Diana Hernández Brito
Universidad de Pinar del Río, Cuba
dianahb@upr.edu.cuResumen. 
  El  sector agrario es fundamental dentro de la economía nacional, al tiempo que las  relaciones de producción agrarias (RPA) constituyen parte esencial de las  relaciones sociales de producción. La tradición teórica y práctica no ha  logrado  cubrir todos los vacíos e  incógnitas que se mantienen como un gran desafío a nuestra obra creadora. La  agricultura es un tema al cual muchas personas han dedicado su vida a  investigar, posibles soluciones en diferentes etapas son las que se han dado.  El tema se trata en este trabajo a través del enfoque básico de Carlos Marx, en  El Capital e Historia Crítica de la Teoría de la Plusvalía; los aportes  decisivos tanto teóricos como prácticos de V.I.Lenin y los trabajos  desarrollados en Cuba, especialmente haciendo referencia a autores posteriores  al triunfo de la Revolución Cubana de 1959. Un lugar importante lo desempeña el  análisis de la teoría marxista de la renta del suelo (absoluta y diferencial I  y II). Se verifica la aplicabilidad y vigencia teórica, metodológica,  conceptual e instrumental de las distintas concepciones de la renta del suelo  en su vínculo con las transformaciones fiscales inherentes a la actualización  del modelo económico cubano. 
  Palabras Claves.
  Relaciones,  Producción, Agrarias, Pensamiento, Cuba. 
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato: 
Diana Hernández Brito (2016): “Manifestaciones de la Renta del suelo marxista en las relaciones sociales de producción agraria en Cuba en condiciones de transición socialista”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (septiembre 2016). En línea: https://www.eumed.net/rev/caribe/2016/09/produccion.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/CARIBE-2016-09-produccion
Introducción. 
La  economía nacional está constituida por el conjunto de sectores de la producción  social que elaboran productos que exigen determinada base material y técnica,  conocimientos  profesionales y  experiencia de los participantes en la producción. En las primeras etapas de la  producción social,  la producción agropecuaria  era la principal actividad económica del hombre, posteriormente bajo la  influencia de la división social del trabajo, se convirtió en un sector de la  economía nacional. Aún en las condiciones actuales el sector agropecuario  continúa teniendo una importancia capital, debido a que suministra productos  alimenticios de origen vegetal y animal y materia prima para la industria,  ambos elementos imprescindibles para la vida humana. 
Existen  estudios previos sobre el tema de las RPA, pero aun consideramos insuficiente  la sistematización teórica de este tema, especialmente desde la óptica de la  economía política y la historia del pensamiento económico. Los primeros  referentes importantes en este tema estarían en la obra de William Petty,  Adam Smith, David Ricardo y especialmente los  Fisiócratas quienes consideraban la agricultura como única rama productiva de  la economía nacional. La doctrina económica marxista y leninista  realizan un análisis crítico de las RPA en el  sistema capitalista de producción, siendo esenciales las categorías Renta del  Suelo, Renta Diferencial I y II, Precio de la Tierra,  y especialmente Renta Absoluta del Suelo. Por  su parte Lenin avanza en la formulación de importantes criterios para su  análisis y despliegue real en una economía que construye el socialismo. 
En el  caso del pensamiento económico cubano existen figuras que analizan con  profundidad esta temática, tanto desde una posición académica, como desde una  posición de práctica histórica. Entre los autores tratados en este trabajo  aparecen  Antonio Guiteras, Fidel Castro,  Ernesto Che Guevara y Carlos Rafael Rodríguez. También asumimos como referentes  los trabajos de distinguidos profesores e investigadores cubanos como el caso  de Victor Figueroa Albelo, Anicia García, Armando Nova y Alfonso Casanova.  
     En la década de los años 90 se iniciaron una serie de  transformaciones financieras vinculadas al derecho económico que culminaron con  la reforma General del Sistema Tributario, cuya máxima expresión fue la Ley 73, establecida en el mes  de mayo de 1994 con el propósito de encomendar al gobierno medidas tendientes  al saneamiento financiero para la recuperación del país. En la actualidad se  modifica la Ley  73 de 1994, que no tenía en cuenta el impuesto sobre la utilización de la tierra,  y  tampoco el impuesto sobre las tierras ociosas,  en la misma se observan, implícitamente, elementos básicos de la  teoría marxista de la renta del suelo.
  Desarrollo.
Concepción marxista.
     En el  tomo III de su obra El Capital, Marx se dedica a estudiar con detalle las  relaciones agrarias capitalistas a través de la renta diferencial I y II y de  la renta absoluta, forma analizada por vez primera en la ciencia económica por  él. Se le reconoce el mérito de definir la  esencia capitalista de la renta del suelo como una de las formas de la  plusvalía. Realizó un análisis minucioso de la renta diferencial, desligándola  de toda relación con la llamada “ley de la fertilidad decreciente del  suelo”.  Demostró que la propiedad  agraria privada no es la causa de la formación de la renta diferencial. 
     La  propiedad agraria solo determina, en este caso, la apropiación por el  propietario de la tierra de esta parte de la ganancia. Marx estableció que en  el caso de la renta diferencial nos hallamos ante dos formas de monopolio de la  agricultura capitalista: monopolio de la propiedad privada sobre la tierra y  monopolio de la tierra como objeto de explotación.
     Dada  la existencia del monopolio de la tierra como objeto de explotación este se  manifestará en que las condiciones reguladoras de la magnitud de valor en el  sentido expuesto, se halla determinada por las condiciones de las peores  tierras en razón de fertilidad y situación: “Este monopolio proviene de la  limitación de la tierra, y por lo tanto inevitable en cualquier sociedad  capitalista”. (Colectivo de Autores, 2006: 440). 
