Contribuciones a las Ciencias Sociales
Febrero 2013

POLÍTICA Y DEPORTE EN LA SEGUNDA REPÚBLICA.
POLÍTICOS QUE FUERON PRESIDENTES DE CLUBES DE FÚTBOL



Pablo Villalaín García (CV)
villalain@telefonica.net
Universidad Autónoma de Madrid

RESUMEN: Este artículo analiza la biografía de los cinco políticos españoles de la Segunda República que durante esa etapa, o anteriormente, fueron presidentes de clubes de fútbol en España, antes y ahora una actividad de gran proyección social. Políticos de muy diversa ideología, algunos de los cuales evolucionaron desde iniciales posiciones monárquicas a otras republicanas, y que todos ellos, en una u otra medida (cárcel, depuración, exilio, asesinato), sufrieron las consecuencias de la Guerra Civil y del triunfo del franquismo.

PALABRAS CLAVE: deporte, política, diputados, Segunda República.




Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Villalaín García, P.: "Política y deporte en la segunda república. Políticos que fueron presidentes de clubes de fútbol", en Contribuciones a las Ciencias Sociales, Febrero 2013, www.eumed.net/rev/cccss/23/politica-deporte-segunda-republica-espana.html

La unión entre deporte y política ha sido una constante a lo largo de nuestra historia1 , bien porque deportistas de éxito o gestores deportivos han entrado en política, porque políticos han efectuado el camino contrario o porque el poder político se ha servido del deporte para sus propios intereses (buscando su consolidación, minimizando a la oposición…), en los dos primeros casos de forma legítima, mientras que en el tercero de forma espuria.

Algunos de esos aspectos tuvieron su plasmación durante la Segunda República2 , y por supuesto antes, cuando personas que habían sido presidentes de clubes deportivos (de fútbol, en concreto) participaron activamente en la política nacional, así como quienes siendo políticos se convirtieron en presidentes de clubes deportivos. Y este fenómeno, aunque minoritario y excepcional, tuvo como protagonistas a políticos de muy diversa ideología, no fue exclusivo de ninguna orientación determinada.

Cinco fueron las personas en las que se dio esta situación durante la Segunda República: Manuel Blasco Garzón (Partido Republicano Radical, primero, y Unión Republicana, después), Luis Cornide Quiroga (independiente de derecha), Rafael Sánchez-Guerra Sáinz (Agrupación al Servicio de la República), Josep Sunyol i Garriga (Esquerra Republicana de Catalunya) y Ángel Vázquez Humasqué (Acción Republicana)3 . Y los clubes de futbol que presidieron fueron, respectivamente, y con su denominación actual, el Sevilla Fútbol Club, Real Club Deportivo de La Coruña, Real Madrid Club de Fútbol, Fútbol Club Barcelona y Real Club Deportivo Mallorca 4.

En el estricto marco de la Segunda República, y considerando qué fueron primero, si políticos o si presidentes de clubes deportivos, nos encontramos con que se dieron las dos opciones: hubo quienes fueron políticos antes de ser presidentes (Sánchez-Guerra y Sunyol), y hubo quienes fueron presidentes antes que políticos (Blasco, Cornide y Vázquez). Y si lo que tomamos en consideración es su actividad política durante la República (aunque la comenzaran antes), podemos diferenciar entre quienes fueron diputados (Blasco, Cornide y Sunyol) y quienes ocuparon cargos en la Administración del Estado (Blasco, también ministro; Sánchez-Guerra, subsecretario; y Vázquez, gobernador civil —y durante la Guerra Civil, subsecretario—).

En un periodo tan convulso política y socialmente como fue la República, la adscripción política que se tuvo en 1931, cuando se instauró tras las elecciones municipales del 12 de abril, no siempre se mantuvo en 1936, no sólo cuando se celebraron las elecciones generales del 16 de febrero, sino también cuando se produjo el golpe de Estado del 18 de julio. Como veremos en el perfil biográfico de cada uno de ellos, centrado especialmente en su actividad pública, no hubo cambios significativos de orientación en el periodo de tiempo que media entre la instauración de la República y el golpe de Estado. Sí fue muy diferente el final de cada uno de ellos, ya que hubo quien fue asesinado, quien fue depurado, quien estuvo en la cárcel y quien partió al exilio.

A continuación exponemos la trayectoria de cada uno de ellos, ordenados por un mero criterio alfabético:

Manuel Blasco Garzón (Sevilla, 1885 / Buenos Aires, Argentina, 1954) fue presidente del Sevilla Fútbol Club en el periodo 1923-19255. Este político y abogado (estudió Derecho en la Universidad de Sevilla), y que durante años escribió regularmente en prensa de muy diversa orientación socio-política (La Monarquía, El Porvenir, El Correo de Andalucía, La Lucha, El Pueblo…), fue diputado en la legislatura de 1923 por el distrito de Estepa (Sevilla) en una candidatura del Partido de Izquierda Liberal 6, y posteriormente en las legislaturas republicanas de 1933 y 1936, en ambas por la circunscripción de Sevilla capital (en la legislatura de 1933, por el Partido Republicano Radical —PRR—, y en la de 1936, en las filas de Unión Republicana —UR— y en la candidatura del Frente Popular, ya que en mayo de 1934 había seguido a D. Martínez Barrio en la escisión que había dado lugar al Partido Republicano Radical-Demócrata)7 .

Previamente, y en el ámbito municipal, Blasco fue elegido concejal en el Ayuntamiento de Sevilla en las elecciones municipales de 1917, puesto que mantuvo hasta 1923 (en julio de 1922 fue condecorado, en su condición de teniente de alcalde de ese Ayuntamiento, con la Gran Cruz del Mérito Militar «por los extraordinarios servicios prestados al Ejército con ocasión de la evacuación de enfermos y heridos de la reciente campaña de Melilla»)8 .

El golpe de Estado del general M. Primo de Rivera le alejó temporalmente de la política activa, pero participó en otras esferas de la vida social y cultural sevillana (además de la presidencia del Sevilla Fútbol Club, también ejerció la del Colegio de Abogados, la del Ateneo de Sevilla y la de la Sociedad Económica de Amigos del País, entre otras, además de ser uno de los impulsores del grupo de escritores conocido como la generación del 27), no sin desdeñar la unificación de las fuerzas dinásticas progresistas (Unión Liberal Nacional), que no se materializaría.

Tras la caída de la dictadura de Primo de Rivera (enero de 1930), fue nombrado, de nuevo, concejal del Ayuntamiento de Sevilla (formado a partes iguales por los mayores contribuyentes y por los exconcejales más votados en las elecciones celebradas entre 1917 y 1923 —fue su primer teniente de alcalde entre enero y abril de 1931—). En el periodo que transcurre entre la caída de Primo de Rivera y la instauración de la República (14 de abril de 1931) mantuvo posiciones políticas que, cuando menos, pueden considerarse contradictorias: pasó de abogar por la formación de un bloque de izquierdas que exigiese la convocatoria de Cortes constituyentes a apoyar la política de mantenimiento de la Monarquía de Alfonso XIII. Instaurada la República tras las elecciones municipales del 12 de abril, se presentó a las constituyentes del 28 de  junio de 1931 como candidato «republicano independiente» por la circunscripción de Sevilla capital, elecciones en las que no fue elegido (obtuvo tan sólo 1.327 votos, el 1,6% del censo electoral y el 2% de los votantes). Dada la estrecha relación que mantenía desde hacía años con Martínez Barrio, uno de los máximos dirigentes nacionales del PRR, reingresó en este partido en julio de 1932.

Aunque su nombre sonó como posible alcalde del Ayuntamiento de Sevilla, formó parte de la candidatura radical (Coalición Republicana) por la circunscripción de Sevilla capital en las elecciones legislativas celebradas el 19 de noviembre de 1933, en las que obtuvo 27.216 votos (el 16,7% del censo y el 30% de los votantes), el que menos de los seis diputados elegidos en su circunscripción, que fueron dos de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), un agrario, un tradicionalista y dos radicales (el PRR obtuvo un total de 102 diputados, la segunda fuerza parlamentaria nacional tras los 115 de la CEDA).

En su labor parlamentaria hay que destacar que fue miembro de la Comisión de Justicia, así como suplente de la comisión formada para estudiar las acusaciones formuladas contra los republicanos M. Azaña y S. Casares Quiroga tras la insurrección de octubre de 1934.

La crisis abierta en el seno del PRR entre A. Lerroux, su máximo dirigente, y Martínez Barrio por la política de alianzas tras las elecciones de noviembre de 1933, ya que aquél era partidario de establecerlas con la conservadora CEDA, desembocó en la escisión dirigida por éste, quien formó el Partido Republicano Radical-Demócrata (PRRD)9 . Su posterior unión, en septiembre de 1934, con el Partido Republicano Radical-Socialista (PRRS) y con Izquierda Radical-Socialista (IRS) dio lugar a UR.

En las elecciones de febrero de 1936 formó parte, de nuevo, de las candidaturas presentadas por la circunscripción de Sevilla capital, en esta ocasión como miembro de UR en la candidatura del Frente Popular, de la que formaban parte, además, un candidato de la azañista Izquierda Republicana (IR), un socialista y un comunista: Blasco obtuvo 74.993 votos, el más votado de los seis diputados que correspondían a esa circunscripción (los elegidos fueron los cuatro de la candidatura del Frente Popular, así como un cedista y un tradicionalista).

