Revista: Caribeña de Ciencias Sociales
ISSN: 2254-7630


UN ACERCAMIENTO A LA CULTURA CIENFUEGUERA: EL TEATRO, LA LITERATURA Y LA MÚSICA

Autores e infomación del artículo

Dayamí Valdivié Mena

Miriam Echevarría Sánchez

Tania Sánchez Arbolay

Profesora-investigadora del Departamento de Historia de la Universidad de Cienfuegos, Cuba

dvaldivie@ucf.edu.cu

Resumen:
El trabajo que se presenta fundamenta la importancia que tiene en la enseñanza de la Historia Local explicar el desarrollo cultural alcanzado en la provincia de Cienfuegos. Para ello, se enfatiza en lo relacionado con las manifestaciones artísticas, en ella se alude al teatro, la literatura y la música durante la colonia y la neocolonia, con el propósito de explicar cómo mediante estas manifestaciones se expresa el sentir del pueblo cienfueguero en su lucha por el alcance, al igual que Cuba, de la independencia.  Se presenta el vínculo existente entre el desarrollo histórico y socioeconómico alcanzado por la provincia y su cultura. Mediante la historia de la cultura pueden comprenderse entonces, los componentes de la sociedad, sus dimensiones, así como la vida y obra de las personalidades que trascendieron en el tiempo como parte de un espacio histórico - cultural.
Palabras Claves:
Enseñanza, Historia Local, desarrollo cultural, Cienfuegos.

Abstract:
The paper herein supports how important it is, when teaching local history, to explain the cultural development reached by the Province of Cienfuegos. To do so, it is totally necessary to emphasize on the elements related to the arts, say: theater, literature, and music in colonial and neocolonial times, with the purpose of explaining how the posture and the feelings of the people of Cienfuegos are expressed through them in order to reach the independence. This article also shows the bond there is between the socio-economical and the historical development reached by the province and its culture. The components of a society, its dimensions, and the life and works of personalities that transcended in time can be understood by studying the history of culture.   
Keywords:
 Teaching,  local history, cultural development, Cienfuegos.



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Dayamí Valdivié Mena, Miriam Echevarría Sánchez y Tania Sánchez Arbolay (2016): “Un acercamiento a la cultura cienfueguera: el teatro, la literatura y la música”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (diciembre 2016). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2016/12/cultura.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1612cultura


Introducción
Resulta importante dentro de la diversidad de recursos y la complejidad de la investigación del patrimonio histórico-cultural tener presente el patrimonio documental que está dirigido esencialmente al trabajo con las fuentes escritas y al análisis del texto. Esto le imprime veracidad al contenido histórico – cultural tratado a la hora de impartir Historia.
En la enseñanza de la Historia, en este caso de la Historia Local resulta necesario para un profesor de esta materia explicar que el conocimiento histórico guarda relación dialéctica con el desarrollo de la cultura en un período o etapa determinada. Esta unidad dialéctica constituye el fundamento del principio leninista del historicismo, según el cual cada fenómeno o proceso histórico debe ser estudiado en su desarrollo y movimiento, teniendo en cuenta las premisas que anteceden a su surgimiento, las condiciones en que se desenvuelven y los vínculos que los unen a otros fenómenos y los que pudieran influir o no en el curso de su desarrollo, hasta alcanzar el momento de plenitud.
En este propósito es donde la enseñanza de la Historia desempeña un papel esencial, ya que esta analiza el desarrollo cultural acumulado como parte del  devenir histórico. De ahí que Gaspar García Galló, afirmara “decircultura es decir hombre – humanidad” y que  Graziella Pogolotti la definiera como memoria “La huella del hombre sobre la tierra memoria, pero autorrenovación constante de los códigos para una construcción del futuro que se volverá memoria mañana”.
