Reina María Rodríguez García*
Isabel Reinoso Castillo**
Juan Carlos Hernández Martín***
Centro universitario Municipal Consolación del Sur, Pinar del Río, Cuba.
reina.rodriguez@upr.edu.cuRESUMEN.
En la actualidad, el calentamiento  global favorece el origen de importantes cambios climáticos con graves  implicaciones para la productividad agrícola. Esto trae aparejado además, el  aumento de los fenómenos meteorológicos que provocan desastres naturales, que  afectan al mundo y a Cuba, como son las catástrofes naturales (terremotos,  inundaciones, deslizamientos del terreno, erupciones volcánicas, intensas  sequías, incendios forestales, huracanes y epidemias  entre otros. Los efectos del clima, de por sí  ya severos, están volviéndose cada vez más dañinos para el agua, los suelos, la  agricultura, la salud y los bosques, pues resultan evidentes problemas de  abastecimiento de agua, erosión, reducción de rendimientos de cultivos,  proliferación de vectores de enfermedades y reducción de cobertura boscosa.  Esto ha propiciado la realización del estudio profundo de estas afectaciones y  la identificación del riesgo climático en   la Finca La María y posteriormente la implementación de un grupo de  acciones por sus propietarios que permitan reducir al mínimo estos efectos,  enfrentando enormes retos que se relacionan con la utilización y promoción de  una agricultura de prácticas agroecológicas más resiliente a los efectos  asociados al cambio climático  que tiene  efectos importantes sobre la actividad agropecuaria y la disponibilidad de  alimentos, afectando todas las dimensiones de la Seguridad Alimentaria y  Nutricional (SAN).  La toma de decisiones  apropiadas que tiendan a la adaptación al cambio climático, y a la reducción de  la vulnerabilidad de los productores, pueden ser sinérgicas y potenciar  sus efectos beneficiosos. El trabajo se inserta en el proyecto Programa Interdisciplinario de Cultura  Ambiental.
  Palabras claves: mitigación-cambio climático-finca-  energía renovable- desarrollo sostenible
SUMMARY
At  present, global warming favors the origin of important climatic changes with  serious implications for agricultural productivity. This is accompanied by an  increase in the number of natural disasters affecting the world and Cuba, such  as natural disasters (earthquakes, floods, landslides, volcanic eruptions,  intense droughts, forest fires, hurricanes and epidemics. The effects of  climate, already severe, are becoming increasingly harmful to water, soil,  agriculture, health and forests, as problems of water supply, erosion, crops,  proliferation of vectors of diseases and reduction of forest cover.This has led  to the realization of the deep study of these affectations and the  identification of the climatic risk in the Finca La María and later the  implementation of a group of actions by its owners that allow to reduce to the  minimum these effects, facing enormous challenges that are related to the u use  and promotion of agroecological practices that are more resilient to the  effects associated with climate change that have important effects on  agricultural activity and the availability of food, affecting all the  dimensions of Food and Nutrition Security (SAN). Making appropriate decisions  that lead to adaptation to climate change, and reducing the vulnerability of  producers, can be synergistic and enhance their beneficial effects. The work is  inserted in the project Interdisciplinary Program of Environmental Culture.
  Key  words: mitigation-climate change- farm- renewable energy-sustainable  development 
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato: 
Reina María Rodríguez García, Isabel Reinoso Castillo y Juan Carlos Hernández Martín  (2017): “Acciones integradas para mitigar el cambio climático en la finca la maría a partir de la energía renovable”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (noviembre 2017). En línea:
 https://www.eumed.net/rev/caribe/2017/11/cambio-climatico-fincalamaria.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1711cambio-climatico-fincalamaria
INTRODUCCIÓN.
El  cambio climático es un problema mundial, y por ello existen instancias  diferenciadas para enfrentar este desafío mundial, monitorear los cambios del  clima, y proponer medidas específicas para cada tipo de país.
La  Convención Marco de las Naciones Unidas  sobre el Cambio Climático (United Nations Framework Convention on  Climate Change), tiene como objetivo lograr la estabilización de las  concentraciones de GEI en la atmósfera, a un nivel que no permita  interferencias antropógenas peligrosas en el sistema climático mundial. A  través del Protocolo de Kioto compromete a los países industrializados a estabilizar  sus emisiones, reconociendo su responsabilidad en los niveles actuales de GEI  en la atmósfera, considerando metas diferenciadas de reducción de emisiones  para cada país.  