Tras el triunfo del Frente Popular le llegó la ocasión de ser ministro: Azaña, presidente del nuevo gobierno, le nombró de Comunicaciones y Marina Mercante (lo fue entre el 19 de febrero y el 10 de mayo de 1936). Cuando Azaña dejó la presidencia del Gobierno tras ser elegido presidente de la República, continuó ejerciendo esas mismas responsabilidades (del 10 al 13 de mayo) en el gobierno interino presidido por A. Barcia, gobierno que sólo duró hasta que Azaña pudo nombrar un nuevo gobierno, el presidido por Casares. La formación de este nuevo gobierno supuso su nombramiento como ministro de Justicia (del 13 de mayo al 19 de julio), función que mantuvo en el formado por Martínez Barrio tras el golpe de Estado militar del 18 de julio de 1936, gobierno que no llegó a tomar posesión, así como en el de J. Giral (del 19 de julio al 4 de septiembre de 1936, en que fue sustituido por el republicano M. Ruiz-Funes en el presidido por el socialista F. Largo Caballero).
 
Posteriormente, y ya en plena Guerra Civil, fue nombrado cónsul general en Buenos Aires (13 de octubre de 1936) con la categoría de ministro plenipotenciario de primera clase (tenía asignada una retribución anual de 20.000 pesetas, y otras 22.500 para gastos de representación, cargo que no podía desempeñar durante más de un año en aplicación de la ley de incompatibilidades de diciembre de 1934), y un año después, cónsul en Uruguay.

Tras el fin de la Guerra Civil fue procesado por el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo (causa n.º 197 del Juzgado Especial n.º 1 de ese Tribunal) y condenado en rebeldía a la pena de 30 años de reclusión mayor por los delitos de masonería y comunismo con circunstancias agravantes, y a las penas civiles accesorias de «inhabilitación absoluta perpetua para el ejercicio de cualquier cargo del Estado, corporaciones públicas u oficiales, entidades subvencionadas y empresas concesionarias, gerencias y consejos de administración de empresas privadas, así como cargos de confianza, mando y dirección de las mismas y separación definitiva de los citados cargos»10 . Años después (1945) fue procesado de nuevo, ahora por el Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas (proceso que fue sobreseído) 11.

En el exilio formó parte de diversas organizaciones republicanas (Federación de Sociedades Democráticas Españolas en la Argentina), colaboró y presidió sociedades como la Fraternidad Española, el Centro Republicano Español o el Rincón Familiar Andaluz, y además de ejercer como abogado mantuvo su actividad como conferenciante, periodista (España Republicana, por ejemplo, que también dirigió) y escritor (entre otras, la obra titulada Evocaciones andaluzas, acabada en 1941, en la que describió la imagen que tuvo y que difundió de Andalucía, en general, y de sus provincias, en particular)12 .

Luis Cornide Quiroga (Monforte de Lemos, Lugo, 1884 / Madrid, 1946), presidente del Deportivo de La Coruña, club fundado el 2 de marzo de 1906 (inicialmente, Club Deportivo de la Sala Calvet), y que lo fue entre ese día y el 28 de marzo de 1908. Este político y abogado gallego, que había estudiado Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela (especializándose en penal, civil y financiero), también fue un importante empresario ligado a la energía: presidió la empresa Fábricas Coruñesas de Gas y Electricidad, la Compañía Madrileña de Alumbrado y Calefacción por Gas y fue, entre otros, vicepresidente de Gas Madrid y consejero de la Sociedad General Gallega de Electricidad. Además, fue miembro de la Real Academia Galega y colaboró con la prensa regional (La Voz de Galicia)13 .

Cornide fue diputado durante la República en dos legislaturas: la constituyente de 1931 y la de 1936. En las elecciones a Cortes Constituyentes, celebradas el 28 de junio de 1931, se presentó por la circunscripción de La Coruña, en la que se elegían 16 diputados, de los que 12 correspondían a las mayorías y 4 a las minorías14 . Para la mayoría se formó una candidatura republicano-socialista integrada por nueve miembros de la Federación Republicana Gallega (FRG) y por tres del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) —al frente de la candidatura, el republicano gallego Casares Quiroga, en ese momento ministro de Marina en el Gobierno provisional de la República presidido por Niceto Alcalá-Zamora—, candidatura que compitió contra, entre otras, la del PRR15 y la del Partido Comunista de España (PCE) 16, mientras que para los puestos otorgados a la minoría compitieron diversas formaciones, desde la Derecha Liberal Republicana (DLR), la Candidatura del Pueblo y una candidatura de derechas (la recientemente creada Agrupación Social Republicana), en la que se encontraba Cornide17 (junto a José Reino Caamaño, Benito Blanco-Rajoy Espada y Leandro Pita Romero). Los resultados depararon el triunfo de la candidatura republicano-socialista (el más votado fue Casares, con 88.470 votos, el 48% del censo electoral y el 74,3% de los emitidos), que logró los 12 puestos de las mayorías, mientras que por las minorías fueron elegidos Cornide18 (44.705 votos, el 24,3% del censo y el 37,6% de los emitidos, votos que le situaron en la antepenúltima posición de todos los elegidos), Reino, Blanco-Rajoy y Pita.

No abandonó su carrera profesional (tuvo un bufete en La Coruña), que como hemos visto cuando fue elegido en las elecciones de junio de 1931 estaba aligada a la judicatura (pertenecía al Cuerpo de secretarios judiciales). En febrero de 1934 fue nombrado, tras ganar el concurso correspondiente, vicesecretario del Tribunal Supremo19 , y pocos  meses después, secretario de ese mismo Tribunal (fue el único solicitante de la plaza)20 .

De su actividad parlamentaria, además de destacar que estuvo adscrito a los trabajos de la Comisión de Hacienda21 , hay que resaltar que fue uno de los 42 diputados que se retiraron del Congreso en octubre de 1931 cuando, con motivo de la discusión del proyecto de Constitución, se discutieron los artículos relacionados con la religión, los que serían el 26 y 27, y que establecían las relaciones entre la Iglesia y el Estado (además de los 21 diputados de la denominada minoría agraria, de los 15 de la vasco-navarra, lo hicieron otros seis, entre los que se encontraban dos de sus compañeros de candidatura, Reino y Blanco-Rajoy)22 . La consecuencia política más relevante de esa discusión parlamentaria fue la dimisión del presidente del gobierno, Alcalá-Zamora (sustituido por Azaña), y del ministro de la Gobernación, M. Maura. En el caso de la aprobación del sufragio femenino y su reconocimiento en la Constitución (el que sería el artículo 36), fue uno de los 161 diputados que votaron a su favor en la sesión parlamentaria del 1 de octubre (en cambio, no aparece entre los que votaron en la del 1 de diciembre, ni a favor ni en contra, cuando un grupo de diputados solicitó el aplazamiento de su entrada en vigor en elecciones legislativas hasta que hubieran votado en dos municipales)23 .

El 19 de noviembre de 1933 se celebraron elecciones generales, las que pusieron fin al denominado primer bienio o reformador. A estas elecciones, en las que por la circunscripción de La Coruña se presentó para los puestos de la mayoría una coalición formada por radicales, Organización Republicana Gallega Autónoma (ORGA), un conservador y un independiente, y otra candidatura derechista, además de radical-socialistas y socialistas, entre otros, por la minoría, no se presentó Cornide. La candidatura derechista obtuvo 8 diputados; la de coalición entre radicales y galleguistas (ORGA), también 8; y el otro diputado, hasta el total de 17 que le correspondían a esa circunscripción, un conservador. Fueron elegidos los tres antiguos compañeros de Cornide en la candidatura de 1931: en la derechista, Blanco-Rajoy; en la de coalición entre radicales y galleguistas, Pita; y el diputado conservador, Reino.

En las elecciones de febrero de 1936 volvió a ser elegido diputado por la circunscripción de La Coruña en la candidatura derechista como independiente (durante la campaña electoral fue apuñalado en una calle coruñesa, al parecer por comunistas)24. En esa ocasión, y con 17 diputados a elegir (13 por las mayorías y 4 por las minorías), dos fueron las grandes candidaturas que contendieron: la de Frente Popular (integrada por 6 miembros de la azañista IR, 3 socialistas, dos galleguistas y 2 de UR) y la derechista (5 de la CEDA, 3 de Renovación Española, 3 independientes —entre ellos, Cornide—, un radical y un conservador), además de otras incompletas de centristas, falangistas e independientes de distinto carácter político25 . Los resultados fueron favorables a los candidatos del Frente Popular, ya que obtuvieron los 13 puestos de las mayorías, mientras que la candidatura conservadora sólo logró los 4 de las minorías (entre ellos, Cornide —124.168 votos, los que le sirvieron para ser el decimosexto de los elegidos— y 3 de los candidatos de la CEDA).

El golpe de Estado del 18 de julio de 1936 tuvo para Cornide rápidos efectos profesionales: fue separado preventivamente de su cargo de secretario del Tribunal Supremo 26 por decisión del entonces ministro de Justicia (el anarcosindicalista Juan García Oliver) y en aplicación del artículo 1 del decreto de 21 de agosto de 193627 , según el cual «mientras duren las actuales circunstancias, el Gobierno podrá separar preventivamente del servicio activo a todos los funcionarios dependientes del Ministerio de Justicia que, sin hallarse notoriamente comprendidos en las disposiciones del decreto de 21 de Julio del corriente año28 , hayan observado una conducta que, sin acreditarlos claramente como enemigos del régimen republicano establecido en la Constitución y participantes en el actual movimiento sedicioso, exija una justificación a juicio del Consejo de Ministros». El socialista I. Prieto le facilitó un salvoconducto para abandonar el territorio republicano, lo que le permitió vivir fuera de España. Para los militares rebeldes no fue suficiente esa separación de su puesto de secretario del Tribunal Supremo como garantía de adhesión a sus principios, ya que cuando regresó a España a mediados de 1938 le detuvieron, le juzgaron en consejo de guerra y le condenaron a doce años de prisión 29 (estuvo encarcelado durante un año en el penal cántabro de El Dueso). Más adelante se le incoó expediente de depuración en aplicación de la ley de responsabilidades políticas de 10 de febrero de 1939 30. Rehabilitado, vivió en Madrid hasta su muerte31 .

