Contribuciones a las Ciencias Sociales
Julio 2009

 

SOBRE LA POSIBILIDAD DE UNA HERMENÉUTICA DE LA IMAGEN
 


Raymundo Castillo Bautista
lielander@yahoo.com.mx



Resumen:

Este trabajo plantea la posibilidad de una hermenéutica de la imagen partiendo de la necesidad de textualizarla en forma de proposiciones, puesto que sólo mediante las proposiciones es posible develar el sentido, por lo mismo, las proposiciones son fundamentales para la interpretación en cuanto acto interpretativo. Para ello se presentan los siguientes tópicos: a) Breve marco histórico de la hermenéutica, b) Hermenéutica en Ricoeur, c) La proposición en la interpretación, d) Problemas en la hermenéutica y en su aplicación, y e) Algunos casos de interpretación.

Palabras clave:

Hermenéutica, hermenéutica de la imagen, Paul Ricoeur, Tzvetan Todorov, proposición, interpretación

Abstract:

This paper focus on the possibility of a hermeneutics of the image based on the need to get it in the form of propositions, since only propositions can uncover the meaning, therefore, the propositions are fundamental to the interpretation as interpretive act. This presents the following topics: a) A brief historical context of hermeneutics, b) Ricoeur’s Hermeneutics, c) the nature of interpretation, d) Problems in hermeneutics and its implementation, and e) Examples of interpretation.

Keywords:

Hermeneutics, image hermeneutics, Paul Ricoeur, Tzvetan Todorov, interpretation, proposition

“El vínculo entre la retórica y la hermenéutica consiste en el hecho de que todo acto de comprensión es la inversión de un acto de palabra.”

Schleiermacher   



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Castillo Bautista, R.: Sobre la posibilidad de una hermenéutica de la imagen, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, julio 2009, www.eumed.net/rev/cccss/05/rcb.htm



Introducción

El presente trabajo pretende abordar la posibilidad de una hermenéutica en la imagen, la generada por el diseño, siendo, la pregunta sobre la que gira el desarrollo del trabajo, aquella que cuestiona el cómo de la interpretación. La respuesta a este cuestionamiento, se haya en la posibilidad de determinar proposiciones en el texto, las cuales van a develar si el aparente sin sentido que conduce a la interpretación es en realidad sentido o sin sentido. Siendo, en el caso del texto visual, obligada la textualización del mismo, pero no simplemente como una ubicación de nombres y palabras desarticuladas, sino como una serie de proposiciones que posibilitan la develación del aparente sin sentido en un texto, causa por la cual inicia toda interpretación. Para ello, se rescatan nociones empleadas por Aristóteles, Tzvetan Todorov y Paul Ricoeur. Sus trabajos son retomados ya que presentan, en el caso de los tres, la necesidad de emplear proposiciones en el acto interpretativo; el segundo y el tercero, proporcionan una sistematización general a la acción interpretativa, mientras que el tercero plantea la noción de texto, y el para qué de la interpretación.

Breve marco histórico de la hermenéutica

De acuerdo a Emilio Lledó (1997:34), la historia de la interpretación moderna de textos inicia con los trabajos de Lutero y de Matthias Flavius Illyricus, en 1567, seguidos de Spinoza. Él propone tres reglas para poder interpretar (Spinoza en Lledó, 1997:35-37):

1. Hay que conocer la historia de la lengua en la que esos libros están escritos.

2. El lenguaje debe ser el fundamental hilo conductor en la búsqueda de sentido de un escrito.

3. Hay que conocer las «costumbres» y las «intenciones» de cada autor.

Según Todorov (1992:151), Spinoza dice que el “objetivo de la interpretación es únicamente el sentido de los textos… Lo que Spinoza exige es una interpretación sin presupuestos, una interpretación orientada sólo por el texto analizado y no ideas preconcebidas”. A Spinoza, le siguen J.J. Rambach y A.H. Francke quienes desarrollan la teoría de los afectos, en 1738 y 1723 respectivamente, a partir de ellos, se genera la hermenéutica histórica de J. M. Chladenius en 1742; mientras que Siegmund Jabob Baumgarten desarrolla la primera hermenéutica científica en 1769, más tarde Herder la aplica en la estética (Lledó, 1997:38-40). Después de ellos, Friedrich Ast continúa con el desarrollo de la teoría de la inspiración en 1808.

