Contribuciones a las Ciencias Sociales
Octubre 2011

VIOLENCIA AUTOINFLIGIDA EN LA FRONTERA NORTE: UN PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA. CASO MUNICIPIO DE MEXICALI, BAJA CALIFORNIA, MÉXICO



Elsa de J. Hernández Fuentes (CV)
Maestra en Estudios y Proyectos Sociales, Coordinador Licenciatura en Sociología
Facultad de Ciencias Humanas
Universidad Autónoma de Baja California, México
pedro@ucm.hlg.sld.cu
David F. Fuentes Romero (CV)
Doctor en Ciencias Sociales Aplicadas
Profesor investigador del Instituto de Investigaciones Sociales
Universidad Autónoma de Baja California
Irma A. González Hernández (CV)
Maestra en Desarrollo Urbano, Profesora de tiempo completo
Facultad de Ciencias Sociales y Políticas
Universidad Autónoma de Baja California
irma@uabc.mx
Elsa del Carmen Villegas Morán (CV)
Maestra en Comunicación
Coordinador Licenciatura en Comunicación
Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Autónoma de Baja California, México
elsahermanito@yahoo.com



RESUMEN

El presente artículo tiene como objetivo caracterizar la mortalidad por suicidios en el Estado de Baja California, identificando los principales cambios en los métodos de suicidio y en la estructura por edades y sexos de los casos que se han presentado a escala regional de la frontera norte de México.
Dentro de este estudio se utilizaron como fuentes de información los registros oficiales de muerte violenta del Servicio Médico Forense (SEMEFO) durante el periodo de 1999 a 2005.  Estos datos permitieron calcular las tasas de mortalidad utilizando para éste proceso las poblaciones estimadas por el Consejo Nacional de Población (CONAPO), describiendo la mortalidad por sexo, por grupo de edad y por zona del municipio en estudio, así como los cambios observados en las tasas y los métodos de suicidio en el periodo estudiado. Debido a la complejidad del tema en la zona observada el alcance del estudio se limita al nivel descriptivo.
Las categorías de estudio serán los índices de suicidio y las características sociodemográficas de los suicidas, tales como sexo, edad, escolaridad, ocupación, lugar de residencia, servicio de salud, adicción a substancias tóxicas y estado civil.

Palabras clave: Suicidio, mortalidad, tasa de mortalidad, frontera norte, violencia autoinfligida.



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Hernández Fuentes, Fuentes Romero, González Hernández y Villegas Morán: Violencia autoinfligida en la frontera norte: un problema de salud pública. Caso Municipio de Mexicali, Baja California, México, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, octubre 2011, www.eumed.net/rev/cccss/14/

INTRODUCCIÓN

El suicidio es definido como el acto consciente de aniquilación autoinducida, de causas múltiples, que se presenta en un individuo para quien este acto es la única solución. Para determinar los factores asociados al suicidio, se han realizado estudios dirigidos a evaluar las características de quienes se suicidan y quienes intentan hacerlo, y se han identificado determinantes como: historia personal de trastornos psiquiátricos (intento de suicidio, depresión, esquizofrenia y trastornos de personalidad); enfermedad física; desventajas sociales; predisposición genética y antecedentes familiares de suicidio.
En México el suicidio ha incrementado vertiginosamente durante los últimos 25 años. En el año 1975 la cifra de suicidios era de 1 006 –esto es, 1.73 casos por cada cien mil habitantes–, a partir de ese momento la tasa fue en aumento alcanzando en 1985 el 2.09 y en el transcurso de estos años continua incrementándose, hasta llegar a 67.05% en niveles de crecimiento en tasa anual entre 1975 y 1994. Es decir, de 1970 al 1994 la tasa de suicidios en México casi se triplicó (2.6 veces), pasando de 1.13 a 2.89 por cada cien mil habitantes. Por su parte, el número de suicidas pasó de representar el 0.11% como causa de mortalidad general en 1970, a 0.62% en 1994, llegando a 0.86% en 2008 según datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática. (INEGI, 2002, 2008)

