Contribuciones a las Ciencias Sociales
Abril 2012

"IDENTIDAD CULTURAL LATINOAMERICANA DESDE LA PERSPECTIVA DE JOSÉ MARTÍ"

 

Marisol Sánchez Gutiérrez (CV)
José Manuel Dalama Bonachea (CV)
sublevel68@yahoo.es
Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara

 

 

Resumen
En el mundo actual se aboga porque las reflexiones y las ideas sean sustituidas por un pensamiento más pragmático. Las ciencias sociales en América latina tienen la enorme  misión de recuperar el pensamiento crítico social. Los aportes de José Martí  se evidencian justamente, por sus reflexiones sobre la identidad, la autoctonía, la cultura latinoamericana, el problema de los pueblos originarios y la emancipación de América Latina. Los criterios del héroe nacional cubano tienen gran importancia y vigencia para entender el problema de las identidades en la actualidad.




Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Sánchez Gutiérrez, M. y Dalama Bonachea, J.: " Identidad cultural latinoamericana desde la perspectiva de José Martí" en Contribuciones a las Ciencias Sociales, Abril 2012, www.eumed.net/rev/cccss/20/

Introducción

Entre los múltiples fenómenos y consecuencias que el mundo globalizado ha generado,  emerge la posible disolución cultural de las identidades de los pueblos. Sin embargo, la investigación, el análisis, las reflexiones y la interpretación crítica de los temas y conceptos sobre cultura e identidad en América Latina lejos están de haberse agotado; estos  resurgen en el nuevo pensamiento latinoamericano con una fuerza mayor tanto en la teoría como en la práctica socio-política en los países de América Latina.

“En efecto, la globalización del capitalismo mundial es un proceso histórico-social  que ha producido, nuevas realidades en el concierto internacional así como transformaciones en las relaciones socio-culturales mundiales. Entre estos cambios resaltan las diversas crisis globales que han alterado la política, la economía, la sociedad y particularmente, la cultura y los procesos pluriculturales e interculturales globales así como la amenaza a las identidades culturales a nivel internacional”.

En América Latina, las identidades culturales y sus nuevas formas de hacer y de pensar, están definiendo los rumbos de  las  sociedades y las naciones latinoamericanas. Se vive  en un mundo en el que van juntos el renacimiento de las identidades locales; aquello que había estado históricamente de alguna forma subordinado, ahora invade y busca reconocimiento y justicia.

Hoy observamos que son las culturas las que en la actualidad están en pie de guerra, de marcha, de afirmación y explosión. Y lo que demandan los individuos que las impulsan es la libertad para decidir sus propios destinos y libertad para elegir su identidad y sus formas de participación.

En este sentido, la cultura y las identidades culturales han dejado de ser el reflejo de los dictados de las élites económicas. Ellas ordenan sus propios contenidos y orientaciones sociales, como lo prueban los nuevos movimientos sociales indígenas, que llevaron al poder al actual presidente de Bolivia, Evo Morales.

Las luchas políticas en América Latina y en el mundo, defienden cada vez más el modelo cultural de la sociedad y sentidos de vida colectivos, donde la diversidad cultural, el respeto, el reconocimiento a las culturas nacionales sean tenidos en cuenta, se integren al desarrollo y no sean excluidas de este.

En América Latina, las identidades y culturas tradicionales como las campesinas, indígenas y negras, resisten y construyen nuevas alternativas a la dominación de la globalización cultural, lo que ha  impedido el injerto  automático de otras culturas foráneas por su capacidad de defender lo propio, lo autóctono de estas tierras.
 
De ahí entonces, la importancia y la necesidad impostergable de analizar desde la visión histórica y la perspectiva actual, el pensamiento filosófico y político latinoamericano y los temas de la identidad y la cultura de América Latina, para comprender la ubicación y el papel de la identidad latinoamericana en el mundo global que nos asiste hoy.

El problema de la identidad y de la cultura en el pensamiento latinoamericano tiene      gran un camino recorrido, todos los que han planteado el tema por una causa u otra, han contribuido al análisis que se haga para comprender mejor el impacto que ha tenido el proceso de globalización en América Latina. Entre los más descollantes pensadores a tomar en cuenta para comprender este fenómeno está el cubano José Martí, mostraremos algunos elementos de su concepción de identidad en Latinoamérica.

