Contribuciones a las Ciencias Sociales
Noviembre 2012

VIOLENCIA INSTITUCIONALIZADA: EL IMPACTO DE LAS TRIBUS URBANAS EN LOS CONTEXTOS ÁULICOS




Ignacio Godoy (CV)
feiticeira_85@hotmail.com
Pablo Ojeda (CV)
pablojoseojeda@gmail.com
Comodoro English Language Institute





Resumen:
El artículo introduce al lector en la tópica tribus urbanas con las características particulares del norte de Santa Cruz y el sur del Chubut. Las tribus urbanas son una construcción social de una población adolescente, en su mayoría, que impacta en la sociedad y en especial en la cultura escolar ya que suelen construir una contracultura con valores e ideales totalmente diferentes. Alguna de estas comúnmente observadas en la región son los floggers, turros, skaters y posers. El encuentro cultural que surge de la interrelación entre estos grupos suele generar hechos de violencia comenzando por las del tipo psicológico y, que en el peor de los casos, culminan en violencia física.
Por otra parte, los medios de comunicación influencian en gran medida al adolescente a través de series y programas con los que los jóvenes se identifican y reproducen las conductas de los modelos propuestos mediáticamente. De esta manera, cuando un sujeto se relaciona con un “otro” (Liliana Sinisi; 2012) suele darse de manera armónica si comparten cierto capital cultural, o suelen culminar en situaciones conflictivas donde el ejercicio de la violencia se emplea para avasallar a aquel que cuestiona alguna representación de la realidad.
Contextualizando lo antedicho en el ámbito escolar, las diferencias suelen desencadenar luchas de poder. Estas pueden manifestarse desde lo simbólico (las palabras, los gestos, etc.) mostrando su superioridad y solidez con respecto a la identidad al mismo tiempo obteniendo un rol de superioridad en relación al resto de los grupos escolares. La violencia física toma lugar cuando no se encuentra ningún otro método alternativo para lograr un fin. Sin embargo, es preocupante el creciente aumento en el índice de violencia física, indicando que la agresión física parece ser el método por excelencia en contextos áulicos para imponer su poder sobre otros para subordinarlos y así lograr el orden deseado.
Otro aspecto a tener en cuenta desde lo simbólico, utilizado en el ámbito institucional, son los mecanismos de control y subordinación empleados ante el alumnado en situaciones que atentan a la convivencia escolar. Así, se intenta imponer orden mediante el uso de sanciones que implican cierta violencia tácita a fin de mantener la autoridad presente en una institución. En ese sentido, se puede afirmar que dentro del imaginario escolar, ante la transgresión de una norma, se emplea un mecanismo de subordinación como método correctivo que posibilite el regreso hacia el respeto por la norma establecida. En este sentido, los discursos enunciados cuya finalidad es mantener el orden institucional como así también delimitar los roles y los límites del accionar de los actores dentro de una institución escolar, reflejan las relaciones de poder y consecuentemente, la cultura institucional.
Finalmente, cuando se contextualizan a las tribus urbanas en los contextos áulicos, éstas impactan de diferentes maneras de acuerdo a los ideales que comparten estos grupos y los que se encuentran institucionalizados en las escuelas. Al mismo tiempo, de la interacción entre las tribus urbanas y el resto de los agentes institucionales (docentes, directivos, personal operativo) se enunciarán discursos en los que se busca restituir y delimitar los roles, los cuales, en el caso de los miembros de las tribus urbanas, se caracterizan por ser de sumisión o de resistencia a las normas establecidas. Cabe destacar que, cuando un hecho amenaza con irrumpir el orden en los ámbitos educativos, los agentes con poder institucionalizado (docentes y directivos) son los que determinarán la gravedad de una transgresión a la norma, como así también el tipo de sanción que se deba cumplir.