Frontera Norte

México se encuentra en el hemisferio Norte de América con una extensión territorial de 5'152,406 km², ocupando por su superficie el décimo cuarto lugar en el mundo, la República Mexicana tiene actualmente una población total de 112, 337 mil habitantes presentando un crecimiento anual de 1.8 porciento. Este país comparte con los Estados Unidos de América 3, 185 km en su frontera norte. El Estado de Baja California está situado en la región noreste de la República Mexicana, forma parte de la península de Baja California limitando al oeste y al sur por el océano pacífico, al este por el Golfo de California colinda al norte con Estados Unidos de Norteamérica compartiendo una frontera de 265 kilómetros con los Estados de California y Arizona. Actualmente se encuentra integrado por cinco municipios: Mexicali, Tijuana, Ensenada, Playas de Rosarito y Tecate.
Para 2010 la población total del Estado era de 3, 155,070 habitantes, de los cuales se reconoce a 1,409,129 residentes como población económicamente activa (INEGI, 2010). Un elemento poblacional importante en el Estado es la migración considerándose sus principales causas: la búsqueda de un trabajo mejor, la reunión familiar o bien la intención de asentarse temporalmente en la frontera para posteriormente migrar a los Estados Unidos de Norteamérica
Ya que desde hace más de dos décadas, las ciudades ubicadas en la frontera norte han registrado cambios importantes relacionados con la situación socioeconómica del país generada por la crisis de los ochenta, la cual obligó a miles de residentes de las zonas rurales a migrar hacia las ciudades en busca de mejores oportunidades de vida, empleo, vivienda con servicios y asistencia social completa, entre otras aspiraciones (Fuentes Romero, 2006).
De acuerdo con el XIII Censo General de Población y Vivienda 2010 realizado por el Instituto Nacional de Geografía Estadística e Informática (INEGI) la población del Municipio de Mexicali era de 936,826 habitantes con una densidad poblacional calculada para el todo el Estado de 44 habitantes por kilómetro cuadrado, es decir una zona de baja densidad poblacional dedicada principalmente a la agricultura, la industria y los servicios turísticos. Estas tres actividades económicas se han desarrollado debido a la ventaja de operación en la frontera ante los mercados de los Estados Unidos de América. El Municipio de Mexicali tiene una población joven numerosa distribuida proporcionalmente en ambos sexos, viviendo en las zonas urbanas en mayor medida, siendo en su mayoría católicos
La realidad y percepción de las fronteras mexicanas se han alterado durante los últimos años. La migración indocumentada, la crisis económica, el deterioro ecológico, el crecimiento exponencial de las ciudades y el tráfico de estupefacientes son el nuevo panorama de ésta franja territorial.
Los cambios que se registran en las ciudades fronterizas no sólo afectan al ámbito económico, sino también el ambiente social y cultural. Uno de estos cambios puede observarse analizando las causas por las que mueren los residentes de la frontera norte y cómo éstas se han ido modificando. Las causas infecto-parasitarias, que durante años habían ocupado los primeros lugares, fueron desplazadas por las enfermedades crónico-degenerativas y por las muertes violentas (que comprenden accidentes, homicidios y suicidios).
En El Suicidio, Durkheim (2000) señaló que “el hecho social se materializa a veces de manera que se convierte en un elemento del mundo externo”. De ésta manera los métodos científicos debían aplicarse al estudio de la sociedad, considerando que los grupos sociales presentaban características que iban más allá o eran diferentes a la suma de las características o conductas de los individuos. Durkheim identifica los valores compartidos por una sociedad, como la moralidad y la religión como la base de la estabilidad social. Así, explicó el fenómeno del suicidio como resultado de una falta de integración del individuo en la sociedad. Dentro de éste estudio se retoma la visión sociológica donde se caracteriza al suicidio no desde un punto de vista individual, sino general, en la sociedad, con lo que se concibe a éste fenómeno como un hecho diferente y variable.

