Contribuciones a las Ciencias Sociales
Noviembre 2009

 

EL REINO UNIDO EN EL PERIODO DE ENTREGUERRAS Y DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
 


Eva María Rodríguez Cobos
jmariohv@yahoo.es


 

Para Gran Bretaña el período entre 1918 y 1939 fue un periodo de crisis que afectó todos y cada uno los aspectos de la vida del país: económico, social y político, afectando también aspectos internacionales. La depresión y el desempleo a principio de los años 30, seguidas por el levantamiento de Hitler y la cruel sombra del Fascismo y Nazismo en Europa, con la amenaza de otra guerra, supuso una especie de paisaje desolador que también se vio reflejado en las obras de poetas y novelistas de la época. Los años 30 se conocen como “La Década Roja” debido a que sólo la izquierda parecía ofrecer algunas soluciones. La rebelión franquista contra el gobierno republicano en España, que comenzó en 1936, se consideró la antesala de la Segunda Guerra Mundial.

La mayoría de los autores señalan los problemas sociales y económicos como los más reseñables desde el final de la Primera Guerra Mundial hasta el principio de la Segunda Guerra Mundial.
 



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Rodríguez Cobos, E.M.: El Reino Unido en el periodo de entreguerras y durante la segunda guerra mundial, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, noviembre 2009, www.eumed.net/rev/cccss/06/emrc8.htm



La Primera Guerra Mundial probablemente afectó mucho más a Gran Bretaña que a sus aliados occidentales, pues supuso experimentos en:

 Asuntos económicos.

 Ferrocarriles y minas de carbón.

 Fabricación de armamento.

 Aspectos sociales.

Así pues, la guerra supuso, primero, un catalejo para cambios sociales y económicos; segundo, la guerra difuminó las fronteras entre las clases sociales y los sexos, y también cambió la posición de las mujeres, trayendo emancipación política, social y económica.

Económicamente, Gran Bretaña había sufrido serios daños debido a que las industrias de la Revolución Industrial sobre las cuales se había asentado la prosperidad del país estaban dañadas o debilitadas. El Primer Ministro, Lloyd George, se dedicó casi en exclusiva a la política internacional y no le prestó atención a problemas tales como el desempleo, la falta de vivienda digna, el separatismo irlandés, el resurgir de la industria… Por tanto, la primera exigencia de los Conservadores fue atención por parte del gobierno a los problemas económicos del país.

En 1921 Londres decidió permitir el autogobierno a Irlanda del Norte, creyendo que si no era gobernados por Gran Bretaña, Protestantes y Católicos encontrarían el camino para vivir en paz unos con otros, pero no fue así y esta decisión propició el regreso de los Conservadores al gobierno en 1922. De hecho, el gobierno conservador ganó las elecciones por un amplio margen.

Stanley Baldwin, que gobernaría hasta 1937, tuvo que hacer frente al desempleo, los problemas industriales, la deuda exterior y los problemas económicos. La respuesta de Baldwin ante todos estos problemas fue abandonar su política histórica de comercio libre y volver a “derechos de importación”. Aunque apoyado por su partido, prometió llevar a votación tal cambio en su política y como consecuencia el primer gobierno laborista de la historia de Gran Bretaña llegó al poder con James Macdonald como Primer Ministro. Pero Macdonald estuvo al frente sólo nuevo meses, tras esos meses Baldwin regresó al gobierno.

Sin embargo, el derrumbe del precio del carbón resultó en el resurgir de la minería del carbón alemana y en el colapso de la industria del carbón británica. Sin embargo, su gobierno realizó un buen trabajo, especialmente el Ministerio de Salud dirigido por Neville Chamberlain. En 1929, Baldwin disolvió la Casa de los Comunes, esperando ser reelegido, sin embargo Macdonald formó su segundo gobierno, de nuevo con el consentimiento de los Liberales.

Generalmente, el centro económico de Gran Bretaña iba cambiando de norte a sur y el resultado fue la división política y económica de Gran Bretaña en dos áreas, división que, a excepción de un intervalo durante la Segunda Guerra Mundial, aún existe.

En meses, la economía británica así como la del resto del mundo sufrió una gran devastación debido a la Gran Depresión. El periodo de reconstrucción tras la guerra se convirtió en un periodo de depresión, radicalismo, racismo y violencia. Además, Macdonald estaba mal equipado para manejar la depresión y su gobierno se equivocó al proteger la libra. De hecho, el Partido Laborista, que centraba sus esfuerzos en el bienestar de la clase trabajadora, no pudo dirigir la crisis. Así que dimitieron y Macdonald formó una coalición, con la oposición del Partido Liberal y del Partido Conservador. Este nuevo gobierno “nacional” era en realidad un gobierno conservador, y Macdonald, al consentir permanecer como Primer Ministro, se convirtió en un traidor para el Partido Laborista y aún permanece siendo considerado así. El nuevo gobierno llevó a cabo una política económica estricta.

En 1935 Baldwin sucedió de nuevo a Macdonald y hubo unas elecciones generales que fueron las últimas durante unos 10 años. Así pues, en los últimos meses de gobierno Baldwin presidió sobre el principio de una política de apaciguamiento y la abdicación de Eduardo VIII, que se había enamorado de una divorciada americana, Wallis Simpson. Eduardo estaba decidido a casarse con ella pero Baldwin tenía claro que Eduardo no podría casarse con ella y seguir siendo monarca. Así que Baldwin le advirtió que no tratase de influir en la opinión pública o tratase de permanecer en el trono, pues tanto el pueblo como el Parlamento eran contrarios a dicha situación. En 1936 Eduardo anunció su abdicación y fue sucedido por su hermano, George VI. Después de su coronación, Baldwin dimitió y Neville Chanberlain le sucedió.