Los  Gobiernos se reúnen periódicamente en las Conferencias de las Partes (COP) en  donde se discuten y toman decisiones en función de los objetivos de la  Convención. El cambio climático no es una  amenaza futura, está ocurriendo ahora mismo.
Aún si las emisiones de GEI se estabilizaran hoy, habría cambios en el clima por la permanencia de estos gases ya  emitidos en la atmósfera. Por ello, adaptarse al cambio climático es  necesario para todas las sociedades.
Uno de los efectos proyectados del cambio climático sería  la intensificación de los eventos climáticos extremos,  que tienen como consecuencia sequías,heladas e inundaciones. 
La Región necesita profundizar el conocimiento sobre estos  fenómenos y trabajar conjuntamente para desarrollar soluciones apropiadas a  estas amenazas.
En la agricultura, la adaptación al  cambio climático va de la mano de la Gestión de Riesgos.
En ambos casos, la toma de decisiones apropiadas que  tiendan a la adaptación al cambio climático, y a la reducción de la  vulnerabilidad de los productores, pueden ser sinérgicas y potenciar  sus efectos beneficiosos.
Es objetivo de este trabajo: promover la transferencia, intercambio y gestión del conocimiento sobre agricultura resiliente al cambio climático para contribuir a la seguridad alimentaria y al derecho a la alimentación en las fincas consolareñas.
DESARROLLO.
Algunos apuntes esenciales del desarrollo del estudio inicial.
 El cambio climático representa uno de los más  grandes retos al que se enfrenta la humanidad, al provocar graves efectos sobre  la economía global, la salud y el bienestar social, impacto que sufrirán con  mayor  intensidad las futuras  generaciones. Constituye una amenaza para la seguridad alimentaria y  nutricional mundial, el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza.  Es por esto que hoy, más que nunca, los sectores agrícolas –que incluyen  cultivos, ganadería, silvicultura, pesca y acuicultura– deben adaptarse a un  clima cambiante. Mejorar la resiliencia de los sistemas de producción de  alimentos es clave para alimentar a una población creciente y garantizar así el  derecho humano a la alimentación adecuada de la población. 
   Mejorar  la capacidad de adaptación de la agricultura al cambio climático, así como  también potenciar el aumento de la resiliencia ante los fenómenos  climatológicos, se convierte en una solución a las principales problemáticas  que ocasiona el cambio climático en la población, especialmente en los sectores  más vulnerables. 
   El  ODS2 indica que es necesario asegurar la sostenibilidad de los sistemas de  producción de alimentos y aplicar prácticas agrícolas resilientes que aumenten  la productividad y la producción, contribuyan al mantenimiento de los  ecosistemas, fortalezcan la capacidad de adaptación al cambio climático, los  fenómenos meteorológicos extremos, las sequías, las inundaciones y otros  desastres, y mejoren progresivamente la calidad del suelo y la tierra, por lo  que es necesario trabajar coordinadamente dichas problemáticas desde un enfoque  multisectorial. 
   La agricultura resiliente al cambio climático para contribuir  a la seguridad alimentaria y al derecho a la alimentación en el municipio,  especialmente en el ámbito de pequeña agricultura, familiar y campesina es una  alternativa y una necesidad en los momentos actuales. 
   La Seguridad Alimentaria Nutricional  enfrenta día a día amenazas locales y  globales, naturales y causadas por el hombre, como huracanes, erupciones  volcánicas; emergencias en la cadena alimentaria producto de enfermedades y  plagas; incendios forestales; crisis socioeconómicas que afectan los precios y  disponibilidad de los alimentos; y condiciones ambientales como degradación de  la tierra, desertificación y escasez de agua.
   Con el fin de proteger a los sistemas y medios de vida ante estas amenazas, e incrementar su resiliencia para la producción de  alimentos, la FAO desarrolla actividades orientadas a la reducción del riesgo y  al aumento de la resiliencia, especialmente en zonas rurales donde la  vulnerabilidad es, habitualmente, mucho mayor que en las zonas urbanas.
