2.5.2. La verdad en el ámbito social

Construir una sociedad con principios de verdad, es casi un ideal imposible, pero no se trata de evitar que haya mentiras, sino de construir relaciones de confianza, que nos ayuden a integrar nuestra persona, con la de otras. Sólo de esta forma, construimos ambientes agradables para vivir.

Para lo anterior, establecimos un caso hipotético que rescata la manera de pensar de los padres de familia delante de los hijos.

El caso que establecimos fue el siguiente: Imagina que en la empresa donde trabaja tu papá o tu mamá, su jefe o algún mando superior está cometiendo un fraude contable y se está quedando con las ganancias, sin que el dueño o accionista de la empresa se de cuenta. ¿Cuál crees que sea el criterio de tus padres frente a la situación?

Las respuestas de los alumnos fueron:

Hay situaciones en la vida cotidiana, en donde nos involucramos a veces de manera involuntaria, y en donde decir la verdad resulta arriesgado, porque implica dar a conocer situaciones no éticas, no conveniente, que afectan los intereses de otras personas.

A pesar de lo anterior, más de la mitad de los alumnos coincidió que sus papás serían capaces de denunciar el hecho, y tener la valentía de decir la verdad. Esto nos indica que el valor de la verdad no pasa desapercibido, sino que tiene una clara repercusión en la situación concreta de la vida diaria. Ninguno cree que sus papás se quedarían callados ante las represalias de nadie.

Quienes estamos involucrados en el ambiente preparatoriano, nos damos cuenta que es cierto, los jóvenes no permiten una mentira, aunque los paradójico es que son muchas veces expertos en decirlas, y aunque en algunas ocasiones les cuesta denunciar el hecho, cuando les toca a sus intereses personales, no les importa ninguna represalia, para sacar a la luz la verdad.

Sócrates en la apología escrita por Platón, pretende persuadir a los atenienses que es preferible morir por decir la verdad, que ser liberado y ser la burla de todos.

La búsqueda de la verdad, crea un ambiente de compromiso, ciertamente que rompe con la tranquilidad que pretende el hombre buscar. Sócrates dice que el mayor bien para un hombre es tener conversaciones acerca de la virtud y de otros temas, cuando nos examinamos nosotros mismos y los demás (Apología de Platón, 38 a, pág. 45), no es una realidad que nos mantenga estáticos, por tanto, tener el valor de decir la verdad, implica superar nuestra relación de convencionalidades y comenzar a construir un mundo de compromisos.

En otra parte del texto dice: Hay muchos medios para evitar la muerte a cualquier, si se tiene la osadía de hacer y decir cualquier cosa. Pero no es difícil evitar la muerte, más difícil es evitar el mal. Dirigiéndose a los atenienses dice, “Ahora yo voy a salir de aquí condenado a muerte por ustedes, pero ustedes, serán condenados por la verdad, culpables de perversidad e injusticia” (Apología de Platón, 39 a, pág. 47)

En la actualidad esta valentía de Sócrates parece no tener efecto en la realidad del hombre actual, mucho menos para los jóvenes de preparatoria, que ante la siguiente pregunta: Sócrates hace mucho tiempo prefirió morir por decir la verdad, que ser rescatado por sus discípulos para liberarse de morir. ¿Serías capaz de morir por decir la verdad?; las respuestas fueron las siguientes:

Las respuestas son evidentes, nadie cree que se pueda morir por la verdad, sea un ideal del mundo contemporáneo.

Al contrario, morir por la verdad dependerá de la situación, o de la fama que se pueda adquirir a partir de éste hecho.

En nuestra sociedad hay una desconfianza generalizada en las relaciones humanas, no es tan sencillo construir estas realidades. La construcción social de nuestra realidad se encuentra simulada por convencionalidades sociológicas, que impiden que la persona se desarrolle integralmente. De aquí de la importancia que tiene la educación para tratar de formar a los educandos bajo el principio de la verdad.