CONFLUENCIAS: UN VERDE POR LA VIDA

Yumairys Candó Gámez (CV)


Resumen:


La estrecha relación hombre-naturaleza explica la fuerza del género paisajista, que con mayor o menor preponderancia, se hace notar en la historia de las artes plásticas. En Cuba el tema del medio ambiente se ha tratado desde los inicios de las artes plásticas, principalmente a través de la representación de la temática del paisaje. Ya sean reales o idealizados, el artista trasmite su sentir a favor de la naturaleza. En este intento raigal del artista cubano han sido válidas todas las soluciones empleadas. La presencia del paisaje en el arte contemporáneo resulta contradictoria a medida que se trata de otro concepto de paisaje y otro modo de enfrentarlo artísticamente. En el proyecto Confluencias participaron artistas aficionados y profesionales motivados por una temática común: el paisaje. En la década del 80 un grupo de artistas plásticos tuneros se propusieron aunar pintores, tanto de la Academia como empíricos, interesados en defender la temática del paisaje, con el objetivo de fortalecer un movimiento por entonces incipiente. El entorno rural, las ansias de creación y la existencia de un grupo de artistas plásticos interesados en la temática del paisaje, constituyeron la motivación esencial para el surgimiento del proyecto Confluencias. El objetivo fundamental fue rescatar y promover la temática del paisaje, hacer un paisaje más serio, alejado de las tendencias mercantilistas. Artistas de diferentes latitudes del país asistieron para demostrar que las posibilidades son infinitas y que  el paisaje todavía resiste nuevos replanteamientos para nuevas aprehensiones sensoriales. Concurrieron al evento artistas que desde la abstracción representan su visión del entorno; así de manos también el paisaje interpretativo y el tradicional. En las obras se aprecia toda esencia creadora al enfatizar el acercamiento a la naturaleza. Las obras resultantes de Confluencias son la evidencia del empeño para el beneplácito del pueblo, del sentir de un grupo de artistas que comparten en común su amor por la naturaleza

Palabras claves: medio ambiente, paisaje, artes plásticas

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De manera similar a la cultura, el arte es un fenómeno social complejo y multifacético. Puede verse indistintamente como reflejo o representación de la realidad, diversión o placer, sistema de signos o lenguaje específico, o incluso actividad laboral determinada de algunos hombres. La naturaleza, el medio natural, es objeto de representación desde que este existe.

El paisaje, como testigo y escenario del transcurso de la historia del hombre, ha sido fuente de inspiración para los artistas, bien porque sienten la necesidad de poseerlo, penetrar en su esencia o desentrañar sus misterios. La estrecha relación hombre-naturaleza explica la fuerza del género paisajista, que con mayor o menor preponderancia, se hace notar en la historia de las artes plásticas.

De esta forma el paisaje se manifiesta como representante dentro de las diversas corrientes que han sucedido en la historia de las artes, corrientes tan importantes que tuvieron influencia no solo en los países desarrollados; sino también en otros que de manera directa e indirecta recibieron estos cánones impuestos por el progreso.

En Cuba el tema del medio ambiente se ha tratado desde los inicios de las artes plásticas, principalmente a través de la representación de la temática del paisaje. Ya sean reales o idealizados, el artista trasmite su sentir a favor de la naturaleza. En la historia del arte pictórico insular, el paisaje estuvo siempre presente; primero a manos de extranjeros radicados o de paso por el archipiélago cubano, franceses y españoles, grabadores y pintores, de mayor o menor valía, pero sin dudas fueron obras que constituyeron un precedente ineludible. A partir de entonces surgen los primeros pintores cubanos, al margen o no de la academia. En sus inicios fue una simple representación del entorno físico, entendido como ente poético, visto con mirada aguda y gran sensibilidad. En este intento raigal del artista cubano han sido válidas todas las soluciones empleadas.

Este predominio exclusivo de la Academia se mantiene hasta 1925, en que la práctica cubana incorpora rápidamente los planteamientos del arte contemporáneo. Con estos representantes se observa ya la cubanía dentro de la pintura, para mostrar en ellas elementos identitarios, que alejado de las tendencias mantenidas por la Academia con paisajes europeos, se nutre de la luz y el colorido de los campos cubanos.1

La presencia del paisaje en el arte contemporáneo resulta contradictoria a medida que se trata de otro concepto de paisaje y otro modo de enfrentarlo artísticamente. El destino de tal manifestación confirma la validez de la dialéctica de los contrarios como fuente de desarrollo artístico, pues el mismo proceso que niega las fórmulas académicas e idealizantes del paisajismo, es el que afirma sus potencialidades estéticas y sentido sociocultural, pero desde un nivel cualitativo de la sensibilidad visual que supera, asimila y recrea los modos tradicionales de figuración, e inventa nuevas formas para reconstruir visualmente el impacto intelectual y emocional que provoca en el hombre una naturaleza cada vez más transformada por la cultura.

