Contribuciones a las Ciencias Sociales
Abril 2011

POTENCIALIDADES AXIOLÓGICAS DE LA OBRA DE PAULO FREIRE Y SU CONTRIBUCIÓN AL DIALOGO INTERGENERACIONAL
 

Diana Sedal Yanes (CV)
decana@csh.uo.edu.cu

 

La introducción de los resultados investigativos acerca de las generaciones y sus relaciones en la docencia han permitido a la autora tener mayor conciencia de la responsabilidad que tiene en la conducción del proceso docente, pero sobre todo de la necesidad de establecer un discurso más horizontal con sus estudiantes que permita mayor aprendizaje de las partes potenciando el dialogo y la crítica reflexiva.

De igual forma, la aproximación teórica a la obra de Paulo Freire, a partir de su introducción en la actividad docente me permitió integrar en la investigación científica dos aspectos que hasta el momento no había advertido y mucho menos conscientizado, lo cierto es que descubrí que era necesario y posible aprovechar las aportaciones teóricas realizadas por Freire, desde la dimensión pedagógica y metodológica para integrarlos en los análisis que durante varios años he realizado en torno a las generaciones y la regulación axiológica, que si bien se aproximan en sus orientaciones educativas no se utilizaban en toda su extensión el ni método y ni las vías de transformación que emanan de sus propuestas.

El eje temático que mueve esta comunicación trata de poner la mirada en el ser humano (ser generacional) como objeto y sujeto de la transformación social y del desarrollo de su espacio vital desde una dimensión crítica y participativa, a partir de una adecuada articulación entre los saberes, los valores y el conocimiento.
 



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Sedal Yanes, D.: Potencialidades axiológicas de la obra de Paulo Freire y su contribución al dialogo intergeneracional, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, abril 2011, www.eumed.net/rev/cccss/12/

La idea que se sostiene y defiende en este trabajo y atraviesa el objetivo del mismo se resume en la valoración de las contribuciones axiológicas de la obra de Paulo Freire para el desarrollo del dialogo intergeneracional, toda vez que en las relaciones sociales hay un componente generacional mediador de las mismas, el cual no siempre se tiene en cuenta a la hora de evaluar la calidad de sus vínculos e incluso de las posibilidades reales que las mismas tienen para afrontar de forma constructiva las estimativas conflictivas y las contradicciones entre ellas.

En las investigaciones sociales en cuba la temática de las generaciones y la regulación de las relaciones generacionales, no han tendido una amplia tradición de estudio y en las escasas aproximaciones que se han realizado ha prevalecido el enfoque clasistas quedando solapado el aspecto generacional. No es hasta la década de los 80 que éste se comienza a abordar como objeto especifico de análisis tanto por la historia, la filosofía como por la sociología, haciéndose precisiones teóricas y metodológicas importantes para la comprensión de su naturaleza, especificidad y complejidad.

Actualmente ha existido un mayor desarrollo teórico del tema que amplían las miradas desde la perspectiva psicológica y pedagógica que, sin dudas han enriquecido las visiones anteriormente existentes y actualizadas las polémicas sobre las representaciones intergeneracionales, las estimativas y conflictos que se configuran, a partir de sus relaciones.

Las generaciones y su interpretación desde el discurso teórico.

Desde el paradigma marxista se privilegia la comprensión gnoseológica de las generaciones, a partir de la dialéctica que se da entre el hombre y las circunstancias conformadas por la generación anterior y las que se crean por las presentes, cuyo contenido fundamental radica en la ruptura y la continuidad que se produce en la actividad histórico – social, que es en definitiva la que garantiza la sucesión generacional. De ahí que los clásicos del marxismo planteen que el decursar histórico de la sociedad se ha producido mediante la sucesión de las generaciones.

En la literatura consultada se pudieron encontrar algunas investigaciones que han realizado importantes aportes a la comprensión de la problemática generacional, dentro de las que se destacan los estudios del Doctor José Antonio Portuondo en torno al término generación y su vinculación con la historia, las investigaciones sobre familia desde las perspectivas Histórica, Antropológica y Psicológica de las Doctoras Ana Vera Estrada, María Eugenia Espronceda Amor y Patricia Arés Muzio, así como los aportes investigativos de las Doctoras María I. Domínguez, María Elena Ferrer, María Victoria Valdés y otros del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas de la Academia de Ciencias de Cuba.

