Armando Ernesto Cruz García *
Justo Julián Fernández González **
Universidad de Las Tunas, Cuba
armandoernesto@nauta.cuComo resultado del llamado realizado por Raúl Castro a  construir una sociedad socialista, próspera y sostenible se ha generado, al ser  este un objetivo político común al que debe contribuir el profesional de la  educación, la necesidad de reflexionar en torno al contenido de este concepto y  sus implicaciones prácticas para la formación de los futuros profesionales. En  tanto el conocimiento de la historia libera al hombre de volver a cometer los  mismos errores, se dieron a la tarea de buscar en el pensamiento martiano  algunas ideas que favorecieran su comprensión de la perspectiva histórica en  relación con este particular. Se defiende la idea de concebir, al igual que  José Martí, la prosperidad, como resultado de la sinergia entre la satisfacción  de las necesidades materiales y espirituales con relativa independencia entre  unas y otras. 
  Palabras claves: Noción martiana de  prosperidad-actualización socioeconómica-formación martiana.
  ABSTRACT
  As a result of the call made by Raúl Castro to build a  socialist, prosperous and sustainable society has generated, as this is a common  political objective to which the professional education should contribute, the  need to reflect on the content of this concept and its practical implications  for the training of future professionals. While the knowledge of history frees  man from making the same mistakes, they set themselves the task of searching in  Martí's thoughts for ideas that would favor his understanding of the historical  perspective in relation to this particular. The idea is defended of conceiving,  like José Martí, prosperity, as a result of the synergy between the  satisfaction of material and spiritual needs with relative independence between  one and the other.
  Keywords: Martians notion of prosperity - socioeconomic  update-Martí formation.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato: 
Armando Ernesto Cruz García y Justo Julián Fernández González (2017): “La noción martiana de prosperidad, objetivo de la actualización socioeconómica en curso y contenido de la formación martiana”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (diciembre 2017). En línea:
 https://www.eumed.net/rev/caribe/2017/12/formacion-martiana.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1712formacion-martiana
Hace más de  cinco décadas los cubanos iniciaron el proceso de construcción de una sociedad  nueva, la sociedad socialista. De él se sabe que constituye el principio de la  abolición de la esclavitud asalariada mediante la sustitución de esta por las  relaciones sociales socialistas que colocan a las masas en el centro de la  actividad social y política. 
   El citado  proceso constructivo no puede realizarse sobre la base, reduccionista, de  perfeccionar la base técnico-material de la sociedad. Tal y como demostró (Engels,  1876) en su trabajo el trabajo en buena medida creó al hombre, por tanto,  cualquier intento por transformar las condiciones en las que el hombre trabaja  redundará en la transformación del propio sujeto que trabaja, el hombre. El  socialismo solo puede ser el resultado de la transformación material de la  sociedad, pero ello debe ser asumido como la creación de la base  técnico-material y del hombre nuevo, protagonista de una nueva civilidad,  simultáneamente. 
   La sociedad  nueva será entonces resultado y condición de una perspectiva cognitiva y  valorativa capaz de sustentar la transformación constante del entorno social  para que posibilite y promueva el desarrollo de la colectividad sin anular la  individualidad. Lo anterior solo es posible si realiza una transformación del  hombre desde lo técnico-profesional y lo moral. 
   La I  Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba consideró que “Los retos  actuales y futuros reclaman, como primera exigencia, articular todos los medios  y fuerzas con que contamos para fortalecer la unidad patriótica y moral del  pueblo; desarrollar valores y patrones de vida revolucionarios; abrir cauce a  legítimas aspiraciones individuales y colectivas; y enfrentar prejuicios y  discriminaciones de todo tipo que aún persisten en el seno de la sociedad.”  (Comité Central del Partido Comunista de Cuba, 2012: 2) Entre las vías  planteadas para la formación de valores acordó “Profundizar en el legado ético,  humanista y antimperialista del pensamiento y la obra de Martí, como fundamento  esencial de la práctica revolucionaria. Incrementar su aplicación en todo el  sistema de enseñanza (…)” (Comité Central del Partido Comunista de Cuba, 2012: 10)
   En ese esfuerzo  se inscribe esta ponencia en la que los autores proponen, reflexionar  acercar de la Actualización del Modelo  Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista desde una perspectiva  martiana. El mencionado objetivo está determinado por la convicción de que en  el proceso de resignificación en el que se encuentra inmersa la sociedad cubana  el pensamiento y la práctica revolucionaria martiana pueden proveer importantes  esencias que contribuyan negarnos dialécticamente. 
