Contribuciones a las Ciencias Sociales
Abril 2014

TERRORISMO Y CONSERVADURISMO: Un debate necesario



Maximiliano E. Korstanje (CV)
maxikorstanje@arnet.com.ar
Universidad de Palermo



Resumen
Vivimos en una época de inestabilidad política y de miedo continúo que han llevado a una de las mayores potencias del planeta a subsumirse en una dictadura. En este ensayo explicamos las causas y consecuencias para la vida democrática de Estados Unidos que ha tenido el 11 de Septiembre. Ya sea por la doctrina del destino manifiesto o por la predestinación, ciertos grupos fundamentalistas protestantes han monopolizado el sentido de lo que representa la seguridad nacional para los ciudadanos. Creando amenazas que justifican sistemas económicos que concentran una gran riqueza en pocas manos, el conservadurismo ha podido manipular éticamente la relación entre la esfera pública y la privada. Empero hay más. Explicamos además, porque consideramos que el terrorismo es la organización del trabajo por otros medios. El terrorismo no es una patología de sistemas democráticos débiles sino todo lo contrario, el signo de su consolidación como sistema político. El terrorismo nace del seno de la democracia.

Palabras Claves, Terrorismo, Conservadurismo, Miedo, Política, Democracia.


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Korstanje, M.: "Terrorismo y conservadurismo: Un debate necesario", en Contribuciones a las Ciencias Sociales, Abril 2014, www.eumed.net/rev/cccss/28/conservadurismo.html

El presente trabajo de revisión analiza la posición de dos libros respecto al discurso neoconservador respecto al “terrorismo”. Por un lado, la visión de una exponente latinoamericana, Nashira Chávez, es yuxtapuesta con la posición de un americano, Robert Reich. Ambos coinciden en que los neo-conservadores han ocupado puestos de privilegio en la administración Bush que les ha permitido hacer del 11 de Septiembre una plataforma para la intervención ilegitima tanto dentro como fuera de su sociedad. Las libertades individuales no solo fueron suspendidas sino que se han articulados discursos elaborados, promovidos por los grandes mass-media donde se explica lo “inexplicable”. Con sus aciertos y sus limitaciones, tanto Chávez como Reich exploran el discurso de los radcons para comprender el mundo actual en el cual vivimos.

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En su libro Cuando los mundos convergen, terrorismo, narcotráfico y migración post 9/11, N. Chávez establece una relación directa entre el 11 de septiembre como un evento fundante en el discurso de los Estados Unidos respecto a lo que representan sus amenazas principales. En parte, los perpetradores del atentado contra las torres gemelas gozaban de una residencia legal dentro del país, su estatus de migrantes ha convertido a la migración en uno de los problemas más importantes del gobierno estadounidense. En ese mismo eje de debate, la construcción de la seguridad nacional apela a un estado que en su carácter de entidad justa debe intervenir en los destinos del mundo entero. Si bien, Chávez explica, el narcotráfico había sido denunciado por el gobierno estadounidenses y sus numerosas agencias no fue hasta después de este suceso que conforma la matriz de amenaza a la seguridad de la nación.

Los Estados Unidos construyen sus relaciones geopolíticas centrados en la idea de un destino manifiesto que les confiere la autoridad ético-moral para expandir su civilización a otras naciones no democráticas. El mundo exterior es para los americanos conservadores un espacio hostil e inestable.  Aun cuando la agenda Reagan y los neo-conservadores habían establecido una red de intervenciones en política internacional, no menos cierto ha sido que los gobierno sucesivos, intentaron establecer formas de dominación menos coactivas vinculadas ellas al comercio y el consenso voluntario. Gran parte de los neo-conservadores no solo migraron a la presidencia del George Walker Bush, sino que hicieron del 9/11 su oportunidad para volver a plantear la idea de intervención infinita.

Centrada metodológicamente en lo que se llama constructivismo, Chávez plantea la necesidad de comprender el discurso de seguridad nacional americano a través de la imposición de asimetrías en donde estados nacionales declaran el conflicto a grupos particulares. “La construcción de la seguridad estadounidense parte de la idea de que existe una amenaza hacia la vida de los ciudadanos norteamericanos y hacía la estructura física (ya sea el cuerpo financiero, instituciones del gobierno u otras instituciones de interés de Estados Unidos) del estado norteamericano. En las políticas post 9/11 tales amenazas se expresan en actos inminentemente de carácter no estatal” (p. 37-38).

