ANÁLISIS DE LA ESTRUCTURA ECONÓMICA DEL AREA METROPOLITANA CENTRO OCCIDENTE Y DEL MUNICIPIO DE PEREIRA
BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

POBREZA, INSERCIÓN PRECARIA Y ECONOMÍA POPULAR EN RISARALDA

Mario Alberto Gaviria Ríos
Hedmann Alberto Sierra Sierra

 

 

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PARTE I: CONTEXTO

CAPÍTULO I. CONTEXTO ECONÓMICO

ANÁLISIS DE LA ESTRUCTURA ECONÓMICA DEL AREA METROPOLITANA CENTRO OCCIDENTE Y DEL MUNICIPIO DE PEREIRA

Hedmann Alberto Sierra Sierra y Gerardo Antonio Buchelli Lozano

En general, los trabajos sobre comportamiento y estructura de la economía hacen referencia al nivel nacional, mientras que los de carácter regional y municipal son escasos . Este estudio en particular, que hace parte de un trabajo más amplio elaborado por el grupo de investigación “Crecimiento económico y desarrollo”, se aborda con el propósito de describir los principales elementos que determinan la estructura económica del Área Metropolitana Centro Occidente (AMCO) y del Municipio de Pereira.

Desde principios de los años 90, el comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB) Nacional ha venido presentando un bajo dinamismo hasta llegar a 1998 y 1999, donde se registraron las disminuciones más notorias como se aprecia en el gráfico 1. El descenso puede estar explicado por el comportamiento de variables como la disminución de la demanda agregada, el deterioro de los precios internacionales del café, los incrementos en las tasas de desempleo y la desaceleración en el nivel de construcción, entre otros.

De otro lado, el PIB municipal creció, en promedio, a tasas del 3.84% durante el periodo 1990 – 2002; de continuar con este desempeño el municipio de Pereira requerirá aproximadamente de 14 años para duplicar su PIB, en tanto que Colombia necesitará de 20 años para lograr el mismo objetivo, suponiendo estabilidad en el crecimiento del 2.7% según el promedio en el período de análisis. Sin embargo, el crecimiento colombiano presenta una mayor estabilidad, ya que la volatilidad en las tasas de crecimiento es del 2.98%, frente al 5.12% reflejada por estas a nivel municipal (cuadro No. 1). Al revisar el panorama que ofrece la economía del Área Metropolitana de Centro Occidente no se observan grandes diferencias frente al panorama municipal, en tanto el PIB en pesos constantes de 1994 de esta entidad territorial alcanzó en el 2003 un valor de $1.04 billones y su tasa de crecimiento anual promedio entre 1990 y 2003 fue del 3.6%; es decir, si se mantiene ese ritmo de crecimiento se requerirán cerca de 18 años para duplicar su PIB.

Gráfico No 1: Dinámica comparativa del comportamiento del Producto interno Bruto

Una comparación con la evolución del PIB del país en el mismo período permite observar ciertas diferencias de comportamiento. De un lado, aunque el crecimiento promedio de la economía del AMCO fue mayor en un punto porcentual a la de la economía nacional, su comportamiento observó una dinámica menos estable. En el gráfico 2 se percibe esa situación al constatarse la presencia de variaciones bruscas en la dinámica de crecimiento, por lo que la desviación estándar de la tasa de crecimiento del PIB del AMCO es 4.2 mientras que ese indicador es del 2.98 para el PIB nacional.

Cuadro No 1: Crecimiento promedio del producto interno bruto

Por su parte, el ingreso per cápita nacional muestra una relativa estabilidad en su comportamiento con una tendencia continua de disminución hasta el año 2000, producto de la gran contracción en la demanda registrada en 1998-1999, la cual se revierte a partir del 2001 debido a que comienza un período de credibilidad en el gobierno nacional explicado por mejores expectativas de los agentes económicos, disminución en las tasa de interés real, el notable incremento en los flujos de remesas y un incremento en la inversión privada.

