Contribuciones a las Ciencias Sociales
Junio 2008

 

RECONSTRUCCIONES. ALGUNOS FACTORES QUE INCIDIERON EN LA GESTACIÓN DE LA CORRIENTE CLASISTA Y COMBATIVA (CCC), MOVIMIENTO “PIQUETERO” ARGENTINO DE MASAS
 


Adrián López (*)


 

Resumen

A partir del enfoque subjetivo que da la militancia, se procura realizar una narración muy compactada de lo que pudo influir en la aparición de la CCC y del peculiar movimiento “piquetero”, sosteniendo que tal vez en 2008, éste se halle en cierto “declive”.

Abstract

From the subjective point of view given by militancy, an attempt is made to provide a compact account of what might have influenced the formation of the CCC and the peculiar “picketer” movement, supporting the view that in 2008, this movement might be “declining”.

Palabras claves: CCC – “piqueteros” – teoría

Key Words: CCC - picketers ("piqueteros") - Group theory

“Soy un pensamiento amigo”

Jackie Eliahou Derrida (1)

“Mañana tal vez, (deba) ... sentarme frente a mis hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podría mirarlos y decirles que hoy ellos viven así, porque no me animé a luchar”

Acorde a una de las tantas interpretaciones posibles, la frase anónima fue extraída por un integrante de la CCC, de la marcha N° 300 de los jubilados, Ciudad Autónoma de Buenos Aires



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
López, A.: Reconstrucciones. Algunos factores que incidieron en la gestación de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), movimiento “piquetero” argentino de masas, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, junio 2008. www.eumed.net/rev/cccss


1. Historia presente; dificultades epistemológicas

No siendo un especialista en Historia Argentina ni en los complejos temas, problemas y objetos de análisis que respiran en lo que desde hace unos años, se denomina “Historia ‘presente’”, y teniendo que, por honestidad intelectual, reconocer que lo que enunciaré, no es por conocimiento directo y propio, sino por el comentario derivado de encuentros casuales con el Lic. Rubén Correa (2), debo argüir que en la empresa a intentar, tendré que afrontar ciertos desafíos que es probable que superen mi modesto arte.

La historización de lo actual encierra una paradoja clara: la historia es relato y estudio de lo que ha sido, no de lo todavía en determinado estado “presente”. De ahí que en esta visión canonizada de la praxis del historiador, se entienda que es imposible o muy difícil, navegar las turbulentas aguas de lo actual y hacer de esa abismal “travesía”, historia científica. Of course, en la objeción palpita un positivismo caduco pero no obstante, no deja de guardar su tino. Acaso se pueda sortear la aguda observación, recordando que la narración de lo histórico, al efectuarse desde un tiempo que no es el de los sucesos a articular, es indefectiblemente, historia de lo pasado en (tiempo) presente.

Verdad que podríamos y debiéramos interrogarnos aquí, por la escurridiza noción de “tiempo” en general y de “tiempo histórico” en particular, pero un tal horizonte rebasaría lo que nos proponemos encofrar, que es apenas una síntesis “raquítica” de lo que imaginamos, ocurrió en torno y a propósito del movimiento “piquetero”, de 1996 a 2008, en la escala en que hemos participado en su seno, “heredando” entonces, una visión necesariamente sesgada.

Por lo demás, la Historia “presente”, hacer Historia (del) “presente” involucra el registro de la “memoria” y de lo “oral”. La “memoria”, sin ofrecer por nuestra confesada incompetencia, una definición acabada de lo que habrá de aceptarse por esa idea, se asocia a la “memoria colectiva”, a la “memoria individual”, a la “memoria involuntaria”, de algún “perfil” proustiano, etc. A igual que lo “oral”, estas diversas e intrincadas clases de “memoria”, son una de las fuentes que nos guían en la Historia (en) “presente”, tan esquiva, tan difícil, tan viscosa.

