Revista: Caribeña de Ciencias Sociales
ISSN: 2254-7630


RELACIONES INTERGENERACIONALES Y FORMACIÓN PEDAGÓGICA

Autores e infomación del artículo

Evelyn Guilarte Castillo*

Romelio Miguel Basto Castillo**

Universidad de Oriente, Cuba

evelyngc@uo.edu.cu

Resumen
La comunidad global actual, requiere de una dinámica social que implique a todos los sujetos de diferentes generaciones. Dicho problema encuentra en la comunicación intergeneracional, contextualizada a la educación superior pedagógica, un vía para la aprehensión por parte de sus actores formativos de compromisos profesionales, personales y sociales, atendiendo lo comunicativo, lo dialógico y lo contextual.
Desde la visión de este artículo, el análisis de la comunicación intergeneracional en la educación superior pedagógica, propone un tratamiento a elementos que permiten dinamizar las representaciones sociales de las generaciones de docentes y estudiantes, quienes considerando el anclaje de estas en la formación, con un carácter intencional y bidireccional, podrán, desde un actuar, sustentado en la necesaria solidaridad intergeneracional, enfrentar los retos del milenio y las metas educativas, en la cual la universidad juega un papel esencial como entidad transformadora.
Palabras claves: comunicación, formación, comunicación intergeneracional, educación superior pedagógica.

ABSTRACT:
Today's global community requires a social dynamic involving all subjects of different generations. The problem lies in intergenerational communication, contextualized pedagogical higher education a way to apprehension by their training actors professional, personal and social engagements, attending the communicative, the dialogic and contextual.
From the perspective of this article, the analysis of intergenerational communication in pedagogical higher education, proposes a treatment elements that allow energize social representations of generations of teachers and students, who considering the anchoring of these in training, with intentional and bidirectional character may, from an act, based on the necessary solidarity between generations, face the challenges of the millennium and educational goals, which the university plays an essential role as a processing entity.
KEY WORDS: communication, training, intergenerational communication, pedagogical higher education.



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Evelyn Guilarte Castillo y Romelio Miguel Basto Castillo (2016): “Relaciones intergeneracionales y formación pedagógica”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (diciembre 2016). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2016/12/comunicacion.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1612comunicacion


INTRODUCCIÓN
El presente siglo ha impuesto a la relación sociedad-educación superior pedagógica, nuevos desafíos a resolver. Esta se encuentra ante el reto de enfrentar la formación en valores éticos y humanos, haciendo del hombre nuevo, un hombre de su tiempo, para contribuir a la formación de otras generaciones. Por tanto, el diálogo generacional sustentado en la búsqueda de historia, tradiciones, modos de comportamiento, hacen que la comunicación siga siendo un imperativo para la educación superior a escala global, y para la concreción de los objetivos para el desarrollo sostenible.
La necesidad del desarrollo sostenible, ha llevado a cuestionar los métodos habituales de evaluación y gestión de los procesos universitarios, por cuanto se requiere de un profesional que al acceder a la cultura que le aporta su tránsito por la formación, influya con una dinámica social transformadora. Este propósito llevará a incorporar la sostenibilidad como un requisito para el establecimiento de una comunicación intergeneracional al interior de la educación superior pedagógica, que conduzca a la equidad y solidaridad entre generaciones y asegure un trato justo al futuro.
La educación superior pedagógica como proceso formativo de gestión cultural de los sujetos que se encuentran en él, que se desarrolla como espacio permanente de apropiación social e intencional de la cultura a través de relaciones sociales de carácter formativo, ha de ser coherente con el discurso humanista y destacar que la cultura como resultado acumulado, creación constante, proyectos y fines, deviene en ideas y realizaciones de los seres humanos (H. Fuentes, 1998, 2007)
De manera particular, en dicho proceso, se desarrollan relaciones entre sus componentes personales, constituyendo la comunicación la vía esencial donde el agente formador deberá conjuntar conocimiento, habilidades y ética profesional.
La comunicación es, por tanto, un proceso en el cual transcurre la interacción entre los sujetos, el intercambio de información, de vivencias e influencias mutuas que siempre dejan una huella que favorece el cambio en los interlocutores; de ahí que esta, en la educación superior pedagógica emerge como un fenómeno multiconceptual y dinámico.
A pesar de reconocerse un tratamiento adecuado de la comunicación, como componente esencial de los escenarios formativos en la educación superior pedagógica, es menester atender aquel micronivel de relación comunicativa, que al implicar a los sujetos en el proceso formativo, posibilita un cotejo desde la visión de la comunicación intergeneracional en la relación docente-estudiante, en la cual se encuentran las representaciones generacionales de ambos sujetos formativos, buscando favorecer el desarrollo de modos de actuación profesional y por ende las exigencias sociales que actúan en el modelo de la educación superior pedagógica.
La idea anterior, refleja la condición esencial de la comunicación pedagógica, es decir, como proceso interactivo, pero es válido significar, que las relaciones comunicativas están ligadas a la influencia espontánea que ejercen las representaciones de los sujetos participantes, su ascendencia positiva o negativa, lo cual requerirá de un trabajo intencional, desde una visión teórico-sistematizadora contextual, que favorezca una transposición praxiológica consecuente con el diseño estratégico que se orienta por los modelos de formación profesional universitarios actuales.