En Cuba los análisis particulares contemplan en el centro de proceso histórico a la cultura como proceso social, cultura y sociedad son dos conceptos que no se pueden separar. De ahí que Fernando Ortiz planteara: “Toda cultura es esencialmente un hecho social, no solo en los planos de la vida actual sino en las de su advenimiento histórico y en los de su devenimiento previsible…toda cultura es creadora, dinámica y social…”. En este sentido es que el trabajo en su desarrollo abordará elementos relacionados con la cultura cienfueguera vistos desde el análisis de tres manifestaciones artísticas: el teatro, la literatura y la música y su propio crecimiento en Cienfuegos, en dos etapas de la Historia: colonia y neocolonia. 
Desarrollo
En Cuba y en Cienfuegos factores de carácter interno, como la frustración de las ansias de libertad de los cubanos y la influencia de corrientes europeas dentro de las manifestaciones culturales, permiten comprender el cambio experimentado en el concepto humanista de cultura, concepto que si en un principio contemplaba todo lo referente al conocimiento humano; al aparecer el capitalismo se limita solo a difundir la cultura artística y literaria.
Es por ello, que la enseñanza de la Historia debe estar aparejada al desarrollo de la cultura, de los hechos, procesos y fenómenos que marcaron momentos trascendentales, debe ser la historia en toda su dimensión, la más compleja y profunda de lo que somos y de cómo hemos llegado a serlo, lo que Cuba ha sido y es, en valor, en patriotismo, en abnegación, en su cultura, en su trabajo.
Con este fin se pretende enrumbar la idea hacia la enseñanza de la cultura cienfueguera en el programa de Historia de Cuba de las carreras de la especialidad, que parte de la bibliografía histórica - cultural existente en Cienfuegos; donde la esencia humanista, progresista y popular de la cultura cienfueguera le imprimen su sello de  autenticidad e identidad.  Debe abarcar de igual modo la especificidad de la región, la correlación existente entre lo universal, lo particular y lo singular, para demostrar en qué es diferente, y en qué coincide con el desarrollo de la cultura nacional. En ella, la unidad y la diversidad se ponen de manifiesto evidentemente. La propia historia de la región le da el sentido unitario.  
Significativa es la bibliografía que en Cienfuegos destaca el desarrollo histórico – cultural de la provincia, tal es así que los siglos  XIX y XX, lo demuestran en las siguientes obras: Enrique Edo Llops (Valencia 1837- Cienfuegos 1913), publica Memoria Histórica de Cienfuegos en 1862, y su segunda edición en 1888.  En 1920, se publica la obra de Pablo Rousseau (Cienfuegos, 1859 – Habana, 1926) y Pablo Díaz de Villegas, Memoria Descriptiva Histórica y Biográfica de Cienfuegos (1819-1919), la cual aporta datos necesarios para el decursar histórico social. Luis J. Bustamante recoge en su Diccionario Biográfico Cienfueguero apuntes sobre personalidades de los diversos sectores sociales, ofreciendo reseñas de interés. Pedro López Dorticós, poeta, orador, periodista, incursionó en el ensayo y abordó aspectos de la vida de Martí. Estas obras reflejan elementos relacionados con el criollismo, la cubanidad y la formación de la nación como elementos identitarios.
Al hacer una valoración de la cultura cienfueguera, en cualesquiera de los períodos de que se trate es preciso enfocarla teniendo en cuenta los aspectos anteriores y que la casi totalidad de sus manifestaciones presentan rasgos característicos de la clase dominante hasta la etapa neocolonial.  No siendo así en la etapa revolucionaria en la que hay un despertar de la cultura concebida como parte esencial en el desarrollo del pueblo cubano.
Los estudios sobre el desarrollo de las manifestaciones artísticas como la música, la literatura y el teatro en la colonia y la neocolonia en Cienfuegos evidencian el despertar de un pueblo que lucha por defender sus ideas y que a su vez defiende la hermosura y magistralidad de la ciudad que construye, innumerables obras así lo demuestran.  