     Por  otra parte, el monopolio de propiedad privada sobre la tierra explica el por  qué el terrateniente puede sustraer la renta diferencial al arrendatario, este  monopolio no es imprescindible para la sociedad capitalista ni  para la organización capitalista de la  agricultura, pues muchos burgueses han exigido la nacionalización de la tierra.  La propiedad agraria es la barrera que retiene en la agricultura los excedentes  de la plusvalía sobre la ganancia media y que surgen en ella merced a la  composición orgánica inferior del capital.  
     Marx  brinda la siguiente definición de renta diferencial: “Sólo devenga renta la  tierra que arroje un precio individual de producción inferior al precio de  producción regulador del mercado” A partir del monopolio de la tierra como  objeto de explotación (se debe a la limitación de la tierra) se materializan un  grupo de elementos que hacen brotar a la renta diferencial en cada tierra y  determinar los precios del cereal (trigo).
     Estos  son: las condiciones de producción en las peores tierras; la ganancia adicional  obtenida con la inversión de capital en las mejores tierras y la  inversión adicional productiva del capital.  “La existencia de la renta, tal y como se presenta en la superficie de las  cosas, aparece desglosada de las relaciones en que descansa y de todos los  eslabones intermedios. De este modo la tierra se presenta como la fuente de la  renta del suelo, el capital como la fuente de la ganancia y el trabajo como la  fuente del salario”. (Dobb, 1971:49). Y aquí deja claro que acompañada a la  renta, el trabajo y el capital son otras formas de expresión de plusvalía.
     Investigó  dos formas de la renta diferencial: la renta  diferencial I y la renta diferencial  II. La primera corresponde a un escalón inferior de desarrollo de las  fuerzas productivas, mientras que la segunda está relacionada con el incremento  de la agricultura intensiva, corresponde a un grado más elevado de desarrollo  de las fuerzas productivas en la agricultura capitalista.
     Con  respecto a la renta absoluta aportó una explicación científica de la misma,  relacionada con el monopolio de la propiedad privada sobre la tierra. Define  como renta absoluta: “La composición orgánica del capital social empleado en la  industria es más elevado que la empleada en la agricultura, esto se demuestra  en que el valor generado en la producción agropecuaria supera al precio de  producción que se genera en la industria; esta última supone la ganancia media  como reguladora de la acción y efectividad del capital”. De la diferencia entre  el valor de mercado de la producción agropecuaria y el precio de producción de  la industria surge la renta absoluta que pagan todas las tierras.
     Para  entender la diferencia que existe entre las tres formas de renta agraria vistas  por Marx, presentamos la siguiente tabla comparativa.  
     Marx encontró  las causas del incremento de la renta a medida que se desarrolla el  capitalismo, aportando una definición científica del precio de la tierra, y su  condición  por ser medio de producción  fundamental en la agricultura.  
     La suma de valor que supuestamente colocada en el banco a la tasa de interés  vigente rinde una suma de valor igual a la magnitud de la renta que devengaba  la tierra anualmente, es decir, renta capitalizada. 
     Marx  escribió: “Esta renta del suelo así capitalizada es la que constituye el precio  de compra o el valor de la tierra, categoría prima facie irracional como la del  precio del trabajo, toda vez que la tierra no es producto del trabajo, ni  puede, por tanto, tener un valor. Por otra parte, detrás de esta forma  irracional, se esconde una relación real de producción.” (Marx, 1973: 634  -635). Podríamos afirmar que lo que se compra con  el precio abonado no es en realidad la tierra, sino la renta que de ella se  obtiene, calculada al tipo normal de interés.
     Según  Marx, bajo dicha forma, hay una relación real de producción; adecuada y  correspondiente a las relaciones de producción capitalistas en la agricultura,  componente del mecanismo de funcionamiento y desarrollo de la esencia del  sistema; no obstante lo altamente contradictorio que pueda resultar el precio  de la tierra como forma económica. “El conflicto entre el precio de la tierra  como elemento del precio de costo para el productor y no elemento del precio de  producción para el producto (aun cuando la renta entre como factor determinante  en el precio del producto agrícola, la renta capitalizada que se desembolsa  para 20 años o más no contribuye en modo alguno a determinar ese precio) no es  sino una de las formas en que se manifiesta siempre la contradicción entre la  propiedad privada del suelo y la existencia de una agricultura racional con una  explotación normal de la tierra al servicio de la sociedad”. (Íbidem: 819)
     El  precio de la tierra expresa además contradicciones que se manifiestan entre la  existencia de una utilización de forma privada del suelo y la condición de la  agricultura como rama que satisface necesidades básicas de la sociedad, esto se  concreta en que la tierra es un capital fijo que no deprecia y por esto aparece  como precio de costo del productor, y no entra como precio de producción del  producto.
     Sin  dejar de obviar que la renta si influye en el precio de los productos  agrícolas. El precio de costo del producto no refleja los avances  científicos-técnicos que se emplean en la tierra para incrementar su  rendimiento. El precio de costo tampoco refleja el desgaste físico y maltratado  que sufre la tierra con las reiteradas inversiones adicionales de capital y  cosechas.
     Con el  precio de la tierra se limita esa acción depredadora, en cierta medida, pero  esta persiste por la existencia misma de la   propiedad privada que se ejerce sobre la tierra, por ser medio de  producción y espacio. Mediante las posibilidades del precio de la tierra y su  compra – venta se elimina para el propietario privado, de manera aparente, la  condición de ser un recurso limitado.