Para Ast, existen tres tipos de interpretación (Todorov, 1992:165):

1. histórica, en relación al contenido de sus obras, el que puede ser ya artístico y científico, ya antiguo en el sentido más amplio de la palabra.

2. gramatical respecto a su forma o lengua, y a su exposición;

3. espiritual en relación con el espíritu del autor individual y de la Antigüedad en su totalidad, La tercera comprensión, la espiritual, es la comprensión verdadera y superior, aquélla en la cual se compenetran la histórica y la gramatical, para lograr una vida unificada. La comprensión histórica reconoce lo que el espíritu ha formado; la gramatical, cómo lo formó; la espiritual les devuelve al qué y al cómo, la materia y la forma, a su vida original y unificada en el espíritu.

Boeckh (en Todorov, 1992:167) sigue desarrollando esta división en los tipos de interpretación, y propone cuatro formas de interpretar, agrupadas en dos modos de comprender:

1. Comprender a partir de las condiciones objetivas de lo que se comunica:

a. a partir del sentido de las palabras en sí mismas – interpretación gramatical;

b. a partir del sentido de las palabras en relación con las circunstancias reales – interpretación histórica.

2. Comprender a partir de las condiciones subjetivas de lo que se comunica:

a. A partir del sujeto en sí mismo – interpretación individual;

b. A partir del sujeto en relación con las circunstancias subjetivas que residen en el objetivo y en la dirección – interpretación genérica.

Mientras, Friederich Schleiermacher busca aspectos científicos en la interpretación teológica, planteando dos métodos distintos de interpretación: el adivinatorio y el comparativo (Lledó, 1997: 41-45). En 1890 Heymann Steinhal plantea una teoría de la interpretación basada en el hecho filológico (Lledó, 1997:47).

La hermenéutica “Tiene su fundamento en el hecho de que el lenguaje apunta siempre más allá de sí mismo y de lo que dice explícitamente.” (Gadamer, 1968:174). Para Gadamer (1968:175-176), la hermenéutica consiste en “despertar el sentido fosilizado desde la letra muerta” y en encontrar “lo encubierto por el lenguaje”.

Hermenéutica en Ricoeur

La hermenéutica de Ricoeur tiene por finalidad llegar a la comprensión y a la autocomprensión, la interpretación es “la dialéctica de la explicación y el entendimiento o comprensión” (Ricoeur, 2006:86). Para ello, es necesario el interpretar los textos, a través de los cuales se puede llegar a una explicación, la cual sólo puede obtenerse cuando el texto ha sido apropiado (ver gráfico 1 y 2), estos son los tres grandes momentos que posibilitan la comprensión dentro de su modelo.

Por lo mismo, para P. Ricoeur (cfr., 1997:128) la tarea de la hermenéutica ocurre solamente a través del “mundo del texto”, y no en la genialidad del romanticismo, ni en la estructura del estructuralismo, tal como él mismo diferencia su propuesta de las otras hermenéuticas. El texto es vital en su hermenéutica, puesto que la interpretación de esté, el texto, permite explicar el tipo de ser en el mundo (cfr. Ricoeur, 1997:130).

Bajo su pensamiento, la hermenéutica consiste en interpretar el mundo del texto, esto es:

“… lo que hay que interpretar en un texto es una propuesta de mundo, de un mundo que yo pueda habitar para proyectar en él uno de mis posibles más propios. El mundo del texto al que nos referimos no es pues el lenguaje del diario” (Ricoeur, 1997:130).