 

DESARROLLO
De este particular, emerge la necesidad de una nueva mirada a la comunicación y su dinámica en la educación superior pedagógica, que garantice un desempeño a posteriori, se ajuste a un entorno social complejo, y brinde respuestas profesionales adecuadas. 
 “La misión de la universidad “(…) es, ante todo, garantizar la transferencia de todo el acervo cultural de la humanidad de una generación a otra. (…) La generación que es portadora del conocimiento (…), traslada el mensaje cultural del cual es portador a la generación que se forma aprendiendo (…)” (Hourroutinier, 2007:5)
Lo anterior describe la esencia de la labor en la educación superior pedagógica actual, la que debe penetrar en el proceso y el diseño que contribuyen a la formación integral del futuro profesional de la educación, desde la adecuada conjunción entre lo instructivo y lo educativo, sustentada en la comunicación como el fenómeno metaeducativo que propicia la búsqueda de eficiencia y eficacia en su proceso formativo.
Teniendo en cuenta que en el proceso de formación profesional se produce de manera sucesiva la afluencia de múltiples generaciones, dada la consecutividad del proceso formativo, la dinámica interactiva, y su inserción en diversos escenarios formativos, es fundamental profundizar en torno a este tipo de relaciones comunicativas, que como resultado de la interacción, permitan que el alumno incorpore modos de actuación a su identidad generacional y profesional, de manera íntegra, y el docente direccione este proceso desde su experiencia generacional.
J. Barbero et. al (2008), destacan a la comunicación como elemento de mediación pedagógica y le atribuye la capacidad de promover y acompañar los aprendizajes de los interlocutores; es decir, promover en los otros la tarea de construirse y apropiarse del mundo y de sí mismo (D. Prieto, citado por M. Olaya, 2009). La mediación así entendida transforma la concepción del mundo y las representaciones de los actores en el curso de las relaciones comunicativas pedagógicas.
En consecuencia con esto, en la comunicación intergeneracional en la educación superior pedagógica, como mediadora de la interacción entre sujetos, se debe reconocer en el docente su cualidad de agente-gestor que, al operar con el texto comunicativo durante la labor formativa contextualizada, deberá conducir la movilización cognitiva en torno al contenido de lo que comunica, su apropiación y comprensión, al considerar las exigencias del modelo profesional y su experiencia generacional.
Dicho polo, en una dinámica orientadora y colaborativa, deberá guiar al alumno, como polo activo a su vez del proceso, a que conozca, reflexione y se erija en autogestor de su formación, considerando el reacomodo de sus representaciones generacionales y concientizando el valor de lo aportado por el docente. Es destacable que, incluso cuando sean reconocidas o no estas aportaciones, las mismas subyacen en el recorrido formativo y se pueden legitimar de forma consciente en la medida en que sean comprendidas y enriquezcan de forma intencional la comunicación.
Lo anterior, precisa de atender los modelos de educación asociados a los de comunicación en la dinámica comunicativa pedagógica, con la mirada puesta en lo intra e intergeneracional. A tal efecto Martín Serrano (1978; 1992; 2007; 2008; 2009), declara como componentes de su modelo los actores, las circunstancias, y la representación. Esta posición ofrece una mirada diferente a la comunicación pedagógica, al connotarse el significado que pueden alcanzar las representaciones1 .
Al asumir tal criterio, se impone un acercamiento a dicha categoría, identificada desde los presupuestos epistémicos de la sociología y la psicología social esencialmente, y siendo reconocida como controversial y compleja dada su naturaleza subjetiva.
En este particular, son notables las aportaciones del sociólogo E. Durkheim (2000, 2002) quien engloba en la representación colectiva la forma en que el grupo piensa en relación con los objetos que lo afectan, considerándolas hechos sociales de carácter simbólico, producto de la asociación de la mente de los individuos, aunque desconociendo la representación individual. Esta perspectiva encuentra seguidores en Abric (2001); Doise, A. Clémence & F. Lorenzi-Cioldi (2005); S. Araya (2002).
Al respecto, en la visión de la Psicología Social, Moscovici (1979), máximo exponente de la Teoría de las Representaciones Sociales, seguido por D. Jodelet (1984) y otros, coinciden en plantear que las representaciones son generadas por los sujetos sociales, construidas en la interacción social, y constituyen procesos en que se sustenta el pensamiento común. A su juicio, estas se desarrollan en la relación interactiva entre sujetos, y los signos y símbolos que portan se objetivizan de forma icónica con su naturalización y anclaje propio, toda vez que reconocen que dan sentido al comportamiento, y son reflejo de las funciones de saber, identitarias, de orientación y justificativa.
