Contribuciones a las Ciencias Sociales
Mayo 2012

CONSIDERACIONES TEÓRICAS ACERCA DE LA MEMORIA CULTURAL

 

Everardo Luis Ramos Álvarez (CV)
everardora@ult.edu.cu

 

 

Resumen
Es necesidad hoy en día el estudio de la memoria cultural de los pueblos pues son recuerdos, objetivaciones con una gran carga de significado; elementos que identifican a una colectividad y forman parte de su identidad cultural. Es por ello que el presente trabajo tiene como objetivo realizar un análisis crítico sobre la categoría memoria cultural y desentrañar las relaciones de esta con otros elementos como el contexto donde habitan las personas, como componente de la identidad de los grupos. El trabajo se realizó principalmente a través de la utilización del análisis de contenido y de las técnicas documentales que permiten recopilar información de la cual podemos llegar a conclusiones mediante la sistematización sobre el tema tratado.

Palabras claves: memoria cultural, panorama cultural.




Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Ramos Álvarez, E.: "Consideraciones teóricas acerca de la memoria cultural ", en Contribuciones a las Ciencias Sociales, Mayo 2012, www.eumed.net/rev/cccss/20/

Los estudios de la memoria cultural permiten conocer el pasado cultural de los pueblos. El análisis de los hechos culturales que llegan al presente esta marcado por el significado que los individuos le otorgan; los cuales adquieren este significado en dependencia del espacio geográfico, de la fecha, del contexto, donde se desarrollen estos hechos.
La memoria cultural “está conformada por objetivaciones que proveen significados de una manera concentrada, significados compartidos por un grupo de personas que los dan por asumidos”. Estos significados se encuentran según lo planteado por Agnes Heller en: “textos,  (…)  crónicas  históricas,  poesía lírica o épica,  (…) monumentos,  tales como  edificios o estatuas, abundantes en signos  materiales,  señales,  símbolos  y  alegorías  igual  que  depósitos  de experiencia, memorabilia erigidos a manera de recordatorios” (2003:1,2). Estos recursos que ayudan a conformar la memoria colectiva de otras generaciones se encuentran dentro de lo que es llamado por Jorge Mendoza como “marcos sociales” los cuales son (…) creados y organizados para almacenar y comunicar el presente y el pasado de una cultura a futuras sociedades (…) y se deben tener en cuenta a la hora del estudio pues permiten establecer un mayor entramado de relaciones, se puede estudiar cada parte (marco) para analizar y descubrir las relaciones esenciales, así como, características generales entre ellas.
En su texto Exordio a la memoria colectiva y el olvido social, Jorge Mendoza señala con respecto a los marcos sociales generales que “Al igual que el tiempo, el espacio contiene acontecimientos y construye recuerdos, puesto que es en los lugares donde las experiencias se guardan, sea en los rincones, en los parques, en los cafés o en cualquier otro sitio donde los grupos viven su realidad y allí dan significado a sus experiencias” (Pérez Serpa, 2010).
Los estudios que abordan la memoria cultural registran recuerdos significativos en la vida de esos individuos que son objeto de estudio, de ahí que se pueda conocer porqué son esos los más significativos y no otros. Estos son significados que le aportan los individuos a los fenómenos y acciones cotidianas de su diario vivir, y cobran vida (adquieren el significado) como tales en sus vivencias y relaciones con las demás personas y con su ambiente. Además da la posibilidad de enmarcarlos en un contexto histórico social y así hacer inferencias que nos ayuden a llegar a conclusiones sobre el fenómeno estudiado. 
Este entramado humano de sentidos, de significados se desarrolla en una geografía determinada, un clima, su historia y el conjunto de procesos productivos en que se da la existencia de esa cultura. También hay que hacer alusión a la “historia la que proporciona el marco temporal de la vida cotidiana, ligando los hechos pasados y sus significados, a las cosas y fenómenos del presente, dándole un nuevo sentido cargado de significados y valores, o proyectándonos al futuro imaginario”. Estos hechos “cobran importancia (es decir, adquieren más significado) cuando se redescubre su pasado histórico”.