En su obra La Historia y las Generaciones, José A. Portuondo define de forma precisa el concepto “generación”, delineando los elementos constituyentes del mismo y el carácter histórico- temporal que lo condiciona. La lógica que se sigue en la misma, permite comprender no sólo el proceso temporal de la configuración de las generaciones, sino que también revela como la historia está integrada por la sucesión y el antagonismo de las diversas generaciones que en condiciones determinadas se hacen ostensibles.

Por su parte los(as) investigadores(as) del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas de la Academia de Ciencias de Cuba, desde la década de los 80 han profundizado en torno a la problemática de las generaciones en la sociedad cubana, obteniendo como principales resultados la fundamentación teórico- metodológica del tema, la determinación y diferenciación de las generaciones que objetivamente interactúan en la vida social, las diferencias generacionales entre las distintas clases sociales y la caracterización de la juventud como grupo demográfico.

Significativos han sido también los resultados alcanzados por el Doctor en Ciencias Filosóficas Miguel Limia David, el que ha incursionado en el problema de la juventud desde el plano de las relaciones generacionales destacando sus características esenciales en la sociedad cubana actual y la impronta que el proceso histórico regular de la socialización deja en el mundo espiritual de las nuevas generaciones.

Para este investigador una generación es “un grupo de individuos que en un momento dado del continuum temporal social pertenecen como una masa a un mismo estadio determinado del ciclo vital social: niñez, juventud, madurez, o senectud. Lo que no significa que cada escalón del ciclo constituya una generación determinada. Los individuos que la componen se caracterizan por la comunidad en principio de los fenómenos históricos que condicionaron y modelaron su desarrollo ontogenético, y por el grado específico de desarrollo de las relaciones sociales que sirven de base común a la formación de su personalidad y que concretan la naturaleza de la actividad social en cuyos marcos se desenvuelven”.

Siguiendo el enfoque filosófico propuesto por el Doctor Limia y teniendo en cuenta el criterio de definición por género y diferencia específica se define en este trabajo a la generación como un grupo de individuos próximos por la edad y socializados en un determinado momento del proceso histórico que atraviesan por las mismas etapas de desarrollo, dígase niñez, juventud, madurez y vejez en contacto permanente entre sí y con otros grupos generacionales, tanto en el seno familiar como en otros espacios de actuación donde comparten actividades sociales que los unen y al mismo tiempo los diferencian por los rasgos objetivos y subjetivos que los caracterizan e identifican. Los individuos que la conforman son el resultado de la experiencia educativa de otras generaciones que desde la familia, a través de las relaciones intergeneracionales se encargan de conformar su personalidad.

Como se puede apreciar en esta conceptualización la relación familia - generación define el contenido del concepto siendo asumida la generación como una unidad de sucesión y continuidad temporespacial en la historia de la sociedad humana. En tal sentido los individuos que integran una generación no existen de forma aislada en la sociedad, sino que por el contrario se insertan en un sistema de relaciones sociales dentro de las que se destacan las generacionales a partir de los vínculos entre coetáneos (aquellos que tienen aproximadamente la misma edad) y los contemporáneos. (Varias generaciones que coexisten en un mismo período histórico).

Representaciones generacionales, estimativas conflictivas y alternativas de cambio.

El tema de las representaciones intergeneracionales alcanza gran actualidad desde todas las perspectivas de análisis, porque en la sociedad cubana coexisten generaciones formadas en diferentes circunstancias y con distintos métodos educativos y orientaciones de valor, lo que hace que la visión, la interpretación, la evaluación y la propuesta de soluciones a los problemas globales, societales, generacionales, familiares e individuales que las rodean, sean diferentes, lo que exige un mayor conocimiento y tratamiento a sus diferencias e incluso la utilización de la tolerancia en la convivencia social en función de superar las contradicciones que entre ellas surgen en determinadas circunstancia.