El teatro, la música y la literatura en Cienfuegos evidenciaron el crecimiento en  su acervo cultural de este pueblo. Por ejemplo, en 1840 fue fundado el primer teatro, el Isabel II, que aunque fue de madera y tejamaní, tenía capacidad para mil personas, lo que evidencia la temprana costumbre de asistir a funciones teatrales de la mayoría de la población. El Isabel II estuvo en lugar privilegiado, frente a la Plaza de Armas y casi más tarde en  el mismo lugar en que se construyera el Tomás Terry.
 La manifestación artística de preferencia en la época  colonial fue el teatro; fueron presentadas algunas obras traducidas del francés y otras de autores de la localidad, entre ellas, dramas, comedias, juguetes cómicos, también se escribieron zarzuelas. El cuatro de abril de 1850, el teatro Isabel II da una primera función en Cienfuegos, la compañía de los señores Robreño, con la puesta  en escena la comedia en verso de Mariano Cazurro, La Virtuosa y la Coqueta. Durante 1851, se dramatizaron  La Loca de Parma, Una ausencia, Las Guerras Civiles, Honra y provecho, La Jura de Santa Gadea, y el  drama La Huerfanita Ciega. El teatro Isabel II es destruido por un incendio en 1857,  y en 1859 Luis Martínez Casado construyó un teatro provisional de verano, que fue desmantelado después de terminar la temporada, en él se exhibieron piezas líricas y dramáticas.
En 1860 se fundó otro teatro, también de madera; llevó el nombre de Avellaneda en honor a la poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda, que vivió en la época en Cienfuegos, dado que su esposo Domingo Verdugo era a la sazón teniente gobernador de la ciudad. En este mismo año nace en Cienfuegos la destacada actriz dramática Luisa Martínez Casado, de precoz vida artística; su debut fue a los seis años en la zona oriental, con la obra La Vaquera de Finojosa,  a los quince años su primer contrato oficial, O Locuras o Santidad, de Echegaray. Actuó en varios teatros de Cuba y el extranjero, obteniendo grandes éxitos. Fundó una compañía que llevó su nombre.
El 30 de marzo de 1863 el teatro Avellaneda ofreció una función lírica a beneficio del poeta villareño Agustín Baldomero Rodríguez. En 1878 finalizada la Guerra de los Diez Años se realizó una función extraordinaria en este teatro. En 1874 se inauguró un teatro chino en el paseo de Arango, cuya compañía era asiática, traía una orquesta típica, con la cual transmitió parte de su cultura y su música en Cienfuegos.
A partir de entonces varios teatros fueron construidos como: El Teatro La Risa construido en febrero de 1879 en la calle de Bouyón, en el que se dieron durante algún tiempo funciones públicas de poca entidad. El Pabellón Campo se inauguró el 2 de diciembre de 1882 donde estuvo el Isabel II, en el cual solo aparecen reseñas de actividades políticas de los partidos locales en los años 1883 y 1886. El historiador Enrique Edo, en su Memoria histórica de Cienfuegos y su jurisdicción apunta que en febrero de 1866 se inauguró el teatro Zorrilla. En las noches y durante algún tiempo se ofrecían  espectáculos públicos teatrales con bufos cubanos de Mellado.
Muchos otros teatros fueron fundados como el teatro de la calle Arguelles y el de la calle Castillo en los años 1885 y 1886 respectivamente en los que se daban funciones y bailes por tandas, su vida útil no fue muy duradera.
Si de edificios importantes y construcciones de teatro se trata en Cienfuegos abre sus puertas majestuosa el Teatro “Terry” que lleva el nombre del mayor benefactor que tuvo la colonia Fernandina de jagua durante la etapa colonial.  Merece su nombre además porque en  1861, a causa de la Guerra de Secesión de los Estados Unidos, se sintió en Cienfuegos una gran crisis económica que fue resuelta satisfactoriamente gracias a  Don Tomás Terry, que facilitó el numerario suficiente para que no se paralizaran las operaciones industriales y comerciales, salvando así  al comercio y a los hacendados de una segunda bancarrota. El señor Don Tomás Terry Adams se ganó el respeto y la admiración de los nacidos en esta tierra por sus sentimientos altruistas.
