Contribuciones a las Ciencias Sociales
Agosto 2014

LA GRAN COLOMBIA Y EL CONGRESO DE PANAMÁ COMO ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LOS PROCESOS DE INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA DEL SIGLO XXI



Jhonatan Taguaruco (CV)
jatrivas@gmail.com



Resumen:
En América Latina actualmente se han establecido acuerdos de integración y cooperación en el marco de la solidaridad y la igualdad, entre las diversas naciones que componen la región. Estos procesos son una síntesis de las luchas populares,  que desde finales del siglo XX permitieron el surgimiento de gobiernos y movimientos que han impulsado la nueva integración latinoamericana inspirados bajo los planteamientos doctrinales de Simón Bolívar, cuya obra política integracionista tuvo su máxima expresión en la fundación de la Gran Colombia y el Congreso de Panamá, instancias que constituyen un referente histórico de la actualidad.

Palabras Claves: Integración Latinoamericana, Emancipación e Independencia, Bolivarianismo.


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Taguaruco, J.: "La Gran Colombia y el Congreso de Panamá como antecedentes históricos de los procesos de Integración Latinoamericana del siglo XXI", en Contribuciones a las Ciencias Sociales, Agosto 2014, www.eumed.net/rev/cccss/29/integracion-latinoamericana.html

Introducción:
Actualmente se desarrollan en América Latina diversos procesos de integración y cooperación regional a niveles económicos, políticos, sociales y culturales entre los Estados y pueblos que conforman la región. Estas experiencias de cooperación surgen como alternativas a las pretensiones hegemónicas, anexionistas e injerencistas llevadas a cabo dentro de la lógica del imperialismo mundial, donde los Estados Unidos de Norteamérica constituyen la principal potencia. Tales proyectos constituyen una vía para hacer frente a la arremetida contra los sectores populares del continente la cual es representada por los paquetes neoliberales, el saqueo de los recursos naturales, la militarización de las naciones y la explotación de las clase trabajadoras-campesinas.

Estos procesos de integración latinoamericana se caracterizan por el alto cumplimiento de indicadores sociales, la diferencia de métodos de gobierno respecto a los mecanismos imperialistas, la politización de los sectores sociales quienes ahora se asumen como actores de los procesos de cambio, la amplía  carga de contenido político contestatario con discursos que se desmarcan de las dóciles capas gobernantes de antaño y la reivindicación de personajes, acontecimientos y proyectos históricos que jugaron un papel preponderante en la abolición del coloniaje y la subsecuente constitución de los Estados-Nación que conocemos hoy en día.

Entre estos personajes y procesos, indudablemente resalta la figura de Simón Bolívar quién fuera reconocido como el Libertador de América, que se destacó del resto de los personajes de su época debido a la magnitud de sus propuestas y por la concepción de América Latina como una sola gran nación, la Patria Grande, donde trascendió las fronteras nacionales y abarcó grandes extensiones territoriales para liberar en vez de colonizar.

En base a lo planteado, en el siguiente ensayo nos proponemos la caracterización de la obra de Simón Bolívar, con énfasis en la Gran Colombia y el Congreso de Panamá, como referentes históricos de los procesos de integración que se desarrollan en el siglo XXI dentro del continente latinoamericano.

