POBREZA, DESARROLLO Y POLÍTICA SOCIAL EN MÉXICO

Hilario Barcelata Chávez

PROGRESO SOCIAL EN MÉXICO 1980-2000

La hora de evaluar
Hay una hora para cada cosa, dice sabiamente la Biblia. En México es la hora de evaluar el desarrollo nacional. La hora de hacer un corte de la situación económica y social de la nación. No sólo por haberse cerrado el siglo y el milenio, sino por haber terminado la larga "dictadura perfecta" del "partido casi único". Si bien algunos actores políticos ya han adoptado, apresuradamente, una postura para confirmar lo que ideológicamente querían confirmar, la hora de evaluar significa análisis cuidadoso y desprejuiciado.
Si bien la hora de evaluar dio inicio hace varios meses, probablemente un año o más (el 2 de julio del 2000 podría estar marcando la fecha clave), desde hace algunas semanas disponemos de dos piezas de información indispensables para realizar tal evaluación: los resultados detallados y definitivos del XII Censo General de Población y Vivienda del 2000 y la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos del 2000 (ENIGH2000). En las pasadas entregas de esta columna (6 y 20 de julio) he analizado algunos de los datos fundamentales de estas fuentes y de algunas otras. En la primera de ellas ("Bienestar Social en México al fin del Milenio") analicé la evolución, desde 1970 a la fecha, de las magnitudes de las pobrezas educativa, de vivienda y sus servicios. En la segunda de ellas ("Ingreso de los hogares al fin del milenio") analicé la evolución de los ingresos de los hogares, contrastando los resultados a partir de la ENIGH2000 y de las cuentas institucionales del Sistema de Cuentas Nacionales. Hoy continúo esta línea de análisis abordando lo que junto con los distinguidos profesores Sen y Desai he llamado el progreso social ( véase Meghnad Desai, Amartya Sen y Julio Boltvinik, Índice de Progreso social. Una Propuesta, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, UNAM, México, 1998, 148 pp.).

El progreso social
En el citado libro propusimos un sistema de evaluación del progreso social que superara las limitaciones del PIB per cápita y se centrara en el bienestar de la población. El sistema de evaluación tiene dos componentes: el Conjunto de Oportunidades para el Bienestar Social (COBS) y el Conjunto de Realizaciones. Yo desarrollé el primer componente, concebido como la medición de las potencialidades que, para el desarrollo humano, brinda la sociedad. El profesor Desai desarrolló el segundo, que aspira a medir los logros y privaciones efectivamente alcanzados, tanto en la calidad como en la cantidad de la vida, con el nombre de índice de bienestar vital. Lo que hoy presento es la parte fundamental del COBS aplicado para México en el periodo 1980-2000.
Para el desarrollo del conjunto de oportunidades partí de las siguiente premisa que compartieron mis coautores en gran medida: "Cualquier indicador de desarrollo debería revelar lo que expresa el PIB (a pesar de sus limitaciones): cuántos medios de bienestar somos capaces de producir -o estamos produciendo actualmente-, cuánto hemos avanzado en arrancar a la naturaleza lo que necesitamos, cuánto nos hemos apartado del reino de la escasez para entrar en el de la abundancia" (p. 55). El desarrollo del índice estuvo guiado por los siguientes lineamientos metodológicos: 1) debemos empezar con el PIB per cápita; 2) debemos tomar en cuenta la cantidad de trabajo necesario para generar el PIB, o su inverso, el tiempo disponible para el trabajo doméstico, la educación, la recreación y el descanso; 3) debemos introducir la dimensión distributiva (cómo están distribuidos los medios en la sociedad).