Abstract:
Urban tribes are social constructs, mainly formed by teenagers, who have an impact on the cultural features of the society.
Violence in public schools is a consequence of the introduction of these social constructions. Generally, violent events start off being more psychological and, worst case scenario, descend into physical violence.
Another factor to be considered is the influence on teenagers by mass media. The TV series and programs which are aimed at adolescents are the main resource that adolescents have to find identification models. Moreover, teenagers reproduce the tendencies and trends imposed by the mass media. In this respect, whenever one subject relates with an “other” (Sinisi; 2012) they can relate harmonically providing that they share some cultural baggage; or they can utilize violence as a means of devastation at whoever is believed to question one’s reality perception.
Taking into account what has been said, the differences that can be seen in school contexts may often trigger struggles over power. These struggles can be observed from the symbolic (the use of words, gestures, among many others) in order to demonstrate a superior roll over other school groups. In addition to this, it is important to bear in mind that physical violence is only used when no other strategy to accomplish an objective is found. Consequently, the increasing rate in the use of physical violence is alarming, indicating that the latter may seem to be the foremost method in used classrooms in order to impose power over others as a way to subordinate and, as a result, achieve the desired order.
Another aspect to consider from a symbolic point of view is the exercise of certain mechanisms to control and subordinate students in those situations which disturb the coexistence in a school context. In this respect, order is imposed by the use of sanctions which imply some tacit violence aimed at maintaining the present authority in an institution. Therefore, by reasoning in this way, whenever a rule is broken, a disciplinary mechanism is utilized as a remedial method that makes possible the restoration of respect for the established rule. As a result, every speech delivered with the purpose of maintaining the institutional order as well as delimiting roles and actions from any other institutional agent, illustrates the relationship towards power and therefore, the institution’s culture.
Lastly, when the urban tribes are contextualized in classrooms, these tribes have different impacts depending on the ideals that the latter share among themselves and the ones that are conceived within an institution. In the same way, from the interaction between the urban tribes and the rest of the members of a school institution, moral speeches will be delivered with the sole intention of reassuring and delimiting roles which, in the case of the members from an urban tribe, are either submissive or resistant towards the school’s norms. Furthermore, when an event threatens with disruption the institutional order in school environments, the agents with institutionalized power, like teachers and headmistresses, are the ones who will decide upon the severity of breaking a school norm as well as the type of sanction that should be apply consequently.

Palabras claves: Cultura, subculturas, Capital cultural, contracultura, tribus urbanas, interrelaciones, medios de comunicación, impacto escolar.



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Godoy, I. y Ojeda, P.: "Violencia institucionalizada: el impacto de las tribus urbanas en los contextos áulicos", en Contribuciones a las Ciencias Sociales, noviembre 2012, www.eumed.net/rev/cccss/22/

Las tribus urbanas son uno de los temas más polémicos de la última década que han afectado a muchos adolescentes incluyendo la Argentina. Sin embargo, dependiendo de qué parte de la Argentina se centre la mirada, las tribus urbanas afectaban a los adolescentes de diversas maneras. Es por ello que se analizará la influencia de las tribus urbanas en los adolescentes del norte de Santa Cruz y del Sur del Chubut, focalizando en los temas de cultura, sub-cultura y contra-cultura como así también el de identidad teniendo en cuenta datos nacionales y datos locales recolectados en un proyecto de investigación realizado por los propios autores en el desarrollo de su formación docente. Agregar algo más de las tribus urbanas.

¿De qué se habla cuando se menciona la palabra cultura?

Cuando se menciona la palabra cultura, seguramente se tiene una cierta noción de lo que se habla, pero al momento de definirla pareciera que no se encuentran palabras adecuadas para conceptualizarla, por lo que es conveniente preguntar ¿Qué se entiende por cultura?
El termino cultura hace referencia a todos aquellos productos del hombre que reproduce/transmite de generación en generación con la finalidad de mantener el capital cultural. Sin embargo, con el paso del tiempo, el capital cultural no sólo se transmite sino que se va acrecentando producto de las nuevas tendencias en lo vincular, en lo económico, político, sociológico, entre otros. Siguiendo a Neufeld, M.R. (1994), se puede considerar a la cultura como aquellos procesos de significaciones y concepciones del mundo. En ellos se funda el sentido del accionar humano a través de la interacción, definiendo al mundo que los circunscribe, manifestando los sentidos que se construyen y re-elaboran en la misma. En ese sentido, esta autora agrega:

“Se trata de un conjunto de respuestas, producto de un proceso histórico. (Neufeld; 1994: 23)”

