Formación de capital y ciclos económicos
Una introducción al análisis macroeconómico

Adrián Osvaldo Ravier
 

 

El Proceso de Formación de Capital y la Teoría del Crecimiento Económico

El proceso en el marco social

El Crecimiento Secular

 

La tradición de la Escuela Austríaca de Economía explica que las causas del crecimiento económico deben originarse siempre en una variación de las realidades económicas subyacentes. Los avances tecnológicos y los aumentos de las disponibilidades de recursos, así como los cambios en las preferencias que favorecen el consumo futuro sobre el presente, afectan positivamente a la tasa de crecimiento de la economía.

Sin embargo Roger Garrison (2001, p. 93) presenta un nuevo enfoque al explicar que el “crecimiento secular” tendría lugar “sin que sea provocado por decisiones de políticas o por el avance tecnológico o por un cambio en las preferencias intertemporales. Por el contrario, la inversión bruta en curso es suficiente tanto para mantener el capital como para la acumulación del mismo”. (la cursiva es nuestra)

La Macroeconomía del Crecimiento Secular se describe en el siguiente gráfico, que muestra una configuración inicial, más dos períodos sucesivos.

 

Gráfico Nº 5 – La Macroeconomía del Crecimiento Secular

Explica Garrison (2001, p.94):

“Los desplazamientos hacia la derecha tanto en la oferta como en la demanda de fondos prestables son coherentes con la ausencia de cualquier cambio en la preferencia temporal. Los ahorradores ofrecen sumas crecientes de fondos prestables procedentes de sus aumentos de renta;  la comunidad empresarial demanda sumas crecientes de fondos prestables para mantener una estructura creciente y acomodar futuras demandas de bienes de consumo que están creciendo en proporción a las demandas actuales. Con los cambios en marcha en la oferta y la demanda de fondos prestables, el tipo de interés de equilibrio –que también se presenta como la tasa de rentabilidad del capital en el proceso- permanece constante.”

 

Y luego agrega (2001, p.95):

“El tipo de interés inalterado (...) se traduce en una pendiente de la hipotenusa también sin variación de los sucesivos triángulos hayekianos. El tipo de interés asigna los recursos productivos entre las etapas productivas, con lo que cambia el tamaño pero no el perfil intertemporal de la estructura productiva.”

 

Ahora bien, varios economistas Austríacos han planteado controversias contra esta Macroeconomía del “Crecimiento Secular”. Quien formuló un artículo al respecto es el profesor Joseph Salerno (2001), quien se pregunta: “¿Tiene el concepto de Crecimiento Secular un lugar en la Macroeconomía basada en el Capital?”.

Salerno (2001, p. 45) explica:

“Garrison’s characterization of secular growth thus implies that—all other things including technology equal—period after period, net investment can occur without a deliberate act of net saving”.[1]

 

La concepción de Garrison respecto del Crecimiento Secular es contradictoria con la tradición austríaca, o más específicamente con lo que Ludwig von Mises y Murray Rothbard denominaron “progressing economy” (economía progresiva). Creemos igualmente que este modelo termina siendo muy bien utilizado por Garrison, al representar gráficamente su modelo de crecimiento sustentable, basado en un cambio de las preferencias temporales. A continuación intentaremos ver cómo Garrison concilia su propio modelo con la tradición Austríaca.

 

1.3.5.2 El Crecimiento Sustentable basado en un descenso de la preferencia temporal

 

Este es el caso que hemos demostrado con el ejemplo de economía autística de Robinson Crusoe y que responde a la tradición austríaca o a los escritos de Mises, Hayek y Rothbard, entre otros. Es el proceso de formación de capital que puede deducirse praxeológicamente según hemos demostrado, y a su vez es el caso que detalla Jesús Huerta de Soto y sobre el cual hemos descrito las distintas fases del proceso de crecimiento económico. Queda ahora pasar a graficar el mismo y considerar cómo podemos incorporar el crecimiento secular de Garrison en esta representación.