METODOLOGÍA

Para realizar éste análisis se construyó una plataforma de información soportada por dos bases: la del Servicio Médico Forense (SEMEFO), donde se analizaron el 100% de las necropsias, esto es, la totalidad de los suicidios consumados, sumando 288 casos; y la información proporcionada por la prensa local (periódicos de mayor circulación como El Mexicano, La Voz de la Frontera y La Crónica de Baja California) alcanzando el 47.9% de los casos antes mencionados. Además, se realizó un análisis de información de las dos bases para generar así el perfil del suicidio en el Municipio de Mexicali, Baja California.
Se utilizó la codificación de respuestas en método y lugar del deceso según inegi (véase cuadro 1), y con la información depurada se llevó a cabo un análisis cuantitativo para elaborar las conclusiones.

Cabe mencionar que en algunas variables (ocupación, escolaridad, lugar del deceso, lugar de nacimiento, acceso a servicio médico y estado civil) no se obtuvo el 100% de los datos debido a que es información que se ignora (casos perdidos) porque el familiar o amigo que identificó a la víctima no la otorgó. Sin embargo, el porcentaje de casos perdidos es menor que el presentado por inegi en las mismas variables.
Se referenció la información otorgada por el inegi (2002) y por el Consejo Estatal de Población (CONEPO), la cual se registró en una base de datos en el Programa “Statistical Package for the Social Sciences” (spss). El 51% de la información tuvo como fuente principal el SEMEFO y el 47.9% se obtuvo de Semefo-Prensa local (INEGI, 2002).

El suicidio por regiones del país

Es importante resaltar las diferencias por regiones sobre el fenómeno del suicidio en México, ya que, por ejemplo, la población rural es la que menos recurre a él. A pesar de su pobreza y de contar con el Producto Interno Bruto (pib) per cápita más bajo del país, únicamente uno de cada 100 mil se quita la vida cada año en los estados de Chiapas, Oaxaca y Guerrero. Después del “México indígena” viene la populosa zona de la Meseta Central, donde se encuentran el Distrito Federal, el Estado de México, Hidalgo, Morelos, Tlaxcala y Puebla; ahí, a pesar de los estresantes niveles de vida, la región sólo presentaba hasta el 2000 dos suicidios por cada 100 mil habitantes cada año.
Éste fenómeno se presenta de manera ascendente en las zonas de origen de emigrantes a los Estados Unidos, que comprenden Aguascalientes, Jalisco, Michoacán, Zacatecas, Guanajuato y San Luis Potosí, que en promedio acusaban tres suicidios anuales por cada 100 mil habitantes. En escala ascendente sigue el “México fronterizo con la Unión Americana”, integrado por Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, que en conjunto promediaban cuatro muertes por suicidio anual por cada 100 mil habitantes; zona sólo superada por la Península de Yucatán (incluyendo a Tabasco), donde hasta el 2000 se presentaban ocho suicidios por cada 100 mil habitantes en un año (17).
Con base en los registros vitales generados por organismos e instituciones como: INEGI, CONAPO, CONEPO, SEMEFO, donde se enlistan nacimientos, defunciones y causas de las mismas (2002), podemos afirmar que las muertes violentas en Mexicali se han ido colocando en los primeros lugares, y aunque éste es un fenómeno que comparte con el resto del país, dicho municipio presenta características particulares.