Cuando se habla de memoria se hace imprescindible  tratar la memoria colectiva la cual adquiere gran interés en la actualidad, esta fue promovida primeramente por Halbwachs quien plantea que existe una sola memoria la colectiva en la cual está contenida la memoria individual. Su relación esta dada en que:
“La memoria individual no se encuentra completamente cerrada y aislada. Un hombre para evocar su pasado tiene necesidad de apelar a los recuerdos de otros, se pone en relación con puntos de referencia que existen fuera de él y que son fijados por la sociedad. Aún más, el funcionamiento de la memoria individual no es posible sin los instrumentos que son las palabras y las ideas, que el individuo no ha inventado, y que son tomadas de su medio” (Pérez Serpa, 2010).
El contexto en que vivimos y nos desenvolvemos los seres humanos condiciona la existencia de un conjunto de significados que usamos constante y cotidianamente, significados que son tanto individuales como colectivos que se reconfiguran en el presente, es por ello que se habla de memoria individual y memoria colectiva.
Es por ello que, para Maurice Halbwachs la memoria colectiva es: “…una corriente de pensamiento continuo, de una continuidad que no tiene nada de artificial, ya que no retiene del pasado sino lo que todavía está vivo o es capaz de permanecer vivo en la conciencia del grupo que la mantiene”
(http://www.uned.es/ca-bergara/ppropias/vhuici/mc.htm).
Las percepciones individuales hacen una colectiva. El reconocimiento de la memoria colectiva esta marcado por la instauración  de patrones culturales dados por las relaciones individuales que se establecen en la sociedad, hechos traídos del pasado se interrelacionan con el presente. La memoria es un fenómeno que se relaciona directamente con el presente; nuestra opinión del pasado es influenciada siempre por el presente, que significa que está cambiando siempre, que está en una constante reconfiguración. La memoria es muy importante para la reconstrucción y asimilación del pasado en momentos presentes. La reconstrucción del pasado es solo una “dimensión” de la memoria, en este caso se va a analizar como reconstrucción del pasado desde el presente.
La memoria colectiva “es más que las memorias compartidas de acontecimientos específicos: es una aproximación sistemática al pasado, que implica distintos niveles explicativos, que tiene en cuenta tanto procesos de grupos y dinámicas sociales generales como procesos interindividuales. Dentro de ella, ciertos acontecimientos tienen un papel estructurante alrededor del cual se organiza la representación” (Mendoza, 2005:5).
Al referirse a la forma de construcción de la memoria, Halbwachs plantea que “… el instrumento más acabado y a la vez marco central de la memoria colectiva, es el lenguaje, y con éste se construyen, mantienen y comunican los contenidos y significados de la memoria” (Ídem).
Por otro lado, Jorge Mendoza considera que “… la memoria colectiva sostiene que es el significado de los acontecimientos por los que atraviesa un grupo o sociedad lo que al paso de los años se recordará” (Ídem).
Para Jedlowski es “la acumulación de las representaciones del pasado que un grupo produce, mantiene, elabora y transmite a través de la interacción entre sus miembros” (Bellelli, G, 1999: 102)
La memoria se trata de una narración construida desde el presente con fines de interpretación del pasado y cuyos recuerdos sirven para conformar las identidades.
Para Niurma Pérez Serpa:
“la memoria cultural es el relato que los miembros de un grupo social comparten sobre su pasado y en el que los marcos sociales adquieren una dimensión significativa. Es construcción y afirmación de identidad. Esta puede encontrarse en crónicas históricas, documentos de época, monumentos, edificios y lugares conmemorativos” (Pérez Serpa, 2010).

