VITAL RESOURCE

Elizabeth Barrascout

1.9  Zona de pobreza /  Zona de riqueza

            En la vida nos encontraremos en todo momento con maestros,  maestros de la vida.  Personas,  circunstancias,  eventos, tiempo, naturaleza: todo se dispondrá a nuestro favor para darnos lecciones de vida.  Algunos sabremos aprovecharlo,  otros no,  según los ojos del entendimiento estén abiertos o cerrados.
            Lo cierto es que las grandes respuestas de la vida,  están dentro de nosotros mismos,  y esto nos obliga a ser introspectivos y tratar de ver màs allá de lo que nuestra vista común puede ver.
            De acuerdo a  estudios científicos,  nuestra mente consciente alcanza apenas entre el 2% y el 5%  de nuestra capacidad cerebral.  El resto está en el subconsciente.  ¡Imaginemos la capacidad inherente que hay en el ser humano,  si con este porcentaje está navegando en el universo,  está construyendo naves asombrosas que viajan por aire, mar, tierra y espacio,  duplica los colores de la naturaleza plasmándola en lienzos maravillosos,  llega a la profundidad del misterio de la vida,  compone las màs excelentes melodías y tiene la capacidad de resolver las ecuaciones matemáticas  màs complicadas!
            ¿Dónde habita entonces la pobreza y dónde está la riqueza?
            En nuestro ser interior.
            “…donde esté tu tesoro,  ahí va a estar tu corazón…”1
            Como vimos al inicio de esta primera unidad,  somos hijos del Creador de todo lo que existe y El nos comunicó su naturaleza pues nos hizo conforme a su imagen y su semejanza.  Por consiguiente, llevamos en la sangre el potencial de construir la vida que deseemos construir para nosotros mismos,   de ser personas exitosas,  prósperas, de vivir en abundancia sin escases,  desarrollándonos con inteligencia en todo lo que emprendamos en la vida, pues “de tal palo,  tal astilla”.2
            Todas nuestras acciones tienen su origen en el ser interior: ahí se concibe la idea, se planifica, se determina si se llevará a cabo o no.  En el ser interior,  en el alma, habita el mayor tesoro del que fuimos dotados: la voluntad del qué hacer.  
El màs grande enemigo al que se enfrenta el ser humano, es a él mismo.  Dentro de cada vida se atesora la pobreza o la riqueza,  sea tangible o intangible, y el único impedimento que existe y que razonablemente imposibilita al ser humano para alcanzar sus sueños,  es su propia voluntad.

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