Además de ser una propuesta de mundo, el texto “es la mediación por la que nos comprendemos a nosotros mismos” (Ricoeur, 1997:131), gracias a él es posible la auto-comprensión.

Esta consideración, posibilita el empleo de la proposición en el discurso, la cual consiste de sentido y referencia (Ricoeur, 1997:128), entendiendo a cada característica de la siguiente forma:

“El sentido de una proposición es el objeto ideal al que ésta atiende; ese sentido es puramente inmanente al discurso. La referencia de una proposición es su valor de verdad, su pretensión de alcanzar la realidad.” (Ricoeur, 1997:128)

Gracias a esto, es posible afirmar que a diferencia de la lengua, el discurso “es el único que se refiere a las cosas, el único que se aplica a la realidad y es expresión del mundo” (idem).

Para Ricoeur, el texto adquiere valía en su propuesta hermenéutica, puesto que él, a través de la escritura, logra su autonomía de la intención del autor, se diferencian en este momento dos tipos de significación, la verbal y la mental. En sus palabras:

“Lo que el texto significa ya no coincide con lo que el autor quería decir. Significación verbal, es decir textual, y significación mental, es decir psicológica, siguen a partir de ese momento caminos distintos.” (Ricoeur, 1997:126)

Vale la pena recordar que Gadamer (1997:97) distingue entre textos que se someten a la textualización y textos que se resisten a ella, estos últimos cuentan con tres formas distintas: los antitextos, los psuedotextos y los pre-textos. Cada uno de ellos es entendido como sigue:

“Llamo antitextos a aquellas formas de hablar que se resisten a la textualización porque en ellas la situación dialogal es dominante… Al segundo tipo de texto antitextual lo denominé pseudotexto. Me refiero al modo de hablar y de escribir que asimila elementos que no pertenecen realmente a la transmisión de sentido, sino que representan una especie de material de relleno para enlaces retóricos del discurso… Llamo pre-textos a la tercera forma de textos antitextuales. Incluyo aquí todas aquellas expresiones comunicativas cuya comprensión no se efectúa en la transmisión de sentido que ellas persiguen, sino que expresan algo que permanece enmascarado. Pre-textos son, pues, aquellos textos que interpretamos en una dirección que ellos no nombran” (Gadamer, 1997:99).

Además, resulta de gran vitalidad para la interpretación en Ricoeur el establecimiento de conjeturas, la “necesidad de hacer conjeturas sobre el sentido de un texto puede relacionarse con el tipo de autonomía semántica” (Ricoeur, 2006:87). Ellas son necesarias como parte del acto interpretativo, al punto de justificarse ontológicamente, “tenemos que hacer conjeturas sobre el sentido del texto porque las intenciones del autor están más allá de nuestro alcance” (Ricoeur, 2006:87).

La proposición en la interpretación

Aristóteles precisa la necesidad de emplear proposiciones, enunciados asertivos, como parte de la interpretación en Perì hermeneías, noción también presente en su Retórica, distinguiendo su importancia del uso de las palabras. Las palabras, en concreto los nombres y los verbos no significan nada por sí mismos, no son enunciados, puesto que no dicen nada verdadero ni falso, a pesar de que, en el caso del verbo, cosignifiquen. Por lo mismo, existen dos tipos de significados, uno como enunciación, correspondiente a las palabras, y otro como afirmación, con relación al enunciado.

Todorov (1992) rescata la importancia de interpretar mediante las proposiciones, a través de lo que él llama simbolismo proposicional, diferenciándolo del simbolismo lexical; el primero se caracteriza por contener alguna aserción; mientras, el segundo carece de está, al estar conformado por segmentos inferiores a la proposición, como lo es la palabra o el sintagma. De acuerdo a él, la proposición es el único medio por el cual se puede llegar a la significación.