Pero como nos lo ilustran los numerosos casos en los que se efectúa una “crónica” de los justificados motivos, por los que habría que no olvidar los crímenes genocidas de las fascistas fuerzas armadas, que actuaron bajo el terrorismo de Estado en los sufridos ‘70 en diversas partes de América Latina, un asunto es la “reconstrucción” militante de lo que se escribió en la seda gris del tiempo, con la sangre de los exterminados, y otro tema es lo que pueda aportar la práctica de la investigación. Para el ejemplo “ejemplar” de la violencia de Estado en la conservadora Salta, de la década “perdida” de los angustiosos ‘70, el Lic. Correa y equipo, develaron que un apasionado militante elabora su vínculo problemático con un pasado que lastima, de una forma que no coincide con un relato “más objetivo” de lo que, desde un hacer académico de la historia, se podría esperar como “legítimo” o “más cercano” a los “acontecimientos”. Resulta que en la reconstrucción que procuraré concretar, puedo enredarme en una “invención” del pasado cercano, faltando a una narración acaso más parca.

Lo anterior no es sino otra faceta del sabido límite epistemológico en la Historia y en las Ciencias Sociales, el cual consiste en que se habla situado y “zurfilado” por ideologías, intereses, tomas de partido, elecciones teóricas, opciones metodológicas, etc. Nos hallamos involucrados en lo que estudiamos, en la escala en que lo que analizamos nos importa (3).

Sin embargo, al explicitar las barreras que nos cercan en el intento precario de un relato apresurado y casi sin matices, de lo que nos abocamos a hilvanar; al hacer el “autosociopsicoanálisis” que recomienda Pierre-Felix Bourdieu, ofrecemos a los otros la alternativa no sólo de no creernos demasiado en lo que afirmaremos, sino de buscar posibilidades distintas de enunciar lo que anhelamos. Sea entonces, recogido el guante.

2. “... Tienen el poder y lo van a perder ...” (4)

En el país de 1989, supuestamente, el más “europeo” de las Américas destruidas por 500 años de conquista, asumía el Ejecutivo el “peronista” que se auto reivindicaba el más peronista de todos (el abogado Carlos Saúl Menem). En un contexto de alta conflictividad social y política, “sazonada” con “hiperinflación” y “saqueos”, prometería estabilidad económica, “salariazo”, “revolución productiva”, independencia ante las naciones “rectoras” del mundo y defensa de los recursos vernáculos. Apenas transcurridos unos meses y encaramado en la popularidad conseguida por la “convertibilidad”, comenzó el “desguace” del Estado, la sumisión vergonzante a los dictámenes del FMI, el BM y los EEUU, el incremento de la fraudulenta Deuda Externa, el “aplanamiento” de los ingresos de los sectores populares (5), la neutralización de los principales sindicatos (La Fraternidad, la CGT, etc.), el hambre, la desnutrición, la marginalidad, el “gatillo fácil”, la “farandulización” de la política, la banalización de las cuestiones claves de la vida, etc.

Increíblemente, la mayoría de la población ocupada se “compró” el “modelo” neoliberal a ultranza, cumplido a rajatabla por la infernal dupla Menem/Cavallo, “modelo” inyectado a golpes mediáticos y que se heredaba en sus líneas maestras, del plan económico de la nefasta época del Proceso. Los que sufrían la calidad de ser desempleados, subocupados, atareados ocasionalmente, etc., casi no tenían “visibilidad” mediática y por lo mismo, política.

Uno de los primeros “¡No!”, arribó precisamente de los pueblos que estaban literalmente, agonizando a causa de la cuádruple “pinza” que “representaban” la desindustrialización y hundimiento de las economías regionales, la dolarización de los costos de producción, el cierre de Ferrocarriles Argentinos y el remate de YPF. Surgieron así, dos antecedentes importantes de lo que luego, sería el “espíritu” libertario del heroico movimiento “piquetero”: las protestas muy radicalizadas de Mosconi y Tartagal, en la Provincia de Salta, norte de Argentina, y los cortes de ruta en Cutral-Có, Provincia de Neuquén. En ambos casos, la participación de las mujeres era realmente llamativa, puesto que la desocupación había calado hondo en el tradicional papel machista y patriarcal de varones “proveedores”, lo que a su vez, había desesperanzado a los “cabeza de familia”, dejando en manos de las valientes compañeras, no sólo la reproducción de la economía doméstica, sino las estrategias para sobrevivir y mal vivir en un clima de verdadera euforia por el “milagro argentino” (histeria agigantada, al interior de los claustros universitarios y del “establishment” intelectual...).