Para adentrarnos en la comprensión de las representaciones intergeneracionales es necesario plantear que hoy en Cuba coexisten en el espacio social seis generaciones claramente definidas por el contexto socio- histórico vivido y las actividades comunes que les fueron asignadas y asumidas todo cuanto ha incidido en sus actitudes y comportamientos.

La trayectoria socio – histórica de cada grupo generacional que conforma la sociedad cubana ha sido distinta, lo que supone matices particulares en la expresión de sus subjetividades ante la comunicación y el trato. Teniendo en cuenta este aspecto es posible afirmar que cada generación asume una identidad propia marcada por su entorno formativo que las distinguen e incide en las diferentes formas de percibirse, incluso en un mismo contexto social.

De ahí la necesaria articulación entre generación, contexto, identidad ya advertida por Marx y Engels en la •”Ideología Alemana”.

Que la historia no termina disolviéndose en la “autoconciencia “, como el “espíritu del espíritu”, sino que en cada una de sus fases se encuentra un resultado material, una suma de fuerzas de producción, un comportamiento históricamente creado hacia la naturaleza y entre unos y otros individuos, que cada generación transfiere a la que le sigue, una masa de fuerzas productivas, capitales y circunstancias, que, aunque de una parte sean modificados por la nueva generación, dicta a ésta, de otra parte, sus propias condiciones de vida y le imprimen un determinado desarrollo, un carácter especial; de que por un lado, las circunstancias hacen al hombre en la misma medida en que este hace a las circunstancias.

Marx y Engels destacan la dialéctica que se da entre el hombre y las circunstancias conformadas por la generación anterior y las presentes, cuyo contenido fundamental radica en la ruptura y la continuidad que se produce en la actividad histórico – social que es en definitiva la que garantiza la sucesión generacional.

Unido a lo anterior hay que decir que la socialización y las condiciones en que se desarrollan también condicionan en alguna medida las diferencias de representaciones de una generación en relación con otra, y a ello no escapa la sociedad cubana en la que coexisten diferentes grupos generacionales que manifiestan conflictos por causa de la insuficiente comunicación , escasa tolerancia, y poco respeto a los limites y los espacios, así como la presencia de ejemplos negativas que generan conflictos que se materializan en el trato y la convivencia social (Sedal,2004,p.60)

En la base de las representaciones intergeneracionales subyacen un conjunto de estimativas conflictivas que no son más que, las divergencias de percepciones que tienen los distintos sujetos generacionales en cuanto a la participación en la vida familiar, la distribución de las tareas del hogar, la incorporación de la mujer a la vida laboral, el reconocimiento del valor del trabajo y el estudio, el matrimonio, la homosexualidad, la realización sexual, las diferencias de razas entre otras (Sedal,2004,p.100) .

Las estimativas conflictivas que se manifiestan en la vida cotidiana tienen su fundamento esencial en las diferencias de género (relación mujer - hombre) y generacionales (relación padre- hijo, abuelos – nietos, tíos - sobrinos, hermanos- hermanos) y sin dudas han marcado el trato y la convivencia intrafamiliar y social, siendo más recurrente entre adultos mayores y jóvenes.

Las investigaciones realizadas por la autora en familias trigeneracionales, referidas a la convivencia, la regulación de sus relaciones y el trato, permitieron constatar que las generaciones adultas tiene una actitud mucho más conservadora ante los cambios y tratan de reproducir los patrones, a partir de los cuales fueron formados, entre ellos los prejuicios machistas, raciales y sexuales, de ahí que no siempre ven con agrado que las mujeres se incorporen a las tareas sociales con el mismo nivel de entrega que pudiera hacerlo cualquier hombre, que estas traten de compartir la crianza de los hijos en igualdad de condición y responsabilidad en relación con los padres, que el hombre se integre activamente a las actividades del hogar, que las mujeres asuman tareas de dirección en cualquier esfera de la vida social y rompan el estigma que tradicionalmente ha prevalecido en la sociedad al conferirle esta capacidad sólo a los hombres. (Sedal,1998, p.70) .