Todorov, a parte de recordar la importancia de contar con proposiciones para poder elaborar una interpretación, propone la noción de principio de pertinencia, entendido como aquel que establece que si “un discurso existe es porque debe haber una razón para ello” (Todorov, 1992:28). Estableciendo, además que, cuando un discurso aparenta no seguir este principio, es porque hay algo que indica “que el sentido inmediato es insuficiente” (Todorov, 1992:108), es posible, entonces, dar inicio a una interpretación. Para ello, la interpretación, es necesario seguir una serie de indicios textuales, los cuales son de dos tipos: sintagmáticos y paradigmáticos.

La necesidad de textualizar todo lenguaje como parte de la acción hermenéutica puede hallarse presente también en Gadamer:

“El idioma que uno domina es tal que uno vive en él, y esto es: lo que uno desea comunicar, no lo conoce de ninguna manera que no sea en su forma idiomática.” (Gadamer, 1968:174).

Problemas en la hermenéutica y en su aplicación

Antes de abordar la temática específica de una hermenéutica en la imagen, vale la pena comentar algunos problemas que delimitan el marco en el cual se ubica la hermenéutica, tanto de manera general, como en relación con la imagen:

1. De manera general, gran parte de los trabajos actuales sobre hermenéutica dejan de lado el sentido aplicado de la misma, si bien es cierto que refieren al método empleado en la edad media, poco lo abordan, sumado a esto la dificultad para tener acceso a tales textos. En la mayoría de los casos simplemente comentan su división en utens y docens, sin llegar a más. Siendo el gran problema de los trabajos existentes sobre hermenéutica el plantear lo que es interpretar, sin embargo al preguntar por los condiciones de la interpretación, esto es: cómo y cuándo interpretar, y qué interpretar; poco es dicho.

2. Los intentos presentes de crear aplicaciones hermenéuticas al texto, principalmente al texto literario, giran entorno al modelo que contempla tres figuras: el autor, el texto y el intérprete. Sin embargo, estos acercamientos, desde la perspectiva literaria, terminan por confundirse con análisis de contenido o acercamientos emotivos, o un híbrido de ambos, ejemplos de estas posturas son los trabajos de Rodríguez (s.a.), Monges (2004), entre otros más; incluso se plantea a la escritura como práctica hermenéutica para posibilitar la autocomprensión (Yunus, 2008), o se emplea la contextualización histórica, el alegorizar, el juego con palabras y las etimologías como estrategias para lograr la interpretación correcta (Mailloux, 1997:164). Mientras, los pocos referidos al texto visual, al enfatizar la noción de “conocer al autor más que el autor mismo”, terminan por hacer acercamientos historiográficos, o al ubicarse del lado del intérprete, tienden hacia el emotivismo derivado de Benedetto Crocce, en el cual hay que dejar que la obra nos hable.

3. La divulgación de la hermenéutica que ha tenido lugar en las últimas décadas, ha llevado a su incorporación en distintas áreas de investigación y de trabajo, entre ellas destaca la presentada en el diseño o comunicación gráfica. Sin embargo, en ella se filtran los problemas comentados anteriormente y además se generan otros. El primero de ellos, es que se le consideré como “el Método” de moda, su impacto está siendo tal que, además de producción de artículos y libros que pretenden ligar la hermenéutica al diseño, se están adaptando al diseño curricular de educación profesional para incorporarla entre sus materias (fenómeno en curso en las ultimas dos décadas). Al emplearse como moda, la hermenéutica corre los mismos riesgos en su incorporación curricular que los que tuvo la semiótica, estos son: a) considerarla como la única forma de acercarse a lo diseñado, b) emplearla como método de producción sin las adaptaciones necesarias para este objetivo, c) perdida del contexto en el cual surge y aquello a lo que responde, así como de la multiplicidad de visiones que la desarrollan, escogiendo, por lo mismo, la que más se acomoda a sus prácticas, esto es, la tendencia hermenéutica emotiva.