3. “... pero el ‘Perro’ va dejando otro perrito ...”

Desde 1993, en San Salvador de Jujuy, el Sindicato de Empleados y Obreros Municipales (SEOM), orientado entonces por el Sr. Carlos Nolasco “Perro” Santillán, que para muchos fue y es casi una “reencarnación” del viejo sindicalismo al estilo de René Salamanca y de Agustín Tosco, comenzaba con enormes dificultades, a suscitar un “polo” de contra hegemonía “antioficialista”, primero, y después, clasista, contra Menen y los “coreutas” que aplaudían la baja inflación, obtenida a costa de la recesión crónica y del asesino “ajuste” (palabra que había sido puesta de “moda” por un personaje conspicuo en la mal hadada historia argentina, el Ing. ultraliberal y “golpista”, Álvaro Alsogaray).

Cuando estallan las atinadas protestas en Salta y Neuquén, el Sr. Santillán comienza a lograr notoriedad nacional por la coherencia y la lucidez con la que conduce no únicamente el SEOM, sino por igual, lo que se anticipa con el carácter de “multisectoriales”, las que aglutinan los reclamos de diversos segmentos de lo que se denomina por entonces, el “campo popular”.

En simultáneo, emerge la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), en abierta puja con la CGT menemista, y se desarrolla una línea más o menos contestataria, en la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE).

A puerta de los comicios por la reelección de Menem, luego del Pacto de Olivos entre la desvencijada UCR y el PJ, el “policlasismo” y “multisectorialismo” de Santillán, y los disconformes nucleados en la CTA y ATE, organizan la Gran Marcha Federal contra el “modelo”.

4. “... ¡(En) la selva!..., ¡se escuchan tiros! ...”

Al parecer y al contrario de lo que después procuran “reelaborar” las otras organizaciones de “piqueteros”, es el “Perro” Santillán, gremialista afiliado al Partido Comunista Revolucionario (PCR, de orientación maoísta/stalinista (6) y desgajado del antiguo PC local), al que se le ocurre aglutinar las acciones de la talla de las iniciadas en Mosconi, Tartagal y Cutral-Có, en una modalidad algo inédita en las décadas posteriores al Proceso, pero de alguna antigüedad en el seno de las luchas de los sectores populares y/o de la clase obrera expoliada por el capital: los “cortes de ruta”, que interrumpen o entorpecen el proceso de circulación de mercancías, con lo que se afecta de forma indirecta la valorización de capital, bautizados “piquetes”; las “asambleas” de vecinos y una organización de desocupados que pase a la “ofensiva”, en un marco de desarticulación de los reclamos. Esta vaga idea, muy intuitiva en sus comienzos, luego es sistematizada por el PCR bajo la hipótesis de la proximidad de un Argentinazo, y de la necesidad de un gobierno de “coalición”, que habiendo derrocado el poder político burgués, pergeñe un gran “frente” nacionalista y se oriente hacia una posterior Asamblea Constituyente, en marcha ininterrumpida hacia el socialismo.

Llega 1998; el CC del PCR, teoriza entonces, lo que el hábil sindicalista Santillán, consigue adivinar a partir de su práctica policlasista y multisectorial en San Salvador de Jujuy, capital de dicha provincia. Surge la Corriente Clasista y Combativa (CCC), que emplea el “piquete” en cuanto táctica de lucha, discutida en asambleas de desocupados, para hacerse “audible” al gobierno de turno y a los fines de satisfacer las necesidades más perentorias de los compañeros. Visto el éxito inmediato cosechado no únicamente ante el gobierno, sino en la autogestión de huertas, roperos comunitarios, comedores, etc., el resto de los partidos leninistas de izquierda, reproducen la experiencia ensayada, sobre todo, en la extenuada provincia de Buenos Aires.

