Contribuciones a las Ciencias Sociales
Junio 2011

CONSIDERACIONES SOBRE EL IMPACTO DE LAS GUERRAS EN EL MEDIO AMBIENTE. LO QUE DEBE SABER Y ENSEÑAR EL PROFESOR DE HISTORIA



Claudina Quintero Díaz (CV)
clav@ucplt.rimed.cu
Elena Lidia Fonticiella Izquierdo (CV)
elenaf@ucplt.rimed.cu




Síntesis

La intención de este artículo es reflexionar acerca del impacto que sobre el medio ambiente han tenido las guerras a lo largo de la humanidad y de los principales problemas que le ha ocasionado, se ofrecen varios ejemplos del efecto de estas en diferentes épocas históricas, se exponen los argumentos que fundamentan la necesidad de luchar por la paz y tratar de resolver los conflictos por la vía del diálogo y del entendimiento como contribución a la lucha por la preservación de un medio ambiente sano y apto para la vida, en el que sin dudas la enseñanza de Historia ocupa un lugar significativo pues en su sistema de conocimientos encontramos numerosas guerras, sobre todo, las que han marcado hitos para la humanidad.

Palabras claves: Medio ambiente, guerra, armas, paz, historia.
 



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Quintero Díaz y Fonticiella Izquierdo: Consideraciones sobre el impacto de las guerras en el medio ambiente. Lo que debe saber y enseñar el profesor de historia, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, junio 2011, www.eumed.net/rev/cccss/12/

El efecto de las guerras como agente desestabilizador y destructor del medio ambiente, es un tema poco divulgado a pesar de que ha perdurado, a lo largo de casi toda la historia de la sociedad humana. La guerra ha contribuido notablemente a generar muchos de los problemas ambientales con los que hoy convivimos, entre los que se cuentan: la desaparición de especies de plantas y animales, la erosión del suelo, la contaminación del agua y el aire, el agotamiento de recursos naturales; ha afectado deliberadamente a uno de los componentes más privilegiados del medio ambiente: el hombre.

Guerra y destrucción del medio ambiente marchan de la mano. Para poder comprender mejor esta relación nos parece que debemos saber qué entendemos por medio ambiente y por guerra.

Son varias las percepciones sobre qué es el medio ambiente, ha sido considerado como todo lo que nos rodea, como el entorno con el cual el hombre interactúa y como conjunto de elementos bióticos y abióticos e identificado con la naturaleza, entre otras interpretaciones. Gradualmente se rebasan estas consideraciones y se incluyen otros aspectos de manera interrelacionada. Lo asumimos como “Un sistema complejo y dinámico de interrelaciones ecológicas, socioeconómicas y culturales que evoluciona a través del proceso histórico de la sociedad”. CITMA (1997: 19).

La definición anterior muestra el carácter sistémico, complejo e histórico del medio ambiente, al considerarlo en su totalidad, y abarca de manera íntegra la compleja relación sociedad-naturaleza, aspecto consustancial a un contenido histórico verdaderamente científico.

También de guerra encontramos disímiles definiciones, ente las que hacemos notar la de Karl Von Clausewitz, “La guerra es, en consecuencia, un acto de violencia para imponer nuestra voluntad al adversario” citado por R. Izquierdo (2005: 5). Nótese la palabra violencia, la guerra es una expresión exacerbada de ella, que se manifiesta en la lucha entre naciones, grupo de naciones o clases sociales de una nación para lograr las pretensiones de una de las partes contendientes.

La guerra se ha utilizado, a lo largo de casi toda la historia de la humanidad, como desenlace de los conflictos religiosos y clasistas, es un fenómeno social en que intervienen correlacionadamente factores económicos, políticos, ideológicos, sentimentales, diplomáticos, entre otros, al respecto enfatizan las siguientes palabras.

“Las guerras, desde el principio de la humanidad, han surgido por una razón: el deseo de unos de despojar a otros de sus riquezas. ¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra!”. F. Castro: (2010: 2).

A pesar de que existen diferentes maneras de hacer una guerra: armada, biológica, química, psicológica, ideológica, mediática, diplomática, económica, la lucha armada es el rasgo con el que más se la asocia y el que más afectaciones provoca al medio ambiente.

Las guerras siempre han sido odiadas y condenadas por los pueblos a excepción de las justas y las de liberación nacional. Los marxistas reconocen, por su carácter, dos tipos de guerra: las injustas y las justas.

Las guerras injustas son las que se para mantener la política de las clases explotadoras, bloques dominantes; con el propósito de aumentar su dominio y riquezas, por ejemplo las de conquista y colonización y de expansión territorial y que estamos llamados a condenar.

Las guerras justas son las que emprenden los pueblos para librase de la opresión de clases explotadoras o del dominio extranjero, por ejemplo las los pueblos por su independencia.