   El  cambio climático tendrá efectos importantes sobre la actividad agropecuaria y  la disponibilidad de alimentos, afectando todas las dimensiones de la Seguridad  Alimentaria y Nutricional (SAN). El cambio climático amplificará los riesgos  existentes y creará nuevas situaciones de riesgo para los sistemas naturales y  humanos. Los riesgos se distribuyen de forma diferenciada y son, generalmente,  mayores para las poblaciones y personas en situaciones menos ventajosas, en  todos los niveles de desarrollo.  En la evaluación de los distintos  riesgos que enfrenta la seguridad alimentaria es necesario considerar el rango  más amplio posible de impactos, incluyendo aquellos de baja probabilidad pero  que tendrían consecuencias en el largo plazo.
   Actualmente,  ya existen evidencias de cómo enfrentar técnicamente la adaptación y mitigación  del cambio climático en el sector agropecuario, pero estas buenas prácticas no  se han integrado en la cadena agroalimentaria (producción, procesamiento,  comercialización y consumo), ni en las políticas locales, en las cuales en última  instancia, recae su gestión e implementación.
   En  Cuba, prestigiosas instituciones científicas y asociaciones dedican esfuerzos  de manera sistemática al cálculo de los niveles y fuentes de emisión en el  país, contribuyendo de este modo a enriquecer la información disponible en el  IPCC  para el uso de todos los países.  Existe, además, la voluntad política del Estado de que se desarrollen  iniciativas con una contribución más práctica en la mitigación de las emisiones  de GEI, para lo cual se requiere el desarrollo de metodologías y de capacidades  a nivel nacional y local de las que aún no se dispone y que son la fuente  principal para promover el cambio de actitud de los actores clave.
   Tres  principales riesgos han sido proyectados para América Central y del Sur; todos  ellos afectan a la SAN:
Modificación de la disponibilidad de agua, tanto por la reducción de las existencias y reservas de agua para distintos usos, como por el aumento de inundaciones y deslizamientos.
Propagación de enfermedades conducidas por vectores afectará la salud de las personas y su capacidad para acceder y aprovechar los alimentos.
La potencial reducción en la cantidad y calidad de la producción de alimentos.
El sector agrícola existen tres grandes medidas de mitigación del cambio climático:
Reducción de las emisiones de dióxido de carbono (CO2).
Reducción de las emisiones del metano (CH4) y del óxido nitroso (N2O).
Almacenamiento de carbono en el suelo y la biomasa.
El cambio climático se desarrolla de forma progresiva y este avance está  cruzado por un incremento en la frecuencia  e intensidad de eventos climáticos extremos capaces de desencadenar  situaciones de desastres.
   El cambio climático no es un suceso  futuro, sino presente. Es un fenómeno que está ocurriendo y muchas  comunidades en el campo ya experimentan sus efectos en la producción de  alimentos
   Los efectos de cambios en el clima no sólo se expresan de forma directa  (como la falta de agua para los animales o cambios en los ciclos productivos).  Un clima cambiante también produce incertidumbre  en los productores, expresada en dificultades para planificar su producción y  por ende, para mantener o mejorar sus ingresos. La excesiva volatilidad de los  precios de los alimentos tiene efectos sobre la capacidad de acceso de los  consumidores, especialmente en poblaciones urbanas pobres.
   Los fenómenos y situaciones que amenazan la estabilidad de la Seguridad  Alimentaria y Nutricional (SAN) en la región deben abordarse a nivel nacional  por políticas públicas capaces de integrar a todos los actores involucrados  para reducir la incertidumbre que generan sobre productores y consumidores.  América Latina y el Caribe ha logrado cumplir el Objetivo de Desarrollo del  Milenio de reducción del hambre, pero aún hay desafíos pendientes con los  grupos menos favorecidos, que suelen ser los más vulnerables.
   Para ello, la FAO ha desarrollado un Programa Marco de Reducción del Riesgo de Desastres para la Seguridad  Alimentaria y Nutricional que busca brindar apoyo a los países  en la gestión del riesgo y la construcción de resiliencia. Los beneficiarios  directos de este Programa son los pequeños productores de países en desarrollo,  como pescadores, ganaderos, pequeños agricultores y productores forestales, así  como también la población urbana pobre, especialmente las mujeres
2. ¿Equidad de género o igualdad de género?
Las mujeres representan aproximadamente el 43% de la fuerza  de trabajo rural en el mundo. En América Latina este porcentaje  gira en torno al 20%. En promedio, las mujeres rurales dedican la mitad de su tiempo a labores  agrícolas, sin embargo, sus niveles de producción son menores debido a que,  generalmente, tienen un menor acceso que los hombres a oportunidades y recursos  productivos.