Unidad de la Patria Grande: contexto del siglo XIX.
- Las revoluciones latinoamericanas:
Para finales de la segunda década del siglo XIX tanto en América como en Europa se desarrollaron importantes acontecimientos que incidieron en el fin del dominio colonial europeo sobre el territorio americano, entre estos sucesos se encuentran: La Revolución Francesa, el impulso de la revolución industrial, la crisis política de España en 1808 tras la invasión de Napoleón, el fortalecimiento de los sectores comerciantes y terratenientes criollos y el debilitamiento del poder europeo sobre las colonias, entre otros elementos. Luego de  dos siglos, donde el dominio y el saqueo de los territorios del llamado nuevo mundo gozaron de mayor hegemonía, las condiciones políticas y sociales cambiaron para dar paso a nuevas etapas. En estos términos, si la conquista y colonización representa un aspecto del desarrollo y triunfo del mercantilismo. La independencia, lo es del desarrollo y consagración del capitalismo industrial (Trías, 2008:13)
Más que ser procesos espontáneos, las luchas independentistas que abarcaron la región latinoamericana reflejan una crisis del poder colonial y cambios dentro de las relaciones sociales y de producción a nivel internacional y regional. Obedecieron a un conjunto de razones bien establecidas, las cuales se pueden sintetizar con el hecho de que el principal colonizador, España, estaba atravesando un proceso agudo de convulsiones internas a la vez que estaba en pugna con otras potencias colonizadoras de Europa. En ese escenario las clases sociales dominantes de las colonias Hispanoamericanas, compuestas por sectores oligárquicos o burguesías incipientes, vieron una oportunidad para romper el vinculo de sometimiento ante la metrópoli europea. Sin bien a partir de entonces se desencadenó el surgimiento de los Estados-Nación que más tarde se conocerían, estos movimientos tenían una concepción regionalista. A este respecto Mariátegui plantea que
la generación libertadora sintió intensamente la unidad sudamericana, Opuso a España un frente único continental. Sus caudillos obedecieron no a un ideal nacionalista, sino un ideal americanista. Esta actitud correspondía a una necesidad histórica. Además no podía haber nacionalismo donde no había aún nacionalidades. La revolución no era un movimiento de las poblaciones indígenas. Era un movimiento de las poblaciones criollas, en las cuales la Revolución Francesa habían generado un humor revolucionario (Mariátegui, 2010:399)
Si bien los sectores más bajo de la sociedad, es decir, los negros e indígenas jugaron un papel importante y en momentos fueron quienes tomaron la iniciativa de luchar, la vanguardia de estos procesos fue hegemonizada por las elites criollas cuya acción, en un principio, no pasó de adversar aspectos puntuales de la vida colonial sin poner en cuestionamiento la integralidad del sistema de dominación, por tal razón "la fidelidad al Rey se mantuvo prácticamente fuera de las motivaciones de la protesta, por lo que podemos decir que lo que estaba en el centro del cuestionamiento no era el orden mismo, sino alguna de sus manifestaciones" (Bohórquez, 2009:25)

No obstante, a medida que estos procesos maduraron, surgieron nuevos planteamientos orientados hacia una ruptura total de la tutela de la Corona, así como también confrontaciones a lo interno de los sectores criollos, y entre los criollos y otros sectores oprimidos para definir la dirección de las luchas independentistas. Mediante un análisis referido a Venezuela, pero que es aplicable a otros países latinoamericanos, Federico Brito Figueroa explica que la guerra de independencia
adquirió el carácter de una aguda y profunda lucha social de amos contra esclavos, terratenientes contra población rural enfeudada, y de lucha étnica definida por las pugnas igualmente violentas de negros, mulatos y zambos contra blancos. Este fue un fenómeno imponderable no previsto por las clases dominantes criollas, que aspiraban a romper los lazos de dominación colonial pero también a mantener intacta la estructura económica (Brito Figueroa, 2005:269)
De esta manera, las revoluciones como proyecto político se debatieron entre los planteamientos independentistas y los emancipatorios, por tal razón, para establecer las diferencias
es necesario distinguir entre independencia propiamente dicha y emancipación, porque estrictamente hablando, la primera, la independencia, era el objetivo claro y definido de la oligarquía criollas, objetivo en lo esencial meramente político: independizarse de España, cosa que efectivamente se logra; mientras que la segunda, la emancipación, aunque nunca llega a precisarse con igual claridad como proyecto debido a la debilidad, atraso político, falta de claridad ideológica y escasa fuerza orgánica de los sectores populares, era el objetivo -objetivo social, no logrado en aquel entonces- que estos sectores populares reclamaban aunque de modo confuso, y por lo cual, cuando se decidieron a hacerlo o fueron arrastrados a ello, entraron a veces de un lado y a veces del otro en la lucha independentista encabezada por los criollos (Acosta, 2010:24)
Es en este marco de relaciones que cobra vida la obra libertadora y el planteamiento americanista de Simón Bolívar, quién encabezó las acciones que llevaron a la constitución de la Primera República de Venezuela e inmediatamente la expansión de su ejército por gran parte del territorio latinoamericano.