En el ámbito regional y municipal, el comportamiento del PIB per cápita muestra un comportamiento similar, con un mayor impacto del desempeño económico; desde principios de 1998 se venía incrementando su valor hasta la contracción vivida en 1999 en donde se nota una caída en este ingreso del 4.90%; dada la dependencia, aún fuerte, de la actividad cafetera, las cuentas regionales estimadas por el CIR revelan que el PIB per cápita del AMCO ha estado por debajo del promedio nacional, aunque la brecha se ha venido reduciendo de manera paulatina (CIR, 2005). Para el año 2003 el PIB per cápita de Colombia registró un valor de US$ 1.814, el cual fue superior en 20% al registrado en el AMCO. Al observar el comportamiento de esta variable en términos reales (pesos de 1994), el mayor valor de la serie se alcanzó en 1997 (gráfico 3) tanto para Colombia como para el AMCO. Pero a partir de entonces se observa una tendencia descendente que provoca una caída del PIB per cápita entre ese año y el 2003 de 5.1% y 4.4% en Colombia y el AMCO en forma respectiva.

Gráfico No 2. Tasas de crecimiento del PIB para Colombia y el AMCO, 1991 – 2002

ESTRUCTURA ECONOMICA

El fortalecimiento del sector terciario es notable en la región, el sector Manufacturero ha venido perdiendo participación en la generación del PIB municipal durante el periodo de análisis, pasando de un aporte del 24,8% en 1990 al 19,8% en el 2002. Esta disminución fue suficiente para abandonar el carácter de líder en la generación del PIB municipal y pasar a ocupar el tercer lugar en la escala sectorial. El Comercio, por su parte, incrementó su participación pasando del 18.8% al 21.6%, en la generación del PIB municipal convirtiéndose, de esta manera en el jalonador del crecimiento.

Uno de los sectores de menor peso en la contribución al PIB municipal es el Agropecuario, a pesar de contar con ventajas comparativas amplias y reconocidas presenta un constante y continuo deterioro, en 1990 aportaba el 8.5% del PIB municipal frente al 3.8% en el 2002. Gráfico 4.

Situación similar se presenta en el AMCO donde se observa una transformación importante en la que el sector primario mantiene una tendencia descendente en su participación en la economía global, al pasar del 9.1% en 1990 al 7.6% en el 2003 (Gráfico No 5). Por su parte, el sector secundario mantiene su participación del 30%, aunque mostró una tendencia ascendente durante buena parte de la década de los noventa, la cual se diluyó en los años recientes. Contrario a lo sucedido con las actividades primarias, el sector terciario finalizó el período con un aumento de 1.4 puntos porcentuales en su participación en el PIB del AMCO, y el 63.2% de ese producto tiene su origen en actividades terciarias.

Esta tendencia es Mundial y no exclusiva de esta región del país (CIR, 2005). El sector terciario ocupa un lugar cada vez más preponderante en la estructura económica regional y nacional, por su importancia ascendente no sólo en la generación de valor agregado y de empleo, sino también en el apoyo a empresas de otros sectores, debido al creciente aporte de los servicios a la competitividad sistémica. Además, los servicios contribuyen a la acumulación de capital humano, factor clave para la mejora de la productividad y el crecimiento económico de largo plazo. En efecto, la mayor preocupación por satisfacer las necesidades sociales básicas (educación, salud, atención a adultos mayores, atención preescolar) estimula la demanda de servicios, muchos de los cuales han sido prestados tradicionalmente por el sector público pero cuentan ahora con una participación cada vez mayor de la empresa privada.