Desarrollo

Cultura e identidad latinoamericana desde la visión de José Martí
José Martí y su reflexión sobre la identidad cultural y sobre todo, la cuestión de lo indígena y lo étnico como fundamento de lo latinoamericano, resultan esenciales para el conocimiento de la historia cultural, social y política, de las formaciones sociales de América Latina y a la vez, un marco de referencia fundamental para interpretar el significado del resurgimiento de los movimientos indígenas latinoamericanos en el inicio del siglo XXI.

José  Martí no elaboró una teoría implícita de la cultura, pero los conceptos y reflexiones sobre cultura e identidad si están a través de toda su obra y constituyen elementos  esenciales de ella. Es importante destacar que el pensamiento martiano sobre América Latina constituye un obligado referente para el análisis de lo que nos identifica y diferencia del resto del mundo. Para  ello tiene en cuenta tres niveles de percepción “el que emana del conocimiento de la situación del indio y de las formas de gobierno en aquellas repúblicas latinoamericanas que han preservado algunas de las viejas instituciones coloniales o su espíritu; el que imita críticamente formas de ser procedentes de países con una historia, una cultura y una composición social diferente de las del orbe latinoamericano  y el que se relaciona con la esfera de la cultura, vista por Martí como el gran instrumento que permitiría reducir las enormes disparidades del desarrollo cultural y educativo entre las naciones latinoamericanas y el nivel cultural alcanzado en los países dominantes ”.

En palabras del propio Martí: “A conflictos propios, soluciones propias. A propia historia, soluciones propias. A vida nuestra, leyes nuestras”. En efecto, el fundamento teórico que permite explicar el pensamiento de José Martí es su concepto de identidad latinoamericana, notable para su época por su originalidad, sentido de autoctonía y proyección hacia el futuro.
             
El pensamiento Martiano puede ser analizado a través de los diferentes momentos de su vida, lo que no implica que” su ideario deje de ser fiel a sí mismo desde sus primeros escritos de adolescente hasta su caída en combate. Sus ideas se sientan, en su toma de partido desde muy joven con “los pobres de la tierra” y, en su palpable voluntad de autoctonía intelectual y de proyecciones sociales.”

Para América Latina, Martí fue quien, en su notable ensayo de finales del siglo XlX, “Nuestra América”, convocó a construir un saber desde lo latinoamericano y para latinoamericanos, que les permitiera a los pueblos de la región, conocer mejor aquellos aspectos que habían sido ocultados por las versiones europeas de nuestra historia y por las explicaciones anticientíficas de la condición de una América Latina atrasada y salvaje;  por preservar los valores de la autoctonía y de la identidad latinoamericana, como modos esenciales del devenir del hombre concreto en su naturaleza social.

El pensamiento martiano siempre giró en torno a la necesidad imperiosa de conocer y resolver los conflictos y problemas latinoamericano por los habitantes de nuestras tierras, que las soluciones tenían que emerger de adentro y no desde otras potencias foráneas.

Para  Martí, los valores que identifican una nación constituían los elementos integradores de la unidad de las diversidades culturales latinoamericanas, pero “fundamentadas en el rechazo a un mundo dividido entre civilización y barbarie y la preservación de las tradiciones y elementos de la autoctonía de los originales de Nuestra América”. En efecto,  repudió radicalmente la concepción europea y colonialista de un mundo dividido en civilizados y bárbaros, visión racista y excluyente, basada en la negación de las diferencias y de las identidades culturales de todos aquellos que no fuesen europeos. 

Martí advertía que en la identidad latinoamericana debían permanecer las tradiciones, los elementos, las costumbres y la idiosincrasia que caracterizan las formas y modos de vida espiritual y existencial de los pueblos autóctonos, originarios de nuestras tierras de América.: “¡El espíritu de los hombres flota sobre la tierra que vivieron y que se le respira. ¡Se viene de padres de Valencia y madres de Canarias y se siente correr por las venas la sangre enardecida de Temanaco y Paracamoni y se ve como propia la que vertieron por las breñas del cerro del Calvario, pecho a pecho con los Gonzalos de férrea armadura, los desnudos y heroicos caracas¡”. 