Independientemente del carácter que tengan las guerras, causan grandes afectaciones al medio ambiente. La historia registra todo el decursar de la vida del hombre, en ella encontramos múltiples razones para enorgullecernos de nuestra sapiencia como el desarrollo de la ciencia y de la tecnología, y también para aterrorizarnos por nuestros destrozos, tal es el caso de artefactos creados, en virtud de este desarrollo, con la exclusiva función de matar y destruir durante el desarrollo de las guerras. Lamentablemente las guerras han sido las catalizadoras de muchos de los adelantos científico técnicos.

Durante la comunidad primitiva, entre los hombres, imperaban relaciones de cooperación basadas en la propiedad comunal, lo que determinaba la distribución equitativa de los bienes entre todos. Los enfrentamientos que se producían en aquel entonces eran por garantizar la sobrevivencia y las afectaciones al medio ambiente se reducían a los muertos que pudieran provocar.

El tránsito hacia la sociedad clasista rompió con los dictados de justicia y de igualdad y estuvo presidido por la violencia, el despojo y el engaño y una vez que se consolidan las clases explotadoras en el poder, no renuncian a la violencia, que comenzará a desempeñar un rol protagónico en los regímenes basados en la propiedad privada sobre los medios de producción, como una vía para ampliar los territorios, obtener fuerza de trabajo, riquezas, recursos naturales, etcétera, contribuyendo notablemente a devastar el medio ambiente.

En el pérfido empeño de dominación de que unos hombres han querido ejercer sobre otros, se ha recurrido permanentemente a la guerra, que ha provocado, a lo largo de la historia de la humanidad, cientos de millones de muertes, pero que además en sus escenarios arruina la flora, la fauna, el patrimonio cultural e histórico; erosiona los suelos; contamina las aguas, la atmósfera; provoca dolor, tristeza, odio; desata grandes epidemias y arrasa pueblos enteros, dejando tras de sí las secuelas del hambre y la pobreza, que son dos de los grandes problemas con los que convivimos hoy y que tanto afectan al medio ambiente.

Gran cantidad de recursos se destinan a la industria bélica. Las materias primas, los medios de transporte, los hospitales, industrias y otros, que en tiempo de paz se dedican a la satisfacción de las necesidades se ponen en función de la guerra una vez que estas se desatan.

Lamentablemente el “arte de la guerra” ha incrementado su potencial destructivo se ha perfeccionado en la medida en que los adelantos científico-técnicos se han puesto a disposición de la industria armamentista, hoy la maquinaria bélica es cada vez más mortífera y tiene más capacidad destructiva, el arsenal nuclear acumulado alcanza para destruir la humanidad varias veces, las armas químicas y bacteriológicas acabarían con la existencia humana en pocas horas, por lo que una de las principales preocupaciones que tienen hoy las fuerzas progresistas del mundo es la amenaza de la guerra y la preservación de la paz, por cuanto está en peligro la supervivencia de la especie humana, como ha reiterado Fidel Castro en varias oportunidades, desde que se hiciera célebre esa aseveración en Río de Janeiro en 1992: “… la principal especie biológica que está en peligro es el propio ser humano” (1992 : 5).

La guerra destruye no sólo objetivos militares y ejércitos en ella enfrascados (lo que es ya lamentable) sino pueblos enteros y con ellos sus culturas ancestrales, muchas han sido borradas de la faz de la tierra. En la actualidad las guerras causan más víctimas entre la población civil que entre los militares a pesar de las llamadas “armas inteligentes”.

De acuerdo con el criterio cronológico, a continuación se toman algunos ejemplos, de los innumerables que pudiéramos citar, de la connotación que han tenido las guerras sobre el medio ambiente y que han sido tratadas con nuestros estudiantes como parte del proyecto de investigación “Cliodidáctica enseñanza de la Historia en la escuela” y de la tesis doctoral de esta autora.

• Tras las guerras Médicas, que tuvieron lugar en la primera mitad del siglo V ane entre los griegos y los persas “Atenas no era más que un montón de ruinas, había que volver a levantar las murallas de la ciudad” A. Dekonski (1983:141).

• Al referirse a la Guerra del Peloponeso (431-401 ane) Tucídides escribió: “La guerra ha sido de mucha duración y ha producido males como jamás Grecia los había experimentado en un mismo espacio de tiempo. Nunca habían sido tomadas y devastadas tantas ciudades…nunca hubo tantos desterrados ni sangre vertida, tanto en combates como en sediciones…Grandes sequías y, por ellas, hambre en cientos de países; una plaga todavía más cruel y que ha destruido a parte de los griegos: la peste; males horribles que, todos juntos, se unieron a los males de la guerra”. Citado por A. Dekonski (1983:199).