El Suicidio en Mexicali, Baja California

En 1997, Baja California presentaba una tasa de 4.4 suicidios por cada 100 mil habitantes, misma que estaba por arriba de la media nacional, en cuya escala el estado ocupó el séptimo lugar. Según información de la Secretaría de Salud (ssa), hacia finales de la década anterior se estimaba que la tasa se encontraba entre 5 y 6 suicidios por cada 100 mil habitantes. Hasta 1998, Tijuana y Mexicali registraban 2 suicidios por cada 100 mil habitantes, cifra que se disparó notablemente hacia el final de la década anterior, según reporta el Instituto Nacional de Geografía Estadística e Informática (INEGI). Posteriormente, en 1999 se identifica que en Mexicali se registran hasta 6 suicidios por cada 100 mil habitantes, lo que en el contexto nacional representó una de las tasas más elevadas de ese año. El porcentaje para 2001 fue de 3 por cada 100 mil habitantes. Para 2009 el número de suicidios en el Estado representaba el 3.3 % de las muertes violentas, es decir su cifra ascendía ya a 3,682 personas. El riesgo de decidir suicidarse se acentúa entre los 25 y los 34 años, lo que se atribuye a los cambios de vida de hombres y mujeres en el terreno profesional, sentimental o familiar.
Según el XII Censo General de Población y Vivienda 2000 generado por  inegi, las localidades de Tijuana y Mexicali concentraban al 79.4% de la población del estado, en el cual en 1999 se registraba un total de 108 suicidios, representando una tasa de 5.1 casos por cada 100 mil habitantes. Dicha tasa se mantuvo en ambos municipios a lo largo del periodo de estudio (1999-2005).
En el municipio de Mexicali, el promedio de muertes violentas representa el 13.5% del total de defunciones anuales, y entre ellas el suicidio alcanza un promedio de 6.0%. A pesar de que el 92% de la población en México practica la religión católica (la cual señala al suicidio como acto prohibido y lo sanciona), el incremento del fenómeno no se detiene durante el periodo de estudio, lo que no concuerda con lo que Durkheim afirmara sobre la influencia que ejerce la ideología religiosa sobre el acto de suicidio, en su obra principal.
El estudio de caso plantea al suicidio como el reflejo de una sociedad inmersa en un contexto económico globalizado, como un fenómeno que es a su vez una expresión de las necesidades no satisfechas. Dentro del periodo de estudio, en el 2001 se presentó la mayor incidencia con un total de 52, que representaba el 18.1% del total. El año con el menor número de suicidios fue 2005, donde se registraron 33, esto es, 11.5% del total, el cual asciende a 288 (véase cuadro 2). El promedio de la tasa de suicidios por cada 100 mil habitantes es de 5.0, aunque en 2001 alcanza su nivel más alto con 6.49.

Durante los meses de mayo y septiembre se observó el mayor número de suicidios con 28 casos respectivamente, lo que representa el 9.7%, seguido por el mes de julio y noviembre con un 9% cada uno. En los meses de febrero, junio, agosto y octubre se obtuvo un 8% respectivamente, siendo diciembre el mes de menor incidencia, con sólo 19 suicidios, lo que equivale al 6.6%. Sin embargo, la frecuencia de suicidios no se sostiene en los meses de verano o de invierno, lo que impide establecer relaciones entre la temporada y el hecho.
El número de personas identificadas es del 95.5%. Sólo 4.5% no fue identificado por ningún familiar o amigo.
Tal como Durkheim señalaba, el suicidio se practica con mayor frecuencia en las ciudades que en las áreas rurales. En el área urbana del municipio de Mexicali se ubica el 80.2% de los casos y sólo el 19.8% sucede en el área rural (Valle de Mexicali y San Felipe), como se muestra en el cuadro 3.

De acuerdo con la información obtenida respecto a su acceso a seguridad social, el 62.3% de las víctimas no tenía acceso a servicios médicos públicos, el 35.2% sí contaba con algún servicio como Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de Los Trabajadores del Estado (ISSSTE) o Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Gobierno y Municipios del Estado De Baja California (ISSSTECALI). Sólo el 2.5% tenía acceso a algún servicio médico privado (véase cuadro 4).