La naturalización de las representaciones sociales da cuerpo material a su anclaje no propositivo, implicando que los símbolos alcancen un nivel de referencia, categorización social y auto-identificación a partir de lo cual los sujetos orientan su actividad, su visión semiótica, noética y contextual (T. Van Dijk, 2001; A. Romeu, 2009) en relación con su grupo y grupos cercanos, lo que organiza su conducta y prácticas2 .
El análisis de las representaciones sociales en el presente trabajo 3, justifica que orientadas desde un anclaje bidireccional e intencional, y al asumir la transposición del andamiaje teórico e instrumental de la comunicación pedagógica, enriquecida por los presupuestos de la Teoría de la Actividad Humana, la Teoría de las Subjetividades de F. G. Rey (2012), así como los aportes de la sociología desarrollados por Berger & Luckman (2007), estas discurran como un operador epistémico esencial en el estudio de la comunicación visión intergeneracional en la educación superior pedagógica.
En esta perspectiva, y al identificarlas como representaciones pedagógicas, estas deberán contribuir a la re-producción, re-construcción de las representaciones generacionales del sujeto/objeto de la comunicación, por su capacidad de resignificar los significados y las prácticas contextualizadas, con arreglo a la transposición de la espontaneidad a la intencionalidad pedagógica, necesaria para que docentes y alumnos reorienten sus modos de actuación y por ende su identidad profesional. 
En consecución lógica y siguiendo el modelo freiriano de comunicación asociado a la educación, las relaciones comunicativas desde una perspectiva intergeneracional, requiere que durante el proceso formativo, se tenga en cuenta cómo y en qué contexto se proporciona, reconozca la problematización de la información y se centre en la participación dialógica como fundamento. Entonces, la comunicación intergeneracional en la educación superior pedagógica se erigirá como un proceso que asume un modelo de comunicación democrático, horizontal, de respeto mutuo, sin que el docente renuncie a su papel orientador y guía de sus alumnos (P. Freire, 1985)
Siendo así, la comunicación intergeneracional en la educación superior pedagógica, emerge con una naturaleza dialógica, reconociendo a las representaciones en su orientación hacia un anclaje intencional pedagógico como operador en el cambio, no solo de la concepción y diseño del proceso formativo, sino en los roles asumidos tradicionalmente, sin que desaparezca la autoridad moral y científica, reconociendo la cultura desde la cual se configura la identidad, obligando a considerar a la comunicación como el proceso que implica recuperar el contexto en el cual los sujetos de la formación dan sentido a sus prácticas (M. Kaplún4 , 1985, 2002)
La reflexión conlleva a reconocer que, a pesar del valor teórico de estos criterios, se debe tener en cuenta que en el proceso formativo y mediante la interacción, se van configurando las representaciones generacionales de los sujetos y por ende sus relaciones comunicativas, atendiendo al contexto, el contenido y ética de la profesión, la empatía, la cooperación, como reflejo de la significación y las prácticas explicativas.
Todo esto, para el desarrollo social, desde la perspectiva que orientan los objetivos del milenio en materia de educación inclusiva, requiere de la concientización del docente en su gestión formativa, de su papel como generación portadora de experiencia y símbolos (producto de su representación generacional ajustada con la identidad generacional, la cultura y ética de la profesión), que al discurrir con intencionalidad, ejerce influencia en el estudiante, lo que deberá favorecer un reacomodo de su representación generacional desde la visión teleológica que orientan los modelos de la educación superior.
Siguiendo los juicios declarados, el proceso de formación inicial pedagógico como expresión de una multiplicidad de relaciones que suceden necesariamente, precisa atender, entre ellas, a la comunicación intergeneracional, entendida como el tipo de relación que permite legitimar operativamente su presencia en las relaciones comunicativas pedagógicas, sobre la base del conocimiento y reconocimiento de las generaciones interactuantes en los diferentes contextos, su comprensión consciente y sistematizada en las prácticas comunicativas formativas.
Por tanto, y en función de una práctica comunicativa propositiva, es preciso el reacomodo de las representaciones generacionales de los docentes, al considerar sus potencialidades para la atención a la dinámica formación-comunicación en su anclaje bidireccional e intencional pedagógico, y que esta se revierta en una relación docente-alumno signada por los requerimientos del modelo del profesional.