Cuando se habla del tema memoria cultural no podemos dejar de mencionar la identidad pues "la identidad pasa a desempeñar el papel de una brújula que posiciona al grupo y sus miembros en mapas cognitivos (u horizontes) colectivamente construidos". Se puede apreciar que existe una estrecha relación entre la memoria cultural, la memoria colectiva y el contexto donde tienen lugar las acciones cotidianas de los individuos y sus relaciones las cuales adquieren significados tanto individuales como colectivos.
Las relaciones del pasado tienen soporte epistémico en las colectividades sociales; estas relaciones permitan las construcción de las memorias colectivas.
El reconocimiento de la memoria colectiva está marcado por la instauración de patrones culturales dados por las relaciones individuales que se establecen en la sociedad; hechos traídos del pasado se interrelacionan  con el presente.
Memoria se declara como el sistema de relaciones sociales que enmarca no solo, la formación de una estructura colectiva, sino que se respalda en las relaciones sujeto – experiencia, “lo que permite la recontextualización de los recuerdos más significativos a nivel grupal”, recuerdos que constituyen fiel exponente de la identidad de ese grupo, por lo que Wadman afirma que “sin memoria cultural compartida no hay identidad”. (Hernández Pérez, 2010: 37)
En este sentido Yarima Hernández Pérez afirma que:
“Ello legitima la cualidad de la memoria cultural para instituir identidades con margen colectivo, que a su vez se exterioriza como esencia de los procesos sociales y culturales. Estos, apoyados por el intercambio y la aceptación, fungen como edificadores de recuerdos, mientras se conserven en las memorias individuales del grupo. Las reconstrucciones que tienen lugar a partir de la permanencia en ese recuerdo, impiden su pérdida y posibilitan establecer un presente validado en la reivindicación al pasado; existente sólo, en las subjetividades de los individuos que la portan” (Ídem).
Es importante analizar o tener en cuenta la relación sujeto – sociedad pues es en esa relación de cada sujeto específico con esta que sus acciones, sus interrelaciones, sus modos de vida van adquiriendo significado el cual se colectiviza y pasa a posteriores generaciones, por lo cual tiene lugar una resignificación de esos sucesos o hechos.
Como plantea Yarima Hernández Pérez:
“La memoria cultural es un proceso selectivo y dialéctico. Queda establecida por las interpretaciones individuales que proveen de significados los acontecimientos del pasado y que desde los marcos del grupo social, se erigen de manera colectivizada. Implica, la resignificación que tienen los sucesos que pertenecieron a otras generaciones, pero que se establecen en el presente, tanto en las creaciones materiales como espirituales del ser humano. A su vez, proporciona a la sociedad un sentido de continuidad con un período histórico precedente, que es necesario, para explicar el presente. Patentiza las interrelaciones de carácter colectivo desde las diferentes escenas de la vida social. Es en esa urdimbre de memorias, recuerdos, experiencias, conocimientos creados y adquiridos, tiempo pasado y presente, donde se representan los indicadores culturales del panorama cultural de las ciudades” (Ídem)
“La memoria cultural conlleva a la reflexión en torno al devenir del hombre. A través de sus manifestaciones se analiza de forma dialéctica lo que ha perdurado de su quehacer, haciéndolo parte indisoluble de su cultura” (Tamayo y Hernández, 2010).
“(…) la memoria es una construcción social del pasado y tiene (…), un carácter histórico. (…) está sujeta a cambios, transformaciones y fracturas acordes a los cambios políticos y culturales o a la modificación de la sensibilidad social en momentos específicos” (Ídem).
Estos son aspectos que influyen en el significado que los individuos de un grupo social le otorgan a sus acciones. En tanto ocurren todos estos hechos y transformaciones la significación de los sucesos puede sufrir cambios por estar influenciada en mayor o menor medida por estos.
La memoria cultural es muy importante en el estudio del pasado cultural pues “revive los sucesos, interpretándolos desde afuera, en perpetuo desafío de las conclusiones establecidas en los marcos de un determinado período histórico” (Ídem).