No está de más aclarar, que no sugerimos que un individuo ni un grupo determinado sean los “reinventores” de una manera de orientar la lucha de clases y la puja entre grandes conjuntos sociales (7), pero es incontestable que al menos, el Sr. Santillán, el PCR y los cientos de ciudadanos aturdidos por el hambre, la desnutrición, la marginalidad, la desesperanza, etc., e integrantes de la CCC, tuvieron una participación notable en el inicio del movimiento “piquetero”. Constatamos algo, no nos arrogamos el derecho de “prioridad” ni de “propiedad”, en la diseminación de un modo de conducir la lucha de clases que fue ganando contundencia creciente hasta 2004, “momento” en que el “piquete” comienza a entremezclarse con aspectos más amplios, como la defensa de los pueblos originarios y la protección ecológica.

5. “… ¡Todos ‘narcos’!..., son todos ‘narcos’ …”

En Salta capital, se afinca un experimentado militante del PCR y hacia 1999, principia a efectuar contactos con algunos sindicalistas. Por esa época, la privatización del servicio de correos y telecomunicaciones está realizando estragos en los empleados del sector. El solitario gremialista Julio Reifemberg, se ata con cadenas a la entrada del deteriorado edificio del antiguo correo estatal. Al ser televisado por Canal 11, aparece como principal candidato para armar la CCC y el PCR en la mojigata capital de Salta, ahora devenida “cosmopolita” y turística. Poco tiempo correrá, para que se sume el gremialista que es actual Secretario General del Sindicato Argentino de Televisión: la CCC se instala y crece (8) con marchas semanales que los mass media serviles, se empeñan en desconocer y oscurecer. Los periodistas más reaccionarios, tratan a los compañeros de “malvivientes”.

A la sazón y en el resto del país, reciben sus propios “bautismos de fuego” desiguales organizaciones “piqueteras”, cada una de ellas respondiendo a una determinada interpretación leninista de Marx, mientras la recesión se ahonda y la pobreza acalla al 50 % de los argentinos.

En Salta, la CCC se extiende a Güemes y a Mosconi; se delinea como un verdadero “polo” que exterioriza el descontento contra un gobierno sospechado de ser “narcopoder” y uno de los más corruptos de la historia de la provincia.

La crisis orgánica de legitimación (9) que se abre en 2001, lleva a la CCC y a otras organizaciones, como el Polo Obrero (que responde al “clásico” trotskismo del Partido Obrero), los cientos de civiles desilusionados con los gobernantes tradicionales: ya en plena debacle, gritamos “¡que se vayan todos!..., ¡que no quede ni uno solo! …”. Los más de treinta muertos de las gloriosas jornadas de 19 y 20 de diciembre, que terminan con la fuga del Presidente De la Rúa, fueron los que había que “sacrificar” para que el “desborde” de las multitudes, no se convirtiera en el Argentinazo pronosticado solitariamente por el PCR y luego, “imitado” por diversos partidos, incluso por aquellos que en un principio, hasta habían ridiculizado la alternativa de una insurgencia popular de esa magnitud. Allende las polémicas inconclusas, nos parece que estuvimos en una etapa claramente pre revolucionaria (10) que pudo extenderse y acaso “coronar” en un gobierno popular de “coalición”, análogo al de la Cuba de marzo/junio de 1959.

Con extrema lucidez, los conjuntos de privilegiados y en especial, las clases dominantes locales, reconducen la efervescencia cuasi revolucionaria, hacia la “trampa electoral”. Poco a poco y a través de momentáneas concesiones a los “piqueteros”, de 2002 a 2004, se introduce en la población el prejuicio de que el sistema representativo tiene que ser defendido, a riesgo de colocar en grave “peligro” LA Democracia, “lograda a alto precio por los argentinos”.

En este periodo también, se articula una verdadera campaña mediática para indisponer a los ciudadanos comunes contra las organizaciones “piqueteras”, las que ven erosionadas sus bases de legitimidad y tienen que revisar sus formas de acción. Algunas se radicalizan y persisten con la modalidad de los “cortes”; otras, son captadas por el “mañoso” Presidente Kirchner; pocas, son de la idea respecto a que hay que ampliar los reclamos, para que no queden acotados a los desocupados y a la solución de las necesidades más elementales.

Entretanto, en Salta, distintas organizaciones bregan contra una nueva reelección del gobernador supuestamente vinculado con tupidas redes delictivas. Las multisectoriales que se alumbran, terminan con tanta fuerza que la CCC y el Polo Obrero les arrancan a un durísimo Ejecutivo provincial, parte de lo que los compañeros más desprotegidos requieren.