Si bien acontece así desde más de un siglo, hace solo unas décadas que el paisaje se convierte en un grito visceral que alerta, dice y conmueve, que cuanto la naturaleza ha creado de abrupto y salvaje, apacible y manso, sugestivo y misterioso, puede desaparecer.

La región oriental tiene una historia muy diversa dentro del trasunto pictórico, debido, entre otros elementos, al clima tan diverso que influye en el entorno y por tanto en la manera de recrearlo. 2 Al paisaje poéticamente transfigurado en la obra de estos pintores, se le otorga unidad y esencia con las montañas majestuosas, riachuelos que se representan en infinidad de tonos verdes, palmas soberbias, callejones estrechos, fachadas vetustas y techos rojizos. Imprimiéndole diversidad a las especificidades del lenguaje, técnicas empleadas, emociones que estremecen al artista ante el tema representado.

En Las Tunas las artes plásticas no se desarrollaron en esta medida, sin embargo en los momentos actuales, además de constituir una potencia en la escultura, existen exponentes de un alto nivel dentro de la paisajística. Es sede de eventos como La Plástica en Abril 3 y Paisaje y Décima Mural4 en los cuales los artistas tuneros han hecho debut con su profesionalidad y calidad técnica, obteniendo numerosos premios; ellos conjugan el soplo de la décima y la espinela con la energía de los campos.

De igual forma se contó con importantes escenarios plásticos, tal es el caso del proyecto Confluencias que celebraba un evento anual auspiciado por la Casa de la Cultura de Calixto, Majibacoa. En el proyecto participaron artistas aficionados y profesionales motivados por una temática común: el paisaje.

En la década del 80 un grupo de artistas plásticos tuneros se propusieron aunar pintores, tanto de la Academia como empíricos, interesados en defender la temática del paisaje, con el objetivo de fortalecer un movimiento por entonces incipiente. Tomaban una vista de la costa sur y después de crear las imágenes, confrontaban sus trabajos en busca de respuestas más enriquecedoras.

El entorno rural, las ansias de creación y la existencia de un grupo de artistas plásticos interesados en la temática del paisaje, constituyeron la motivación esencial para el surgimiento del proyecto Confluencias. Este se extendió al Puerto de Guayabal, El Cornito, El Cerro de Caisimú, hasta establecerse finalmente en Naranjo, poblado del municipio Majibacoa. Los encuentros permitieron perfeccionar las técnicas, asimilar otras soluciones plásticas, el acercamiento a la investigación; y todo ello contribuyó a que la tradición del paisajismo cubano (con exponentes como Tomás Sánchez, Menocal y los hermanos Chartrand, entre otros) se continuara desarrollando también en Las Tunas. De esta forma fue surgiendo el sentimiento de crear algo nuevo y de mayor trascendencia.

Cuando comienza el Período Especial este encuentro de artistas recesó, sobre todo por la escasez de recursos. Hasta que en 1999 se reunieron en El Cornito con la organización y motivación de Wilber Ortega  y deciden retomarlo, involucrando a varias personas. Se realizaron ferias de artesanía, talleres, impartieron conferencias, videos debates relacionados con la naturaleza y su cuidado. El objetivo fundamental fue rescatar y promover la temática del paisaje, hacer un paisaje más serio, alejado de las tendencias mercantilistas. Fue en el 2003 cuando se elaboró una metodología coherente que sustentaba el desarrollo del mismo.

En el año 2002 Confluencias comenzó a tener carácter regional desde Camagüey hasta Oriente. Luego se crearon espacios de confrontación e intercambio con artistas del municipio, la provincia y el país en general, lo que propició el perfeccionamiento del nivel técnico e intelectual de los artistas, e incrementó los valores estéticos de la población, a partir de las obras creadas con un sentido ecológico.

