Contribuciones a las Ciencias Sociales
Agosto 2012

ANÁLISIS DE LA HISTORIA MORAL Y SU ENFOQUE DESDE EL PUNTO DE VISTA KANTIANO Y PIAGETIANO EN EL DESARROLLO DEL SER HUMANO




María Glafira Sandoval Benavides (CV)
glafiris@hotmail.com
Universidad Autónoma de Zacatecas




RESUMEN: El presente trabajo ofrece un análisis sobre la historia moral y el enfoque Kantiano y Piagetiano, donde la lectura crítica se hace con el objetivo de contribuir un marco conceptual de la ética y la moral.
Como resultado se obtuvo que la moral y la ética sean temas que siempre han tenido relevancia a través del tiempo. Diferentes filósofos y teóricos se han preocupado por entender y plantear propuestas para el desarrollo moral y ético en el individuo. Los que se exhiben en esta investigación consideran la razón y las facultades cognitivas como producto de la evolución y de la selección natural, y la evolución a manera de un proceso cognitivo en el ser humano.
La filosofía de Kant en cuanto a la moral parte desde la visión humana, afirma que la razón debe de tener una influencia en la voluntad, para este autor los sentimientos no deben de influir en el la ética ni el la moral del individuo, se debe de buscar siempre la felicidad pero usando la razón. Sin embargo para llegar a un razonamiento de la vida se debe de entender que el principio moral tiene que ser un principio categórico es decir debo de actuar de este modo o del otro aun cuando no quisiera, todo por el bien común.
Piaget fue sucesor de Kant implicó los aspectos del racionalismo, empirismo, las formas de intuición y las categorías cognoscitivas pero abordándolas desde edades tempranas y bajo la disciplina de la epistemología evolutiva. Éste autor y el sistema filosófico de Kant representan la más importante de las teorías del conocimiento, reconcilia el racionalismo, el empirismo y las formas de intuición. Piaget toma las estructuras cognitiva de Kant el a priori Kantiano, Piaget lo considera como un a priori ontogenético, es decir, trasmitido genéticamente y el posteriori el resultado de todas las experiencias.
Entender las teorías de Kant y de Piaget facilitará la comprensión de la relación y las diferencias respecto a la moral, ética y desarrollo moral en el ser humano.

PALABRAS CLAVE: Moral, Ética, Desarrollo moral, Kant, Piaget.




Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Sandoval Benavides, M.: "Análisis de la historia moral y su enfoque desde el punto de vista kantiano y piagetiano en el desarrollo del ser humano", en Contribuciones a las Ciencias Sociales, Agosto 2012, www.eumed.net/rev/cccss/21/