Rafael Sánchez-Guerra Sáinz (Madrid, 1897 / Villava, Navarra, 1964) fue presidente del Real Madrid Club de Fútbol entre el 31 de mayo de 1935 y el 4 de agosto de 1936. Este político, abogado y periodista (en ABC —de 1919 a 1930—, Blanco y Negro, Informaciones, Ahora, con temas tan diversos como política nacional y crítica taurina) participó en la guerra de Marruecos en 1921 con la graduación de alférez de complemento, en la que resultó gravemente herido en julio de ese año, por lo que fue condecorado32 . Muy joven inició su carrera política, ya que en las elecciones legislativas celebradas el 29 de abril de 1923 fue elegido diputado por el distrito de Jaca (Huesca) bajo la adscripción política de conservador. Republicano declarado desde 1925 33 (se dice que fue quien enarboló el 14 de abril la bandera republicana desde el balcón del Ministerio de la Gobernación, en la Puerta del Sol), fue nombrado ese mismo día, el de la instauración de la República, subsecretario de la Presidencia del Gobierno provisional34 (a cuyo frente se encontraba Alcalá-Zamora, quien también asumió la Jefatura del Estado).

Previamente a este nombramiento fue elegido concejal madrileño por el acomodado distrito de Centro en las elecciones municipales del 12 de abril (en la candidatura de la DLR)35 , el más votado en ese distrito con 4.716 votos36 (un decreto publicado en la GM el 24 de abril estableció la compatibilidad entre el cargo de concejal en el Ayuntamiento de Madrid y los altos cargos de confianza del Gobierno provisional, con la excepción del de su presidente y del ministro de la Gobernación).

La crisis gubernamental producida en octubre de 1931 a causa de la discusión del proyecto de Constitución (los artículos que establecían las relaciones entre la Iglesia y el Estado), y que supuso, como hemos visto, la dimisión del presidente del Gobierno provisional, Alcalá-Zamora, conllevó la dimisión de Sánchez-Guerra. Alcalá-Zamora, elegido por el Congreso de los Diputados presidente de la República en diciembre de 1931 (obtuvo 362 votos de un total de 410 diputados presentes), tras la aprobación de la Constitución, le nombró secretario general de la Casa Oficial del Presidente de la República, cargo que tuvo que abandonar en abril de 1936 al ser destituido Alcalá-Zamora 37.

Tras ganar las elecciones a la presidencia del Real Madrid en mayo de 193538 (no pudo hacerlo en las de 1933) y vencer las resistencias que tuvo al ser considerado por algunos sectores de socios un presidente político por su trayectoria, estuvo especialmente interesado en la construcción de un nuevo estadio, pero la Guerra Civil lo impidió. En agosto de 1936, incautado el Real Madrid, la Junta directiva fue sustituida por un Comité directivo encabezado por Juan José Vallejo, presidente de la Federación Deportiva Obrera 39.

Al producirse el golpe de Estado del 18 de julio, permaneció fiel a la República y fue nombrado oficial de Estado Mayor. Junto con el coronel S. Casado, de quien fue ayudante, y el dirigente socialista J. Besteiro formó parte de la Junta de Defensa de Madrid que entregó la ciudad a las tropas franquistas a finales de marzo de 1939. Detenido, fue juzgado en un proceso sumarísimo en junio de 1939 por el delito de rebelión militar y condenado a la pena de 30 años de cárcel (sus experiencias carcelarias en Madrid —en donde coincidió con el socialista Besteiro—, Cuéllar, Puerto de Santa María, etc., las relató en su libro Mis prisiones40 ). Tras revisión de la sentencia, su condena fue rebajada a ocho años, por lo que pudo beneficiarse de un indulto en abril de 1941 que sólo se aplicó a quienes tuvieran penas inferiores a doce años. Fue detenido de nuevo en junio de 1944 acusado de conspirar contra el régimen, procesado y encarcelado durante varios meses y dejado en libertad provisional, circunstancia que aprovechó para abandonar España (en el maletero de un coche de los servicios secretos franceses) 41 y exiliarse en Francia (fue ministro sin cartera de uno de los gobiernos presididos por el republicano Giral, de abril de 1946 a enero de 1947), en donde se dedicó al periodismo (fundó la agencia de noticias Prensa Intercontinental). De regreso a España, y ya viudo, ingresó en 1960 en el Seminario Hispano-Americano de Misioneros Dominicos de Villava (Navarra), convento navarro en el que permaneció hasta su muerte por cáncer de estómago en 1964.

Además de las obras citadas, también escribió otras de carácter histórico-político, así como algunas literarias. Entre las primeras destacamos Dictadura, Indiferencia, República42 , Un año histórico (España 1931)43 , Mi convento 44 y Cartas a mis nietos (Recuerdo y anécdotas)45 , y entre las segundas, las novelas De hombre a hombre, Renunciar es poseer y Faro sin luz.
           
Una de las particularidades de su biografía política es que era hijo de José Sánchez-Guerra Martínez, político conservador que fue presidente del gobierno entre marzo y diciembre de 1922, además de ministro de la Gobernación (1903-1904) y de Fomento (1908-1909) en sendos gobiernos de A. Maura (y nuevamente ministro de la Gobernación —1913-1915 y 1917— en otros dos gobiernos de E. Dato, y también de la Guerra en el gobierno que él mismo presidió en 1922), entre otros muchos cargos (gobernador del Banco de España y presidente del Congreso de los Diputados, por ejemplo). A pesar de este pasado, se opuso a la dictadura de Primo de Rivera (se exilió e incluso participó en una fracasada conspiración militar en 1927, por la que fue detenido y finalmente absuelto) y se distanció de la monarquía de Alfonso XIII, proceso político que culminó con la obtención del acta de diputado por la circunscripción de Madrid capital en la legislatura constituyente de 1931 en la candidatura de apoyo a la República (previamente lo había sido en las legislaturas de 1886, 1893, 1896, 1898, 1899, 1901, 1903, 1905, 1907; 1910, 1914, 1916, 1918, 1919, 1920 y 1923).

Josep Sunyol46 i Garriga (Barcelona, 1898 / Sierra de Guadarrama, Madrid, 1936) fue presidente del Fútbol Club Barcelona entre el 27 de julio de 1935 y el 6 de agosto de 1936 47, club del que era socio desde 1925, y desde 1928, directivo (entre 1933 y 1934 fue presidente del Real Automóvil Club de Cataluña). Este político y abogado y periodista catalán, que había estudiado Derecho en la Universidad de Barcelona y en la Universidad Central (Madrid), también fue un industrial ligado a empresas familiares del azúcar.

Se incorporó a la actividad política durante la dictadura de M. Primo Rivera a través de la organización nacionalista Acció Catalana. Su actividad periodística, ligada a la información deportiva (La Nau, primero, y La Rambla, después), tenía la particularidad de querer ligarla a valores sociales y políticos (su lema era deporte y ciudadanía, y fue un acérrimo denunciante del juego violento), fundamentalmente los ligados al republicanismo y al catalanismo, lo que supuso a esa segunda publicación ser objeto de suspensiones por orden gubernativa (tras la sufrida en abril de 1930, reapareció con el nombre de La Rambla de Catalunya) 48. Tras la caída de Primo de Rivera y su sustitución por el general D. Berenguer, y en un contexto político de reafirmación democrática, Sunyol acentuó su proyección social y política: presidió el Ateneo Catalán Democrático y fue miembro del Comité Pro-Libertad de los presos políticos. La coyuntura favoreció la reagrupación de Acció Catalana con la escisión que había sufrido a finales de la dictadura (Acció Republicà de Catalunya), lo que ocurrió oficialmente en marzo de 1931 bajo la denominación de Partit Catalanista Republicà (PCR) —en el que Sunyol se integró como miembro de su consejo directivo —, un partido de carácter centrista y con aspiración de representar a amplios sectores burgueses e intelectuales (el contrapunto de la más moderada Lliga Regionalista, liderada por F. Cambó).

El fracaso en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 llevó al PCR a plantear una candidatura conjunta con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) para las elecciones constituyentes del 28 de junio, candidatura en la que estaría Sunyol, pero que finalmente no se materializó, compitiendo ambos partidos separadamente. Ante ello, Sunyol abandonó el PCR y se mantuvo en la candidatura de ERC como independiente49 , compitiendo en la circunscripción de Barcelona provincia: de los 15 diputados que correspondían a esta circunscripción, se eligieron 12 (3 lo serían en la segunda vuelta, a celebrar el 12 de julio), todos ellos de ERC, y siendo Sunyol el más votado (117.594, votos, el 51,3% del censo electoral y el 77,2% de los votantes) 50. A pesar de que se lo propusiera el presidente de la Generalitat, F. Macià, no se presentó a las elecciones al Parlamento catalán en noviembre de 1932 por problemas de salud51 .

