UNA COMPARACIÓN DEL USO DE REMESAS: URBANO VS. RURAL, NAYARIT 200-2004

UNA COMPARACIÓN DEL USO DE REMESAS: URBANO VS. RURAL, NAYARIT 200-2004

María de Lourdes Montes Torres (CV)
Gabriel Estrella Valenzuela (CV)
Eduardo Meza Ramos (CV)

Universidad Autónoma de Nayarit

Volver al índice

ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS OBTENIDOS

          El objetivo principal de este capítulo es presentar un panorama general de algunas características sociodemográficas y económicas de los hogares tanto receptores de remesas como de los no receptores considerando también dos áreas de residencia la urbana y la rural. Con esto lo que se pretende es aproximarnos a conocer qué tanto modifica el tipo de región la conformación y estructuración de los hogares y al mismo tiempo ver de qué manera se  modifica la estructura del gasto de estos hogares al recibir o no recibir  remesas.  Para lograr este objetivo se consideran la región urbana y rural a partir del tamaño de localidad y se emplean como se mencionó con anterioridad datos correspondientes a la ENIGH 2000 y 2004.

 Posteriormente podremos observar los resultados obtenidos al aplicar nuestro dispositivo de prueba, es decir la aplicación del modelo logit, esto con la finalidad de analizar las probabilidades de que los hogares inviertan productivamente su ingreso y ver si el tener remesas influye de una manera positiva o si esta característica de los hogares no tiene importancia sobre los patrones de consumo de los hogares en las regiones seleccionadas.

En las últimas décadas nuestro país ha sufrido transformaciones económicas, demográficas, sociales y políticas. Se ha llevado a cabo  una transición demográfica  que ha traído cambios importantes para la población tanto en su dinámica como en su estructura.  Esta transición demográfica no se ha presentado de igual manera para todas las entidades federativas del país ni tampoco al interior de ellas, de tal forma que existe dentro de un mismo Estado un mosaico de situaciones que hacen que los hogares sufran transformaciones y tengan características y comportamientos distintos en las diferentes regiones.

Estas repercusiones de tipo demográfico así como los cambios políticos y económicos que se han presentado en nuestro país, principalmente en las últimas décadas, entre los que encontramos  la crisis de 1994 y la caída del partido gobernante, durante más de 70 años consecutivos, en 2000  han tenido fuertes repercusiones en la reconfiguración de los hogares que conforman nuestro país (Lozano, 2000).

En lo que respecta al tamaño de los hogares también se han presentado cambios importantes,  López (2000) señala que el tamaño medio de los hogares ha tenido un notable descenso a partir de los años setenta, pues de 5.3 pasó a 4.3 en el año 2000 y más aún en algunas regiones del país apenas alcanzan el nivel de reemplazo es decir 2.1 hijos por familia. De la misma manera los arreglos familiares han cambiado, esto debido a distintas cuestiones por un lado la situación de precariedad económica ha incrementado el aceleramiento del flujo migratorio y por otra parte un mayor número de miembros del hogar se han incorporado al mercado laboral para poder sostener el hogar  de tal forma  que muchos de los hogares nucleares ahora pasaron a ser hogares extensos o compuestos, ampliados, etc. con el propósito de sortear de la mejor manera la situación económica .

Además de las características anteriores, el sexo del jefe de hogar, la escolaridad del jefe de hogar, el estado conyugal del jefe, así como  el ciclo de vida del hogar entre otros son al igual que en la recepción de remesas  (Ramírez, 2002),  determinantes principales en cuanto al uso que se hace de ellas (Zarate 2004; Mendoza y Díaz, 2008). Por otro lado Lozano (2000) menciona que “los patrones de gasto de las remesas en los países de origen de los migrantes están fuertemente relacionados con las características socioeconómicas y demográficas de los hogares receptores”.
De acuerdo con esto pasaremos a indagar sobre estas características socioeconómicas y demográficas de los hogares tanto de los hogares receptores como de los no receptores, con la finalidad de realizar un análisis comparativo y descriptivo de la situación de los hogares en las regiones que son de nuestro interés.

Característica de los hogares receptores y no receptores de remesas.