• Refiriéndose al conquistador Alejandro Magno, Reyes Alfonso apunta: “Tal era este conquistador místico: Lástima que no podamos olvidar sus raptos de ferocidad y de sangre. De este príncipe griego y bárbaro…despilfarrador de la humanidad y creador de pueblos; capaz de arrastrar a sus tropas en una manera de orgía militar sin objetivo ni término definido, como por el gusto de las emociones maravillosas, a través de insospechadas regiones, que inventó con sus catapultas de sitio la espantosa técnica de las preparaciones de artillería, y luego lloraba de horror ante sus matanzas…” Citado por M.D Fariñas (2002: 144).

• Con motivo de las Guerras Púnicas (264 - 146 ane) entre Roma y Cartago. “En la primavera de 146, Escipión comenzó el furioso asalto del centro de la ciudad y de la ciudadela de Cartago, donde se había refugiado lo que quedaba de la población. Escipión hizo incendiar y demoler las enormes casas…Cartago recibió de las tropas romanas un trato feroz. La ciudad fue arrasada hasta los cimientos [...] casi toda la población fue exterminada y los supervivientes vendidos como esclavos. Permitiose a los soldados saquear los bienes de los particulares, yendo las riquezas de los edificios públicos y de los templos a aumentar el Tesoro romano”. V. Diakov (1983:130).

• En la guerra civil de 85 ane, en Roma Sila y su ejército para proporcionarse fondos “[...] Despojaron los célebres santuarios de Olimpia y Delfos de sus tesoros sagrados. Las antiguas obras maestras de oro y plata fueron troceadas y fundidos para acuñar monadas [...] Sila llevó a cabo con mayor tenacidad el asedio de Atenas y El Pireo [...] cuando por fin, agotada por el hambre, cayó Atenas, “comenzó una matanza terrible y sin piedad [...] sin perdonar ni mujeres ni niños; Sila ordenaba matar a todos los que se pusieran delante de la espada. La ilustre ciudad henchida de tesoros artísticos fue entregada el saqueo; El Pireo corrió igual suerte siendo incendiado y devastado”. V. Diakov (1983:208).

• “La rebelión campesina fue ahogada en un mar de sangre. Perecieron más de cien mil campesinos, fueron quemadas miles de aldeas…” E. Kosminsky. (1967: 234).

• Carlos Manuel de Céspedes, al calor de la guerra libertadora de 1868 en Cuba, y como expresión de la radicalización de su pensamiento, escribió en una circular oficial. “Las llamas que destruyan las fortunas y señalen las regiones azucareras con su surco de fuego y ruinas, para que sean los faros de vuestra libertad [...] Si la destrucción de los campos de caña no bastare, llevaremos la antorcha a los poblados, a las villas, a las ciudades [...] Mejor para la causa de la libertad humana, mejor para la causa de los derechos humanos, mejor para los hijos de nuestros hijos que Cuba sea libre, aun cuando tengamos que quemar todo vestigio de civilización, desde la punta de Maisí hasta el cabo de San Antonio con tal que no sea tolerada la autoridad española”. Citado por A. Núñez (1982: 592).

El siglo XX fue testigo no sólo de dos guerras mundiales sino también de incontables conflictos regionales y locales, proliferaron las armas y algunas se hicieron más letales como las nucleares, que ofrecieron por primera vez la posibilidad de hacer desaparecer a toda una ciudad en cuestión de segundos por lo que se convirtió en el más violento y destructivo de la historia hasta ese momento.

En la Primera Guerra Mundial se emplearon armas letales nuevas como ametralladoras, gases tóxicos, lanzallamas, tanques, aviones, submarinos, las atrocidades de esta contienda despertaron el interés por la paz, lo que llevó a la creación de la Sociedad de Naciones, sin embargo en 1939 se desvanecieron nuevamente las esperanzas de terminar con los conflictos bélicos al estallar la Segunda Guerra Mundial en la que tomaron parte 72 Estados y más de 100 millones de soldados, resultó ser más horrenda que la primera y causó daños sin precedente al medio ambiente; téngase en cuenta que sólo en vidas humanas cobró cerca de 50 000 000, que las bombas nucleares lanzados sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki el 6 y el 9 de agosto de 1945 respectivamente, arrasaron con todo lo que encontraron y todavía se sienten los dramáticos efectos de las radiaciones nucleares.

Particular connotación tuvo, en medio de la citada guerra, uno de los crímenes más espantosos cometidos a la humanidad por el fascismo los más de 20 campos de concentración creados para el exterminio colectivo de seres humanos, en los que murieron varios millones, la mayoría civiles, entre niños, ancianos, mujeres, enfermos y discapacitados.

Al referirse a las dos guerras mundiales nuestro Comandante en Jefe señaló “Las matanzas fueron espantosas, no se habrían desatado sin errores previos de cálculos. Las dos defendían intereses imperialistas, y creían que obtendrían sus objetivos sin el costo terrible que implicó”. F. Castro (2010: 2).

