DIVERSIDAD CULTURA Y SALUD

Ma. Guadalupe Ojeda Vargas
Nicolás Padilla Raygoza
María de Guadalupe Navarro Elías

Análisis de confiabilidad del inventario de estrés parental en un escenario: rural-marginado.

Morales-Villegas R v1ktor182@hotmail.com
Montelongo-Rodríguez
Haro-Cabrero

Introducción

La niñez es una etapa crucial en el desarrollo humano, producto de diversos y profundos cambios a nivel físico, social y psicológico. En nuestro país existe una importante incidencia de psicopatología en la población infanto juvenil.
El concepto de salud mental constituye una denominación que hace énfasis en los aspectos preventivos de las enfermedades y alteraciones mentales. La salud mental es un proceso evolutivo y dinámico de la vida. En este proceso intervienen múltiples factores: como un normal desarrollo neurobiológico, factores hereditarios, la educación familiar y escolar, el nivel de bienestar social, el grado de realización personal y una relación de equilibrio entre las capacidades del individuo y las demandas sociales.


Las actuales políticas en salud están orientadas a la prevención de trastornos y la promoción de un adecuado desarrollo, objetivos cuyo logro comienza con la identificación de factores de riesgo de trastornos mentales, así como de factores protectores. (Haquin F., 2007)
Según estudios nacionales e internacionales se estima que la prevalencia de trastornos psiquiátricos es de un 15% a 30% de la población menor de 18 años de edad. A pesar de esto, la problemática sólo ha sido abordada focalizando la atención en los pacientes que presentan psicopatología, sin considerar la atención a nivel primario; el contexto familiar y los factores protectores y de riesgo en salud mental.


La Organización Mundial de la Salud (2003, 2005) calcula que 450 millones de personas en el mundo padecen alguna forma de trastorno mental, que les genera sufrimiento e incapacidad. Aproximadamente de 121 a 150 millones de ellos sufren depresión; entre 70 y 90 millones padecen trastornos por el abuso de alcohol o diversas drogas; de 24 a 25 millones sufren esquizofrenia; 37 millones tienen demencia, un millón de personas se suicidan cada año y entre 10 y 20 millones intentan suicidarse.


Una de cada 4 familias se verá afectada por algún trastorno mental en su vida según estadísticas de la OMS, publicadas en 2001 (Valencia, 2007).
Si aunado a esto tenemos en cuenta las poblaciones en particular riesgo como lo son las poblaciones indígenas, los refugiados, los niños de la calle, las mujeres abusadas que enfrentan situaciones que significan un perjuicio para la salud mental. Estos grupos enfrentan violaciones de sus derechos humanos al tiempo que su acceso al tratamiento es muy limitado.
Un factor que vale la pena resaltar son las marcadas diferencias en sus indicadores de desarrollo. Estos factores son  Tenemos poblaciones totalmente distintas por un lado la población urbana y occidentalizada y por otro todos aquellos pueblos indígenas en donde es inevitable no distinguir la inequidad en su estado de salud y en términos del servicio de salud mental pareciera estar olvidado para estas poblaciones (OPS, 1998).


Por otra parte, la salud mental está estrechamente ligada a la preservación de la identidad étnica, a la viabilidad de las formas tradicionales de organización social, y a la sustentabilidad de las formas de uso y manejo de los recursos naturales, de los que dependen los sistemas de vida rural campesina. Estas dimensiones de la vida comunitaria son determinantes de los recursos personales, familiares y comunitarios con que cuentan los pueblos indígenas para la prevención y atención en salud mental.


La atención a la salud mental de los pueblos indígenas está condicionada por la carencia de recursos suficientes de salud mental en América Latina, y por el escaso conocimiento de sus prácticas de salud y de las formas en que se expresan sus padecimientos emocionales dentro de sus sistemas culturales. En los sistemas de salud, los escasos servicios de salud mental disponibles están dominados por conceptos occidentales y formas de atención orientadas a la población urbana.

La pobreza está asociada con la alimentación inadecuada y la falta de saneamiento e higiene que conducen al aumento de las infecciones y retraso del crecimiento en los niños. La pobreza también se asocia con una pobre educación materna, el aumento del estrés en la madre y depresión y la estimulación inadecuada en el hogar. Todos estos factores afectan negativamente el desarrollo del niño (figura 2). Pobre dentro del desarrollo y el aislamiento lleva a bajo rendimiento académico, que se agrava aún más por las escuelas inadecuadas y apoyo a las familias pobres (debido a las dificultades económicas, y el poco conocimiento y apreciación de los beneficios de la educación).