El pensamiento de José Martí, se caracteriza por la racionalidad del ideario humanista, por su compromiso con los pobres de la tierra, por la defensa de la identidad de los pueblos del nuevo mundo, por su perspectiva del devenir histórico latinoamericano en su proceso de resistencia y de lucha de liberación, que se ha establecido entre las dos América: la sajona conquistadora y la latina conquistada. Pero el análisis de la identidad cultural en el pensamiento martiano se inicia, a partir de la percepción que nuestro héroe nacional cubano tiene sobre la identidad latinoamericana.

José Martí describió, un concepto de identidad latinoamericana verdaderamente avanzado  y crítico para su tiempo y su época.

 “Interrumpida por la conquista, la obra natural y majestuosa de la civilización americana, se creó con el advenimiento de los europeos un pueblo extraño, no español, porque la savia nueva rechaza el cuerpo viejo; no indígena, porque se ha sufrido la injerencia de una civilización devastadora, dos palabras que, siendo un antagonismo, constituyen un proceso; se creó un pueblo mestizo en la forma,  que con la reconquista de su libertad desenvuelve y restaura su alma propia [...] nuestra América robusta [...] Toda obra nuestra, de nuestra América robusta, tendrá, pues, inevitablemente el sello de la civilización conquistadora; pero la mejorará, adelantará y asombrará con la energía y creador empuje de un pueblo en esencia distinto, superior en nobles ambiciones”.

Martí entendía la especificidad y el concepto de identidad latinoamericana y refleja el papel de la brutal conquista sobre los pueblos originarios del continente americano, donde exterminaron razas, culturas y rasgos propios de estas civilizaciones. Además explica que de esa fusión nace el ser latinoamericano con rasgos semejantes a su conquistador, pero   con una nueva expresión e intereses.

Martí también contrapone el concepto de identidad latinoamericana con la del viejo mundo. .
“Yo conozco a Europa, y he estudiado su espíritu; conozco a América y sé el suyo. Tenemos más elementos naturales, en estas nuestras tierras, desde donde corre el Bravo fiero hasta donde acaba el digno Chile, que en tierra alguna del Universo; pero tenemos muchos elementos civilizadores; porque somos mucho más jóvenes en historia, no contamos seculares precedentes y hemos sido, nosotros los latinoamericanos, menos afortunados en educación que pueblo alguno”.

El pensamiento martiano va a la búsqueda de los cimientos de nuestra cultura latina y a la esencia del desarrollo. Ya en sus viajes por los países del continente se percata de la realidad, de la importancia de defender lo autóctono y de buscar nuevos caminos. Constata la necesidad y la carencia instructiva de los pueblos. Advertía también sobre la necesidad de la unión latinoamericana ante la amenaza imperialista de Norteamérica.

“Vemos colosales peligros; vemos una manera fácil y brillante de evitarlos; adivinamos, en la nueva acomodación de las fuerzas nacionales del mundo, siempre en movimiento, y ahora aceleradas, el agrupamiento necesario y majestuoso de todos los miembros de la familia nacional americana. Pensar es prever. Es necesario ir acercando lo que ha de acabar de estar junto. Si no, crecerán odios; se estará sin defensa apropiada para los colosales peligros, y se vivirá en perpetua e infame batalla entre hermanos por apetito de tierras.”

Martí tenía claro el significado de la unión Latinoamericana. La historia del continente le daría la razón, pues el siglo XX es un vivo ejemplo de lo que anunciaba el apóstol,  invasiones, ocupaciones militares, golpes de estado, establecimiento de dictaduras y una marcada explotación económica a los países subdesarrollados, por las potencias hegemónicas.

En la época de Martí, Estados Unidos ya había alcanzado un desarrollo del capitalismo  que le permitía alcanzar la fase superior de este sistema, el imperialismo. Por ello, uno de los rasgos más característicos del pensamiento martiano es su consecuente y justificado antiimperialismo.

“Jamás hubo en América, de la independencia acá, asunto que requiera más sensatez, ni obligue a más vigilancia, ni pida examen más claro y minucioso, que el convite que los Estados Unidos potentes, repletos de productos invendibles y determinados a extender sus dominios en América, hacen a las naciones americanas de menos poder [...] De la tiranía de España supo salvarse la América española; y ahora, después de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y factores del convite, urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para la América española la hora de declarar  su segunda independencia.