- Las alianzas policlasistas de las luchas independentistas:
Desde que las sociedades Americanas estuvieron divididas en clases sociales, tras la dominación europea, los procesos de liberación y de dominación que en ellas se efectuaron estuvieron determinados por los intereses que cada clase social perseguía. La dirección de las luchas independentistas se debatió entre clases sociales, a lo interno y a lo externo de estas.

La victoria de los proyectos independentistas de la mayoría de los países del continente estuvo marcada por la acción conjunta de clases efectuada entre las élites criollas dominantes y los sectores oprimidos de la sociedad. Inicialmente las oligarquías nacionales pretendieron conseguir la independencia por sus propios medios, sin incluir a otros actores, el resultado obtenido fue el supremacía de los europeos y la derrota de los focos independentistas.

Bajo este escenario se entiende que la falta de apoyo de las mayorías negras, indias y pardas a la causa criolla, fuera una de las causas determinantes de la caída de la Primera República de Venezuela. Estas masas, que no se veían atraídas por las reivindicaciones de un proyecto republicano orientado a proteger los intereses de la oligarquía nacional, se sentían más motivadas a pelear junto a los fieles del Rey, a quién no habían visto nunca, en vez de luchar junto a la casta criolla que las oprimían diariamente. En consecuencia, además de la falta de un ejército permanente, como razón específica para la derrota inicial de los independentistas venezolanos, "hubo otra más general, directa y eficiente de la ruina del sistema, o sea la reacción popular incoercible en favor, no propiamente de España, sino de los hombres que en nombre del Rey combatían la oligarquía criolla fundadora de la República" (Parra-Perez, 1992:572).

En vista de lo anterior, para integrar en la lucha por la independencia a los sectores mayoritarios de la sociedad, la oligarquía, tras sufrir varias derrotas prometió la liberación de los esclavos, la apertura política de la sociedad y la repartición de tierra a quienes participarán en la causa independentista. Más tarde, una vez conquistada la independencia tales promesas se desvanecieron y poco cambiaron las condiciones de los oprimidos, "la repetición era la prueba de la impotencia. En 1821, Simón Bolívar declaró muerta la esclavitud. Treinta años después, la difunta seguía gozando de buena salud, y nuevas leyes de abolición fueron dictadas en Colombia y en Venezuela" (Galeano, 2008:176). Explotadores y explotados, lucharon juntos por destruir el viejo sistema, pero una vez triunfaron los poderosos el sistema de dominación no se extinguió sino que cambió de forma.

Como se verá, el policlasismo de los movimientos independentistas refleja un aspecto que se ha repetido muchas veces en la historia mundial; lo cual se resume en el planteamiento de Marx y Engels cuando afirman que toda clase que aspire a implantar su dominación, aunque esta, condicione en absoluto la abolición de toda la forma de la sociedad anterior y de toda dominación en general, tiene que empezar conquistando el poder político, para poder presentar su interés como el interés general (Marx y Engels, 2007:46). La elite criolla presentó las luchas independentistas como un aspecto que traería mejoras para la sociedad en su conjunto, sin embargo la realidad fue muy diferente.