     El  precio de la tierra es una forma más avanzada para el sistema capitalista que  el pago del arriendo. Las contradicciones que contiene se materializan en la  contabilidad burguesa, cuando se define a la tierra como “activo fijo que no  deprecia”. Desde el punto de vista de su utilización para la extracción de  minerales, si se toma en cuenta la depreciación, denominada por ellos  “agotamiento”, pero es una limitación no tratar a la actividad agropecuaria  como un elemento que también agota a la tierra.
     Las  clases sociales que se destacaron en la época durante la investigación de Marx  fueron: obrero asalariado agrícola, el terrateniente como propietario de la  tierra, el capitalista arrendatario y el campesinado pobre, medio y rico. Sobre esta temática meditaba: “Desposeído de la tierra y de los instrumentos  de producción, el proletariado no tenía otra alternativa para ganarse el  sustento. Y aunque la obligación legal de trabajar sometido a otro había  desaparecido, subsistía la presión de las circunstancias en que se hallaba la  clase”.   (Dobb, 1971: 45). 
     Existen  un conjunto de formas económicas que se expresan  en la lucha de clases, existiendo una  contradicción entre el terrateniente, propietario de los medios de producción:  la tierra, y el capitalista arrendatario: “capitalista que invierte su capital  en la agricultura sin ser propietario de la tierra”. (Colectivo de Autores,  2006:436).  Para lograr el aumento de la  productividad en la agricultura, se necesita estimular el capital variable,  pues este se incrementa más rápido que el capital constante, y solo si se logra  un equilibrio entre estos factores se garantiza una eficiente producción. 
Las concepciones de V. I.  Lenin. 
     En el  año 1893-1894 Lenin escribe “Acerca de la llamada “cuestión” de los mercados”.  En este trabajo, Lenin demuestra el carácter capitalista de las relaciones  sociales de producción en Rusia, en un estado aún incipiente, específicamente  en la agricultura. Tal tarea no era no era únicamente académica, sino que  significaba la posibilidad de aplicar la doctrina científica y revolucionaria  del marxismo al caso concreto de Rusia. 
     El  campesinado de Rusia tuvo un aumento creciente de necesidades, por lo que la  Ley del incremento de necesidades se evidenció durante el desarrollo del  capitalismo que trajo inevitablemente como consecuencia la dilatación de  necesidades de toda la población. “El rápido desarrollo de la economía de  mercado y del capitalismo, en la época posterior a la Reforma, provocó también  la elevación del nivel de las necesidades del “campesinado”: los campesinos empezaron  a vivir más “limpios” (con respecto al vestido, la vivienda, etc.) Se concibió  la diferenciación entre el campesino de los lugares industriales que los  dedicados solamente a la agricultura y no afectados casi por el capitalismo”.  (Lenin, 1981: 106).
     En  síntesis ocurre un proceso de diferenciación en el campesinado agrícola en  burguesía y proletariado: “Si tomamos los campesinos agricultores, resulta que,  por un lado, hay campesinos que abandonan en masa la tierra, pierden la  independencia económica se convierten en proletarios, y, por otro lado,  campesinos que amplían constantemente la tierra de labor y mejoran su cultivo.  Por un lado, hay campesinos que pierden el inventario agrícola (ganado de labor  y aperos), y, por otro lado, campesinos que mejoran su inventario, comienzan a  adquirir máquinas, etc”. (Idem). 
     Se  podría decir que el campesino lleva al mercado su fuerza de trabajo, no su  producto, ocurre que el campesino tiene tanta pobreza que para mantener a su  familia necesita trabajar y no vende los productos que obtiene: “Tales  campesinos, para conseguir dinero, se dedican a las ocupaciones auxiliares”, es  decir, llevan al mercado no ya su producto, sino su fuerza de trabajo. La  dedicación a las ocupaciones auxiliares conduce, naturalmente, a la sucesiva  decadencia de la hacienda agrícola, y este campesino termina por entregar su  nadiel al campesino acomodado de la comunidad que engrosa su hacienda y, como  es comprensible, no consume el producto extraído del nadiel, sino que lo envía  al mercado”. (Íbidem: 127)
     Existe  un entrelazamiento de formas burguesas y formas feudales en la agricultura, que  se manifiesta en las formas de renta capitalista que  se vinculan con formas de renta  precapitalistas. El desarrollo burgués en la agricultura tuvo dos formas  clásicas en la primera fase del modo de producción capitalista, las grandes  haciendas de los terratenientes se transforman gradualmente en capitalistas o  en base de pequeñas haciendas campesinas que eliminen por vía revolucionaria  las formas feudales. La clase obrera debe realizar tareas revolucionarias que  le correspondan a la burguesía, pero se le ha convertido en imposible.
     Sobre  el tema Lenin escribió en su “Programa agrario de la socialdemocracia”,  específicamente a través de su posición frente a la nacionalización de la  tierra por el Estado burgués y su posibilidad real. “Por eso el burgués  radical… da un paso al frente y niega teóricamente la propiedad privada sobre  el suelo… Sin embargo, en la práctica siente flaquear su valor, pues sabe que  todo ataque a una forma de propiedad- a una de las formas de propiedad privada  sobre los medios de producción-, podría acarrear consecuencias muy delicadas  para la otra. Además, los propios burgueses se han ido convirtiendo también en  terratenientes”. (Colectivo de Autores, 2006: 454). 
     V. I.  Lenin, apoyándose en las enseñanzas de Marx y Engels, aún mucho antes del  triunfo de la Gran Revolución Socialista de Octubre estudió las vías para la  transformación socialista del sector agropecuario. 