          En primer lugar,  teniendo como fuente principal de datos la Encuesta de Ingreso y Gasto de los Hogares para 2000 y 2004, se observa que a nivel nacional se ha presentado un incremento en el número de hogares receptores de remesas pues de  1´257,606 en 2000  se incrementaron  a 1’423,545 en 2004. De estos hogares receptores de remesas en el 2000, el 40.7% se encuentra en la que denominamos región urbana mientras que el 59.3% en la región rural; para el año 2004, la distribución por región no presenta cambios significativos pues en la región urbana se encuentra el 41.1% de los hogares receptores de remesas  mientras que la región rural alcanza un 58.9% (ver  en anexos cuadro no. 1, 2 y 3 ). Lo que llama la atención es que la participación, en lo que se refiere a hogares con remesas, del estado de Nayarit disminuyó pues de 2.1% en 2000  pasó a  1.4% en 2004 aunque si observamos la partición que tiene cada entidad perteneciente a la región tradicional de migración, Nayarit disminuyó su participación de 2000 a 2004, pero otros estados como los de Aguascalientes, Colima, Durango y San Luis Potosí tuvieron un decremento en los hogares receptores de remesas mayor  que el que tuvo Nayarit (ver cuadro anexo no. 4).

Pudiera pensarse que el porcentaje de participación a nivel nacional como hogares receptores de remesas no es muy significativa, sin embargo a nivel del estado el porcentaje de los hogares es significativo pues de acuerdo con el cuadro No. 1 el 10% de los hogares del estado de Nayarit  para el año 2000  reciben remesas,  lo que significa una cifra considerable de hogares. Sin embargo este porcentaje disminuye para el 2004 pues pasa a ser tan solo del 8.6% de los hogares, si tenemos que a nivel nacional el monto de remesas y el número receptor de hogares  ha crecido llama la atención por qué el Estado de Nayarit no ha sido favorecido por el flujo de remesas en los últimos años,  lo que hace pensar que este fenómeno está asociado a que los migrantes del estado han sufrido en mayor medida los efectos de la depresión económica por la que Estados Unidos se encuentra atravesando en los últimos años.

Por otro lado en lo que se refiere a la distribución de los hogares receptores de remesas,  de acuerdo al medio o región urbana o rural se tienen situaciones contrarias observemos el cuadro no. 5.2 y la gráfica 5.1.

Para  el año 2000 de acuerdo a nuestra fuente de datos los hogares receptores de remesas se concentran en el medio rural teniendo un 70.3% de ellos en este medio mientras  que para el año 2004 la distribución se hace más simétrica y más aún existe una mayor concentración de los hogares receptores de remesas en el medio urbano pues se tiene un 55.2% mientras que en el medio rural solo se cuenta con un 44.8%, situación que parece deberse al hecho de que la migración se vuelve cada vez más un evento de tipo urbano y donde quienes migran son aquellos individuos con recursos económicos suficientes que les permiten trasladarse a Estados Unidos, como lo señala Canales (2002), los cambios derivados de las grandes transformaciones regionales, como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), han ocasionado en los tiempos recientes un claro aumento del flujo migratorio, al que se han incorporado grupos que tradicionalmente se habían mantenido al margen del fenómeno: los niños y las mujeres; así como que éste se ha extendido hacia nuevas regiones y  principalmente a las  zonas  urbanas del país.

  • Tamaño del hogar.

Como es conocido, el tamaño de los hogares es una variable importante en la recepción de remesas, pero también se considera una variable determinante del uso del ingreso de los hogares, incluyendo en este a las remesas.  De  acuerdo con las teorías de la modernización las familias extendidas representan un obstáculo para el desarrollo,  aunque en contraparte las teorías del capital social señalan que las familias extensas o extendidas representan una característica para potenciar el desarrollo económico.