Tanto la memoria como la historia juegan un papel primordial a la hora de rescatar el pasado de los pueblos, es sabido que la historia reconstruye los hechos pasados descubriendo en cierto sentido su significado pero en muchas ocasiones esto no se logra, por lo que es necesaria la memoria cultural como alternativa para el redescubrimiento de los hechos pasados, pues a través de la interpretación se completa esta información por lo que se considera que la memoria histórica y la memoria cultural deben complementarse para lograr reconstruir los hechos y sucesos del pasado más objetivamente.
El olvido es también un recurso de la memoria, a tenor de lo cual Tzvetan Todorov afirma que:
(…) la memoria no se opone de ningún modo al olvido (…). La restitución integral del pasado es una cosa desde luego imposible (…); la memoria es forzosamente una selección: ciertos rasgos del acontecimiento serán conservados, otros son inmediatamente o progresivamente descartados, y luego, olvidados (Ídem). Como se afirma anteriormente la restitución integral del pasado es imposible solo queda aquello significativo y de más valor para los individuos que es lo que se puede rescatar desde el presente.
Después de un análisis de la definición de memoria cultural se asume que esta es un proceso de construcción de los hechos pasados a partir de los recuerdos y significaciones que emergen de un grupo social colectivamente, los cuales se transmiten mediante un proceso de selección, dialéctico y donde se manifiestan los rasgos culturales de los individuos en relación con el medio en el cual se desarrollan.
Analizar la cultura es factor indispensable cuando se pretende realizar el rescate de este pasado cultural pues a través de su estudio se pueden establecer las relaciones de los individuos con su medio y conocer sucesos significativos que perviven en el recuerdo.
Como bien afirma Yarima Hernández Pérez:
 (…) se asume como panorama cultural la exposición de los rasgos más esenciales y significativos de una cultura, determinados por elementos tanto generales, como específicos. Tiene un marcado carácter social lo que permite distinguirlo de otros. Posibilita desarrollar estudios sobre las características de los procesos culturales, sin profundizar en sus especificidades. Aún cuando asume la importancia de los acontecimientos, el estudio no se desarrolla desde un enfoque historicista, sino que la interpretación de los mismos, se pondera como herramienta esencial. Constituye un análisis interpretativo y dialéctico en relación con el contexto en el cual se desarrolla (Yarima, 2010: 26).
Panorama cultural es la visión de conjunto del contexto cultural que “es todo aquello que forma parte del medioambiente o entorno y resulta significativo en la formación y desarrollo de la cultura de un grupo humano específico”. Es una estructura dinámica de representaciones culturales que tienen cierto significado, “es un entorno activo en el que el individuo construye su comprensión del mundo y que está conformada tanto por los contenidos culturales tradicionales, como por la necesidades y expectativas individuales y colectivas que surgen del contacto con la sociedad en general”.
De las consideraciones anteriores se asume que el panorama cultural es la visión de conjunto de las circunstancias en las que se inscribe un hecho, las cuales aportan significación a estos sucesos los cuales constituyen rasgos culturales de un grupo social y ayudan a conformar su cultura. El panorama se encarga de exponer estos rasgos culturales significativos de un grupo social determinado mediante un proceso interpretativo y dialéctico en relación con el medio con el que se desarrolla.

Bibliografía
Heller, Agnes: Memoria cultural, identidad y sociedad civil. Traducido por Ignacio Reyes García, bajo la supervisión de José A. Ramos Arteaga. 2001 Disponible en http://www.ygnazr.com/agnesheller.pdf

Hernández Pérez, Yarima Elena: Panorama Cultural de Victoria de Las Tunas en el período de 1930 – 1935. Tesis en opción al título de Máster en Desarrollo Cultural Comunitario. Mención: Estudios Culturales de Comunidades. Las Tunas, 2010.

Mendoza, Jorge (2005), “Exordio a la memoria colectiva y el olvido social”, en Atenea digital No. 8, Disponible en: http://antalya.uab.es/athenea/num8/mendoza-pdf.

Pérez Serpa, Niurma: Análisis teórico de la noción de memoria cultural y su importancia para las identidades actuales, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, julio 2010.www.eumed.net/rev/cccss/09/nps.htm

Tamayo Talavera y Hernández Pérez: La necesidad de preservar lo que nos define. Análisis crítico de las categorías música de concierto y memoria cultural, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, julio 2010, www.eumed.net/rev/cccss/09/tthp.htm

http://www.uned.es/ca-bergara/ppropias/vhuici/mc.htm.