin Chauran Aray (CV)
Olga Pérez Soto (CV)
huella74@gmail.com
Universidad de la Habana



Resumen
En este ensayo se reconoce la necesidad del socialismo para el desarrollo, entendiendo el socialismo como alternativa a la lógica del capital. Así mismo, se defiende la necesidad de un periodo histórico de transición al socialismo, esbozando algunas premisas metodológicas para abordar, en la teoría de la transición, el desarrollo socialista desde la crítica de la economía política marxista. Se analiza también la confrontación entre alternativa necesaria y alternativa posible, en cada momento de la transformación socialista, así como la toma del poder político y del poder económico como conquistas fundamentales de la clase trabajadora. Desde esta perspectiva se contribuye a la configuración de la agenda latinoamericana para la investigación de la teoría y práctica socialista.

Palabras clave: período de transición al socialismo-Política Social-desarrollo socialista-marxismo-sujeto portador del cambio social.

Abstract
In this essay the need of socialism for development is recognized, understanding socialism as an alternative to the capital logic. Likewise, the need of an historical period to make the transition to socialism is supported, giving a hint of some methodological premises to approach, in the theory of the transition, the socialist development from the critic of the Marxist political economy. It`s also analyzed the confrontation between necessary alternative and possible alternative, at each moment of the socialist transformation and the taking of the political power and the economical power as fundamental conquers of the working class. From this perspective it`s made a contribution to the configuration of the latin-american agenda for the research of the socialist theory and practice.

Keywords: transition period to socialism-social politics-socialist development- marxism-social change carrier subject.


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Chauran Aray, Y. y Pérez Soto, O.: "El socialismo y su transición", en Contribuciones a las Ciencias Sociales, Julio 2014, www.eumed.net/rev/cccss/29/socialismo.html

El marxismo, Lenin y la necesidad del período de transición al socialismo
Cada organización social ha estado siempre determinada por el orden económico-productivo imperante. Es decir, de acuerdo a la forma cómo se organiza el trabajo y las relaciones sociales que de ella se derivan, en función del carácter de la propiedad de los medios de producción1 , se configura un modo de producción2 determinado.

A su vez, de cada modo de producción se deriva una organización de la sociedad que responde a esa lógica de la producción.

Dicho de otra manera, la existencia de las desigualdades de clase exigieron desde la prefiguración de la sociedad esclavista un órgano que coordinara y velara por el orden social, que aún proviniendo del seno de la sociedad, asumiera cierta apariencia “imparcial” que denotara la autoridad suficiente para calmar y atenuar las contradicciones de clase. Este órgano que emana de la sociedad misma, pero que tiende a ubicarse por encima de ella para ejercer su autoridad, es el Estado3 .

Claro está que habiendo nacido el Estado como necesidad de las clases dominantes de cada período económico social, son éstas las que determinan sus reglas, que van desde la dominación sutil (expresada muchas veces con forma jurídica o comunicacional) hasta la más brutal represión física si lo requiere el orden social existente.

De tal forma que en la misma medida que las contradicciones en el plano material concreto exacerbaban las contradicciones de clase se fueron produciendo y desarrollando momentos y procesos revolucionarios que permitieron el desarrollo de las fuerzas productivas4 , con su respectivo incremento en la producción y la acumulación privada, el perfeccionamiento de la explotación, el incremento de la desigualdad y de la injusticia social.

Es así como del esclavismo se evoluciona al modo de producción feudal. El desarrollo del sistema económico productivo feudal, el incremento creciente de la producción y de su carácter social, así como el impulso dado por un grupo social germinado en la periferia, que luego se convertiría en clase social dominante en la nueva etapa económica, fueron el preludio de la nueva sociedad burguesa.

Las dos clases antagónicas existentes en el capitalismo fueron identificadas, investigadas y descritas por Carlos Marx a mediados del siglo XIX, ellas son la burguesía y el proletariado (clase trabajadora), categorías que mantienen total vigencia hoy, sin que eso niegue el debate permanente y dialéctico sobre el denominado sujeto social portador del cambio social.

El sistema capitalista es la concreción de la lógica de la máxima ganancia para una minoría burguesa que se erige como clase dominante, y por ello requiere el perfeccionamiento de la explotación del trabajo para apropiarse ilegítimamente de una parte cada vez mayor del valor creado por el trabajo ajeno (trabajo enajenado). Se consolida en él la contradicción capital-trabajo, pues el trabajo es cada vez más social y la apropiación es cada vez más privada.