[… Los Estados Unidos creen en la necesidad, en el derecho bárbaro, como único derecho: “esto será nuestro porque lo necesitamos”. Creen en la superioridad incontrastable  de “la raza anglosajona contra la raza latina”. Creen en la bajeza de la raza negra, que esclavizaron ayer y vejan hoy y de la india, que exterminan. Creen que los pueblos de  Hispanoamérica están formados principalmente de indios y de negros.

Mientras no sepan más de Hispanoamérica los Estados Unidos y la respeten más, ¿podrán convidar a Hispanoamérica a una unión sincera y útil para Hispanoamérica? ¿Conviene la unión política y económica con los Estados Unidos? El pueblo que compra manda. El pueblo que vende sirve […] Lo primero que hace un pueblo para llegar a dominar a otro, es separarlo de los demás pueblos. El pueblo que quiera ser libre, sea libre en negocios.”

Para Martí la identidad también es defensa del legado ancestral de los pueblos de este continente,  estar dispuestos a luchar por la independencia, no confiar en el  poderoso amo del norte, pues se cree superior a las repúblicas Latinoamericanas y no aceptar ningún tipo de alianza con el norte. Aboga por la defensa de la autoctonía como única forma de defender lo nuestro. 

Martí sugiere el camino de la liberación nacional como vía para lograr la verdadera  identidad latinoamericana:”Estos hijos de nuestra América, que ha de salvarse con sus indios. ¿En qué patria puede tener un hombre más orgullo que en nuestras repúblicas dolorosas de América, levantadas entre las masas mudas de indios? El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. La forma de gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país [...] Los hombres naturales han vencido a los letrados artificiales. El mestizo autóctono ha vencido al criollo exótico. No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza... Las repúblicas han purgado en las tiranías su incapacidad para conocer los elementos verdaderos del país, derivar de ellos la forma de gobierno y gobernar con ellos [...] Conocer es resolver: conocer el país y gobernarlo conforme al conocimiento es el único modo de liberarlo de tiranías”.

Para el apóstol, el tema de la identidad latinoamericana adquirió nuevas connotaciones,  pues constituyó el eje y fundamento de una visión universal sobre el hombre en sus relaciones  concretas de transformación, de cambio  con la sociedad. Esta  visión  percibía  además, la conquista y defensa de la libertad de los pueblos americanos  y de la soberanía  de los hombres que habitan en ellos. Martí consideró que esto era un derecho esencial  para las repúblicas Latinoamericanas.

Abogó por la protección de la identidad autóctona propia de estas tierras, identidad que era esencial para la reconstrucción de nuestros países, injertar lo foráneo pero manteniendo nuestra esencia “El espíritu ha de ser del país”; “La forma de gobierno ha de avenirse a la Constitución del país”; “El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país.”

Identidad y cultura en los pueblos indígenas
El pensamiento martiano se convierte en un marco referencial para abordar el tema de la identidad cultural en América Latina y entender algunos de los movimientos emancipa torios de la región, específicamente los que luchan por defender el problema del indio en un mundo totalmente globalizado y hegemónico .

La verdadera liberación del indio esta en que se le reconozca como ser humano, en que se le permita ejercer la libertad como la ejercen los demás, en el reconocimiento a la verdadera autoctonía, en el respeto a sus formas de vida, en la diversidad de su cultura.

La difícil situación de las culturas de los pueblos originarios en el continente, sigue siendo uno de los grandes problemas. Las realidades de estas sociedades, la extrema pobreza, la exclusión a que son sometidos, la marginalidad, la falta de instrucción crece en pleno siglo XXl. Sin embargo, cabe decir, que no son solo los pueblos originarios los que enfrentan esta situación, sino que es una  realidad palpable, común a casi todas las sociedades y pueblos latinoamericanos.

