Contribuciones a las Ciencias Sociales
Noviembre 2011

APUNTES SOBRE LA PLANTACIÓN ESCLAVISTA CAFETALERA EN LA CUBA COLONIAL HASTA 1868



Alexander Abreu Pupo (CV)
Universidad de Holguín, Cuba
apupo@fh.uho.edu.cu


Resumen
La historiografía correspondiente a los estudios sobre el período colonial cubano destaca sobremanera los acercamientos teóricos y estadísticos sobre el fenómeno de la plantación esclavista. La mayor parte de la construcción escritural sobre el período centra su atención en la plantación azucarera y toda la relación que esta establece con fenómenos conocidos dentro del ámbito comercial, industrial y social. Sin embargo, los estudios sobre la plantación del café parecen estar opacados dejando de conocerse con suficiente profundidad sus zonas de desarrollo, capitales invertidos, fuerza de trabajo, niveles de exportación y consumo.
El trabajo que sometemos a consideración no pretende cubrir este vacío, simplemente su objetivo es brindar una panorámica sobre la evolución del café en Cuba hasta los finales de la década del 60 del siglo XIX. Para ello hemos consultado un conjunto de textos y documentos que nos han permitido ofrecer esta síntesis, la cual es el resultado de un trabajo más amplio que desarrollamos con el objetivo de reconstruir la economía de la jurisdicción de Holguín en el período 1752 hasta 1868.



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Abreu Pupo, A.: "Apuntes sobre la plantación esclavista cafetalera en la Cuba colonial hasta 1868", en Contribuciones a las Ciencias Sociales, noviembre 2011, www.eumed.net/rev/cccss/15/

APUNTES SOBRE LA PLANTACIÓN ESCLAVISTA CAFETALERA EN LA CUBA COLONIAL HASTA 1868.