Los datos correspondientes al lugar de nacimiento de las víctimas sólo se obtuvieron en el 55.2% de los casos. Con base en dicha información se tiene que el 56.1% era originario de Baja California, el 14.5% provenía de Sonora y Sinaloa, el 10% suma los nacidos en Guanajuato y Michoacán y el 8.8% lo alcanzan los originarios de Jalisco, D.F. y Durango.  Es decir, el 44% eran nativos de otras entidades e incluso de otros países, lo cual los hacía más vulnerables a problemas económicos y sociales al carecer de familia o amigos que pudieran brindarles algún tipo de apoyo.
La mayoría de los suicidios se manifiestan entre los 20 y los 39 años de edad con un 61.2% del total, presentándose la menor incidencia en los menores de 15 años con sólo 1%. La edad con el más alto índice de suicidio es 30 años con un 5.6% del total. En 2001 se registraron 23 casos de suicidio entre los 20 y 29 años siendo éste también el año con mayor incidencia de suicidios en sujetos menores de 19 años con un total de 6 casos. De tal suerte que al presentarse el suicidio en la etapa marcada como Alta Productividad Económica (según INEGI Censo de Población y Vivienda, 2000; Población entre los 15 y 34 años) podría estimarse una pérdida de años productivos debido a que el suicidio impide la integración del individuo a la etapa remunerada (Manzo, 2005)
Los jóvenes como principales actores de los suicidios en el Municipio de Mexicali reflejan a través de este acto la incapacidad para sobrellevar los problemas cotidianos en todo ámbito, ya las responsabilidades sociales demandadas por padres, hijos, cónyuges, amigos y compañeros de trabajo y escuela; no pueden ser resueltas generando una encrucijada social que creen solventar con el suicidio, aunado a esto se encuentran los difíciles procesos de competitividad laboral actual (desempleo, sueldo-salario) (Manzo, 2005) generando actitudes ante el suicidio en quienes inician su vida económica.
Sin embargo, a pesar de que los adultos mayores son un grupo de edad minoritario en dicho fenómeno, se ha mantenido un aumento significativo en los últimos años. Así en 2003 se presentó el más alto número de suicidios en personas de 60 años y más, contándose 7 casos, mientras que los suicidios cometidos por mayores de 54 años alcanzan 16.3% del total de casos estudiados en el Municipio de Mexicali.
Las diferencias geográficas en la zona norte el llamado “México fronterizo” se relacionan con el aumento en la complejidad de las sociedades fronterizas nacionales, en las que crecen la violencia y la adicción a narcóticos y por tanto, la desintegración familiar a consecuencia de la influencia económica, social y política de los Estados Unidos. Encontramos así ante la problemática de suicidio una relación multifactorial, en la que confluyen, entre otros elementos:
Empleos con bajos niveles de bienestar. Aunque económicamente se gane más que en otras áreas del país, los empleos se caracterizan por exigir largas jornadas laborales (de entre 12 y 14 horas diarias), sin contar horas extras o capacitaciones, lo que ocasiona escasas o nulas relaciones personales, familiares, culturales, deportivas o sociales. Así como el desencanto debido a la imposibilidad de alcanzar las grandes expectativas creadas sobre la frontera.
A pesar de qué el suicidio es un acto individual y único en sus causas y consecuencias, se pueden encontrar similitudes en el medio socioeconómico, por lo cual es necesario resaltar la existencia de factores de vulnerabilidad que interpretamos, están relacionados con el aumento en fenómenos sociales como el suicidio, así nos aclara la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe:

 …entre los fenómenos que contribuyen a la vulnerabilidad figuran la creciente inestabilidad macroeconómica; las frecuentes entradas y salidas de la condición de pobreza, que afecta incluso a grupos históricamente protegidos; diversos signos de fragmentación y de asimetrías sociales; indefensión ante riesgos de diversa naturaleza, algunos de los cuales van en aumento, y nuevas formas de segmentación del acceso a los activos relevantes en términos de movilidad social (CEPAL, 2002).