En el análisis, se parte de reconocer que a la movilización cognitivo-reflexiva intergeneracional como aquel proceso de activación de los recursos intelectuales y emocionales de los actores que intervienen en el proceso formativo pedagógico, es decir, que se estimulan los procesos autorreflexivos-reflexivos y la adquisición cognitiva, mediante la utilización en el acto comunicativo de las representaciones generacionales con sus códigos generacionales de pertenencia, los cuales expresan un contenido procedimental y actitudinal, atendiendo a lo que cada generación ha hecho suyo y que manifiesta su identidad con la época, vivencias, capacidad autorreflexiva y de orientación proyectiva de continuidad al futuro.
Lo anterior significa que para la estimulación de los procesos autorreflexivos-reflexivos, es preciso que los actores interioricen en el papel que ocupan a nivel de la cotidianidad formativa interactiva, la significación de su proyección y actuación generacional como manifestación de contradicción entre su autenticidad generacional, los símbolos que porta transfigurados de la realidad sociocultural, y su coherencia con la cultura y ética de la profesión, lo cual se revela en la autocrítica constructiva, como expresión de autonomía y compromiso con su formación como profesional de la educación.
Al expresarse lo anterior en la comunicación intergeneracional en la educación superior pedagógica, es tener en cuenta la activación de los aprendizajes de carácter humanistas, humanísticos, el contenido de la cultura, sus signos y símbolos transpuestos al contenido y cultura de la profesión, el empleo de los mismos como cualificador de la representación generacional manifiesta en su representación profesional, peldaños de la identidad con la profesión para la cual se forma.
Asimismo y en correspondencia con los esquemas comunicativos generacionales previos del estudiante, se puede garantizar un proceso que refleje cómo al accionar este, planifica, regula y moviliza su representación generacional, contentiva de los códigos generacionales identitarios, en correspondencia con la comprensión de lo generacional en la convergencia intergeneracional.
En tal sentido se debe valorar la movilización cognitivo-reflexiva intergeneracional como espacio generador de una dinámica de gestión formativa, donde ambos, docente y alumno, puedan orientarse desde posiciones autocríticas y crítico-reflexivas como generación de pertenencia, hacia posiciones generacionales de convergencia. Esto permitirá que organicen los recursos simbólicos y semánticos como parte de la adquisición cognitiva, transfigurada por las herramientas propias del contenido de la profesión que emplea el docente en su interacción comunicativa pedagógica.
De esta manera el alumno al analizar su portador generacional y fundirlo con el portador generacional del docente como referente, y viceversa, sepan explicarse y argumentar por qué activan determinadas actitudes comunicativas, qué mecanismos perceptuales y afectivos están incidiendo en el control de sus relaciones intergeneracionales, y qué lo motiva a colaborar en una dinámica contextual diversa.
Esta última idea se refuerza al considerar lo orientador expresión de cómo guiar la asimilación y comprensión de los códigos generacionales de pertenencia y referencia, la relación de lo afectivo y lo cognitivo que opera de lo intra a lo intergeneracional.
Para que sea efectiva la comunicación intergeneracional en la educación superior pedagógica, es necesario recurrir a la interacción empático consciente intergeneracional.  Este proceso, emerge de un modo no arbitrario, sino derivado de las experiencias en las relaciones intergeneracionales que se van construyendo en el conjunto de actividades formativas que se organizan y que distinguen a un grupo generacional de otro.
Por tanto, la correlación entre el carácter identitario generacional y la convergencia comunicativa intergeneracional manifiesta en la relación docente-alumno, como expresión de la acción comunicativa, permite reconocer de qué se apropia, y qué comprende el alumno de las experiencias generacionales que le aporta el grupo generacional del docente, y cómo las re-construye y las expresa. Por otro lado, cómo el docente reconoce las potencialidades de la generación de alumnos, y teniendo en cuenta el sistema de influencias que ejerce sobre la concientización en la reformulación cognitivo-procedimental y cognitivo-actitudinal, establece una dinámica intergeneracional como expresión de convergencia.