INTRODUCCIÓN

Desde los antiguos griegos la rama de la filosofía que estudia los valores humanos se conoce como ética, que incluye teorías sobre la conducta, el bien y el estudio de los términos morales. En este periodo antiguo los primeros filósofos que se plantearon de manera formal la educación moral fueron Sócrates, Platón y Aristóteles, conocidos como los moralistas más importantes de su época.
Sócrates afirmó: “la virtud no es otra cosa que el saber; y si el saber se puede aprender, entonces también se puede enseñar”1 . Para Platón las virtudes principales del ser humano son: fortaleza, templanza, sabiduría y prudencia. El individuo que sostiene estas virtudes llevará una buena vida y, sobre todo, una vida feliz. Sin embargo, para Aristóteles:
La virtud se relaciona no tanto con el saber (proceso cognitivo-intelectual), sino con una disposición duradera del alma […] afirma que el bien supremo o fin último es la felicidad, la cual se encuentra relacionada estrechamente con el desarrollo de las virtudes.2
Muy posteriormente, se vivió la época cristiano-medieval en la cual San Agustín, “quien basó su teoría ética en Platón, y consideraba que el alma contiene una norma divina que guía al hombre hacia la beatitud”3 . En el renacimiento cambió la forma de educar. Se propuso una enseñanza donde la reflexión y los conocimientos formales se impusieron ante la severidad y la enseñanza tradicional. “John Locke argumentaba que la diferencia en el desarrollo moral entre los hombres se debía principalmente al tipo de educación que recibían” 4. Y señalaba que los principios morales no son innatos pues varían según la sociedad y la época.
En la época moderna una forma de influir en la vida moral del educando la estableció Rousseau, quien propuso estimular y desarrollar las tendencias naturales del individuo, como son la curiosidad, la acción y la sensibilidad, incitando al quehacer educativo con el interés de hacer, más que el saber. Según él, lo que afecta la moral de todo ser humano es el desarrollo de la sociedad. Rousseau escribió una serie de acciones que deberían ser acatadas por los humanos a partir del contrato social.
En este mismo periodo se cuenta con la presencia de Kant y señala:
El hombre necesita razón para tener en cuenta siempre su agrado y desagrado, pero la tiene además para una misión más elevada, a saber, con el objeto de que también aquello que en sí es bueno o malo, y de lo cual puede juzgar la razón pura, no interesada sensiblemente, no sólo lo tenga en cuenta en la reflexión, sino que distinga totalmente este juicio de aquel y lo convierta en condición suprema de lo último.5
Para Kant el querer coincide con el deber, pero entra en conflicto porque su moral o conciencia le puede decir que haga o actúe de tal forma, acorde a las leyes de una sociedad, aunque sus deseos pueden ser otros y su actuar también. Entonces, para Kant el ser humano está en constante conflicto y sintetiza y reclama que el ser humano bueno es aquel que sojuzga sus propias reglas a partir del uso de la razón. Afirma:
La educación práctica o moral es aquella mediante la cual el ser humano debe ser formado para poder vivir como un ser que obre libremente. Es la educación de la personalidad, la educación de un ser que obre libremente, que se baste por sí propio, y que es un miembro de la sociedad pero que puede tener por sí mismo un valor intrínseco.6
En el siglo XIX se desarrolló la corriente filosófica conocida como “pragmatismo”, que considera la verdad desde el punto de vista de la utilidad. Pragmatismo viene de la palabra pragma que significa “acción”, por tanto el pragmatismo se dirige hacia la acción, hacia los hechos concretos. Se aleja de las abstracciones, de la retórica, de los sistemas cerrados absolutos. Charles Sanders Pierce, William James y John Dewey son considerados los autores de esta corriente filosófica.
Otra corriente filosófica decimonónica que cobró mucha fuerza fue el marxismo. Sus principales autores fueron Carlos Marx y Federico Engels, ambos de origen alemán, quienes con la influencia de autores como Hegel, Feuerbach y Saint-Simón propusieron una teoría que tiene como esencia el cambio de un sistema político-económico-social injusto y humillante a otro más justo y humanista, es decir, del capitalismo al socialismo.
En esta corriente filosófica se promulgaron principios y valores como “la solidaridad, la fraternidad, la justicia social, la superación de la alienación económica, política y religiosa, el humanismo, el amor al trabajo, la aversión a una actitud parasitaria o ‘aburguesada’, etc.” 7. Para sustentar su posición plantearon que el ser humano se encuentra en una dinámica económica enajenante que impone su escala de valores a la ciudadanía. Indican que mientras no se sustituyan las relaciones desiguales en la producción por una repartición justa de la riqueza, no se verá una escala moral razonable entre los individuos.
Existe la necesidad de forjar un nuevo carácter en los ciudadanos: por una parte la necesidad de civilidad y, por otra, la necesidad de que la sociedad civil asuma su responsabilidad como parte del entorno. Dentro del capitalismo, además de las desigualdades económicas que cada vez son más acentuadas, el ser humano es visto como cualquier objeto al concebirse como un individuo deshumanizado, desubjetivizado donde la ética fundamental es la ética del individualismo hedonista. Al respecto señala Daniel Bell:
En la vida hedonista se produce una pérdida de la voluntad y la fortaleza. Más importante aún es que los hombres se hacen competitivos en la prosecución de los lujos, y pierden la capacidad de compartir y sacrificarse […] A esto sigue la pérdida de la solidaridad que hace a los hombres sentirse hermanos unos de otros, ese sentimiento de grupos que supone efecto mutuo y la disposición a combatir y luchar unos por otros.8
Cuando el individualismo hedonista es la clave de una sociedad merma la capacidad de civilidad, es decir, la capacidad de sacrificarse, de ver por el otro, de involucrarse en las tareas públicas y de la sociedad en su conjunto. Pero, no solamente este comportamiento hedonista se ha convertido en la ética de nuestra sociedad, sino también lo que Mc Pherson señaló: “El único criterio defendible racionalmente del bien social era la mayor felicidad del mayor número, en el cual se definía la felicidad como la cantidad de placer individual una vez restado el dolor”9 . Éste es uno de los conceptos de la democracia liberal, la cual se entiende como la democracia de una sociedad capitalista, donde el ser humano es dueño de lo que produce y por lo tanto no debe nada a la sociedad de lo que tiene y produce.
En los años 80 el filósofo Alasdair Chalmers MacIntyre critica el exceso de las teorías de la justicia que aparecían como racimos de verdad para la civilidad. La más famosa de aquéllas fue la de John Rawls, que concibe a la persona no como un ser egoísta que señala sus propios intereses, sino como alguien que es capaz de realizar acciones razonables que implican consideraciones morales y un sentido de cooperación social. Sin embargo, la crítica de Maclntyre a esta teoría o teorías de la justicia se enfocó en que éstas estaban centradas en un exceso de la dimensión racional y habían olvidado el marco sentimental, en donde el concepto de pertenencia es fundamental. A fin de cuentas los seres humanos viven en comunidades concretas, aprenden a vivir en ellas. Adela Cortina señala:
En los años 90, se volvió a poner sobre el tapete de la reflexión la noción de ciudadanía. Y la noción de ciudadanía pretende ser una síntesis de justicia y de pertenencia. En último término, ¿quién es un ciudadano? Un ciudadano es alguien que se sabe perteneciente a una comunidad política, que sabe que está inscrito en su comunidad política […] que quiere que esa comunidad sea justa.10
La ciudadanía debe de generar fuerza y asumir protagonismos, es fundamental tejer redes sociales, porque son el principal capital de los pueblos, y no estar siempre esperando que el poder político resuelva los problemas. Para llegar a este tipo de ciudadano y ciudadana es importante hablar de valores. Adela Cortina afirma:
El valor de la libertad, el valor de la igualdad, el valor de la solidaridad, el valor del respeto activo y el valor del diálogo. Yo creo que estos cinco valores componen el núcleo de lo que podríamos llamar […] ética cívica, que es la ética que puede compartir todos los ciudadanos de una comunidad pluralista. Estos valores están presentes en todas éticas de máximos, todas los comparten, y creo que son los que componen el bagaje que tiene que llevar en la mochila todo buen ciudadano.11
Cuando a una persona le da igual lo que pase a su alrededor mientras no lo molesten, es una impotencia e indiferencia igual de dañinas para el cuerpo social. Una actitud importante para lograr la solidaridad en una sociedad es el respeto activo, es decir, inmiscuirse en los problemas que atañen a todos. Adela Cortina señala 12 “el respeto activo es uno de los cimientos necesarios de una sociedad, sin el cual no funciona”