La primer fase nos muestra que para los austriacos un crecimiento económico sostenible en el tiempo sólo puede ser originado por un aumento de ahorro voluntario. Como hemos visto, los ahorros surgen de las preferencias intertemporales de los participantes del mercado, quienes están dispuestos a renunciar al uso presente y al consumo de bienes y recursos para transferirlos a aquellos que desean utilizar dichos bienes y recursos en proceso de producción.

 

Veamos las consecuencias en el gráfico Nº 6:

 

Comencemos por analizar el mercado de fondos prestables. El ahorro voluntario adicional genera un aumento en la oferta de ahorros, lo cual se refleja en el desplazamiento de la curva de oferta desde S0 a S1. Esto representa nuevamente dos implicancias: por un lado, según vemos en el eje vertical, una baja en el tipo de interés y por otro, un incremento en el ahorro y la inversión, según se observa en el eje horizontal.

Respecto de la frontera de posibilidades de la producción se evidencia una modificación en la combinación de consumo-inversión en que los agentes prefieren asignar sus recursos. El incremento en el ahorro voluntario implica necesariamente una baja en el consumo presente. Pero a su vez, implica, por la identidad I=S que analizamos previamente, un incremento en la inversión.

Finalmente, observamos los efectos sobre la estructura intertemporal de la producción que ya hemos visto previamente. Por un lado, obtenemos la mencionada baja en el consumo presente, lo cual se refleja ahora en una contracción vertical (recordemos que el gráfico fue invertido) y por otro lado, tenemos mayores etapas de producción que se agregan al proceso productivo. Ahora esto se refleja como una expansión horizontal.

Pero el proceso no culmina allí. El gráfico Nº 7 muestra el proceso de inversión y formación de capital que se desarrolla en el largo plazo, como consecuencia del aumento en el ahorro voluntario del período inicial. Como podemos observar, el gráfico Nº 7 guarda consistencia con el análisis que realizamos previamente con el gráfico Nº 3 y que desarrollaba las consecuencias de largo plazo de un incremento en el ahorro voluntario.

Volviendo al gráfico Nº 7, podemos observar que el tipo de interés de mercado se ve reducido, como consecuencia del cambio en las preferencias temporales y el proceso de ahorro. Esto se refleja tanto en el mercado de fondos prestables como en la pendiente del “triángulo hayekiano”. A su vez, podemos afirmar aquí que esto es consistente con Rothbard (1962, p. 495) cuando explica:

“It is clear that a feature of the progressing economy must necessarily be a fall in the pure rate of interest. We have seen that in order for more capital to be invested, there must be a fall in the pure rate of interest, reflecting general declines in time preferences. If the pure rate remains the same, this is an indication that there will be no new investment or disinvestment, that time preferences are generally stable, and that the economy is stationary.”[2]

 

Gráfico Nº 7 – Modelo de Crecimiento Económico Austriaco II

 

El mismo Garrison (2001, pp.94-95) explica en el apartado destinado a su modelo de Crecimiento Secular que,

“Históricamente, el aumento de riqueza ha ido generalmente acompañado de una disminución de las preferencias temporales. Por consiguiente, las variaciones en la oferta de fondos prestables superarán a las variaciones en la demanda, provocando una caída del tipo de interés. Nuestro tratamiento del crecimiento secular se deriva de esta relación entre riqueza y preferencias temporales”.[3]

Y entonces ahora sí hay consistencia con la tradición Austríaca. Lo que a nuestro juicio es incorrecto es la forma en que Garrison define su “Crecimiento Secular”, donde se supone que la tecnología y las preferencias temporales permanecen constantes, e igualmente se alcanza un proceso de crecimiento económico, donde el ahorro y la inversión bruta serían suficientes para cubrir la depreciación de capital y además formar nuevo capital.

En esta última referencia a Garrison, él mismo explica que el “Crecimiento Secular” se da acompañado de una baja en la tasa de interés motivados por cambios en la preferencia temporal.

