Formación de capital y ciclos económicos
Una introducción al análisis macroeconómico

Adrián Osvaldo Ravier
 

 

 

El Proceso de Formación de Capital y la Teoría del Crecimiento Económico

 

El proceso en el marco social

 

El sencillo ejemplo de Robinson Crusoe representa un paso intermedio para pasar a considerar el proceso en el marco social. Mientras que Eugen Böhm Bawerk destacaba a finales del siglo XIX la naturaleza temporal del proceso productivo, sosteniendo que éste añade valor a los recursos porque toma tiempo, Mises (1912 y 1949) y Hayek (1931; 1941) añadían a este esquema la idea de que el capital físico no es homogéneo, sino que está compuesto por un conjunto de factores de producción altamente desagregado y especializado. Si bien las diferencias entre un caso y otro son claras, veremos que el concepto de tasa de interés y sus relaciones con el ahorro, la inversión y la formación de capital son las mismas. Esto es, la producción de bienes de capital en el marco social también se produce por medio de la inversión, la cual sólo puede surgir de ahorro previo.

Al analizar una economía moderna uno observa que a diferencia de lo que ocurría con Robinson Crusoe, la estructura de los procesos productivos es complicadísima y, desde el punto de vista temporal, enormemente prolongada. Está constituida por una multitud de etapas, todas ellas interrelacionadas entre sí y divididas en múltiples subprocesos que se desarrollan en los innumerables proyectos de acción que son continuamente emprendidos por los seres humanos.

Veremos a continuación algunos puntos importantes sobre la tasa de interés que surgen al traspasar el análisis a una sociedad moderna.

 

1.3.1 - La tasa de interés bruta o de mercado

 

Como vimos anteriormente la tasa de interés debe reflejar la preferencia temporal de los individuos. A su vez, como se ha dicho este es un factor subjetivo, lo cual implica que encontraremos en el mercado individuos con preferencia temporal muy baja, y otros con preferencia temporal muy alta. Individuos que estén dispuestos a renunciar a consumo presente por un valor adicional en el futuro, y otros que preferirán ofrecer un valor adicional en el futuro a cambio de incrementar el consumo presente. De esta manera, los individuos, dotados de una preferencia temporal distinta y cambiante provocarán múltiples oportunidades para efectuar intercambios mutuamente beneficiosos. Como bien señala Jesús Huerta de Soto (1998, 224):

“El propio ímpetu y perspicacia de la función empresarial lleva a que en la sociedad tienda a determinarse un precio de mercado de los bienes presentes en relación con los bienes futuros. Pues bien, denominaremos tasa o tipo de interés al precio de mercado de los bienes presentes en función de los bienes futuros. Dado que en el mercado muchas acciones se llevan a cabo utilizando dinero como medio de intercambio generalmente aceptado, el tipo de interés viene establecido como el precio que hay que pagar para obtener un número de unidades que habrá que devolver a cambio, transcurrido el plazo o período prefijado de tiempo. Con carácter general, y por razones consuetudinarias, este precio se establece en términos de tanto por ciento al año. Así, por ejemplo, si se habla de que el tipo de interés es del 9 por ciento, se quiere indicar que las transacciones en el mercado se efectuarán de tal manera que es posible obtener hoy 100 unidades monetarias de inmediato (bien presente) a cambio de comprometerse a entregar 109 unidades monetarias dentro de un año (bien futuro)”;

 

Ahora, la tasa de interés de mercado, o como la denominó Ludwig von Mises tasa de interés bruta, difiere del interés originario. La tasa de interés de mercado no sólo refleja la preferencia temporal de los individuos que interactúan en sociedad sino también otros dos factores: por un lado la prima de riesgo que corresponde a la operación en cuestión y por otro, una prima por la inflación o deflación esperada, es decir, por la disminución o incremento esperado en el poder adquisitivo de la unidad monetaria en la que se efectúan y calculan las transacciones entre bienes presentes y bienes futuros.