DESARROLLO

Immanuel Kant fue uno de los filósofos más importantes a principios de la época moderna; la ética kantiana está recogida en su fundamentación de la metafísica y principalmente en la crítica de la razón pura. Argumenta en contra de la mayoría de las tesis de la metafísica; él parte desde la óptica humana, de las cosas que pueden ser una realidad y satisfacer la condición de ser objeto de experiencias para el ser humano.
Kant afirma que la razón es una facultad práctica, algo que debe tener una influencia en la voluntad. Ésta no ha de ser todo el bien, ni el único bien, pero ha de ser el bien supremo, incluso el deseo de la felicidad. Determina que el deber contiene una voluntad buena, pero aclara que la acción ejercida por el ser humano tiene dos consecuencias: una por egoísmo y otra realmente por el deber. Kant y su filosofía son la clave de toda historia de la teoría del conocimiento, es la posición mediadora entre racionalismo, empirismo, las formas de intuición y las categorías cognoscitivas kantianas.
Piaget fue sucesor de Kant y Darwin, abarcó los aspectos del racionalismo, empirismo, las formas de intuición y las categorías cognoscitivas, pero abordándolos desde edades tempranas y bajo la disciplina de la epistemología evolutiva. Ésta ha venido haciendo importantes aportaciones desde mediados del Siglo xx, su principal investigación se basa en centrar las bases biológicas del conocimiento. La tesis básica de la epistemología evolutiva considera las facultades cognitivas como un producto de la evolución y de la selección natural, y a la evolución a manera de un proceso cognitivo.
Piaget y el sistema filosófico de Kant representan la más importante de las teorías del conocimiento; reconcilia el racionalismo, el empirismo y las formas de intuición. Piaget toma las estructuras cognitivas de Kant que posibilitan las experiencias o habilidades a priori del ser humano. Pero al a priori kantiano, Piaget lo considera como un a priori ontogenético, es decir, transmitido genéticamente e independiente de toda experiencia individual, y al a posteriori como el resultado de todas las experiencias negativas y positivas de una especie a lo largo de los años.
Entender las teorías del conocimiento de Kant y de Piaget facilitará la comprensión de la relación y las diferencias respecto a la moral. Por ejemplo, para Kant el conocimiento del ser humano es posible ya que se edifica con manifestaciones de su propia naturaleza. Esta naturaleza se comparte con todos los miembros de una especie. Piaget la aborda por medio de la psicología cognitiva la cual es el estudio clínico, experimental acerca de cómo funciona el pensamiento y la percepción de los seres humanos, y la epistemología evolutiva.
Adquirir y confrontar estas formas de concebir el razonamiento en el ser humano, tomando en cuenta los diferentes momentos evolutivos, ayudan a entender de manera más correcta los cambios o efectos morales en los individuos. Piaget menciona que el ser humano en edades muy tempranas actúa de una forma no racional, el egocentrismo infantil está implicado en todo su actuar y esto acarrea en el infante una conducta poco social.
La conducta egocéntrica va unida a la obligación adulta, de tal manera que existen dos conductas sociales: la obligatoria y donde hay cooperación. En la primera existe un respeto por el adulto, por su autoridad; la segunda es un intercambio entre iguales y es la única que puede socializar al individuo. Piaget explicó que estos tipos de relaciones promueven necesariamente la moralidad heterónoma y la moralidad autónoma.
Kant entiende que en un principio las preferencias o las concepciones subjetivas del ser humano, sus deseos, las predilecciones o las creencias morales no tienen importancia. Él determina que la cuestión central de la ética kantiana es ¿qué debo hacer? Por eso los imperativos actúan como mandatos, estos imperativos se expresan por medio de un deber ser o por una ley objetiva de la razón, donde la voluntad de cualquier ser racional se ve sujeta a un acotamiento para poder llevar a cabo tal ley.
Sin embargo, Piaget en sus investigaciones advirtió que el infante pasa por determinadas evoluciones, entre ellas la moral heterónoma y la autónoma. Éstas tienen una correlación con la morfología y el funcionamiento del conjunto del grupo. El adulto es coercitivo e impone reglas, es una autoridad que da órdenes, exige obediencia e impone sanciones o recompensas. Esta actitud promueve una moral heterónoma o de acatamiento a la autoridad, basada en el respeto unilateral de la niña y del niño hacia el adulto y en el cumplimiento de normas que son externas a su conciencia.
Asimismo señala que la moral autónoma es la del ser humano cuando pasa del conformismo natural a la cooperación, esto se logra mediante la disminución gradual de la vigilancia de que son objeto los individuos o los infantes de los adultos. El respeto que nace de las interrelaciones entre iguales es mutuo y experimenta el sentir que todos tienen el mismo derecho y ninguno debe subordinarse a los mandatos de otros. En esta moral autónoma el niño y la niña han hecho suyas normas, las han interiorizado y han adquirido conciencia de éstas. Piaget sostiene:
Estos dos tipos de moral se suceden evolutivamente pero sin que se trate de etapas en sentido estricto […] Las dos formas de moralidad pueden coexistir en distintas etapas de la vida por razones que van más allá de los aspectos puramente intelectuales. De hecho los propios adultos somos, muy a menudo, heterónomos acatando leyes u obedeciendo mandatos que consideramos injustos, ya sea por evitar el castigo, la confrontación con los superiores o por mera conformidad.13
La hipótesis de Piaget se basó en las realidades sociales y morales, es decir, la presión y respeto unilaterales por un lado y cooperación y respeto mutuo por el otro. Al mismo tiempo mantenía una visión de que la autonomía moral no era una etapa del desarrollo que se alcanza de manera definitiva en la vida. Se tiene que contar con una escuela democrática, donde la niña y el niño encuentren la oportunidad de practicar la cooperación y el respeto mutuo, pero si las propias escuelas no promueven la reflexión por encima del conformismo, entonces será muy difícil que la autonomía venza a la heteronomía.
Según Kant, la moralidad heterónoma tiene sólo principios empíricos. Los principios empíricos son derivados del principio de la felicidad, se inscriben en los sentimientos físicos o en el sentimiento moral. Los principios racionales se suscriben en la perfección, en la razón o se derivan de una perfección independiente, como la idea de que la voluntad es causa de Dios. Para Kant la heteronomía se establece cuando la voluntad del ser humano está determinada por la inclinación, es decir, que dominan en el ser humano los apetitos sensibles de la voluntad o cuando el individuo cree que lo que sucede es causa divina.
Se muestra que ni el miedo, ni la inclinación, sino el respeto a la ley es el resorte que puede dar a los sucesos un valor moral. Entonces la autonomía moral es en principio un imperativo categórico el cual manda esa autonomía. Sin embargo, la heteronomía de la voluntad se da cuando la razón busca la ley, que debe establecerla en la constitución de algunos de sus objetos, causando en el ser humano una relación en la razón o en la inclinación con imperativos hipotéticos: “[…] debo hacer algo porque quiero alguna otra cosa. En cambio, el imperativo moral y, por tanto, categórico, dice: debo obrar de este o del otro modo, aun cuando no quisiera otra cosa”.14
Kant tiene como propósito central concebir los principios éticos según procedimientos racionales. Para llegar a este razonamiento de la vida, se debe entender que el principio moral tiene que ser un principio para todos, esta exigencia la denomina el imperativo categórico o en términos generales la ley moral. Sin embargo, la moral parece ir de la mano de la religión a partir de los castigos a los actos obligatorios que procedían de la noción de lo sagrado*.
Empero, Kant, en cuanto a los principios racionales de la moralidad, determina que el concepto ontológico de la perfección es el más viable para establecer y encontrar en el campo de la realidad la mayor suma útil para la moralidad del ser humano. Existe en el desarrollo filosófico de Kant en cuanto a los deberes una división entre los deberes para con nosotros mismos y para con los demás, o deberes perfectos e imperfectos y señala:
Uno que por una serie de desgracias lindantes con la desesperación, siente despego de la vida, tiene aún bastante razón para preguntarse si no será contrario al deber para consigo mismo el quitarse la vida. Pruebe a ver si la máxima de su acción puede tomarse ley universal de la naturaleza. Máxima empero, es ahógueme por egoísmo un principio de abreviar mi vida cuando ésta, es su largo plazo, me ofrezca más males que agrado. Trátese ahora de saber si tal principio del egoísmo puede ser una ley universal de la naturaleza. Pero pronto se ve que la naturaleza cuya ley fuese destruir la vida misma, por la misma sensación cuya determinación es atizar el fomento a la vida, sería contradictoria y no podría subsistir como naturaleza, por tanto, aquella máxima no puede realizarse como ley natural universal y, por consiguiente, contradice por completo el principio supremo de todo deber.15
El imperativo categórico es la manifestación directa de la presión social según Piaget, es decir, la aplicación de la moral. En su estudio de la moral infantil comprueba que los elementos puramente individuales de la moral podían reducirse al sentimiento de respeto de los pequeños hacia los adultos. Esto explica el origen de la obligación de conciencia y del deber o la actitud de los infantes hacia los demás y llegar a un punto de cooperación gracias al agrado y acuerdo de los semejantes más próximos. Para Piaget la existencia de reglas que superan al individuo son creadas o elaboradas porque existe un contacto con los demás.
Kant insiste en el ámbito de lo moral sobre la importancia de las máximas de la voluntad en el ser racional pero también señala que el ser humano ha sido legislado por leyes que no son de su interés y que como tal actúa por obligación o por coerción; de tal suerte que el interés supremo por el deber se queda mutilado. Por lo que el imperativo está condicionado y no sirve como un mandato moral.
Un ser racional puede legislar y ser legislado debido a que la moralidad consiste pues en la concordancia de toda acción con la legislación. El deber no descansa en sentimientos, impulsos e inclinaciones sino en la convivencia de los seres humanos racionales, donde la voluntad es legisladora. Para Kant la moralidad consiste en la relación de toda operación con la legislación. Piaget demuestra el juicio moral que tienen los infantes desde temprana edad, hace un análisis de las reglas de juego, la idea de la niña y del niño sobre la mentira y la justicia.
La investigación de Piaget respecto al juego y las reglas ayuda a aclarar un poco más las reflexiones de Kant sobre la moral, debido a que el desarrollo humano tiene infinidad de situaciones que si se observan a temprana edad hacen más fácil entender el comportamiento humano en sus evoluciones. Así pues Piaget señala que en el juego la adquisición y práctica de las reglas responde a leyes muy simples y naturales cuyas etapas son: “1. ° Simples regularidades individuales; 2. ° Imitación de los mayores con egocentrismo; 3. ° Cooperación; 4. ° Interés por las reglas en sí mismas. Demostrando que no se puede aislar la conciencia de las reglas del juego del conjunto de la vida moral”16 .
En la primera etapa el infante y su mentalidad están trabajados no por la cooperación sino por la presión de los adultos. En la segunda etapa los infantes aprenden la cooperación entre iguales pero las reglas en el juego son una verdad absoluta. En la tercera etapa el infante comprende la regla de juego ya no como una ley sagrada, es decir, algo impuesto por los adultos, sino como el resultado de una libre decisión y digna de respeto. La cuarta se explica por sí sola. Piaget afirma:
Este cambio se observa por tres síntomas concordantes. Primero el niño acepta que se cambien las reglas mientras estas modificaciones tengan la aprobación de todos. Todo es posible en la medida en que todos se comprometan a respetar las nuevas decisiones. Así la democracia sucede a la teocracia y a la gerontocracia: no hay delitos de opinión, no hay más que delitos de procedimiento. Todas las opiniones están permitidas mientras sus protagonistas intentan hacerlas aceptar por vías legales […] En segundo el niño deja por este hecho de considerar las reglas como eternas y trasmitidas exactamente igual a través de las generaciones. Finalmente, en tercer lugar tiene, sobre las reglas de juego y sus orígenes, ideas que no difieren de las nuestras.17
A medida que las reglas dejan de ser una obligación para pasar a una regla de cooperación se convierte en una ley moral efectiva. Piaget señala que a la edad de 12-13 años el individuo es realmente político y democrático, pues procede de una manera constitucional al decidir de manera democrática y convenciendo a los jugadores de cualquier innovación si no se realiza de manera legal, inclinándose y sometiéndose al veredicto de la mayoría.
Kant señala que el ser humano tiene el conocimiento y lo razona, de ahí que sepa que se encuentra dentro del mundo inteligible, pero por otro lado, se considera parte del mundo sensible. Para este pensador fue importante establecer que el ser humano debe someterse al mundo inteligible, eso es a la razón y, como tal, las leyes del mundo inteligible se habrán de considerar como imperativos y las acciones como deberes. Entonces la ley moral tiene como fin una suprema libertad, por lo tanto no se condiciona el imperativo moral.
Kant realizó con sus reflexiones un proceso de afirmación del sujeto. Ahora el sujeto sometido a leyes de razón, las somete también al Estado. Kant aspira a instalar definitivamente al ser humano como fundador del orden político, pero como un individuo legislador y que tienen que obedecer. Así pues la moralidad obliga a pensar el problema del ordenamiento social en términos de justicia.
Para el filósofo la autonomía del ser humano se determina de manera racional no pasional y considera que el individuo es político. En su teoría se llega a ser libre dentro de un Estado de derecho que tiene que regirse por una legislación de individuos libres. Como lo asevera Piaget, los niños entre 12 y 13 años de edad ya toman conciencia de la importancia de una democracia, y el que siga con esa decisión y participación dependerá de varios factores.
Para este autor la historia del ser humano es importante para entender su evolución y procedimiento en el aspecto moral, así que señala que el infante cuando se da cuenta que puede cambiar las reglas en el juego deja de creer en la eternidad de las mismas y considera que es algo que ha cambiado constantemente y que ha sido inventado y modificado por los infantes. También señala que existen procesos de evolución donde el individuo experimenta cambios en su forma de pensar siendo niño, adolescente y adulto.
Piaget encontró en sus investigaciones que existen conductas de un infante pero que se pueden dar en el adulto, sobre todo en el rasgo moral, en sociedades conformistas y gerontocráticas. A medida que el infante crece, sus relaciones con el adulto son más cercanas a la igualdad, y en la medida en que la sociedad evoluciona, los individuos son capaces de llevar a cabo una libre discusión. Sin embargo, para Piaget existen dos aspectos importantes de considerar el grado de conciencia de los infantes y la conducta, y señala:
Todos los observadores han visto que, cuanto más joven es el niño, menos tiene la impresión de su yo. Desde el punto de vista intelectual, no distingue lo externo de lo interno, lo subjetivo de lo objetivo. Desde el punto de vista de la acción, cede a todas las sugerencias, y si opone cierto negativismo a la voluntad de los demás, llamado espíritu de contradicción. 18
Para que estas actitudes del infante cambien y mejoren es necesario según este autor que la igualdad intelectual exista y que la autoridad unilateral desaparezca. El egocentrismo del infante causa confusión del yo con el mundo exterior y no da pie a la cooperación, mientras no cambie o disocie su yo de las sugerencias del mundo físico y del mundo social no puede ser un individuo que coopere ni tenga un pensamiento común. Piaget determina:
La gran diferencia entre la obligación y la cooperación, o entre el respeto unilateral y el respeto mutuo, es que la primera impone creencias o reglas terminadas, que hay que adoptar en bloque, y la segunda sólo propone un método de control recíproco y de verificación en el terreno intelectual, de discusión y justificación en el terreno moral.19
Las reglas llamadas morales pueden dividirse en reglas constituidas o costumbres que dependen del consentimiento mutuo y en reglas constitutivas o funcionales que hacen posible la cooperación y la reciprocidad. En este sentido Kant establece que el ser humano debe someterse al mundo inteligible, eso es, a la razón, y como tal las leyes del mundo inteligible se habrán de considerar como imperativos y las acciones como deberes. Es un hecho que para Piaget la razón de cada individuo necesita de la cooperación ya sea como causa o como producto de la razón, sometiendo lo individual a lo universal.