Es por ello, que al decir de George (2009) “de todos los edificios construidos a fines del siglo XIX, sin dudas el más importante es el teatro Tomás Terry” “… el Teatro Tomás Terry es una muestra representativa del gusto de una época, es una estructura exterior sobria y un tanto austera, es para el espectador lo que el comerciante, rodeado en su oficina de legajos, estantes y escribientes, y en el hogar de las más delicadas comodidades y de los mejores productos de arte de la época. Así en su interior el Teatro Tomás Terry es íntimo y acogedor, su decoración de colores suaves y tenues pasteles dan la sensación de recogimiento que necesita el “hombre moderno” en su acelerado mundo de negocios”. (p.23)
El teatro “Terry” fue fundado el 12 de febrero de 1890, está considerado como uno de los tres teatros más grandes de Cuba en el siglo XIX, construido por el ingeniero Lino Sánchez Mármol quien ganó el concurso de oposición en Paris cumpliéndose la palabra, voluntad, deseos y financiamiento de don Tomás Terry Adam. Se construyó cuando el neoclásico está en su ocaso, tiene en su fachada elementos clásicos: arcos, pilastras; elementos barrocos: volutas y medallones; las paredes decoradas con frescos al modo pompeyano con remates egipcios; mosaicos italianos representando la comedia y la tragedia. Es un edificio ecléctico, que se distancia de la simplicidad del neoclásico.
 Por su escenario pasaron destacadas figuras del arte universal como: la famosa bailarina rusa Ana Pavlova, el célebre cantante italiano Enrico Caruso y la estrella del cine mexicano Jorge Negrete. Toda obra que se construye tiene un fundamento pero el Tomás Terry tuvo además una lógica: la prosperidad económica de Cienfuegos, un ambiente permeado de cultura y personas con suficiente absorbencia y sensibilidad para concretar su construcción. Para ello, sus herederos destinaron 100 000 pesos.
Entre los hechos más significativos de esta institución se encuentra el ocho de julio de 1934, cuando queda organizado el Comité Local Antiguerrero convocado por la Liga Antimperialista “en su lucha contra la intervención, el fascismo y la guerra”. En el acto realizado en el teatro Terry, hizo uso de la palabra Juan Marinello.  El comité quedó integrado por obreros portuarios, Defensa Obrera Internacional, sindicatos de las pieles, torcedores y ferroviarios Partido Comunista, trabajadores de la enseñanza, panaderos, Liga por Derechos del Negro, Club Albores, sindicato de los eléctricos y otras organizaciones.
El 20 de marzo  de 1938, se efectuó a puertas cerradas en el teatro Terry un acto falangista, al que acudieron los participantes con camisas negras y exhibiendo las armas que portaban.  Negaron la entrada a los corresponsales de los periódicos locales y profirieron palabras insultantes para el director del periódico Hoy.  No pudo ser  impedido este acto peso a las gestiones realizadas por el Comité de Unificación Obrera y de los Partidos Unión Revolucionaria y Comunistas.
Frente a estas actividades se fortalecía la lucha antifascista orientada y dirigida por el Partido Comunista. Entre otras organizaciones fue creado en Cienfuegos el Comité de Auxilio al Niño Español con el objetivo de recaudar fondos para enviar ayuda económica a la República Española. Este comité organizó un acto combativo, en el teatro Terry el 19 de noviembre de 1937. Tuvo gran asistencia de público y representaciones de las organizaciones políticas: Partido Revolucionario Cubano, Partido Unión Revolucionaria, Partido Español Socialista, Partido Agrario Nacional, Bloque Revolucionario Popular y Asociación de Jóvenes del Pueblo26. Cienfuegos dio su aporte a la causa de la República Española: Homero Meruelo y Arsenio Brunet, de Cruces, de las Brigadas Internacionales.
Asistieron como invitados combatientes cubanos de las Brigadas Internacionales que habían luchado en España: Francisco H. Maydagán, comandante; el teniente Armando González, de la Habana; el capitán Pedro Dalmau, de Trinidad; el teniente Juan Santiago, de Placetas y el sargento granadero Luis R. Villanueva, de Manzanillo.     