La burguesía se vale de la expropiación violenta de las fuerzas productivas a través del proceso de acumulación originaria del capital, es decir, crea con su desarrollo el trabajo asalariado al generar condiciones históricas y lógicas en que aparecen personas “libres” en un doble sentido: jurídicamente y de medios de producción. De esa manera la burguesía compra la mercancía fuerza de trabajo5 , que sólo es poseída por el ser humano. Del valor creado por esta fuerza de trabajo, el capitalista sólo retribuye una cuota parte al portador o portadora de la misma, y se apropia ilegítimamente del resto, es decir, de la plusvalía, creada por el trabajo no remunerado al trabajador o trabajadora (el proletariado). Dicho de otra manera, el capitalista no compra el trabajo, ni el tiempo de trabajo, sino la fuerza de trabajo y el valor que ésta crea.

A la par de la máquina productiva del Capitalismo se fue desarrollando también la férrea máquina de control estatal, como aparato represivo para garantizar la dominación. El Estado Capitalista ha tenido que evolucionar también para poder desarrollar la extraordinaria tarea de atenuar permanentemente las contradicciones de clase, en este caso la burguesía y la clase obrera o clase trabajadora.

Huelga recordar que en el origen de la humanidad no existía la propiedad privada, ni de la tierra ni de ningún bien material que pudiera servir para la satisfacción de necesidades colectivas. De esta forma, podemos afirmar que el la apropiación privada de la tierra es el origen de la desigualdad y de la lucha de clases.

Si bien la superación de cada modo de producción hasta el capitalismo se produjo por la imposición y supremacía económica del nuevo sobre el anterior, no ocurre igual en el camino hacia el socialismo. Es decir, el aparato productivo del esclavismo fue avasallando a la comunidad primitiva hasta imponerse, luego le tocó al feudalismo imponerse por la fuerza productiva y física al esclavismo, finalmente fue el desarrollo a escala industrial de las fuerzas productivas y sus consiguientes relaciones de producción las que lograron superar el feudalismo e instaurar el capitalismo como orden económico mundial. Pero no ocurre igual con el tránsito del capitalismo al socialismo, y explicaremos por qué. Sin embargo, hay un elemento común en todos estos saltos revolucionarios: la lucha de clases.

El capitalismo, parafraseando al camarada Marx, creó su propia sepulturera: la clase obrera. Y esto es así porque lleva en su seno una gran contradicción conocida como contradicción capital-trabajo: con el desarrollo de la industria a gran escala la producción se tornó cada vez más social, mientras la apropiación ilegítima del trabajo social enajenado se tornó cada vez más privada. Esta situación crea condiciones de tensión social permanente, que se exacerban cuando la clase obrera toma conciencia de su condición de explotación y decide colectivamente emanciparse. Todo este proceso es manifestación de la tendencia histórica de la acumulación capitalista6 .

Período de transición al socialismo
En el capitalismo, como sistema explotador de los seres humanos, depredador del ambiente y generador de antivalores para la vida, no puede garantizarse justicia social, libertad real, ni paz. Por ello, no queda duda de la necesidad de acabar con la enajenación del trabajo como única vía para superar el capitalismo.

Marx y Engels definieron la nueva sociedad como comunismo, pero establecieron como tránsito al comunismo un período necesario de transformaciones revolucionarias 7, entendiendo que toda sociedad nueva lleva consigo lastres de la anterior y que pasar de una sociedad de producción para el lucro de una minoría, explotación de las mayorías, consumo descontrolado, competencia, destrucción, represión contra las mayorías, guerras imperialistas por acumulación de capital y control de territorios, etc., a otra sociedad de producción para la satisfacción de necesidades, trabajo liberador, cooperación, solidaridad, complementariedad, internacionalismo proletario, justicia y equidad social, es un proceso harto complejo.

La nueva sociedad comunista persigue la felicidad plena del individuo como ser social, por ello se requiere satisfacer todas las necesidades materiales para la vida, razón por la cual es una condición indispensable el máximo desarrollo de las fuerzas productivas, en el marco del respeto al ser humano y al ambiente, para producir tanto cuanto se necesite. Pero no se trata sólo abolir la propiedad privada capitalista de los medios de producción, se trata de construir nuevas relaciones sociales en la producción, pero también en la vida política y cotidiana, lo cual explica que el tránsito del capitalismo al comunismo no ocurra de un salto, sino a través de un proceso largo y complejo.