Luego de cinco ediciones y una prolongada pausa, Confluencias significó importante referencia a considerar por el auge paisajístico en los últimos años. Sin saberlo se estaba convirtiendo en un núcleo detonante que estimuló iniciativas en diferentes regiones del país y la capital. El proyecto propuso facilitar un espacio para que la paisajística cubana se alejara de la mortaja lamentable que había impuesto el mercado con hacedores de cursilerías baratas, que asocian el tema a un estereotipo kitsch o un producto de aeropuerto. Los momentos actuales imponen un reto en la estética moderna, el artista está directamente implicado en el centro de los acontecimientos, sin más opción que asumir las nuevas exigencias e integrar eslabones distantes y perdidos para forjar la tradición futura.

En ese espacio se dieron cita una serie de obras donde no faltó el ejercicio tradicional del paisaje y la síntesis que imponen otras corrientes que a veces adquieren diferentes denominaciones dentro del sistema de categoría de género. Artistas de diferentes latitudes del país asistieron para demostrar que las posibilidades son infinitas y que  el paisaje todavía resiste nuevos replanteamientos para nuevas aprehensiones sensoriales.

Los artistas participantes del evento contaban con un historial de presentaciones en diversos salones dentro y fuera del país; muchos incursionan en diversas técnicas y estilos, mientras otros se mantienen bajo una misma línea temática. Con sus obras trasmiten su sentir, destacándose características muy personales.

Sobresale la obra de un artista local que representó el pilar decisivo en este proyecto: Wilber Ortega Aldaya, graduado de la Escuela Provincial de artes Plástica de Las Tunas en 1993. Heredero y fundador de una forma de ver y sentir el paisaje muy peculiar, asume el tema de una manera onírica, despojado de todo prejuicio, mostrando lo real maravilloso del paisaje con palmares y brumas, el lánguido recodo de un río o la lluvia, y su patético desequilibrio. Cuando el tema lo requiere se trasmuta surrealista y nacen formas, atmósferas donde el hombre se mantiene como centro, esencia y visión cromática. El oficio se revela entonces no solo en el dominio  pictórico, sino en el diálogo agudo, abierto y directo con el espectador. Surgen entonces sus obras como una señal redentora por su doble carga estética-ecológica y sociocultural. El agua, símbolo acudido en su mundo pictórico, sobre todo con un mensaje de conservación ecológico, junto a la tierra corrompida por la sequía; y en otras ocasiones la enaltece entre maravillosos pasadizos cubanos. La bruma es recurrente, vistiendo bohíos, praderas, o solamente significando el amanecer.

Junto a él otros artistas se fueron formando, aunque bajo un sello diferente, tal es el caso de Alberto García, graduado de la Escuela Provincial de Artes Plásticas de Las Tunas, quien recompone el paisaje y lo dota de su vitalidad, con la rápida solución de planos, donde lo más importante es la síntesis de elementos y lo formal es siempre un juego de color a favor del mensaje. El agua es un elemento constante, con disímiles atributos.

Danis Montero, graduado en la Academia Provincial de Artes Plásticas José Joaquín Tejada en Santiago de Cuba, 1984 especialidad de pintura y dibujo. En 1992 culmina la Licenciatura en Historia del Arte. La crítica especializada ha ubicado sus pinturas dentro de lo más relevante en el panorama plástico  santiaguero y nacional. Una motivación esencial en su obra ha sido el tratamiento del paisaje, los campos cubanos o el entorno natural en general, con una preocupación y sensibilidad ambientalista.

 Otro de los creadores destacados es el joven artista Eduardo Rivera, egresado de la Escuela Elemental de Arte en Camagüey. En su pintura logra paisajes que se fragmentan y contorsionan, establecen un sutil juego visual, llama la atención, a los mecanismos y al vértigo de mirar, a la superposición de momentos propios en todos sus movimientos; busca precisamente la fugacidad del paisaje, algo que suponemos permanente. Manuel Olivera Álvarez, Moa, pintor y diseñador gráfico, se mueve con sus creaciones en la frontera de lo abstracto y lo figurativo, centrando su atención en la temática del paisaje, sobre todo marino; reviste sus obras con colores frescos, brillantes, los que utiliza con magistral habilidad.

Eduardo Peña, graduado de la Escuela de Artes Plásticas de Isla de la Juventud, toma elementos del paisaje, sus obras no están completas sin una hoja de Croto. Asimismo, otro participante fue el artista plástico Carlos Víctor Gutiérrez Sánchez, creador de paisajes tradicionales, realistas; y José Ángel Naranjo, paisajista autodidacto, artesano y artista, con influencia marcada por Ángel Collado, quién le enseñó el uso de la espátula. Su línea fundamental  es el paisaje, con énfasis en las miniaturas.