 Es decir, de acuerdo con las teorías de la modernización, entre mayor sea el número de integrantes en los hogares los gastos de consumo y operación del hogar serán mayores (Mendoza y Díaz, 2008). En ese sentido a menor número de miembros en el hogar, se esperaría que los hogares tuvieran una mejor disposición para invertir de manera productiva  su ingreso y por ende sus remesas. Si observamos los cuadros No. 5.3 y 5.4  tenemos que los hogares receptores de remesas tienen un tamaño de hogar menor a los que no reciben remesas, también se observa que para el 2000 el tamaño del hogar es menor en el medio urbano que en el medio rural, esto resulta lógico pues las condiciones que influyen en la disminución de la fecundidad de las mujeres se tienen en las zonas urbanas debido a que es allí donde las instituciones educativas y de salud tienen mayor presencia. Aunque esta situación cambia en el año 2004 pues el tamaño de los hogares receptores del medio rural es menor que en el medio urbano, sin embargo observando los datos podemos decir que  para los hogares receptores  la diferencia en el tamaño de los hogares parece ser mínima según región urbano y rural.

  • Promedio de hombres y mujeres en el hogar.

Otra característica relevante para determinar el uso del ingreso de los hogares  es el promedio de hombres y mujeres, pues se supone socialmente que los hombres tienden más a invertir productivamente, sin embargo; las mujeres tienen un patrón de consumo y de operación de gastos del hogar mayor, aunque también es conocido que las mujeres invierten más en gastos que tienen que ver con la salud y la educación, lo que podría considerarse como inversión en capital humano.

          En los cuadros  5.5 y 5.6 tenemos el promedio de miembros por hogar y lo que observamos es que en los hogares que no reciben remesas, para el año 2000 el promedio de mujeres era mayor que el número de hombres, mientras que para el  2004 la situación era muy parecida,  el promedio de hombres  era de 2.1 y de 2.0 en lo que se refiere al promedio de   mujeres.
Para los hogares receptores de remesas no existe mucha diferencia de lo que ocurre en 2000 con los hogares que no reciben remesas aquí también el promedio de mujeres 2.0, es mayor que el promedio de hombres 1.5; sin embargo esto no es igual para el 2004 pues aquí también el promedio de mujeres es mayor que el promedio de hombres, tanto a nivel general como por tipo de región urbana y rural.

  • Presencia del jefe de hogar.

La ausencia o presencia de los jefes en el hogar, es una característica sobre todo en los hogares receptores de remesas pues por lo general la razón por la cual el jefe está ausente del hogar es porque migró y entonces envía remesas. Anteriormente se mencionó que para 2004 el número de hogares receptores de remesas disminuyó en comparación con el año 2000, a partir de los resultados obtenidos podemos  observar que en el año 2004 de acuerdo con las gráficas 5.2 y 5.3 el porcentaje de hogares con jefe ausente es mucho menor que para el año 2000, lo que nos podría indicar que ya no son los jefes de hogar quienes migran sino que es algún otro miembro del hogar, o bien, que siguen siendo los hombres jefes de hogar quienes migran pero que al hacerlo las mujeres toman el lugar de jefe o que aunque el hombre jefe de hogar esté ausente sigue siendo considerado como jefe del hogar presente, por eso se observa un mayor porcentaje de jefe presente. 

  • Sexo del jefe de hogar.

De acuerdo con los cuadros 5.7 y 5.8 donde se presenta la distribución porcentual de los jefes de hogar por sexo, se tiene que en los hogares receptores de remesas para el año 2000 en el medio urbano la distribución por sexo no era muy distinta, existe una diferencia de un 16.2% a favor de los hombres  pero en el medio rural para este mismo año la diferencia era bastante grande pues a los jefes de hogar del sexo masculino corresponde el 79.3% mientras que para las mujeres solo se tiene un 20.7%.
 
 Para 2004 por su parte en el medio urbano quienes tienen un mayor porcentaje  de hogares a su cargo son las mujeres ocupando el 54.4% mientras que los hombres solo cuentan con el 45.6% de las jefaturas de hogar. En el medio rural también disminuyó la diferencia el 69.3% corresponde a los hombres mientras que el 30.7% corresponde a jefaturas femeninas, estos cambios sin duda tienen que ver con las transformaciones que ha sufrido el rol de la mujer en la sociedad. El sexo del jefe del hogar es una variable importante en la determinación del gasto de los hogares, pues se asume que son los jefes del hogar los responsables del gasto de las remesas y del ingreso en general.