- Divisionismo, anexionismo y Patria Grande: Paradigmas enfrentados.
 Con lo expresado anteriormente queda establecido que los procesos independentistas respondieron a diversos intereses de clases, así como también que dependían de las circunstancias coyunturales y de los sectores sociales que tomaron la iniciativa en cada momento particular. En consecuencia, resulta difícil hablar de los movimientos independentistas como un todo orgánico con actores y proyectos claramente definidos, lo que si se podría afirmar es que el elemento que amalgamó a los diferentes sujetos, fue la lucha contra el colonizador europeo. Más allá de ese elemento quedaban enfrentadas las diferencias de visiones respecto al camino que debían tomar las nuevas naciones latinoamericanas, visiones que expresaban en los intereses que defendían y las acciones que emprendían. Entre estos paradigmas, se encuentran tres grandes grupos:

El Bolivarianismo: Doctrina que se expresó con la intención manifiesta de fundar en América Latina una gran nación, definida por planteamientos políticos-culturales más que por aspectos geográficos o lingüísticos. El Bolivarianismo surgió al calor de los primeros movimientos independentistas, más allá de que los blancos criollos no contaban con la capacidad o la visión necesaria para plantearse por sí solos la construcción de esta obra que estaba muy por encima de los intereses oligárquicos e implicaba la abolición de sus beneficios de clase.

Irónicamente entre los principales idearios de la unidad de los pueblos de América, están dos personajes que provenían de las elites blancas criollas pero que en su evolución como individuos y en su maduración política, apartaron los intereses personales y de la clase social a la cual pertenecían para elaborar una propuesta integracionista, con esto nos referimos a Francisco de Miranda y a Simón Bolívar. El primero de ellos, mediante la incursión en luchas de independencia y viajes por países con diferentes concepciones políticas tales como Rusia, Francia o los Estados Unidos fue creando una concepción amplia acerca de los pueblos latinoamericanos, es así que
a medida que su pensamiento se hace revolucionario, el término 'América' asumirá nuevos significados (...) Este significado es apuntalado por la utilización de expresiones tales como 'continente americano-español' o 'nuestras posesiones en América'. Pero el término quiere decir algo más. El énfasis puesto sobre el pronombre posesivo 'nuestra' indica ya una primera particularización de América. Más aun, se trata de una primera afirmación de su diferencia: es la América que no es anglosajona (Bohórquez Morán, 2006:200)
Por otro lado, Simón Bolívar al elaborar la propuesta de una gran nación en América lo hace en referencia a las naciones Hispanoamericanas con las inspiración de Miranda, es así que "claramente se refería Bolívar a los pueblos colonizados por España (...) Siguiendo las enseñanzas de Montesquieu, pensaba que las bases legales de las repúblicas debían responder a sus factores históricos y a las características de los pueblos" (Acosta Saignes, 2009:342).

Estos dos personajes identificaban como su enemigo directo a la Corona Española, por ser quien colonizó el país donde nacieron y a la mayoría de las naciones del continente americano, es por esta razón que en ciertos momentos soslayan la inclusión de otras naciones como Brasil y algunas Antillas del Caribe que fueron colonizada por Portugal, Inglaterra, Holanda y otras naciones europeas que al estar enfrentadas con España, fueron aliadas circunstanciales con las luchas independentistas de las naciones Hispanoamericanas.

El Panamericanismo: sintetizado en la Doctrina Monroe y la consigna "América para los americanos". Declaración en la cual se establece, en términos generales, que el territorio americano no es susceptible de ser colonizado por las potencias europeas y que los EE.UU. considerarían peligroso para su paz y seguridad toda tentativa europea de extender su sistema político al hemisferio americano. Como declaración formal se generó en 1823 durante el mensaje anual del presidente de los Estados Unidos ante el congreso de ese país, sin embargo, esta doctrina recoger planteamientos que se tenían en EE.UU. desde antes que consiguieran la independencia de Inglaterra, "Monroe estaba claro que al legitimar el Manifest Destiny, estaba inmortalizando la idea de que Estados Unidos estaba destinado a dominar, por sus méritos, todo el continente, desde Alaska hasta Tierra del Fuego (López, 2010:139). Luego se demostraría que "una vez erradicado el peligro de que los europeos quisieran disputarle el festín a los EE.UU., la doctrina se convirtió en una herramienta de dominación de los norteamericanos hacia los países de Nuestra América" (López, 2008:15).