Para decirlo más claramente: Una vez que se produjo el ahorro voluntario y se utilizaron dichos “fondos prestables” en forma de inversión, la economía puede crecer por un determinado tiempo, amparado en dicho proceso de ahorro voluntario previo. Siguiendo la definición de Garrison, podemos afirmar que amparado en el ahorro voluntario inicial puede ocurrir, y de hecho ocurre siempre, que “la tasa de ahorro e inversión excede a la tasa de depreciación de capital”. Pero por supuesto esto no ocurre automáticamente. Siempre debe darse el proceso de ahorro e inversión neta inicial que desencadena el proceso.

Cabe finalmente una importante aclaración: el proceso de crecimiento no puede ser infinito y deberá terminar en algún momento. El capital invertido se irá depreciando e incluso para mantener el capital acumulado será necesario un proceso de ahorro e inversión bruta. En términos gráficos, una vez alcanzado el nuevo equilibrio, si la sociedad quiere seguir progresando, entonces será necesario ahorro neto, lo que significa un mayor ahorro que permita cubrir la depreciación del capital y a la vez formar nuevo capital.

Una vez más llegamos a la misma conclusión. Recordemos las palabras de Ludwig von Mises (1959, p. 53) en una de las seis conferencias que dictó en Buenos Aires en 1959:

“El motivo de que esos países subdesarrollados tengan un nivel de vida inferior, no radica en una inferioridad de obreros y empleados; no es tampoco incapacidad técnica de los empresarios. La diferencia se encuentra en la cantidad de capital disponible, más precisamente en la cuota per cápita de capital invertido.”

 

En conclusión, un aumento del ahorro voluntario, entendido como un cambio de las preferencias temporales orientadas hacia el futuro, termina generando un alargamiento en la estructura productiva, mayor inversión, mayor consumo, mayor salario real, un crecimiento económico sostenido, desarrollo y mayor bienestar. Este es el camino sano que el liberalismo predica para todos los países: un desarrollo cuya base se fundamente en un aumento de ahorro voluntario y no en una expansión crediticia artificial. Este último caso, es el que pasaremos a estudiar en la segunda parte del trabajo.

Sin embargo, debemos hacer un comentario previo. No existe ningún argumento praxeológico bajo el cual uno pueda sostener que el ahorro neto siempre será positivo y que la economía se hallará permanentemente en crecimiento. Lo mismo podemos decir en términos empíricos. Como destaca Hans Herman Hoppe en un pie de página previo, si bien la tendencia de la economía mundial a lo largo de los siglos ha sido consistente con ahorro y una baja en la tasa de interés, el crecimiento económico se ha visto interrumpido en ocasiones con siglos de tasas de interés crecientes. Algunos de los ejemplos que remarca este autor son la Revolución Francesa y las guerras de Napoleón entre el siglo XVI y XVII, y las dos guerras mundiales en el siglo XX.

De esta manera, Mises primero, y Rothbard después, consideran también el caso de una “Retrogressing economy” (economía regresiva) donde las preferencias temporales cambian, pero no orientadas hacia el futuro, sino hacia el presente.

En términos de Rothbard (1962, p. 483):

“the case of decreasing gross capital investment is defined as a retrogressing economy”.[4]

 

La economía en este sentido puede experimentar, incluso bajo un modelo de economía pura de mercado, un proceso regresivo de crecimiento económico. Bajo el análisis introducido previamente, no obtendremos dificultades para analizar cómo sería este caso. Como correctamente explica Ludwig von Mises (1949, p. 362) “todo lo dicho acerca de la economía progresiva, mutatis mutandis, puede predicarse de la economía regresiva, es decir, aquella en la que la cuota per cápita de capital invertido va disminuyendo. En una economía de este tipo, el total de las pérdidas empresariales excede al conjunto de las ganancias”.

Y consideramos que aquí no es necesario introducir el análisis gráfico nuevamente. Es suficiente con comprender que partiendo del gráfico Nº 4, para visualizar una economía regresiva, simplemente habría que mover todas los componentes de cada eje en sentido contrario al que se puede visualizar con el gráfico Nº 6. Analíticamente, debemos comprender que ante un cambio en la preferencia temporal orientada hacia el presente, las valuaciones subjetivas de los sujetos actuantes, llevará la tasa de interés hacia arriba, disminuyendo el ahorro y la inversión. En el corto plazo el consumo se verá incrementado, pero simultáneamente la estructura intertemporal de la producción se acortará, provocando como consecuencia un menor consumo en el largo plazo.