Por su parte en los hogares no receptores de remesas para ambos años y tanto en los hogares del medio urbano como del rural las jefaturas masculinas siguen prevaleciendo con respecto a las jefaturas femeninas, alrededor del 80% para el medio urbano y cerca del 90% para el medio urbano, en ambos años de interés, los porcentajes de  las jefaturas se distribuyen más uniformemente y por el contrario las mujeres parecen predominar en este aspecto para el año 2004.

  • Edad del jefe de hogar.

Respecto a la edad del jefe del hogar es importante en cuanto al uso que se hace de las remesas como parte del ingreso, ya que algunos autores como Canales (2005) mencionan que los hogares con jefes de hogar de 65 años y más utilizan gran parte de las remesas o de sus ingresos en conjunto para cubrir sus necesidades de consumo básico y de salud, y que por lo general en estos hogares son  los hijos migrantes quienes envían las remesas.

De esta forma al analizar los resultados obtenidos en los cuadros 5.9 y 5.10  en los que se muestra la distribución de los jefes de hogar por edad y sexo para el año 2000  de los hogares receptores de remesas, encontramos que se tiene una distribución  muy uniforme para el medio urbano tanto para hombres como para mujeres, además también la distribución por grupo de edad es muy uniforme alrededor del 33% para cada grupo. Por su parte en el medio rural para este mismo año la distribución es muy distinta los hombres se concentran en las edades de 45 a 64 años mientras que las mujeres se concentran en el grupo de 65 y más lo que nos estaría indicando primeramente que los hombres se encuentran en las edades productivas de los 15 a los 64 años sin embargo las mujeres se encuentran en las edades avanzadas o dependientes, de tal forma que entonces el gasto en consumo y salud sería muy importante. 
Para el año 2004 de acuerdo con el cuadro no. 5.10 la distribución de los jefes de hogar por sexo y grupos de edad cambia totalmente con respecto al 2000, en el medio urbano tanto los hombres como las mujeres se concentran en el primer grupo de edad es decir en el grupo de 15 a 44 años en las edades más productivas, mientras que el grupo de 65 años y más es reducido.  Por otro lado en el medio rural los hombres se distribuyen en los tres grupos de edad quedando el grupo dependiente con el menor porcentaje, mientras las mujeres se concentran en el grupo de 45 a 64 años en el primer grupo no se tiene ningún caso mientras que para el grupo de 65 años y más, aunque es menor el porcentaje comparándolo con el porcentaje del otro grupo de edad, es mucho mayor con respecto al porcentaje que presenta los hombres  en este mismo grupo y también es mucho mayor que el porcentaje que se muestra para ambos sexos en el nivel urbano. De tal forma que las mujeres invertirían productivamente en menor proporción que los hombres.
En lo que corresponde a los hogares que no reciben remesas, se tiene que para el año 2000  en el medio rural y urbano los hombres y las mujeres se comportan de manera contraria para el grupo 15-44 y 65 y más. Para el grupo de 45 a 64 la distribución entre hombres y mujeres es muy parecida. Es decir que los hombres al tener mayor porcentaje de jefes de hogar en los grupos de edad más jóvenes, se supone pudieran tener una mayor inversión productiva. Mientras que las mujeres se concentran en el grupo de edad de las personas dependientes.
En el medio rural la situación es muy parecida, donde es diferente es en el porcentaje de mujeres pues aquí el grupo de edad  donde se concentran es el de 45-64 años, es decir que en comparación con el medio urbano hay un mayor porcentaje en la edad productiva, lo que favorecería la inversión.

          Para el año 2004 no se presentan muchos cambios, se pudiera decir que no existe una variación muy significativa a excepción de las mujeres en el medio rural pues estas han pasado a ocupar el mayor porcentaje en el grupo de 15 a 44 años, 37.3%, sin embargo la diferencia respecto al grupo de edad dependiente no es mucha se tiene un 34.3%.

  • Estado civil.

          Considerando la característica de estado civil, los jefes de hogar se distribuyen de la manera como se observa en el cuadro No. 5.13 y 5.14. Es necesario mencionar que el Estado Civil se divide hasta en seis categorías que son unión libre, casado, soltero, viudo, divorciado y  separado; sin embargo, por cuestión de análisis se agruparon las categorías y  solo se crearon  2 que son unidos y no unidos.

