Contribuciones a las Ciencias Sociales
Febrero 2011

ACERCAMIENTO TEÓRICO SOBRE EL ESTUDIO DE FAMILIA CON UNA TRADICIÓN CULTURAL EN CUBA

 

Irene Calzado Vargas
icalzado@ult.edu.cu

 

Resumen.

En Cuba los estudios sobre familia se basan en cuestiones tales como estructura, funcionamiento y roles. No existe parentesco al margen de la cultura y viceversa; la cultura genera, propicia y facilita, por sus mecanismos de transmisión, los modelos y conductas asociadas a este. Por lo tanto, el seno familiar es responsable inmediato, directo y primario del proceso de formación del lenguaje, creencias, sentimientos, gustos, identidades de género, y otras cualidades que conforman la cultura individual.

Palabras claves: familia, música, cultura

Abstract

The studies about the family in Cuba are based upon its structure, functioning and role. There is no family bond without taking into account culture and vice versa; culture generates, propitiates and provides, due to its transmitting mechanisms, models and behaviors associated to it. Thus, the family core is the immediate, direct and primary responsible for the language formation process, beliefs, feelings, preferences, genre identities, attitude towards sexuality and other characteristics that make up individual culture.

Key words: family, music, culture.
 



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Calzado Vargas, I.: Acercamiento teórico sobre el estudio de familia con una tradición cultural en Cuba, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, febrero 2011, www.eumed.net/rev/cccss/11/

INTRODUCCIÓN

Las investigaciones relacionadas con la familia datan desde los momentos en los que por colonización y conquista unos pueblos eran dominados por otros; por consecuencia aparecieron numerosos escritos que narraban costumbres y culturas, por principios, no coincidentes en su totalidad con el mundo occidental

Las teorizaciones sobre la familia fueron llevadas a efecto- casi en su totalidad – por juristas. El impacto cognoscitivo sobre los modos de accionar respecto a las relaciones familiares los llevó a priorizar el estudio del parentesco en su acepción de sistema cuya terminología, formas de agrupamiento y componentes denominativos resultaban no ajustables con la tradicionalmente conocida familia occidental, en lo sucesivo serían equiparables las propuestas analíticas sobre el estudio del parentesco, hasta constituir en la actualidad, y a decir de los antropólogos, las tres cuartas partes de dicha ciencia . (2003: Espronceda. P. 144)

Las primeras teorías sobre el parentesco fueron formuladas por Bochofen, Maine, Fustel de Coulanges, McLennan y Morgan en los años transcurridos entre 1861 y 1877. Desde aquellas primeras incursiones teóricas, que constituyen la base sobre la cual está constituida la moderna antropología de la familia, el parentesco fue señalado como la columna vertebral de todo sistema social, porque permite comprender cualquier aspecto de la vida de la sociedad. Durante la primera mitad del siglo XX, con el surgimiento de la sociología moderna, el parentesco pasó a ser uno más entre los campos tratados por la ciencia antropológica, y en la segunda mitad del mismo siglo derivó hacia el estudio de sociedades campesinas y urbanas occidentales, abandonando un tanto el interés por las exótica.

Esta evolución obligó a los científicos a repensar mucho de los instrumentos analíticos tradicionalmente utilizados, sin que se haya logrado hasta el presente transformar de manera radical la concepción de partida, que los interpretaba, al analizar las sociedades exóticas, extrapolando la forma de entender las relaciones jurídicas en las sociedades occidentales más que como el resultado del análisis y la interpretación de datos etnográficos provenientes de la investigación empírica concreta en las diversas sociedades estudiada con el presente

Con el siguiente trabajo pretendemos propiciarles a los estudiantes de la carrera de Estudios socioculturales e investigadores cuestiones relacionadas con estudios de familia que hayan contribuido al desarrollo cultural