En el debate sobre el voto femenino en el proyecto constitucional, este diputado no intervino ni en la votación sobre su reconocimiento (1 de octubre de 1931) ni en la votación sobre la enmienda que pretendía retrasarlo (1 de diciembre). Tampoco votó la Constitución, pero sí lo hizo a favor de la Ley de congregaciones religiosas (mayo de 1933)52 , como también del Estatuto de Autonomía de Cataluña y de la reforma agraria (septiembre de 1932).

El 19 de noviembre de 1933 se celebraron nuevas elecciones generales, y en esa ocasión Sunyol formó parte de la candidatura de ERC por la circunscripción de Barcelona capital. Los resultados, en línea con los del resto del país, favorecieron a las candidaturas más conservadoras, en esa ocasión a la Lliga Catalana (la antigua Lliga Regionalista), que se hizo con 14 de los 19 diputados que correspondían a esa circunscripción. Los 5 diputados restantes los obtuvo ERC, algunos de cuyos candidatos fueron los más votados (Companys y Macià, éste presidente de la Generalitat y que fallecería el día de Navidad de ese mismo año), siendo el propio Sunyol el tercero de los que más votos logró (134.770, el 22,1% del censo electoral y el 36,8% de los votantes).

Mientras era diputado en esa segunda legislatura republicana, la asamblea general del Fútbol Club Barcelona le eligió en julio de 1934 presidente del club, lo que rechazó por motivos de salud (de hecho, cuando se produjeron los sucesos revolucionarios de octubre de ese año —Companys proclamó el Estado catalán dentro de la República federal española— se encontraba en los Países Bajos recuperándose de su enfermedad, lo que no impidió que se solicitara su suplicatorio, que fue denegado53 ), cargó de presidente que sí aceptará en julio de 1935.

Partidario de la unión de la izquierda para competir en las elecciones del 16 febrero de 1936, formó parte de la candidatura del Frente de Izquierdas (versión catalana del Frente Popular), de nuevo por la circunscripción de Barcelona capital. De los 20 diputados de esta circunscripción, el Frente de Izquierdas logró los 16 puestos asignados a las mayorías (ERC, 8; IR y Acció Catalanista Republicà, 2; y PCE, Partido Obrero de Unificación Marxista, Partit Catalá Proletari y Unió Socialista de Catalunya, 1), y la candidatura derechista (el Frente de Orden), los 4 de las minorías. Sunyol obtuvo 260.537 votos (el 43,4% del censo electoral y el 63,1% de los votantes), el sexto candidato más votado, quien con esta tercera elección formó parte del reducido grupo de 72 diputados que durante la República fue elegido en las tres elecciones, el que hemos dado en llamar la élite entre la élite54 . En los escasos meses que duró esa legislatura, votó a favor de la destitución de Alcalá-Zamora como presidente de la República, y tras la proclamación de Azaña como presidente, votó a favor de la formación del gobierno republicano de Casares Quiroga.

Al poco de producirse el golpe de Estado del 18 de julio, realizó diversas tareas de enlace entre autoridades españolas y catalanas. Por ejemplo, la que relata La Vanguardia de Barcelona 55: «Ha llegado [a Valencia] el diputado catalán don José Suñol y el periodista don Ventura Virgili. El objeto del viaje es establecer un contacto por delegación de la Generalidad con la Junta delegada en Valencia. Los señores Suñol y Virgili proseguirán su viaje a Madrid». Tras ese viaje, y ya en Madrid, fue detenido el 6 de agosto cuando se dirigía junto a otras tres personas a inspeccionar el frente de guerra de la madrileña sierra del Guadarrama 56, en la zona del Alto del León (posiblemente por estar equivocado sobre la situación militar real en esa zona), donde fue fusilado ese mismo día por militares franquistas en una cuneta de la carretera (la caseta de la muerte)57 , a pesar de lo cual en septiembre de 1939 el gobierno franquista le abrió un proceso de responsabilidades políticas, sobreseído en julio de 1944 (también sufrió la expropiación de sus empresas azucareras). En la historia del barcelonismo se le recuerda como el presidente mártir.

El asesinato de este diputado no fue, desgraciadamente, algo excepcional: durante la Guerra Civil o el franquismo: un total de 181 fallecieron víctima de la represión política, de los que 75 (el 41,4%) fueron responsabilidad del gobierno republicano —por acción o por omisión— y 106 (el 58,6%) de las tropas rebeldes, primero, y del gobierno franquista, después. De su mismo partido (ERC) fueron 2 los asesinados, él y Companys (otros diputados catalanes asesinados durante la Guerra Civil fueron: 4 por parte de las fuerzas republicanas, C. Sangenís i Bertrand, tradicionalista, diputado por Lérida en 1933; J. Palau i Mayor, del PRR, por Tarragona en 1933; L. Pinyol i Agulló, de la Lliga Catalana, por Lérida en 1933 y 1936; y F. Salvans i Armengol, de la Lliga Catalana, por Barcelona provincia en 1933; y por parte de las fuerzas golpistas, y además de Companys y de Sunyol, uno más, M. Carrasco i Formiguera, de la Unió Democràtica de Catalunya, por Gerona en 1931)58 .

Sobre su muerte se especuló y se sigue especulando, sobre todo de sus circunstancias (¿un despiste?, ¿una traición?). Un ejemplo, la noticia publicada en ABC el 11 de agosto, según la cual el Ministerio de la Guerra solicitaba que se le dieran noticias acerca de su paradero (no se tenían desde el día 6), del que sólo se sabía que había ido a visitar parajes del frente de la sierra madrileña en un coche nuevo marca Ford, y a quien acompañaban un teniente de milicias y el chófer.

Ese mismo diario, en su edición del 18 de agosto daba información acerca de su asesinato («Cómo fue fusilado por los facciosos el señor Sunyol»): «(…) El Sr. Sunyol salió en un coche militar que conducía un soldado del Parque Móvil de Automovilismo, y que hasta no hace mucho tiempo fue el chófer del ex coronel Aranda,  jefe hasta ayer de los sublevados de Oviedo. Pasó el coche del grueso de las fuerzas leales y rebasó la avanzadilla de milicianos a gran velocidad. Una de éstas con fusiles y ametralladoras hizo unos disparos para llamar la atención de los viajeros sobre el peligro que corrían en el caso de seguir ascendiendo la montaña. Sin duda no se oyeron estas indicaciones, y de pronto tuvieron que verse dentro de las avanzadillas de los facciosos, que los capturaron».

Incluso más tarde la prensa dudó de que se hubiera producido, incluso la gubernamental se hizo eco de ello, enmarañándolo todo un poco más. Un ejemplo, lo publicado por el republicano ABC el 28 de octubre de 1936, noticia fechada el 27 en Barcelona: «El enviado especial de “Las Noticias” en Madrid asegura que el diputado D. José Suñol, de quien se dijo que había sido fusilado por los facciosos, se haya prisionero en Burgos. El periódico “La Rambla”, cuya propiedad pertenecía al Sr. Suñol, al recoger esta noticia, dice que la información desmiente la versión circulada estos días de que Suñol había logrado salir de España y llegar a Suiza». Desgraciadamente, su muerte fue real.

Sunyol y Sánchez-Guerra tuvieron unos mandatos deportivos prácticamente coincidentes: si el primero lo comenzó en julio de 1935, el segundo lo hizo en mayo, y ambos, aunque de forma muy diferente, lo finalizaron en agosto de 1936. En ese periodo de tiempo de poco más de un año (la temporada 1935-1936) se produjeron importantes enfrentamientos deportivos entre ambos clubes, los de la Liga y la Copa. La Liga la ganó esa temporada el Athletic Club de Bilbao (el Madrid —sin el término Real desde 1931— quedó segundo con 29 puntos, a 2 del Athletic, y el Barcelona quinto, con 24, en una competición de 12 equipos: el Madrid ganó al Barcelona en sus dos partidos por el mismo resultado, 3-0, primero en Barcelona y después en Madrid), mientras que la Copa, disputada en el campo de Mestalla (Valencia) el 21 de junio, la ganó el Madrid por el resultado de 2-159 .

Adolfo Vázquez Humasqué (Vilafranca del Penedés, Barcelona, 1887 / México, 1975) fue el fundador en 1916 y el primer presidente del Real Club Deportivo Mallorca, club que en sus orígenes fue el Alfonso XIII Football Club, nombre que respondía a las convicciones monárquicas de su fundador (pocos meses más tarde adoptaría el de Real Sociedad Alfonso XIII de Mallorca, y que tras la proclamación de la República perdió el calificativo de Real). Desempeñó el cargo de presidente a partir del 6 de marzo de 1916 y durante poco más de un mes. Este político e ingeniero agrónomo (estudios que cursó en la madrileña Universidad Central), estaba destinado como funcionario en Mallorca cuando se produjo la fundación de ese club

Sobre el proceso de gestación de su presidencia y la concepción que tenía de la práctica deportiva contamos con sus propias palabras: «(…) busqué el medio de transformar el foot-ball (sic) en Palma infundiéndole nueva savia, y  pronto di con la clave: creación de un campo reglamentario [el que sería el Buenos Aires, el primero en la isla con las medidas reglamentarias]; esta es la panacea»60 , ya que hasta entonces se jugaba en la isla en el interior de un velódromo (el del Tirador), campo que sólo tenía unos 30 metros de ancho. Creó a principios de 1916 una asociación de clubes regionales, que le eligió presidente, pero rápidamente fue disuelta por las diferencias entre los propios clubes implicados (los más importantes no quisieron perder su influencia). En ese momento es cuando fundó el Alfonso XIII («fundaba una sociedad para moderarla a mi antojo, y orientarla tal como yo comprendía el sport (sic)») 61, club que presidió desde el 6 de marzo de 1916 (en abril dejó la presidencia, siendo nombrado presidente honorario). Con motivo de la celebración de su primer aniversario pronunció las siguientes palabras, indicativas de la función que otorgaba a la actividad deportiva (recordemos que el lema del club era, según él mismo, dignidad y disciplina): «(…) a fin de hacerlo asequible a todos los jóvenes por modestos que fueren en su estado social, y lo hemos conseguido. Nosotros que hacemos sport, no por agradable pasatiempo, sino porque lo creemos convenientísimo para el desarrollo físico de la raza (…)»62 .  