Kant, como Piaget, considera que en la moral existe una reflexión y una práctica. La razón para el primero estriba en que se tiene que ver con una voluntad pero anteponiendo la razón en relación con la voluntad y su causalidad y no con los objetos. Todo con la finalidad de poder llegar a esta construcción de los conceptos y motivos que determinan la voluntad y su aplicación a los objetos.
Es importante señalar que para Piaget el desarrollo moral y la evolución intelectual van unidas y que el individuo, cuando hace una crítica de su actuar en un conjunto, entra a la lógica de la cooperación, de tal suerte que las realidades morales conducen al ser humano a juzgar objetivamente los actos y las consignas de los demás.
Kant hace una reflexión sobre los principios de la razón práctica pura y la describe de la siguiente manera:
Proposiciones que contienen una determinación universal de la voluntad que tiene bajo sí varias reglas prácticas. Son subjetivas o máximas cuando la condición es considerada por el sujeto como cálida solamente para su voluntad, objetivos o leyes prácticas, cuando la condición se reconoce como objetos, esto es, válida para la voluntad de todo ser racional.20
Cuando un ser humano se encuentra afectado por patologías en su voluntad, es decir, en su razón, encuentra un conflicto de máximas contra leyes prácticas reconocidas por él mismo, ejemplo: alguien puede hacer la máxima de no tolerar la mentira sin venganza y, no obstante comprende al mismo tiempo que eso no es una ley práctica, sino sólo su máxima. Entonces la regla práctica producto de la razón —recordar que para un ser humano la razón no es el único motivo de su voluntad— es un imperativo para el individuo, es decir algo que tiene que acatar como un deber ser que expresa obligación en los actos —las máximas son principios, no imperativos—.
Sin embargo, Piaget abordó y descubrió que la intención y la responsabilidad objetiva y subjetiva son rasgos importantes para entender la moral en el infante y, por ende, en el adulto. La mayoría de los adultos considera que es importante tomar en cuenta la intencionalidad para juzgar una acción desde una perspectiva moral, más que las consecuencias materiales del acto en sí. Mas el infante de entre cinco y siete años de edad no disocia el elemento de responsabilidad civil, por así decirlo, del elemento penal. Para los infantes son más importantes las consecuencias materiales que la intención a esta orientación, llamada por Piaget responsabilidad objetiva.
Loa infantes adquieren la responsabilidad subjetiva conforme a la edad, es decir, cambian su apreciación dando paso a una concepción diferente de la responsabilidad, basada en la intención de los actores y no en los resultados materiales. De manera general, Piaget determina que es el adulto quien pone el ejemplo para que el niño y la niña tomen conciencia sobre los acontecimientos y sus efectos.
Kant indica que el ser humano y su juicio dependen de sus actos y de su voluntad pura, considerándose una práctica a priori, pero con la reserva de que la ley moral tiene forma de imperativo. Aun usando o valiéndose de su razón los individuos pueden suponerse una voluntad, pero no santa, lo cual indica que son susceptibles de las necesidades sensibles y por lo tanto de una voluntad incapaz de máxima alguna contraria a la ley.
Piaget señala que el adulto pone el ejemplo para que el infante tome conciencia sobre los acontecimientos y sus efectos. Es importante reconocer y valorar todo el proceso evolutivo del ser humano en este aspecto moral y saber cómo actuar como adultos ejemplos de los infantes. Pero existen diferentes elementos que hacen que vayan armándose la conciencia, la razón y la práctica moral.
Piaget en sus investigaciones menciona que existen dos tipos de morales o de respeto, es decir, una moral de la obligación o de la heteronomía y una moral de la cooperación o la autonomía. El autor vincula esta última con la noción de justicia y menciona que, a diferencia de la justicia inmanente, existen dos nociones distintas de la justicia: la retributiva y la distributiva. La primera está más relacionada con la presión del adulto siendo la más cargada de elementos que se eliminarán durante el desarrollo mental del infante. Por tanto la justicia retributiva busca devolver o retribuir a las personas con el mismo trato que ellas dan, o bien premiar a los individuos según su esfuerzo y mérito. En la justicia distributiva está sobre todo la igualdad de trato, el bien favoreciendo a todos y todas por igual, es decir, la justicia no puede castigar cometiendo la misma trasgresión que el culpable. En las niñas y niños menores de ocho años de edad se da la justicia retributiva y conforme evoluciona el ser humano van adquiriendo la justicia distributiva, esta evolución en el ser humano es influenciada por factores intelectuales y sociales.
En su reflexión sobre la justicia, Kant toma en cuenta tanto al que castiga como al castigado, abarca la idea de punibilidad respecto a la razón práctica e indica que la autonomía de la voluntad considera que el ser humano está sometido a las leyes de la causalidad, aunque también tiene la libertad, que asume con intuición y de la cual tiene conocimiento a priori.
Como afirma Piaget, después de que el niño y la niña evolucionan con los años llegan a considerar la justicia de manera distributiva, en donde el igualitarismo domina, toda vez que parten de una noción de equidad consistente en que la igualdad nunca se define sin tener en cuenta la situación particular de cada persona. Así, la personalidad de los mayores se desarrolla en la medida en que el intercambio de ideas y las discusiones ya no son meras imitaciones de los adultos, como sucede en los pequeños.
Cuando Kant señala el término de libertad en la voluntad y menciona que debe ser independiente del mundo sensible afirma que la libertad y la ley práctica absoluta se refieren mutuamente una a otra. Pero para llegar a la libertad de la voluntad es la ley moral la que nos hace llegar a ella. Kant expresa:
Pero preguntándole si, amenazándole con la misma pena de muerte en el acto, su príncipe lo obligará a dar un falso testimonio contra un hombre honrado a quien éste quisiera perder con pretextos aparentes, consideraría posible vencer su amor a la vida por más grande que fuera tal vez no se decida asegurar si lo haría o no, pero confesaría sin reserva que es posible para él. Por lo tanto, juzgar que pueda hacer algo porque tiene conciencia de que debe hacerlo, y conoce que tiene en sí la libertad que de lo contrario sería desconocida para él si no fuera por la ley moral. 21
Así como Piaget advierte una moral heterónoma y otra autónoma, Kant fundamenta que el ser humano actúa de acuerdo a su voluntad pero esta voluntad debe considerar a la ley moral como una ley obligatoria y que se sienta con el deber de acatarla mediante la razón. Pero también afirma que no todos los seres humanos acatan dicha ley moral, pues los que tienen una voluntad patológicamente afectada deben acatar esta ley moral como imposición.
Si la inclinación o impulsos de las debilidades del ser humano se hacen más fuertes que la razón pura, entonces se establece una heteronomía del derecho o se crea una dependencia de la ley natural y sus inclinaciones, lo cual acarrea una voluntad que solo observa las leyes patológicas. Es por esto que la ley práctica o ley moral encierra una condición de regla universal y necesaria, es decir, “… la máxima del amor a sí mismo (prudencia) sólo aconseja, la ley de la moralidad ordena y, en definitiva, existe gran diferencia entre lo que nos aconseja y aquello a que estamos obligados” 22.
Piaget señala que en el terreno de la justicia la moral heterónoma, es la del deber y la obediencia, la cual crea confusión de lo que es justo con el contenido de la ley establecida y el reconocimiento de la sanción expiatoria y la moral del respeto mutuo y autonomía que es la oposición al deber. Según este autor, esta última conduce a la justicia distributiva y a la solidaridad entre iguales, y caracteriza a la mentalidad racional. Asimismo, afirma:
La moral prescrita al individuo por la sociedad no es homogénea, porque la misma sociedad no es una cosa única […] Las relaciones de cooperación definidas por la igualdad y el respeto mutuo, contribuyen a un equilibrio límite más que a un sistema estático. De este modo la presión, fuente de deber y heteronomía, es irreductible al bien y a la racionalidad autónoma, producto de la reciprocidad aunque la evolución de las relaciones de presión tienda a aproximarlas a la cooperación.23