Sin embargo, la nueva generación es mucho más receptiva ante estas realidades y tiene menos prejuicios en relación con la participación tanto en el ámbito privado como en el social; es decir, que aunque muchos jóvenes han sido formados en familias con tradición patriarcal arraigada, su socialización se ha desarrollado bajo los principios emancipatorios y desalienadores enarbolados por el proyecto social cubano desde el triunfo de la revolución, no solo en cuanto a raza, sexo y edad, sino también en cuanto al género, todo lo que se manifiesta de manera concreta en sus estimaciones con respecto a la vida matrimonial, las relaciones de pareja con personas de otra raza, la virginidad y la sexualidad.

En dichas relaciones subyace en gran medida de una parte la sobrevaloración de las particularidades y condiciones de los adultos mayores para organizar y afrontar la vida y de otra la subvaloración de la capacidad de los jóvenes de superar a las generaciones mayores ya consolidadas y establecidas.

En el caso de los jóvenes se produce una ruptura conceptual y de comportamiento como respuesta a dichas aptitudes que en alguna media contribuye a su afianzamiento como grupo generacional, a partir de la creación de su propia identidad, pues los jóvenes en gran medida tienen una actitud menos rígida y rechazan la verticalidad.

Lo anterior se va construyendo como parte y resultado de la regulación de las relaciones generacionales actuando éstas, como mediadoras de las representaciones intergeneracionales, las cuales se van consolidando en la práctica y reconfigurándose a medida que cambia el contexto social.

En esencia las representaciones generacionales son un concepto particular de los procesos subjetivos y objetivos que se forman como parte de la construcción de las percepciones, identidades, valores y problemas reales y propios de cada grupo generacional y de las relaciones que los mismos establecen. De manera que cuando de representaciones generacionales se trata hay que tener en cuenta las expresiones extra e intergeneracionales.

Estas viene a ser la comprensión que desde una visión subjetiva tiene una generación de la otra que integran contenidos y procesos cognitivos, simbólicos, medidos por procesos afectivos, emocionales, que actualiza el objeto en una situación particular, coordinada por el contexto socio histórico cultural concreto.

De ahí que las representaciones generacionales e íntergeneracionales se constituyan, desde las dimensiones afectivas, simbólicas y racionales que se expresan en forma intensiva en la autopercepciones grupales, así como de la comprensión de la identidad propia como generación y de otras generaciones (D´Angelo. H, O; Lorenzo. K; C. Y, p.24). Por tanto son síntesis y resumen de la identidad de una generación en diferenciación con la otra, por ello no pueden ser suplantada, pero si han de conciliarse en el dialogo crítico y la utilización de las potencialidades de cada grupo generacional para favorecer la convivencia.

En consecuencia resulta oportuno propiciar espacios para construir una relación más horizontal, buscando el equilibrio de perspectiva y experiencia donde el saber no sea propiedad exclusiva del adulto y la sensibilidad o la pasión una virtud reservada a los jóvenes, se trata de fomentar el compromiso colectivo respecto a la construcción social, desde la tolerancia, la diversidad y la diferencia como alternativa de cambio.

Contribución de la obra de Paulo Freire para el desarrollo del dialogo intergeneracional.

El dialogo intergeneracional se presenta como alternativa de cambio ante la emergencia de zonas de conflictos intergeneracionales que no están aptas ni preparadas para tolerar, pues se resisten al cambio como forma de legitimarse.

Es por ello que la aproximación al dialogo intergeneracional como imperativo de conciliación y cambio en el trato entre los mismos conlleva necesariamente a la reconfiguración de las relaciones intergeneracionales, pues no solo tienen que ver con las formas y maneras con que cada generación conceptualiza su relaciones con los demás, sino también con la comprensión que tienen los sujetos del mundo y de las relaciones sociales emergentes.

El dialogo como alternativa de cambio dentro de las relaciones intergeneracionales supone desde nuestro punto de vista dos momentos, por un lado:

a) Diferenciar las particularidades que se expresan en las generaciones de jóvenes o las diversas formas que adopta la vida cotidiana en sus maneras de ser y de relacionarse.

b) Las posibles manera que los adultos adoptan y asumen sus relaciones con los jóvenes, su presente a partir de su pasado.

