LOS LENGUAJES DE LA ECONOMÍA

Un recorrido por los marcos conceptuales de la Economía.

PARTE TERCERA: LOS MARCOS CONCEPTUALES DE LA ECONOMÍA.

CAPÍTULO 12.- ECONOMÍA INSTITUCIONAL, ESCUELA DE LA REGULACIÓN Y ECONOMÍA EVOLUCIONISTA.

La Economía institucional.

Introducción

Hasta el presente momento hemos podido mostrar las diferencias que existen entre las diferentes escuelas o corrientes de pensamiento económico mostrando los diferentes conceptos de base y lenguajes que utilizan. En ocasiones, la distancia que separa a unas escuelas de otras es corta, pero en cambio, en otras, éstas son significativas. Incluso en ciertos casos, pueden encontrarse diferencias de matiz entre autores que suelen catalogarse como pertenecientes a una misma corriente. El ejemplo más claro en este extremo, con toda seguridad, es el de los economistas políticos clásicos. En ambos casos, las diferencias pueden estar motivadas por las distintas preocupaciones y problemas considerados relevantes; en otros, la raíz de la divergencia en las posiciones se encuentra en un núcleo de ideas fundamentales sobre las cuales se edifica el conjunto de la perspectiva teórica correspondiente.

La corriente institucionalista es un buen ejemplo de divergencias internas en cuanto a problemáticas abordadas, conceptos utilizados, explicaciones ofrecidas y posiciones metodológicas. Divergencias que se fundamentan en las diferencias de lenguaje empleado. Un breve repaso a la literatura institucionalista nos evidencia la diversidad de planteamientos que se denominan a sí mismos institucionalistas, aunque algunas veces añadan algún adjetivo calificativo.

Una primera presentación de la economía institucionalista nos llevaría a distinguir tres aproximaciones diferentes (Gruchy, 1990). Éstas son: una aproximación temática, una aproximación paradigmática y, una tercera que tendría como nota común la diversidad. Esta última se caracterizaría por aceptar el esquema de análisis convencional o neoclásico. Sin embargo, abordaría problemas que son ignorados por el análisis neoclásico. Otra aproximación de la economía institucional enfatiza los temas de estudio e investigación. Generalmente, aquí se suelen establecer seis temas básicos que conformaría el ámbito de preocupación intelectual de los institucionalistas. Estos son: 1) el papel del gobierno, 2) la importancia de la tecnología, 3) el concepto de valor, 4) la teoría del control social, 5) el impacto de la cultura, y 6) el papel de las instituciones. Sin embargo, la debilidad de esta segunda aproximación es la ausencia de un esquema conceptual básico común que integre las diferentes explicaciones temáticas o que posibilite su aplicación a los distintos temas. Más arriba hemos caracterizado el pensamiento económico a partir de una cierta comulgación de ideas, de conceptos, de lenguajes teóricos y observacionales. Por consiguiente, el criterio de temas de investigación no es en modo alguno relevante para el establecimiento o demarcación de corrientes de pensamiento económico.

En cambio, la tercera aproximación institucionalista, sí que cuenta con una esquema básico de interpretación. En este sentido, destaca el concepto evolutivo de proceso frente al concepto estático de equilibrio. El sistema económico y su estructura funcionan en respuesta a factores políticos, demográficos, climáticos, y al avance de la ciencia y al cambio tecnológico. El rasgo más destacado de esta aproximación es su énfasis en el cambio y el desarrollo histórico (desde el punto de vista del tiempo histórico).

En la medida que el sistema económico estará siempre sujeto al cambio, surgen dos cuestiones que deben necesariamente tener alguna respuesta. Una, la dirección del cambio y sus impactos sobre el sistema económico; y, dos, quién guía o dirige el cambio. La primera cuestión, la dirección del cambio de los sistemas cultural y económico, forma parte de la cuestión de los valores básicos que guían las actividades sociales y económicas. De este modo se da pie a explicar, por ejemplo, el diferente desempeño económico que experimentan las naciones entre sí o a lo largo de su historia. Estas diferencias vendrían explicadas por la diversidad de las instituciones existentes en cada sociedad. Ésta es la conclusión del trabajo de Gruchy (1990) y la base de su defensa de la tercera aproximación institucionalista: el clarificar el significado de la naturaleza de las instituciones económicas; algo que, en su opinión, se le escapa a la economía neoclásica.

Sin embargo, la presentación de Gruchy no resuelve satisfactoriamente la cuestión relativa a las diferencias que existen entre autores que se clasifican a sí mismos como economistas institucionalistas. El rasgo común a todos ellos, es el énfasis que ponen en el papel que juegan las instituciones en la vida económica, con independencia que su tema sea el crecimiento económico, el cambio tecnológico o el medio ambiente. Por consiguiente, parece conveniente buscar otros criterios de catalogación de estos autores, diferentes a los utilizados por Gruchy, y que nos permita reconocer el contenido y características de sus respectivos lenguajes, de los conceptos y de las explicaciones que ofrecen.

 

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