El Divisionismo: Expresado en la aversión a la propuesta bolivariana de la Patria Grande y cualquier otro proyecto que buscara agrupar en una sola nación a las antiguas colonias Hispanoamericanas. El divisionismo es una expresión del triunfo ideológico del planteamiento liberal, ya que se enmarca en los intentos de organización del Estado Nacional, de estructuración de sus órganos político-administrativos y militares, y de formulación de marcos jurídico-institucionales como gestión fundamental a la cual se orientan los esfuerzos de la clase dominante desde el inicio mismo de la confrontación bélica (Ríos de Hernández, 2008:183).

 Mediante el divisionismo "los virreinatos o capitanías generales que se alejaron de España, no sólo se organizaron separadamente, no sólo convirtieron en fronteras nacionales lo que eran simples divisiones administrativas, sino que las multiplicaron después, al influjo de hombres pequeños que necesitaban patrias chicas para poder dominar" (Ugarte, 1987:12).

Estos tres paradigmas, que se pudieran resumir a dos si se asume que el divisionismo en última instancia tributaba a los intereses del panamericanismo, cobraron mayor preponderancia al término de la Guerra de Independencia, período en que dos grupos se van a enfrentar por establecer una política hemisférica común, por un lado Bolívar y por el otro Tomás Jefferson, Monroe y Henry Clay, donde la política hemisférica que plantearán los gringos será la del Big Stick, la del Garrote y Bolívar la de la Patria Grande (Sant Roz, 2010:213)

- La Gran Colombia y el Congreso de Panamá: dos instancias de un mismo proyecto.
Desde los primeras núcleos poblacionales del continente nunca existió un proyecto o instancia que apuntara a la unificación independiente de todos los pueblos que hacían vida en él. La colonización europea representó  el dominio de todo el territorio americano por parte de las diversas naciones de aquel continente, desde Alaska a Tierra del Fuego; como es sabido, España fue quien se posicionó en mayor cantidad de territorio y ordenó geopolíticamente el territorio en Gobernaciones, Capitanías y Virreinatos. Es con los movimientos independentistas que empiezan a surgir las propuestas integracionistas, a este respecto Néstor Kohan plantea que
En nuestro continente, la pugna por construir una gran nación integradora frente a la dominación (externa e interna) estuvo presente de manera inacabada desde sus mismos inicios (...) ya en 1810, y desde entonces en adelante, el proyecto político independentista aspiraba en sus promotores más radicales construir una gran nación latinoamericana (...) En este sentido la nación no estaba en Nuestra América constituida esperando a que se libere. Había que constituirla al mismo tiempo que emanciparla (Kohan, 2011:14)
Es a través de la acción de Bolívar, con la fundación de la Gran Colombia y el Congreso de Panamá que se realizan los primeros intentos de crear una sola nación cuyo destino fuera decidido por los habitantes de la región
Si bien el proyecto bolivariano tenía como objetivo central la conquista de la independencia, y desarrollar la unidad latinoamericana, sus objetivos de justicia social fueron claramente demarcados en lo que fueron sus pronunciamientos de Angostura al igual que la Carta de Jamaica y otros documentos de fundamental importancia estratégica que exponían, como parte de sus principales objetivos, la unificación de todas las naciones latinoamericanas y caribeñas y su conversión en una Patria Grande (Ojeda Ríos,2008:27)
Bolívar "quién concibió el proyecto de formar una gran confederación latinoamericana que uniera todos los Estados nacionales nacientes en una gran nación, formada por todos los territorios que fueron virreinatos de la metrópoli España" (Castro Formento, 2012:245). Para ello se convocó el Congreso de Angostura, donde se definió crear la Gran Colombia a partir de los territorios conocidos como el Virreinato de la Nueva Granada, la Capitanía General de Venezuela, la Presidencia de Quito y la Provincia Libre de Guayaquil.