En el 2003 se celebró el V encuentro, caracterizado por la entrega de Premios al Paisaje Tradicional y al Paisaje Interpretativo,donde participaron reconocidos artistas nacionales, como Nelson Domínguez y Pedro Pablo Oliva. En esos años se contó con artistas que asumen la naturaleza como tema y llegan a ser abstractos y simbólicos, desempeñando el paisaje interpretativo o inteligente, y otra mayoría abordaban el paisaje convencional, todos interesados en reflejar la belleza de los campos cubanos. Participaron además artistas que no son paisajistas, sin embargo, en el evento hicieron eco de esta temática  dándole el matiz desde su forma de crear.

Algunos de los participantes opinan:

Confluencias ha sido el encuentro de mayor color y de formas del paisaje, ya sea académico o interpretativo; fue el sitio de los amigos conocidos y desconocidos, el sitio de experimentación y sobre todo una gran escuela. Confluencias estará siempre en mis sueños, yo pude tocar el alma, supe de amores e importancia, de problemas y de éxito, supe de soledad y compañía, del sabor de tantos cocteles, conferencias, exposiciones y los catálogos de excelente facturas, pues hay cosas que quisiera describir y el tiempo así es breve. Sugiero incrementar el tiempo destinado al intercambio de experiencias y a la discusión de los trabajos, para aprovechar el nivel de apreciación y capacidad de soluciones plásticas del paisaje. Entonces que se repita con igual o mejores éxitos Confluencias: ¡Viva el arte! (René Cordero Torres, artista plástico.)

El proyecto es una de las posibilidades concretas para intercambiar artistas de todos los lugares, así como la posibilidad de promover y extender a todo el país lo bueno de esta experiencia. Recomiendo resaltar las exposiciones y conferencias como medio indispensable y mantener las invitaciones de personalidades de la cultura nacional por lo que pueden aportar: prestigio y seriedad. (Eduardo Rivera Milanés, artista plástico.)

Es un taller importantísimo donde confluyen muchos y muy diversos estilos de los cuales todos nos nutrimos de nuevas ideas, conocimientos y deseos de seguir creando. Confluencia es una gran escuela para nosotros y es una forma de conocer artistas del país, unirnos y a la vez fortalecernos. Rogamos que el próximo año no se nos caiga este evento. (Carlos Rubén Beltrán, artista plástico.)

Mágicas ideas de defender la naturaleza a través del arte, que es preservar la vida, el hombre, el espíritu. Ojalá y sigan confluyendo en Majibacoa tantos deseos de crecer y amar. (José Luís Estrada, periodista de Juventud Rebelde.)

El proycto rescató el género paisaje, no de la forma tradicional, ambientando una escena o para causar solamente un placer estético, sino reflejando la naturaleza en toda su magnitud;  se asumió que el medioambiente no es solo flora y fauna, sino un complejo que abarca la naturaleza, la sociedad, el patrimonio histórico cultural, lo creado por la humanidad, la propia humanidad, y como elemento de gran importancia las relaciones sociales y la cultura. La visión del paisaje se ha ampliado a niveles superiores de interpretación, incluyendo su entendimiento como una “exploración de lo invisible.” Desde su génesis, Confluencias se propuso ofrecer una nueva apertura que recodifica los modelos gnoseológicos, valorativos y expresivos que inciden tanto en la concepción estética del paisaje como en los modos de percibir sensorialmente la naturaleza. Paisajes imperativos que no establecen ruptura con ninguna tipología icono-mimética o género en cuestión, atendiendo a técnicas y recursos expresivos que denotan riqueza y la fuerza expresiva de hoy en día. 

Concurrieron al evento artistas que desde la abstracción representan su visión del entorno; así de manos también el paisaje interpretativo y el tradicional. En las obras se aprecia toda esencia creadora al enfatizar el acercamiento a la naturaleza. Muestran al espectador el aspecto común que todos ven en el paisaje y otra visión de lo intangible, donde éste revela sus códigos ocultos, interpretados por exponentes de la provincia y otras regiones del país.

Apegado al lema es Un verde por la vida, Confluencias ha logró reunir y en ocasiones formar, artistas que enfocan la temática desde diferentes ópticas, abriendo el espectro visual, invitado a la investigación. Lo más novedoso es que cada pintor trajo una obra relacionada con la naturaleza, y con estos lienzos se conformaron exposiciones colectivas. La confrontación se desarrollaba en las márgenes del río Naranjo, donde los asistentes escogieron el caballete, así como el espacio a recrear, lo que facilitó el intercambio entre los artistas, entre estos y los críticos, especialistas, investigadores, periodistas y vecinos de la comunidad.