     El  plan leninista de cooperativas consiste en la transformación socialista del  país mediante la incorporación voluntaria de las masas campesinas trabajadoras  al proceso de la construcción socialista   a través de las cooperativas. En estas organizaciones voluntarias se  conjugan los intereses personales del campesinado con los intereses de la  sociedad, fortaleciendo y desarrollando la alianza obrera campesina. Recomienda  todas las formas de cooperativas: de consumo, abastecimiento, venta y  de producción. Mostró que una vez que el  proletariado tomara el poder del Estado, el auge de las fuerzas productivas de  la agricultura se habrá vinculado a la transformación socialista de la  agricultura mediante la cooperación.
     Para  aumentar en proporciones considerables el capital invertido en la tierra, es  necesario inventar nuevas máquinas, crear nuevos sistemas de cultivos y nuevos  métodos para la cría de ganado, para el transporte de productos. Lenin siempre  fue un gran defensor de garantizar una base técnico material que aportara  rendimientos a la producción agrícola.
     Estas  ideas tuvieron una clara significación en la experiencia socialista cubana. En  este sentido señaló S. Séraev: “Al demostrar con rigor científico, que andando  el tiempo la producción agrícola será imposible sino se socializan las granjas  campesinas individuales y no se emplean la nueva maquinaria agrícola y otros  medios, consideraban que el paso a las grandes granjas cooperativas colectivas  no debe producirse por la fuerza, sino con el consenso de los pequeños  campesinos de participar voluntariamente en la cooperación”.  (Séraev, 1988: 9). 
     Durante  la elaboración del plan leninista de cooperación se observan dos etapas:
La  culminación del período de transformaciones en la agricultura de la URSS abrió  amplias posibilidades para el desarrollo de la economía socialista. 
     Lenin fue el teórico de la  Nueva Política Económica (N.E.P), que entra  en vigor en marzo de 1921, esta consistió esencialmente en incentivar a los  campesinos y a los obreros que tuvieran interés en integrarse a la producción,  en un ámbito institucional marcado por el predominio de las RMM, el mercado, el  dinero, e importantes niveles de descentralización. 
     Dentro del conjunto de medidas vinculadas  a estimular la producción agrícola se enumeran las siguientes: disminución de  los impuestos y permiso al campesino que tras el pago de sus respectivos  impuestos, pueda vender libremente a los mercados el resto de su cosecha; se  permite que las tierras puedan ser heredadas, y aunque se prohíbe la venta de  terrenos, estos pueden arrendarse; también se autoriza, aunque con  restricciones, el empleo de trabajadores asalariados.
     La N.E.P permitió a los campesinos vender  sus productos a precios elevados y las nuevas leyes le aseguraron la posesión  de sus tierras y el control de la inflación, de la cual habían sido sus  principales víctimas; en 1922 con la magnífica cosecha, se consigue incluso una  pequeña exportación, lo que demuestra las mejoras en las condiciones que no se  habían producido desde la revolución.
     Sin embargo, las desigualdades sociales  aumentan y los campesinos acomodados arriendan cada vez más tierras y  trabajadores; en 1927 el 6 % de las explotaciones disponen del 58 %  de los cereales y las explotaciones "pobres" tienden a desaparecer.  De este modo aparece una "Burguesía rural" que constituye una amenaza  para el régimen por sus distintas tendencias ideológicas y económicas. Lo que  manifiesta las diferencias sociales dentro del régimen socialista y constituye  a la vez un factor decisivo  del  rescabrajamiento del derrumbe del modelo socialista eurosoviético.
     Sobre el tema de la ley de la fertilidad  decreciente del suelo Lenin realiza la siguiente crítica: ”… Si las  sucesivas  inversiones de trabajo y de  capital en la tierra rindiesen no una cantidad cada vez menor de productos,  sino una cantidad igual, no tendría sentido extender el área cultivada; la  cantidad adicional de trigo podría producirse sobre la antigua superficie, por  pequeña que fuere, y la agricultura de todo el globo terrestre tendría cabida  en una sola deciatina”1 (Lenin, 1981: 105). Sobre las constantes inversiones de capital en la tierra y  la función de los avances de la ciencia y la técnica refiere: “Para aumentar en  proporciones considerables el capital invertido en la tierra, es necesario  inventar nuevas máquinas, crear nuevos sistemas de cultivo y nuevos métodos  para la cría de ganado, para el transporte de productos, etc.…”. (Íbidem: 106). 
     Sobre la característica limitada del suelo  expresa que esta presupone realmente el monopolio de la tierra, pero  considerada esta como objeto de explotación y no como objeto del derecho de  propiedad. Y al respecto plantea: “la limitación de la tierra es un fenómeno  general que imprime su sello inevitable sobre toda la agricultura capitalista.  (…) En todos los países capitalistas, todo propietario de capital puede  invertirlo hoy en la agricultura (comprando tierras o arrendándolas) con igual  o casi igual facilidad que en cualquier rama del comercio y la industria”. (Íbidem:  121).  Considera que el monopolio de la  propiedad privada de la tierra impide que el excedente que se obtiene en la  producción de los productos agrícolas, se incorpore completamente al proceso de  nivelación de la ganancia, y la renta absoluta surge del propio excedente.
     La propiedad de la tierra es un monopolio,  en virtud del cual el propietario exigirá al arrendatario también el pago del  arriendo por tales terrenos. Este pago es la renta absoluta, que no tiene  relación alguna con la distinta productividad de los diversos capitales  invertidos y dimana de la propiedad privada de la tierra.
     Si toda la tierra fuese privada, el  reflejo sobre la renta sería: Sobre la base de su derecho de propiedad, el  terrateniente cobrará al arrendatario la renta diferencial; como esta es el  superbeneficio por encima de la ganancia normal media, correspondiente al  capital y como existe la libre competencia en el sentido de la libertad de  invertir capitales en la agricultura, el terrateniente siempre hallará a un  arrendatario que se conforme con la ganancia media y le entregue el  superbeneficio. Por lo que la existencia del monopolio de propiedad privada del  terrateniente sirve para sustraer la renta al arrendatario.