De este modo, la cultura responde a una construcción social, influenciada netamente por las interrelaciones que los mismos sujetos realizan, donde el sentido y significado de los mensajes y del capital simbólico con el que cuentan, entra en conflicto durante la interacción con un otro, por lo que de esta interacción se crean/construyen nuevos significados y, consecuentemente, las identidades colectivas.
A su vez, la cultura está siendo modificada por la sociedad, por la interacción entre sus miembros dentro de ella y, al mismo tiempo, entre diversas sociedades. En ese sentido, si se analiza a los alumnos y, los distintos vínculos que establecen y el intercambio de mensajes, valores y costumbres, se van construyendo/reconstruyendo/adaptando las características que los define como seres individuales/sociales al mismo tiempo que le da forma a la perspectiva con la que ven a la realidad. Es por ello, que cuando los adolescentes forman sus grupos “de pares” y, en algunos casos cuando forman parte de alguna “tribu urbana”, conforman una “subcultura” que puede entrar en conflicto con lo socialmente reconocido como cultura. Muchas veces, sucesos violentos toman lugar ya sea desde lo físico (confrontaciones en lugares públicos) como desde lo simbólico (el empleo de vocabulario que desacredita a la persona, la denegación del acceso a un determinado lugar público) mostrando las contradicciones de costumbres, tradiciones, valores, maneras de reconocerse como integrantes a grupos particularizados. Estos enfrentamientos surgen muchas veces cuando las actitudes de un “otro” cuestionan la identidad de un sujeto o la realidad que este último había construido, por lo que, a modo de mecanismo de defensa, necesita buscar medios, estrategias y alternativas para poner a ese “sujeto problemático” bajo los patrones del orden social que el primero considera como lo natural.

“(…) las relaciones con la institución producen en los sujetos representaciones y prácticas que cubren un amplio abanico de marcas, estereotipos y estigmatizaciones (Sinisi; 2012: 10)”

¿Cómo se clasifican las tribus urbanas de Santa Cruz y Chubut?

En la zona norte de Santa Cruz y sur de Chubut, las tribus urbanas que se observan con mayor frecuencia y teniendo en cuenta la caracterización realizada por “de Tribus Urbanas” (2012), se ha podido distinguir a las siguientes:

  • “Floggers: Esta tribu se caracteriza por la publicación de fotos en la web resaltando su look particular caracterizado por su flequillo cuidadosamente peinado y el uso de ropas de colores fluorescentes. Cabe destacar que esta tribu ha sufrido transformaciones con el tiempo, constituyendo una tribu social: Los Turros.
  • Los turros: Esta tribu tomó elementos preexistentes de tribus como los Floggers adoptando características particulares de los Cumbieros, como así también el “código villero”.
  • Skaters: El skater está relacionado con la cultura callejera, y bajo el nombre de este deporte hay una amplia cultura. Es un deporte que se practica con una patineta o skate, en cualquier lugar de la calle donde se pueda rodar o en una pista especialmente diseñada para la práctica de este deporte. Como es un movimiento originado por un deporte y no por religión o rebeldía política, se considera una tribu urbana sin una mentalidad política específica pero si de mente abierta.
  • Poser: Este grupo, se caracteriza por usar una estética y /o un comportamiento de una determinada tribu urbana, negando completamente la filosofía y la ideología propia del movimiento. Dichos Poser son comúnmente marginados y despreciados por las tribus a las que intentan imitar.” (Miguel Mora; 2007: artículo en página web)

Considerando este rechazo entre tribus, se desencadenan enfrentamientos armados en lugares públicos, insultos a través de imágenes en redes sociales o los famosos “grafittis" en paredes públicas.

A pesar de que en la mayoría de los casos se trata de jóvenes que no tienen muy claro lo que significa ni lo que representan no dejan de generar violencia entre ellos.
Así, cabe destacar que las tribus urbanas están en constante cambio debido a que son construcciones sociales. Desde esta concepción se pueden plantear, ¿Qué características presentaran las nuevas tribus urbanas? ¿Qué impacto tendrán en la sociedad?