Las características del evento permitieron la interacción y retroalimentación de artistas y la comunidad, ya que el proceso creativo se mostró al aire libre. Los interesados tuvieron la posibilidad de cubrir sus dudas y conocer a creadores profesionales y aficionados, pero sí con una maestría considerable. Los vecinos participaron en talleres de apreciación, elevando su cultura artística, el gusto estético y conocimiento sobre temas medioambientales.

Confluencias significó una importante referencia a considerar por el creciente auge paisajístico en los últimos años. Convertido en un núcleo detonante que estimuló iniciativas en diferentes regiones del país y la capital. En el 2003 fraguó la Bienal de Paisaje que convoca la galería Víctor Manuel y el Salón Anual de Paisaje organizada la Acacia. Lo que evidencia su contribución al desarrollo de la cultura, no solo del municipio y la provincia, sino también a la cubana.

Esta orientación estética convocó a redimensionar el concepto de paisaje, cada vez con ideas más abierta, por lo que ha resultado la provincia digna de referencia en esta temática.

Sin embargo el proyecto se vio limitado por problemas en el alojamiento de los participantes, lo que afectó en algunas ocasiones la celebración de sus ediciones. Aunque  se mantiene el mismo interés por parte de los participantes persiste una la falta de atención por las las instituciones pertinentes. Así Eduardo Peña señaló: “no debemos dejar morir este proyecto cultural y por eso estamos aquí, y estaremos aquí”.

Por estas razones el interés ha disminuido y con ello la pérdida del evento anual, si tener en cuenta la relevancia que tiene para el desarrollo de las artes plásticas el paisaje en Cuba. Este proyecto se convierte indispensable para la creación artística del territorio, así también la variedad cultural que ha ofrecido.

Se propone la continuidad del proyecto Confluencias en un territorio que celebra las tradiciones para perpetuar esa noción de identidad imprescindible al cubano, en un momento favorable donde cada año se suman nuevos egresados del actual sistema de escuelas de arte y se pretende consolidar la masificación del hecho cultural. Las obras resultantes de Confluencias son la evidencia del empeño para el beneplácito del pueblo, del sentir de un grupo de artistas que comparten en común su amor por la naturaleza.

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1 El liderazgo indiscutible de la revuelta contra el academicismo pertenece a Víctor Manuel con sus paisajes fluviales. Luego de una exposición conjunta, donde participan Juan José Siere, Víctor Manuel y Antonio Gattorno, se inician en una época heroica para estos artistas, los ya citados además de Carlos Enríquez, pintor de forma sensual que se dedica a crear, en la pintura y en la prosa, lo que él mismo llamara un “romancero criollo”. A partir de entonces, los paisajes de Víctor Manuel, Abela, Carlos Enríquez y  Portocarrero, comparten un interés común: el acercamiento al paisaje en lo que puede tener de color y exuberancia vegetal, y de pobreza y miseria humanas. La gama cromática hiriente acompaña a la presencia, por primera vez, del interior del bohío, del arado primitivo y del campesino que adquiere un rostro definido. A los cambios formales que implican un enfoque distinto, una forma de ver diferente, se añade una búsqueda de elementos no tratados anteriormente. Por una parte la presencia del hombre domina la escena: su figura, su bohío, el camino que ha creado, el surco sembrado. Por otra, el color y la luz se ajustan más al clima tropical.

2 La expresión plástica del paisaje rural y urbano alcanza  un extraordinario virtuosismo: José Joaquín Tejada, José Bofill, Juan Emilio y Rodolfo Hernández Giro, Carlos Ramírez Guerra, Daniel Serra Bardué. Más jóvenes que estos, Antonio Ferrer Cabello, José Julián Aguilera Vicente, José Loreto Horrouitiner, Miguel Angle Botalón. Los más recientes Danis Montero Ortega, Hedí Ochoa Guzmán, entre otros.

3 La Plástica en Abril es el principal certamen de su tipo en la provincia y uno de los más prestigiosos de los que se realizan anualmente en el oriente cubano. Es una muestra con lo más actual de la plástica tunera y del arte cubano de estos tiempos.

4 Paisaje y Décima Mural es el salón nacional que tras el signo cucalambeano trae a la provincia creadores de todas partes de la geografía cubana.

 


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