El dialogo intergeneracional mediante la comunicación asertiva y el intercambio de experiencias, tradiciones, cultura, valores e incluso de representaciones se hace cada vez más necesario para garantizar la continuidad del desarrollo social, siendo un espacio éticamente legitimo para la integración generacional, para la expresión y esclarecimiento de situaciones problemáticas y conflictivas entre las generaciones, así como para el manejo constructivo de las contradicciones, mediante el uso de alternativas comunicativas criticas, reflexivas y creativas.

Es el dialogo, una fortaleza comunicativa aun poco explotada, no solo para entender las posiciones del otro, sino también para la construcción de concepciones propias, ya que al tiempo que legitima las particularidades de una determinada generación permite la integración intergeneracional en torno a temas generales y particulares de interés común.

Desde nuestro punto de vista y asumiendo el carácter complejo y en ocasiones contradictorio que tienen las relaciones generacionales seria muy importante fundamentar en el orden teórico las potencialidades del dialogo intergeneracional tomando como referente la obra del Pedagogo Paulo Freire (1921-1997), pues en gran medida sistematiza la opción del dialogo y la comunicación como alternativa de cambio en la transformación social.

La obra de P. Freire en si misma es un legado ético - axiológico necesario e imprescindible para todo educador o trabajador social que encamine sus esfuerzos a la educación de otros.

El principio de la ética universal del ser humano se va construyendo y reafirmando en su pedagogía, de forma crítica y convincente, lo que se hace explicito en sus concepciones en torno a la necesaria participación de los sujetos en el dialogo colectivo, pero desde el respeto de los saberes del otro, lo que exige, la asunción de lo nuevo y el rechazo de cualquier forma de discriminación (Freire, p.7). En lo anterior radica la naturaleza de su práctica educativa en cuanto a práctica formadora que pone por encima de la superficialidad ética la defensa de la autonomía y la libertad de todos.

Si asumimos que el proceso educativo también es un dialogo intergeneracional en el cual tanto educandos como educadores ponen en común experiencias y vivencias distintas cargadas de un sentido ético - estético marcadas por los contextos formativos que los han condicionado, entones debemos estar de acuerdo con Paulo Freire al no concebirlo como un acto unidireccional.

“Si, en verdad, el sueño que nos anima es democrático y solidario, no es hablado a los otros, desde arriba, sobre todo, como si fuéramos los portadores de la verdad que hay que trasmitir a los demás, como aprendemos a escuchar, pero es escuchando como aprendemos a hablar con ellos. Solo quien escucha pacientemente y críticamente al otro, habla con él, aun cuando, en ciertas ocasiones, necesite hablarle a él”. (Freire, p.108-109)

Se impone pues hablar con el otro no como objeto de mi conversación sino como sujeto de la misma utilizando ésta como espacio de aprendizaje y no de inspiración de razón, es una forma en que las generaciones pueden aproximarse a un dialogo respetuoso y riguroso al margen de cualquier diferencia o disquisición.

Un elemento clave para que el dialogo intergeneracional se haga efectivo y constructivo es aprendiendo cada sujetos a escuchar , sobre todo cuando existe una interacción formativa de los adultos hacia los jóvenes, en tanto ello requiere que se potencie la educación, no desde el autoritarismo, sino desde el respeto ganado por la actitud que asume esa generación ya sea por la influencia que puede transmitir , a través de la palabra o del ejemplo.

Para que el diálogo intergeneracional sea efectivo ha de existir una clave aproximativa que se traduce en el diálogo democrático que supone superar el nivel de arriba por ponerse las partes en el mismo nivel y poder hablar con el otro, y desde ese momento ya se estaría desterrando la manera autoritaria de hablar desde arriba hacia abajo práctica muy avanzada en los adultos, pero que va siendo cada vez más cuestionada por los jóvenes y tendrá que ser progresivamente superada si se quiere entender a los jóvenes y orientarlos en el camino de la vida.

Unido a la idea anteriormente aborda, también Freire destaca el papel del ejemplo para avanzar en una práctica educativa critica y responsable, al respecto plantea … las palabras a las que les falta la corporeidad del ejemplo casi o poco nada valen (Freire, p.35)

Esta corporeidad del ejemplo que Freire asume en su discurso pedagógico es lo que llamaríamos coherencia (hacer corresponder lo que se dice con lo que se hace) en un padre o un maestro que sin mucho esfuerzo concibe la educación de los hijos con rectitud, desvelo y humildad, a sabiendas de que no es tarea fácil la de educar, pero con conciencia de que siempre será más formadora si se desarrolla con la convicción de que el cambio es posible cuando existe una vocación y disposición para el dialogo.