   Hombres y mujeres juegan diferentes roles en las sociedades  en que viven, sin embargo, deben tener igual acceso a recursos, oportunidades y  decisiones. La igualdad de género es clave para lograr la Seguridad Alimentaria  y Nutricional, al punto que se estima que el número de personas con hambre  podría reducirse en más de 100 millones de personas si se diese a las mujeres  rurales el mismo acceso y control a los recursos productivos que tienen los  hombres. 
   Existen varias brechas de género sobre distintos recursos. 
   El enfoque de gestión de riesgos es aceptado a escala  global, y el cambio climático es analizado desde esa perspectiva. 
  Los  informes más recientes proyectan riesgos serios la seguridad alimentaria y  nutricional, tanto por el  aumento de la temperatura en distintos escenarios, como por la creciente  demanda de alimentos.
   Proteger y promover la agricultura familiar es clave  para asegurar la seguridad alimentaria y nutricional de la región;  este grupo es responsable por el 80% de los alimentos que consumimos. 
   Por ello, la gestión del riesgo y la adaptación al cambio  climático deben abordar este grupo en forma integral y participativa, con un  enfoque que permita la equidad de género y especial consideración con los  grupos más vulnerables.
   La gestión de riesgos debe tener como meta la reducción de la vulnerabilidad y la construcción de sistemas y medios de vida  más resilientes.
En épocas de crisis es habitual que mujeres y niñas  reduzcan su alimentación en favor de otros miembros de la familia. El acceso a  alimentos dentro del hogar está determinado por prácticas culturales y  relaciones de poder que se construyen al interior de cada grupo familiar. Las  desigualdades y diferencias entre hombres y mujeres hacen que tengan  capacidades diferentes de adaptación para afrontar situaciones de emergencia y  distintas percepciones de los riesgos.Por ello, las personas y grupos más  desfavorecidos (o más vulnerables) deben ser una prioridad en las iniciativas  de desarrollo o en respuesta a una emergencia. Las diferencias entre el riesgo y la  vulnerabilidad de hombres y mujeres pueden afectar su seguridad alimentaria de  varias formas, y el enfoque de género es  transversal a las cuatro dimensiones de la SAN. 
   3. ¿Cómo los impactos climáticos matizan las dimensiones de  la SAN por las diferencias de género en la comunidad del Ocuje? 
Para fortalecer la participación femenina en el campo, se  recomienda buscar un desarrollo económico de largo plazo para mujeres rurales,  empoderarles para que tengan el poder de tomar decisiones, y permitir o  facilitar el acceso a recursos críticos como la tierra o su propia mano de  obra. 
   Para gestionar el riesgo de desastres, también se pueden  fortalecer las redes y asociaciones para crear mecanismos comunitarios de  ahorro y aseguramiento en caso de amenazas graves, o para optar de forma  comunitaria a créditos y seguros tradicionales.
El clima entrega un marco de referencia para las  actividades que realiza la sociedad para subsistir, en especial las que  dependen de la disponibilidad de agua para desarrollarse.
   En las zonas de secano,  la actividad agropecuaria se encuentra expuesta al riesgo de sequía. 
   La sequía no se  produce únicamente por la falta de precipitaciones, depende, también, de los momentos de sensibilidad de las actividades productivas, y de la magnitud de sus demandas de  agua.
   El déficit hídrico puede provocar sequías a distintas escalas y en diferentes  sectores productivos. Es importante conocer las particularidades de cada sector productivo para tomar  las medidas de prevención y mitigación más adecuadas.
   De los doce años transcurridos entre 1995 y 2006, once fueron los más cálidos a nivel mundial desde que se registra la temperatura  superficial del planeta (año 1850). 
   En los últimos 100 años, la temperatura media global aumentó 0,74 ºC y con ello, se han modificado los patrones de precipitación mundial: aumentaron  significativamente en el oriente de América del Norte y del Sur, el norte de  Europa y norte y centro de Asia, pero disminuyeron en el Sahel, el  Mediterráneo, África meridional y partes del sur de Asia.
   A nivel mundial, el área afectada por la sequía ha  aumentado desde la década de 1970. 
   ¿Esto es parte de lavariabilidad climática natural, o estamos frente a un cambio global?
Acciones para una agricultura sostenible en fincas agroecológicas consolareñas como la Finca Integral de Frutales La María y la Finca Isabel María.