Por lo que podemos decir que la relación de la vulnerabilidad social con el aumento de los fenómenos sociales como el suicidio es inminente.
Influencias sociales. Dentro de una sociedad donde el hombre es visto como proveedor principal de la familia y por lo tanto el no cumplir con ésta labor le resta valor a los ojos del resto del conglomerado social. Por otro lado la asimilación por transculturación de una visión donde sólo el  consumo permanente puede dar felicidad y tranquilidad a los miembros de la familia hace más grave esta situación. Esto provoca también una creciente presión social que desemboca en violencia y suicidios.
Percepción de género. Éste factor afecta a los hombres quienes, dentro de visiones tradicionales, consideran como signo de debilidad mostrar sus emociones y por lo tanto ignoran y esconden con mayor frecuencia los signos de depresión, disminuyendo la posibilidad de obtener ayuda. De igual manera, en México, los hombres presentan mayor cercanía y posesión de armas de fuego que las mujeres, según datos de la Secretaria de la Defensa Nacional revelados en 2009, donde señalan que de los 2 millones 105 mil 120 ciudadanos con permiso para portar algún tipo de arma el 99% son hombres (González Méndez, 2009). Agravando esto en México los hombres consumen más drogas ilegales que las mujeres, en el caso de Baja California se distingue un elevado consumo de metanfetaminas sobre el resto de la población del país (CONADIC, 2009).
Aplicando la teoría de Durkheim al contexto nacional actual, interpretamos que ha medida que la carga social del varón en México ha ido en aumento, relacionada con la problemática del empleo y desempleo, la violencia en general ha aumentado éste país.
Pérdida de los lazos familiares. La migración genera la pérdida de contacto y alejamiento familiar que llevará a sentimientos de soledad y falta de apoyo. El migrante aplaza el regreso a su lugar de origen en espera del éxito económico, que como se ha indicado no llegará en la medida de lo imaginado, por lo que se siente atrapado entre el deseo del retorno al hogar y la aspiración de ser considerado dentro de su familia y su comunidad como un miembro exitoso.
Presiones de apariencia física. Con marcado énfasis fronterizo entre Baja California y California. Donde se han aceptado tanto patrones de alimentación como de belleza incompatibles uno con el otro, orillando a las personas a una constante insatisfacción con su apariencia.
Características socioculturales y demográficas. Entre las cuales sobresale el ser ciudades jóvenes que están gestando el cambio de lo rural a lo urbano sin dirección alguna. La cultura y la religión como elemento de la misma, juegan un papel importante  en el comportamiento del suicidio ya que aunque en la actualidad la práctica religiosa en México, ha disminuido notablemente, este país continua siendo eminentemente católico y mantiene la condena del suicidio como un precepto arraigado.
Culturalmente pues, existen prejuicios sobre el suicida y su familia, lo cual propicia  el ocultamiento de este hecho, no sólo cuando se consuma, sino también cuando se intenta, cubriéndolo como un accidente o cualquier otra situación que no implique responsabilidad para la persona involucrada.
Como aspectos demográficos dentro del Municipio de Mexicali podemos identificar riesgos sociales como son: la escasa capacidad de defensa ante los problemas y las altas habilidades adaptativas que requerirán los nuevos habitantes de ésta población. Por su parte la fragilidad institucional  y la falta de equidad socioeconómica socavan la cohesión social al obstaculizar el desarrollo pasando a ser factores debilitantes de la capacidad de respuesta de la comunidad (o de algunos de sus sectores) ante situaciones graves.
Por lo que el incremento acelerado del fenómeno de suicidio en la localidad de Mexicali, particularmente en hombres y mujeres jóvenes, debe ser una llamada de atención para implementar a la brevedad medidas tendientes a disminuir su magnitud, para lo cual se requiere la identificación de los factores relacionados con su incidencia (Hernández Fuentes, 2007).

CONCLUSIONES

¿Cuáles serían entonces las tendencias para los próximos años? Es precipitado esbozar alguna, pero en términos generales puede decirse que el suicidio entre el grupo de edad de adultos jóvenes continuará en aumento, al igual que entre los adultos mayores, aunque en menor grado en estos últimos.
A través de nuestro estudio podemos concluir como el Perfil del suicida en el Municipio de Mexicali, Baja California, el siguiente:

De acuerdo a los perfiles mostrados se pueden señalar que los varones tenían empleos inestables y de bajos salarios sin seguridad social de acuerdo a su escolaridad, a pesar de que su carga familiar no era complicada en el sentido en que no estaban al frente de un hogar debido a que era soltero, el alto porcentaje de adicción a algún tipo de droga licita o ilícita los vuelve vulnerable de acuerdo al contexto social.
En las mujeres tenían empleos inestables y de bajos salarios, solteras o eran madres solteras con gran carga familiar y responsabilidad económica, contaban con menor edad, aunque la escolaridad es mayor que la de los varones, no tenían adicción a algún tipo de droga, vulnerable en contexto social.