Por el anhelo de aminorar el conflicto y aprovechando el presupuesto que envía la Nación a Salta, de 2004 a 2008, se estructuran cooperativas, en particular en la CCC. De las que se inician en un principio, sobreviven las de construcción, donde las mujeres, por ser más detallistas, son las mejores.

Durante todo ese tiempo, que va de 1996 a 2008, hubo desiguales teóricos y políticos, que sostuvieron que los “piqueteros” son “cómplices” de la baja de los salarios, al aceptar subsidios, y que se enredaron en otra manera del viejo “clientelismo”. Puede ser. Pero si se cree que en el aparato de Estado, hay algunos “nodos” para la administración de determinados asuntos colectivos, es factible imaginar que los “piqueteros”, excepto aquellos que son pro oficialistas, toman de él lo que en realidad, les pertenece, hasta tanto se pueda desmantelarlo en pos de una comunidad socialista.

Por añadidura, las luchas “piqueteras” son y siguen siendo, un gran “laboratorio” para “entrenarse” en cómo hegemonizar la pelea entre capital y trabajo, a beneficio de las múltiples “capas” de las clases sometidas y del resto de los grupos dirigidos o populares.

6. Actualidad y perspectivas

Justo es aceptar que el movimiento “piquetero” en su versión “clásica”, acaso esté en retroceso. Su pasada legitimidad puede ser conquistada, si los “cortes de ruta” se realizan al calor de intereses que vayan más allá de las perentorias necesidades, que condujeron, bajo el Presidente Duhalde en 2003, a la “masacre de Puente Pueyrredón”.

Las protestas contra las papeleras instaladas en Uruguay, muestran un posible camino para reinventar los “piquetes”, no abandonando su objetivo revolucionario, que es el de una refundación libertaria de la sociedad…


* Edgardo Adrián López, Dr. en Humanidades con Orientación en Historia, Prof. Adjunto interino de Sociología, Carrera de Ciencias de la Educación, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Salta, Salta capital, Pcia. de Salta, Argentina. E-mail: edadrianlopez@yahoo.com

1. Derrida, Jackie Elyah: “Un ‘pensamiento amigo’”, entrevista con Robert Magiore, en http://www.jacquesderrida.com.ar/textos/ami.htm, documento “capturado” en diciembre de 2007.

2. Prof. Adjunto temporario en Historia Regional, Carrera de Ciencias de la Comunicación, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Salta (UNSa.), e investigador del Consejo de Investigación de la Universidad Nacional de Salta (CIUNSa.).

3. En ese sentido, es impostergable confesar que ingresé a la CCC en noviembre de 2001 y a los pocos meses de 2002, fui elegido en asamblea, Delegado de Prensa y Difusión, responsabilidad que ejercí hasta 2004, momento en que se decidió reemplazarme.

4. Frase del tema musical “El Sr. ‘Cobranza’”, que popularizó el grupo conocido como La Bersuit. Los subtítulos, se adoptarán de oraciones de esa canción insurgente.

5. Los acotamos según el concepto de “grupos dirigidos” sintetizado brutalmente, en nota 7.

6. A pesar de esta elección política demasiado “rígida” y dogmática, que responde a la tradición leninista que no comparto en absoluto, en lo que se conecta con la interpretación del pensamiento de Marx, la CCC, al ser un “movimiento”, es más flexible en su manera de actuar. Por ende, al acordar en líneas muy generales con lo que desea abrazar, opté por militar en su seno, habida cuenta que se tiene que participar activamente, en algún tipo de organización colectiva y/o de masas, en pos de la revolución, si uno se evalúa revolucionario comunista.

No obstante, estimo que ese tipo de herramienta política de reclamos sustituyó la estructurapartido leninista tradicional, bajo el “clima” de este capitalismo que casi en todos los órdenes festeja con histeria, la “muerte” de determinado marxismo y de ciertos “perfiles” de quien fuera el progenitor de la enamorada y pertinaz “Tussy”.