Con respecto a la política exterior y la pacificación destacar que, por una lado, Hitler reintrodujo el servicio militar obligatorio en Alemana y anunció la creación del Luftwaffe, ambos contrarios al Tratado de Versalles. Por otro lado, en 1935, Italia atacó Etiopía y la opinión británica deseó permanecer en paz pero al mismo tiempo quiso sancionar una agresión no provocada. En 1936, con la Liga de las Naciones aún debatiendo que hacer con la agresión italiana, la resistencia en Etiopía se vino abajo. Mientras tanto, Hitler sacó partido del desorden en el oeste y rompió la primeras clausulas territoriales del Tratado de Versalles enviando tropas al oeste del territorio alemán por el Río Rhine, que bordeaba Bélgica y Holanda. Aunque en Gran Bretaña no hubo reacción alguna pues era territorio alemán, en Francia el efecto fue devastador y como consecuencia de ello Francia renunció a sus asuntos exteriores. Además, en 1936 la revolución contra el gobierno republicano en España también estalló, dirigida por las fuerzas conservadoras del ejército español bajo el General Franco, que finalmente triunfó. Los británicos y los franceses no se involucraron ni en la guerra contra Franco ni contra el gobierno italiano.

Chamberlain decidió seguir una política general de acuerdo europeo que incluiría a Alemania, pues el Primer Ministro y muchos británicos sentían que Alemania había sido injustamente tratada en el Tratado de Versalles y que el principio de autodeterminación dictaba que las minorías alemanas en otros países deberían elegir libremente su unión a Alemania. Por tanto, cuando Alemania invadió la República australiana, Gran Bretaña no hizo nada. Pero la política de Chamberlain fracasó porque él creyó que Hitler quería únicamente reunir a los alemanes, cuando su verdadero objetivo era conquistar tantos territorios como pudiese, especialmente hacia el este. Así pues, Chamberlain anunció el final del apaciguamiento, ofreció protección a Polonia, lugar en el punto de mira de Hitler, firmó una alianza con Polonia y se preparó seriamente para la guerra. Chamberlain comenzó el re-armamento británico y le declaró la guerra a Alemania.

Para Gran Bretaña, la Segunda Guerra Mundial fue la experiencia más terrible a la que tuvieron que hacer frente en las últimas décadas. El país sufrió una devastación completa y la población careció de las necesidades básicas, de hecho, la guerra significó para el país el final del Imperio Británico.

La crisis polaca precipitó la guerra y debido a que el único país capaz de defender a Polonia era la Unión Soviética, un ejecutivo franco-británico comenzó unas negociaciones para un tratado con Joseph Stalin en 1939. Polonia, sin embargo, anunció que no permitiría la entrada en su país de tropas soviéticas incluso aunque viniesen a defenderles de los alemanes. Sin embargo, Hitler paró dichas negociaciones al anunciar un pacto de no-agresión con la Unión Soviética, pero las tropas alemanas invadieron Polonia y Gran Bretaña y Francia le declararon la guerra a Alemania.

Desde la perspectiva británica la Segunda Guerra Mundial tuvo 3 fases:

 El período de las victorias alemanas en el oeste, que acabó cuando en 1940 Francia pidió un armisticio con Alemania. El fracaso de los aliados en Noruega significó la dimisión del Primer Ministro, Chamberlain, y Churchill le sucedió. Como consecuencia, después de la ocupación de Francia, Gran Bretaña tuvo que hacer frente a la guerra sola en lo que vino a llamarse la Batalla de Inglaterra, y el principio de la segunda fase de la guerra.

 El hecho de que los alemanes fuesen incapaces de invadir la isla dio a los británicos la impresión de que podrían ganar la guerra, lo cual se vio reforzado por el hecho de que los Estados Unidos habían abandonado ya su política de neutralidad.

 Después llegó lo que Churchill llamó el período de la Gran Alianza, es decir, a lo largo de la guerra los gobiernos de los Estados Unidos, la Unión Soviética y Gran Bretaña se reunieron en varias ocasiones para decidir las tácticas a seguir y forzar la rendición incondicional de Alemania. Churchill jugó un papel importante en la Segunda Guerra Mundial, y también, como en la Primera Guerra Mundial, la cooperación de las colonias y dominios británicos fue de gran ayuda, aunque para Gran Bretaña significaría el final de su Imperio.

Las consecuencias de la guerra fueron las siguientes:

 Algunas colonias demandaron la independencia y como resultado el Imperio dio paso a la Commonwealth.

 A las mujeres se les concedió el derecho a votar y a entrar en el Parlamento.

 El Partido Laborista introdujo nuevos servicios sociales como la creación del Servicio Nacional de Salud y el control estatal de las minas de carbón y el ferrocarril.

BIBLIOGRAFÍA

BOYCE, D.G. The Irish Question and British Politics. MacMiller, 1988.

DUROSELLE, J.B. Europa de 1815 a Nuestros Días. Barcelona, 1983.

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ROBINS, K. Modern Britain, 1870-1975.

 


Editor:
Juan Carlos M. Coll (CV)
ISSN: 1988-7833
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