  2.2  MEDITACIONES  NECESARIAS
   La Revolución  Cubana, entendida como proceso ininterrumpido desde el diez de octubre de 1868  hasta la actualidad, ha asumido como causa suprema el logro de la prosperidad  social. El pensamiento cubano fundacional sentó las bases de las actuales  aspiraciones de desarrollo a las que aspiran los cubanos. “¡Antes que cejar en  el empeño de hacer libre y próspera a la patria, se unirá el mar del Sur al mar  del Norte, y nacerá una serpiente de un huevo de águila!” (Martí, 1880: 26) de  esta forma José Martí asumió dicha causas realzando la condición de  subordinación que posee la prosperidad en relación con la prosperidad.
   El primero de  enero de 1959 se logra verdaderamente la independencia de la nación cubana.  Nótese que no se asume únicamente la independencia de un país en tanto ente  político, sino que se hace énfasis en un sujeto político, con una identidad  forjada al calor de la lucha por su independencia y por tanto esencialmente en  un constructo cultural ante todo. No se trató, en primer lugar del triunfo de  una alianza de clases, capaz y grupos sociales sobre otros. Fue la nación de  los cubanos, más allá de su posición política, en tanto la independencia  constituía una condición para eliminar la explotación neocolonial a que eran  sometidos todos los actores políticos. 
   El carácter  socialista proclamado por el Gobierno Revolucionario en 1961 significó la  continuidad de la dinámica nacional en cuanto a pensamiento y actividad  política. Se asumía una posición en relación con la aspiración universal de  desarrollo. A pesar de los obstáculos encontrados en el camino esta posición se  ha mantenido, se ha convertido en la única opción reconocida por la inmensa  mayoría de los cubanos. 
   El VI Congreso  del Partido Comunista de Cuba aprobó 313 lineamientos que constituyen la nueva  estrategia de desarrollo nacional como resultado del proceso se dio inicio a un  proceso nombrado Actualización del Modelo Económico y Social Cubano de  Desarrollo Socialista. Dicho proceso tiene como objetivo “(…) garantizar la  continuidad e irreversibilidad del Socialismo, el desarrollo económico del país  y la elevación del nivel de vida de la población, conjugados con la necesaria  formación de valores éticos y políticos de nuestros ciudadanos.” (COMITÉ  CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA, 2011: 1) 
   A pesar del  contexto adverso en el que se desarrolla la mencionada reunión de los  comunistas cubanos la apuesta hacia el futuro continuó siendo la vía socialista  de desarrollo. En diciembre del 2012 Raúl Castro (1931- ) afirmó: “(…) todo lo  que hagamos va dirigido a la preservación y desarrollo en Cuba de una sociedad  socialista sostenible y prospera única garantía de la independencia y  la soberanía nacional (…)” (Castro, 2012: 4)
   Resulta de  especial atención que mientras que en el siglo XIX cubano Martí consideró la  independencia como condición para el logro de la prosperidad, en la actualidad,  una vez obtenida la independencia, la prosperidad se piensa como condición para  el mantenimiento de la independencia. Este aparente cambio está motivado por el  hecho de que, si la prosperidad fue causa de la revolución, ella está obligada  a continuar proveyendo a los cubanos de los niveles necesarios de prosperidad  so pena de dejar de ser la solución a las necesidades sociales. 