Kant define que al ser humano en el juicio de su razón práctica le importa muchísimo su agrado y desagrado, y todo depende de la felicidad de cada individuo. Para llevar esta felicidad no sólo debe satisfacer sus necesidades como ente sensible y de instinto, sino que es importante que use su razón pura, la cual no se alimenta de la sensibilidad del ser humano, sino que es necesario que la reflexión del individuo sirva para distinguir su juicio y lo convierta en una máxima legal.
Piaget determina que la moral heterónoma realiza más la reciprocidad que la identificación. Sin embargo, la moral autónoma no somete a las personas a una determinada regla, sino se limita a hacer razonar al individuo y situarse en relación unos con otros, sin que suprima los puntos de vista particulares. Ciertamente la razón bajo el doble aspecto lógico-moral define que la vida social es necesaria para que las personas tomen conocimiento de la labor y funcionamiento de la mente para transformar en norma a toda actividad vital y mental.
Empero, Kant determina que la felicidad y todo lo que el individuo sienta, piense, reflexione y razone son importantes para el juicio moral. Así como el bien y el mal y expresa lo siguiente:
El bien o mal significa siempre una referencia a la voluntad en cuanto ésta es determinada por la ley de la razón a hacer de algo su objeto […] Por consiguiente, el bien o mal se refiere propiamente a acciones, no al estado de sensaciones de las personas, y si algo quisiera calificarse absolutamente o malo (y en todo aspecto y sin otra condición) o ser tenido por tal, sólo el modo de la acción, la máxima de la voluntad y, en consecuencia, la misma persona que obra, podría calificarse de buena o mala, pero no una cosa.24
Kant señala que primero se conforma la ley moral y después se busca el objeto siempre y cuando se justifique como motivo determinante directo de la voluntad. Y para Piaget existe en la edad temprana anomia intelectual, la cual al paso del tiempo cederá bajo las reglas lógicas y reglas morales colectivas, a través del contacto con la sociedad. Este último afirma:
Así como el niño cree en la omnisciencia del adulto, cree en el valor absoluto de los imperativos recibidos […] Pero nos ha parecido evidente que esta adquisición no era suficiente para construir la moral verdadera. Para que una conducta pueda ser calificada de moral, es necesario algo más que un acuerdo exterior entre su contenido y el de las reglas comúnmente admitidas: es necesario además que la conciencia tienda a la moralidad como a un bien autónomo y sea capaz de apreciar el valor de las reglas que se le proponen.25
Kant al respecto menciona que la moral entonces es provocada solamente por la razón, y dirigida a las personas, nunca a las cosas, pues éstas hacen sentir temor; en el caso de los animales podemos tener cariño, nunca respeto. Algo que se aproxima a este sentimiento es la admiración y puede ser inspirada por cosas, pero insiste en que nunca será el respeto como tal, el cual: “… es un tributo que, se quiera o no, no podemos negar al mérito, aunque exteriormente podamos disimular, no podemos impedir de sentirlo íntimamente”.26
El respeto no es, pues, un sentimiento de placer ni de dolor y produce un interés por el respeto a la ley moral. Piaget determina que el respeto comienza entendiendo los dos tipos de reglas que vive el infante en su evolución, el respeto unilateral y el respeto mutuo. Sin embargo, señala que no todo es absoluto, influye lo social, lo individual y hasta cierto punto la costumbre, por eso para Piaget la educación debe empezar desde la cuna.
El deber y la obligación son las únicas que se tienen que dar a la relación con la ley moral. Al respecto Kant señala:
La honorabilidad del deber nada tiene que ver con el goce de la vida, tiene su ley propia, y aun su tribunal peculiar, y por más que se quisiera mezclar ambas cosas para ofrecerlas como una especia de medicina al alma enferma, enseguida volvería a separarse por sí misma, y si no sucede así, la primera no obra, mas aunque la vida física adquiera en este caso alguna fuerza, la moral desaparecería sin remisión.27
De acuerdo con Kant, el ser humano debe entender el reconocimiento del deber, expresado en los juicios morales, es motivante desde un punto de vista intrínseco, y debe llevar ante todo un comportamiento moral. Para este autor ser racional es actuar de acuerdo con la ley moral. Se entiende pues que el ser humano actúa moralmente por deber y no por inclinación, es decir, una acción moral tiene carácter moral si se realiza por deber; de este modo, el individuo se siente motivado y actúa por deber y el no hacerlo sería irracional según Kant.
Así, la filosofía moral de Kant propuso una revisión y se planteó examinar las facultades de la razón dentro de la moral. Los sentimientos no son determinantes de la moral en el individuo, en una sociedad o en la humanidad misma, se trata del respeto que se tenga del otro ser humano. Este respeto solo se puede lograr o se representa por una razón pura.
Kant explica que los seres humanos tienden por naturaleza a la felicidad en la moralidad y como él la plantea la felicidad es un fin natural, no puesto por el individuo, así que el ser humano tiene que acatar por el deber los preceptos morales y por ende a la razón. Kant explicó por qué los preceptos morales que orientan la vida del ser humano no autorizan a dañar a otros seres humanos, la respuesta la encuentra en la dignidad del individuo ya que es capaz de ser autolegislador u autónomo. Esto indica que su mayor grandeza es actuar según la ley que él mismo se impone.
Kant insiste en que el ser humano debe realizarse como tal pero con una vida moral, es decir, ser capaz de cumplir y conducir acciones que lo lleven a la felicidad. Pero si por algo no se alcanza esta felicidad conforme a la noción que cada uno tiene de la misma, debe entonces estar al pendiente de la conservación y promoción de la vida de cada ser humano.
Siguiendo la tesis kantiana sobre la moral, Piaget por vía psicogenética (el desarrollo del niño) y filogenética (epistemología), plantea que la razón del infante no es estática como la determina la filosofía kantiana, sino que se desarrolla por periodos o etapas. Asimismo, este autor se desplazó de los contenidos morales a la estructura del razonamiento moral, esto es, de los criterios con los que los sujetos juzgan las conductas morales y cómo razonan acerca de éstas.
Piaget no se limitó a estudiar si los infantes obedecían o no las normas, o si son capaces de valorar las conductas por buenas o malas, sino que quiso saber qué es el respeto por la regla, desde el punto de vista propio del infante, así como las reglas específicamente morales prescritas por deberes concretos. Abordó el tema de la mentira eligiendo para sus entrevistas la idea de justicia. En un sentido amplio, y de cierto modo estricto, la moral infantil ayuda a comprender la del adulto.
Para llevar a cabo su estudio Piaget se sirvió de diversas historias que contaba a las niñas y niños, los cuales tenían que evaluar de acuerdo al asunto que se estaba tratando, como la mentira, la justicia, las reglas en el juego, etc., al final de su investigación una de sus conclusiones versa así:
El análisis de los juicios morales del niño nos ha obligado a discutir el gran problema de las relaciones entre la vida social y la conciencia racional. Nuestra conclusión es que la moral prescrita al individuo por la sociedad no es homogénea, porque la misma sociedad no es una cosa única. La sociedad es el conjunto de las relaciones sociales. Pero entre éstas, pueden distinguirse dos tipos extremos: las relaciones de presión, en que lo propio es imponer al individuo, desde el exterior, un sistema de reglas de contenido obligatorio, y las relaciones de cooperación, cuya esencia es hacer nacer, en el interior de la mente, la conciencia de normas ideales que controlan todas las reglas. Las relaciones de su autoridad y respeto unilateral dan lugar a las relaciones de presión y caracterizan la mayoría de los estados de hecho de la sociedad dada y, en particular, las relaciones entre el niño y el ambiente adulto que lo rodea. Por el contrario, las relaciones de cooperación definidas por la igualdad y el respeto mutuo, constituyen un equilibrio límite más que un sistema estático. De este modo la presión fuente de deber y heteronomía es irreductible al bien y la racionalidad autónoma, productos de la reciprocidad, aunque la evolución de las relaciones de presión tienda a aproximarse a la cooperación.28