Otra explicación interesante a estos procesos de terciarización (debido a barreras de entrada relativamente bajas, sobre todo en el comercio y los servicios personales) está en que el sector abarca las principales actividades que facilitan la autogeneración de empleo para segmentos de la población que son excluidos de las dinámicas productivas. Vale tanto para personas que no tienen las calificaciones requeridas por la demanda laboral, como para aspirantes del mercado de trabajo y para personas que perdieron un empleo. En el caso regional y local, se ha planteado que la fuerte expansión del empleo en el sector terciario reflejaría una “terciarización espuria”, con amplia presencia de empleo de poca productividad y bajas remuneraciones, y que el proceso sería estructuralmente distinta de la terciarización genuina de los países industrializados, los que estarían transformándose en países “posindustrializados”. En este sentido es importante que al hablar del fenómeno se tenga presente siempre la presencia simultánea de procesos espurios y genuinos, para evitar simplificaciones inadecuadas como la de identificarlo con la informalidad o la de interpretarlo exclusivamente como expresión de la modernización posindustrial. La promoción de una transformación en el sentido genuino exige una política pública con enfoque endógeno y sistémico.

Gráfico No 4: Evolución de la estructura económica municipal

Gráfico No 5. Participación de los grandes sectores en el PIB del AMCO

ANÁLISIS SECTORIALES

Ahora bien, al asumir la estructura sectorial se observan comportamientos que favorecen la hipótesis de terciarización espuria. En el municipio las tasas de crecimiento en el período 1990-2002 muestran gran fortaleza en el sector de los servicios y una pérdida fuerte en el sector primario (exploración y explotación de materias primas) no podría pensarse en una transformación productiva pues la inestabilidad que los acompaña es alta, Cuadro No 2.

Cuadro No 2: inestabilidad sectorial municipal

De igual manera, como se aprecia en el gráfico No 6, el sector primario contribuyó con el 5% en la generación del PIB del AMCO para el 2003 y creció a una tasa de 0.8% promedio anual, siendo sin duda el sector que más se ha resentido con la apertura económica. Los efectos negativos de la política de apertura económica sobre el sector agropecuario se hacen manifiestos en su pobre desempeño, a lo cual se suman los escasos esfuerzos del sector empresarial rural por prepararse para la competencia en todos los ámbitos y una apatía extrema de los gobiernos por implementar una política agropecuaria de impacto, excusándose en los problemas de orden público; lo cual constituye uno de los factores que más ha incidido en un mayor empobrecimiento de la población rural en relación a la población urbana (PNUD, 2004).

Gráfico No 6. Participación de los subsectores agrícola y pecuario en el PIB del AMCO.

Fuente: CIR.

El sector agropecuario no puede verse como un sector más de la actividad económica, librada a su suerte en la competencia de mercado, sino que debe ser entendido como un sector estratégico para el desarrollo nacional, regional y local, situado en el nivel de la seguridad social; por lo que debe gozar del apoyo estatal en todos sus niveles con miras a garantizar la seguridad alimentaria de toda la población y proveer a la industria de las materias primas agrícolas necesarias para el encadenamiento productivo de la economía. Así lo han entendido desde hace siglos los países desarrollados que protegen y estimulan su producción agrícola al máximo nivel posible, por lo que la competencia con estos países resulta desigual e insostenible (CIR, 2005).

En un análisis más detallado del sector se evidencia claramente que el subsector agrícola es el que fundamentalmente está experimentando el retroceso, en tanto su similar pecuario ha estado ganando participación en el PIB sectorial y global (ver anexos). Efectivamente en la agricultura se generaba el 89% del valor agregado del sector agropecuario en 1990, en tanto que en el 2003 sólo generó el 71%. Sin embargo, mientras el subsector pecuario creció a una tasa del 10% promedio anual, impulsado fundamentalmente por el comportamiento de la avicultura, la agricultura registró un crecimiento negativo de 1%.

En estudio de la secretaria de desarrollo rural de Pereira (citado por CIR, 2004) se demuestra que la producción agrícola de Pereira y el Área Metropolitana no logra satisfacer las demandas locales y, por supuesto, una gran cantidad de productos provienen de otras regiones de Colombia y el mundo. En términos absolutos, solo existe un sobre oferta en plátanos, cebolla junca y piña.