7. Estamos convencidos que en el amigo de Engels, al lado de una teoría de la refriega entre clases, existe una hipótesis que enfocaría la lucha entre los conglomerados de privilegiados (que abarcan a las clases dominantes, los obreros improductivos destacados, los sectores independientes privilegiados acomodados y la población “no activa” acomodada) y los conjuntos de subalternos (clases explotadas, atareados improductivos no acomodados, sectores independientes no privilegiados, población “inactiva” no destacada y excluidos)*.

Recientemente, llegó a mis manos un corpus buscado durante mucho tiempo, que es de la autoría del yerno de Marx**, donde se efectúa un racconto de los segmentos que integran la Inglaterra de 1860, en la que la conclusión es que, al lado de las tradicionales clases en pugna, se constatan otras capas*** que, según el autor, tienen la función de ayudar en el sobreconsumo**** a las clases dominantes capitalistas*****.

*López, Edgardo Adrián: “Semiótica y Materialismo Histórico: una confluencia oportuna para la teoría de los grupos sociales”, en Revista 4. Escuela de Historia. Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Salta (UNSa.). Salta: Talleres Gráficos M. G., Año 4, vol. I, N° 4, año 2005, pp. 257-268. También se puede ir a http://www.unsa.edu.ar/histocat/revista/revista0413.htm

López, Edgardo Adrián: Estudio “Dudas y precauciones: ¿desde cuándo hubo clase obrera en la Argentina?”, publicado en Periferias. Revista de Ciencias Sociales, N° 14, Año 11, primer semestre de 2007, pp. 83-95.

López, Edgardo Adrián: “Descripción tentativa de grupos subalternos pertenecientes a dos zonas rurales de la Alemania de 1890: una discusión con cierta interpretación weberiana”, en Revista 6. Escuela de Historia. Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Salta (UNSa.). Salta: Talleres Gráficos M. G., Año 6, Vol. 1, N° 6, año 2007, pp. 377/406. Es factible consultarlo en http://www.unsa.edu.ar/histocat/revista/revista0617.htm

**Lafargue, Paul: “El derecho a la pereza”, en Sartelli, Eduardo (comp.): Contra la cultura del trabajo. Una crítica marxista del sentido de la vida en la sociedad capitalista. Ediciones RyR, Buenos Aires, 2007, pp. 231-265.

***Lafargue, Paul: “El derecho...”, pp. 251-252.

****Lafargue, Paul: “El derecho...”, p. 253.

*****Lafargue, Paul: “El derecho...”, p. 254.

8. Desde esa época, respira un “núcleo” de alrededor de entre 200 a 400 personas, que son como el “piso” de movilización con el que cuenta la CCC, “base” que en años como 2001 y 2002, se dilató hasta los 1000. De cualquier forma, el número 200 es abultado, si recordamos los que manejan los partidos leninistas de izquierda, que están atravesados por dificultades casi crónicas de expansión.

9. Aprehendemos la categoría en el sentido gramsciano, a pesar que nuestros maoístas recalcitrantes del PCR y/o de la CCC, nos sopesen “revisionistas”, no marxistas, no revolucionarios y pequeño burgueses.

10.El fenómeno asambleario es tan notable, que incluso se esparce en provincias del “interior” como Salta y Jujuy. En el caso más impactante de la centralista y unitaria Buenos Aires, las asambleas, que se hacen hasta en las plazas públicas, discuten planes económicos, si hay o no que pagar la Deuda Externa, cómo tendría que funcionar un nuevo gobierno, etc.

Al poder cristalizado en “campos” (Bourdieu) y aparatos (Althusser) como el Estado, se lo debe asaltar y reapropiárselo a través de un poder que se construye de abajo hacia “arriba”, entre todos y para todos. No hay que imaginar que basta con ocupar la maquinaria del Estado, tal cual lo elucubró cierto leninismo, ni tampoco sostener, como los postestructuralistas franceses, que el poder únicamente se construye... Y sin embargo, a riesgo de escandalizar, habría que difundir que determinado Marx habría sido un “alegre anarquista”, al punto que se podría enunciar que quizá cierto anarquismo sería, parafraseando a Lenin, la “etapa superior” del comunismo.

 


Editor:
Juan Carlos M. Coll (CV)
ISSN: 1988-7833
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