Por otra parte, el congreso de Panamá fue el proyecto más avanzado en relación a la construcción de una gran nación latinoamericana. Si se mide su importancia mediante los esfuerzos realizados desde los Estados Unidos y Europa por impedir que se efectuara el encuentro en Panamá de las naciones que anteriormente habían sido dominadas por España, se comprende el peso estratégico de los intereses que estaban en juego a partir de esa instancia geopolítica. La tentativa fracasó, los beneficios ideales que esperaba el Libertador del Congreso de Panamá iban a desaparecer ante la triste realidad  No obstante este fracaso se logró en Panamá en 1826 la firma del Tratado de Unión, con la voluntad de abrir al mundo un vasto territorio, más grande que el norteamericano (Salamí, 2009:193)
Integración Latinoamericana en el siglo XXI.
En las postrimerías  del siglo XX la realidad del continente latinoamericano compartía muchas semejanzas con la realidad que vivió doscientos años atrás. El contexto estaba marcado por la falta de cooperación entre los países latinoamericanos, la explotación por parte del imperialismo internacional y la dominación política por parte de las élites nacionales en complicidad del poder hegemónico mundial. Se podía constatar que la independencia nunca fue tal ya que quedó reducida a la celebración de fechas patrias en los planteles escolares y la realización de actos oficiales por parte de los gobiernos de turno, ratificando el planteamiento de Sanoja cuando afirma que "las republicas que se forman en Suramérica luego del colapso del régimen colonial español, compartieron en el siglo XIX un destino político común: pasaron a ser controladas por oligarquías políticas y económicas controladas a su vez por grupos financieros o empresariales europeos occidentales o norteamericanos, las cuales sustentaban su poder en las producción, o simplemente la mono producción y exportación de materias primas (Sanoja, 2006:63).

La caída de la Unión Soviética marcó un punto de inflexión dentro del marco de relaciones internacionales. Los Estados Unidos de América habían derrotado políticamente a la nación que había servido de contrapeso y de alguna manera significó un freno dentro de las pretensiones norteamericanas de controlar la mayor cantidad de territorio y espoliar la riqueza de los demás países, con énfasis en Latinoamérica a quien consideraban su patio trasero.

La arremetida capitalista no se hizo esperar, pues, desde 1990 se agudizó la implementación de paquetes neoliberales sobre las tierras latinoamericanas. Ante este escenario la respuesta a los mecanismos de dominación surgió desde otras instancias: movimientos guerrilleros, explosiones sociales, organizaciones comunales, tomas campesinas y huelgas obreras fueron la contestación a los atropellos y al colonialismo moderno del siglo XX. Estas ofensivas populares más tarde harían posible el nacimiento de nuevos gobiernos, con tendencias de izquierda e inclinaciones populares.

Así como los movimientos independentistas del siglo XIX fueron bastante heterogéneos y variaron según las condiciones de cada país, de los objetivos que perseguían los actores principales y los intereses de clase implícitos. Los procesos de integración propuestos a través de estos gobiernos y de los movimientos sociales en el siglo XXI son bastante diversos.

Dentro de este escenario, Venezuela ha jugado un papel fundamental ya que fue el primer país donde la respuesta a la ofensiva neoliberal acoge mayores dimensiones. Desde la explosión del Caracazo en 1989, se generaron procesos que desembocaron con la elección presidencial de Hugo Chávez en la etapa conocida como la "Revolución Bolivariana".

Con la elección presidencial de Hugo Chávez Venezuela empezó un camino político que reivindicaba la obra y la figura de Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora, lo que se identificó como el "árbol de las tres raíces". El primero de ellos El Libertador de Venezuela y gran parte de América del Sur, el segundo, el maestro del Libertador, quien influyó en la educación y formación del joven Bolívar y el tercero, el General del pueblo soberano, quien desataría una lucha en el territorio venezolano por la lucha a la élite criolla que tras haber ganado la independencia siguió reproduciendo el esquema de dominación de clase.

La presidencia de Chávez, bajo la doctrina bolivariana de las tres raíces, inició una etapa de acercamiento entre las naciones de la región. Enmarcadas en la solidaridad y la cooperación. Un aspecto que favoreció tales propuestas fue el carácter petrolero de Venezuela, quien en la actualidad es el país con las reservas probadas más grande de este recurso.