¿Ingreso nacional Disponible o Consumo Total?
La aplicación práctica la he venido haciendo (véase, por ejemplo, Julio Boltvinik, "Welfare, inequality and poverty in México", ponencia presentada al 35 Congreso del International Institute of Sociology, Cracovia, Polonia, julio del 2001) a partir no del PIB per cápita sino del Ingreso Nacional Disponible (IND) por varón adulto equivalente. El IND es mejor indicador que el PIB porque excluye el ingreso de los no residentes en el país y el consumo de capital (la depreciación). El IND es igual al consumo privado (es decir, al que llevan a cabo los hogares y las instituciones no lucrativas que están a su servicio) más el consumo público (el gasto gubernamental, excluyendo la inversión) y el ahorro neto. Dado que la incidencia del ahorro neto en el bienestar es indirecta y a mediano plazo (en la medida que se transforme en inversión) en los cálculos que hoy presento he preferido excluirlo, lo cual me permite quedarme con el concepto de consumo total (que muchos economistas defenderían como el mejor indicador de bienestar).
Medir los medios disponibles (tamaño del pastel) por adulto o por varón adulto equivalente permite homogeneizar la unidad de necesidades, ya que los bebés, por ejemplo, tienen menores necesidades que los adultos. Así el consumo total por población equivalente expresa la disponibilidad de medios directos de bienestar por persona equivalente.
Para medir la distribución utilizo el coeficiente de Gini de la distribución del ingreso de los hogares. Para poder construir la serie desde 1980 (año para el cual utilicé los datos de la ENIGH de 1977) fue necesario adoptar el Gini del ingreso monetario y no del ingreso total, porque la ENIGH77 sólo proporciona el monetario.
El cobs tal como lo he planteado en otras ocasiones incluye indicadores de tiempo disponible y de educación (uno de logros medios y otro de distribución para cada uno). Estos cálculos, sin embargo, no los he actualizado para el 2000 por lo cual no los presento en esta ocasión.

Oportunidades estancadas
La grafica presenta la evolución de cuatro indicadores, año con año, en el periodo 1980-2000: 1) el consumo total (consumo privado más consumo público) por población equivalente (CTPE); 2) el consumo privado por población equivalente (CPrPE); 3) el consumo público por población equivalente (CpuPE); y 4) el consumo total igualitario por población equivalente (CTIPE), que se obtiene multiplicando el CTPE por la igualdad en la distribución, que es igual a (1-G). Salvo la omisión del tiempo libre y de los logros educativos, el CTIPE refleja la evolución de las oportunidades para el bienestar social.
El valor de cada indicador en 1980 se ha hecho igual a 100. El valor en cualquier año es la comparación con el valor en 1980, de tal manera que los valores mayores a 100 expresan que en ese año el indicador fue más alto que en 1980.
La evolución del consumo público por población equivalente es diferente que la de su similar privado. Mientras CprPE cae muy por debajo de 100 en prácticamente toda la década de los ochenta, no ocurre lo mismo con el CpuPE cuyo valor más bajo es 99 durante dos años. El indicador privado muestra mayores fluctuaciones y tiene una muy fuerte recuperación en los últimos tres años que lo hace cerrar por arriba del consumo público. Podríamos resumir esta diferencia diciendo que el mercado ha sido más vulnerable a las crisis que el Estado.
El consumo total por población equivalente cierra en 108, sólo 8 por ciento por arriba del valor en 1980 y menos de 3 por ciento por encima de 1981. Diecinueve años para un crecimiento en los medios de 3 por ciento por persona equivalente es un logro muy magro y que se explica por el crecimiento muy fuerte en el 2000, ya que en 1999 su valor era todavía de 101, por debajo del valor de 1981. La economía mexicana ha sido incapaz de crecer, lo cual es particularmente grave si tomamos en cuenta que el entorno externo, particularmente el crecimiento de la economía estadounidense, fue notablemente favorable, y excepcional, en la década de los noventa, en la cual el CTPE creció en sólo 12.5 por ciento.
Cuando además introducimos la dimensión distributiva, llegando así a nuestro indicador final (salvo las omisiones antes mencionadas) de oportunidades para el bienestar, es inevitable concluir que las oportunidades para el bienestar son hoy menores en más de 6 por ciento a las de 1981. El CTIPE del año 2000, si bien es 6 por ciento superior al de 1980, está por debajo en siete puntos del nivel de 1981. Pero más importante aún, se mantuvo por debajo del nivel de 1980 desde 1986 hasta 1999. En toda la década de los noventa el CTIPE crece en 9.3 por ciento, la mayor parte del mismo logrado en el año 2000, ya que en 1999 todavía era sólo 2 por ciento mayor al valor de 1990. las expectativas para un modelo que fue incapaz de hacer crecer las oportunidades para el bienestar social en una década excepcional del entorno mundial, son muy graves ahora que ese entorno se deteriora rápidamente.

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