Dicho proceso en su significación bidireccional, tiene en cuenta el conocimiento de uno y del otro, es decir, la re-conversión empática, que refleja la dialéctica entre la concientización de la autorreflexión, la reflexión y la determinación cognitiva que estimula el docente, en función de la motivación, la asimilación y la aprehensión del contenido de la profesión por el alumno, expresada en la aceptación de las aportaciones generacionales del docente en la interacción comunicativa intergeneracional. 
No obstante, se precisa establecer una línea de reacomodo donde el respeto a la identidad generacional, expresa en relaciones de necesidad-libertad y entendidas como procesos de comprensión y significación, coadyuve a un diálogo reflexivo, democrático y transformador.
En este sentido es válida, para una comunicación intergeneracional inclusiva, distinguir que su eficacia y eficiencia formativa se obtiene cuando se domina su contradicción básica, es decir, la capacidad de orientarse en el otro, en sí mismo y en la tarea, y por último en el manejo de situaciones conflictivas intergeneracionales a través de la interacción comunicativa de igual naturaleza.
Es así que, el contenido de la comunicación intergeneracional permite que docentes y alumnos al interactuar, logren la apropiación de conceptos que generan expectativas acerca del significado que se va construyendo, y promueven inferencias sobre la información que se comparte. La adecuación de los significados de las experiencias cognitivas consensuadas dan cuenta que aquello que los docentes enseñan, habilita en una movilidad ascendente, la posibilidad para aprender de los alumnos las nuevas maneras de comprender el mundo desde su portador generacional.
El logro de una comunicación intergeneracional en la educación superior pedagógica, a tono con la necesidad global, requiere de la comprensión de las representaciones intergeneracionales. Es recurrir a la interpretación, asimilación, concientización y reformulación del andamiaje valorativo intra e intergeneracional, comprender los rasgos distintivos de las generaciones a través del diálogo intergeneracional, portador de significados intencionalmente transformados en el proceso formativo universitario.
La comprensión de la representación intergeneracional, está dada por ser una expresión interactiva de los actores de la comunicación. Dicha comprensión potencia desde las experiencias generacionales, la búsqueda del significado contextual-individual de las relaciones intergeneracionales, localización de acciones comunes y transpuestas de la representación generacional identitaria. Constituye una expresión subjetiva del contenido de la comunicación a partir de la realidad vivencial de los sujetos y el reconocimiento de la diversidad intergeneracional en el proceso formativo inicial.
La comprensión de la representación intergeneracional, se revela como un proceso de apropiación activa y constructiva de los saberes intergeneracionales, permitiendo la expresión de los mismos en el comportamiento durante las relaciones comunicativas pedagógicas docente y el alumno.
Dicha configuración, como síntesis, posibilita descubrir las causas objetivas de los hechos generacionales, el comportamiento situacional, los motivos del sobredimensionamiento de una actitud generacional alejada de la representación generacional identitaria que incide en los modos de actuación e identidad con la profesión. A su vez facilita la interpretación del sentido y significado de la experiencia generacional del docente y la ayuda que intencionalmente brinda como portador generacional.
Tal proceso considera fundamental para su repercusión, la conjunción de lo uno en el todo, y del todo en lo uno, como expresión de un tipo de comunicación hologramática. Esto conlleva a considerar el papel protagónico de los actores de la comunicación en la realidad formativa, poniendo en situaciones de relación el yo generacional, en el nosotros intergeneracional, en función de un nivel de esencialidad que les permite comprender: qué hace, para qué lo hace, por qué lo hace, cómo debe hacerlo y con qué recursos cuenta para hacerlo.
Ahora bien, en la comunicación intergeneracional en la educación superior pedagógica, su sistematización contextual, permite comprender el carácter continuo y consecutivo de la orientación, la colaboración, la movilización, la empatía, la comprensión, así como la apropiación y profundización en el contenido de la profesión, a partir de las relaciones intergeneracionales docente-alumno, con vista al desarrollo de su capacidad transformadora contextualizada y su socialización pertinente.