  2. La  experiencia teórica del desarrollo de las RPA en cuba. Sus principales  exponentes.
La agricultura cubana ha transitado por  diversas etapas, acompañadas por los acontecimientos históricos nacionales y el  contexto internacional. Su evolución ha atravesado períodos inestables, en  algún momento el país contó con tierras fértiles para cultivar, pero el saqueo  español primero y luego la etapa de la neocolonia al cual fueron sometidos los  suelos cubanos, los llevó a ser por largo tiempo un país monoproductor.
     Según  datos del último censo agropecuario efectuado en Cuba, en el año 1946 existían  en el país 159 958 fincas que contaban con un área de 9 077 086 hectáreas.  La estructura de la tierra se caracterizó por altos niveles de concentración,  puede señalarse que mientras el 90% de las fincas solo poseía el 25% de las  tierras, el 10% alcanzaba el 75% del área. Más del 20% de las tierras estaban  ocupadas por fincas superiores a 5 000 hectáreas que  pertenecían a latifundios cañeros, agrupados en 114 fincas. En el año 1958,  un  total de 13 principales latifundios  azucareros norteamericanos poseían el 13% de las tierras del país.
     Los  latifundios cañeros eran producto del capitalismo moderno, el avance de la  técnica de producción azucarera y de los medios de transporte permitía el  desarrollo de grandes extensiones de caña, lo que requería gran cantidad de  braceros para las labores de cultivo, recolección y cosecha.
     Contrastando  con las grandes concentraciones de tierra, subsistía el minifundio, compuesto  por fincas de campesinos pobres, quienes eran denominados, en correspondencia  con su posición ante la tenencia de la tierra, en propietarios, arrendatarios,  subarrendatarios, aparceros (o partidarios) y precaristas. De este total un 36%  eran propietarios y el resto (64%) participaban de las diferentes formas de  tenencia.
     Esa  etapa de caracterizó por un alto nivel de concentración de la propiedad de la  tierra en manos de latifundistas nacionales y especialmente por monopolios, tan solo el 9.4% de los propietarios poseían  73.3% de la tierra del país. (Colectivo de Autores, 2009: 45). Las clases  sociales que se desarrollan: campesinos arrendatarios, subarrendatarios,  colonos, subcolonos, aparceros y precaristas (sin tierra que la explotaban bajo  esas formas); un alto nivel de proletarización   en el campo muy vinculado al tipo extensivo de la explotación agrícola y  un alto nivel de integración de la agricultura y la industria (agroindustria:  núcleo central de la economía cubana). 
     Al  mismo tiempo, “... la economía cubana se caracterizaba por ser una economía  monoproductora, monoexportadora y estructuralmente deformada. Las consecuencias  de la deformación de la estructura económica del país se acentuaban en las  condiciones de vida de la población, particularmente en la población campesina.  En ese período en la agricultura cubana se combinaban residuos semifeudales,  con modernidades de la sociedad contemporánea. Dentro de estos se encontraban  pagos con vales o bonos y la presencia de la guardia rural como órgano  represivo en los campos cubanos. Respecto a las modernidades se aplicaba el  salario, formas modernas de organización (agroindustria azucarera, arrocera) y  el empleo de recursos técnicos avanzados”. (Íbidem: 45). 
     Por  otro lado, los precios que recibía el productor agrícola, sobre todo el pequeño  productor, eran poco estimulantes, mientras que la cadena de intermediarios  obtenía la mayor proporción de valor durante el proceso de  comercialización.    
     En la  década de los años 50 la economía cubana, deformada como resultado de un largo  proceso histórico, se había convertido en suministrador de productos primarios,  fundamentalmente el azúcar y mercado de ventas principalmente de los productos  norteamericanos, no obstante continúa con condiciones favorables para la  producción de alimentos. Sin embargo, realizaba considerables importaciones con  una elevada vulnerabilidad alimentaria y alta dependencia del mercado  estadounidense. 
     La economía cubana giraba en torno a la agricultura, pero  el país estaba de espalda al drama campesino y del trabajador   agrícola.  La pupila oficial era indiferente ante la tragedia que vivían los agricultores  cubanos. La más despiadada miseria caracterizaba la vida de los hombres y  mujeres de nuestros campos.
     A  inicios del período de 1898-1934, el imperialismo norteamericano mediante la  exportación del capital impulsó y desarrolló el sistema de plantación  capitalista en Cuba; lo cual condujo a una rápida proletarización de la  población campesina y aunque no eliminó por completo las formas precapitalistas  en la agricultura- el sistema del colonato conservó en cierta medida estas  formas- arruinó al pequeño productor agrario o lo subordinó totalmente al  capital monopolista concentrado en la industria y en la agricultura,  desarrollando con ello un potencial revolucionario muy importante no solo en la  clase obrera agrícola, sino también en el campesinado. 
     En la  etapa de 1902-1959, se destacan un conjunto de acontecimientos históricos que  demuestran el carácter revolucionario de las transformaciones en la agricultura,  y que forman parte  esencial, más  adelante, de los hechos que se materializaron después del triunfo  revolucionario.
     Se  pueden mencionar el Tratado de Reciprocidad Comercial con Estados Unidos  de 1902 y 1903. Con estos, de manera  falsa,  se le permitía a Cuba  comercializar con el mercado norteamericano todo el azúcar que se producía en  nuestro país; esto cortaba todo intento cubano de diversificar la  industria nacional y la agricultura. 