En este sentido Marx, en la Crítica al Programa de Ghota8 y luego Lenin en El Estado y la Revolución9 , nos plantean el concepto de fases de esa superación del capitalismo: fase inferior (conocida también como socialismo) y fase superior (que es el comunismo pleno).

Lenin aportó significativamente en ese sentido, pues le correspondió dirigir una revolución en un país atrasado productiva y políticamente, lo cual le permitió identificar elementos nuevos de la realidad histórica concreta que le tocó vivir. Queda pendiente seguir profundizando en este análisis en el siglo XXI.

Partiendo del hecho de que la base material de la sociedad capitalista es el soporte material de la nueva sociedad socialista, se comprende que para transitar del capitalismo al socialismo no se requiere partir de la conquista del poder económico para luego construir la estructura política del Estado que defienda sus intereses; más bien el proletariado organizado, con conciencia para sí, asume la vanguardia política y, en el contexto de la lucha de clases, se hace del poder político para desde ahí conquistar el control sobre la economía y transformar la sociedad. El proletariado arrebata el poder a la minoría explotadora y ahora pasa a ser la mayoría trabajadora quien asume el control político del Estado10 .

Como toda sociedad divida en clases sociales, en el período de transición al socialismo también se requerirá de un aparato represivo que garantice el funcionamiento de la sociedad en construcción, dirigida por la clase trabajadora y los sectores más avanzados del pueblo organizado, a fin de evitar el retroceso histórico producto de la lucha de la burguesía por recuperar el poder económico, político y militar; por ello se conserva la figura del Estado.

Crecimiento y Desarrollo en la transición al socialismo
El consenso en la teoría del socialismo, en relación a la ley económica fundamental, plantea que en la sociedad, basada en la propiedad común sobre los medios de producción, la producción social estaría supeditada a la satisfacción de las necesidades siempre crecientes de las trabajadoras y trabajadores asociados y al aseguramiento del libre ejercicio y desarrollo de todas las capacidades físicas y espirituales. La ley económica fundamental del socialismo consiste en el aseguramiento del pleno bienestar y el desarrollo integral de la personalidad de todos los miembros de la sociedad, por medio del crecimiento y el perfeccionamiento ininterrumpidos de la producción social.

No es objetivo de este trabajo profundizar en la ley económica fundamental del socialismo. Sin duda la ciencia económica de la transición al socialismo deberá seguir pensando si la ley económica fundamental pauta y subordina el despliegue del resto de las leyes; su definición es imprescindible para la medición de los avances del proyecto.

El socialismo desde condiciones de subdesarrollo y en el período de tránsito puede dar respuestas a necesidades urgentes, necesidades acumuladas, necesidades jerarquizadas, lo cual no significa que renuncie a necesidades crecientes. Dicha transformación estructural como punto de llegada complejo, pautará la política económica a largo plazo.

Por ello, la Política Social es la respuesta a la ley económica fundamental en el socialismo y debe estar diseñada para lograr, no sólo el mejoramiento de la calidad de vida de la población, sino el cambio simultáneo de la estructura social y económica mediante el fortalecimiento de la capacidad de autotransformación social. Aunque sin dejar a un lado sus funciones preventivas, redistributivas y compensatorias.

En este sentido, al convivir en la transición al socialismo diferentes formas de propiedad y distribución, la Política Social debe estar encaminada a romper con la enajenación del trabajo logrando la realización del sujeto social como productor y como propietario.

En el entendido de que la ciencia económica es una ciencia social no neutral y que la economía política de la construcción del socialismo es la base teórica y metodológica para la interpretación y transformación de la realidad, es que se analiza a la Política Social como parte inseparable de la ley económica fundamental.

Vemos que las propuestas de política económica de las escuelas que identifican desarrollo con crecimiento, en ningún caso superan sus conceptos incompletos sobre el desarrollo. El único objetivo de estas propuestas es la expansión sin límites del capital, subordinando cualquier otro criterio a este.

Aunque algunas como el neoestructuralismo o las teorías del crecimiento endógeno, parecen alejarse de la ortodoxia defensora del mercado, vimos como se ven incapacitadas de hacerlo y dejan al Estado en un papel de “regulador” del mercado a favor de los intereses del capital. En estas, las políticas keynesianas significaron un punto de inflexión dentro de la orientación de la política económica, fundamentando teóricamente la política de actuación sobre la demanda.