Durante la República, el primero de los cargos que ocupó este político, para entonces ya en AR (y más adelante en IR), fue el de gobernador civil de Jaén63 (entre el 24 de septiembre y el 29 de diciembre de 1931, que abandonó por dimisión poco después de la formación del primer gobierno formado tras la aprobación de la Constitución). Pero anteriormente fue uno de los integrantes de la Comisión Técnica Agraria encargada de redactar las bases jurídicas y económicas de la reforma agraria (su creación y sus integrantes, en dos decretos publicados en la GM de 22 de mayo: presidida por F. Sánchez Román, estuvo formada por un amplio número de personas, entre las que había ingenieros agrónomos como el propio Vázquez Humasqué, así como ingenieros de montes, profesores, economistas, juristas, agricultores, expertos, etc., entre los que destacaban P. Carrión, A. Flores de Lemus, B. Infante y J. Díaz del Moral).

Durante su estancia en ese gobierno civil «se implicó activamente en la política reformista del gobierno de diversos modos, por ejemplo, instando al aseo y limpieza de los pueblos como medio de procurar trabajo a las clases obreras, ayudando a la aplicación de las disposiciones sobre el laboreo forzoso “de forma justa y racional” y procurando con diversas aclaraciones el cumplimiento de las bases de trabajo tanto por parte de obreros como de patronos»64 .

Pocos días después de su dimisión como gobernador civil fue nombrado por la Presidencia del Consejo de Ministros (Azaña) inspector general de los servicios social-agrarios (enero de 1932) 65 y confirmado en el puesto el 20 de abril por el ministro de Agricultura, Industria y Comercio (el radical-socialista M. Domingo) —en la GM del 28 de mayo se le ascendió a ingeniero jefe de segunda clase del Cuerpo de Agrónomos en el Ministerio de Agricultura, Industria y Comercio, ascenso ratificado en la GM del 18 de junio pero para ocupar otra vacante—.

En ese mismo año de 1932, en el mes de octubre, y tras la desaparición de esa inspección general de los Servicios Social-Agrarios por integrarse sus funciones en el Instituto de Reforma Agraria (según se establecía en el artículo 38 del decreto que creaba ese Instituto, publicado en la GM el 25 de septiembre), le nombraron su director general (organismo dependiente del Ministerio de Agricultura, Industria y Comercio), hasta su dimisión en febrero de 1933 (al parecer, por la inoperancia burocrática del organismo66 y por la precipitada y equivocada publicación de un decreto sobre bienes rústicos municipales en la GM del 22 de enero67 ). El posterior triunfo de las fuerzas políticas conservadoras (PRR y CEDA) en las elecciones generales del 19 de noviembre de 1933 tuvo, entre otras muchas repercusiones, la paralización prácticamente total de cualquier medida tendente a la aplicación de la reforma agraria68 .

Antes de volver a ocupar ese mismo cargo de director general del Instituto de Reforma Agraria entre marzo y septiembre de 1936, tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero, estuvo como asesor en la embajada española en París. Como nuevo director general (se le asignó un sueldo anual de 18.000 pesetas y 6.000 de gastos de representación), la reforma conoció un fuerte impulso69 , sobre todo en la provincia de Badajoz. Dejó ese cargo de director al ser nombrado, y ya durante la Guerra Civil, subsecretario del Ministerio de Agricultura, siendo ministro el comunista V. Uribe en el gobierno encabezado por el socialista Largo Caballero, puesto que desempeñó durante escaso tiempo ya que con fecha de 19 de octubre se reincorporó al servicio activo como ingeniero agrónomo (la GM de 11 de enero de 1938 dio cuenta de su ascenso a ingeniero jefe de primera clase del Cuerpo de Agrónomos en el Ministerio de Agricultura con un sueldo anual de 12.000 pesetas). Su opinión sobre la reforma agraria, y en el fondo, sobre la miope visión de los propietarios agrarios españoles, aspecto clave para entender algunas de las causas que propiciaron la Guerra Civil, se encuentra en las palabras pronunciadas en febrero de 1937: «el feudalismo territorial español mostró su incapacidad hasta para la egoísta tarea de afirmar y defender sus privilegios, negándose primero a la confección de un nuevo código rural comprensivo de una reforma agraria moderada, y convirtiendo el segundo bienio de la República en un periodo de revancha, en lugar de haber utilizado el Poder que en 1933 vino a sus manos, para atraer al proletariado con moderadas concesiones, que hubieran asegurado por largo tiempo, si no su predominio, sí su influencia en el medio rural de la Nación»70 .
           
            Al acabar la Guerra Civil se exilió a México, en donde falleció en 1975. Si en España había sido depurado y apartado del Cuerpo71 al que pertenecía, el de Agrónomos, en México continuó su actividad profesional, entre otras, con múltiples colaboraciones en revistas técnicas.

            Junto con su hermano Juan, fue director y guionista de la película muda Tiro de gracia, filmada en 1926 en Mallorca. Asimismo escribió una novela (El secreto de la Pedriza, 1920), llevada al cine por su hermano Juan.

Conclusiones

Una breve descripción de la biografía política de estas cinco personas pone de manifiesto que la pasión deportiva no fue patrimonio de ninguna ideología, máxime si tenemos en cuenta la evolución ideológica de algunos de ellos, como fueron los casos de Blasco, primero monárquico liberal en sus tiempos de presidente del Sevilla72 y más tarde republicano, y de Vázquez Humasqué, monárquico cuando fundó el Mallorca y republicano cuando se dedicó a la política (un proceso de republicanización que vivieron amplios sectores de la sociedad española, caso de algunos de los máximos dirigentes republicanos, como fueron el primer presidente de la República, Alcalá-Zamora, y el primer ministro de la Gobernación, Maura, ambos militantes entonces de la moderada DLR).

            Creemos conveniente mostrar conjuntamente la opinión de cada uno de ellos (de los tres diputados) sobre algunos de los aspectos sociales y políticos que más interesaron durante la República, lo que hacemos en la siguiente Tabla mediante lo que votaron en el Congreso de los Diputados:

Blasco

Cornide

Sunyol

Voto de la mujer (1 de octubre de 1931)73

No era diputado

A favor

No votó

Voto de la mujer (1 de diciembre de 1931) 74

No era diputado

No votó

No votó

Constitución (9 de diciembre de 1931)75

No era diputado

A favor

No votó

Divorcio (25 de febrero de 1932)76

No era diputado

A favor

No votó

Reforma agraria (9 de septiembre de 1932)77

No era diputado

No votó

A favor

Estatuto de Autonomía de Cataluña (9 de septiembre de 1932)78

No era diputado

A favor

A favor

Destitución de Alcalá-Zamora como presidente de la República (7 de abril de 1936)79

No votó

No votó

A favor

Personas de muy diferente ideología compartieron una afición, la deportiva, a la que unas llegaron antes de su dedicación política (Cornide y Vázquez), y otras a continuación (Blasco, Sánchez-Guerra y Sunyol), lo que les permitió a estos dos últimos simultanear ambas activamente (y coincidir temporalmente, además de serlo de dos de los clubes de fútbol más representativos, tanto por su importancia deportiva como por su implicación social, sobre todo Sunyol, quien había desplegado años antes de su presidencia todo un programa reivindicativo de los valores sociales del deporte).

Lo que hoy en día parece una actividad patrimonio de personas adineradas, trampolín para negocios o para la proyección social y mediática, no lo fue para estas cinco personas, a las que todas las fuentes reconocen, independientemente de su propia situación social acomodada (cuatro de ellos, abogados, y el quinto, ingeniero), su dedicación generosa y altruista 80.

Sólo quedar finalizar lamentando el trágico final que para todos ellos, en una medida u otra, tuvo su actividad política, truncada por un golpe de Estado que instauró un régimen político en el que la práctica deportiva se convirtió en un poderoso instrumento de legitimación social.

1 Un buen ejemplo, D. Shaw: Fútbol y franquismo. Alianza Editorial, Madrid, 1987. También, P. Villalaín: «Deporte, televisión y franquismo», en Historia 16, Año XX, n.º 229, mayo de 1995, págs. 35-42. Según I. Ramonet («El fútbol es la guerra», en S. Segurola (ed.): Fútbol y pasiones. Debate, Madrid, 1999, «el primer régimen que instrumentalizó el fútbol fue el fascismo de Benito Mussolini: Italia organizó la segunda Copa del Mundo en 1934 (la ganó), lo que le proporcionó la ocasión de una acción de propaganda sin parangón en la historia, hasta la organización por parte de la Alemania hitleriana de los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936» (pág. 134).

2 Para la Guerra Civil, J. García Candau: El deporte en la Guerra Civil. Espasa, Barcelona, 2007, especialmente págs. 221-234 para el asunto que nos ocupa. En ese trabajo recoge la situación de dos de los políticos que nosotros estudiamos (R. Sánchez-Guerra y J. Sunyol).