Para que el niño tenga un desarrollo positivo es esencial que entre el lactante y su madre (u otra persona que lo cuide) exista un fuerte vínculo creado por la estimulación psicosocial. La formación de ese vínculo en las primeras fases de la vida es un paso esencial que sienta las bases para el posterior desarrollo cognitivo, emocional y social.

En los seres humanos, las variaciones en la calidad de la atención materna pueden producir cambios duraderos en la reactividad al estrés, la ansiedad y la función de memoria en la descendencia  (Grantham-McGregor, 2007).
La alimentación y la prestación de otros cuidados ofrecen oportunidades de estimulación psicosocial y ayudan a establecer vínculos positivos entre el niño y quienes lo cuidan.

En situaciones de crisis alimentaria, muchas veces las personas que cuidan al niño no pueden ofrecerle estimulación psicosocial debido a su propia mala salud física o mental. La falta de estimulación psicosocial tiene consecuencias adversas para el desarrollo (cognitivo, motor y lingüístico) y la salud mental del niño (OMS, 2006).

Dentro de algunos estudios en países desarrollados se han identificado tres aspectos de la crianza de los hijos que están constantemente en relación con la competencia cognitivo y socio-emocional de niños pequeños: la estimulación cognitiva, la sensibilidad del cuidador primario la capacidad de respuesta para el niño, y la carga afectiva del cuidador primario (calor emocional o rechazo hacia el niño). El efecto de estos factores es sensible a los factores contextuales como la pobreza, valores y prácticas culturales. Sin embargo, estas dimensiones dentro de la crianza  afectan a los niños de los países desarrollados y a los que se encuentran en vías desarrollo de manera similar. (Walker, 2007)

En estudios realizados en Chile, Colombia, India, y Sudáfrica, la sensibilidad materna se asoció con un apego infantil más seguro, y a mayores niveles de capacidad de respuesta materna se asocia con la capacidad cognitiva infantil más alta y se redujeron los niveles de problemas de conducta en niños en edad preescolar. Los estudios de intervención de Brasil y Sudáfrica, que promovieron la sensibilidad materna y la capacidad de respuesta mediante el suministro de información a las madres acerca de las capacidades de sus niños pequeños mostraron mejoras a corto plazo en el comportamiento maternal.
Las tasas de prevalencia de síntomas depresivos maternos a través de países desarrollados y países en desarrollo tuvieron alcances del 3% al 60%, con tasas significativamente más altas en los países en desarrollo (por ejemplo, el 34,7% de las madres de bajos ingresos en Sudáfrica fueron diagnosticados con depresión mayor). Consistentemente con resultados de los estudios dentro de los países desarrollados, niveles reducidos de funciones cognitivas y niveles más altos de problemas de comportamiento son reportados en niños pequeños de madres deprimidas (Walker, 2007).

 

Prevalencia en Países en desarrollo

Resumen de la evidencia

Estimado del tamaño del efecto

Síntomas depresivos de la madre

17% promedio de la tasa de prevalencia entre los países, la tasa es mayor en los países en desarrollo.

Evidencia consistente de los estudios de asociación que muestra que la competencia es significativamente menor dentro del campo cognitivo y socio-emocional en niños de madres deprimidas.

Comparación de los niños de madres con síntomas depresivos con los hijos de madres sin síntomas depresivos: 0.4 -1 DE.

Estimulación cognitiva inadecuada

Sólo 10-41% de los padres proporcionan materiales de estimulación cognitiva a su hijo.
Sólo 11-33% de los padres involucran activamente a sus hijos en actividades cognitivamente estimulantes.

Evidencia consistente de estudios de intervención que proporcionando altos niveles de estimulación cognitiva o las oportunidades de aprendizaje para los niños pequeños aumentan significativamente las competencias, tanto cognitivas como socio-emocionales.
Ganancias a largo plazo documentadas mucho tiempo después de que la intervención terminó.

Los beneficios de las intervenciones al proporcionar estimulación u oportunidades de aprendizaje: 0.5 -1 DE.