“(…) el orden social es un producto humano, o, más exactamente, una producción humana constante, realizada por el hombre en el curso de su continua estigmatización.” (Berger y Luckmann; 2003: 71)

Las tribus urbanas en los contextos áulicos:

Como anteriormente se había mencionado, las tribus urbanas son construcciones sociales donde los autores, en su gran mayoría, responden al grupo adolescente y a su necesidad de independencia. Sin embargo, otras instituciones como los medio de comunicación, impregnan a los adolescentes con estereotipos a medir y con pautas de acción para relacionarse entre ellos.
De esta forma, Julio Cabero Almenara y Rosalía Romero Tena (2002) reconocen que los medios de comunicación, en especial la televisión influencian psíquica y moralmente a aquellos sujetos que viven una vida sedentaria, y que en consecuencia, consumen acríticamente los valores y los estereotipos transmitidos por los medios de comunicación. Dentro de estos últimos se pueden mencionar el fenómeno social que generó una telenovela argentina conocida como Patito Feo donde el género femenino se dividió en dos grupos con características particulares, llámense “divinas” y “populares”.

“(…) salpican psíquica y moralmente a quien se pone mucho rato delante. (Cabero Almenara y Rosalía Romero Tena; 2002: 1)
Prueba de ello son las numerosas investigaciones realizadas en los últimos años que correlacionan, en que en los hogares donde se abusa de la televisión, se suele respirar un ambiente de violencia, desorden, egoísmo, insolencia, malos modales, falta de creatividad y de valores que, lógicamente fomentan la intolerancia, la violencia, el nerviosismo, etc (…)” (Cabero Almenara y Rosalía Romero Tena; op.cit p.1)

Desde lo expuesto, es claro afirmar que los medios de comunicación, de acuerdo al contenido que transmitan directa o indirectamente, repercuten en los adolescentes. Como resultado, los adolescentes reproducen las actitudes de sus ídolos, generalmente sin ningún tipo de reflexión; y esa reproducción es manifestada en los contextos áulicos repercutiendo en la convivencia de la misma. Dicho de otra manera, los modos de comportarse propuestos por los medios de comunicación, son llevados a la escuela por parte de los alumnos. Cuando esto sucede, relaciones de poder toman lugar donde unas conductas buscan superponerse frente a otras para mostrar supremacía.
Por otro lado, la escuela en consecuencia, debe ser entendida como un escenario de interrelación entre los individuos con características diversas en donde los sujetos que se circunscriben en esta institución conforman “grupos de pares” que interactúan con otros grupos y la base de su relación consiste en conseguir una posición más cerca del poder (C.f.R: Bourdieu: 1999). Para conseguirlo, suelen institucionalizar algunas herramientas para mantener a los diversos sub-grupos en las posiciones que la cultura institucional designa. Desde otra perspectiva, Isabelino (2004) reconoce tres formas de concebir a la escuela. Entre ellas, define a la escuela como “espacio público de construcción de lo público”, donde se construyen las representaciones de los roles, las normas de convivencia y los límites del accionar dentro de un espacio público (siendo la escuela en este caso más específico). Además, las instituciones escolares son “espacios de provocación escolar”, donde se busca retransmitir y reproducir el orden social como así también crear nuevas prácticas sociales para los tiempos de transformaciones que las sociedades atraviesan con el correr del tiempo. Finalmente, la escuela puede ser entendida como un “espacio de interacción entre géneros y generaciones”, donde las generaciones adultas les proveen de capital cultural a las nuevas generaciones, mientras estas son influenciadas por el orden y el capital social-cultural pero al mismo tiempo, las nuevas generaciones re-construyen esos capitales culturales imprimiéndoles sus propias características. De acuerdo a lo antedicho, la importancia de las escuelas yacen como espacios de interacción donde se ensayan situaciones similares a las que los jóvenes puedan enfrentarse cuando sean inmersos en la sociedad propiamente dicha. (C.f.R: Siede; 2004: p.4)
En ese sentido, ubicando a las tribus en el contexto áulico, éstas suelen enfrentarse verbalmente mostrando su superioridad y su solidez en lo concerniente a la identidad, al mismo tiempo que buscan obtener un rol superior al del resto de los grupos escolares. Es con esta finalidad que los conflictos entre las tribus toman lugar comenzando desde lo simbólico (las palabras, los gestos, etc.) y culminando con lo físico. La violencia física se origina cuando no se encuentra ningún otro método para lograr un fin. Sin embargo, es alarmante el aumento en el índice de violencia física, lo que indica que la agresión de esta índole parece ser el método por excelencia para imponer su poder sobre otros con la finalidad de subordinarlos y así lograr el orden deseado.
Sintetizando, las situaciones de violencia que se observan de manera constante, condicionan el trabajo docente y se diluye en él aquel sujeto intelectual que integra la práctica pedagógica. De esta manera, el análisis de las situaciones educativas que se presentan con características similares donde el componente principal es la violencia, requiere de planteamientos diferentes a la práctica pedagógica. Ya no es posible considerar la práctica pedagógica solo desde la transmisión de conocimiento, sino también se debería articular lo actitudinal. En un contexto revestido por la violencia simbólica (violencia caracterizada por el empleo de palabras, símbolos y actitudes tendientes a denigrar a la persona afectándola psicológicamente) los docentes deben buscar estrategias para asegurar la “buena convivencia” y evitar que los alumnos empleen el ejercicio de la violencia física, el cuál denota la inhabilidad para encontrar estrategias para logran un fin, por lo que es necesario que los docentes encuentren instancias de diálogo, reflexión y tolerancia a la diversidad, para disminuir el uso de violencia simbólica en las aulas con lo que, consecuentemente, reducirá el índice de violencia física. Cabe recordar, que el ejercicio de la violencia toma lugar para ejercer un poder sobre “otro” de tal forma que ese “otro” realice una acción contra su voluntad, es decir la violencia tiene el fin de coercionar la voluntad del otro.
De esta manera, cada sujeto necesita descentrarse de todas aquellas cuestiones relacionadas a la burocracia institucional para poder aprender a desarrollarse en una cotidianeidad violenta, considerando las relaciones que toman lugar al momento de interactuar con un otro, ya que dependiendo de las características de la interacción entre dos o más sujetos, va a diferir el tipo de violencia que se pueda llegar a manifestar.