   En el contexto  de la Actualización se ha desarrollado un proceso de introspección de la obra  revolucionaria con el fin de modelar, sobre la base del futuro deseable el  futuro ahora posible. En ese escenario se ha generado la necesidad de  resignificar importantes nociones sociales cabe destacar: socialismo, propiedad  social sobre los medios fundamentales de producción, trabajo, transición socialista,  democracia, sociedad civil y prosperidad. 
   Modificar el  contenido de nociones socialmente construida durante décadas demanda de un  importante esfuerzo cultural a escala social. En ese proceso se indagar en la  historia de cada una de esas construcciones culturales resulta esencial.
   Abordar lo  relativo a la prosperidad no es un ejercicio estéril de pensamiento. El  marxismo-leninismo asume que la conciencia, de la cual depende el pensamiento,  no es otra cosa que ser consciente de la realidad. En tanto esto es así solo  siendo consciente puede el hombre proyectar la transformación de las  condiciones materiales. La conciencia, no solo es un reflejo de la realidad  sino también creadora de una segunda realidad. El hombre modela el futuro  deseado antes de iniciar su construcción, construir un paradigma de  prosperidad, es pues un paso en pos de su materialización.
   Los autores del  presente trabajo consideran que indagar en el pensamiento martiano puede  coadyuvar a la construcción de un nuevo paradigma de prosperidad en la sociedad  cubana contemporánea cuestión que favorecerá “(…) desarrollar valores y  patrones de vida revolucionarios; abrir cauce a legítimas aspiraciones  individuales y colectivas; y enfrentar prejuicios y discriminaciones de todo  tipo que aún persisten en el seno de la sociedad.” (COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO  COMUNISTA DE CUBA, 2012: 2). En ese empeño estas líneas deberán estar  conducidas a dar respuesta a la siguiente interrogante: ¿cómo concibió José  Martí la prosperidad? 
  2.3 HACIA UNA COMPRENSIÓN DE LA NOCIÓN MARTIANA  DE LA PROSPERIDAD
   Dentro de la  obra martiana socialmente conocida pueden encontrarse 21 documentos y 114  menciones a esta cuestión. El término aparece en la obra martiana en el año  1873 en el artículo “La república española ante la revolución cubana”. En  consecuencia es imprescindible tener en cuenta que es a los veinte años, como  parte de su actividad política revolucionaria y en relación a Cuba, en su  defensa. A esa edad ya poseía suficiente conciencia del fenómeno colonial e  inicia una etapa de su vida marcada por el inicio de una etapa diferente de su  actividad política.  
   Es en esta  etapa en que inicia su enfrentamiento al coloniaje. Como parte de sus estudios  universitarios constantemente incorpora conocimientos político-económicos que  le permiten fundamentar sus posiciones revolucionarias.
   La idea de la  prosperidad en Martí surge y continuará estando hacia el futuro  indisolublemente ligada a la independencia y la república cubanas, aspiraciones  que defiende ante los republicanos españoles. En consecuencia con la posición  de principios que ya lo había llevado a presidio solo acepta como prosperidad  aquella que dimana del ejercicio digno de la ciudadanía.
   La ausencia en  la Cuba colonial de las condiciones para el ejercicio cabal de la ciudadanía,  empezando por la inexistencia de un estado, lo lleva a plantearse la  prosperidad como causa final del esfuerzo iniciado el diez de octubre de 1868  por transformar la realidad nacional. Dicha transformación no estaba orientada  a lograr transformaciones sino a eliminar el sistema colonial pues consideraba  que España era incapaz lograr la prosperidad propia y por tanto no podía  colaborar con la de Cuba a la que valoraba como una nación “(…) potente,  vigorosa, rica (…)” (Martí, 1975: 107)
   Una vez fracasada  la gesta de 1868 sin haber logrado la prosperidad nacional se desarrolla la  principal etapa de la actividad revolucionaria de José Martí. Asume y proclama  que el logro de la prosperidad nacional continua siendo su objetivo de lucha. 