Ni las propuestas del desarrollo más allá del crecimiento, ni las de crecimiento en pos de un Desarrollo Alternativo, han logrado proposiciones completas de política económica. Una alternativa viable debe construirse pensando en el largo plazo y estas propuestas sólo han introducido ajustes a las condiciones socioeconómicas presentes y a pesar de enfocar con mayor profundidad las causas y problemas del desarrollo, sus proposiciones han sido inefectivas y en algunos casos inexistentes. En el caso del estructuralismo latinoamericano resalta la aplicación de ISI en América Latina, una política que aunque más cercana a nuestra realidad se vio condenada al fracaso. Como se explicó, la CEPAL, tras varios años de abandono del estructuralismo inicial, terminó sometida al enfoque ortodoxo con su transformación productiva con equidad de los noventa.

Sólo mediante la interpretación del subdesarrollo desde la crítica marxista podemos llegar a su esencia. El subdesarrollo como la otra forma de desarrollo del capitalismo sólo podrá ser superado fuera del sistema.

Es imprescindible tomar las variables que han sido tratadas a lo largo del pensamiento económico (aunque las propuestas hayan sido en su mayoría insuficientes), redefinir el concepto de desarrollo que se quiere alcanzar, así como los tipos de políticas económicas que se deben articular para construir una opción alternativa que sea síntesis entre el plano interpretativo y el propositivo. Esta alternativa será la teoría del Desarrollo Socialista, un desarrollo que vaya más allá del capital, opuesto a su lógica alienante.

Desarrollo socialista por oposición a la lógica del sistema capitalista, ya que dentro del modo social de reproducción metabólica del capital,con sus relaciones antagónicas y sus manifestaciones destructivas no será posible desprenderse de la relación desarrollo- subdesarrollo.

Por supuesto, se impone seguir la idea de que sólo se alcanzará la alternativa mediante la síntesis de dos planos de análisis: el de la economía política y el de la política económica. En las políticas económicas encontramos diferentes niveles de actuación que permitirán la conducción tanto sobre el corto como sobre el largo plazo. La estrategia de Desarrollo Socialista debe cuestionar y transformar todas las “determinaciones naturales” del sistema y no sus manifestaciones más superficiales. Por tanto son las políticas de largo plazo las que guían el proceso de Desarrollo Socialista y enmarcan el campo de actuación de las políticas coyunturales o de corto plazo.

Las condiciones en que el subdesarrollo se reproduce, y las características del mismo, no son insuperables. Que sea parte de la forma de reproducción de las relaciones sociales de producción capitalista a escala internacional, sólo impide que se pueda superar en los marcos del capitalismo. Superarlo implica acabar con las bases del sistema imperialista, de lo cual se deduce que la lucha por salir del subdesarrollo implica la lucha contra el imperialismo, es decir contra el capitalismo en su fase superior. Considerarlo sólo como una forma de desarrollo capitalista, podría barrer el análisis de que el subdesarrollo es producto necesario de la manifestación del capitalismo monopolista a escala internacional como unidad entre desarrollo capitalista-subdesarrollo. El subdesarrollo, no es una fase dentro del proceso evolutivo del capitalismo, sino que es la contrapartida necesaria del desarrollo del capital, su polo opuesto e inseparable. De otra manera, el subdesarrollo es la otra cara del desarrollo capitalista (Pérez Soto, 2002).

Los países subdesarrollados no son simplemente subdesarrollados por no haber participado en el desarrollo. Este es producto de un desarrollo específico de la economía mundial capitalista. El desarrollo es entonces una clase especial de crecimiento que asegura a un país crecer constantemente a través de la autoimpulsión de su economía. El Desarrollo Socialista es una forma especial de crecimiento, genéricamente opuesto a la del desarrollo económico en los marcos del sistema capitalista en su fase imperialista.

Relevancia esencial tiene centrarnos en los problemas del proceso del desarrollo y especialmente en el crecimiento socialista como parte consustancial del Desarrollo Socialista, lo cual implica un serio proceso de desconstrucción, reconstrucción y construcción de la teoría económica dominante (neoclásica) y la llamada teoría económica alternativa. Lo anterior deriva en la necesidad urgente de articulación de la teoría del Desarrollo Socialista, de manera que se trascienda lo hasta ahora conocido como las mejores aportaciones del marxismo crítico, diluidas en las subdisciplinas teorías del desarrollo y economía política de la construcción del socialismo.