3 No podemos olvidar el caso del aristócrata Ramón de Carranza y Fernández-Reguera (1863-1936), marqués de la Villa de Pesadilla, marino de guerra de profesión (participó en la guerra de Cuba), quien fue diputado de la conservadora Renovación Española por la circunscripción de Cádiz en las legislaturas republicanas de 1933 y 1936, y previamente diputado en 1903 y 1919 por los distritos gaditanos de Algeciras y Puerto de Santa María, respectivamente; senador por la provincia de Cádiz en las legislaturas de 1907, 1910 y 1914, alcalde de Cádiz entre 1927 y 1931 (hasta la proclamación de la República en abril de 1931, como también lo sería, así como gobernador civil de la provincia, desde el golpe de Estado militar de julio de 1936 hasta su muerte dos meses después), quien dio su nombre al estadio del Cádiz Club de Fútbol y al conocido torneo de verano de esa ciudad, en ambos casos desde 1955 y hasta la actualidad.

4 Con el tiempo, dos diputados de la República fueron familiares de dos presidentes del Real Madrid: fueron los casos de Antonio Bernabéu de Yeste (abogado, diputado de la CEDA por la circunscripción de Albacete en la legislatura de 1936), hermano de Santiago Bernabéu (carismático presidente en el periodo 1943-1978), y de Abilio Calderón Rojo (abogado y propietario, diputado agrario en las legislaturas de 1931 y 1933 e independiente conservador en la de 1936, siempre por la circunscripción de Palencia, además de diputado en las legislaturas de 1898, 1899, 1901, 1903, 1905, 1907, 1910, 1914, 1916, 1918, 1919, 1920 y 1923 por el distrito de Palencia, así como ministro de Fomento entre julio y diciembre de 1919 y de Trabajo, Comercio e Industria entre marzo y diciembre de 1922), tío-abuelo de Ramón Calderón (presidente en el periodo 2008-2009).

5 En la página web de este club (www.sevillafc.es/nuevaweb/el_club/historia-1921-1927), fundado en octubre de 1905, podemos leer las innovaciones que introdujo Blasco en su gestión: oficializó el cargo de médico, diferenció entre entrenador y capitán (lo habitual era que los capitanes ejercieran también de entrenadores) e implantó las concentraciones del equipo antes de los partidos importantes.

6 Fue un partido encabezada por S. Alba, que lo fundó en 1917.

7 Su biografía, en L. Álvarez Rey: Los Diputados por Andalucía de la Segunda República. 1931-1939. Centro de Estudios Andaluces, Sevilla, 2009, Vol. I, págs. 431-451.

8 Gaceta de Madrid (en adelante, GM), 6 de julio de 1922).

9 El grupo parlamentario formado por los diputados disidentes se constituyeron en comisión organizadora del nuevo partido, ocupando Blasco la vicepresidencia. O. Ruiz Manjón: El Partido Republicano Radical. 1908-1936. Tebas, Madrid, 1976, págs. 437-438.

10 BOE, 15 de febrero de 1942.

11 En cualquier caso, inmediatamente después del golpe militar del 18 de julio las nuevas autoridades militares se incautaron de sus bienes.

12 «(…) pretendía ofrecer el ambiente de la región, con algún matiz nuevo, con alguna idea amorosamente recogida tiempo ha en su imaginación, con el fin de que se comprendiese mejor la especial sicología (sic) del pueblo andaluz, tan ardua, tan completa y tan sutil que no puede encerrarse en una definición específica (…). Blasco es de los que creen que ser andaluz es una fortuna, un don del cielo, una gracia particular más o menos merecida». F. Morales Padrón: La Andalucía de Blasco Garzón. Instituto de Academias de Andalucía, Granada, 2001, pág. 11.

13 Para sus escasos datos biográficos, X.R. Barreiro Fernández (coord.): Parlamentarios de Galicia. Biografías de deputados e senadores (1810-2003). Parlamento de Galicia – Real Academia Galega, Santiago de Compostela, 2003, págs. 30-31.

14 La legislación electoral (artículo 7 del Decreto de 8 de mayo de 1931) establecía que la elección de los diputados se haría mediante el sistema de voto restringido, según el cual los electores sólo podían votar a un número máximo de candidatos según los diputados que correspondieran a cada circunscripción.

15 En esta candidatura, encabezada por Lerroux y Gerardo Abad Conde, participaba el escritor Ramón María del Valle-Inclán, quien no resultó elegido al lograr tan sólo 18.479 votos.

16 En ésta figuraba Dolores Ibárruri, quien sólo logró 338 votos.

17 A. de Juan Bolufer y J. Serrano Alonso: Valle-Inclán, candidato republicano. Universidad de Santiago de Compostela, 2007, pág. 42.

18 En su ficha del Congreso de los Diputados figura que su profesión era la de secretario de Sala de la Audiencia de La Coruña.

19 GM, 6 de febrero de 1934.

20 GM, 3 de octubre de 1934.

21 ABC de 25 de diciembre de 1932 dio cuenta de su dimisión como vocal en la Comisión de Presupuestos y Hacienda por discrepancias con el Partido Republicano Gallego, al que había representado como vocal en dicha Comisión.

22 En la nota oficiosa que se difundió en El Debate (15 de octubre) se le incluía en el grupo de diputados católicos independientes, que «(…) han acordado abstenerse de tomar parte en este debate y declinar en el resto de la Cámara la íntegra responsabilidad del resultado de la discusión». Unos días después, el 17, ABC publicó una nota de un grupo de ocho diputados que se definían como católicos, entre los que se encontraban Cornide y dos de sus compañeros de candidatura (Blanco-Rajoy y Reino), en la que manifestaban su «propósito de obtener por vías legales la revisión del precepto constitucional que dio una solución antijurídica al problema religioso».

23 C. Campoamor: El voto femenino y yo. La Sal, Barcelona, 1981. Recordemos que si esa enmienda se hubiese aprobado, la mujer no habría votado en ninguna de las elecciones legislativas celebradas en la República, ya que no se celebraron elecciones municipales (sólo para cubrir las vacantes producidas por el cese de los concejales que en las de abril de 1931 hubieran sido elegidos por el artículo 29 de la Ley electoral de 1907, artículo que establecía que «en los distritos donde no resultaren proclamados candidatos en mayor número de los llamados a ser elegidos, la proclamación de candidatos equivale a su elección y les releva de la necesidad de someterse a ella»).

24 X.R. Barreiro Fernández: Op. cit., pág. 31.

25 La evolución política de los antiguos compañeros de candidatura en 1931 había sido variada: aunque el propio Cornide figuraba como independiente, formaba parte de la candidatura derechista, al igual que Reino, ahora en las filas del Partido Republicano Conservador, y que Blanco-Rajoy, ahora en la CEDA (ya fue diputado en la legislatura de 1933 por este mismo partido). Pita fue el único que no participó de la misma orientación política conservadora que éstos, ya que aunque también fue candidato lo hizo como centrista en las filas del partido auspiciado por M. Portela Valladares, el entonces presidente del gobierno (a pesar de su carácter galleguista moderado —fue ministro en los gobiernos presididos por los radicales Martínez Barrio, Lerroux y R. Samper—, se exilió durante la Guerra Civil y murió en Argentina).

26 GM, 30 de noviembre de 1936.

27 GM, 22 de agosto.

28 «Artículo 1.º. El Gobierno, por Decreto acordado en Consejo de Ministros, dispondrá la cesantía de todos los empleados que hubieran tenido participación en el movimiento subversivo o fueran notoriamente enemigos del Régimen, cualquiera que sea el Cuerpo a que pertenezcan, la forma de su ingreso y la función que desempeñen, ya se trate de funcionarios del Estado o de empleados de Organismos o Empresas administradoras de Monopolios o Servicios públicos» (GM, 22 de julio de 1936).

29 C. Fernández Santander: Alzamiento y Guerra Civil en Galicia (1936-1939). Edicios do Castro, La Coruña, 2000, Tomo II, pág. 980.

30 BOE, 26 de mayo de 1943.

31 X.R. Barreiro Fernández: Op. cit., pág. 31.

32 «La peripecia africana le reportó a Sánchez-Guerra una herida de guerra en agosto de 1921 y que Franco, entonces comandante del Tercio, le elogiara por su heroico valor en el libro Diario de una Bandera, publicado en 1922». J.C. Pasamontes: Todos los jefes de la Casa Blanca: de Julián Palacios a Florentino Pérez. Pearson-Alhambra y Marca, Madrid, 2003, pág. 173. El comentario de Franco fue: «¡Qué madera de militar la de este alférez de complemento, que voluntariamente combate a las órdenes de González Tablas!».

33 En octubre de 1929 fue juzgado, y absuelto, en consejo de guerra, junto con su padre y otros acusados, por el delito de excitación a la rebelión militar en Valencia en enero de ese mismo año. Según amablemente dijo el fiscal, llegó a esa ciudad «exclusivamente a cumplimentar determinados encargos que fueron motivo de la rebelión, encargos a que le obligaba el cariño filial de hijo que le honra, pero que no le escuda, ante la rigidez de la ley» (E. Ayensa: Vista de la causa seguida contra el señor Sánchez Guerra. Rafael Caro Raggio, Madrid, 1929, pág. 49). En ese mismo juicio, aunque defendiendo a otro acusado, intervino Alcalá-Zamora.

34 Él mismo nos dice que a eso de las nueve de la noche del 14 de abril ya empezó a actuar como subsecretario (la publicación del nombramiento no sería hasta el día siguiente). R. Sánchez-Guerra: Proceso de un cambio de régimen (Historia y murmuración). CIAP, Madrid, 1932, pág. 171. Este libro se lo dedicó a su padre, quien contribuyó «a despertar el sentimiento ciudadano del pueblo».