Posterior a ello y en el propio siglo XX los teatros en Cienfuegos fueron evidencia también de acciones de protesta. En este sentido en 1917, tiene lugar la huelga azucarera  en la región de Cienfuegos, orientada por la Asociación de Mecánicos e iniciada en la zona de Cruces–  fortalece y avanza  la organización gremial de los trabajadores. El Congreso de la Unión Federativa Obrera Nacional (UFON) organización amarilla creada por los traidores de la clase obrera F. Domenech y Juan Arévalo –que se realizó en Cienfuegos en enero de 1933– confrontó la oposición decidida de los trabajadores y su total rechazo, por machadista y servil al imperialismo yanqui.  El teatro Luisa fue testigo de ese repudio encabezado por los comunistas locales, lo que obligó a realizar las reuniones del citado Congreso en el local de un gremio adherido a la UFON. Los teatros y su fundación fueron el resultado del desarrollo socioeconómico  que alcanza la ciudad.
Las leyendas cienfuegueras abren las puertas a la conformación de elementos identitarios de la provincia, las leyendas muestran la admiración de los cienfuegueros por el espacio geográfico - natural que ocupa la ciudad y la historia, recreada de manera maravillosa en estos textos, que se encaminan hacia la búsqueda de las raíces y de los valores espirituales.  Por otro lado, la riqueza del lenguaje expresa lo propio, particular, entre estas se encuentran “La Marilope”, “La dama azul”, “Las Mulatas”, “Aykayía” y muchas otras.
Aunque en la década del 30 del siglo XIX hay cierta prosperidad, la situación general es aún precaria. La literatura, por ejemplo, tuvo su primer representante desde 1819, en que llegó a la colonia Fernandina de Jagua, Andrés Dorticós Casseau, quien escribiera una oda dedicada al fundador escrita en francés; estos versos aún se conservan. También redactó una obra satírica en colaboración con otros autores; Francisco Cañellas Martí, Cecilio Ruiz de Zárate y Pedro López Dorticós.
La literatura continuó su paulatino desarrollo, deben mencionarse nombres como los de Clotilde del Carmen Rodríguez López, conocida como “la hija del Damují” (Cienfuegos 1829-1881), que colaboró de forma anónima en el periódico Diario de Cienfuegos, de doctrinas políticas opuestas a las ideas literarias de la poetisa. Fue la creadora de la bandera de Cienfuegos,  usada por las guerrillas de la región en la guerra de los Diez Años, y que después quedaría como bandera de la ciudad. Su obra literaria se publicó de forma furtiva y esporádica por algunos de sus admiradores, pero nunca estuvo de acuerdo en publicar sus manuscritos; escribió varias narraciones cortas que tituló Cuentos familiares, entre ellos se encuentran La Casita  BlancaBrisas de Honor, Besos de las Flores y otros;  redactó varias comedias en prosa y en verso, entre la que se destaca Fe Esperanza y Caridad y un drama titulado Cesar.
Antonio Hurtado del Valle, “el hijo del Damují” (1841-1874), cultivó la poesía. Se le denomina “poeta de la guerra” junto a otros más, porque fue uno de los bardos cubanos que dio mayor esplendor a la poesía revolucionaria en la guerra de los Diez años. Su intensa labor literaria, casi totalmente realizada en forma anónima, dio a la prensa local numerosas producciones en prosa y verso. Se convierte en una de las figuras más sobresalientes del parnaso cienfueguero.  Fue a Antonio Hurtado del Valle a quien se encomendó la tarea de crear el himno que serviría para encender los ánimos combativos en la región de Camagüey, donde se dio la orden de invasión en la guerra de los Diez Años. En 1868, fundó un semanario literario con el título de El Damují, que tuvo vida muy corta. Colaboró con las publicaciones El Siglo, de La Habana, en El Correo, de Trinidad, en El Central, de Villa Clara, en la revista habanera Cuba Literaria (…) y fue corresponsal de  La Aurora de Madrid.