CONCLUSIONES
Es significativo conocer la historia sobre la ética y la moral, debido a que estos temas han sido tratados por filósofos y teóricos desde la época de los griegos. Por tal motivo sabiendo la historia de estos temas, se entiende mejor el presente y nos ayuda a comprender la importancia que tiene la ética y la moral en todo el ámbito del ser humano.
Al abordar las teorías e investigaciones sobre el desarrollo moral según Kant Y Piaget se concluye que el aspecto cognitivo-evolutivo, nos asiste a entender el porqué del comportamiento humano en las diferentes etapas de la vida y nos proponen situaciones que nos pueden ayudar a desarrollar la ética o bien a entender la moral que cada uno tiene de acuerdo a los teóricos aquí exhibidos
En cualquier ámbito que nos encontremos ya sea educativo, administrativo, dirigente, formamos un todo que se llama nación, y esto nos hace parte intrínseca de la vida diaria de México. Al entender lo que es la ética, la moral y su desarrollo surge la pregunta, ¿considero que soy un ciudadano o una ciudadana con una ética y un desarrollo moral que ayuda a mi país a ser mejor? Esta pregunta queda en el aire para futuras investigaciones.

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1 Sánchez, A. (2000). Formación de valores: teoría, reflexiones y respuestas. México, Grijalbo, página 72.