35 «Don Niceto Alcalá Zamora me dispensó el honor de designarme candidato de la Derecha Liberal Republicana para luchar por el distrito de Centro». R. Sánchez-Guerra: Op. cit., pág. 155.

36 Le acompañaron en la candidatura republicano-socialista por este distrito el catedrático H. de Castro (Acción Republicana —AR—) y el médico y farmacéutico J. Mouriz (PSOE). P. Villalaín: Las elecciones municipales de 1931 en Madrid. El Avapiés, Madrid, 1987, pág. 54.

37 El artículo 81 de la Constitución establecía que el presidente de la República podía disolver las Cortes hasta dos veces como máximo durante su mandato. En el caso de producirse la segunda —la que dio lugar a las elecciones de febrero de 1936—, el primer acto de las nuevas Cortes sería examinar y resolver la necesidad de esa disolución, de modo que el voto desfavorable de la mayoría absoluta de sus miembros conllevaría su destitución, algo que ocurrió a instancias del socialista Prieto y que se votó favorablemente el 7 de abril (de los 243 diputados que participaron, 238 votaron a favor de la destitución). Para J.C. Pasamontes (Op. cit., pág. 178), «de 1931 a 1936 se convirtió en el alter ego de Niceto Alcalá-Zamora».

38 En los años 1934 y 1935 también fue presidente del Moto Club de España.

39 De él formaron parte también los socios Sechí y Verts, asesorados por P. Hernández Coronado (de la Federación Castellana, y antiguo guardameta del club, y que sería seleccionador español de fútbol en 1947 y en 1962).

40 Claridad, Buenos Aires, 1946. Es un libro dedicado a su mujer, Rosario («verdadera víctima de todos los episodios y amarguras que en este libro se relatan»), y prologado por M. Maura. En él relata que cuando el coronel Casado le comunicó a finales de marzo de 1939 su intención de partir para Valencia, él decidió quedarse en Madrid al saber que también lo haría Besteiro (págs. 49-50). En este libro reafirmó su compromiso con la República («Durante la guerra civil española yo había permanecido todo el tiempo en Madrid, voluntariamente alejado de mis actividades políticas y periodísticas. Estuve desde el primer día absolutamente identificado con la causa del pueblo (…)», pág. 46) y dio su opinión sobre la España franquista («Pero esta España de ahora no es la auténtica España. No es la España que yo siento, no es la España que yo llevo dentro. Una cosa es Franco, la Falange, los militares pretorianos, los estraperlistas de altura, el clero adulador y servil, la prensa rastrera y cobarde y otra muy distinta la España de mis sueños, de mis amores: la liberal España…», pág. 217).

41 J.C. Pasamontes: Op. cit., pág. 187.

42 CIAP, Madrid, 1931. Este libro, prologado por Alcalá-Zamora en enero de 1931 desde la madrileña cárcel Modelo, lo dedicó (Ofrenda) a los capitanes F. Galán y Á. García Hernández, fusilados tras el fracaso de la sublevación militar de Jaca en diciembre de 1930: «Con sincerísima emoción admirativa, con profundo respeto ciudadano, con verdadera envidia, con gratitud inmensa al pensar en la causa republicana».

43 CIAP, Madrid, 1932. Este libro es un conjunto de artículos periodísticos, discursos, etc., escritos a lo largo de 1931 (el primero, fechado el 3 de enero, y el último, en enero de 1932, además de incluir dos comentarios sobre su libro Proceso de un cambio de régimen), que recogen su opinión tanto sobre los acontecimientos políticos como sobre las esperanzas que había depositado en el nuevo régimen. Incluimos algunas citas: «En las aulas de institutos y universidades, en las academias, en los talleres, en las fábricas, se están incubando unas generaciones nuevas de hombres educados en el sagrado amor a la libertad» (Pensando en España. El deber de las izquierdas, mayo de 1931, pág. 134). «Implantar el nuevo régimen no me preocupó nunca, porque de que ello forzosamente había de ocurrir estaba seguro, pero sí me preocupó grandemente la forma de consolidarlo» (Ante el nuevo régimen. Serenidad y patriotismo, escrito pocos días después de la quema de conventos en mayo de 1931, págs. 140-141). Y por último, su opinión sobre el voto femenino: «No me asusta el voto a la mujer, aunque no acierto a comprender la prisa por concedérselo. Creo que se equivocan en sus optimismos, respecto a la casi total obtención del sufragio femenino, las derechas y las izquierdas extremistas. La mujer votará siempre lo que quiera el marido, el padre, el hijo o el hermano. No tiene, salvo contadísimas excepciones, orientación propia, en materia política» (pág. 188).

44 OPE, Pamplona, 1961. En este libro, en el que figura como fray Rafael y que dedica a los Hermanos Cooperadores Dominicos de Villava, confiesa que venía gestando la idea de su nueva vida religiosa desde que su mujer cayó gravemente enferma (pág. 26).

45 OPE, Pamplona, 1964. Obra póstuma dedicada a sus cuatro nietos, en la que les dice que no les va «a contar ahora cuentos, sino historias, o, mejor dicho Historia» (pág. 14). La mayor parte del libro, organizado en torno a catorce cartas, está dedicado a glosar la vida política de su padre, mientras que la que dedica a sí mismo (la XIV) no pudo finalizarla.

46 En la prensa de la época suele figurar como Suñol y en los Diarios de Sesiones del Congreso de los Diputados, indistintamente Sunyol y Suñol.

47 Según recoge ABC del 12 de julio de ese año, citando como fuente al barcelonés El Mundo Deportivo, Sunyol había presentado su dimisión irrevocable como presidente en el marco de su rivalidad con el Madrid, por ser un equipo que contaba con apoyos en algunos órganos federativos (entre ellos, en el comité nacional de árbitros).

48 En agosto de 1929 fue elegido presidente de la Federación Catalana de Fútbol, de la que había sido vicepresidente en 1927 (como representante del Fútbol Club Barcelona).

49 Ingresó en ese partido en octubre de 1932. J. Badia: Josep Suñol i Garriga. Viure i morir per Catalunya. Fundació Suñol, Fundació Esport i Ciutadania y Pagès editors, Lleida, 2011, pág. 206. Este autor plantea la duda de si su apellido debe escribirse Suñol o Sunyol: él elige el primero por ser el que prefieren sus descendientes.

50 En el Congreso de los Diputados se integró en el grupo parlamentario de la Minoría Catalana y fue miembro de la comisión de examen de cuentas (en su ficha figura como consejero de la Unión Salinera Española).

51 J. Badia: Op. cit., pág. 206. Esos problemas de salud a lo largo de estos años le hicieron perder protagonismo político.

52 A. Gonzàlez i Vilalta: Els diputats catalans a les Corts Constituents republicanes (1931-1933). Nacionalisme, possibilisme i reformisme social. Publicacions de l’Abadia de Montserrat, Barcelona, 2006, págs. 186 y 289 (nota 446), respectivamente. Firmó con otros diputados una proposición (desestimada) para que antes de aprobarse un matrimonio los cónyuges se hiciesen exámenes médicos para evitar la transmisión de determinadas enfermedades.

53 A. Gonzàlez i Vilalta: Els diputats catalans a les Corts republicanes (1933-1939). Publicacions de l’Abadia de Montserrat, Barcelona, 2009, pág. 148.

54 P. Villalaín: «Una élite entre la élite. Diputados que fueron elegidos en las tres legislaturas republicanas (1931, 1933 y 1936)», en Cuadernos Republicanos, n.º 69, invierno de 2009, págs. 81-135.

55 5 de agosto de 1936.

56 El republicano diario ABC, de 18 de agosto de 1936, planteó la sospecha de una posible intervención del conductor del coche en su detención —se equivocó de camino—, ya que lo había sido anteriormente del coronel Aranda, jefe de los sublevados en Oviedo.

57 Según J.M. Solé i Sabaté, C. Llorens y A. Strubell (Sunyol, l’altre president afusellat. Pagès editors, Lleida, 1996, págs. 110-126), gran parte de la culpa de su incursión en una peligrosa zona de guerra debe achacarse a la errónea información facilitada por la prensa republicana, más interesada en contar propagandísticamente los éxitos militares republicanos que en reflejar la verdad (por ejemplo, citan al republicano Heraldo de Madrid y al comunista Mundo Obrero), a lo que tampoco fueron ajenas las informaciones oficiales, aquéllas en torno al 25 de julio, éstas, al 5 de agosto. También defienden que su muerte se produjo el mismo día de su detención, independientemente de que no se tuviera conocimiento de ella hasta varios días después. Un buen ejemplo de ese triunfalismo es el título de una noticia publicada en ABC un día antes de su muerte («La triunfal operación de ayer en Guadarrama»), así como su información («Durante todo el día se combatió intensamente en todo el frente de la Sierra de Guadarrama, haciéndose al enemigo numerosas bajas vistas (…). La noticia de la derrota de las huestes sublevadas se extendió rápidamente por los pueblos inmediatos a la sierra, causando enorme júbilo». Información sobre su muerte, en J.M. Solé i Sabaté y J. Finestres: El Barça en guerra (1936-1939). Angle Editorial, Barcelona, 2006, págs. 44-46.

58 P. Villalaín: «La violencia política: diputados de las Cortes republicanas asesinados durante la Guerra Civil y la posguerra», en Cuadernos Republicanos, n.º 77, otoño de 2011, págs. 59-135 (primera parte), y n.º 78, invierno de 2012, págs. 15-61 (segunda parte).