El héroe nacional José Martí reconoce su labor política y periodística en el campo de batalla, al identificarlo como autor de uno de los periódicos que se publicaron en la manigua: “Periódicos hubo allí como El Mambí, El Cubano Libre, La Estrella solitaria de Jagua, de Hurtado, donde con el mínimo de aquellas cajas andariegas vio la luz mucha poesía generosa e histórica”.
Adelaida Sainz de la Peña (1844 - 1878), cultivó el cuento. Entre sus numerosas poesías pueden mencionarse como las mejores: A las Cubanas, Cristóbal Colón, Cuba y A un sinsonte, entre otras, estas de contenido intimista, llenas de candor y sinceridad, muchas de ellas fueron publicadas en periódicos locales y otras permanecen inéditas.
Puede decirse que lo mejor de la literatura cienfueguera de la época se representa en la obra de la poetisa Mercedes Matamoros del Valle (1851-1906), que nace en Cienfuegos el 13 de marzo de 1851. En 1869, participó en los sucesos del teatro de Villanueva de la Habana, al que asiste con los colores de la bandera en el vestido. En 1874, escribe y mantiene inéditas sus primeras traducciones de poetas ingleses y franceses; la poetisa decidió no publicar nada más durante la guerra. En 1878, después de firmado el convenio del Zanjón, pone fin a su consigna patriótica de silencio publicitario, edita una traducción de la poesía Infancia, de Thomas Hood, aparecida en el periódico habanero El Triunfo.
Mercedes Matamoros del Valle (Cienfuegos, 1851-1906).  Es una figura puente entre el siglo XIX y el XX. Tiene una amplia obra poética, pudiéndose considerar la principal voz femenina cienfueguera.  La mayor producción literaria de esta creadora se ubica en el siglo XIX.  Su gran cultura se manifiesta en los diversos temas que aborda, en el dominio de la métrica y la versificación, y en el conocimiento de la cultura universal.
Como cultivadora del soneto se destacan sus veinte sonetos El Último Amor de Safo (1902).  En estos el tema amoroso, unido al tratamiento de la mitología clásica grecolatina, es el que prevalece, con marcado acento erótico, por lo cual se convierte en precursora de esta tendencia en Hispanoamérica. Abordó además el sentimiento de amor patrio, y el que sintiera por su terruño natal; ejemplos de ellos son: A Cienfuegos; Cuán hermoso en mis sueños te levantas;  La Muerte del Esclavo, en este último, afirma en el verso final: “Y más vale morir que ser esclavo”.  Patria, es otro que se inscribe en esta temática: “Vivir en ella es la mayor ventura, morir por ella, la suprema gloria”, al igual que  el soneto titulado A la Bandera Cubana y los que dedicó a Martí. Puede considerarse una de las principales exponentes del movimiento modernista.
El lenguaje alude a los elementos marinos, a partir de las comparaciones que establece el poeta entre el mar y su vida. En el cultivo del sonetillo se puede apreciar la influencia del modernismo, aunque el propio autor expresara que no se sometía a escuela ni tendencia alguna. Admira al poeta nicaragüense Rubén Darío, como muchos de los poetas cienfuegueros de la etapa, que lo tomaron como patrón o modelo. Cantó a escritores locales como Miguel Ángel de la Torre, al igual que a otros poetas. Su Canto a Heredia muestra la decisión del rescate y valoración de nuestra cultura nacional y su identidad. Es apreciable la forma en que emplea recursos retóricos: la aliteración, los finales agudos en los versos, la armonía imitativa, en función del ritmo y la musicalidad.
 Como aficionados a la poesía pueden mencionarse: Jacobo Domínguez y Santí, Evaristo Casanova, Pablo Fideau, quienes escriben también en prosa, algunos con bastante aceptación, así como Rafael Fernández del Cueto, Joaquín Fortún, Mariano Dumas Chancel, Enrique de Zaldo, Juan Lladó, Eduardo A. Mijares, Manuel González de Jonte, Antonio Salcines Ríos, Luis Martínez Casado, Juan Prohías y Castiñeira, Gregorio Suarez, José Calbó y José Vidal.