En efecto, lo que el texto anteriormente citado cuestiona es la necesidad de monopolizar el sentido de un evento para nomenclar, demarcar y señalar a ciertos grupos o situaciones como hostiles al gobierno y sus ciudadanos. Ello propone cambios sustanciales en la manera de monitorear y controlar la migración y el narco-tráfico. El discurso neo-conservador, en este sentido, va a des-estructurar la legislación vigente en materia de soberanía de naciones autónomas y derechos humanos por considerarla ineficiente a sus propósitos e intereses. De espaldas a los organismos que Estados Unidos había creado, la administración Bush va a tomar una serie de medidas unilaterales que se explican por el sentido de la urgencia y la prevención.

La ideología de Bush y los neoconservadores puede explicarse de la siguiente manera,

La apreciación del gobierno presenta al terrorismo y a los estados malhechores como actores que utilizan mecanismos de acción que violan las reglas de juego internacional, y como actores extremos cuyas acciones apuntan a personas inocentes. Las acciones de estos grupos se perciben como destructoras, las cuales pueden llegar a implementar armas de destrucción masivas. De tal manera, el gobierno de Bush percibe que las acciones de los terroristas y los estados que apoyan supuestamente el terrorismo promueven acciones hostiles no guiadas por las normas de guerra convencionales. Por tal motivo, la Estrategia de Seguridad Nacional promulga el ejercicio de medidas anticipatiorias las cuales serán hechas a través de intervenciones en los  lugares que se consideren alberguen al terrorismo” (p. 58)

El arquetipo de un mundo en crisis es presentado bajo palabras como “incertidumbre”, primacía o eje del mal. Todas ellas tienen como función legitimar no solo la intervención sin evidencia de que la amenaza sea real, sino además la justificación de dicha política. En una segunda fase, Chávez explora las políticas y discursos de los gobernantes ecuatorianos quienes aun con sus diferencias respecto al gran coloso del Norte, adhieren voluntariamente su doctrina de seguridad. El caso colombiano donde la guerrilla es subvencionada con parte del dinero de grupos narcotraficantes, se transforma en la excusa perfecta para la Secretaría de Estado quien no dubita en señalar que el tema del narcotráfico siempre estuvo históricamente ligado al terrorismo. Apoyar a Colombia en su lucha contra el narcotráfico no es un objetivo indisociable de la lucha Estadounidense contra el terrorismo, admite el discurso neo-conservador.

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A diferencia de Chávez, Reich no considera que exista una alineación entre terrorismo y narco-tráfico, aun cuando sí se ha demonizado a la migración de trabajadores no calificados. De hecho, el autor cuestiona firmemente la creencia de que los conservadores han conducido la política estadounidense en materia internacional luego del 9/11. Una de las características que define a todo conservador es su temor a lo “nuevo”, su respeto por la tradición y la ley, al igual que las libertades individuales. Empero ¿que forma política ha tomado forma luego del atentado a Nueva York?.

El analista político americano considera que existe un ala radical camuflada dentro del conservadurismo a los cuales llama radcons, término derivado de “radical conservatives” o conservadores extremos. Según esta vertiente, nacida del espíritu fundamentalista de los Estados Unidos y consolidada en el poder dos años antes de la presidencia Reagan, el mundo es un lugar caótico que de no ser controlado puede llevar a una constante crisis. Sólo el poder de la intervención, ante las potenciales amenazas del terrorismo y los enemigos de la democracia, puede prevenir futuros ataques contra Estados Unidos.

No obstante, Reich aclara, estos conservadores están lejos de respectar las doctrinas básicas del conservadurismo. Éste por siglos se ha resistido al cambio abrupto de las revoluciones no solo respetando la jurisprudencia vigente sino haciendo eco de las bondades democráticas del apego a la ley. Por el contrario, los radcons intentan promover cambios profundos imponiendo la idea que la eficacia debe ser un ideal mayor a la ley. De nada sirve ser un país democrático en la mentalidad de los radcons sino Estados Unidos sucumbe frente al terrorismo. Por ese motivo, hay que visualizar, y ser enérgicos con los enemigos de la nación.