     En  mayo de 1934 Antonio Guiteras inicia la organización “Joven Cuba”, la cual  constituye la primera muestra de proclamación de ideas socialistas en Cuba, en  el programa se define como idea central: “Para que la ordenación orgánica de Cuba en nación alcance estabilidad, precisa que el Estado  cubano se estructure conforme a los postulados del socialismo”. Se aclara que  “... al Estado socialista nos acercaremos por sucesivas etapas preparatorias.  Fijada la gran meta a la que dirigimos la marcha, nuestro programa debe  interpretarse como el trazado de la primera etapa”.  (García, 2009)
     Entre  los principales objetivos económicos del programa ideado por Guiteras  estaba la nacionalización de las riquezas del  subsuelo y la implantación de una reforma agraria. Para llevar a cabo esta  última medida se proponía crear un “Instituto agrario”. Igualmente se  proyectaba estimular la creación de cooperativas de agricultores. 
     En el  año 1953 Fidel escribe el Programa del Moncada, como continuidad del Programa  de la Joven Cuba  de Guiteras, y también expone el problema de la tierra y las posibles  soluciones con un matiz socialista: “Un gobierno revolucionario –sentenciaba–  después de asentar sobre sus parcelas con carácter de dueños a los cien mil  agricultores pequeños que hoy pagan rentas, procedería a concluir  definitivamente el problema de la tierra, primero: estableciendo como ordena la Constitución un  máximo de extensión para cada tipo de empresa agrícola y adquiriendo el exceso  por vía de expropiación, reivindicando las tierras usurpadas al Estado  desecando marismas y terrenos pantanosos, plantando enormes viveros y  reservando zonas para la repoblación forestal; segundo, repartiendo el resto  disponible entre las familias campesinas con preferencia a las más numerosas,  fomentando cooperativas de agricultores para la utilización común de equipos de  mucho costo, frigoríficos y una misma dirección profesional técnica en el  cultivo y la crianza y facilitando, por último, recursos, equipos, protección y  conocimientos útiles al campesinado”. (Estrada, 2005). 
     Posteriormente,  uno de los logros más importantes de la revolución sería la erradicación del  latifundio. Este punto aparecía incluido ya desde  la Constitución de la República de 1940. 
Nos  hacemos eco en este momento de la tesis de dos autores cubanos que plantean que  “En el período de tránsito del capitalismo al socialismo, la agricultura  integrada por agricultores pequeños, siguiendo el ejemplo de la ciudad,  tendrá que avanzar inevitablemente por el  camino del socialismo”. (Brooks y Lau)
     El  proceso de socialización de los medios de producción en la agricultura después  del triunfo revolucionario, implica un conjunto de medidas que demuestran el  carácter transitorio de la agricultura capitalista a una agricultura de tipo  socialista, dentro de los cuales se denotan dos etapas importantes2 , la  primera  etapa democrática-popular  que se desarrolla desde el 1 de enero de 1959  – octubre de 1960, donde se llevan a cabo las siguientes medidas: liquidación  de la propiedad terrateniente; nacionalización de las riquezas naturales, con  la intención de convertirla en pivote de desarrollo económico independiente del  país. En resumen se podría decir que las tareas de esta etapa estuvieron  vinculadas a la solución del problema agrario y campesino.
     La  Primera Ley de  Reforma Agraria, en mayo  de 1959 permitió pasar a manos del Estado una parte considerable  de las tierras que estaban en poder del  capital norteamericano, por lo que se elimina la propiedad terrateniente  latifundista. Se limitó la explotación latifundista  reduciéndose el campo de acción del  capitalismo en el agro y de sus formas de explotación. Además las tierras  pasaron al Estado para organizar granjas estatales  y cooperativas de un tipo especial,  permitiendo que se eliminara el arrendamiento, la aparcería y el precarismo en  el campo.
     Si nos remontamos en el pensamiento económico agrario del  Che se destaca su afirmación sobre  los  cambios en el sector agropecuario. Expresa que estos eran el fundamento para la  eliminación del monocultivo, y por tanto el paso a la sustitución de  importaciones de alimentos y materias primas para la industria nacional, al  plantear que la reforma agraria implicaba un “cambio institucional tal” que,  inmediatamente” se estaría a disposición de eliminar los frenos que habían  impedido”  desatar las fuerzas productivas en el país.  Definitivamente la diversificación agrícola se debía insertar en el programa de  desarrollo perspectivo, que en una primera fase debía producir un país agrario,  después agroindustrial y finalmente industrial agrario.
     Para continuar profundizando en las principales direcciones  sobre las que debía actuar en el camino de la independencia económica y la  construcción de la nueva sociedad cubana, a partir de la reforma agraria, el  Che los concibió en los términos siguientes:
          La   solución al problema agrario a través de la eliminación de los latifundios y la  explotación extensiva de los recursos agrícolas, lo que significaba  necesariamente la reforma agraria de tipo estructural.
          La  industrialización tomando en consideración la tradición productiva del país y  las necesidades de la complementación interna de la economía.
          La  política agraria e industrial encaminada a la diversificación de la  producción”. (Penichet, 2003)
     Posteriormente  se crea el  Instituto Nacional de la Reforma Agraria  (INRA), el 4 de junio de 1959. Atendió toda la ejecución de la reforma agraria,  la expropiación de los latifundios, el pago de indemnizaciones, la distribución  de las tierras entre los campesinos, la entrega de los títulos de propiedad, la  producción azucarera y la producción de otros cultivos y de la ganadería.   La Primera Ley  de Reforma Agraria y la creación del INRA marcaron las premisas socioeconómicas  para el surgimiento de un poderoso sector estatal de la economía.