En Cienfuegos, a partir de 1920 del siglo XX comenzó a reflejarse la repercusión de la temprana crisis de la economía cienfueguera, que sin lugar a dudas, tuvo su impacto en el aspecto sociocultural. La literatura resulta de gran importancia por la apropiación estética de la realidad, de muestra entre otros elementos la admiración de los cienfuegueros por el espacio geográfico natural que ocupa la ciudad y la historia, recreada de manera maravillosa en sus leyendas que se encaminan hacia la búsqueda de las raíces y de los valores espirituales.
 Enrique Edo Llops en su obra Memoria Histórica de Cienfuegos y su jurisdicción afirma: “Esta obra no se ha escrito con otra idea que la de demostrar a los que nos juzgan desfavorablemente, el estado de ilustración y de riqueza en que se halla la colonia que en 1819 pregara a fundar el memorable D. Luis D Clouet. La corporación a quien tengo el honor de dirigirme representa al pueblo de Cienfuegos, y como en defensa de ese mismo pueblo, por el cual me intereso como el mejor de sus hijos, he trabajado al formar esta humilde memoria, a aquella le dedico esperando se sirva acogerla con benevolencia.
Es importante referir que en el orden literario se presentan creadores con ideas políticas de avanzada en la neocolonia, lo cual es una manifestación constante en la cultura cubana, la unión de la cultura y la política. La sola mención de Carlos Rafael Rodríguez, que con jóvenes de ideas afines crea el grupo Ariel y la revista Segur, donde exponen algunos de los rasgos ideopolíticos con la consecuente crítica al sistema.
La música en Cienfuegos exhibe entre sus logros la música coral que tiene sus antecedentes en el siglo XIX con la formación de grupos de voces utilizadas en la catedral “Purísima concepción” para misas de festividades, celebraciones. Lograron una mayor frecuencia durante la Guerra de los Diez Años siendo utilizada para exaltar los sentimientos de los españoles y peninsulares adictos a la metrópolis, por el lugar donde se realizaron las interpretaciones y el alcance sociocultural de las presentaciones se convirtieron en verdaderos actos culturales y de disfrute de la población.
 Las agrupaciones corales del siglo XIX no rebasaron el marco de la iglesia católica. Entre las presentaciones de Cienfuegos se encuentran Caballero de Colón a partir de aquí existen una modificación de formatos hechas por el Padre Urtiaga, el que incorpora un método de enseñanza y presentación con un papel educativo, utilizar la música coral con un sentimiento histórico – cronológico en función del culto a la actividad pública.
Las actividades musicales durante  la etapa colonial  consistían sobre todo en bailes de sociedad, donde predominaba  la actuación de agrupaciones musicales locales;  uno de los más famosos fue el “Baile del Guante Blanco”, celebrado en 1846, en la casa de Gobierno.  Diferencias había en la educación: los alumnos,  blancos pobres o negros, asistían a la escuela pública, siendo indeseables en las escuelas privadas, religiosas o no. Esta discriminación minaba la sociedad en otros aspectos culturales, como la música y el arte de las clases llamadas populares, sus bailes y otras expresiones.
Pero el progreso de la integración económica social cultural avanzaba lentamente en este período, y todos los grupos sociales se mezclaban en fiestas populares, congas, comparsas carnavalescas y otras.
Existían en la etapa dos orquestas, la de Tomás y Félix Varona; este último fundó una Academia de Música en 1846 que impartía clases dos veces por semana, y a la vez se hacía cargo de hacer funciones en la villa, “de igual forma en los pueblos y campos” de la Jurisdicción. Florentino Morales plantea la existencia de otras escuelas de música en la etapa, y Pablo Rousseau que “Esta fue la mejor escuela o academia de música que hubo en Cienfuegos por aquella época”.