4. Una posible respuesta a la pregunta por la sistematización de la acción interpretativa la puede dar la hermenéutica religiosa, sin embargo, al pretender extrapolarla a otras áreas se genera un gran problema, puesto que el punto de certeza del cual parte la interpretación religiosa es que es dios quién habla, por lo mismo se debe tener reverencia e interés por su palabra, y además, para que uno pueda interpretar debe estar regenerado (cfr. Miller, s.a.:3), esto significa que la duda esta imposibilitada desde un inicio. Sin embargo, algunos de estos principios, organizados en cuatro bloques (ver tabla 1), si pueden incorporarse a la labor interpretativa, destacando, la necesidad de contar con proposiciones también en este contexto, el religioso.

Algunos casos de interpretación

Para que al estudiar lo diseñado se pueda determinar si existe o no sentido en él, es necesario textualizar lo diseñado de manera proposicional. Para ello es necesario considerar en primer lugar que lo diseñado es un texto, ya que es un lenguaje y en cuanto tal, se conforma de una serie de proposiciones, sin olvidar que se integra de tropos y una estructura específica. Por lo mismo, es necesario textualizar lo diseñado, pero no solamente como una obtención de palabras, sino como interacciones o interrelaciones, esto es, proposiciones.

A continuación se presentan algunos casos de lo diseñado que son interesantes para el presente trabaja puesto que recurren al contexto para poder llegar al sentido:

1. La señalización de los baños de la UAM Azcapotzalco adquiere sentido solamente cuando se pone en contexto la señal. Las dos señales existentes necesitan estar en contexto, e incluso tener la experiencia – directa, al tener la necesidad de querer ir al baño y no conocer en absoluto las señales empleadas para designar esté uso en esta institución, o indirectamente, al haberlo escuchado de alguien más –; puesto que no es lo mismo, tener la imagen de una tuerca y un tornillo impresas sobre unas tarjetas de 3x5 cm. y una persona enfrente preguntando: “¿Qué es esto?”, y la respuesta obligada sea “Esto es...”, y tener la misma imagen, impresa 3 o 5 veces más, justo sobre el acceso a un lugar. Ahora bien, tales imagen presentan en un primer nivel la forma textualizada de “Esto es un tornillo” y “Esto es una tuerca”, pero esta lleva a una gran pregunta: ¿Y?, ¿y qué con que sea un tornillo y una tuerca representada?, ¿qué más sigue a esta determinación de carácter tautológico, esto es, “Esta representación o imagen de un tornillo es una representación de un tornillo”? Hasta cierto punto, solamente se tienen palabras. Se necesita de la intervención de cierto marco contextual, puesto que al momento no se cuenta con nada que determine que tornillo es igual a baño de hombres ni que la tuerca equivale a baño de mujeres. Es necesario entrar, traspasar el acceso que esta demarcando la señal para saber de que se trata, curiosamente, sin la experiencia, la señal no sirve, pues es necesario ubicarse al interior para poder encontrarse con los objetos y al ver los mingitorios y los WC decir: “¡ah! Es baño de hombres”. De lo contrario, se podrá pensar cualquier cosa, desde que son cuartos especializados para organizar o vender tornillos y tuercas hasta cualquier otra interpretación tendiente a la equivocidad. Si bien es cierto que recurren a los tropos para generar el sentido tales señales, es necesaria la presencia de ambas para dar la alusión a los genitales de ambos, basado esto en la idea del acto sexual, puesto que “el tornillo enrosca en la tuerca”. Sin embargo, a pesar de lo jocoso que resulte esto, analíticamente el tropo no permite determinar si existe o no sentido.

2. Por otro lado, los emoticons o iconos emotivos, son también ejemplo de como el contexto determina el sentido de ellos, puesto que en el contexto de la escritura formal, lo siguiente no sería más que un error ortográfico: :P, :), :(. Sin embargo, bajo una estructura menos formal e informal, desarrollada a través del empleo de las TIC's, el empleo de estos caracteres ayuda a determinar el aspecto emotivo de “lo escrito”, esto es, si lo que se esta diciendo es una broma, si se dice alegre, o si se dice triste, por ejemplo. Esto ocurre para facilitar el entendimiento y el sentido de lo escrito. Pareciera que, al encontrarse en relación con otras palabras funcionan como cierto tipo de partículas flotantes (muy similares a los cuantificadores flotantes en el lenguaje chino) que si bien “no dicen nada”, ayudan a determinar el sentido emotivo de lo que se esta escribiendo, por decirlo así, nos dan el tono con el que se escriben las cosas (en el caso de los cuantificadores del lenguaje chino, estos determinan de que objeto se trata cuando se esta contando).