RECOMENDACIONES GENERALES

Podemos darnos cuenta que la incidencia del contexto social y familiar son primordiales para la disminución y atención de la problemática, ya que un suicidio afecta a la familia en primera instancia, pero no exime a la colonia ni a la comunidad de los efectos en lo económico y en lo social. El contexto social y familiar es pues primordial para la disminución y atención de la problemática.
El suicidio al no ser considerado un delito, no tiene una partida económica destinada a su control dentro de las instituciones que deben atenderlo, es decir que tanto la Secretaria de Seguridad Pública (SSP), el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), el Instituto de Servicios de Salud Pública (ISESALUD), como la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) tienen escaso o ningún programa enfocado al suicidio, limitando su acción a la impartición de platicas escolares.
Considerando que en la actualidad la innovación en las políticas públicas ha propiciado un aumento en la participación social de los ciudadanos en reclaman de métodos para solucionar problemas sociales como: el desempleo, la pobreza , la violencia urbana y el suicidio; es necesaria la creación de un mayor número de organizaciones bien estructuradas capaces de vincularse con el Estado para la resolución de los diversos problemas sociales, es decir, crear nuevas respuestas a través del diálogo comunitario, la participación social y el respeto a los valores constitucionales y democráticos (Moore H., 1998).
De lo anterior surge la necesidad de generar un mecanismo específico para el estudio, la prevención y atención tanto del suicidio como del intento fallido de suicidio explorando el impacto social y salvando la grave falta de atención y prevención que existe actualmente en el Municipio de Mexicali.
Con base en los resultados del presente estudio, se propone implementar una política pública que destine un presupuesto específico para el seguimiento de los intentos fallidos de suicidios en hospitales públicos y privados, escuelas, agencia del Ministerio Público y centros de detención y rehabilitación.
Establecer la obligatoriedad legal de reportar los intentos de suicidio en hospitales públicos y privados, escuelas, agencias del Ministerio Público y centros de detención y rehabilitación de adictos que permita Incluir en la agenda gubernamental tanto los intentos fallidos como los suicidios consumados. Así mismo se propone generar un sistema de evaluación y seguimiento del fenómeno a través de los siguientes indicadores:

Así como realizar un análisis multidisciplinario de las cartas póstumas de los suicidas que permita generar un mayor conocimiento científico de dicho fenómeno y elaborar un perfil del posible suicida determinando su comportamiento y el impacto social del suicidio consumado entre la familia y grupo de amigos de la víctima.
Incrementar la conciencia general en torno al suicidio, a través de pláticas focalizadas de prevención en escuelas a nivel medio superior que involucren el manejo de las crisis y el mejoramiento de la autoestima, así como el análisis de mitos y realidades alrededor a este fenómeno, de igual manera se debe realizar un seguimiento de las personas que sobreviven a un atentado contra su propia vida para prevenir muertes prematuras y el abordaje inicial con personas en riesgo para promover el autocuidado entre sus familiares más cercanos a fin de reducir los efectos letales posteriores asociados a la conducta suicida (conocimiento de los factores de riesgo y protección).
Es importante también reducir la disponibilidad y acceso a los métodos de suicidio como pueden ser el uso de sustancias tóxicas o de armas de fuego de mano.
Se requiere mayor participación de los diferentes grupos sociales tales como Clubs (privados), ONG´s, Asociaciones religiosas y educativas; sin dejar de lado la responsabilidad Gubernamental.
La participación de los medios de comunicación de forma consciente y direccionada para la difusión de los indicadores y sobretodo en la concientización del suicidio como una problemática social que nos involucra a todos tanto en las causas como en los efectos.
El escenario social en el Estado de Baja California de continuar el incremento o mantenerse debido al escaso interés y la falta de una política de prevención en dicho fenómeno, lo anterior provocará el aumento de otras problemáticas tales como: dependientes sociales (viudas, huérfanos, adultos mayores desprotegidos), aumento de problemas económicos y aumento la violencia en general. La situación se agravará creando cada vez más conflictos de carácter social y psicológico para los integrantes de los diferentes entornos en los que se desenvuelve el suicida,
Por último recomendamos dar continuidad del estudio que implique el seguimiento del 100% de los casos del suicidio. Así como la creación de un Programa Integral de Atención y Prevención del Suicidio dirigida tanto a la víctima de un intento fallido de suicidio como a la familia de la misma para lograr disminuir la tasa de suicidios por cada cien mil habitantes. Incluyendo el estudio permanente del comportamiento del suicidio consumado para la implementación de las medidas necesarias para que el Programa antes mencionado alcance sus objetivos.

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