En 1857, existía una orquesta dirigida por un músico de apellido Quirós. Además, en 1858 el batallón de Cazadores de la Unión creó una banda de música que ofrecía retretas en la plaza. En 1860, el cuerpo de Bomberos creó su banda, la cual daba retretas los jueves, y los domingos.
En 1865, radicó en la villa el profesor de música Agustín Cotada, fue regente del colegio Colón, recién establecido en Cienfuegos por el camagüeyano Carlos Vasscas Agüero, daban clases de solfeo, piano, flauta e impartían lecciones a domicilio. También se formó una orquesta de bailes típicos llamada La Damujina.
Los conciertos fueron otras de las manifestaciones musicales más comunes en la etapa, los cuales se desarrollaban en la sociedad Filarmónica, en el teatro Isabel II y el casino Español de Artesanos. Durante la etapa la música fue muy utilizada de igual manera en las misas Tedeum, sobre todo durante la guerra de Independencia que con frecuencia se desarrollaron el atrio de la Catedral.
La música también constituye expresión de lo nacional, en lucha permanente contra lo extranjero, también aporta sus ritmos y sonoridades particulares.   En  el territorio destaca a la trova, la guaracha, el son con el Trío Matamoros, además de la guajira  y el pregón que fueron géneros de gran popularidad. Los elementos fundamentales que integran la música en Cienfuegos son de procedencia hispánica y africana aunque no se debe ignorar aportes fundamentales como el francés, norteamericano, haitiano y otros que llegaron a la música cienfueguera para conformar y acentuar la gran policromía de estas manifestaciones.
 En la música se destaca la creación de la Orquesta Rítmica Aragón  en septiembre de 1939. Entre sus integrantes y fundadores se encuentran  Filiberto Depestre Méndez,  René Candelario González Oreste Varona, Orestes Aragón entre otros. La orquesta basaba su repertorio en lo más popular de las agrupaciones que hacían furor en La Habana. Tocaron en lugares como la Sociedad Minerva, el Club de los estibadores, el Club Progresista y la Cancha del Frontón.
Cienfuegos, ciudad del siglo XX, ha referido notablemente en el desarrollo musical del país. Aquí han nacido figuras y agrupaciones que han contribuido al enriquecimiento de la música muchas de las cuales han alcanzado dimensiones nacionales e internacionales, ejemplo de ello lo constituye: Paulina Álvarez, Eusebio Delfin, Los Naranjos, La Orquesta Aragón, Benny Moré entre otros. 
El estudio de la cultura dentro de la totalidad histórica de los bienes materiales y espirituales de un pueblo determinado -producidos por él mismo o compartidos en el intercambio de experiencias con otros pueblos-, representa su cultura. En los espacios que proporciona la cultura es donde el hombre se siente realmente pleno, donde realiza su verdadera condición humana y donde se siente y de hecho es, realmente libre porque puede pensar, crear, actuar, comunicarse bajo formas que lo identifican del resto de los animales porque se despoja de las condiciones de reproducción de sus necesidades naturales.
Al decir de Canclini la historia se imbrica como totalidad con la cultura como concepto y permite desde su interacción fortalecer la labor investigativa, de este reconocimiento surgen consecuencias para las investigaciones y para las políticas culturales y sociales. En la investigación, no podemos estudiar sólo la apariencia sincrónica de la sociedad, sino que debemos reconocer la heterogeneidad formada en etapas distintas, y rastrear históricamente esa diversidad.
Conclusiones
Resulta esencial continuar profundizando en él análisis crítico de la información que existe y en su enriquecimiento con el apoyo de museólogos, historiadores  e investigadores cienfuegueros, en tanto se solucionen vacios o deficiencias como: la falta de articulación de manera armónica de los elementos históricos y culturales como resultado de un todo,   la enseñanza de la cultura como proceso o fenómeno histórico  lo cual es posible sin perder de vista el enfoque pedagógico y didáctico en la labor de indagación o investigación.
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Recibido: 11/11/2016 Aceptado: 29/12/2016 Publicado: Diciembre de 2016

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