En general, la agricultura local se caracteriza por la existencia de una gran diversidad de cultivos. Sin embargo, aunque un buen porcentaje de la producción agrícola no se transforma, existe en el Eje Cafetero una importante infraestructura agroindustrial como Cicolsa, Ingenio Risaralda, café liofilizado, Frutasa, Postobón, Cokosilk y las transformaciones del cacao y plátano, entre otras. De todas maneras se cuenta con diversos proyectos relacionados con la ruralidad que se están promoviendo en el territorio, como aquellos que se refieren a la explotación de la guadua, las siembras forestales, los productos orgánicos como los hongos tropicales, los espárragos verdes, el proyecto de mora, las flores tropicales, aceites esenciales y los posibles convenios con otros países para el abastecimiento de productos agrícolas (CIR, 2004).

En la actualidad, desde la óptica de su dinámica, el cultivo más importante en el AMCO es el de los cítricos que creció a una tasa de 39% en promedio anual; lo cual le ha significado convertirse en la región citrícola del país. A este le han seguido los cultivos de piña (20%), caña panelera (17.5%) y el plátano, que crece a una tasa de 6.2% promedio anual, pero con grandes expectativas de crecimiento tanto en la producción como en la demanda externa.

La actividad pecuaria, aunque sigue siendo poco representativa dentro de la estructura económica regional, presenta una dinámica mayor que la del conjunto de la economía. De todas maneras Risaralda y el AMCO son importadoras de la mayoría de los productos pecuarios, situación que se contradice con las excelentes condiciones climáticas y de suelos con que cuenta la región para desarrollar actividades pecuarias, como la avícola y la piscícola.

Cuadro No 3: Sociedades constituidas según actividad económica

De otro lado, la industria manufacturera del municipio a pesar de estar perdiendo participación en la generación del PIB, presenta mayor estabilidad que los otros sectores, al revisar la información suministrada por la Cámara de Comercio de Pereira con respecto a la constitución y disolución de sociedades según actividades económicas de los años 1990, 1995, 1998 y 2002 (Cuadros Nos. 3 y 4), sólo el 9.27% de las sociedades disueltas en el 2002 pertenecían a la industria manufacturera y presenta una volatilidad inferior que la reflejada en el PIB municipal, 4.9% durante en el periodo.

Cuadro No 4: Sociedades disueltas según actividad económica

En los años 1990 y 1995 se observa una diferencia importante en la constitución de sociedades encaminadas a la prestación de servicios tanto comerciales como las relacionadas con actividades de seguros y finanzas.

Si bien es claro el cambio en la estructura económica municipal, dado el comportamiento en la contribución de los diferentes sectores al PIB municipal, se advierte sobre el alto riesgo que se asume con el sector terciario, pues aunque su dinámica de crecimiento es mayor presenta gran volatilidad, cercana al 42%.

En el informe de Coyuntura Económica Regional se resalta la misma tendencia, por cada nueva sociedad en la industria manufacturera, se crean 5 nuevas dedicadas al comercio.

La estructura de la industria manufacturera del AMCO vista desde el número de establecimientos está concentrada en el nivel micro y de pequeña empresa, al igual que la de Risaralda y en general del país; sin embargo, el mayor porcentaje del PIB lo genera la mediana y gran industria. Según el recuento de hogares y unidades económicas del DANE en el AMCO se encontraron 2.556 establecimientos industriales, de los cuales el 91% ocupaba menos de 10 personas y generaba el 28% del empleo industrial, mientras el restante 9% de los establecimientos correspondía a la pequeña y gran empresa y en ella se empleaba el 72% de los trabajadores del subsector manufacturero.

Buena parte de la historia industrial del AMCO se ha construido a partir de las micros, pequeñas y medianas empresas, Dentro de estas industrias pequeñas y medianas se destacan, además de las confecciones y los alimentos, los cueros y sus productos, fabricación de productos de vidrio, editoriales, industria de la madera, calzado, maquinaria excepto la eléctrica y otros productos químicos.