59 Una temporada en la que en el Madrid jugaron, entre otros, Zamora, Quincoces, Sañudo, Regueiro…, y en el Barcelona, Balmanya, Areso, Escalá, Ventolrà… En 1937, y sólo para los equipos de la zona republicana, la final de la denominada Copa de la España Libre – Torneo Presidente de la República, disputada el 18 de julio en el estadio barcelonés de Sarriá, la jugaron los equipos del Levante y del Valencia (1-0), competición que no ha sido reconocida oficialmente (tiene la consideración de torneo amistoso organizado por el Valencia Fútbol Club). Ya en el franquismo, y sólo para los equipos que durante la Guerra Civil estuvieron en la zona controlada por los rebeldes, la primera Copa del Generalísimo enfrentó en la final celebrada el 25 de junio de 1939 en el barcelonés estadio de Montjuic al Sevilla y al Rácing de El Ferrol del Caudillo (6-2).

60 Foot-Ball. Año y medio de vida sportiva. Imprenta de J. Tous, Palma de Mallorca, 1917, pág. 16 (bajo el seudónimo de Trilobites).

61 Ídem, pág. 24.

62 Ídem, pág. 128. En la Junta celebrada en julio de 1917 fue nombrado vicepresidente.

63 Azaña (Memorias políticas. 1931-1933. Grijalbo-Mondadori, Barcelona, 1996, pág. 184, entrada del 26 de septiembre de 1931) describe cómo se enteró de su nombramiento y la impresión que le produjo: «Salí yo del salón de sesiones y me fui al despacho de ministros. Allí estaba don Niceto [Alcalá-Zamora], y el subsecretario de la presidencia [R. Sánchez-Guerra] le ponía, a la firma, unos decretos. Paseándome yo por el despacho, le oí decir a Sánchez-Guerra: “Decreto nombrando al gobernador civil de Jaén…”». Ante el disgusto que le produjo a Alcalá-Zamora saber que el nombrado, en una provincia en la que tenía sus intereses políticos y sus relaciones personales y familiares más íntimas, y que era de Acción Republicana, Azaña le dijo «que no había hablado con Maura [ministro de la Gobernación, el competente en el nombramiento de los gobernadores civiles] de semejante asunto, ni le había pedido nada para el señor Vázquez…». Para J. Pan-Montojo (Apostolado, profesión y tecnología. Una historia de los ingenieros agrónomos en España. Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos, Madrid, 2005, pág, 272, nota n.º 25), «no parece que fuera de gran relevancia su militancia en el Partido de Azaña para dar este primer paso político dentro de la vida republicana».

64 Las escasas referencias biográficas que hay sobre él, en R. Robledo: «Breve semblanza de Adolfo Vázquez Humasqué», en Áreas. Revista Internacional de Ciencias Sociales. Universidad de Murcia, n.º 26, 2007, págs. 115-129, trabajo que incluye un artículo del propio Vázquez Humasqué titulado «El problema agrario español», trascripción de la conferencia que pronunció el 11 de agosto de 1939 en la Liga de Agrónomos Socialistas (México).

65 Según escribe Azaña (Ídem, pág. 397, entrada del 1 de febrero de 1932), «pude conseguir que se nombrase jefe de estos servicios a Vázquez Humasqué, de Acción Republicana, el más enterado de la cuestión».

66 Azaña (Diarios, 1932-1933. «Los cuadernos robados». Crítica, Barcelona, 1997, pág. 71, entrada del 28 de noviembre de 1932) opina que el «Instituto de Reforma Agraria, ampliado por Domingo [el ministro de Agricultura] hasta 32 individuos, se ha convertido en un pequeño parlamento a la española, con “ruegos y preguntas”, “interpelaciones” y “orden del día”».

67 Azaña (Ídem., pág. 163, entrada del 6 de febrero de 1933) da cuenta de ello: era un decreto sobre bienes comunales que estaba pendiente de un nuevo estudio por parte de Domingo, ministro de Agricultura, pero que Vázquez Humasqué, por error, y al leer en la nota oficiosa de un Consejo de Ministros que se había aprobado, lo mandó a la Gaceta para su publicación sin esperar a recibir el original firmado (además se había publicado el 26 de enero una rectificación). Azaña le comunicó a Alcalá-Zamora que Vázquez Humasqué «no podía continuar en su puesto, y que lo destituiría al día siguiente» (lo publicó, como dimisión, la GM del 10 de febrero, en decreto con fecha del día 8 —publicado el mismo día que el nuevo decreto que anulaba los dos que habían originado su dimisión—). E. Malefakis (Reforma agraria y revolución campesina en la España del siglo XX. Ariel, Barcelona, 1972, pág. 290), supone, con ciertas dudas, que fue «a causa de un conflicto suscitado por la aplicación de la segunda etapa de los decretos de intensificación del cultivo», además de por «haber presionado a favor de una acción más rápida de elaboración de las disposiciones complementarias de la reforma agraria» (pág. 290, nota 40) —esta obra es fundamental para conocer la trayectoria de Vázquez Humasqué en la Comisión Técnica Agraria y en el Instituto de Reforma Agraria—.

68 Pero las dificultades venían de antes, según apunta Malefakis (Op. cit., pág. 325): «ni el proyecto socialista de instalar 100.000 a 150.000 campesinos por año, ni el propósito de la Comisión Técnica, que situaba esta cifra entre los 60.000 y los 75.000, ni siquiera el más modesto objetivo de Vázquez Humasqué de asentar de 10.000 a 15.000 colonos anualmente, se habían logrado. Dos años y medio después de la proclamación de la República, solamente habían cambiado de mano 45.000 hectáreas en beneficio de unos 6.000 o 7.000 campesinos».

69 «Todos los poderes del Consejo Ejecutivo [del Instituto de Reforma Agraria] fueron transferidos al director general que, en lo sucesivo, pudo tomar decisiones de manera “dictatorial”». Malefakis: Op. cit., pág. 430.

70 J. Pan-Montojo: Op. cit., pág. 302.

71 Separado por Orden de 3 de mayo de 1939. J. Pan-Montojo: Op. cit., pág. 306, nota 178.

72 El otro club de la ciudad sevillana, el Betis, también tuvo en su momento (1915-1917) un presidente que fue diputado, Pedro Rodríguez de la Borbolla y Serrano: en las legislaturas de 1907, 1910 y 1916, por el distrito de Écija (Sevilla), y en la de 1914, por el de Cazalla de la Sierra (Sevilla), así como senador por la provincia de Sevilla en la legislatura de 1918 en representación de la Sociedad Económica de Amigos del País.

73 Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes de la República Española. N.º 48, págs. 1359-1361. Se aprobó por 161 votos a favor y 121 en contra.

74 Ídem. 1931. N.º 83, págs. 2750-2752. Se aprobó por 131 votos a favor y 127 en contra.

75 Ídem. N.º 88, págs. 2907-2910. Votaron a favor 368 diputados, aunque otros se adhirieron posteriormente. Aunque Sunyol no votó, sí lo hicieron a favor significativos diputados de la candidatura de ERC (Maciá, Companys…).

76 Ídem. N.º 123, págs. 4034-4036. Se aprobó por 260 votos a favor y 23 en contra.

77 Ídem. N.º 233, págs. 8716-8719. Se aprobó por 318 votos a favor y 19 en contra. Posteriormente se sumaron a favor al menos 8 diputados.

78 Ídem. N.º 233, págs. 8719-8722. Se aprobó por 314 votos a favor y 24 en contra. Posteriormente se sumaron a favor al menos 10 diputados.

79 Diario del Congreso de los Diputados. N.º 15, págs. 32-33. Se aprobó por 238 votos a favor y 5 en contra. No votaron ni Blasco ni Cornide, aunque ambos habían sido proclamados diputados. La posterior elección del presidente de la República, en la que participaron los diputados y un número igual de compromisarios (artículo 68 de la Constitución), se celebró el 10 de mayo en el madrileño Palacio de Cristal del Retiro (la votación fue secreta, en urna): Azaña obtuvo 754 votos (el 89% de los emitidos). Blasco fue la cuarta persona en votar, sólo precedido por Barcia, Giral y Domingo (ABC, 12 de mayo de 1936), todos ellos también diputados.

80 Algo muy diferente es la situación en tiempos recientes, como ponen de manifiesto estos ejemplos: en Italia, Silvio Berlusconi ha sido presidente del Gobierno (1994-1995, 2001-2006 y 2008-2011) y presidente del Milan; y en España, Jesús Gil y Gil, alcalde de Marbella (1991-2002) por el Grupo Independiente Liberal (GIL) y presidente del Atlético de Madrid (1987-2003); y Florentino Pérez, concejal en el Ayuntamiento de Madrid en 1979 por Unión de Centro Democrático (UCD) y presidente del Real Madrid (2000-2006 y 2009-), todos ellos personas adineradas en distintas actividades empresariales. En otro orden de cosas, otros políticos han presidido, o todavía lo hacen, clubes de fútbol del primer nivel deportivo: es el caso, en el Barcelona, de Joan Laporta, primero presidente del club (2003-2010), y después (2010-2012) diputado de su parlamento autonómico por la coalición Solidaritat Catalana per la Independència (SI) y concejal del Ayuntamiento de Barcelona (2011-) por el partido Democràcia Catalana, integrado en el grupo municipal de Unitat per Barcelona; y también el de Augusto César Lendoiro, presidente del Deportivo de la Coruña (1988-) y concejal del Ayuntamiento de La Coruña (1987), senador (1989-1990), diputado nacional (1993-1995) y presidente de la Diputación coruñesa (1995-1999), en todos los casos por el Partido Popular (PP).