Contribuciones a las Ciencias Sociales
Junio 2009

 

LA ESTÉTICA MODERNISTA
 


José Mario Horcas Villarreal
jmariohv@yahoo.es

 

Desde finales del siglo XIX se gestaba una nueva literatura que triunfa en los primeros lustros del XX. El Modernismo es una manifestación hispánica de una crisis universal, desarrollada en un contexto de desazón, malestar.

El término Modernismo se aplicó, en el campo de las artes, a una serie de tendencias europeas y americanas surgidas en los últimos veinte años del siglo XIX.

Sus rasgos comunes son el anticonformismo y unos esfuerzos de renovación agresivamente opuestos a las tendencias realistas vigentes.

En su origen, el mote modernista se lanzaba con matiz despectivo por los enemigos de las novedades.

Sin embargo, hacia 1890, Rubén Darío y otros asumen con un insolente orgullo tal designación. Y, a partir de entonces, la palabra Modernismo irá perdiendo paulatinamente su carácter peyorativo y se convertirá en un concepto fundamental en la historia literaria.
 



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Horcas Villarreal, M.J.: La estética modernista, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, junio 2009, www.eumed.net/rev/cccss/04/jmhv7.htm


Con todo, el concepto es aún objeto de distintas interpretaciones. Son dos las posturas que suelen adoptarse:

1. Considerado como movimiento literario bien definido y desarrollado entre 1855 y 1915. Su imagen es la de una tendencia estética y escapista.

2. Considerado como algo mucho más amplio que un movimiento literario, una época o una actitud, manifestada en el arte, la ciencia, la religión o la política.

Siguiendo esta línea hay quien, como Ricardo Gullón, llega a hablar de medio siglo modernista.

Intentando conciliar las dos posturas, cabría definir el Modernismo como un movimiento de ruptura con la estética vigente, que se inicia en torno a 1880 y cuyo desarrollo fundamental alcanza hasta la Primera Guerra Mundial.

En la génesis de este movimiento, bajo el que subyace un rechazo de la tradición y de la poesía dominante en la antigua metrópoli (salvo Bécquer), destaca la influencia francesa que merece especial atención. Dos son las corrientes que marcan la pauta:

• El Parnasianismo, que debe su nombre al título de la revista Le Parnasse contemporain (1866). Su maestro es Théophile Gautier (1811/1872), con su famosa divisa “el arte por el arte”, se instaura el culto a la perfección formal, el ideal de una poesía serena y equilibrada, el gusto por las líneas puras y escultóricas. La máxima figura del movimiento es Leconte de Lisle.

• El Simbolismo, escuela contituida hacia 1886 (fecha del Manifeste Symboliste ), corriente de idealismo poético que arranca de Baudelaire y se desarrolla con Verlaine, Rimbaud o Mallarmé. Los simbolistas se alejan del academicismo en que cayeron los panasianos; ni se contentan con la belleza externa ni con la perfección formal, proponiéndose ir más allá de lo sensible: para ellos, la realidad encierra, tras sus apariencias, significaciones profundas o afinidades insospechadas con los estados de ánimo. Para lo que se sirven de los símbolos que dan nombre al movimiento.

El Modernismo hispánico es una síntesis del Parnasianismo y del Simbolismo, en el que la influencia de Bécquer es más que patente.

Su temática apunta en dos direcciones: a la exterioridad sensible y a la intimidad del poeta.

Por una parte, un anhelo de armonía frente a un mundo que se siente inarmónico: un ansia de plenitud y de perfección; y, por otra parte, una búsqueda de raíces en medio de aquella crisis que produjo un sentimiento de desarraigo en el escritor, quién se presenta a su vez como un guía capaz de mostrarle al hombre común los valores verdaderos.

La temática modernista revela, por una parte, un anhelo de armonía frente a un mundo que se siente inarmónico: un ansia de plenitud y de perfección; y, por otra parte, una búsqueda de raíces en medio de aquella crisis que produjo un sentimiento de desarraigo en el escritor, quién se presenta a su vez como un guía capaz de mostrarle al hombre común los valores verdaderos.

Entre los temas más empleados merecen destacarse:

• Desazón “romántica”:rechazaban a una sociedad vulgar, les gustaba la soledad pero lo más importante era el hastío y la profunda tristeza, la melancolía y la angustia.

• El “escapismo”: una evasión de la realidad del tiempo y del espacio. en el tiempo (pasado medieval, renacentista) y en el espacio(exotismo)

• El amor y el erotismo: idealización del amor y de la mujer. El tema del amor imposible se presenta sin embargo marcando diferencias frente al ideal romántico. Existe un contraste entre el profundo y delicado amor y un intenso erotismo.

• Cosmopolitismo: Es el anhelo de buscar algo distinto aristocrático. Los modernistas demostraban mucha devoción por París.

• Los temas Americanos: les gustaba cultivar temas indígenas y hacían una defensa del indígena americano.

• Lo hispano: el modernista buscaba una armonía frente a un mundo que se siente inarmónico y por otra parte buscaba esas raíces que produjeron la crisis de sentimientos en el escritor modernista.

El vocabulario modernista

A. Palabras procedentes de la afición por la zoología: cisnes, pavos reales, mariposas, tórtolas, cóndores, leones.

B. Palabras procedentes de la botánica heráldica y mitológica: lirios, lotos, anémonas, nenúfares, acantos, laurel, mirtos, olivos, pámpanos, adelfas, jacintos.

C. Palabras procedentes de la mineralogía y la arquitectura: oro, columnatas, capiteles, rubíes, zafiros, pórfido, mármol, esmeriles, bromuro, talco, opalina.

D. Neologismos de origen latino o griego: liróforo, aristo, áptero, apolonida, criselefantino, faunalias, homérida, ixionida, filial, nictálope.

E. Neologismos de origen criollo: tocuyo, retacón, bizquear, proclamista, polla, chanfaina.

F. Arcaísmos: jamordar, ansina, rempujar, concubio, arcabuz.

G. Palabras extranjeras interpoladas: baccarat, gin.

H. Palabras extranjeras castellanizadas: muaré, esplín, cabriolé, champaña, fiacre, bufete.

I. Palabras procedentes de la física, la química, la astronomía y la geografía: hidroclórico, hiperbórea, aerostación, hipermetría, febrífugo, hidrostático, quirúrgico, cosmogonía, redoma.

J. Palabras cultas, de origen latino: consuetudinario, febril, azur.

K. Palabras que remiten a la afición nobiliaria del modemismo: heráldica, princesas, pajes, clavicordios, lises, blasones.

L. Abundancia de sustantivos y adjetivos de color: dorado, violeta, azul.

 


Editor:
Juan Carlos M. Coll (CV)
ISSN: 1988-7833
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