De nuevo y ahora sí como conclusión final del apartado, es necesario comprender que el único crecimiento económico sustentable es aquel que se apoya sobre un aumento en el ahorro voluntario. Y lo único que los economistas podemos afirmar respecto de este punto es que el ahorro será mayor cuando se preserve un marco institucional que resguarde los derechos de la persona, cuando exista respeto por las autonomías individuales y su propiedad, cuando las reglas de juego sean claras y estables y/o cuando se respete la seguridad jurídica.

Tomemos por caso la comparación entre Estados Unidos y Argentina. Como se dijo previamente, la única razón por la cual el nivel de vida es mayor en Norteamérica que en Argentina, es que en el primer caso el ahorro y la consiguiente acumulación de capital ha sido mayor. La única causa de esta diferencia, es que Estados Unidos ha logrado crear un marco institucional más acorde con la propiedad y las autonomías individuales, que el creado por la propia Argentina.

 


 


[1] Traducido al español: “La caracterización de Garrison de Crecimiento Secular, implica que –todas las demás cosas, incluyendo tecnología iguales- período tras período, la inversión neta puede ocurrir sin un deliberado acto de ahorro  neto.”

Invitamos al lector a dirigirse al artículo del profesor Joseph Salerno, quien presenta un ejemplo de economía robinsoniana para demostrar la inconsistencia del “crecimiento secular” de Garrison con el enfoque austríaco.

[2] Esto puede ser traducido de la siguiente forma: “Está claro que un rasgo de la economía progresiva, necesariamente debe ser una caída en el tipo de interés puro. Hemos visto que para que más capital sea invertido, debe haber una caída en el tipo de interés puro, reflejando los declives generales en la preferencia temporal. Si los tipos de interés puros permanecen igual, ésta es una señal de que no habrá ninguna nueva inversión o desinversión, que la preferencia temporal será generalmente estable, y que la economía es estacionaria.”

[3] Respecto del descenso de la preferencia temporal y el tipo de interés puro resultará interesante el análisis empírico de Hans Herman Hoppe en “The political economy of monarchy and democracy, and the idea of a natural order” (1995, p. 111), donde hace una referencia al trabajo de Sidney Homer titulado “History of Interest Rate” (1963, pp. 557-558), explicando: “In fact, a tendency toward falling interest rates characterizes mankind’s suprasecular trend of development. Minimum interest rates on ‘normal safe loans’ were around 16 percent at the beginning of Greek financial history in the sixth century B.C., and fell to 6 percent during the Hellenistic period. In Rome, minimum interest rates fell from more than 8 percent during the earliest period of the Republic to 4 percent during the first century of the Empire. In 13th century Europe, the lowest interest rates on ‘safe’ loans were 8 percent. In the 14th century they came down to about 5 percent. In the 15th century they fell to 4 percent. In the 17th century they went down to 3 percent. And at the end of the 19th century minimum interest rates had further declined to less than 2.5 percent. This trend was by no means smooth. It was frequently interrupted by periods, sometimes as long as centuries, of rising interest rates. However, such periods were associated with major wars and revolutions such as the Hundred Years’ War during the 14th century, the Wars of Religion from the late 16th to the early 17th century, the American and French Revolutions and the Napoleonic Wars from the late 18th to the early 19th century, and the two World Wars in the 20th century. Furthermore, whereas high or rising minimum interest rates indicate periods of generally low or declining living standards, the overriding opposite tendency toward low and falling interest rates reflects mankind’s over-all progress its advance from barbarism to civilization. Specifically, the trend toward lower interest rates reflects the rise of the Western World, its peoples’ increasing prosperity, farsightedness, intelligence, and moral strength, and the unparalleled height of 19th-century European civilization.”

[4] Traducido al español: “El caso de un decrecimiento en la inversión de capital bruta, es definido como una economía regresiva.”


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