   En un empeño titánico  por juntar a los que compartían el sueño de la independencia nacional como vía  para alcanzar la prosperidad, no podía Martí, dadas las condiciones imperantes,  concebir la división social como estrategia de lucha. El Partido Revolucionario  Cubano se sustentó en la unidad dentro de la diversidad y en consecuencia  acogió en su seno diferentes intereses aunque todos coincidían en la necesidad  de la independencia y la prosperidad nacional.
   Una vez más,  como en 1868, ahora en la década de 1890, Martí vuelve a concebir la necesidad  de la acción armada, la guerra, para lograr el bienestar nacional, por ello  afirmó: “En vano se pedirán a un dueño armado e imperioso las leyes que han de  arrebatarle la prosperidad y el poder” (Martí, 1975b: 343) Critica de esta  forma las posiciones reformistas de   algunos sectores políticos en franca traición de los intereses  nacionales.
   La aspiración  martiana de libertad y prosperidad estuvo siempre acompañada del ejercicio de  pensar con objetividad lo que le posibilitó ser útil a la patria en la  organización concienzuda de las vías y formas de organizar y desarrollar la  lucha revolucionaria. La prosperidad cubana debía enfrenta además de la  negación ibérica, y Martí lo comprendió como   nadie en su época, las apetencias yanquis.
   Lograr la  prosperidad debía ser el encargo a la república martiana. Esto fue así porque  para él la república no es esencialmente una forma de gobierno, sino ante todo,  una forma de organización social que necesariamente debía caracterizarse por la  moralidad, en cuyo centro colocó siempre   la dignidad y la justicia. Es por ello que al hablar de la futura  república hace un llamado: “¡(…) cerrémosle el paso a la república que no venga  preparada por medios dignos del decoro del hombre, para el bien y la prosperidad  de todos los cubanos!”(Martí, 1893: 2)
   Puede deducirse  entonces que la lucha que protagonizó no podía ser pragmática. Los medios  empleados debían ser cuidadosamente ideados y utilizados para no manchar la  obra futura. Vio la unidad nacional como una garantía para que la república  naciera pulcra y en consecuencia deseable.
   A pesar de que  reconoce la trascendencia de la prosperidad para el individuo, considera que  esta, si se refiere únicamente al aspecto material,  es secundaria en relación con la educación.  Es por ello que la educación debe proveer al sujeto la capacidad de  autorregulación para que en la lucha por la prosperidad, justa en principio, no  se ensombrezca por los medios usados. La educación es parte consustancial de la  prosperidad.
   Para sentar  claramente una posición en relación con la dialéctica entre lo material y lo  espiritual en el contexto del logro de la prosperidad afirma: “La prosperidad  que no está subordinada a la virtud avillana y degrada los pueblos; los  endurece, corrompe y descompone.” (Martí, 1884: 189) Consideró que las bases  sobre las que se debe levantar la prosperidad individual y por extensión la  social son el trabajo propio y el trabajo propio y el comercio inteligente,  para ello se “debe conocer, cultivar y aprovechar los elementos inagotables e  infatigables de la naturaleza” (Martí, 1975d: 3) fuente primera de la  prosperidad. 