Cabe destacar que el 75% de los problemas de salud mental en la edad adulta, tuvo su inicio en la edad escolar o adolescente (Lecannelier, 2008).
Los estudios recientes indican que aproximadamente uno de cada cinco niños tiene un trastorno de salud mental diagnosticable, y uno de cada 10 posee un trastorno severo que limita el funcionamiento y adaptación del niño a sus diversos contextos vitales (Costello, Foley, & Angold, 2006; Friedman, Katz-Leavy, Manderscheid, & Sondheimer, 1996). Es decir, no existe otra enfermedad que dañe de un modo tan significativo, la vida de los niños como los problemas de salud mental infantil (Lecannelier, 2008).
Menciona la Organización Panamericana de la Salud (1998) referente a las marcadas diferencias entre los sistemas indígenas y occidentales de conceptualización y clasificación de los trastornos mentales hacen evidente la necesidad de definir equivalencias entre ambos sistemas. Igualmente, estas diferencias ponen de manifiesto la necesidad de apoyar estrategias de intervención basadas en los sistemas socioculturales indígenas, que permitan apoyar los recursos comunitarios para la salud mental y establecer una relación entre los sistemas comunitarios e institucionales de salud, en los casos que requieran intervención externa.

También debe considerarse que es mayor el número de personas en el mundo que viven en factores comunes de pobreza, marginación estrés psicosocial, desilusión, desesperanza y con dificultades de recibir atención respecto a su salud mental. (Valencia, 2007).

Con la finalidad de mejorar la salud mental de la población del mundo la OMS ha desarrollado diversas estrategias y recomendaciones entre las cuales se encuentran: Involucrar a las comunidades, a las familias y a los usuarios, así como evaluar la salud mental comunitaria (ídem).

Por ello, en la práctica médica general y en los programas de vigilancia de la salud mental en la comunidad, se requieren instrumentos sencillos, confiables y válidos para la detección y el tratamiento oportuno de las alteraciones psicopatológicas (Caraveo-Anduaga, 2002).

Aunque existe una abundante literatura en el campo de la salud y de la psicología social que han documentado la relación entre estrés e inadaptación entre adultos como puede ser depresión y salud física, relativamente pocos estudios han especificado la relación del estrés parental y el desarrollo infantil, los cuales afirman que las variables contextuales dentro de la familia entre los que se encuentran problemas financieros o la discordancia marital podrían afectar dramáticamente el funcionamiento de los padres y sus interacciones con su propios hijos. El estrés en el sistema familiar durante los primeros tres años de vida es especialmente crítico en relación al desarrollo emocional-conductual del niño y en la relación de este con el padre (Zarate, 2006).
Karlen (2004) considera el efecto bidireccional, en el cual los problemas de conducta de los niños predicen el estrés parental, que a su vez predice los problemas conductuales de los niños, mostrándose que si los efectos son bidireccionales, reduciendo así los problemas conductuales de los niños, debería existir una reducción del estrés parental

El estudio del estrés da a los investigadores un grano angular para enfocar los elementos estresantes, extra o intrafamiliares, que pueden trastornar el funcionamiento de los padres y de ahí tener un impacto sobre el ajuste del niño.

Abidin (1992) concluye que la percepción de apoyo del padre es una variable importante para explicar el estrés de la crianza de la madre. Se conoce que la percepción de la conducta del niño se modifica por los niveles de estrés y al mismo tiempo esta percepción distorsionada interviene en la calidad de la interacción madre-hijo.

En la Psicología, estrés suele hacer referencia a ciertos acontecimientos en los cuales se encuentran situaciones que implican demandas fuertes para el individuo, que pueden agotar sus recursos de afrontamiento.
La falta de adaptación a la pareja y a la paternidad, puede llevar a ambos sobre todo a la madre, a experimentar su maternidad como una actividad estresante afectando su socialización y en mucho de los casos la salud de la madre, por tal motivo es de vital importancia que se analice el impacto que el ejercicio de la crianza de los hijos puede tener sobre la madre y ésta en su impacto en el desarrollo. Los eventos de vida estresantes tienen efectos sobre la relación funcional padres-niño, incluso el estrés familiar se ha enfatizado como un correlato propio de la psicopatología infantil y de la conducta inadecuada de los padres (Peña, 2003).