La proporción de PIB generado por los establecimientos micro y de pequeña empresa (menos de 10 ocupados) es relativamente baja (2.8% en el 2003), pero ha observado un leve ascenso en los últimos años. Situación contraria ha vivido la mediana y gran industria que, en medio de un comportamiento irregular durante el período, ha perdido importancia en el contexto de la industria y la economía local (gráfico No 7). La realidad es que ha operado un proceso de desindustrialización debido al cierre de varias plantas importantes, algunas de las cuales se han desplazado hacia otras regiones del país por factores de competitividad relacionados con el acceso a insumos y /o mercados, entre otros.

Según el CIR (2005) la pequeña empresa del AMCO se caracteriza por presentar niveles bajos de asociatividad y estandarización de productos. En general, el CIR considera que los niveles de productividad resultan discretos y, con excepción de las ramas de alimentos y bebidas, las otras actividades industriales representativas no presentan suficientes encadenamientos productivos locales (CIR, 2004). Todo lo cual sitúa a la industria regional, en una posición de desventaja y vulnerabilidad frente a la competencia internacional, condición que debería constituir un tema central de discusión en las agendas locales de desarrollo económico, con miras a afrontar los retos de la competencia que se avecina con el TLC con EEUU.

Si bien al inicio del proceso de apertura y reforma económica de los noventa los industriales locales ampliaron su producción en función del mercado exterior, en la actualidad no es claro que el sector externo sea el soporte de la industria local, salvo en casos como la industria de la confección y de papel y cartón; más bien la mayor parte de los productos industriales locales siguen encontrando en el mercado nacional o local su principal fuente de demanda, y de hecho las exportaciones solo representan el 19% de la producción industrial.

Las actividades de mayor dinámica industrial fueron; los minerales no metálicos con un crecimiento del 44.6% promedio anual seguido por alimentos diversos (cacao, chocolate y confitería) con el 31% de crecimiento, en tercer lugar productos plásticos con un crecimiento de 19.6%, editoriales e industrias conexas con el 19%, material de transporte y eléctricos 19% y 15% respectivamente. Mientras las actividades de mayor exportación del AMCO como las prendas de vestir, papel y sus productos, crecieron a una tasa promedio de 12% y 3.8% en forma respectiva; incluso la rama de textiles decreció en 1.2% promedio anual durante el período.

Gráfico No 7. Participación de la industria manufacturera en el PIB del AMCO.

De otro lado, en la teoría económica se espera que la dinámica económica global este relacionada de manera positiva con el crecimiento industrial, dados los rendimientos crecientes en el sector industrial y las economías externas que genera sobre los demás sectores. Efectivamente, en los cuadros anexos y en el gráfico No 8 se puede notar como la tendencia de crecimiento del PIB del AMCO guarda una relación directa con la tasa de crecimiento de la industria manufacturera (cuando cae la industria cae el PIB y viceversa), lo cual respalda la hipótesis de que la industria manufacturera es un sector determinante del crecimiento económico.

Partiendo del criterio de participación de la rama industrial en la generación del empleo, el valor agregado y la inversión sectorial, se observa que la rama de textiles y confecciones presenta la mayor relevancia, dado que tiene la más amplia participación promedio en personal ocupado durante el período de la observación, es la segunda generadora de valor agregado, y es la mayor receptora de inversión neta en todo el período (cuadro No 5).

Gráfico No 8. Relación entre la dinámica industrial y el PIB del AMCO, 1990 – 2003.

Cuadro No 5: Principales ramas industriales en el AMCO, según su participación en la generación de empleo, valor agregado e inversión.