Los inicios de la nueva integración latinoamericana se puede identificar en el acercamiento de los gobiernos de Cuba y Venezuela mediante el establecimiento de tratados de cooperación económicos y sociales. La primera victoria del trabajo conjunto de estos países fue la superación del período especial que atravesó la nación cubana como consecuencia de la caída de la Unión Soviética, quién fuera su principal aliado, y la agudización del bloqueo económico por parte de los Estados Unidos.

Más tarde en el ámbito continental surgieron otros gobiernos que política ideológicamente se identificaban con Cuba y Venezuela, por lo cual el radio de acción se fue extendiendo hasta Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Argentina y Brasil.

 Es de estas manera que se originan las diversas instancias de cooperación dentro de los resaltan la  Alternativa Bolivariana para los pueblos de América (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Cumbre de Estados Latino Americanos y Caribeños (CELAC). Tales alternativas surgen como contramedidas a las realizadas mediante las instancias internacionales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, las cuales consisten en paquetes de ajuste económicos para recortar los gastos sociales y beneficiar a las grandes corporaciones. De igual manera, son medidas contrarias a las planificadas desde los países imperialistas, quienes han propuesto un conjunto de tratados como el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) o el Tratado de Libre Comercio (TLC) para crear aperturas de los mercados latinoamericanos a los productos de los países más desarrollados.

Consideraciones finales.
Después de las luchas independistas del siglo XIX, la mayoría de los países latinoamericanos consiguieron su libertad del sistema colonial. Dicho aspecto no implicó la emancipación, pues, terminaron por caer en las redes de las nuevas potencias y fueron sometidos mediante las instancias que surgieron con el desarrollo del sistema capitalista alrededor del mundo. Sin embargo, se lograron iniciar procesos que marcaron pauta dentro del la historia regional.

En ese sentido, Venezuela ha sido un país que ha jugado un papel fundamental en las propuestas de integración de la región latinoamericana, su posición geográfica, su trayectoria histórica y su riqueza en recursos naturales estratégicos le han dotado de ventajas al momento de impulsar propuestas en el marco de la cooperación y la solidaridad con las naciones hermanas.

Hemos visto que en el pasado esas propuestas se sintetizaron en la obra del Libertador Simón Bolívar, quien propuso la creación de la Gran Colombia y el llamado al Congreso de Panamá como espacios que avanzaran por el camino de la unión y la igualdad. Lamentablemente tales propuestas fueron derrotadas por la acción de potencias extranjeras y quedaron absorbidas entre las pugnas internas de los sectores criollos que veían una amenaza de sus intereses en los planes de unificación. Uno de los aspectos importantes de estas experiencias es que han servido como marco de referencia y antecedente históricos para nuevos procesos de liberación, los cuales se han desarrollado entre finales del siglo XX y principios del XXI.

Los actuales procesos de integración obtienen un catalizador a partir de la elección de Hugo Chávez y el inicio del Proceso Bolivariano. Al principio fue por medio de los convenios bilaterales con Cuba, los cuales mas tarde se ampliarían a otros países de la región para crear propuestas más amplias y con mayores alcance. Estos proyecto, si bien no rompen de lleno con la lógica del capital, ni acaban con las condiciones de dominación que existen a lo interno de los países, brindan un marco de cooperación que les permite prescindir medianamente de los acuerdos y tratados con las grandes potencias imperialistas o las empresas transnacionales, como el ALCA y los TLC, cuyas condiciones son perjudiciales para la autonomía y los intentos emancipadores de las naciones del sur.

Otra enseñanza que nos dejan los procesos de integración de la independencia, es que estos pueden ser reversibles y que su estabilidad es amenazada por los intereses de las clases dominante que se desenvuelven a lo interno de estas naciones, razón por la cual para construir seriamente instancias de integración la vanguardia que hegemonice estos procesos debe estar alineada con los intereses de la mayoría de la población, es decir, las clases trabajadoras y campesinas.

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