2 Ibídem., página 72

3 Ibíd., página 74.

4 Ídem. Pagina 74

5 Kant, I. (2003). Crítica de la razón práctica. Buenos Aires, Editorial La Página S.A., página 57. Consultada el 13 de julio del 2009 en: http://neuropisco.webuda.com/books/Kant%20%20Crítica%20de%20la%20razon20%practica.pdf

6 Kant, I. (1983). Immanuel Kant, pedagogía. Santiago de Chile. ARCIS, página 3. Consultada el 13 de julio del 2009 en:
http://6507629612456532628-a-1802744773732122657-s-sites.googlegroups.com/site/filosofiapanama/Home/librospdffilosofia/Immanuel_Kant-PEDAGOGIA.Pdf?attachauth=AnoY7cryLtmxCQUkHt-MQR32QC

7 Sánchez, A. Óp. Cit., página 74

8 Bell, D. (2007). “Las contradicciones culturales del capitalismo”. Centro de estudios euroasiáticos, Chile, página 25. Consultada el 5 de septiembre del 2009 en:
http://campus.usal.es~mfe/SEc/Archivos/Autores_No%20tan%clasicos/Bell_Contradicciones_del_capitalismo.pdf

9 Mac Pherson, C.B. (1981). La democracia liberal y su época. Madrid, Alianza, página 37.

10 Cortina, A. (2003). “Conferencia ética, ciudadanía y modernidad” Cyberhumanitas, España, Universidad de Valencia, página 3. Consultada el 6 de mayo de 2010 en: http://www.usma.ac.pa/web/DI/images/Eticos/Conferencia%20(%C3%89tica,%Ciudadan%C3%ADa%20y%20Modernidad.pdf

11 Cortina, A., óp.cit., página 11

12 Ibíd., página 13.

13 Herranz Y.P. y Sierra G.P. (2002). Psicología evolutiva / volumen 2, desarrollo social. Madrid, Unidad Didáctica, página 290.

14 Kant, I. (2003). Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Madrid, Espasa-Caipe, página 27. Consultada el 31 de julio de 2009 en: http://www.lexweb.cl/media/users/10/523229/files/49917/Fundamentaci_n_de_la_metaf_sica_de_las_costumbres.pdf
*En el pensamiento religioso ha predominado la idea de que sin religión no hay moral. Esta idea ha sido objeto de discusión por el pensamiento religioso. En este trabajo solo se enuncia el problema, pero su solución no es parte del propósito de la presente investigación.

15 Kant, I., óp. cit., página 24.

16 Piaget, J. (1974). El criterio moral en el niño. Barcelona, fontalella, página 41.

17 Óp. cit., página 53.

18 Piaget, J. óp. cit., página 77.

19 Ibíd., página 81.

20 Kant, I., (2003). Crítica de la razón práctica. Buenos Aires, losada S.A., página 16. Consultada el 13 de julio de 2009 en: http://neuropisco.webuda.com/books/Kant%20%20Crítica%20de%20la%20razon20%practica.pdf

21 Kant, I., óp. cit., página 28.

22 Ibíd., página 34.

23 Piaget, J., óp. cit., página 334.

24 Kant, I., óp. cit., página 56.

25 Piaget, J., óp. cit., página 339.

26 Kant, I., óp. cit., página 72.

27 Ibíd., página 82.

28 Piaget, J., óp. cit., página 334.