  De acuerdo con lo anterior tenemos que para 2000 en el medio urbano  el 66.9% de los hombres son unidos mientras que solo el 33.1 se encuentra no unido; pero lo que llama la atención es que en las mujeres el 100% se encuentra no unida y jefas de hogar unidas se cuenta con 0% , igual que en el medio rural,  si observamos el  cuadro 5.13 A  que nos muestra los datos absolutos,  podemos confirmar esta situación;  lo que puede significar que cuando la mujer está unida nunca se declara jefa del hogar lo que nos puede estar hablando de relaciones de género desiguales, pues aun cuando el hombre no se encuentra presente, siguen siendo considerados como los jefes del hogar. Por su parte, para el medio rural el 100% de los hombres se considera unido mientras que el 100%  de las mujeres jefas de hogar son no unidas es decir se repite la situación. De acuerdo con la literatura, los jefes de hogar unidos son quienes reciben mayores remesas y si invertir productivamente tiene que ver con mayores ingresos, ellos serían en nuestro caso quienes invertirían en mayor proporción, mostrando con los datos anteriores que quienes mayormente podrían invertir serán los hombres, aunque muchas de las veces ellos no están presentes sino que son los que están en el país vecino enviando las remesas a sus lugares de origen.

Si consideramos nuestro cuadro no. 5.14 tenemos que la distribución es muy parecida a lo ocurrido en el año 2000, la única diferencia es que en el medio urbano las mujeres ahora si se dividen en las dos categorías teniendo un 39.6 unidas y 60.4% no unidas. Por lo demás todo es similar con respecto al año señalado, y esto se confirma con los datos absolutos que nos muestra el cuadro 5.14 A, las mujeres solo se declaran como jefas de hogar cuando no son unidas.

Tenemos que mencionar que solo se consideraron los hogares receptores porque para el resto de los hogares se presenta una situación similar, además de que son los hogares que para esta investigación tienen mayor relevancia.

  • Clase de hogar.

La estructura familiar es una variable muy importante pues determina en buena medida la forma en que se distribuye  el gasto. En el cuadro no. 5.15 tenemos la distribución de los hogares con remesas según clase o tipo de hogar, tanto para el año 2000 como para 2004. Lo que se observa es que aunque el hogar nuclear sigue sobresaliendo como arreglo familiar tanto en el medio urbano como en el medio rural, se presenta también un porcentaje significativo para la categoría de hogar unipersonal así como para el  ampliado sobresaliendo el incremento de este último en el medio rural pues de representar un 15% en 2000 pasa a un 29% en 2004,  es decir un aumento casi del 100%. Por lo cual se pudiera pensar que la migración o bien el nivel de precariedad ha dado paso a este tipo de formación de arreglo familiar.

Para los hogares no receptores la situación es parecida a lo que acontece con los que si reciben remesas solo que las clases de hogar aumentan, pues se tienen hogares compuestos y copresidentes, como se observa en el cuadro anexo no. 5.

  • El ciclo de vida del hogar.

Esta variable es importante,  pues tiene que ver con la etapa por la cual atraviesa el hogar y de acuerdo con cada etapa será la forma de organización de los hogares en lo que se refiere a cuestiones tanto de tipo social como de tipo económico.