Especial importancia adquieren entonces en pleno siglo XXI las ideas de Lenin en su trabajo ¿Quéhacer?(Lenin, 1961), en donde se refiere a la necesidad de una teoría revolucionaria para una buena práctica revolucionaria. En ese sentido retoma a Engels, el cual defendía tres formas lucha: la política, la económica y la teórica. La lucha teórica desde una perspectiva crítica, no es el resultado de la improvisación, ni de las modas teóricas, ni de la famosa libertad de crítica, y muchos menos de la simple sustitución de una teoría por otra. No se trata de prescindir de toda teoría coherente y elaborada, ni tampoco de suscribir persela teoría marxista; es algo más complejo, hay al menos dos retos importantes identificados para la construcción de la teoría socialista: el de la crítica profunda desde sus propias bases de la teoría neoclásica; y, el profundo desarrollo del marxismo crítico.

Para estudiar el socialismo es imprescindible distinguir: teoría socialista del desarrollo, acumulación socialista, crecimiento socialista, y en definitiva Desarrollo Socialista como un todo.

La alternativa socialista resultará del balance maduro entre lo aparente y lo real, de lo necesario y lo posible. Se trata de una construcción que combine el corto, el mediano y el largo plazo en cada momento del proceso de desarrollo de la construcción socialista. Un arreglo coyuntural descontextualizado de la transformación estructural puede devenir en retroceso económico, político y social, multiplicando el esfuerzo dentro de la trayectoria socialista.

Las políticas para el desarrollo socialista son las que resultan de la síntesis entre la economía política, la política económica coyuntural y la política económica estructural. Al mismo tiempo, se sostienen metodológicamente en la cuarta: crecimiento en función del Desarrollo Socialista, así como la expresión en política económica del crecimiento en función del desarrollo socialista.

El crecimiento socialista será el que garantice la transformación estructural a través del conjunto de políticas económicas que lo diseñan y acompañan. La ley económica fundamental encuentra en la Política Social, los eslabones simultáneos y ordenados en cada etapa del proceso de transformación, así como los roles y metas de la misma.

La Política Social en la transición socialista debe entenderse como un eje transversal del Desarrollo Socialista porque sin ser la ley económica fundamental, expresa el reto de construcción y medición del proceso de bienestar de los sujetos sociales como resultado no sólo de su participación en la producción, sino también como portadores del proyecto social.

La Política Social así entendida, no es un complemento del salario, ni forma de subsidio, ni forma asistencial, ni complemento de fondos sociales de consumo, ni mecanismo de gratuidad, ni equidad, ni sistema previsional, etc. La Política Social no es un avance del proyecto futuro monumental, ni algo paralelo al desarrollo presente del proyecto monumental.

La Política Social en la transición, es parte del crecimiento y desarrollo socialista, es inicio y resultado de la acumulación, es la concreción en cada etapa, del cumplimiento de la ley económica fundamental y su medición a partir del proceso paulatino del avance del bienestar del sujeto social. En todas las acciones que impliquen el proceso de acumulación está presente como parte del desarrollo del sujeto, como objeto de la transformación y portador de la misma.

El socialismo, en una apretada definición, es el proyecto que se construye por oposición a la lógica del capital. La lógica del capital en el imperialismo contemporáneo se ha desarrollado complejizando su lugar histórico. El socialismo en el siglo XXI debe partir de la interpretación del imperialismo del siglo XXI. La interpretación del imperialismo del siglo XXI expresa la necesidad de cambio social y la magnitud de ese cambio. Por tanto, el socialismo en el siglo XXI es el proyecto por oposición a la lógica del capital en el siglo XXI. El marxismo es la ciencia para la transformación socialista.

En el desarrollo teórico y práctico del período de transición al socialismo, es imprescindible rescatar a Lenin y toda la experiencia histórica del llamado socialismo real, ya sea por oposición y/o suscripción. Hay que rescatar también todo el debate después de Lenin y hasta la contemporaneidad, necesitamos sistematizar historia del pensamiento socialista a nivel mundial en el siglo XX y XXI desde la crítica de la economía política.

