Rocío Esthela Urías Urías
Juan Manuel Mendoza Guerrero
Eduardo Meza Ramos
En las últimas tres décadas la agricultura ha regresado a formar parte de  la agenda de desarrollo de muchos países. En la actualidad son notables los  cambios en los sistemas de producción tradicionales en pos del desarrollo  económico, sin embargo las reestructuraciones que directa e indirectamente se  desprenden de la lógica del capital, han causado fisuras sobre la sociedad del  campo, la cual actualmente se encuentra en medio de contradicciones frente al  modelo de producción capitalista.
  La importancia de la agricultura y la abundancia de recursos naturales en  muchos países y en México, se encuentra ahora inmersa dentro de una nueva  lógica productivista a favor del incremento de la producción de biocombustibles  en respuesta a las exigencias internacionales por reducir las emisiones de  Gases Efecto Invernadero (GEI), sustituir paulatinamente las escasas reservas  de petróleo y proporcionar un desarrollo económico a la agricultura rural a  través de su incorporación a este nuevo “negocio verde”, al cual muchos lo han  denominado como un “bioimperialismo”.