   “Los elementos de partida para la formación de  la propiedad estatal en la economía agropecuaria en Cuba fueron el paso a manos  del Estado de las grandes granjas de tipo capitalistas de propietarios locales  y extranjeros y la organización en ellas de cooperativas cañeras, las cuales  fueron transformadas en granjas cañeras estatales y granjas del pueblo”. (Brooks  y Lau). 
     El  conjunto de nacionalizaciones respondían a las particularidades de la economía  agraria vigente en ese momento en Cuba: la economía de plantaciones era el  fundamento de la producción azucarera, la contradicción ingenio vs  suministradora de materias primas; la tierra fue entregada a quienes la  trabajaban, el proletariado agrícola no estaba ávido de tierra, sus  aspiraciones estaban vinculadas a las propias de la clase obrera: trabajo  asegurado, salarios decorosos, seguridad social y mejoramiento de sus  condiciones de vida y trabajo.
     Con la Primera  Ley de Reforma Agraria  se logra la liberación nacional del dominio  extranjero sobre la tierra y del modelo agrario burgués, como eje fundamental  del desarrollo agrario. La liberación del reforzamiento de la clase obrera  agrícola como fuerza productiva fundamental y portadora de los futuros cambios  de carácter socialista que sobrevendrían un tiempo después y muy rápidamente.  El reparto de las tierras a los campesinos que la trabajaban creó, por su lado,  las premisas para el reforzamiento de la alianza obrero-campesina en defensa de  las conquistas de liberación nacional y social alcanzadas.
     Según  uno de los más grandes economistas cubanos, Carlos Rafael Rodríguez,  la significación histórica de la Primera Ley de Reforma  Agraria consiste en que   “Fue una de las  contribuciones más importantes de Fidel Castro al proceso revolucionario  contemporáneo, el de entender a tiempo que en Cuba esa solución no era  inevitable y que existe en nuestro país circunstancias específicas que nos  permitían dar un salto audaz hacia formas de estatalización de la propiedad  agraria que nos acercaran mucho más al socialismo”. (Rodríguez, 1983)
     La  segunda etapa se denomina de transición del capitalismo al socialismo que  abarca el período de 1960-hasta la actualidad. La estructura de la economía  cubana en esta etapa es de tipo socialista bajo la forma estatal directa, tipo  capitalista, sobre todo en la agricultura y el comercio, y la pequeña economía  mercantil privada en la agricultura. Las cooperativas cañeras resultan  incapacitadas como forma organizativa en el paso  a la construcción socialista.
     En  agosto de 1962 se transforman las cooperativas cañeras en empresas estatales  agrícolas, los integrantes de estas cooperativas eran obreros agrícolas y no  pequeños propietarios. Solo perduran por dos años, de 1960 a 1962, por errores en  los métodos de dirección.
     En  octubre de 1963, la Segunda   Ley de Reforma Agraria   liquida la burguesía agraria, que en número alrededor de 10 000 poseían  cerca de 2 millones de hectárea de tierra. El sector estatal socialista en la  agricultura alcanzó el 70% del fondo de tierra nacional y el 60% de toda la tierra  laborable. Se aumentó la diversificación   de la producción y se produjo una especialización de desarrollo, lo que  dio lugar a una transformación de las cooperativas cañeras en granjas  agropecuarias estatales encargadas de suministrar la materia prima a los  centrales azucareros. 
     La  Segunda Reforma Agraria consolida las bases de la Primera Ley, y va más  allá hasta la eliminación de las clases sociales antagónicas, y logra  la ocupación de más del 40% de la tierra: “La Segunda Reforma  Agraria no iniciaba, desde luego, el proceso de socialización de la agricultura  cubana, sino que vino a consolidarlo y completarlo al eliminar de ella las  clases sociales antagónicas a la edificación socialista. El socialismo había  comenzado en la agricultura cubana a partir del momento en que el estado  revolucionario se trazaba un rumbo definitivamente. Desde entonces la propiedad  agrícola estatal, establecida como consecuencia de una Reforma Agraria  democrática – revolucionaria y antiimperialista, se convertía en propiedad  socialista sobre el 40% de la tierra”.  (Rodríguez,  1979:148 -149). 
Manifestaciones  de  las formas de Renta (Diferencial I y  II, Renta absoluta) en Cuba. Papel de la   Ley 113 del Sistema Tributario cubano.
     En la década de los años 90 se iniciaron una serie de  transformaciones financieras vinculadas al derecho económico que
     culminaron con la reforma General del Sistema Tributario, cuya máxima expresión  fue la Ley 73,  celebrada en el mes de mayo de 1994; con el propósito de encomendar al gobierno  medidas tendientes al saneamiento financiero para la recuperación del país.
     Dentro de las medidas valoradas se consideró la  implantación de un nuevo Sistema Tributario integral que tuviera en cuenta los  elementos indispensables de justicia social, para de esta forma proteger a las  capas de más bajos ingresos, estimular el trabajo y la producción, y contribuir  a la disminución del exceso de liquidez y por ende la inflación.
     Además se recomendó crear y fortalecer la cultura tributaria de la población.  De forma que permitiera comprender el pago de tributos al Estado como parte de  un deber social, todo lo cual fue sometido a la consulta de los parlamentos  obreros.
     El 5 de agosto de 1994 fue publicada en la gaceta oficial  la mencionada ley, que estableció su implantación de forma gradual y flexible.  Con el objetivo principal de aplicar tributos y principios generales sobre los  cuales se sustentara el sistema tributario de la República de Cuba.
     Su estructura impositiva está integrada por 11 impuestos, tres tasas y una  contribución.
     En la actualidad, desde que el país se enfrascara en la  actualización de su modelo, numerosas regulaciones pretenden allanar el camino  para revitalizar la marcha de la economía. A este empeño se suma también la Ley 113 del Sistema Tributario  que está llamada a respaldar la captación de mayores recursos financieros para  satisfacer los requerimientos de la sociedad, pilar inherente a un proyecto  social “con todos y para el bien de todos”.