A partir de aquí, al reinterpretar las representaciones generacionales en el marco de las relaciones comunicativas que se establecen, sin quebrantar la identidad generacional, y estableciendo una sinergia entre el conflicto intra e intergeneracional, se propicia una conjunción interactiva, y por ende, el abandono de la brecha intergeneracional en función de la transposición dialógica de la representación generacional identitaria y espontánea, a las representaciones intergeneracionales formativas, su despliegue activo en la búsqueda de aprehensión del contenido de la profesión y su concreción en los modos de actuación e identidad profesional, orientadas en el modelo del profesional.
La comunicación intergeneracional en la educación superior pedagógica, que promueve el docente debe estimular un proceso consciente de toma de decisiones generacionales por parte del alumno, pero adecuado al intercambio intergeneracional, que con intencionalidad, exprese la dialéctica del qué al cómo y del cómo al qué. Además de permitir impulsar al alumno a una reflexión activa y consciente sobre la actitud que debe manifestar como futuro profesional de la educación.
Es decir, que a la capacidad de los actores de la comunicación para proyectar, construir y emitir sus mensajes se debe integrar la capacidad para gestionar la formación con intencionalidad desde la dinámica comunicativa intergeneracional.
Dicha gestión debe atender la instrumentación de los aprendizajes que emanan de las herramientas, producto de la cualidad orientadora-colaborativa del proceso; y la necesidad de tener en cuenta al otro en diversos sentidos, es decir, valorando las condiciones de reciprocidad resultado de la dinámica de la comunicación intergeneracional.
La gestión formativa intergeneracional, se orienta con un carácter dialógico-reflexivo, desde la planificación y ejecución de una lógica y racionalidad interconectiva; se proyecta como actividad transicional, transposicional y pactada, que desde la orientación-colaborativa en la dinámica comunicativa docente-alumno, permita la re-construcción de la representación intergeneracional formativa, e ir reevaluando y modificando las estrategias que se diseñan en/para el intercambio intergeneracional.
Para que las relaciones intergeneracionales docente-alumno, logren como fin trasmitir su intención comunicativa con efectividad, resulta fundamental establecer una asociación entre el conocimiento del contexto en que se desarrollan, y las potencialidades para su diseño con intencionalidad, permitiendo así una planificación adecuada, a partir de una interpretación congruente.
La gestión formativa intergeneracional, precisa de organizar las acciones, su ejecución y la creación de las condiciones para dar solución a los posibles conflictos intergeneracionales que se pueden derivar de las relaciones comunicativas de igual naturaleza.
Esta configuración posibilita analizar y comprobar el desarrollo del proceso, para la búsqueda del reacondicionamiento de la actividad cognitiva significante, además de establecer el rediseño estratégico formativo, lo cual implica un control sistemático de la orientación y la colaboración.
Los argumentos esgrimidos hasta aquí, permiten entender que la comunicación intergeneracional en la educación superior pedagógica, se convierte en un análisis necesario en el contexto formativo universitario. Tal reconocimiento requiere en su dinámica de un acercamiento desde un tipo de comunicación dialógico-reflexiva intergeneracional, reguladora de toda la actividad comunicativa que se desarrolla en los diferentes contextos de la formación a este nivel y su consiguiente inserción social.
CONCLUSIONES
La comunicación intergeneracional en la educación superior pedagógica, se debe reconocer como un proceso de retroalimentación-regulador, que permite, mediante la labor formativa del docente, que el alumno dirija, controle, valore, compruebe, a la vez que reoriente y reconstruya sus modos de actuación, así como los medios y procedimientos necesarios para alcanzar los propósitos formativos.
La comunicación intergeneracional en la educación superior pedagógica, es expresión de la identificación, construcción-deconstrucción de las implicaciones formativas de las relaciones intergeneracionales, pues implica direccionar la proyección y gestión con carácter intencional, seleccionar y organizar la información producto de la relación entre ambas; reconstruir las síntesis e interpretar las experiencias y las vivencias.
Este tipo de comunicación conduce a una adecuación de las prácticas universitarias en función del diseño de estrategias que organicen y coadyuven al cumplimientos de las metas para el desarrollo sostenible, donde las relaciones intergeneracionales en las condiciones del mundo actual pueden propiciar transformaciones sociales que trasciendan el escenario local de la educación superior pedagógica.
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* Facultad de Educación en Ciencias Sociales y Humanidades. Universidad de Oriente. Actividad que desarrolla: Jefa de la carrera Filosofía e Historia de la Universidad de Oriente.