Finalmente, en otro trabajo (Gaviria, Sierra, Buchelli, 2004) se muestra que el comportamiento de la productividad multifactorial en la industria es bastante irregular durante el período considerado, por lo cual se puede afirmar que su evolución ha estado más ligada al nivel de uso del capital y la capacidad instalada en la industria manufacturera del municipio, que a un proceso sostenido de innovación tecnológica, incorporación de capital humano y aprendizaje de la mano de obra. Según esto, entonces, el lapso de tiempo del estudio se destaca como un período de crecimiento del producto fundamentado en el uso intensivo del capital, lo cual significó un crecimiento de la productividad multifactorial del 1.28% promedio anual.

La construcción de vivienda y otros usos así como la construcción de obras civiles en el AMCO han estado determinadas por diferentes circunstancias. Aunque la tendencia principal del sector ha estado marcada por el comportamiento de la construcción de edificaciones, dado el peso que ella tiene en el global del sector (gráfico No 8), la construcción de obras civiles ha jugado en el período reciente un papel fundamental, no solo en el sector sino en general en la economía, por la dinámica que ha observado. En el período de estudio 1990-2003 el sector creció a una tasa promedio anual de 9.5%, la construcción de edificaciones lo hizo a una tasa de 7.5% y la construcción de obras civiles a una tasa mucho mayor del 29%.

Entre 1990 y 1997 la construcción de edificaciones creció a una tasa promedio de 14.5%, teniendo como soporte una política agresiva de construcción de vivienda de interés social y una demanda de vivienda suntuaria para estratos altos. Este acelerado crecimiento se debió en parte a las políticas del Gobierno durante esos periodos, a la mayor demanda tanto de interés social como para estratos altos, esto último en gran parte debido a la presencia de dineros ilícitos que tuvieron un impacto importante en toda la propiedad raíz, especialmente en lo que tiene que ver con la distorsión en los precios reales de los inmuebles y efecto burbuja que ello produjo (CIR, 2005).

En los años siguientes (1998-2003) y debido a los efectos de la crisis económica, a la persecución del narcotráfico y a timidez de la política de construcción de vivienda de interés social (VIS) por parte del gobierno, se cayó en un ciclo de lento crecimiento (3.7% en promedio) en el sector de la construcción de edificaciones.

En el 2003 la construcción presenta de nuevo un repunte con un crecimiento de 28%, lo cual podría calificarse como el inicio de un nuevo ciclo expansivo en el sector, al parecer dinamizado en parte por el envío de remesas de colombianos que trabajan en el exterior y cuyas familias residen actualmente en el AMCO. Además contribuyen factores como el Ahorro de Fomento para la Construcción (AFC) y viejos actores como los tradicionales dineros del narcotráfico, que en conjunto reaniman la demanda de vivienda. Con respecto a las obras civiles, en los últimos años el AMCO ha tenido un progreso significativo en aspectos físicos del desarrollo urbano a partir de grandes inversiones realizadas casi en su totalidad por el sector público. La mayor dinámica de las obras civiles se observó entre 1990 y1997, cuando esta actividad creció a un ritmo promedio anual del 44%, mientras que en el período 1998 - 2003 lo hizo a una tasa del 11.9%. Esta dinámica estuvo representada, no solo en la construcción de obras nuevas, sino en reparación y reforzamiento de estructuras deterioradas como producto de los sismos de los años 1995 y 1999.

El comercio es la segunda actividad individual con mayor representatividad en la generación del PIB del AMCO; en el período reciente su participación en el PIB metropolitano es del 15.8% y su crecimiento promedio anual durante el período de análisis es del 3.0%, tasa levemente inferior al promedio total de la economía. En términos de empleo, la actividad comercial en promedio da origen al 32% del empleo total; por lo que se constituye en la principal fuente de trabajo a nivel local, superando en este tema a las actividades de servicios. Adicionalmente este sector tiene una característica especial como receptor de población cesante de otras actividades económicas y es sumamente importante para las finanzas del municipio, ya que en el 2003 generó el 57% de los ingresos por concepto de impuesto de industria y comercio.

Gráfico No 8. Participación de la construcción en el PIB del AMCO.