Sobre estos dos factores Ludwig von Mises (1949, p.640) sostiene:

“Los tipos de interés del mercado sobre los préstamos no son tipos de interés puros. Entre los componentes  que contribuyen a su determinación hay elementos que no son interés. El prestamista es siempre empresario. Toda concesión de crédito es una acción empresarial especulativa cuyo futuro resultado –favorable o adverso- es siempre incierto. Quien presta dinero a otro sabe que puede perder todo o parte del principal. Y este riesgo condiciona las estipulaciones contractuales”;

 

Y luego agrega (1949, p.639),

“El tipo final de interés originario hacia el cual el sistema tiende, variada la relación monetaria, no es ya el mismo hacia el que anteriormente apuntaba. Vemos pues, cómo la propia fuerza del dinero tiene poder bastante para provocar cambios permanentes en el tipo final del interés originario y en el tipo del interés neutro”;

 

Sobre este último punto ahondaremos más adelante. Sin embargo debemos resaltar por el momento la función que la tasa de interés juega como coordinadora de las acciones de consumidores, ahorradores y productores en una sociedad moderna. Nuevamente Mises (1949, p.649) señala:

“La cuantía del interés le dice (al hombre de negocios) hasta qué punto puede detraer factores de producción de la atención de necesidades más próximas y destinarlos a proveer otras temporalmente más remotas. La indica cuál será el período de producción que en cada caso se ajusta efectivamente al diferente valor que la gente otorga a los bienes presentes con respecto a los futuros. Le prohíbe lanzarse a empresas que no se compaginen con las limitadas existencias de bienes de capital efectivamente ahorradas por la gente”;

 

De esta manera podemos afirmar que la tasa o tipo de interés representa una variable fundamental en el cálculo del emprendedor en cuanto a las inversiones que realizará. Lo mismo ocurre con los precios de los factores materiales de producción, los salarios y los futuros precios de venta de los productos. El resultado del cálculo económico de estas variables es lo que indica al hombre de negocios qué operación es rentable y cuál no. Provee información respecto de las inversiones que conviene realizar dada la razón entre el valor que el público otorga a los bienes presentes y futuros. Le obliga a acomodar sus acciones a esta valoración. Le desaconseja embarcarse en proyectos cuya realización desaprobarían los consumidores por el largo período de espera que precisarían. Le fuerza a emplear los bienes de capital existentes del mejor modo posible para satisfacer las necesidades más acuciantes de la gente.

Pero veamos el siguiente gráfico,

 

La pirámide representa proyectos de inversión. Si nos dirigimos hacia la base de la misma encontramos una enorme cantidad de proyectos que reciben una baja rentabilidad. Si nos dirigimos hacia la punta de la misma, encontramos algunos pocos proyectos con muy alta rentabilidad. Como se ha dicho la tasa de interés bruta o de mercado es esencial para el cálculo económico que lleva adelante el emprendedor. En la medida que la tasa de interés de mercado esté ubicada por ejemplo en un 15 % el capitalista sólo invertirá su capital en aquellos proyectos que le brinden una rentabilidad mayor a 15 %, esto es todos aquellos proyectos que estén por encima de la recta i1. Esto es justamente por el costo de oportunidad que representa dicha tasa de interés.

Por su parte, si la  tasa de interés de mercado está ubicada por ejemplo en un 4 %, ahora el capitalista podrá invertir su capital en todos los proyectos de inversión cuya rentabilidad sea mayor al 4 %, esto es todos aquellos proyectos que estén por encima de la recta i2.

La conclusión que obtenemos de este análisis es que una tasa de interés bruta o de mercado baja promueve una mayor inversión dado que un número más grande de proyectos se vuelven rentables. Justamente es este análisis el que llevan adelante una enorme cantidad de economistas cuando proponen disminuir artificialmente la tasa de interés. Cabe aclarar aquí, que al decir “artificialmente” queremos decir que la menor tasa de interés bruta no es fruto de una preferencia temporal que postergue el consumo presente para permitir producir bienes más alejados del consumo, sino que la disminución se produce como consecuencia de expandir el crédito con emisión monetaria, o bien a través del multiplicador bancario que opera en un sistema de reserva fraccionaria. Más adelante veremos las consecuencias de esta política.


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