DESARROLLO

El parentesco constituye ante todo un sistema de relaciones sociales basadas en los principios de consaguinidad y afinidad, por lo que de hecho regula la conducta en el plano familiar; esto es, abordar el parentesco significa necesariamente el reconocimiento de un determinado principio respecto a la adscripción al nacer. Ello implica adquirir uno(os) apellidos(s) y relacionarse afectivamente con determinadas personas a las que socialmente denominamos como padre, madre, abuelos, tíos, primos… Así también ello tiene implicaciones sobre otros aspectos como la economía, la política y la religión, por solo mencionar algunos elementos relevantes. (2003: Espronceda. P. 146)

Esto ocurre en dos etapas: en la primera, que comprende los primeros años de vida, obran los parientes casi con exclusividad; en la segunda, este proceso continúa bajo la incidencia creciente de factores sociales externos a dicho grupo. La resultante es la conducta social, grupal e individual.

Cada miembro de la sociedad puede considerarse en parte, portador de elementos culturales incorporados por la acción del grupo parental al cual pertenece por adscripción. Ello posibilita el estudio de los problemas sociales a partir de la cultura parental heredada en interacción con las instituciones, otros grupos sociales y la propia subjetividad de los actores sociales en una relación dialéctica. La presión ejercida por la sociedad y la mayor o menor resistencia del sujeto a estas, conforman buena parte de la conducta social.

El inventario de términos introducidos y aprehendidos desde tempranas etapas de la vida organiza, de alguna manera, nuestras primeras representaciones y nociones sociales respecto a los seres que nos rodean cumpliendo una función identificativa. El parentesco constituye un soporte de referencia social en cuya base reencuentran un aparato terminológico. Dicha terminología forma parte de un sistema de clasificación que ha funcionado tradicionalmente como soporte para la designación de conductas, ya que se refiere, a la vez, personas que son nuestros parientes, es decir, padre, madre, hermano, hermana, tío, tía, primos, ya se trate de parientes consanguíneos y/o por alianza, e implica una medida variable del funcionamiento social. (2003: Espronceda. P. 146)

Una teorización sobre este particular que considero de mucho valor fue presentada por Paul Schrecker en su trabajo “La familia como institución transmisora de la tradición”, cuya conclusión principal afirma que todavía no se ha inventado la técnica de la integración cultural en el vacío. Las tesis básicas que él desarrolló parten de la pertenencia del recién nacido a una cultura en específico durante sus años de formación; adaptándose a pautas y normas vigentes cuyo carácter es restrictivo. Para ello se basa en la transmisión de los lenguajes, que también es aplicable a normas religiosas, políticas, gnoseológicas, estéticas y económicas que fundamentan el sistema de toda civilización.

Emplea la lengua como un mecanismo de integración social y lo utiliza como eje articulador de factores sociales entrelazados. Para ello, parte del papel crucial del matrimonio en el sentido de cohesionador de patrones culturales, para, a posteriori, incidir en la socialización de la descendencia. A manera de ejemplo, aborda la unión de personas de diferentes nacionalidades y cuyas pautas lingüísticas pueden ser mayoritarias o minoritarias en dependencia del lugar concreto, así como del prestigio social de los idiomas respectivos. Las complicaciones que se derivan de situaciones donde los padres hablan el mismo idioma, pero no pertenecen al mismo grupo regional, intelectual, etcétera, o viceversa, generan estrategias de rechazo o integración, según corresponda.

Al carecer de validaciones empíricas, Schrecker diserta sobre la tradición del antiguo judaísmo como soporte observacional.

Como se puede observar, presenta como premisa los elementos culturales distintivos del apareamiento que influirán decisivamente sobre la descendencia. La selección de un aspecto y su entrecruzamiento con otros obedece a la obligada conexión entre los factores sociales. (En Schrecker, P.: “La familia como institución transmisora de la tradición” en La Familia, comp. de R. Fromm, M. Horkheimer y T. Parsons, Ediciones Península, España, 1994.).