Analizar la plantación del cultivo del café en Cuba durante el siglo XIX se hace difícil, los inconvenientes se encuentran en escasa literatura, poca información documental y estadística . Los estudios hechos sobre el café están más cercanos a la problemática antropológica del fenómeno migratorio francés que a su real estructura e impacto económico y relaciones con la economía mercantil. 
A mediados del siglo XVIII se introdujeron los primeros ejemplares de cafeto. Para 1748 ya se cultivaba siendo el contador mayor de cuentas José Gelabert el primero en desarrollar una plantación de café en el Wajay. Su ejemplo fue seguido de la iniciativa de un grupo de productores habaneros “(…) sin considerarlo como una nueva fuente de riquezas por el mal aspecto que presentaban sus granos debido a la falta de preparación de los mismos (…)” . En 1767 el Intendente informaba al rey sobre la difusión del cultivo pero solo para la satisfacción interna sin llegar a lograr cantidades productivas relevantes.
Los intereses por desarrollar este cultivo por parte de la Corona española, se observan en la Real Cédula del 8 de junio de 1768 que proporcionaba diversas ventajas a los que se dedicaran al cultivo del aromático producto originario de Etiopía . En 1779, Cuba exportaba café hacia España sin resultados importantes hasta la llegada de los colonos franceses.  “Estos emigrantes tenían cierta calidad. Eran, por lo general, propietarios o administradores de propiedades que durante su residencia en Haití estuvieron al frente de sus negocios. Tenían, pues, una gran experiencia en el manejo de las haciendas destinadas a frutos tropicales y algunos de ellos, no sólo salvaron algún capital, sino también parte de sus esclavos con los cuales llegaron a Cuba”.
Fue en la llanura habanera donde comenzó a desarrollarse el cultivo del café en Cuba, incorporando todo el suroeste y sur de esa región a la economía colonial de tipo mercantil. Por lo general fueron zonas donde no había penetrado la producción azucarera. Entre 1800 y 1817 los cafetales en esta zona pasaron de 69 a 779.
Al igual que la caña de azúcar el café contribuyó a la demolición de haciendas comuneras y la respectiva alza del precio de la tierra. En la región centro- oriental se cultivó en zonas altas y en la región central el cultivo se concentró en Trinidad siendo los puertos de La Habana, Matanzas y Santiago de Cuba los principales exportadores del grano. Para 1816 el número de cafetales en Matanzas era de 104 incrementándose a 179 al año siguiente.
De la región de Guantánamo los cafetales se fueron desplazando hacia el oeste llegando a ocupar las alturas al norte y noroeste de Santiago de Cuba. Para 1807 se contabilizaban 1 100 000 matas de café en la región montañosa oriental, es decir 992 000 más que en 1803.
Este crecimiento lo vemos asociado al Real Decreto del 22 de noviembre de 1792 que eximió de todos derechos, alcabala y diezmos por espacio de diez años a productos como el añil, el algodón y “(…) haciéndose extensivo tan señalado beneficio también al café, comprendiendo en él a los nuevos cafetales que se formentasen y no comenzándose a contar el plazo de la exención, sino a partir de la primera cosecha recogida y eximiéndose de derechos de entrada a toda clase de máquinas e instrumentos agrícolas (…)” .
Hasta los inicios de la década de 1810, el desarrollo cafetalero se caracterizó por cultivarse por colonos en pequeños fundos o medianos, estos colonos le entregaban su cosecha al dueño de las tierras o al hacendado más próximo, el cual disponía de los recursos para la preparación final del cultivo como mercancía. En este período los cafetales ocuparon menor extensión que los cultivos de la caña, se ha comprobado que para la fecha con “(…) 10 caballerías y 40 esclavos se podía obtener una producción media de 1 200 quintales”.
Por lo regular en las plantaciones de café se hacían siembras de otros productos dándole una mayor diversificación al uso de la tierra. Esta práctica casi desapareció con el ascenso en más de doce veces de los precios del café en el período 1812- 1822. Si en 1774 se contaban solo tres cafetales en toda la Isla para 1827 la cifra será de 2 067 .
En 1818, las inversiones en el café llegaban a más de 25 millones de pesos en la Isla permitiendo que para 1825 el café elevara su exportación a más de un millón de arrobas, esto sin incluir las del consumo interno . En la década de 1820 la posición exportadora cubana la encabezaba el café llegando a imponer el café cubano su precio en determinadas geografías europeas.
En el occidente de Cuba, en la Sierra del Rosario proliferaron las haciendas cafetaleras, esta actividad contribuyó a la demolición de varias haciendas ganaderas y su reparto en unidades menores para dar paso a la caficultura . Proliferarían los cafetales en el Valle de San Juan, Bayate y Manantiales , era “(…) evidente que los refugiados de Santo Domingo no estaban desprovistos de sagacidad cuando eligieron sus tierras. Sin ninguna duda el terreno era fértil (…), los cafetos, bien cuidados, pueden florecer durante veinte o treinta años, y producir un café que alcance más demanda que ningún otro en el mercado”.
En 1808, con la invasión napoleónica a España los refugiados franceses en la Isla vivieron momentos traumáticos. Para esa fecha eran unos diez mil en toda Cuba . La Junta de Sevilla determinó su expulsión, generándose una especie de xenofobia pero también de oportunismo al ser el pretexto para sustraer las propiedades a los emigrados galos. Las autoridades de la Isla organizaron a partir del 12 de marzo de 1809 las Juntas de Vigilancia, encargadas de velar por la expulsión de los franceses considerados indeseables o que no se habían nacionalizado bajo la bandera española. 
Hacia 1827 los cafetales del occidente representaban el 62.5% del total nacional. Sus producciones se dirigían al mercado norteamericano que en 1821 importaba de Cuba el 41% de sus necesidades , mientras que las del Oriente lo hacían hacia Europa y el contrabando. Las exportaciones anuales por cafetal en el occidente promediaban 334 q por unidad mientras que el oriente lo hacía para 115. 5 q. 
Para 1847 la diferencia de unidades se mantenía casi igual, sin embargo el promedio de las exportaciones por unidad había disminuido en el occidente y se habían aumentado en el oriente. Esto no niega la idea planteada por Moreno Fraginals de que los mayores “(…) cafetales de Cuba no se fundaron en Oriente, sino en la zona occidental Habana- Matanzas. Lo que sucedió en los cafetales de Occidente fue que el impulso azucarero los barrió totalmente, sobre todo a partir de 1832. Por el contrario, los cafetales orientales subsistieron al azúcar (…)”.
El auge cafetalero fue breve, sin negar intensidad, algo más de medio siglo. La década del treinta del siglo XIX generó su crisis interna donde varios factores parecieron incidir. Podemos señalar la caída de sus precios en el mercado mundial por la abundante exportación de las regiones brasileñas sobre todo hacia el mercado norteamericano que desde la década de 1830 los intereses agrícolas de esa nación, unido a los navieros implementaron toda una campaña contra el café cubano como respuesta al proteccionismo español que había cerrado los puertos cubanos a las harinas norteamericanas ; a esto se suma que los productores de la Isla se resintieron con la subida de los precios de los esclavos a través de la trata.
De los factores climatológicos, parece ser que los huracanes intensos de 1844 y 1846 que azotaron el occidente ocasionaron una destrucción casi total de las haciendas cafetaleras habano- matanceras. Otro elemento que tuvo su incidencia en la crisis definitiva fue de carácter social, las rebeliones de esclavos de la década del 40.
La crisis trató de ser superada a través de estudios que permitieran elevar sus rendimientos. La Sociedad Económica del País convocó a un concurso sobre los problemas del café. Los premiados fueron Francisco de Paula Serrano y Tranquilino Sandalio de Noda. Sus informes proponían la tecnificación del cultivo, la cosecha y su manipulación, así como, el aprovechamiento de la tierra estableciendo simultáneamente explotaciones agropecuarias para suplir los bajos rendimientos.  En su Memoria, Serrano defendía el sistema de colonato que prescindiera de la fuerza de trabajo esclava, y Noda por su parte, proponía eliminar las haciendas ineficientes y reformar los cafetales más grandes y mejor equipados.
De acuerdo con las estadísticas que consultamos se puede afirmar que para el período de la década de 1850 a 1860 ocurre una reversión inmensa en la economía cafetalera. Entre 1847 y 1862 los cafetales en el Occidente cayeron en un 49.8%, mientras que para el Oriente la caída fue menor en un 3.4%.

Los aspectos mencionados no implican que absoluticemos la destrucción del cultivo del café o su abandono total por los productores. En la década de los años 60 muchos cafetales mantenían una producción alta, muestra de la disponibilidad de un mercado interior