3. La señal que se encuentra al interior de las vagones del metro de la ciudad de México (ver gráfico 3), conformada por un texto que dice “Reservado” y cuatro imágenes diferentes que aparentemente se refieren a: una persona en silla de ruedas, una persona embarazada, una persona con niño en brazos y una persona con bastón, presenta una situación muy peculiar. En primer lugar no existe manera alguna de relacionar, más que a través de un proceso de interpretación, la palabra y los dibujos que se encuentran interrelacionados, pareciera que se sustenta en un supuesto muy débil: por que algo se encuentra inmerso en un formato, esta interrelacionado con algo más en ese formato. Supuesto pareciera imperar en la mayoría de las producciones de lo diseñado. Esta es la primera textualización: “Esto esta reservado”. ¿Pero qué esta reservado? Para poder llegar a ese objeto, es necesario el planteamiento de una proposición que se encuentra a fuera del mismo texto, su contexto, y como tal es una proposición existencial: “Aquí existe un asiento”. De tal manera que la forma se adecuada a: “Esto, que es un asiento, esta reservado”. Sin embargo, hay cuatro imágenes que acompañan a la palabra “reservado”, por lo mismo ellas determinan y contestan el ¿para quién reserva? Es necesario inferir la relación existente entre las representaciones y la palabra. Por lo mismo, tendríamos entonces cuatro enunciados simples:

a) Esto, que es un asiento, esta reservado para una persona embarazada

b) Esto, que es un asiento, esta reservado para una persona de edad adulta

c) Esto, que es un asiento, esta reservado para una persona con bastón

d) Esto, que es un asiento, esta reservado para una persona en silla de ruedas

El problema que se presenta con las representaciones es que algunos de los gráficos pueden tener otro referente, por ejemplo, el que aparentemente se refiere a la mujer embarazada bien puede ser una persona obesa con ropa amplia; o en el caso de la persona adulta, identificada aparentemente por el empleo de un bastón, pero podría ser alguien más que use un bastón, incluso alguien tan específico como el Dr. House; no todo adulto usa bastón, ni todo aquel que use bastón es una persona adulta. En su aparente búsqueda de universalización las señales terminan por ser ambiguas ante la mirada. Además, dentro de esta señal existe una imagen que genera sinsentido a todo el supuesto, el mensaje general tiene que ver con la idea de: “Este asiento se encuentra reservado para…”, sin embargo, el sinsentido se presenta cuando se llega a “Este asiento se encuentra reservado para una persona en silla de ruedas”. Puesto que la persona ya se encuentra sentada en su silla de ruedas, y el espacio, que es un asiente, no puede plegarse para que se ubique en ese lugar la silla de ruedas.

Conclusión

Los ejemplos comentados anteriormente, plantean la siguiente situación: en la señalización el sentido no se genera en su totalidad en el interior del texto, es necesario recurrir a aspectos contextuales, culturales, para poder llegar a una inferencia próxima a la intencionalidad que pretenden. Como se puede ver, para poder llegar al sentido, o por lo menos a la supuesta intención de los mismos, es necesario textualizarlos y articularlos. Lamentablemente, en su aparente búsqueda de universalización las señales terminan por ser ambiguas ante la mirada.

Por lo mismo se puede decir que para cierto tipo de imagen, el sentido es determinado por el contexto, culturalmente, el sistema de significación al interior del texto no es lo suficientemente basto como para alcanzar el sentido por sí mismo.

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Editor:
Juan Carlos M. Coll (CV)
ISSN: 1988-7833
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