Los estudios de familia en Cuba, en los años sesenta del pasado siglo, tenían un antecedentes indiscutible en la obra de Fernando Ortiz; a ello se sumó la presencia de Juan Pérez de la Riva, muy influido por la escuela de los “Annales”, sobre todo en su aplicación de la demografía histórica. Julio Le Riverend había iniciado con La Habana. “Biografía de una Provincia”, una línea de trabajo que incluía el estudio de familias y redes, después, ocupado en actividades de dirección, relegó sus investigaciones personales con un saldo negativo para los estudios históricos. (2003: Barcia. p.38).

En esta década aparecieron otras tendencias que apuntaban hacia los estudios de redes familiares, por ejemplo los realizados por Pedro Deschamps Chapeaux, sobre lo que él denominó “burguesía negra”: También se manifestaron algunas investigaciones puntuales vinculadas a los estudios sobre la esclavitud, el estudio del barracón como vivienda de los siervos, que fue abordado por Pérez de la Riva y algunos estudios del Instituto de Etnología.

Hay que señalar que los temas de historia social no fueron privilegiados en el contexto cubano, y los avances realizados en los años sesenta quedaron relegados, produciéndose un estancamiento que, teniendo en cuenta la velocidad alcanzada por estos estudios a nivel mundial, implicó un retroceso que se hizo claramente perceptible e incluso alarmante, en los años ochenta.

En la última década del siglo XX, se pueden enmarcar algunos proyectos en esta dirección, se destacan Gloria García “La esclavitud desde la esclavitud: la visión de los siervos” y Ana Vera “Cuadernos sobre la familia (Época colonial)”, las que han compilado un interesante libro sobre estudios de identidad cultural “Pensamiento y tradiciones populares: estudio de identidad cubana y latinoamericana”. Un valioso trabajo sobre el divorcio, dirigido por la Dr. María Eugenia Espronceda Amor en la región oriental y sus estudios sobre parentesco en comunidades de descendientes de inmigrantes haitianos y jamaicanos. Visiones sobre la mujer y la familia son aportadas por Raquel Vinat “Mujeres en la Intervención 1898 – 1902. María del Carmen Barcia Zequeira “Elite y grupos de prisión. Cuba 1878 – 1895. Hay que destacar “Reyita, sencillamente” de Daisy Rubiera, quien a partir de la historia de vida de una mujer negra, reproduce todo el entorno cultural y social de las familias negras y mestizas pobre.

En la actualidad se realizan varias investigaciones como parte del proyecto mestizo, que tiene su sede en el centro Juan marinillo, en el que se incluyen estudiantes y maestrantes de la universidad de Oriente y La Habana.

Después de un análisis de la bibliografía consultada señalamos que en Cuba, los problemas de la familia están de muchas maneras en el centro de varias ciencias sociales, sin embargo no se ha encontrado información que hable sobre el estudio de la familia de músicos.

Esto es así debido a un difundido estereotipo respecto de músicos, artistas e intérpretes, que no son casos particulares de la cultura cubana. Con frecuencia, la pobreza de un músico se denomina un estilo de vida y se atribuye a la propia selección del individuo. Muchos músicos, se dice, “nacieron bohemios”. La profesión de músico popular no se considera un “trabajo”. Después de todo, simplemente están 'tocando música”, y si es trabajo, no se puede concebir que sea difícil. La noción de que los músicos populares están en este mundo, pero no son parte de este, se extendió en Cuba incluso a algunos cuya obra los elevó hasta esa zona “rara” que algunos llaman música seria. Así pues, la diva cubana Ester Borja, al referirse al ostracismo que muchos dicen que vivió Ernesto Lecuona, comentaba que 'la gente ve a los artistas como gente anormal'.