Consideraciones finales
Todo parece indicar que para el desarrollo de la teoría y práctica del socialismo necesitamos pensar que:

  • La teoría de la transición será efectiva si partimos de la crítica de la economía política y de un marxismo crítico.
  • La crítica de la economía política para la teoría de la transición debe partir del reconocimiento de la necesidad de su desarrollo como ciencia en la contemporaneidad.
  • La economía política marxista resultante es la ideología y la teoría de la transformación socialista.
  • El sujeto que es el portador del cambio social en el siglo XXI es heterogéneo, debemos estudiar la recomposición del sujeto de la transformación y cuáles son sus posibles vanguardias.
  • El sujeto social portador de la transformación socialista es el mismo que se hereda con un complejo nivel de enajenación no solo económica, sino también política y social que es mucho más compleja que la enajenación que contienen explotación referida al trabajo.
  • En la transición socialista se debe velar por no crear nuevas formas de enajenación mucho más difíciles de trascender.
  • El sujeto social de la transformación socialista hay que entenderlo como sujeto intergeneracional, como un vector en construcción y crecimiento.
  • Es necesario repensar la ley económica fundamental del socialismo, entendiendo que ésta puede ser diferente a la ley económica fundamental de su período de transición.
  • El socialismo desde condiciones de subdesarrollo y en el período de transición, puede dar respuestas a necesidades urgentes, necesidades acumuladas, necesidades jerarquizadas, lo cual no significa que renuncie a necesidades crecientes.
  • La política económica a largo plazo debe subordinar a la política económica coyuntural.
  • La transición socialista avanza en cada momento histórico como resultado de que lo posible presente no contradiga lo necesario futuro del proyecto monumental.
  • La transformación económica garantiza la transformación política, lo cual es superior a la toma del poder político y garantiza la sostenibilidad y la no reversibilidad.
  • El crecimiento socialista es condición necesaria y suficiente de la acumulación y por tanto del desarrollo socialista.
  • El sujeto debe realizarse como productor, propietario y consumidor.
  • La teoría de la transición socialista debe delimitar los conceptos de propiedad socialista, propiedad social, propiedad estatal y propiedad pública.
  • La teoría de la transición socialista no debe basarse en un discurso contestatario, es una ciencia-ideología propositiva, no neutral y por oposición a la lógica del capital. No debe ser contestataria ni al discurso hegemónico (que ha instalado y reinstalado conceptos encima del sistema categorial marxista mal defendido); ni al discurso marxista dogmático-oportunista.

Bibliografía
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Ilich. Vladimir (1960a). “El Estado y la Revolución”. Obras Escogidas. Tomo II. Editorial Progreso. Moscú.

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_______ (1961). “¿Qué hacer? Problemas contundentes de nuestro movimiento”. Obras Escogidas. Tomo I. Editorial Progreso. Moscú.

Marx, Carlos (1946). “El Capital. Crítica de la Economía Política”. Tomo I. Fondo de Cultura Económica. México.

Pérez, Olga (2002). “Globalización y Gestión del Capital”. Programa de Doctorado en Economía Internacional y Desarrollo Económico. Universidad

1 Medio de producción: unidad dialéctica entre medio de trabajo y objeto de trabajo. Espacio físico para la producción de bienes materiales.

2 Modo de producción: relación dialéctica entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción en un determinado nivel de desarrollo de las condiciones materiales concretas de producción.

3 Engels, F. y Marx, C. (1974:344). El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Obras Escogidas. Tomo III. . Moscú. Editorial Progreso.


4 Fuerzas productivas: relación dialéctica existente entre los medios de producción y la fuerza de trabajo, lo cual hace posible el hecho productivo.

5 Fuerza de trabajo: capacidad humana para crear valor a través del trabajo.


6 Marx, C. (1946:647). El Capital. Crítica de la Economía Política. Tomo I. Primera edición en español. México. Fondo de Cultura Económica.

7 Engels, F. y Marx, C. (1974:23). Crítica del Programa de Gotha. Obras Escogidas. Tomo III. Moscú. Editorial Progreso.

8 Engels, F. y Marx, C. (1974:15). Crítica del Programa de Gotha. Obras Escogidas. Tomo III. Moscú. Editorial Progreso.

9 Lenin, I. V. (1960:365). El Estado y la Revolución. Obras Escogidas. Tomo II. Moscú. Editorial Progreso.

10 Engels, F. y Marx, C. (1974:23). Crítica del Programa de Gotha. Obras Escogidas. Tomo III. Moscú. Editorial Progreso.