¿Qué impacto tiene en la escuela el problematizar las diferencias?

Las diferencias concebidas como meras diferencias permiten discriminar un objeto o una persona de otra, es decir, permite diferenciarse desde un punto positivo. Sin embargo, cuando se problematiza la diferencia, es decir cuando se obsesiona por el diferente, las prácticas conocidas como “bullying” toman lugar. Cabe destacar el trabajo realizado por la CIDE 1, en el cuál se destacó que Argentina figura al tope del ranking de insultos y maltratos físicos. Entre los datos a mencionar se resaltan: el 37,18% de los alumnos respondió haber sido insultado o amenazado en el último mes.
Del mismo modo, se realizó una encuesta 2 en las escuelas primarias del norte de Santa Cruz y el sur del Chubut donde los alumnos de dichas escuelas afirmaron observar en mayor medida violencia física frente a la violencia psicológica. Esto se puede deber a que en el imaginario colectivo de los alumnos de escuelas primarias se considera violencia a la agresión física propiamente dicha. Además, es importante destacar que la violencia psicológica se encuentra “encubierta” bajo actos sutiles difíciles de detectar. Además, a los encuestados se les requirió que describieran un hecho de violencia que ellos hayan observado. Frente a los datos obtenidos, el 41,77% compartió una experiencia. Dentro de ellas, las más frecuentes fueron “Peleas y Confrontaciones” con un 20%. El segundo tipo de violencia más recurrente perteneció a la categoría de “Insultos o apodos”, con un 8,33%, acompañada con un 6,67% por “Discusiones”. En los últimos lugares se registraron con un 1,67% cada uno, a “Maltrato a profesores”, “Maltrato entre alumnos”, “Asuntos personales”, “Desacuerdo entre profesores” y “Falta de respeto a docentes”. Con estos datos se puede confirmar que desde las experiencias de los encuestados, la violencia física sigue siendo la más observada en las instituciones educativas.
Teniendo en cuenta lo señalado previamente, es necesario tener en cuenta que la escuela concebida como espacio social se caracteriza por el ejercicio de violencia. La violencia por su parte, tiene el objetivo de utilizar el poder del agresor ante la víctima para que esta última modifique algo de tal forma que la modificación sea aceptada por medio del uso de la fuerza (física o psicológica) del agresor. Desde lo antepuesto, las diferencias son concebidas como algo que se necesita erradicar (desde el punto de vista del agresor) para homogeneizar a los individuos.