** Facultad de Educación en Ciencias Sociales y Humanidades. Universidad de Oriente. Actividad que desarrolla: Profesor de Historia de América de la carrera Filosofía e Historia de la Universidad de Oriente.

1 El término representaciones sociales proviene desde Kant, quien la define como “…toda experiencia humana destinada a mejorar una acción colectiva”. Toulmin la define “como la práctica de un programa mental de un individuo, que se da por medio de la comprensión e internalización de la representación expresada por la sociedad, en este sentido el individuo es una copia de la sociedad a la cual pertenece”. Ambos autores circunscriben las representaciones sociales a la influencia de la acción social en el individuo soslayando la significación que le otorga la acción individualizada a la sociedad.

2 Según Vergara (2011), las características fundamentales de las representaciones sociales se pueden citar de manera esquemática, afirmando que siempre son la representación de un objeto o de una persona; tienen un carácter de imagen y la propiedad de intercambiar lo sensible y la idea, la percepción y el concepto; tienen un carácter simbólico y significante, un carácter constructivo y, finalmente, un carácter autónomo y creativo. Respecto a su anclaje, Jodelet (1986) resume sus funciones de la siguiente forma: función de interpretación de la realidad, función de integración de la novedad en un sistema preexistente de pensamiento grupal, función de orientación de las conductas y relaciones sociales (al comprender el objeto social desde una perspectiva particular del grupo, sus miembros saben cómo hay que actuar respecto a él).

3 El fenómeno de las representaciones sociales ha sido poco tratado en las Ciencias Pedagógicas. La representación es identificada en la Pedagogía con la categoría percepción en el desarrollo de la personalidad. En este particular la mayoría de las investigaciones pedagógicas en torno a las representaciones se circunscriben a la utilización de su instrumental para el desarrollo de diagnósticos.

4 Al respecto M. Kaplún, añade un cuarto modelo que enriquece la idea freiriana y que denominó: modelo que pone énfasis en los procesos culturales.


Recibido: 29/09/2016 Aceptado: 27/12/2016 Publicado: Diciembre de 2016

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