En este sentido se presenta el cuadro no. 5.16 donde se observa que tanto en el medio rural como en el medio urbano para el año 2000,  predominaron los hogares con ciclo de vida avanzado, sin embargo se presenta un cambio importante en el medio urbano pues de tener un porcentaje de 35.9% de  hogares con ciclo de vida joven en el año 2000 se incrementó a un 74.8%  de hogares con ciclo de vida joven en el 2004, es decir la distribución por zona cambió, esto es importante también porque los hogares tienen miembros en edad productiva lo que pudiera contribuir de manera positiva a la inversión, de la misma forma esto puede indicar que los jóvenes se están uniendo a edades más tempranas. 
          Si consideramos el número de hogares que reciben remesas para el 2000 en ambas zonas, urbana y rural, tenemos que predominaban los hogares de ciclo avanzado, según el cuadro no. 5.16 B; mientras que para 2004 los hogares de ciclo de vida joven predominan en el medio urbano sin embargo,  en el medio rural un gran porcentaje de hogares receptores de remesas tienen un  ciclo de vida avanzado, esto pudiera deberse a que en el medio rural los jóvenes no tienen muchas expectativas de vida y por lo tanto tienen que enfrentar el fenómeno migratorio dejando el hogar paterno con la promesa de enviar remesas que les permitan, a quienes se quedan, sobrevivir. Ese hogar solo invertirá productivamente si desde el país vecino le llega la propuesta de quien está allá de invertir en algún pequeño negocio con la esperanza de al regresar, tener un lugar donde trabajar y poder sostenerse económicamente.
Por otra parte, en los hogares que no reciben remesas los porcentajes de hogares con ciclo de vida joven son parecidos al que tienen los hogares de ciclo avanzado alrededor del 50% para cada uno, para ambos años de interés y para el medio rural y urbano, se  comportan de la misma manera (ver cuadro anexo no. 8).

  • Nivel de escolaridad.

          En cuanto a la variable escolaridad de los jefes de hogar, se puede observar que para el año 2000 el nivel de escolaridad es mayor para las mujeres en el medio urbano mientras que en el medio rural los hombres son quienes tienen los porcentajes más altos. De igual manera se observa en el cuadro no. 5.17 que en el medio rural el nivel de escolaridad para los jefes de hogar llega hasta secundaria tanto para hombres como para mujeres,  para el medio urbano se tiene un 16.9% de hombres jefes de hogar con nivel de bachillerato.
Para el año 2004 se reduce el porcentaje de jefes de hogar sin escolaridad tanto en el medio urbano como en el medio rural, los niveles de escolaridad aumentaron pues ahora ya se cuenta con porcentajes de jefe de hogar que son profesionistas, en general los niveles de escolaridad aumentaron en todas las categorías tanto para el medio  urbano como para el  rural como se observa en el  siguiente cuadro.

  • Condición de actividad.

          En este aspecto se observa que para el año 2000 los activos tenían un mayor porcentaje de hogares con miembros activos sobre todo para el medio rural, sin embargo para 2004 la situación cambia, pues la distribución se vuelve más similar principalmente para el medio rural donde el porcentaje de hogares con miembros activos y no activos se acerca al 50% tanto en el medio rural como en el medio urbano. Una de las posibles causas es porque la migración ha aumentado y recordemos que por lo general quienes migran están en los grupos de edad productiva. Por otro lado el envejecimiento de la población ha aumentado por lo que la población se vuelve cada vez más dependiente y la población productiva se va reduciendo.

  • Ingreso mensual por remesas.

          Como vemos el ingreso mensual por remesas ha aumentado de 2000 a 2004, también sobresale que en el  medio urbano se tiene un mayor ingreso de remesas para ambos años de estudio. Esto puede deberse a que con los cambios en el patrón migratorio quienes más migran son los individuos del medio urbano y por lo tanto, se tiene una  mayor migración de personas de las ciudades, con ciertas características demográficas y económicas razón por la cual  las remesas se concentrarán en estos lugares, como lo podemos observar en el cuadro no. 5.20.

Hasta aquí podemos concluir con los datos presentados que quienes presentan mejores condiciones en el aspecto tanto social, económico y demográfico son los hogares que reciben remesas y que se encuentran en el medio urbano principalmente. Es decir que en el medio urbano, con localidades más numerosas, es donde se encuentran los hogares con mayor porcentaje de recepción de remesas, la etapa del ciclo de vida de estos hogares es joven, el tamaño del hogar es más pequeño, los jefes de hogar son más jóvenes lo que tiene que ver con el ciclo de vida, los hogares que predominan son los nucleares, etc.  De tal forma que las remesas tienen una importante presencia en las economías de los hogares pero también, el medio refleja situaciones distintas en los diferentes aspectos observados. De manera general podemos decir entonces que las condiciones para que se invierta productivamente en los hogares receptores de remesas están dadas.