“(…) conocer simplemente la diversidad que existe en el mundo o en nuestra propia sociedad, no nos asegura en absoluto el respeto y la aceptación de la diferencia si además no incorporamos a este conocimiento la perspectiva del conflicto y la desigualdad social. (Sinisi; op.cit.: p. 9)”

Siguiendo a Sinisi (2012), se puede destacar el papel que juega el conocer las situaciones de violencia y sus características particulares. Desde esta concepción, no solo se necesita conocimiento por el conocimiento mismo, sino que se necesita plantear espacios de reflexión para buscar alternativas frente al uso de la violencia.

¿Cuál es el accionar de las instituciones educativas?

Cuando surgen sucesos de violencia que van en contra de las normas de convivencia, las instituciones educativas aplican medidas disciplinarias como un intento para restaurar el orden institucional. De esta manera, los mecanismos de control cumplen un papel protagónico con el fin de que aquel que transgreda las normas de convivencia, realice una acción compensatoria con el fin de que el orden sea re-establecido. De esta manera, cuando un agente institucional transgrede una norma y amenaza con cambiar las dinámicas preestablecidas, los mecanismos de control y subordinación actúan para neutralizar la amenaza. Para ello, los mecanismos de control son institucionalizados con violencia simbólica. Sin embargo, las funciones de los mecanismos de control, no solo se limitan a sancionar, sino que además son empleados para vigilar y mantener el orden en la institución escolar.

“(…) el orden social es un producto humano o más exactamente, una producción humana constante, realizada por el hombre en el curso de su continua estigmatización.” (Berger y Luckmman; op.cit.: 71)

Es importante rescatar que el cumplimiento o no de los roles institucionales van a dar cuenta de la cultura institucional, es decir, van a denotar la realidad que se construye en el día a día de una institución. Así, los roles son investidos con un valor, los cuales poseen códigos en el establecimiento de las relaciones. Estos últimos, por su parte, adquieren legitimidad de acuerdo a la importancia y al lugar que los sujetos le otorgan. En ese sentido, la construcción social de un valor confiere barreras, umbrales, límites, prohibiciones, orden, disciplina, constituyéndose en torno de los discursos de dominación que se emplee en un contexto determinado. Consecuentemente, al momento de pronunciar discursos disciplinarios, estos se encuentran investidos del rol y la función que dicho sujeto realiza, situando al otro en el orden del sentido y significado del mensaje que se desea transmitir. Asimismo, el discurso conlleva y despliega el poder de la función y la singularidad del rol, el cual, según Villafuerte Rodríguez L. (2010) “pasa desapercibido”, ya que los discursos han sido naturalizados. De esta forma, las fuentes que crean los discursos son infinitas, las cuales comparten los principios de coacción y subordinación, que posibilitan la multiplicación del discurso y el afianzamiento de la moral que se desea imponer.
Desde lo expuesto, la escuela es concebida como un espacio ideal para conservar y/o producir discursos moralizantes. Su circulación y distribución a un número importante de sujetos que, por encontrarse en edades privilegiadas, su cuerpo y su mente incorporan el disciplinamiento y el significado de ellos. (CFR: Foucault (b); 1992: 26-27) Así, los discursos pueden ser concebidos como un tipo de violencia, como una práctica de imposición con un principio de regularidad que lleva a los sujetos a fijarse en una posición sumisa o de resistencia, siendo esta última la más asociada a las tribus urbanas, puesto que, los ideales y valores que estas últimas traen aparejadas, buscan romper los vínculos con actitudes sumisas y así lograr un orden más adecuado a su estilo de comportamiento.
En lo que respecta al imaginario colectivo acerca de las sanciones, una encuesta3 realizada a alumnos de escuelas públicas primarias y secundarias en el año 2011 en las localidades de Comodoro Rivadavia y Caleta Olivia, reveló una gran aceptación de cualquier instancia disciplinaria ante la transgresión de una norma (90% de los alumnos encuestados). Al mismo tiempo, las instancias más aceptadas fueron los llamados de atención (63,3%), firmar el libro de amonestaciones (44,3%), las expulsiones (41,7%) y otros (31,7%), siendo las suspensiones las más prominentes. Desde lo anteriormente expuesto, se puede observar la influencia de los discursos, y el aparente entendimiento de que sin un orden y el empleo de mecanismos de control y subordinación, la convivencia armónica entre los propios agentes de una institución en particular resulta imposible. Es por ello que a pesar de que los alumnos son conscientes de que pueden llegar a transgredir alguna norma o pauta de convivencia, aceptan la aplicación de los mecanismos de control y subordinación como instancias disciplinadoras que actúan como guardianes del orden institucional. Al mismo tiempo, en función de garantizar el orden institucional, se necesita ejercer un poder, instituido con la violencia simbólica, para que el supuesto sujeto transgresor de normas realice un “acto compensatorio” para reparar su “falta”. En ese sentido, dependerá del poder que toma y/o se le otorga al cuerpo docente y al cuerpo directivo (agentes disciplinarios en una institución escolar) el que va a determinar el nivel de transgresión y el tipo de sanción que se debe cumplir, reflejando así la cultura institucional.