Es importante que los sujetos se abran al mundo para construir un saber necesario divergentes y encontrado en una relación dialógica profunda y perpetua para encontrar explicación a las preguntas que aun siguen sin respuesta y ser testigo y protagonista al mismo tiempo de esa apertura que todavía es una utopía, pero cada vez parece ser más alcanzable.

Nuestra aproximación a la obra pedagógica de Paulo Friera nos conduce a legitimar la existencia de un pensamiento ético- axiológico profundo que se construye y reconstruye en el discurso educativo critico y consecuente que aspira concretamente a desarrollar una formación científica caracterizada por una corrección ética sistémica basada en el respeto a los otros y dotada de capacidad para aprender con lo diferente la coherencia de lo distinto.

Conclusiones

Estas notas aproximativas y aun inconclusas en torno a la contribución axiológica de la obra de Paulo Freire para el desarrollo del dialogo intergeneracional solo han servido de motivación para continuar profundizando en el legado de este eminente pedagogo no solo a la teórica pedagogía y filosófica, sino también a la práctica socioeducativa hoy todavía permeada de mucha intolerancia, irracionalidad y dogmatismo.

Hay muchas aritas del pensamiento de Freire que sin dudas ofrecen amplia riqueza epistemológica que sería pertinente continuar investigando, pero lo cierto es que a partir del propósito del presente se ha podido constatar que el componente axiológico que se ilustra en su obra no está plagado de palabrerías huecas sin tono ni sentido, muy por el contrario se exhibe con plena claridad en la medida que utiliza su propia vida para ilustrar lo que aspiraba de la educación y su práctica formadora.

Con lenguaje y claro y comprensible me invitó a la relectura del dialogo intergeneracional luego de pensar que ya todo estaba dicho y con aire desprejuiciado volví sobre su letra para descubrir esta vez que aun queda camino por andar hacia la apertura de un dialogo mutuo y critico, que éste no se ha incorporado como un elemento de transformación de las situaciones sociales y educativas, que no se asume como forma de aprendizaje con posibilidades para el manejo de conflicto y por tanto no se aprovecha como espacio de integración.

Con estos presupuestos y dejando una brecha para la continuación de estas notas refiero que el dialogo intergeneracional como alternativa comunicativa y de cambio de prácticas y costumbres, se convierte hoy más que nunca en un reto y un recurso de valor para enfrentar el proceso histórico regular de ruptura y continuidad generacional y como espacio éticamente legitimo para la integración generacional y el manejo constructivo de las situaciones problemática, las estimativas conflictivas y las contradicciones asociadas a ellas.

NOTAS

1. Véase Carlos Marx y Federico Engels, La Ideología Alemana, Editora Política, La Habana, 1979, p. 47.

2. Véase José A Portuondo, La historia y las generaciones, Editorial de Letras Cubanas, Ciudad de la Habana, Cuba, 1981, p. 63.

3. Véase María I. Domínguez y Maria E Ferrer, Estructura Generacional de la población Cubana actual, Informe de Investigación CIPS, CITMA, La Habana, 1989, María I. Domínguez, “Generaciones y mentalidades”, en Temas, Nueva época, No.14, abril - junio, 1998, La Habana, p. 6-27. María I. Domínguez, “Las generaciones y los procesos sociales en Cuba”, en Contracorriente, año.1, No.1, julio-agosto-septiembre, La Habana, 1995, p. 57- 64.

4. Véase Miguel Limia David, Ob., cit., p. 5.

5. Para más información acerca de estos conceptos Véase José Antonio Portuondo, Ob. cit., 64 y Miguel Limia David, Ob., cit., p .6.

6. María I. Domínguez, “Las generaciones y los procesos sociales en Cuba”, en Contracorriente, año.1, No.1, julio-agosto-septiembre, La Habana, 1995, p. 57- 64.

7. Carlos Marx, Federico Engels, Ob. cit., p. 39.

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