La experiencia se   desarrolla en el municipio Consolación del Sur en dos fincas, ubicadas  como estructuras productivas del territorio en las Cooperativas de Créditos y  Servicios Fortalecidas y en   un contexto  en el que el estado cubano se ha enfocado en el diseño e implementación de  diversas medidas orientadas a    garantizar la seguridad alimentaria. La agricultura ha sido uno de los  sectores claves en los que se han realizado importantes trasformaciones  orientadas a hacer frente a la imperiosa necesidad de incrementar la producción  de alimentos y reducir el nivel de importaciones que debe realizar el país para  garantizar la alimentación de sus habitantes y la seguridad alimentaria y  nutricional, donde se hace cada vez más difícil generalizar una variedad y/o  paquete tecnológico en diferentes áreas.
   Estas limitaciones,  propician la necesidad de incrementar la producción de alimentos, en volumen y  en diversidad, sobre la base del máximo aprovechamiento de las posibilidades  productivas existentes en cada unidad, finca, parcela o patio, lo que requiere  la búsqueda de alternativas locales que le den solución a las necesidades de  insumos productivos como abonos orgánicos, semillas, bio-controles, producción  de posturas, envases, uso de la tracción animal para laboreo y transportación  de productos e insumos y diversas formas de comercialización y el uso de  policultivos sobre prácticas sostenibles con carácter agroecológico a partir de  acciones de capacitación y aprendizaje
   Para ello, existen numerosos ejemplos de acciones para una agricultura  sostenible y un ejemplo de ello lo tenemos en fincas agroecológicas  consolareñas como la Finca Integral de Frutales La María y la Finca Isabel  María  cuyos propietarios. Mario Luis  Ramírez y José Abel, las hacen cumplir y muestran resultados palpables.
   El objetivo   se enmarca fundamentalmente en una agricultura familiar y consiste en  “favorecer” la biodiversidad a través de prácticas amigables con el medio  ambiente, desarrollando un conjunto de acciones que intentan reproducir las  condiciones naturales que imperaban antes de la intervención “agresiva” del  hombre, a la par de introducir nuevas tecnologías que permiten el uso de  energía renovable, empleo de sistemas de riego eficientes, producción y  aplicación de biofertilizantes, todo lo que se traduce en la elevación de la  calidad de vida a partir de producciones cualitativa y cuantitativamente  superiores y la disminución de los efectos contaminantes. A tal efecto se  potencia (producción de frutales, viandas, hortalizas, carne y leche).
   Los  resultados  contribuyen directamente a  los efectos previstos a alcanzar en el Marco de Asistencia de las Naciones  Unidas para el Desarrollo 2008-2012 (MANUD), en particular al 3.1, 3.22y  3.33, así como en los Productos País, e indirectamente al 3.1.34,  3.2.45 y 3.3.26, de igual manera se tributa al documento  del Programa para Cuba(2008—2012) del PNUD apoyando los resultados relacionados con el fortalecimiento de las  capacidades nacionales para el ordenamiento sostenible de tierras (resultado  1), así como el fortalecimiento de las capacidades nacionales para brindar  servicios sostenibles de energía y aplicar medidas para la mitigación del  cambio climático y la adaptación a éste (resultado 2), además de la promoción  de estrategias de conservación y uso de la biodiversidad (resultado3)..
   Dentro de las  principales acciones se encuentran las siguientes:
   En tal sentido y en correspondencia se han  desarrollado un conjunto de medidas y acciones, que se reflejan seguidamente.
   Disminución del volumen de gases contaminantes que  se emiten a la atmósfera:
Construcción de un biodigestor.
Siembra de árboles para aprovechar entre otras ventajas, el poder de captación o secuestro de gases (con énfasis en las autoctonas).
Aplicación de medidas de conservación y mejoramiento de suelos:
Construcción de barreras vivas, con siembra de musáceas.
Construcción de barreras muertas, trazadas en curvas de nivel.
Siembra de cobertura viva.
Uso de los efluentes producto de la digestión anaerobia, para la fertilización de los suelos.
Producción y aplicación de fertilizantes orgánicos.
Aplicación de tecnologías de laboreo mínimo o laboreo cero (en el caso posible).
Medidas encaminadas a incrementare la cobertura boscosa:
Siembra de árboles forestales y frutales ya sea en áreas compactas o en la cerca perimetral.
Rescate e incremento de la población del ocuje como símbolo del nombre del lugar donde está ubicada la finca El Ocuje.
Uso del gas metano producido en el biodigestor para uso doméstico y para la minindustria de manera que disminuya el consumo de leña y combustible fósil.