“(…) se oye a los testigos; se deliberó, y una vez de acuerdo, el teniente coronel mayor dio cuenta en voz alta del número de los culpables, de la índole de los delitos y de los castigos impuestos. (…) En el corazón de todos los sistemas disciplinarios funciona un pequeño mecanismo penal” (Foucault (a); 2003: 182-183)

Reflexión:

A modo de cierre parcial, la cultura de un lugar determinado se construye y reconstruye adoptando nuevas tendencias. Sin embargo, para que las nuevas tendencias formen parte de la cultura, suelen provocar un conflicto en la convivencia del mismo. De esta manera, la escuela es vista como una institución donde entran en juego relaciones de poder institucionalizadas con violencia simbólica. Cuando los sub-grupos dentro de una institución educativa entran en conflicto para ocupar una mejor posición en lo que Bourdieu, P. (1999) conoce como “campus”, actos de violencia toman lugar comenzando desde lo psicológico y en su mayoría, llegan a la instancia de violencia física, dando cuenta la inhabilidad de buscar otras estrategias para lograr un fin.
Conjuntamente, los mensajes que transmiten los medios de comunicación tienen una gran influencia en las conductas de los adolescentes, ya que estos últimos suelen encontrar modelos de identificación y de acción frente a su entorno muchas veces concebido como amenazante. Así, entran en conflicto los discursos que enuncian la familia y/o la sociedad adulta; y los enunciados de los programas destinados a la población adolescente como así también los de las tribus urbanas. Mientras que las tribus urbanas deben defender sus valores y modos de actuar y desenvolverse en la sociedad, la sociedad adulta busca imponer los valores y modos de actuar y desenvolverse que esta ultima ha incorporado como correcta. De esta forma, las diversas concepciones de como desenvolverse en la sociedad y a qué otorgarle un valor abstracto son las fuentes que originan las diferencias, o lo que Skliar (2005) define como “diferente”; consecuentemente se produce una intolerancia hacia ellas ya que no se cuenta con un pensamiento flexible, capaz de aceptar otras visiones divergentes a las propias.
Finalmente, cabe preguntar ¿qué pasará con el papel de los medios de comunicación en la promoción de modelos y estereotipos con la que los adolescentes se identifican? ¿Qué estrategias se podrían utilizar para evitar la ejecución de la violencia? ¿De qué manera impactarán las nuevas tribus urbanas en la sociedad en general y en los contextos escolares?