Pero los estragos de estas guerras no bastaron para desterrarlas para siempre. “Durante la contienda militar en Indochina (1964-1975), desatada por los Estados Unidos contra Viet Nam… los estadounidenses tuvieron 58 183 muertos y 2 621 desaparecidos; además, otros 5 200 soldados extranjeros murieron y 300 000 resultaron heridos. El ejército de Viet Nam del sur sufrió 223 748 muertos y 500 000 heridos. Se derribaron 4 181 aviones y 4 857 helicópteros de combate y destruidos 271 buques. Los norteamericanos emplearon más de 7 882 547 toneladas de bombas;…se emplearon más de 15 millones de municiones e hicieron más de 25 millones de cráteres durante los bombardeos. El costo de la guerra se calcula en más de 352 000 millones de dólares.”

“Los muertos de la parte vietnamita, entre militares y civiles, se calculan en más de 3 millones; más de 4 millones resultaron heridos y 600 000 quedaron mutilados por la guerra; más de 300 000 soldados están desaparecidos, más de 400 000 civiles y militares enterrados que no han podido ser identificados, mientras más de 2 millones fueron intoxicados con sustancias tóxicas, de los cuales 50 000 eran niños. Se emplearon más de 72 millones de litros de sustancias defoliantes.” R Izquierdo (2005: 24).

Abanderados de la guerra son los Estados Unidos recordemos que fue el primero que desarrolló y utilizó armas atómicas, que es el que más armas fabrica y vende en el mundo y que selló el siglo XX con una despiadada guerra aérea de destrucción en Yugoslavia (1999), en la que pudieron ensayar la efectividad de nuevas armas. Comenzaron el siglo XXI en el fragor de la guerra, en el 2002, contra Afganistán, en el 2003 contra Iraq, 2011 contra Libia. Mañana puede ser contra cualquier país: el pretexto no es necesario ellos se lo inventan. “Intervenir en oscuros rincones del planeta”, “Luchar contra el terrorismo”, “Salvar vidas de civiles” o por cualquier otra razón “humanitaria”.

Lo cierto es que todo el arsenal acumulado puede arrasar a la humanidad, recordemos que “…EE.UU. conserva 1.550 ojivas nucleares desplegadas y 2.200 (según algunos cálculos 3.500) más almacenadas y una tríada de vehículos de lanzamiento terrestres, aéreos y submarinos.” F. Castro (2010: 2). ¿Para qué las quieren?

Debemos estar alertas, los pueblos para impedirlo, de lo contrario no quedaría nadie para contarlo y las desgracias de la contienda bélica más grande que ha conocido la humanidad solo representarían una minucia si se despliegan las efectivos existentes hoy, al respecto apuntó el soldado de la ideas “Las armas entonces parecían de juguete comparadas con las actuales. La humanidad tenía garantizada la supervivencia, a pesar del poder destructivo y localmente mortífero de las mismas. Ciudades enteras, incluso naciones, podían ser virtualmente arrasadas. Pero jamás varias veces exterminadas por el estúpido y suicida poder desarrollado por las ciencias y las tecnologías actuales.” Castro. F (2011: 2).

A pesar de las secuelas de las guerras, particularmente, en el siglo anterior y de la lucha por la preservación de la paz y del medio ambiente, entre las fuerzas progresistas en el mundo entero lo cierto es que no se ha logrado la paz anhelada por la mayoría de los seres humanos y que el siglo XXI ya ha mostrado evidencias de que el imperialismo no está dispuesto a ceder en el control y disfrute de los recursos naturales más importantes por lo que se muestra cada vez más agresivo y dispuesto a desplegar todo su arsenal en aras de satisfacer sus apetitos imperiales.

Entre el sistema de conocimientos de la asignatura Historia están las guerras, muchas horas dedicamos en nuestros programas a este aspecto por lo que es posible valorar las consecuencias ambientales de las mismas. La historia nos ha enseñado que las guerras constituyen una agresión permanente al medio ambiente.

Desde el punto de vista axiológico la enseñanza de la Historia permite la identificación de los educandos con los éxitos del hombre en cualquier parte del mundo, sensibilizarlos y animarlos en la lucha contra las injusticias que todavía se cometen. Subyace la contribución a la formación de valores como justicia, patriotismo, solidaridad, humanismo, defensa de la paz y de los derechos humanos, los cuales influyen en el medio ambiente.

Objetivos importantes tales como que se comprenda la necesidad de la paz mundial para salvaguardar la Tierra y la comprensión de la guerra como primer problema global por todas las consecuencias sociales y ambientales que ella genera, son imposibles de comprender sin el apoyo del contenido histórico el cual tiene el que bien enseñado puede contribuir a mejorar la vida en el planeta mediante la construcción de sociedades pacíficas y sustentables.

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Editor:
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