“Por estas razones, es casi  imposible todavía concebir en América Latina la construcción de proyectos nacionales democráticos y alternativos o hablar siquiera de Estados nacionales democráticos  sin antes considerar y dar solución a la histórica  situación de oprobio, desigualad, exclusión y represión de las condiciones de vida de las comunidades, pueblos y culturas indígenas. En este sentido, los movimientos indígenas latinoamericanos como sujetos, actores y factores de una nueva dimensión socio-política y una nueva construcción de la identidad y la cultura de sociedad latinoamericana alternativa al neoliberalismo son los hacedores del nuevo pensamiento social latinoamericano basado en los viejos y nuevos saberes culturales y que hoy están transformando la realidad  socio-política y geocultural de América Latina y, afirmando a  la vez, su identidad y su cosmovisión en el sistema mundial.”

Si bien es cierto que en América Latina ha habido un resurgir de los movimientos de izquierda, todavía las nuevas y viejas oligarquías nacionales defensoras de las élites minoritarias tratan de aplastarlos. Muchos de ellos piensan que desean el poder que ellos ostentan y cuando en realidad de lo que se trata, es de luchar por el florecimiento de sus identidades. Los humildes, los mas desposeídos, son los que tratan de que se le reconozcan sus derechos y esto ha llevado al poder a figuras representativas de estos sectores que luchan contra la explotación.

”En la actualidad, lo que ocurre es una reafirmación, como forma de resistencia, de las culturas y de los saberes en las que están sustentadas, gracias en buena medida a los medios de difusión y al proyecto de dominación hegemónica abierto o implícito de norte americanización, como prolongación del de la occidentalidad europea […] Si bien muchos especialistas coinciden en que hay un riesgo de homogeneización cultural a favor de un solo mundo y una sola economía, también es cierto que han surgido fenómenos no sólo de resistencia sino aún de revaloración de las culturas y saberes particulares paralelamente al rechazo de las formas actuales de control y dominación económica y de hegemonía política[…] Estos saberes son aquellos que podríamos llamar culturales, en términos generales, y que se han originado y desarrollado en las diferentes sociedades humanas”.

En el mundo actual donde predomina el desarrollo tecnológico y la  globalización, muchos de estos conocimientos y saberes emergen con mucha severidad como formas de resistencia a la degradación del ser humano y las riquezas materiales del mundo, vendidas  como el elemento más importante para la vida de los  hombres.

“Por tanto la cuestión de la identidad es un proceso histórico que no solo es la acumulación de ideas, costumbres, tradiciones, lenguas, formas de comer y vestirse, cosmovisión de la existencia y el ser que es transmitido de generación en generación, sino un proceso de construcción en el que individuos y grupos sociales se van definiendo a sí mismos en estrecha vinculación de interacción con sus diferentes y semejantes y en un contexto social de relaciones de dominación internacionales. Se trata, en suma, de un proceso dialéctico, contradictorio y complejo que implica concebirlo y explicarlo como la unidad de la diversidad, como de construcción y recreación, como continuidad y ruptura y, sobre todo, como liberación en un mundo cada vez más global y  cada  vez más desigual.

Ante este panorama mundial, el pensamiento del héroe nacional cubano nos aclara el camino a seguir,  pues es creador de un paradigma de emancipación humana que va más allá, a preparar conciencia para la soberanía nacional como en el caso cubano y la de Hispanoamérica en general. Martí conceptualiza los criterios de identidad cultural yendo a la esencia de lo latinoamericano, como el medio y lugar idóneo para trazar los caminos, ”Identidad y naciones culpieron su talante; libertad e independencia su carácter; educación y fraternidad su ideario”.

 

Consideraciones finales

En la hora actual de Nuestra América, el pensamiento martiano se convierte en referente para entender las luchas de los movimientos sociales por la conquista y respeto a sus derechos. Las  ideas socio-políticas en torno al problema de la identidad, la autoctonía, la cultura y la cuestión indígena en América Latina, constituyen un referente para el análisis de estos temas. El pensador cubano nos traza el camino a seguir y se convierte en obligada consulta para entender el significado de estos postulados.

Martí creo un ejemplo de emancipación humana y soberanía nacional, cuyo despliegue estuvo mediado por un sustrato de identidad cultural, marcado por una visión del mundo y del hombre sustentada en la esencia de lo latinoamericano, medio idóneo para emprender la acción política, trazar los caminos, cultivar la razón y preparar las mentes para  obtener la anhelada liberación de los pueblos. 

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