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Una Crítica Islámica de la Economía

' Umar Ibrahim Vadillo

APÉNDICE D: LA FALACIA DEL "BANCO ISLAMICO"

El llamado "banco islámico" es una institución usurera y contraria al Islam. Desde su origen el llamado "banco islámico" ha estado patrocinado y promovido por usureros. Su única intención fue incorporar, como ya se había hecho con los cristianos, a los mil millones de musulmanes del mundo, en general esquivos a la utilización de ninguna institución bancaria o usurera, al sistema monetario y financiero internacional. La creación artificial por los poderes coloniales de los contradictoriamente llamados "estados islámicos", de marcado carácter anti-islámico, marcó el final histórico del colonialismo territorial y el comienzo del neocolonialismo financiero. El establecimiento universal del modelo constitucional occidental (el modelo revolucionario francés), trajo consigo una serie de fatales consecuencias: fronteras artificiales y no-naturales, la creación de una burocracia ministerial represiva, el establecimiento de impuestos, la imposición de una moneda artificiosa legal y la legalización de la usura (el sistema bancario), medidas todas ellas profundamente contrarias al Islam. El "banco islámico" no es, por tanto, más que un degenerado producto típico y tardío de los llamados "estados islámicos".

Como respaldo a estas nuevas concepciones de "banco islámico" y "estado islámico" surgió de las universidades americanas y europeas la nueva ciencia llamada "economía islámica". Tan falaz como las dos concepciones que sustenta, la "economía islámica", mirada con sarcasmo por los musulmanes con educación tradicional, ha tratado de servir como justificación para la nueva clase de funcionarios y burócratas estatales, que se han venido a constituir en una especie de "modernismo islámico". Unos años de mediocre educación en universidades occidentales no permitió a la mayoría de estos "economistas islámicos" descubrir que la economía ha fracasado como ciencia, en sus fundamentos y en su práctica, en la misma Europa que la vio nacer. Los esquemas racionalistas de las ciencias positivas, en tela de juicio en Europa, han sido inocentemente defendidos por estos neo-burócratas, aún fascinados por sus años de educación en Occidente. No se puede negar una sincera, aunque ingenua, convicción en la mayor parte de quienes participaron en estos movimientos modernistas, pero el tiempo y una mayor madurez les ha mostrado el aspecto amargo de la ideología y del cienticifismo moderno en el que confiaron. El retomo a la tradición islámica no sólo ha sido el mejor antídoto contra el modernismo en estos países musulmanes, sino que en las manos de una nueva generación de musulmanes europeos se ha convertido en la superación del modernismo y en una obra de culminación de nuestra civilización occidental, que hoy en día es universal.

A diferencia de la confusión modernista, la posición de la Shariah del Islam es clara y no admite controversias al respecto. Allah dice en el Corán:

"¡OH, LOS QUE CREÉIS! TEMED A ALLAH Y RENUNCIAD A LOS RESULTADOS DE LA USURA SI ES QUE SOIS CREYENTES.
SI NO LO HACÉIS, PODÉIS ESPERAR GUERRA DE ALLAH Y SU MENSAJERO"
(Corán, 2, 278).

De aquí se infiere que el musulmán no sólo debe abandonar la usura, sino que está obligado a luchar (en guerra) en contra de la usura. El "banco islámico" es una institución cripto-usurera plena y, al igual que todas las demás instituciones usureras, debe ser rechazada y combatida. Más allá de la falsedad de su nombre podemos enumerar al menos tres razones por las que su práctica se debe considerar usurera:

a] La creación y utilización de papel-moneda artificioso, forzoso y monopolizado;

b] La usurpación de la propiedad compartida;

c] El pago de interés usurario


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