Siembra de postes vivos en todas las cercas.
Protección de las áreas existentes.
Producción de conservas de  alimentos por métodos tradicionales, incluyendo la deshidratación.
   Aumentar la biodiversidad:
Incrementar el número de especies frutales con la siembra de anonáceas, sapotáceos y otras menos incluidas en las plantaciones actuales.
Aplicación del policultivo a partir del asocio e intercala miento.
Disminución en el uso de agroquímicos.
Producción y aplicación de micro organismos eficientes activados.
 Propagación de la guayaba por injertos, usando  como patrón, la guayaba ácida y la cotorrera para disminuir las afectaciones  por ataque de nemátodos. 
   Siembra de pastos y forrajes  para poder enfrentar la carencia de alimento para el ganado en el periodo seco  lo que permitirá estabilizar producciones y evitar muertes por inanición.
   Desarrollo de sistemas  silvopastoriles.
   Ampliación del empleo de  energía renovable para el suministro de   una juguera y la minindustria.
   Aumentar la eficiencia en el  recurso agua.
Siembra de árboles en las cuencas hidrográficas.
Empleo de sistemas de riego eficientes.
Mediante las ventas de las producciones a precios atractivos.
Mediante el cierre del ciclo productivo de los frutales en la mini-industria y la venta de sus producciones a la comunidad.
Mediante la siembra escalonada de pastos y forrajes con variedades localmente establecidas que garanticen estabilizar producciones afines.
La aplicación del policultivo, generara ingresos más frecuentes al optar por aquellos de ciclo corto.
Se desarrolla un  programa de capacitación que abarca la  totalidad de los temas reflejados y que sea igualmente inclusivo, entre los  cuales podemos reflejar: educación ambiental, talleres teórico-prácticos para  la construcción, operación y mantenimiento de los biodigestores.
   Con el desarrollo de estos talleres se logra  capacitar a los beneficiarios con la tecnología de los biodigestores, lo que  garantiza una mayor participación de estos en el proceso de construcción, a la vez  que aumenta el número de personas con conocimientos prácticos sobre el tema e  involucra a cada uno de ellos en el proceso, ejecución de medidas de  conservación de suelo, producción de micro organismos eficientes activados,  sobre el manejo integrado de plagas y enfermedades (MIP). 
   Dentro de los  resultados e impactos obtenidos se encuentran:
Ampliación del empleo de energía renovable para el suministro de una juguera y la minindustria.
La producción de micro organismos eficientes activados, sobre el manejo integrado de plagas y enfermedades (MIP).
Aplicación de medidas de conservación y mejoramiento de suelos:
Medidas encaminadas a incrementare la cobertura boscosa:
Producción de conservas de alimentos por métodos tradicionales, incluyendo la deshidratación.
La aplicación del policultivo, generara ingresos más frecuentes al optar por aquellos de ciclo corto.
El cierre del ciclo productivo de los frutales en la mini-industria y la venta de sus producciones a la comunidad.
Transferencia de tecnología, con la construcción de un biogás para la producción de conservas y jugos. Producción de energía a partir de fuente renovable.
Transferencia de conocimientos mediante la confección del Mapa Verde de la Finca.
Disminución del volumen de gases contaminantes que se emiten a la atmósfera:
Conclusiones.
En la agricultura, la adaptación al cambio climático va de la mano de la Gestión de Riesgos, entonces en ambos casos, la toma de decisiones apropiadas que tiendan a la adaptación al cambio climático, y a la reducción de la vulnerabilidad de los productores, pueden ser sinérgicas y potenciar sus efectos beneficiosos.
La gestión del riesgo y la adaptación al cambio climático deben abordar este grupo en forma integral y participativa, con un enfoque que permita la equidad de género y especial consideración con los grupos más vulnerables.
En las fincas de referencia se fomenta la agricultura familiar con un marcado enfoque agroecológico, más resiliente a los efectos asociados al cambio climático, la preparación y las capacidades de respuestas a desastres, buscando el máximo aprovechamiento del área disponible.
Se logra la confección del Mapa Verde de la Finca “La María” como representación del ambiente natural y cultural que caracteriza el entorno, constituyendo una metodología de diagnóstico, planificación y gestión ambiental participativa, promueve una efectiva participación en la búsqueda de alternativas de solución a problemáticas locales de una manera creativa, con enfoque de género y equidad.
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