Indudablemente desde mediados de la década de los noventa la actividad comercial ha mostrado un notable incremento en el número de centros comerciales que brindan una mayor oferta de bienes y servicios, incluso de recreación; aunque no se conoce con certeza el impacto de estos establecimientos en términos de generación de valor agregado y empleo, ni en cuanto a su contribución a las finanzas públicas: Menos aún se conoce su verdadero impacto sobre el pequeño y mediano comercio y la industria locales , y el significado de la transferencia neta de ganancias hacia el exterior o hacia otros departamentos de Colombia.

Según el recuento de población y establecimientos (DANE- 2004) el número de establecimientos comerciales en el Área Metropolitana es de 13.337, de los cuales el 96.5% ocupa menos de 20 personas y en ellos se genera el 82.4% del empleo en el sector; a su vez, el 1% de los establecimientos proporciona el 17.6% de los puestos de trabajo. Estas cifras evidencian que la actividad comercial del AMCO es bastante atomizada, en el sentido que existen una gran cantidad de establecimientos pero con bajos niveles de valor agregado, a lo que se agrega el inmenso número de personas que ejercen la actividad de comercio en la informalidad.

Gráfico No 9. Participación del comercio, restaurantes y hoteles en el PIB del AMCO.

El sector servicios contempla las actividades financieras, inmobiliarias, servicio a las empresas, la administración pública, salud y educación privada, servicios de asociación y esparcimiento y servicios domésticos, y en conjunto constituye el sector en donde se genera la mayor proporción del PIB global de la economía metropolitana, con una contribución del 34% y una tasa de crecimiento promedio anual del 4.1%. El sector servicios ocupa a su vez el segundo lugar en la estructura de generación de empleo en el AMCO con el 31%. En cuanto a número, en el Área metropolitana se encuentran instalados 7.931 establecimientos de servicios, de los cuales el 78% (6.193 establecimientos) se encuentran en la ciudad de Pereira.

Al interior del sector servicios se vive igualmente una reestructuración importante en la que aquellos inmobiliarios y de vivienda han aumentado de manera sostenida su participación en la generación de valor agregado (gráfico No 10). Por el contrario, las actividades financieras no lograron conservar la tendencia ascendente de los primeros años de los noventa y, especialmente a partir de la crisis de fines de ese decenio, observan un retroceso en su participación en la generación del PIB del AMCO.

Otros servicios que han estado ampliando su participación en la economía metropolitana son los de educación y salud. Por su parte, a pesar de los procesos de reforma, modernización y reducción del Estado colombiano, la administración pública tiende a mantener su participación en la generación del PIB.

Gráfico No 10. Participación de los servicios sociales y personales en el PIB del AMCO.

Finalmente, los servicios de transporte y comunicaciones han presentado una gran dinámica lo que les ha permitido aumentar su participación en la generación del PIB, pasando de 9.7% en 1990 al 12% en el 2003, convirtiéndose con ello en uno de las actividades de mayor impacto en la generación de valor. En el período de estudio 1990-2003 estos servicios han tenido grandes cambios desde la oferta, en especial la telefonía celular y la red de información virtual (Internet), servicios que no existían antes del período de análisis. Al observar los componentes del transporte, la mayor participación en la generación de valor agregado la tiene el terrestre (5.5% del PIB del AMCO) que ha crecido a una tasa promedio anual del 4.2%.

A manera de conclusión se nota que los procesos de terciarización son fuertes y constantes, tanto para el municipio de Pereira como para el Área Metropolitana de Centro Occidente y el departamento del Risaralda, sin embargo hay evidencia contundente sobre el carácter de espurio que tienen, esto obliga una reflexión más profunda pues el futuro a mediano plazo se torna confuso dada la volatilidad que presenta este sector. Es imperioso que la academia se pronuncie para que los agentes encargados de delinear la política pública asuman el desafío de enfrentar el futuro con mejores perspectivas.

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