     La nueva legislación prevé que el principio de generalidad  rija su aplicación y se combine con regímenes especiales y beneficios fiscales,  justificados por razones de política económica y social. Resulta interesante la  novedad de la Ley con respecto a la anterior en materia de RPA, resulta que en  aras de estimular las producciones agropecuarias, se estableció un régimen  especial, para el cual la carga tributaria será menor que en otras actividades  económicas. La Ley  del Sistema Tributario establece de manera general 19 impuestos, tres  contribuciones e igual número de tasas.
     Al aprobar este nuevo instrumento jurídico -cuya aplicación  se ha previsto de forma paulatina a partir de enero de 2013-, quedarán derogados  la Ley 73 de  1994, el Decreto-Ley 169 de 1997 y cerca de otras 200 regulaciones emitidas por  el Ministerio de Finanzas y Precios para normar la actividad tributaria en el  país. (Cubadebate,  2012). 
En el acápite que tratamos la teoría marxista sobre la  renta, se hace referencia a la Renta Diferencial I y II, ahora con esta nueva  ley se pone de manifiesto la misma, la tabla que aparece a continuación  establece los impuestos según la calidad de las tierras:
     La  existencia de las rentas se debe a que:
     a)  Proviene de las relaciones salariales en el campo y en la industria.
     b) El  régimen de propiedad existente en el agro es   del monopolio de una de las condiciones de la producción: la  tierra, cuya singularidad como medio de producción es ser irreproducible. 
     c)  Existen dos tipos de renta diferencial. La que se origina en la fertilidad del  suelo y la que es provocada por el aumento de la tecnología (en caso de  relaciones capitalistas puras en el agro).
     La  forma que adopta la Renta  diferencial I serìa: Constituye un ingreso neto adicional, fruto de un trabajo  más productivo en las tierras mejores por su fertilidad natural y por su  situación. Las empresas agrícolas que labran tierras más fértiles obtienen por  unidad de superficie cultivada más producción y con menos gastos en comparación  con las empresas que utilizan las tierras peores. Al realizar la producción a  precios únicos por zona, las empresas que disponen de las mejores tierras  obtienen un ingreso neto adicional: la renta diferencial I. 
     La Renta  diferencial II. La renta diferencial II constituye un ingreso neto adicional  obtenido por un aumento de la productividad del trabajo en las empresas  agrícolas de explotación más intensiva. Una parte de la renta diferencial  obtenida por las empresas agrícolas se destina a desarrollar su economía y a  estimular materialmente a los trabajadores. Otra parte pasa a disposición del  Estado -a través del sistema de precios por zonas y a través del impuesto de  utilidades para satisfacer las necesidades generales del país. 
     En el  caso de la Renta   Absoluta: Si existiese algún espacio de  pequeña propiedad privada sobre la  tierra y el campesino explota fuerza de  trabajo asalariada, habría condiciones necesarias para la existencia de la  renta absoluta, aunque quizás las condiciones suficientes estarían asociadas a  la existencia del mecanismo compensador de la competencia interramal que genera  la cuota de ganancia media mediante el precio de producción. En una economía  como la cubana tales mecanismos de la libre competencia capitalista no existen  y por tanto no logran formarse o al menos es prácticamente imposible captar la  renta absoluta del suelo. 
Conclusiones.
     El  estudio de las relaciones de producción agrarias, y del desarrollo del sector  agrícola en la economía nacional, ha sido una preocupación central de los  economistas a lo largo de la historia de la ciencia económica. La doctrina  económica marxista ocupó un amplio espacio de su desarrollo teórico en el  estudio de las relaciones de producción capitalistas que se tejen en el  contexto del sector agrario. Marx dilucidó la esencia explotadora de la  categoría económica  renta absoluta del  suelo, y conformó una concepción verdaderamente científica de estas relaciones  a partir del encuadre histórico de la propiedad territorial, la propiedad  privada y la teoría del valor trabajo. 
     La  concepción leninista se despliega en dos momentos fundamentales: un primer  momento que tiene como eje la  reflexión  teórica – académica donde desarrolla la concepción marxista y demuestra la  posibilidad del desarrollo del capitalismo en Rusia a partir de las relaciones  agrarias. Un segundo momento, donde el eje pasa a estar en consideraciones  políticas y prácticas en el contexto de la construcción socialista, donde los  planes de cooperativización y  su  fundamentación resultaron el principal aporte. 
     A  partir de las modificaciones en la actividad fiscal en el contexto de la  actualización del modelo económico cubano, se puede verificar la pertinencia  del análisis marxista – leninista en la comprensión de los fenómenos  socioeconómicos vinculados al sector agrario de la economía nacional. Estos  fundamentos deben ser más desarrollados aún en la gestión de este sector, y  avanzar en la formulación de las bases teóricas y metodológicas que permitan instrumentar  la captación de la renta absoluta del suelo, aun cuando sea mediante un  procedimiento de simulación económica. 
Referencias Bibliográficas.
* Licenciada en Economía (2011). Profesora Asistente de Economía Internacional. Departamento de Economía Global. Facultad de Ciencias Económicas. Universidad de Pinar del Río. Cuba. Actualmente cursa la maestría en Dirección. Investiga temas relacionados con el desarrollo de las relaciones de producción agrarias y su análisis desde la Economía Política, además del bienestar subjetivo enfocado desde las políticas públicas.
1 Medida rusa de superficie, equivalente a 1.0925 ha.
2 Estas dos etapas las define el autor Víctor Figueroa Albelo en: (Colectivo de autores, 2006).
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