Estos criterios convencionales han sido reforzados por los medios modernos de comunicación masiva, que permiten a la vasta mayoría de consumidores de música popular conocer los intérpretes solo a través de los medios electrónicos, grabaciones, etcétera, careciendo de la experiencia de su interpretación en vivo. Entonces los músicos adquieren las características que la imaginación del público desee otorgarles, con lo que se convierten en cualquier cosa menos en seres de carne y hueso.

La propia naturaleza de su propio trabajo, ha hecho que la ciencia propiamente dicha reste importancia a esta profesión que requiere de mucho estudio y dedicación

Si se toma a modo de ejemplo dos textos clásicos: Sociología de la Familia y del matrimonio de André Michel y Antropología Histórica de la Familia de Martine Segalen nos percataríamos que dicho aspecto no aparece tratado en forma particular. Segalen lo introduce de manera breve y no como un tópico independiente, aunque eso no excluye que la autora al analizar la socialización haga alusión, a modo de ilustración en el acápite “Diversidad de modelos regionales y culturales”, centrando su atención en lo femenino y la domesticidad respecto a la socialización sin desarrollar más argumentos.

Para el caso de la literatura elaborada en nuestro país, se considera, desde esta investigación, que debido a la preocupación por la formación de valores acordes a la naturaleza de nuestro sistema en la esfera político-moral, se han presentado dichos argumentos con gran intensidad, a pesar del reconocimiento de las dificultades metodológicas que presenta su estudio; así se recoge en Análisis de las investigaciones de la familia cubana 1970-1987 en su epígrafe “Reproducción y transmisión de valores en la familia” donde analizan:

Comunicación padres-hijos, padres como modelos; militancia política, ocupación y nivel escolar de los padres; formas de control de la actividad del adolescente; dinámica familiar; ambiente familiar ;tiempo libre familiar; relación familia-escuela; disfunción y privación paterna; roles familiares

El más reciente trabajo Diversidad y Complejidad Familiar en Cuba, conserva el aspecto temático relativo a la formación de valores analizado por Inalvis Rodríguez R. “La familia y la formación de valores en las nuevas generaciones. Reflexiones y propuestas”.

La mirada por dentro del sistema social cubano cuya estructura social marca pautas diferenciales respecto a otros sistemas y culturas, se refracta en una diversidad en el nivel micro acompañada de una producción musical ascendente y paralela tanto en los ámbitos académicos de la formación musical, como de la genuina y legitima creación popular. Los diversos procesos culturales sobre las bases de la concordancia con géneros musicales tradicionales cubanos, constituye un nuevo producto de las fusiones que de forma tradicional han dado lugar a la historiografía musical cubana.

Las variantes de participación social no son casuales para ningún género musical, sino que expresan vivencias y rupturas como lecturas que los actores sociales vivencian del proceso social: la expresión de sentimientos, aspiraciones y anhelos, junto a una comprensión de la estructura social y el lugar que en ella ocupan sus protagonistas a partir de nuestro acercamiento interpretativo, constituye el hilo conductor que animan la escritura y presentación del trabajo.

De tal manera, recorriendo el camino de la familia y sus relaciones, se aprecia cómo existen elementos distinguibles que hacen de esta un eje central, aunque para ello surjan y se impongan diversas formas de conducirse ante la sociedad

CONCLUSIÓN:

La perspectiva disciplinaria en la comprensión y posicionamiento de la investigación social en los procesos de la cultura ha propiciado en las últimas décadas una preocupación creciente por superar las construcciones epistemológicas tradicionales asociadas a distancias teóricas y metodológicas respecto a los modos del hacer y discurrir

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13. Vera, Ana: “Cuaderno sobre familia”. (Época colonia). Ciencias sociales. La Habana 1997

14. Vera, Ana: “El qué, el cómo y el para qué de la historia de la familia”. Centro de Investigación de la Cultura Cubana Juan Marinillo, 2003

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Editor:
Juan Carlos M. Coll (CV)
ISSN: 1988-7833
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