   En relación con  la prosperidad como condición, fundamento y resultado de las relaciones  sociales debe tenerse en cuenta que para Martí para ser próspero se necesita  ser culto y para ser dichoso, feliz se debe ser bueno; pero para que no se  impongan los instintos el hombre necesita de niveles razonables de prosperidad.  Es común entre los seres humanos que se asuman paradigmas, es una necesidad. Pero  en cuestiones de gobierno, de economía, en la lucha por alcanzar el desarrollo  de una nación este debe ser un ejercicio de profundidad mayúscula. En sus  Escenas norteamericanas nos legó Martí su criterio al respecto: “(…) en este  pueblo revuelto, suntuoso y enorme, la vida no es más que la conquista de la  fortuna: esta es la enfermedad de su grandeza (…) Los que imiten a este pueblo  grandioso, cuiden de no caer en ella. Sin razonable prosperidad, la vida, para  el común de las gentes, es amarga, pero es un cáncer sin los goces del  espíritu” (Martí, 1975e: 3)
   Tal es la  profundidad del pensamiento martiano relacionado con la prosperidad que llega a  introducir una cuestión de tanta actualidad como es la problemática  medioambiental en estrecho vínculo con la idea de la sostenibilidad y el  ejercicio del gobierno en los siguientes términos: “He aquí una cuestión vital para la prosperidad de nuestras tierras, y el  mantenimiento de nuestra riqueza agrícola. Muchos no se fijan en ella, porque  no ven el daño inmediato. Pero quien piensa para el público, tiene el deber de  ver en lo futuro, y de señalar peligros. Mejor es evitar la enfermedad que  curarla. La medicina verdadera es la que precave. La cuestión vital de que  hablamos es ésta: la conservación de los bosques, donde existen; el  mejoramiento de ellos, donde existen mal; su creación, donde no existen.” (Martí, 1883: 3)  En clara alusión a la necesidad de regular, desde la política la relación de  los seres humanos con su entorno. 
   La prosperidad  no solo es el resultado de la interrelación humana entre iguales sino que esta  está condicionada, fundamentalmente en su dimensión económica, por las  condiciones naturales, fuente de materias primas.
   Llama la  atención como Martí vio la posibilidad de que ocupando el pueblo en pos del  lujo y la falsa prosperidad deja de regir sus destinos colectivos. Ocupados por  llevar pan a la mesa unos y otros ocupados en acrecentar sus excesivos recursos  financieros entregan el ágora y con ella sus destinos. Antes de perder las  riendas de la nación pierden las propias. “(…) a fuerza de enorgullecerse de su  prosperidad y andar siempre alcanzando para para mantener sus apetitos, cae en  el pigmeismo moral, en un envenenamiento del juicio, en una culpable adoración  de todo éxito.” (Martí, 1975f: 299) Esta idea resulta en extremo valiosa en una  época en la que se ha instalado una cultura de la apariencia en sectores  crecientes de cada vez más sociedades. La formación de generaciones de seres  humanos que valoren a los demás por lo que son y no por lo que tiene o  aparentan tener es una urgencia. Asistimos a un proceso de fetichización de la  apariencia, que según (César, 2016) Eduardo Galeano (1940-2015) enjuiciaba de  la siguiente forma: “Estamos en plena cultura del envase. El contrato de  matrimonio importa más que el amor, el funeral más que el muerto, la ropa más  que el cuerpo y la misa más que Dios.” Galeano abunda al respecto cuando afirma  que “El código moral del fin del milenio no condena la injusticia, sino el  fracaso." (Galeano, 1998: 28)    
   En su cuaderno  de apuntes escribió: “Las leyes americanas han dado al Norte alto grado de  prosperidad, y lo han elevado también al más alto grado de corrupción. Lo han  metalificado para hacerlo próspero. ¡Maldita sea la prosperidad a toda costa!”  (Martí, 1975g: 16) Nótese la coincidencia entre Martí y Galeano a pesar de la  diferencia temporal que existe, el a toda costa de Martí se expresa en la  actualidad en un pragmatismo moral, o inmoral, en el que lo denigrante no es lo  injusto, lo corrupto sino el fracaso. ¿Cuál fracaso? El de no tener y no  parecer que se tiene.
   Como corolario  nos legó la siguiente afirmación: “(…) a aprender que no basta la prosperidad  para hacer a los pueblos durables, si no se les fortalece con la práctica  constante y con el predominio del sentimiento (…)” (Martí, 1975h: 274) Se  refiere Martí aquí a la comprensión de la prosperidad imperante aun hoy, en la  que esta es reducida a sus aspectos económicos. Para él, la prosperidad así  comprendida resulta limitada. En su concepción la prosperidad incluye lo  material, pero lo trasciende, lo próspero necesariamente debe pensarse desde la  sinergia entre ser y tener.