En forma brillante, Reich establece que el discurso neo-conservador se ha expandido en los Estados Unidos gracias a dos mecanismos bien pre-establecidos. El primero de ellos, es la manipulación ética de los valores públicos. En uno de sus viajes a Alemania, el autor recuerda a un joven, que fue expulsado de una importante universidad americana por haber tenido relaciones sexuales por su novia en un viaje de estudios, y que años después lo vuelve a encontrar en un restaurante. El joven había sido enviado a Vietnam a pelear la guerra de la administración de Johnson. El punto, en esta reflexión, es que de forma similar trabaja el discurso de los radcons. Por un lado, subvierten los valores privados (como tener relaciones con tal o cual persona) como la causa de una “supuesta decadencia”, mientras que por el otro promueven la corrupción, la mentira, el soborno como cuestiones privadas. Segundo, cabe mencionar que en los últimos años los radcons han alargado la brecha entre pobres y ricos en Estados Unidos, dejando a miles de persona fuera de las áreas de cobertura social y de medicina. La respuesta a estas cuestiones, deviene de temas que son ajenos al problema como la “homosexualidad, la falta de valores, la migración y el terrorismo”. Por desgracia, advierte Reich, el liberalismo ha sido indirectamente conducente con esta situación pues demuestra un “relativismo moral”, que los radcons han sabido utilizar en su contra. Al tergiversar los valores privados con los públicos, los neo-conservadores establecen círculos de poder que adoctrinan a la población a través del miedo y que incapaces para resolver situaciones que fueron cuidadosamente planificadas, usan “al otro” como enemigo.

La “degeneración” y la necesidad de “prevención” son dos pilares discursivos claves del éxito de la narrativa neoconservadora. Estados Unidos y su decadencia dependen de la “fortaleza moral” de los americanos, que hoy se encuentran enajenados de sí mismos. En este proceso, los medios de comunicación apoyan el discurso movilizando toda una batería de recursos simbólicos con el fin de demonizar al diferente.  Parte de la mentalidad radcons subyace en la siguiente frase:

“We are heterosexual, married, and clean-living. They are gay or lesbian, sexually active outside marriage, and in favor of abortion. We are hardworking, white, and middle class. They are idle, poor, black or Latino or Asian immigrants who do not speak English but benefit from our social services. We are Americans. They are terrorists. They are also Muslims and Arabs,. They are even French and Germans, or anyone else who is not with us” (p. 43).

Uno de los grandes puntos sobre los cuales en sí trabajan los neoconservadores para afianzarse en motivos de política, ha sido en el legado del movimiento hippie o del verano del 68. Para ellos, los valores promulgados por esta generación no solo se reflejan en conductas impropias desde lo sexual como el escándalo de Clinton, sino en la “feminidad” de la nación que dubita en llevar las riendas del mundo en forma disciplinada y rígida. Si bien, como piensa Chávez, el 11/9 no ha originado esta forma de pensamiento la afianza de tal forma que permite unir las consecuencias del ataque, con causas “imaginadas” por el neoconservadurismo para proclamar una guerra global contra un enemigo externo. Las estrategias de los radcons en la administración Bush han propugnado políticas que no solo excluyen a la mayoría de los americanos sino que violan los derechos básicos individuales de personas y grupos afines. La táctica consiste en crear una amenaza con el fin de imponer políticas que permitan desarticular las leyes y los reglamentos existentes. Debido a que su política consiste en favorecer a los “ricos”, surgen diversas asimetrías económicas que pronto generan malestar en la población. Las demandas son contrarrestadas al considerar que se está viviendo un momento excepcional o único, y que se requieren grandes sacrificios para frenar el declive moral de la nación. El eje del mal es la construcción perfecta para justificar la exclusión de millones de ciudadanos estadounidenses año a año.