“Pudo derrumbarse el Muro de Berlín, pero miles y miles de muros se levantan todos los días en torno al miedo y a la desconfianza (Imberti y otros; 2006: 25)”

Bibliografía:

  • BERGER, P. y LUCKMANN, T. (2003); La construcción de la realidad social, 18º edición, Buenos Aires, Argentina.2003. Editorial Amorrortu editores.
  • BOURDIEU, P. (1999): Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción, 2| edición, Anagrama, Barcelona. 1999.
  • Fernandez, L (2001).: El análisis Institucional en la Escuela. Editorial Paidos, Argentina Cap. 1.
  • Foucault, m.: (a) Vigilar y Castigar: Nacimiento de la prisión. Editorial siglo XXI. Buenos Aires. 2003
  • FoucAULT, M.: (b) El orden del discurso. Tusquets Editores, Buenos Aires, 1992.
  • IMBERTI, J. (2001): “Violencia y escuela”. Editorial Paidós SAICF. Buenos Aires, Argentina
  • NEUFELD, M. R. (1994): “Crisis y vigencia de un concepto: La cultura en la óptica de la Antropología”. En LISCHETTI, M (comp). Antropología. Buenos Aires. Eudeba.
  • OJEDA, P. y GODOY, I. (2011): “Informe Final de Investigación: Sentidos y significados de las prácticas pedagógicas en torno a la Violencia Escolar: Mecanismos de control y subordinación en las escuelas púlicas del sur de la provincia del Chubut y el norte de Santa Cruz.”
  • SEDE, I. (2004): “Democracia, educación en valores y desafíos de la época”. Buenos Aires: OEI. Versión digital en: http://www.oei.org.ar/edumedia/pdfs/T02_Docu5_Democraciayeducacionenvalores_Siede.pdf
  • SKLIAR, C. (2005): “Juzgar a la normalidad, no a la anormalidad. Políticas y falta de políticas en relación a las diferencias en educación. Ponencia presentada en el IV Congreso Internacional de Educación Especial. Universidad Nacional de San Luis, San Luis, Argentina. 7-9 de octubre de 2004. Aparece en: Paulo Freire. Revista de Pedagogía Crítica, Año 4, N° 3, Diciembre de 2005.

Sitios web:

  • Cabero Almenara, J. y Romero Tena, R. (2002): Violencia, Juventud y Medios de Comunicación. Dpto. Didáctica y Organización Escolar y M.I.D.E. (Fecha de consulta: disponible en: http://tecnologiaedu.us.es/revistaslibros/violencia.html
  • CORPORACIÓN INTERNACIONAL PARA EL DESARROLLO EDUCATIVO (CIDE) Artículo digital cargado por Edición Corrientes Magazine el 17 de agosto del 2011. Visitado el 05/06/2012 a las 14:00hs. Aparece en: http://www.corrientesmagazine.com.ar/?p=712
  • de tribus urbanas: artículos digitales visitados el día 21/09/2012 a las 16:12hs. Visitado en: http://www.detribusurbanas.com/tipos/
  • MORA, M: (2007): Artículo digital visitado el día 21/09/2012 a las 16.00hs: http://miguemora.blogspot.com.ar/2007/09/tribus-urbanas-poser-poseur.html
  • SINISI, L. (2012): Diversidad Cultura y Escuela. Repensar el Multiculturalismo. Artículo publicado en Revista Ensayos y Experiencias. (Fecha de Consulta: disponible en: http://peicarena2012.files.wordpress.com/2012/04/revista-ensayos-y-experienciassinisi.pdf) (Visitado el 06/07/12 a las 14.00hs)
  • VILLAFUERTE RODRÍGUEZ, L. (2010): “Educación, Violencia y Valores”. El Clarión 15. Aparece en: http://www.stes.es/comunicacion/clarion/clarion11/EC11_1415.pdf (visitado el 09/08/2010 a las 15:30 hs)

1 CIDE: Corporación Internacional para el Desarrollo Educativo

2 Esta encuesta fue realizada por los autores durante el año 2011 para el informe final del proyecto de investigación cuya temática refiere a las prácticas pedagógicas institucionalizadas con violencia simbólica en los contextos áulicos del norte de Santa Cruz y el Sur del Chubut, centrando como unidad de análisis los sentidos y significados de los mecanismos de control y subordinación. En esta encuesta en particular se tuvo en cuenta las situaciones de violencia que observar los alumnos de escuelas públicas en los contextos escolares (en algunos casos con testimonios escritos por los mismos encuestados), como así también las sanciones y su opinión frente a ellas).

3 Refiere a la misma encuesta realizada en la nota al final de la página “ii”. Los porcentajes extraídos refieren al nivel de aceptación de la aplicación de instancias disciplinarias por parte de los alumnos.