Basándose principalmente en el modelo de crianza de Richard R. Abidin (1990) es supuesto que los estresores son aditivos y multidimensionales en origen y clase. Las fuentes de estrés van desde eventos de vida estresantes como la muerte de un familiar, hasta los sentimientos subjetivos de las madres por sus responsabilidades de la crianza.

En el entendimiento del microambiente familiar del niño de la zona rural, el comportamiento de la madre es un factor fundamental pues sabemos que en esas áreas la madre es el cuidador principal del niño.

Objetivos

Contar con un instrumento confiable para evaluar el estrés parental en mujeres madres de familia que viven en contextos marginados, que en estudios en otros países ha demostrado ser útil para detectar situaciones de riesgo en salud mental en el ámbito familiar y crianza.

Material y Métodos

Inventario de Estrés Parental de Abidin (IEP)
El inventario utilizado (IEP) es una herramienta que provee de información de las características de la madre y el hijo que puedan ser generadoras de estrés, incluye además del estado anímico, el estilo de autoridad y la autopercepción como pareja, una evaluación de la manera en la cual la madre percibe al niño y un reporte de socialización. Se considera que la interacción madre-padre y la socialización de la madre se relacionan con la depresión y constituyen así las variables subyacentes, mientras la percepción de la pareja y la autopercepción constituyen las variables intermedias. El comportamiento resultante o producto del estilo de autoridad como variable próxima se refiere a la forma en la cual la madre percibe a su niño. Esta evaluación incluyó trece subescalas obtenidas del Índice de Estrés de la Crianza elaborado por Abidin y colaboradores (Vera, 1992), la cual se califica en base a una escala de cinco puntos. Éste es un instrumento que mide el grado de estrés que ejerce la crianza, ofreciendo información de las características de la madre y el hijo según la percepción de la madre hacia el niño y hacia sí misma. Este instrumento en la actualidad consta de tres dimensiones: del niño (47 reactivos), de los padres (54 reactivos) y estresores vitales (19 reactivos, opcional). Siendo un total de 101 reactivos, según la versión final (Abidin, 1992).

En esta investigación se utilizó un instrumento modificado donde fueron aplicados 73 reactivos, éstos agrupados en 13 subescalas que son distractibilidad (7 reactivos), reforzamiento (4 reactivos), humor (5 reactivos), aceptancia (6 reactivos), adaptabilidad (11 reactivos), demanda (4 reactivos), competencia (5 reactivos), apego (4 reactivos), restricción (4 reactivos), depresión (6 reactivos), relación con el esposo (7 reactivos), aislamiento (6 reactivos), salud (4 reactivos). Los reactivos se responden en una escala Likert de 5 puntos (Vera, Domínguez, Vera y Jiménez, 1998).
El instrumento fue aplicado de manera individual por cuatro psicólogos entrenados previamente en el Inventario de Estrés Parental. A pesar de que la hoja del formato tiene indicaciones de aplicación, la entrevista se realizó de manera semi-estructurada. Por lo tanto, se requirió el dominio del formato para que se realizara de manera espontánea y en forma de plática, sin olvidar ningún reactivo. Es importante que la madre esté dispuesta a colaborar y dedicar el tiempo necesario para responder, es decir, dejar a un lado las actividades que se encuentre realizando, se siente cerca del entrevistador y de preferencia esté sola; en el lugar que ella determine.

Para esta investigación se eligió Cuatlamayan, una comunidad indígena perteneciente al municipio de Tancanhuitz de Santos de la región huasteca del estado de San Luis Potosí, debido a que cumplió con los requisitos, tanto de nivel socioeconómico bajo como ser una población rural. Participaron voluntariamente  36 madres en estudio.

Resultados y Discusión

La consistencia interna se midió con el coeficiente de confiabilidad alfa de Cronbach, en la dimensión de madres de Cuatlamayan y se obtuvo una consistencia interna con valor de .797, en la dimensión de los niños .823 y en la escala total de .882.

Conclusiones

Se encontró un alto nivel de confiabilidad, similar a algunos otros estudios incluyendo a Vera (2010) en el cual en un estudio con 120 madres del estado de Sonora, para el Inventario de Estrés Parental (IEP) obtuvo un alfa de .71, por lo tanto se recomienda ampliamente su uso en futuros estudios que involucren contextos indígenas y comunidades marginadas como un instrumento de screening en el ámbito de salud mental comunitaria.

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