Ambos trabajos por momentos logra cautivar al lector desmenuzando con agudeza las formas discursivas del estado respecto a lo que considera seguro y aquello a lo cual pondera como un peligro latente. En forma clara y elocuente, Chávez propone dos axiomas principales. El primero de ellos es que el 11 de Septiembre representó un cambio radical en la forma de comprender la migración en un mundo altamente globalizado. El significado del movimiento de trabajadores y del narcotráfico han tomado nuevos ribetes luego de este evento. Por un lado emergieron ciertos elementos “seguritizadores” que en esencia no cambiaron la forma en que Estados Unidos ve el orden en el mundo, pero que a la vez, reforzó un nuevo discurso en donde los intereses del estado se sobreponen a la jurisprudencia y a la esfera de la ley internacional. De esta manera, se ha instalado un discurso que por vías legales como el Acta Patriótica, puede ser violatorio de ciertos derechos fundamentales. Segundo, advierte Reich que el liberalismo se encuentra destinado a ganar la batalla contra los radcons pues propugna la razón sobre cualquier otro valor social. De alguna u otra forma, la racionalidad revertiría los efectos nocivos de este grupo sobre la economía interna, y la política internacional.

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Entre sus limitaciones, tanto Chávez como Reich consideran que el terrorismo representa una construcción exclusivamente ideológica dispuesta por el ala neo-conservadora para mantenerse en el poder, pero ignoran que es el terrorismo un resultado directo del liberalismo y la democracia que ambos defienden en sus respectivas tesis. Como bien explican Korstanje y Skoll (2013), el terrorismo nace del mismo sistema capitalista y democrático que expulsa a los colectivos anarquistas afuera de sus fronteras. Empero al mismo tiempo, se reserva para sí parte de su ideología y la legaliza en formas establecidas de poder, los sindicatos. Producto de la migración europea, los primeros inmigrantes de origen socialista y anarquista establecieron una política de oposición, confrontación y por último de agresión al poder político capitalista, en ocasiones poniendo bombas o intentando asesinar a personas de gran importancia para la sociedad. Gran parte de ellos fueron encarcelados, asesinados y/o con suerte deportados como “terroristas”.  Como Al-qaeda en la actualidad, el gobierno estadounidense veía en los líderes socialistas una verdadera amenaza. El sistema capitalista moderno ha hecho de la democracia una plataforma para que los lazos se puedan expandir hacia otros horizontes, abandonando la seguridad que daba la tradición. Empero, al mismo momento ha generado el capitalismo ciertas brechas insalvables entre los tenedores del capital y los trabajadores.

Fue entonces en este sentido que otra vertiente del mismo movimiento anarquista se orientó a organizar a los trabajadores en sus reivindicaciones laborales. Una mirada más cercana nos muestra que las huelgas sindicales y los ataques terroristas contienen elementos similares enraizados en la necesidad de cautivar rehenes para negociar con un agente más fuerte (los consumidores), el efecto sorpresa, y la extorsión como mecanismo de diálogo. El terrorismo es a los márgenes del estado, lo que la huelga es adentro. Prestando atención al proceso, la lucha sindical encuentra en el lujo y el consumo del ocio las respuestas de un Estado debilitado desde lo simbólico. Pues, fue que las mejoras en materia laboral que ganaron los trabajadores en el siglo XIX y XX permitieron una domesticación de la ideología anarquista. Su parte más virulenta e indisciplinada fue expulsada del sistema social hacia sus fronteras. En parte porque el terrorismo es la organización laboral por otros medios.   Por ese motivo, no solo las estrategias del 11 de Septiembre pueden ser comparables a las tácticas de un manual de Management financiero, sino que gran parte de los perpetradores habíanse educado en las mejores universidades occidentales (Skoll & Korstanje, 2013; Korstanje & Skoll, 2013).

Referencias
Chávez, N. (2008). Cuando Los Mundos Convergen, terrorismo, narcotráfico y migración post 9/11. FLACSO, Ediciones Abya Yala. 2008

Skoll, G. R., & Korstanje, M. E. (2013). Constructing an American fear culture from red scares to terrorism. International Journal of Human Rights and Constitutional Studies1(4), 341-364.

Korstanje, M. E., & Skoll, G. (2013). Discussing concepts: terrorism and tourism in the spotlight. Turismo y Desarrollo: Revista de Investigación en Turisme y Desarrollo Local6(14).

Reich, R. B (2005) Reason, why liberals Hill win the battle for America. New York, Vintage Group